HABITACIÓN 219

By dvlhersxlf

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HABITACIÓN 219 ¿Cómo saber quién es un asesino? ¿El futbolista perfecto y honesto con mejor reputación de tod... More

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D A T O S

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By dvlhersxlf




Si nunca hiciste cosas estúpidas cuando eras joven; te arrepentirás de mayor.

(En esta lista de cosas estúpidas se recomienda no: ofrecerse como sacrificio; matar y/o enamorarse de un psicópata)

He visto en películas como la gente o los protagonistas siempre dejan unas "cartas de despedida", como por si de casualidad de mueren, para no irse sin antes haber dicho adiós.

Hace 24 horas eso me hubiera sonado idiota. Hubiera dicho que era una tontera grande ya que la gente nunca sabe cuándo va a morir y que ir actualizando una carta de despedida me parece completamente ridículo y fantasioso.

Hasta que supe que en 48 horas podría morir.

Una carta de despedida ya no sonaba estupido, sobre todo ahora que sabía que tenía chances de morir asesinada alrededor de las 2 de la tarde el domingo 6 de octubre a manos del homicida criminalidad que le había quitado la vida a mi hermano.

Suena idiota, lo sé.

Saber que tienes chances de morir pronto es muy desesperante.

¿Conoces ese mareo que te da cuando te paras muy rápido de la cama?

Imagínalo tenerlo todo el tiempo ya que es provocado por el pánico.

Pánico absoluto.

Comienzas a imaginar en tu mente cómo sería recibir una bala. Si mueres inmediatamente, o primero sientes dolor y te mueres luego de unos minutos.

Por esta razón escribo esta carta. No se si moriré en un instante y no pueda decir lo que tengo que decir.

Lo único que quiero confesar antes de morir, es que me he enamorado de ti.

No sé cómo en tres semanas pude enamorarme de alguien tanto como te amo a ti.

Con amor,
Eider.

Domingo, 6 de Octubre
8:57 AM
05:37:27 restantes

—¡Que no, Eider! —gritaba Justin tratando de quitarme el sobre azul de mis manos, pero que yo mantenía alejado—. No voy a dejar que escribas una carta suicida si todavía estás viva.

—¿Qué? —exclamo confundida al escuchar sus palabras—. No es una carta suicida, no soy idiota: es una carta de despedida. —Justin abre los ojos de una forma que parece que se fueran a salir—. Y solo lo dices porque la carta no es para ti.

Guardo el sobre azul en mi bolso con la mirada punzante de Hastings, que observaba cada uno de mis movimientos.

—Eider...

—Justin —lo llamo también, acercándome a él—. Solo me quedan unas cuantas horas de vida. —Comenzó a negar con la cabeza—. ¿En serio crees que discutiendo va a ser la mejor manera de pasarlas?

—¿Qué parte de que tú no vas a morir no entiendes, Reed? —reclamó el receptor con la voz entrecortada—. Eso fue solo una tonta inferencia que tú hiciste. No-vas-a-morir. Tú eres lo único que me queda.

Me acerco a Hastings con una sonrisa pequeña en mi rostro.

—Hagamos algo divertido —le sugiero cambiando el giro de la conversación—. Siempre he querido comprar un montón de discos de vinilo para mi tocadiscos que nunca he ocupado. —Señalo el reproductor reposando en la estantería sobre mi cama—. ¿Quieres acompañarme?

Justin asiente mientras aprieta fuertemente las llaves de su moto en su mano. Ambos salimos de mi habitación en camino al estacionamiento de la residencia.

Justin podía tener razón. Tal vez exageraba y creía que el asesino me iba a matar en cinco horas y capaz no era así, pero todo apuntaba a ello. La advertencia con la muerte de Edric; como el asesino buscaba inculpar a Will y matarme cuando saliera del arresto por haberlo traicionado era la mejor forma de culparlo.

Y no podía dejar que asesinaran a mi familia.

Ya lo había planeado todo: a las 2:34 estaría parada en la torre del reloj, con el sobre azul en mis manos y esperando por mi muerte.

Era lo ultimo que me quedaba.

La tienda de discos estaba en las afueras del campus, donde vendían discos de vinilo viejos y camisetas de bandas junto a otros productos. Al entrar, un señor mayor nos saludó con la cabeza desde la caja para volver a leer su diario luego.

Justin y yo nos dirigimos inmediatamente a la sección de discos, es donde álbumes de muchas bandas reposaban en cajas de plástico organizados por alfabeto en vez de género musical.

—Simple Minds, Once Upon a Time —leyó Hastings entregándome el álbum—. Ahí es donde está la de don't you... forget about me. —Para mi sorpresa, Justin comenzó a cantar la canción, provocando que riera al escucharlo y verlo bailar—. As you walk on by... —siguió mientras que su mirada volteó hacia mi—. Will you call my name. —Puso la voz mas ronca y cerró su puño como si fuera un micrófono, haciendo que de mi saliera una estruendosa risa.

Justin levantó su puño en el aire como John Bender al final de The Breakfast Club, provocando que me riera algún mas.

—Sin duda una de las mejores canciones de películas del universo. Claro, después de la de Rocky. —Justin comenzó a imitar la trompeta que suena en la canción Gonna Fly Now de Rocky, lo cual provocó que volteara a verlo con una sonrisa en el rostro. Cuando se detuvo, comenzó a buscar por la letra R—. Debes llevarte ese álbum.

Solo podía sonreír. Él se veía tan emocionado.

Una parte de mi deseó que estuviera exagerando y que la posibilidad de que el asesino no quisiera matarme.

Y si había una posibilidad. Yo no sabía con certeza lo que el asesino o "él", como lo había llamado Liam, fuera a hacer.

Si era Will, él se iba a vengar.

Y si no lo fuera, sería la mejor forma de salir libre.

Eran demasiadas opciones.

Justin y yo compramos demasiados álbumes, entre ellos algunos de The Police, Queen, Aerosmith, U2, Bon Jovi, entre otros más. Nunca creí que alguien como Justin Hastings tuviera tan bien gusto en música.

Al llegar a mi habitación, todo el equipo se encontraba ahí como si estuvieran esperándome. De seguro querían hacerme una clase de despedida o convencerme de encerrarme en mi cuarto todo el día o para siempre. Decidí ignorarlos, sacar mi tocadiscos de la estantería para colocarlo en el escritorio y comenzar a escuchar los álbumes que compré.

—Eider —habló Sasha, rompiendo el silencio—. Creo que estuvimos equivocados al pensar que el asesino te matará al cumplir las 48 horas. No tiene sentido. Lo que yo digo es que todos estábamos muy nerviosos por la muerte de Edric y decidimos ponerle una fecha para así prepararnos, pero...

—Pero nada, Sasha —la interrumpo—. Menos mal que pusimos una fecha: estaré preparada, no me tomará por sorpresa. Todos sabíamos que el asesino iba a matarme; él mismo lo advirtió. Solo, déjame escuchar mi música en paz y si les apetece, son bienvenidos a acompañarme.

No fue tan difícil que se rindieran. Pasamos las horas que me quedaban en escuchar música, reír y comer, hasta que el reloj anunció que me quedaban 15 minutos.

Con fuerza de voluntad, le pasé el sobre a Mickey, diciéndole a quien se lo tenía que entregar y que fuera después de mi muerte; no antes.

Hay cosas estúpidas que uno hace cuando joven. Mi cosa estúpida notoria fue cuando tomé la decisión de abandonar la habitación, mi lugar seguro, y caminar hacia la torre del reloj.

Sentí que no había mejor lugar para morir. Si iba a morir, quería que fuera en un lugar donde me pudieran encontrar fácilmente, no quería pasar tanto tiempo sola. Quería estar sin compañía lo menos posible.

Por lo que al llegar y cuando la alarma sonó en mi celular indicando el final de la cuenta regresiva, decidí apagar el aparato y fijar mi mirada únicamente en el tablero de actividades que había colgado en la pared de la torre.

Nunca he pensado en unirme en una actividad universitaria, pero realmente la de composición no se veía mal.

Cuando ya habían pasado diez minutos, consideré lo que había dicho Sasha. ¿Y si estaba exagerando? Después de todo, a Will no lo habían metido preso y tal vez nunca se enteró de que yo lo puse ahí. ¿Y si no quiere matarme?

No, si quiere, si no no hubiera matado a Edric.

Iba a sacar mi celular cuando el sonido del seguro de un arma siendo retirado sonó a mis espaldas.

—No dejarás que vea tu rostro —me dispuse a hablar al sentir el silencio que se formó. Sentí como la corredera se movió indicando que la bala estaba en posición de fuego—. Ok, parece que no quieres hablar.

Una bala pasó justo a mi lado traspasando el tablero de actividades. Había fallado.

Nuevamente se escuchó la corredera.

Una nota se deslizó por el suelo terminando por quedar bajo la suela de mis botas.

Con suma lentitud, me agaché a recoger el papel blanco. Lo desdoblé con sumo cuidado con miedo a que todavía me estuviera apuntando.

No voy a matarte.

Desde ahora, recibes órdenes de mi, bonita.

—¿A qué te refieres? —Otra nota.

Si no quieres que te mate a ti y tu familia, me harás caso en lo que diga.

—Dame un ejemplo. —Sentía que estaba pidiendo demasiado.

Recogí otro papel.

Te llegará un mensaje a tu teléfono con una instrucción, si la cumples, tendrás un premio. Si no...

—¿Si no qué? —suelto casi escupiendo.

Otra bala me rozó atravesando nuevamente el tablero, provocando que saltara en mi lugar, asustada.

Recogí lo que parecía la última nota.

Mi nombre es Jake.

Un gusto.

—¿Jake? —Silencio—. ¿Trabajas con los Frederick? —Nada, ni una nota—. ¿Los conoces?

Tomó una gran cantidad de aire y me volteo para encararlo, pero ya no hay nadie ahí, solo una nota en el piso.

Sin pensarlo, me agaché a leerla.

Me gusta tu pelo suelto.

Úsalo más seguido.

A diferencia de las otras, esta estaba escrita a mano, con una caligrafía desordenada y apurada. Sin pensarlo, guardé todos los papeles en mi bolso y corrí a mi habitación.

Al entrar, todo el equipo estaba sentados con la cabeza oculta en sus manos o entre sus piernas. Ya estaban llorando por mi, que tiernos.

—Se cancela el funeral. —Al escuchar mi voz, todos se levantan a mirarme sorprendido—. El nombre del asesino es Jake.

—Estas viva —repetía una y otra vez Hastings mirándome con asombro, ignorando lo que acababa de decir.

—Sí, estoy viva, Justin, por poco. Me amenazó dos veces con una pistola; pero ese no es el punto. —Coloqué todas las notas en la mesa ordenándolas por cuál iba primero—. El punto es que el asesino se llama Jake y su caligrafía es así. —Señalé el último papel.

Todos se asomaron a leer las notas. No entendían mucho el contexto de estas, pero sin duda a todos les llamó la atención la que decía que ahora recibía instrucciones de él.

—¿Segura que deberías estar mostrándonos esto? —preguntó Mickey—. Digo, parece algo como privado, ¿no? ¿Una relación asesino-sumisa? —Todos voltearon a mirarlo—. ¡No dije 50 Sombras de Grey!

—Nunca dijimos que habías dicho eso —exclamó Sasha con los ojos entreabiertos, incrédula por lo que escuchaba.

Mickey se acomodó el gorro y nos miró incómodo.

—Sigue relatando, Didi, por favor.

Aprieto la nariz mirándolo para luego negar con la cabeza y volver a las notas, de las cuales estaba hablando en un principio.

—Ok, este es el plan, idiotas —los insulto apoyando mis manos en la mesa—. Hastings —llamo a Justin, quien se voltea inmediatamente hacia mi—: música.

Justin se mueve rápidamente por la habitación comenzando a buscar entre los álbumes. Al conseguir lo que buscaba, coloca el disco de vinilo en el tocadiscos y le coloca play, para luego volver a ponerse a mi lado.

Should I Stay or Should I Go comienza a sonar, provocando que esboce una sonrisa.

—Este es el plan, niños —comienzo a decir, sacando una de las pizarras, borrando su contenido acerca de los sospechosos Fredericks y empezando a trazar mi apresurado e imprevisto plan.

✤ ∴ ✤ ∴ ✤ ∴ ✤

Domingo, 6 de Octubre
6:32 PM
00:28:45 restantes para que el "Plan Rocky" improvisado por Eider comience

—¿Por qué le pusiste "Rocky" al plan? —me pregunta Mickey mientras se acomoda los lentes.

Detengo lo que estoy haciendo y me volteo a mirar a Mickey.

—¿Nunca has visto Rocky? —Niega con la cabeza—. ¿Sylvester Stallone? —Mickey me mira confundido—. ¿Boxeador? ¿Se come los huevos crudos? ¿Es increíblemente genial? ¿Habla como si siempre estuviera cansado y tiene una voz súper grave?

—No tengo ni idea de quién estás hablando, Didi —admite cruzándose de brazos.

Ruedo los ojos mientras me coloco la mochila en la espalda. Ambos salimos de la habitación y nos encaminamos escaleras abajo.

—Bueno, en la película, Rocky Balboa, quien es un boxeador mediocre que sólo gana peleas fáciles y su coeficiente intelectual es de como cero coma tres —comienzo a relatar mientras bajamos por las escaleras—, es desafiado por el mejor boxeador del mundo, Apollo Creed, a una única lucha, donde si él ganaba, se llevaba el título.

Abro la puerta y el frío del otoño me pega en la cara, obligándome a amarrarme el polerón que llevaba puesto antes de seguir narrando la historia de Rocky.

—Ok, entonces Rocky vio esto como una oportunidad para salir del problema financiero en el que se encontraba ya que le iban a pagar muchísimo dinero, solo digo, por lo que consiguió un manager y comenzó a entrenar todos los días.

Me detengo a enfrentarlo. Ambos estamos parados en la calle con vapor saliendo de nuestras bocas debido al frío, los dos esperando el autobús

—La película se trata de las relaciones que obtiene Rocky, como una novia y el manager este, de su vida, y de su entrenamiento. Que en cómo unas semanas de entrenamiento duro consiguió ser igual o aún mejor que Apollo Creed, quien no había entrenado nada para aquella pelea, ya que estaba confiado de que iba a ganar, iba a mejorar su imagen y todo el mundo lo iba a querer por siquiera luchar con un don nadie y darle la oportunidad, aunque sea todo una farsa.

El autobús llega y ambos nos subimos a este, pasando nuestras tarjetas y sentándonos en el final, en el cual habían dos puestos vacíos.

—Creo que voy entendiendo —dijo orgulloso Mickey al sentarse a mi lado—. Lo llamaste Rocky por el entrenamiento que él hacía, ¿verdad?

—No solo eso, Micks. —Me volteo hacia él—. Creed, quien sería el malo, nunca supo que Rocky se estaba preparando en serio para darle una paliza, no porque nunca tuvo la oportunidad, si no porque pensó que era una pérdida de tiempo. Apollo Creed hizo ojos ciegos a la posibilidad de ser pateado en el trasero ya que prejuzgó a su oponente. Rocky, mientras tanto, entrenó todos los días, se esforzó, nunca se rindió, con su único propósito de vencer a Creed. No por el título, si no porque quería enfrentar su miedo y demostrarle a la gente que él era alguien.

Mickey se quedó pensando, apretando firmemente el tubo del autobús, con su mirada fija en mis ojos.

—Mickey —lo llamo—: nombré "Rocky" el plan porque voy a entrenar duro, voy a hacer ejercicio, voy a aprender, voy a averiguar, voy a indagar en los más profundos secretos que me dedique a encontrar, y el asesino no se lo va a ver venir porque sé que él piensa que soy débil, que me puede manipular y amenazar a su antojo.

Mickey esboza una sonrisa.

—Voy a matar a ese hijo de puta y él nunca lo va a imaginar.

El autobús se detiene en nuestra parada y ambos nos bajamos con lentitud, despidiéndonos del conductor.

Los dos nos volteamos hacia el gran edificio. La oscuridad ya se había ocupado del cielo y el reflejo de la luna iluminada la fachada de la estructura. Tomo un gran respiro antes de entrar.

—Tú debes ser Eider. —Una chica sudada se coloca frente a mi con un arco en su mano izquierda y una metralleta en la derecha—. Mi nombre es Sarah Connor.

—Hablamos por teléfono —digo al reconocer su voz, a lo que ella asiente—. Un gusto. Este es mi amigo Mickey —lo presento con una sonrisa—, quiso acompañarme. Lamento por venir tan tarde.

—No te preocupes, estoy dispuesta a enseñarte lo que necesites. Vengan conmigo.

Seguimos a Sarah por el pasillo pasando por gente peleando, otros boxeando hasta llegar a la zona de arquería.

—Me parece curioso que una chica como tú quiera usar un arma como esta y quiera aprender defensa personal —comenta la chica con una sonrisa mientras le paso mi mochila a Mickey, quien la sujeta con una sonrisa—. ¿A qué se debe?

—Bueno, últimamente me siento muy insegura —confieso sujetando la ballesta que Mickey sacó de mi mochila, apuntando con el mirador hacia el blanco—. Además, siempre he opinado que las flechas son geniales.

Aprieto el gatillo dejando que la flecha salga y aterrice casi afuera del blanco.

—Tienes talento, Robin Hood. —Sonrío ante el apodo mientras que ella me acomoda los pies y baja un poco mi codo—. Trata de cerrar el ojo con el que no estás viendo y separa tus piernas a la altura de tus hombros. —Hago lo que me dice a la vez que ella coloca otra flecha—. Inténtalo ahora.

Al escucharla, aprieto nuevamente el gatillo dejando que la flecha caiga cerca del centro del blanco, siendo aplaudida por Mickey y Sarah.

—Vaya, me alegro de no haberte hecho enojar. —Bajo la ballesta con una sonrisa—. Tienes talento, chica. ¿Has intentado probar un arco?

—¿No es como un poco lento y tipo "vieja escuela" para algo como defensa propia? —le pregunto alzando las cejas.

—Puede ser, pero —se interrumpe caminando hacia una puerta con un cartel que dice bodega clavado a esta, de donde saca un arco plateado bellísimo, totalmente distinto a mi referencia de arcos.

Cuando me dicen arco y flecha me imagino al Robin Hood de Disney con su arco de madera y sus flechitas de roble lijado.

—A veces tienen más clase.

Sujeto el arma con mi dedos, apretando la empuñadura y colocando una flecha en el reposador, fijando la parte trasera en la cuerda y tensándola, apuntando el centro del blanco.

—Te ves muy Rocky Balboa con ese arco —comentó Mickey tratando de interrumpir el silencio que se había creado.

—Rocky Balboa era boxeador. —Suelto la cuerda y la flecha cae un poco más arriba que el centro del blanco. Con delicadeza, bajo el arma y volteo a mirar a mi mejor amigo—. Y por supuesto que me veo como él.

✤ ∴ ✤ ∴ ✤ ∴ ✤

Damas y Caballeros, acabamos de entrar a mi parte favorita de la historia: Emo Eider.

Tan tan tan, el nombre del asesino es Jake y ahora Eider está entrenando tipo Rocky Balboa para matarlo. ¿Será como ella dice? ¿Se lo verá el asesino venir o no? Muchas preguntas.

La idea de que Eider usara un arco realmente fue algo muy tipo "fantasioso" que quise agregar a la historia ya que realmente quería imaginarme a alguien tan delicada y simple como Eider con un arma como aquella.

Para estas cosas vivo, gente.

Espero que les haya gustado el capítulo y aquí les dejo las canciones que fueron nombradas para que las escuchen y se imagen (les recomiendo poner la de Rocky cuando Eider entra al edificio y agarra el arma)

Don't You Forget About Me - Simple Minds

Gonna Fly Now - Bill Conti

Should I Stay or Should I Go - The Clash

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