HABITACIÓN 219

By dvlhersxlf

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HABITACIÓN 219 ¿Cómo saber quién es un asesino? ¿El futbolista perfecto y honesto con mejor reputación de tod... More

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25 - Primera parte
25 - Segunda parte
D A T O S

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By dvlhersxlf



Promesas y sonrisas,
funerales y mentiras.


Te lo prometo, Will.

Que estupidez acabo de hacer.

Lo único que me quedaba intacto era mi palabra: siempre cumplo mi palabra. Ahora tenía que serle honesta a Will.

Siempre.

Acerca de todo.

«Incluso si te pregunta si tienes diarrea o si te hiciste pipí: le tendrás que decir la verdad. Antes muerta que rompe-promesas».

Gracias, conciencia, por ese aporte tan constructivo que necesitaba oír.

Hasta bajar las escaleras se siente raro. No puedo dejar de preguntarme: ¿a qué se refería Will con siempre serle honesto? Sé que es muy sencillo, pero, ¿en todo momento? Así tipo: "Will, me hago pipí" o "Will, tengo la regla" clase de honestidad; o solo cuando me lo pregunte.

Eso me pasa por tener nerviosismo y ser una persona que cumple con su palabra.

Termino de bajar las escaleras con Will a mi lado y mi incomodidad lo único que hace es aumentar. Puedo sentir las miradas juzgadoras de algunas chicas de la fiesta con respecto al hecho de que yo, una cualquiera como Eider Reed, haya estado en la habitación de Will Frederick por invitación de él mismo.

Si supieran los secretitos que esconde esta familia.

Y no, respecto a eso, no pude encontrar ni una información que me fuera servible en la habitación de Will. A pesar de estar más nerviosa que el caballo al ver la enorme barriga de Sancho Panza, la habitación de Frederick era como cualquier otro universitario hormonal con cerebro y testosterona: posters de autos, controles de videojuegos, una cama. Nada fuera de lo común.

Aún me queda la habitación de Kyle, pero después de lo que ha pasado no creo que sea bienvenida ahí.

—Iré a buscarte la mejor limonada que vas a probar en tu vida —el susurro de Will cerca de mi oreja interrumpe mis pensamientos. Deposita un suave y tierno beso en mi oreja antes de bajar a mi cuello y morderme débilmente, separándose y, con una sonrisa, yéndose a la cocina.

Miro alrededor, y, sin pensarlo dos veces, subo las escaleras como si me persiguiera una araña gigante.

El pasillo lleno de puertas llama mi completa atención. Observo cada uno de los nombres en las puertas.

Will, Liam, Layla...

Me aterra al escuchar unos gemidos provenientes de ese último cuarto.

Me volteo, encontrándome de frente con la última puerta que quedaba.

HABITACIÓN DE KYLE

PASA A TU PROPIO RIESGO

AL LEÓN LE ENCANTAN LAS UÑAS ASÍ QUE YO QUE TÚ GUARDO LAS MANOS AL ENTRAR

Reverendo idiota.

Abro la puerta, y, aunque no crea para nada la advertencia de qué hay un animal salvaje, me guardo las manos en los bolsillos antes de dar el primer paso. Y lo que veo me da más risa que miedo...

Es un Yorkshire Terrier vestido de león.

—Pero mira esta cosa tan hermosa. —Sí, esa es mi voz de bebé—. ¿Cómo te llamas, pequeño león?

El perro comienza a mover la colita y saltar tratando de alcanzar mi mano. Es demasiado tierno y pequeño, apenas un cachorro.

Acaricio su collar en mis dedos y leo el nombre del perrito: Nirvana. No puedo creer que Kyle Frederick haya llamado a su perro Nirvana.

—Mucho gusto, Nirvana. —Alzo a Nirvana, cargándola en mis brazos y dejando que me lama el cuello y la cara—. Serás pillo.

—¡Nirvana! ¿Así tratas a los intrusos?

La voz de Kyle hace que me sobresalte, provocando que me volteé hacia él. Nirvana y yo lo miramos asustados, después de todo, Kyle se ve demasiado imponente apoyado en el marco de la puerta. Con su ropa oscura y su cabello bien peinado: no sé si moverme o no.

—Hola, princesa. —Un escalofrío recorre mi cuerpo al ver cómo Kyle entra a la habitación y cierra la puerta tras de él—. ¿Ya vaciaste por completo al otro Frederick? Me decepciona ser tu segunda opción, Reed, aunque por lo menos me gusta estar en el plano.

Kyle se acerca peligrosamente a mi, admirando mis labios; deseándolos. Instintivamente me hecho hacia atrás, chocando con el pie de la cama y cayendo de espaldas hacia ella. Kyle no duda en ponerse encima de mi con una sonrisa.

Si hago esto luego le mentiré a Will.

Will. Limonada. Mierda.

—Kyle, tengo que irme —pido poniendo las manos en su pecho y tratando de correrlo, pero obviamente no se mueve—. Kyle, por favor.

—¿Te he mencionado cuanto me pone que digas mi nombre?

Ya me fui a la reverenda verga. Trato de quitar a Kyle de encima de mi, pero no lo logro. Su mirada de ojos azules lo único que hace es que me ponga aún más nerviosa.

—Kyle... —susurro. Puedo sentir como él traga en seco, mirándome de pies a cabeza—. Tengo que irme.

—¿Sabías que el celeste es mi color favorito? —Inmediatamente, bajo los ojos a mi suéter—. Sí, Eider, es por tu suéter: por ese maldito suéter que veo todos los puñeteros días y lo único que pienso es en lo bien que quedaría tirado en el piso luego de que te lo quite.

Este chico sabe como alterar mis nervios. Busco todas mis posibilidades: Kyle literalmente esta reclinado sobre mi, sosteniéndose simplemente de sus brazos.

Soy una chica fuerte.

Con un movimiento demasiado rápido, golpeó el brazo de Kyle haciendo que esté pierda el equilibrio y caiga a un lado, dándome la libertad y permitiendo que me pare de la cama, yendo hacia el otro lado de la habitación. Un problema menos, ahora si, me iré.

Las de mi grupo de feminismo estarían orgullosas.

—Eider, ¿cuando vas a seguir negándolo? —Su voz burlona me sorprende y enseguida me volteo a mirarlo: está sentado en la cama, reclinado hacia atrás, con Nirvana en su regazo—. Yo te gusto, tú me atraes: ¿qué hay de malo en eso?

«Las de tu grupo de feminismo no estarían tan orgullosas si saben todas las cosas que están pasando por tu mente. Una de ellas: acostarte con el psicópata acosador que no te deja ni cinco segundos sola».

Gracias, conciencia, una vez más, aportando información que no es relevante para la situación que está ocurriendo.

Espera un minuto.

Yo te gusto, tú me atraes.

Tú me atraes.

No dijo gustar: dijo atraer.

Me estoy armando películas en mi mente en este momento, pero ahí va: atracción física no requiere sentimientos, mientras que te guste una persona ya requiere amor, cosa que los psicópatas no tienen.

Dios, Kyle, no. Dame una señal.

—Así que tú me tienes que gustar, pero yo no te puedo gustar a ti. ¿Qué clase de machismo es ese estamento? —Ahora si las feministas estarían orgullosas—. Yo tengo que estar perdidamente colada por ti, pero tú no.

Kyle trataba de interrumpirme, de enmendar su error, pero necesitaba esto: si sintiera por mi en lo más mínimo, haría algo para que yo pensara bien de él. Trataría de estar conmigo. Por favor, Kyle, necesito que me demuestres que eres un humano regular, promedio, y no uno con problemas mentales.

Vamos, bebé, tú puedes.

—Así son las cosas: yo no tengo novias.

—¡No me Hardinees! —Abre los ojos sorprendido. Si, literalmente acabo de llamarlo Hardin por After. En mi defensa, está actuando así.—. Eso es de personas de mierda.

—Me encanta cuando maldices —cambia el giro de la conversación.

Es un idiota: un reverendo idiota.

—Solo necesito saber una cosa, Eider, y te dejaré ir —me dice mientras se para de la cama caminando hacia la cama. Instintivamente, me echo hacia atrás chocando con la puerta del armario—. ¿Por qué te estabas disculpando por la ventana? ¿Porque habías besado a mi hermano, o por lo que estabas a punto de hacer?

Me quedo callada. Si supiera que en el momento que le prometí eso a Will salí corriendo como gallina.

—¿A qué te refieres? Se más especifico, Frederick.

Kyle se acerca a mi de una forma peligrosa, colocando su brazo junto a mi, atrapándome. Este chico sin duda tiene un problema de posesión.

—¿Te acostaste con mi hermano mayor, Eider Reed?

Abro los ojos. No puedo creer que me esté preguntando eso.

—¡No! ¡Claro que no! —grito de inmediato, viendo como Kyle esboza una sonrisa—. No... —susurro cerca de él—. No me he acostado con Will.

Y sin aviso, Kyle me... suelta.

—Te dije que te dejaría ir. —La sonrisa sigue en su rostro.

Por un segundo, en vez de ver una sonrisa de felicidad, veo una sonrisa retorcida, tal como la que le vi a Will.

—Yo me voy yendo.

Pero antes de que me fuera, Kyle agarra mi brazo y me planta un beso. Ese shot de adrenalina vuelve, provocando que todo mi cuerpo se incline hacia él. Su mano acariciando mi muslo mientras que la otra suelta mi brazo y se posa en mi mejilla.

El movimiento en sus labios se me hace familiar; todo en él se me hace familiar.

La luna entraba por la ventana y mientras que Kyle bajaba por mi cuello, mis hombros, mi clavícula y a mi escote dejando sus besos desesperados, pude ver, nuevamente, el deseo reflejado en su iris.

Quien diría que esa noche, lunes 30 de septiembre, muriera la primera víctima de nuestro querido psicópata.

(...)

Toda la universidad se veía oscura en la mañana del 30 de septiembre. A todos nos habían citado para el funeral de Mindy Sullivan.

Las clases se había cancelado el universidad en los próximos dos días. Ninguno podía asimilar lo que había pasado.

Conocía a Mindy como la chica que me coló en la fiesta de Tyler Jacobs hace una semana exacta. Ni siquiera me conocía, y pensó que eso era una buena idea. Nunca imaginé que iba a aparecer muerta a la semana.

Todos nos encontrábamos frente a la torre del reloj, mirando el ataúd abierto. Mindy se veía pálida y su pelo rubio aún estaba un poco manchado por la sangre.

Le habían acuchillado el pecho, provocando que cayera y se bañara en su propia sangre. Había muerto sola, según la directora, a las 3:40 de la mañana. Completamente sola.

Me encontraba junto a Will. Él me había pedido personalmente que lo acompañara; Mindy era su amiga. Ni siquiera dudé en aceptar en el momento que me pidió que me sentara junto él. Su cabeza estaba recostada de mi hombro mientras veíamos al hermano de Mindy decir unas palabras.

Casi podía sentir el corazón de ese chico estrujarse más cada vez que decía una palabra.

Will no había dicho ni una palabra. Sus ojos se notaban rojos, pero ninguna lágrima había caído. Capaz había llorado antes de venir, en el momento que se enteró.

La encontraron a las 4 de la mañana, relativamente cerca de este lugar: de la torre del reloj. Llamaron primero a la familia, y el hermano llamó a Will.

Me sentí muy mal: no estaba con él cuando sucedió, estaba durmiendo, junto a Kyle.

No estuve con Will cuando su mejor amiga murió ya que estaba durmiendo en la misma cama que su hermano.

Me enteré en la mañana cuando volví a mi habitación. Cathy me contó hecha lagrimas mientras que decidía que vestido colocarse para el funeral de su amiga. Todos aquí conocían a Mindy: siempre aportando sonrisas y felicidad a quien sea que pase.

¿Quién podría haber querido asesinar a una luz tan brillante como Mindy?

Acaricio la cabeza de Will depositando un pequeño beso en su frente. Se ve dolido; más que dolido...

Como... roto.

—Eider... —me susurra Will cuando el funeral ya había llegado a su fin y lo único que quedaba era enterrarla—. Por favor vámonos.

Asiento y, agarrando su mano, ambos nos separamos del grupo y caminamos a la camioneta de Will.

Me volteo un segundo hacia atrás y mi mirada cruza con la de Kyle. Estaba serio, como siempre. Tenía puesta su chaqueta de cuero y el tatuaje en su cuello resaltaba.

Vuelvo a mirar adelante. No podía concentrarme en Kyle ahora: Will estaba mal. Necesitaba estar con él.

Will se sube en el asiento de copiloto y yo en el asiento del conductor. Me coloco el cinturón con las manos temblorosas. Las lágrimas amenazan con salir, no porque conociera a Mindy, si no porque los funerales me ponen así.

El chico a mi lado, el que conozco por siempre estar sonriente y aportando alegría, se encuentra destrozado, sin una pizca de luz en su rostro. Antes de arrancar, entrelazo nuestros dedos y acaricio con mi pulgar el dorso de su mano.

Alzo la mirada a él: me está mirando. Sus ojos azules, cristalizados, me miran atentos. Y sin pensarlo, me acerco y besó sus labios. Un beso corto, y no sé quién más lo necesitaba: si él o yo.

Me separo y puedo ver que todavía mantiene sus ojos cerrados. Al abrirlos, todo rastro de lágrimas e incluso un poco del rojo, se ha ido. Antes de que lo mirara más, besa mi mano y la suelta, dejándome conducir.

Ese pequeño acto; su forma de mirarme como si yo fuera su motivo de seguir, fue lo que me hizo darme cuenta que me gustaba Will.

Que podía llegar a enamorarme de él.

Con solo su mirada, me había calmado, y yo lo había calmado a él. Ambos añorábamos la compañía del otro. Desde el principio había estado conmigo.

Tal vez él era lo que estaba buscando.

Llegamos a su casa y estacioné el auto en el garaje. Ambos subimos las escaleras hacia su habitación y entramos tratando de hacer el menor ruido, aunque ambos supiéramos que no había nadie en casa.

Los dos nos acostamos en su cama, en silencio, mi oreja sobre su pecho y él acariciando mi brazo. Ninguno de los dos parecía querer decir algo, simplemente disfrutábamos la compañía del otro. Aquel silencio era cómodo; podría quedarme así por siempre.

Su mano subía y bajaba por mi piel. Su tacto me hacía sentir segura. Todo en él me hacía sentir segura. No podía creer que alguien tenía que morir para que yo pudiera por fin elegir.

Tenía claro que no quería perder a Will, pero ahora, no quiero separarme de él.

Bajo las escaleras en busca de agua. Will no había comido ni bebido algo en todo el día y le insistí en que lo necesitaba. Entré a la cocina a paso silencioso, buscando en las extensas despensas dos vasos y algo de comer.

—Eider Reed —la voz de Liam Frederick me asusta, provocando que me volteé hacia él manteniéndome pegada a la encimera. Su sonrisa se mantiene intacta. ¿Se habrá enterado de lo qué pasó hoy?—. Que sorpresa tenerte en mi cocina. ¿Para quien es ese vaso? ¿Kyle o Will? No me digas que ya Layla despertó tu lado oculto y te atrapó en sus redes. Si es así, soy el único que no ha probado algo de la pequeña Eider.

Trago saliva. Capaz Liam sea el más sonriente y feliz de los cuatro Frederick, pero esa es la única razón que tengo para que me de más miedo.

La forma en la que se acerca a mi es peligrosa. Su manos me aprisionan contra la pared y su sonrisa es macabra. Puedo decir que de los cuatro, él es el más terrorífico.

Y sin previo aviso e interfiriendo con mi espacio personal, choca mis labios con los de él.

No le seguí el beso, estaba demasiado asustada para hacerlo. Liam es una persona demasiado imponente, su tan sola presencia podía hacer que cualquiera estuviera a sus pies. Era muy guapo, y aquella sonrisa que siempre llevaba asustaba a cualquiera.

Llegó un punto que dejé de estar tensa. Liam posó sus manos en mi cintura, separando sus labios y volviendo a sonreírme. Sus ojos azules me tranquilizaron más de lo que esperaba.

—Ya entiendo por qué mis hermanos se pelean a muerte por ti. —El mayor de los Frederick se pasó la lengua por los labios. Quitó la mano que tenía en mi cintura y la posó en mi mejilla, acariciándola con el pulgar. Su mirada fija en mis labios—. Tus labios tienen este sabor adictivo. No los culpo, yo mismo acabo de caer.

Me siento pequeña, diminuta ante él. Nunca pensé que Liam podía hacerme sentir así: como una hormiga.

El rubio castaño vuelve a besar mis labios, con más desesperación, esta vez conmigo siguiéndole el ritmo.

Acabo de besar a tres chicos en menos de nueve horas. ¿Quién rayos soy y qué pasó con la anterior Eider? ¿Me siento mal por estarlos comparando?

Con Kyle sentía adrenalina. Con Will calor. Y con Liam, terror mezclado de pasión.

Liam no era como los otros dos, él no me miraba como si me deseara, como si lo volviera loco. Yo era como otra chica cualquiera, y me sentí bien por eso. Por un segundo sentí que no iba a dañar los sentimientos de nadie.

Sentimientos.

¿Y si Liam es...?

El mayor de los Frederick se separa de mi nuevamente. Sus ojos azules me miran, analizándome por completo. Instintivamente, trato de irme de ahí, pero los brazos de Liam me retienen.

—Solo quiero que sepas, Eider. —Se acerca a mi cuello y planta unos cuantos besos antes de subir a mi oído y susurrar—. Que oficialmente soy otro participante de tu pequeño concurso. Me interesa el premio —marca cada palabra mientras acaricia con su dedo mi escote— tanto como a ellos.

Y sin dejarme decir nada, Liam se retira de la cocina con una sonrisa, no sin antes de besar mi mano, tal como lo había hecho todas las veces que me había visto.

«Genial, ahora tienes tres chicos psicópatas locos dementes detrás de ti».

Con una bandeja de tostadas con huevo y dos jugos, subo a la habitación. Tengo miedo de encontrarme con Layla: después de lo que dijo Liam no tengo ganas de juntarme con ella.

Entro al cuarto y cierro la puerta con mi pie. Will me mira aliviado, como si hubiera estado preocupado de que me hubiera pasado algo. Si supiera.

—Tostadas con huevo y jugo de naranja para el príncipe —aviso dejando la bandeja en la cama y mirando a Will sonriendo. Él se sienta y se acomoda, mirando la comida expectante—. Perdón por la demora.

—Está bien, Eider. No puedo reclamarte una llegada tarde luego de que me has ayudado tanto —pronuncia sonriendo, mientras llevas. su boca una tostada—. Está delicioso. Valió la pena la espera.

Le sonrío mientras pruebo el jugo de naranja. Él de devora sus tostadas en un instante mientras que yo recién voy terminando la primera. Al parecer tenía mucha hambre. Creí que iba a estar metiéndole la comida a la fuerza debido a que no quisiera comer. Me sorprende que el estado de trance por la muerte de Mindy haya durado tan poco.

—Al parecer te gustaron —afirmo. Él me sonríe mientras se come los últimos pedazos de huevo que le quedan—. ¿Quieres quedarte hoy aquí o quieres salir?

—Creo que salir me haría bien —habla. Ya no tiene cara de roto, se ve como cualquier otro día. Mis tostadas deben estar dando resultado. Tómala, mamá, te dije que sabía cocinar—. Podemos pasear, tú y yo, solos. —Toma mis manos—. ¿Qué te parece?

—Me parece perfecto. —Sin dudarlo, beso sus labios y puedo sentir como sonríe. Me separo de él, con la sonrisa contagiada en mi rostro—. Podemos ir al parque, así como en nuestra primera cita.

Will se ríe mientras acaricia mis manos. Se ve tan frágil, pero tan fuerte a la vez. Lo admiro, ¿como puede intentar superar la muerte de su mejor amiga y hacerlo con tanta facilidad? No me imagino por que cosas ha pasado para poder mirar hacia adelante ante cosas complicadas.

—Parque será. —Sonrío—. ¿Te he dicho que me encanta tu sonrisa?

—Deberías decirlo más seguido —respondo burlonamente, provocando que él ría—. Vamos, párate.

Will se para de la camina riendo y agarra la bandeja, ambos saliendo de la habitación y bajando a la cocina. Por un segundo temo encontrarme con Liam.

Y mi temor aumenta cuando lo veo comiendo en la isla de la cocina.

—Voy a salir con Eider, Liam —avisa Will dejando los plato en el lavavajillas y guardando la bandeja—. Creo que salir me hará bien, después de la muerte de... Mindy y eso.

La vista de Liam está clavada en mi. Siento como me analiza, sin escuchar para nada a su hermano. Su mirada baja de mis ojos a mis labios y se quedan ahí.

—Claro... —pronuncia por fin. Serio—. Diviértanse. Y recomiendo que Eider maneje. —se voltea hacia su hermano—. Tú no estás en condiciones "aptas" después de todo, ¿no, hermanito?

Me pregunto por qué había dicho esa oración como si se burlara de cada palabra; como si lo que dijera no fuera en serio. ¿No se da cuenta de que su hermano acaba de sufrir una gran pérdida?

—Creo que es una buena idea. Te veo en la tarde, Liam. —Se notaba que Will quería que se terminara esta conversación, pero Liam no lo iba a dejar estar.

—Te estás tomando muy bien la muerte de Mindy, Will —dicta Liam. El sonriente y manipulador Liam estaba volviendo. Su sonrisa brillante nos puso a los dos nerviosos—. Casi como si supieras que iba a pasar.

Abro los ojos. ¿No estará diciendo...?

—¿Qué estas insinuando, Liam?

El mayor de los hermanos iba a contestar, de no ser porque Kyle entró a la cocina en ese momento. Los que antes discutían y demostraban su poder se encogieron en sus puestos. Después de todo, Kyle seguía siendo quien intimidaba más. Quien tenía más poder.

Frederick #3 agarró un plato y sacó la caja de cereal y se sirvió, ignorándonos a nosotros. Luego de sacar una cuchara, se volteó a mirarnos, pasando sus ojos por cada uno, recayendo en mi y quedándose inmóvil; sus iris clavados en los míos. Como si fuera un clon de su hermano, bajó la mirada a mis labios, para luego subirlos y comer su cereal.

—¿Por qué tontera discuten ahora?

—Liam está insinuando cosas estúpidas —acusó primero Will, como si se tratara de acusar a su hermano con su papá.

Mientras que Liam y Will eran los niños, Kyle era la autoridad adulta; aunque en realidad debería ser al revés.

—¡No he dicho nada! —se defiende Liam entre risas, burlándose de su hermano—. Vamos, Will. No puedo creer que hayas creído que era en serio.

Will está serio, mirando a Liam como si pudiera asesinarlo con la mirada. Yo no sé cómo calmarlo, parece una estatua; inmóvil, esperando.

—Dejen de insinuar cosas raras los dos. —La voz grave de Kyle me tomó por sorpresa. Este volvió a agarrar una cucharada de cereal y se lo metió en la boca. ¿No le iba a poner leche?

Will, tostadas con huevo. Liam, huevos con tocino. Kyle, cereal sin leche.

—¿Por qué no mejor Eider se queda aquí? Creo que sería mejor que todos disfrutáramos de su compañía —propuso Liam con una sonrisa. La mirada de Kyle y de Will recae en mi, provocando que me ponga nerviosa—. Después de todo, ella pareció curar a Will con solo una sonrisa. ¿Qué clase de milagros podría hacer ella por nosotros? Infinitas posibilidades se me vienen a la cabeza.

—No —sentenció Will, serio y a un paso de la ira—. Eider, vamos.

—Por primera vez en la vida, estoy de acuerdo con Liam. —La voz de Kyle volvió a dejar quieto a Will—. Sería recreativo tener a una chica aquí, sobre todo si es tan guapa como Eider.

Miro confundida a Kyle, pero él solo me guiña el ojo, metiéndose la cuchara en la boca lentamente. Este chico me va a terminar matando.

—¿Recreativo? ¿En serio Kyle? —preguntó enojado Will. Parecía haberse inyectado valentía sin que nadie lo viera—. Que ridículo.

—No me culpes, Will —Kyle se hace el indefenso, esbozando luego una sonrisa—. Tú estás en un trance por la muerte de tu amiga, lo entiendo. Como tu hermano, me preocupo por ti, y creo que a todos... —se señala a él y Liam para luego mirarme— nos vendría bien esa hermosa sonrisa de Eider.

—O solo sus labios —suelta burlón Liam, pero al recibir mala mirada de los dos hermanos, baja la mirada a su plato, aún sonriendo.

Sé que se están burlando de Will. Su plan es hacerlo enojar, lo sé.

—Está bien, Will —hablo por primera vez, llamando la atención de los tres, quienes ablandan su mirada al verme—. Podemos quedarnos. Igual, hace frío para ir al parque.

Kyle está sorprendido, pero sabía que era la única forma de demostrarles que ya había elegido.

O eso creía yo.

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