Narra _______:
-¿Sabes quién era el padre?
Miré a Valeria con sorpresa. De todo lo que le dije, ¿eso fue lo único con lo que se quedo? Aunque no debería estar sorprendida. Valeria veía el mundo con otros ojos. A veces parecía la persona más distraída del mundo y en otras ocasiones parecía ser la única que prestaba realmente atención a lo que sucedía a su alrededor. Nunca pensé en el padre.
Mentira.
Lo hice, pero Emma se negó a hablar al respecto. Cuando le pregunté si él se haría a cargo, se rio de una forma tan amarga que decidí no seguir insistiendo. No sabía ni siquiera su nombre. En más de una ocasión me dio a entender que él nunca tomaría la responsabilidad. Su renuencia para hablar sobre él me hizo pensar que probablemente ya sabía sobre el embarazo.
Y probablemente él mismo se encargó de alejarse por completo del asunto.
-A Emma no le gustaba hablar de él- finalmente respondí -Creo que no quiso hacerse cargo.
-Bastardo- Valeria murmuró con el ceño fruncido -Detesto pensar en lo que eso debió ser para Emma.
-No importó- me enderecé sobre mi asiento -Ella me tenia a mi.
Valeria sonrió ligeramente.
-Claro, por supuesto que te tenía. Ustedes siempre fueron muy unidas, no me lo imagino de otra manera.
Su comentario me pegó duro. Mis hombros cayeron y miré hacia otro lado a sabiendas de que Val sabría que algo estaba mal con solo una mirada.
-Ya no somos unidas- mi voz tembló -Creo que... Oh, Val, creo que ella me odia.
Valeria se acercó y tomó mi mano helada entre las suyas. No me importó el terror que sentía cuando alguien me tocaba como sucedía desde que me atacaron. No con ella.
-No me imagino un solo universo en el que Emma no te adore. Es imposible.
Mi corazón se estremeció.
-Le hice daño- susurré -Un par de semanas después del accidente... yo...
-¿Qué sucedió? ¿Discutieron?
Cerré mis ojos en un intento por no llorar.
-No. De hecho, ella no dijo ni una sola palabra. No habló con nadie en casi dos semanas. Entonces... - inhalé con brusquedad -Ella hizo algo horrible.
Nunca le dije esto a nadie. Ni siquiera a Zayn. Tal vez era por el hecho de que él nunca la conoció. Tal vez fue porque era un secreto tan intimo que decidí olvidarlo, bloquearlo de alguna forma de mi mente, porque cuando sucedió... ni siquiera el accidente me dolió tanto como lo que hizo Emma. O lo que intentó hacer.
-Emma intentó suicidarse.
De hecho, si cerraba los ojos, aun era capaz de verla sobre esa cama, con los brazos extendidos a sus costados, empapados de sangre. Mis pesadillas se encargaban de proyectar esa clase de imágenes en mi cabeza casi todas las noches.
Después de todo, fui yo la que la encontró así.
Por un rato, ninguna de las dos dijo nada. Entonces, tan gentil como siempre, Valeria me rodeó con sus pequeños y delgados brazos. Me abrazó con cuidado de no lastimar mis costillas magulladas. Me abrazó con tanta ternura que, por un momento, sentí mi corazón adolorido ser cubierto por una suave tela aterciopelada con cariño. Me recargué sobre su hombro y dejé que ella se encargara de sostenerme por unos minutos. Era tan pequeña y frágil, sin embargo, siempre fue capaz de sostenerme cuando más lo necesitaba.
-Pensé que la había perdido- susurré -. Estuvo tan cerca.
-Lo siento tanto- dijo en voz baja, pero sin atreverse a temblar -Lo siento tanto, _______:
-Estuvo tan cerca- repetí.
Se alejó de mi y limpió mis lagrimas en un gesto tan intimo. Tan profundo. Durante años, hicimos eso la una por la otra. Durante años, solo nos cuidamos. Como si fuéramos realmente hermanas.
-No fue tu culpa- dijo con determinación, como si supiera de antemano lo que llevaba meses pensando.
-No lo sabes- negué con la cabeza -Un día antes de que lo hiciera, la visité. Sentía demasiado. Quería desahogarme, quería que ella se desahogara conmigo. Quería hablar sobre su aborto involuntario. Pero ella no me hablaba, ni siquiera se atrevía a mirarme. Fue como si hubiera decidido apartarme de su vida. Se sintió de esa forma. Siempre temí que ella me ignorara, siempre deseé, con tanta fuerza, su cariño. Cuando me trató de esa forma... Yo... enloquecí. Estábamos las dos solas cuando sucedió. Le pedí, le supliqué que me mirara, que hablara conmigo. Pero solo me siguió ignorando. De cierta forma, exploté. Le dije cosas terribles. Incluso....
A este punto, los sollozos no me dejaron terminar. Valeria volvió a abrazarme, esta vez con más fuerza. Ni siquiera me importó que mis costillas magulladas gritaran en protesta.
-Valeria, fui horrible con ella- dije contra su hombro -Le dije que tal vez ella... que ella...
-Esta bien- Valeria me sostuvo -No tienes que decírmelo.
Pero yo no podía guardarlo por más tiempo.
-Le dije que tal vez no parecía importarle porque ella... porque tal vez ella había planeado el accidente.
Valeria se tensó.
-No lo dije enserio- dije rápidamente, como un niño que desea retractarse tan pronto dice algo -No lo dije enserio. Solo seria que me mirara. Solo quería una reacción. Y la obtuve. Al día siguiente la encontré desangrándose en su cama.
-Oh, Dios- Valeria murmuró -Por Dios.
Lloré por varios minutos. Ni siquiera con Zayn me había soltado tanto. Este secreto era el que más me avergonzaba, el que me arrollaba con una culpa incontrolable. Ese era el secreto en el que ni siquiera deseaba pensar.
-Fue mi culpa- dije con voz quebrada -Fue mi culpa, Val.
Valeria no me soltó, ni siquiera cuando su camisa se empapó del hombro con mis lagrimas.
-Pero... - Valeria comenzó con cuidado, con temor -La salvaste, ¿no? La encontraste, de otra forma ella...
-Conseguí ayuda y fue internada de inmediato- le expliqué -Estaba tan... pálida. Creo que... ni siquiera quiero pensarlo.
Me estremecí ante la simple idea.
-Cuando la volví a ver, cuando estuvo... recuperada, me habló.
A este punto, Valeria no parecía seguir respirando.
-¿Qué te dijo?
-Me pidió que regresara aquí- respondí -Me pidió que me fuera.
Ni siquiera Valeria tenía una respuesta para eso.
-Lamento que hayas tenido que pasar por eso- susurró -Por todo esto.
No fui capaz de responder a eso, aunque esa voz llena de amargura respondió algo diferente en lo más profundo de mi mente. Como la acaricia de unas garras afiladas en la nuca.
Te lo merecías.
Y tampoco fui capaz de responder a eso. Porque era la verdad.
***
Mi padre me recogió un par de horas después. Estaba molesto conmigo. Pensó que llegaría a casa temprano. Pensó que aun me encontraba con Harry. No entendía porque no le había dicho que también vería a Valeria. No pensé que fuera tan necesario avisarle. Nunca fue necesario hacerlo. Sin embargo, las cosas habían cambiado.
-Un grupo de jóvenes te agredieron- me recordó con enojo -Tal vez aun quieran hacerte daño. Hasta que no consigamos que paguen por lo que te hicieron, no podrás pasear por ahí con tanta libertad como antes.
-Pero solo estaba en casa de Valeria- lo miré con confusión -En ningún momento nos alejamos de su casa.
-¡Eso no importa!- exclamó, sorprendiéndome -No quiero que salgas de casa sin nuestra compañía. No debimos darte permiso para salir, aun es muy arriesgado...
-Estaré bien- murmuré.
-Te amenazaron con hacerte daño a ti o a cualquiera de nosotros si las acusabas.
Me hundí en mi asiento.
-Viste el video- dije en voz baja.
-Tu madre lo tenía. Es parte de la evidencia- sus manos se apretaron en el volante. Exhaló con brusquedad -De haber sabido... De haberlo visto antes... No habría dejado que salieras de casa.
-No puedes encerrarme por siempre- lo miré con nerviosismo -No servirá.
Respiró con lentitud.
-No lo haré- contestó con voz ronca -Por supuesto que no lo haré. Solo... se más cuidadosa, ¿de acuerdo? No más salidas hasta que tu madre y yo consigamos poner una orden de restricción entre esas chicas y tu. No hasta que se encuentren encerradas por lo que te hicieron, ¿entiendes?
Estuve a punto de protestar, entonces noté el temblor de sus manos. La forma en la que sus piernas se movían con ansiedad. Vi la palidez en su rostro y las arrugas de preocupación que sobresalían de su frente. Hasta ese momento, no pensé en lo que él debería de estar sintiendo. En solo unos meses, estuvo cerca de perder a sus hijas en más de una ocasión. Recordarlo me hizo querer abrazarlo con fuerza, solo para recordarle que aun estaba allí, a su lado. Pero aun manejaba y pensé que ese sería un movimiento torpe, así que simplemente dije:
-Esta bien- y lo repetí para tranquilizarlo -No más salidas hasta que todo se resuelva.
No logré alejar la preocupación de su rostro, pero sus hombros se relajaron un poco y sus piernas se calmaron casi por completo. Y supuse que eso sería un avance. De nuevo, me encontré pensando en lo mucho que mis acciones no dejaban de afectar a los demás.
Ni un solo segundo de mi vida.
***
Al llegar a casa, recibí un mensaje de Zayn. Mi corazón saltó dentro de mi pecho con entusiasmo. No sabía nada de él desde el momento en el que salió de mi habitación en el hospital, incapaz de mirarme a los ojos. Su rechazo me dolió, pero más aun que no se contactara conmigo después de decidir usar el video para su caso.
Zayn: ¿Cómo te sientes?
Me encerré en mi habitación, preguntándome si sabía que había llegado a casa por estarme espiando desde su ventana. El pensamiento trajo el rastro de una sonrisa a mis labios.
Yo: Mejor.
Tardó casi media hora en responder. Cuando lo hizo, cerré el enorme libro de historia que leía y tomé mi celular con el corazón saltando de alegría. Sin embargo, su respuesta me dejó confundida.
Zayn: Bien. Buenas noches.
¿Eso era todo? Fruncí el ceño hacia mi celular, preguntándome si el aparato estaría descompuesto. ¿Estaría aun molesto conmigo? No lo pensé, no cuando las cosas entre Valeria y yo comenzaron a arreglarse con mucha más rapidez de la que pensaba. Cuando le pregunté por Zayn, se limitó a decirme que no se metería entre nosotros, que simplemente le hablara como lo hice con ella.
Entendía porque estaba molesto.
Después de todo, nunca llegamos a resolver lo que sucedió antes de que fuera atacada. Él seguía pensando que yo lo usaba cuando nos besamos y terminamos semidesnudos en la misma cama donde me encontraba en esos exactos segundos. Mi rostro se sonrojó de solo recordarlo. No lo usé. ¿Cómo pudo siquiera creerlo? Lo necesitaba. Pero no era esa la razón por la cual llegué tan lejos con él. Incluso más lejos de lo que nunca llegué con alguno de esos chicos que conocí aquellas noches donde salía con Jess con la única razón de perderme. Le mentí por la misma razón por la que lo alejé durante todas estas semanas. Por la misma razón por la que me sentía tan miserable. Porque cuando miró mis cicatrices, sentí todos esos recuerdos volar a nuestro alrededor como abejas zumbantes y molestas. Sabía que mi mente no estaba en el lugar correcto. Sabía que no sería correcto. No para él. No para mi.
Por eso mentí.
Por eso decidí aceptar su respuesta sencilla.
Volví a mi lectura, sosteniendo el marcatextos naranja fosforescente con mucha más fuerza que antes.
***
Era viernes por la tarde.
Las vacaciones de Semana Santa definitivamente habían comenzado.
Mis padres se encontraban en el trabajo. Mi padre ya no pertenecía a la prestigiosa firma de abogados donde trabajaba hace solo unos meses, pero estaban tan sumergidos en mi caso que sus antiguos colegas lo aceptaron regreso. Solo lo ayudarían con mi caso, eso no significaba que mi padre volvería a mudarse. En absoluto. De cierta forma, saber que mis padres se encontraban tan empeñados en hacer a Isabela y sus amigas pagar por lo que me hicieron, me hizo sentir pinchazos de satisfacción.
No creía en el karma, pero si en la justicia. No podría ser de otra manera con dos padres como abogados.
Esperaba que hundieran su trasero.
Que pagara por lo que le hizo a Val y Zayn.
Por lo que me hizo a mi.
Mariana, Maf y Kenia me habían mandado una lista con toda la tarea que me esperaba al regresar a clases. Val me dijo que vendría a dejarme los libros que necesitaría y que se encontraban en mi casillero. Le dije que no era necesario, mi padre había pasado un día antes por mi auto y ahora era libre de salir a donde quisiera, pero después de decirle sobre la pequeña discusión entre él y yo el día anterior, se negó a dejarme salir de casa por mi cuenta.
-Bien- me resigné. Y después, con un tono un poco ansioso, agregué -Pero tu tampoco deberías andar por ahí sin compañía. Isabela dijo que también te haría daño.
-Esa perra puede venir a aclarar cuentas el día que quiera. Tengo un par de movimientos ninja que podría practicar en su fea cara perforada.
-Val- le regañé -No seas imprudente. Ya estas herida, no puedes...
-Mira quien habla- se burló -Tu fuiste la que la buscó primero, ¿recuerdas?
Hice una pausa antes de hablar.
-No pensé que las cosas se complicarían tanto.
-No pensaste y ya- me corrigió con un poco de dureza -Como sea, cierra la boca y deja que por primera vez alguien haga algo por ti y no al revés.
-Esta bien- cedí con timidez.
No quería hacerla enfadar. Aun estábamos bajo una fina capa de hielo, esperando a que alguna de las dos hiciera el movimiento equivocado que terminara hundiéndonos.
Después de su llamada comencé a hacer tarea de calculo. Sabía que sería la que más me estresaría si decidía dejarla para el final. Estaba empezando un problema cuando escuché el timbre anticuado resonar por toda mi casa. Val había llegado. Cerré mi cuaderno y corrí, haciendo una mueca cuando mis costillas dolieron por la brusquedad de mis movimientos. Acababa de tomar una pastilla para el dolor, así que tendría que contenerme y ser más cuidadosa. Cuando terminé de bajar las escaleras y era capaz de espiar por la puerta de cristal de la entrada, me frené en seco.
Zayn era el que se encontraba afuera.
Me moví de un lado a otro, desesperada entre la idea de correr de regreso a mi habitación para cambiar mi camiseta enorme y shorts cortos por algo mucho más presentable. Sin embargo, Zayn volvió a tocar el timbre y el pánico se intensifico al punto de dejarme paralizada.
Oh, por Dios. Solo abre la maldita puerta.
Solté mi cabello y lo acomodé lo mejor que pude en un vago intento por ocultar los moretones en mis mejillas. Cuando abrí la puerta, Zayn se encontraba dándome la espalda. Me miró sobre el hombro y, por solo un segundo, logré distinguir una mirada llena de dolor al examinar con rapidez mi ojo morado y los moretones que sobresalían en mi piel. Apartó la mirada y dio la vuelta para encararme. Cuando me volvió a mirar, tenía una expresión en blanco, aunque no del todo. Su mandíbula estaba tensa, con un músculo parpadeando. No apartó sus ojos de los moretones en mi cara por varios segundos, estudiándome con un silencio frío. Exhaló con brusquedad y se alejó un paso cuando vio mis brazos. Había olvidado cubrirlos antes de salir. En el hospital, la bata que use era tan grande que fue capaz de cubrir más de la mitad de mis brazos, sin embargo, ahora se encontraban expuestos en su totalidad. Zayn hizo un movimiento con su mano, como si quisiera tocar mis brazos, pero pronto se alejó con una ligera negación con su cabeza.
-Esos... ¿Esas son marcas de manos?- su voz salió áspera, contenida.
Me crucé de brazos, haciendo una mueca al sentir molestia en las costillas. Zayn lo notó.
-Me movía mucho- comencé a explicar -Isabela me ordenó que me detuviera. La ignoré, por supuesto. Sus amigas se encargaron de mantenerme quieta.
Zayn inhaló con lentitud. Pareció querer decir algo, pero de inmediato se calló. En un movimiento demasiado mecánico, me entregó una pila de libros. Mis libros.
-Valeria me pidió que te los diera- fue todo lo que respondió.
Fruncí el ceño.
-Pensé que ella vendría- mi corazón tartamudeó -¿No esta enfadada conmigo, verdad?
Zayn negó con la cabeza y acercó un poco más la pila de libros. Los tomé, más que nada por incomodidad ante su extraño comportamiento. Sus dedos cálidos rozaron con los míos, y el toque nos hizo estremecer a ambos. Se apartó con rapidez, haciendo que por poco cayeran los libros.
-No esta enfadada- finalmente dijo, con voz ronca -Solo pensó que sería más sencillo que yo te los diera, ya que somos vecinos.
-Esta bien- murmuré.
-Si- asintió con la cabeza, luego se detuvo abruptamente -Bueno. Si eso es todo. Me voy.
Dio la vuelta y comenzó a alejarse. Sin pensarlo por un solo segundo, le llamé.
-Zayn, ¡espera!
Zayn se detuvo. Volteó a verme sobre su hombro.
-¿Esta todo bien?- pregunté con las mejillas encendidas.
Su espalda se tensó. Con una lentitud dolorosa, volvió a encararme. La expresión en su rostro era de completa estupefacción.
-¿Qué?
Me enderecé, aferrándome con fuerza a la pila de libros.
-Mira, se que estas enfadado por lo que te dije el lunes, pero no lo dije enserio. Además, llevábamos semanas sin hablar. No tienes derecho de enfadarte. No puedes realmente pensar que yo te esperaría, no cuando el que lo arruinó....
-Espera- inhaló con brusquedad, las aletas de su nariz se ensancharon -¿Piensas que estoy molesto por eso?
Cambié mi peso de un pie al otro, sintiendo la pila de libros cada vez mas pesada.
-¿No lo estas?- pregunté en un hilo de voz.
-Déjame ver- comenzó a acercarse -El lunes inventaste una excusa para alejarme, de nuevo. Luego, corriste a los brazos del peligro. Porque sabías que esa psicópata te buscaba para hacerte daño y aun así le diste la entrada libre ¿Con qué propósito? Solo conseguir una maldita confesión que pudo haberse conseguido de cualquier otra forma razonable. Oh y no termina ahí, no. Porque la señorita no tenía suficiente con arriesgarse de esa forma, sino que también tuviste que grabarlo. ¿Sabes lo retorcido que suena eso?
-Necesitaba grabarlo, de otra forma no habría servido de nada- repliqué con sequedad, empezando a irritarme.
-¿Por qué no me lo dijiste?- disparó.
Parpadeé.
-Porque sabía que no me dejarías hacerlo.
-¡Por supuesto que no lo haría!- gritó -Habría hecho cualquier cosa para impedirlo, para que no tuvieras que pasar por eso.
-Entonces- tragué duro -, no me arrepiento de haberlo hecho a mi manera.
-¿Cómo puedes decir eso?- estalló -¡Solo mírate, _________! Y esto es nada comparado con... con la forma en la que te encontré.
Me puse rígida. Su voz sonó... herida, desconsolada de una forma que lograba entender. Porque, por primera vez, Zayn se había puesto en mis zapatos. Pasó por exactamente lo mismo que yo cuando encontré a Emma en su habitación, con las muñecas abiertas.
-Lo... siento- dije, afligida -Lamento que hayas visto eso.
-Pero no te arrepientes de haberlo hecho, ¿verdad?
No dije nada.
-¿Por qué?- preguntó, acercándose tanto que su rostro se encontró a solo unos centímetros del mío -¿Realmente no te importa salir lastimada?
Hice una pausa y alejé un mechón de mi cabello. Zayn siguió cada uno de mis movimientos, pareciendo más pálido con cada segundo que pasaba.
-Por supuesto que me importa, Zayn. No sabía que las cosas se descontrolarían a ese punto.
Zayn parecía enfermo. No entendía porque, cuando dije lo único que pensé que lo tranquilizaría.
Narra Zayn:
_________ me mintió justo frente a mis narices.
Hizo todo lo que siempre me indicó que mentía. La pausa antes de hablar, como si midiera cuidadosamente sus palabras. Tocarse el cabello nerviosamente y hablar en voz baja, como si no deseara escuchar sus propias mentiras. Estuve tanto tiempo orgulloso de saber identificar sus mentiras. Pero ahora...
Ahora deseaba no conocerla tan bien.
Porque ahora sabía que ella deseaba que le hicieran daño. Al igual que sabía que lo que sucedió en el muelle hace solo un par de semanas atrás también fue apropósito. De no haberla ayudado en ambas ocasiones, ella habría....
Ni siquiera quería pensar en eso.
Pero debía hacerlo
Valeria habló seriamente conmigo durante el almuerzo. Me dijo que ______ no se encontraba bien. No era algo que no supiera, pero escuchar la preocupación en su voz me hizo hundirme. Fue entonces cuando cometí el error de contarle lo sucedido en el muelle. Valeria enloqueció. Se enfadó tanto conmigo que me golpeó el pecho.
-Tienes tanta admita suerte de que ella sobreviviera hace días- dijo con un hilo de voz -De otra forma habría sido tu culpa.
-¿Mi culpa?- la miré con aturdimiento.
-Si- me miró con dureza -Sabias que ella estaba mal. Sabias que necesitaba ayuda y no hiciste absolutamente nada.
-¡La ayudé!- me enfurecí -¿Necesito recordarte que fui yo el que la acompañó esta ultima semana, cuando tu la comenzaste a tratar como algo menos que basura?
-¡No te atrevas a culparme, idiota!- volvió a golpear mi pecho -Tu eras el único que sabía toda la verdad. Eras el único que podía ayudarla. Lo hablé con las chicas y todas estamos de acuerdo en _______ necesita ayuda de verdad. Lo que le sucede esta fuera nuestras manos. De habernos dicho lo que le sucedía desde un principio, _______ ahora estaría...
-Internada o en un maldito loquero- gruñí -Por supuesto, ¿por qué no me sorprende? Que forma tan inteligente de abandonarla de nuevo.
-No la abandonaremos- dijo con seriedad -Pero lo que le sucede esta fuera de la ayuda que podemos ofrecerle y lo sabes perfectamente bien.
-No es así- insistí -________ solo necesita sentirse apoyada. Solo debemos...
-Zayn- Valeria me interrumpió, suplicante -Sabes que eso no es verdad. Sabes que lo que ________ siente no es algo que se borrara con el paso de los días.
-No sabemos eso, no realmente- dije, negándome a ver la verdad.
-Zayn- repitió -________ buscó a esas chicas. Las buscó sabiendo que podrían hacerle daño.
-Lo se, pero...
-No le importó- me interrumpió con los ojos llenos de lagrimas -A ella no le importa salir lastimada.
-No digas eso- susurré.
-Dime, ¿qué habría sucedido si tu no la hubieras ayudado en ambas ocasiones? ¿Crees que ella sola habría salido del mar? ¿Crees realmente que ella se paró a pensar que saldría sana y a salvo de su encuentro con Isabela?
Me quedé callado, impotente. De la misma forma que llevaba sintiéndome cada vez que ______ me repetía, una y otra vez, que estaba bien, incluso cuando yo sabía que eran más de sus mentiras.
Cuando Valeria me dijo que le llevaría sus libros, le supliqué para que yo se los diera. Me los dio, pidiéndome que la observara y tomara una decisión. Ella quería una solución. Yo no quería ver las opciones. Cuando vi a ________ y la escuché mentirme... pocas cosas me dejaron de esta forma.
Tan perdido. Tan asustado.
Entonces, se preocupó por mi reacción. Parecía incluso nerviosa. Me preguntó si podía pasar a su sala, con la única intención de hablar de forma más civilizada. Estaba demasiado aferrado a la idea de salvarla. De no abandonarla al dejarle el trabajo a un completo desconocido que solo la estudiaría. Sabía lo cerrada que era con la gente nueva. Nunca le diría sus secretos a un terapeuta.
Pero tal vez a mi si.
Así que acepté su invitación, dispuesto a no darme por vencido.
Dejó su celular en la mesa que se encontraba justo frente a mi y me dijo que subiría a ponerse algo más casual. Poco después de que desapareciera en las escaleras, su celular comenzó a vibrar con una llamada.
Mi respiración se cortó.
Era Emma.
Tomé el celular, demasiado estupefacto como para reaccionar.
________ me dijo que llevaban semanas sin hablar, desde el día que regresó. Sabía que debía responder y llamar a ________. Sabía que llevaba semanas esperando esta llamada.
Pero no me moví.
Porque también sabía que Emma era la razón porque la ahora ________ se sentía miserable. Sabía que cualquier clase de conexión con su hermana ahora la haría volverse tan imprudente como cuando decidió buscar a Isabela o sentarse al borde del muelle. Así que colgué. Llamó de nuevo. Perdí la cuenta de cuantas veces cancelé la llamada. Estaba tan absorto en eso que no escuché cuando _______ bajó.
-¿Quién me llama?- preguntó.
Me congelé en mi lugar. Su celular se sentía caliente entre mis manos. La miré. No se que vio en mi mirada, pero de un momento a otro se encontraba a mi lado, estirando su brazo para quitarme su celular. Retrocedí.
-__________...
-¿Qué?- frunció el ceño -Dame mi celular, por favor.
Sin ninguna advertencia, se estiró y arrebató el aparato de mis manos. Miró la pantalla con los ojos muy abiertos. Parpadeó. Realizó una inhalación brusca.
-__________...
-¿Por qué no respondiste?- me miró con horror.
-Yo no.... Por favor, no hagas eso.
_________ llamaba a Emma de regreso, con una expresión ansiosa en su rostro.
Ambos escuchamos el buzón de voz de su hermana.
-No- murmuró -No, no, no. Por favor, no.
Intentó llamarla de nuevo, pero obtuvo el mismo resultado de antes. Acerqué mi mano a su hombro, pero ella me alejó de un manotazo.
-¿Por qué no respondiste, Zayn?- me miró con furia, sus ojos brillaban con lagrimas -¿Por qué?
Intenté tocarla de nuevo, pero se aparto. Su pecho subió y bajó con una respiración entrecortada.
-Lo siento. Se que no debí tomar esa dicción por ti, pero...
-¿Pero qué?- me cortó -¿Qué, Zayn? ¿Por qué harías algo así?
No esperó una respuesta. Se alejó y siguió llamando a su hermana.
-Por favor, Em- susurró una y otra vez -Por favor, contesta. Por favor.
Mi propio corazón se llenó de culpa al presenciar su desesperación. Me acerqué a ella y la tomé de hombro.
-________....
Se apartó de mi con brusquedad. Su pecho seguía subiendo y bajando, como si se le hiciera difícil respirar.
-¡No me toques!- gritó, agitada -No me toques.
-No fue mi intención- volví a cercarme, ganándome un fuerte empujón como respuesta.
-No. Te. Acerques.
-Por favor, _________- prácticamente supliqué -Solo ve como te has puesto. No....
-¡Cállate!- se encogió, llevándose el celular contra su pecho y cerrando su ojos con fuerza, respirando cada vez mas extraño -Cállate, cállate, cállate, cállate....
La tomé de los brazos y comenzó a gritar y empujarme.
-¡No me toques!- comenzó a temblar -No me toques, por favor. Vete, vete.
-___________- la miré con preocupación -Me estas asustando, por favor, tranquilízate. Solo...
-No puedo- soltó un jadeo -No puedo... respirar. No....
Supe inmediatamente lo que estaba sucediendo.
________ estaba sufriendo un ataque de pánico.
A pesar de sus advertencias, me acerqué y la atraje a mi. Intentó alejarse, pero hice que apoyara su cabeza sobre mi pecho, aun temblaba.
-Respira- ordené -Respira conmigo, ¿de acuerdo? Respira conmigo.
Ambos comenzamos a respirar juntos, inhalado y exhalando con lentitud. Sus respiraciones empezaron de forma temblorosa, pero después de un par de minutos comenzaron a estabilizarse.
-Así es- murmuré -Lo estas haciendo perfecto, amor. Sigue así.
__________ recargó su cabeza contra mi pecho y me envolvió con sus brazos con fuerza. Besé su frente cuando comenzó a llorar. Mi corazón se destrozó al oírla. Al sentir su dolor con cada una de sus respiraciones. Solo fui capaz de mantenerla allí, de sostenerla cuando comenzó a temblar por los sollozos.
No tenía que pensarlo más.
Había tomado una decisión.