Rivals AU | Thiam {Español}

By mariasyko

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Versión en español de Rivals AU, escrita por Mskristinamay en Archive of Our Own. More

Rivals AU
01. Flashbacks y situaciones pegajosas
02. Los climas del infierno
03. Aguafiestas
04. Dos agujas y un apodo
05. Un viaje en el carril Lobito
06. SALVADO o PERDIDO
07. Medicamentos olvidados, amistades rotas y una fiesta
08. El clóset de Gabe y un viaje a Emergencias
09. Quebrado
10. La luna y la verdad
Intermedio
11. Bienvenido de vuelta
12. Lo mejor de ambos mundos
13. De vuelta a la realidad
14. Distracciones, citas de almuerzo y un meñique
15. Cabeza abajo, meñique arriba
16. Avanzando
17. Una Nueva Perspectiva
18. Hunter's
20. Terreno Familiar
21. Trifecta
22. Besé a un chico
23. Enviado del cielo
24. Nuevos comienzos
25. ¿Puedes sentirlo?
26. Cosas extrañadas
27. Conociendo a los padres
28. Gracias
29. Desaparecido en un instante
30. Abrochense los cinturones
Nota Final

19. Promesas

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By mariasyko

   Ellos bromearon, se llenaron de comida y hablaron de todo y nada aparte de las obvias zonas prohibidas. Fue casi como si no hubieran estado separados por casi tres años, retomando justo donde lo dejaron y, si algo había cambiado, entonces pasaban tiempo aprendiendo la diferencia.

  Mucho después de que la comida había desaparecido y la emocionada conversación se había apagado, Theo llevó a Liam a casa, un silencio fácil asentándose entre ellos en el auto. Theo escabulló miradas hacia su pasajero entre los brillantes faros que se aproximaban, tratando de probarse a sí mismo que realmente estaba pasando y que todo no era un sueño esa vez, que su lobito definitivamente estaba sentado a su lado… porque quería estarlo.

  Theo se tensó mientras le daban la vuelta a la última esquina hacia la calle de Liam, sin estar listo para que eso se terminara. Porque las probabilidades de ellos volviendo a la normalidad, como en peleándose o no hablando, el siguiente día en el colegio eran altas y él solo no estaba listo de dejar ir a Liam tan fácilmente esa vez. Pero, a medida que se acercaban a la casa, se dio cuenta de que no tenía elección.

  La camioneta se detuvo lentamente en frente de la familiar casa de dos pisos. La que tenía recuerdos de la infancia más agradables que el propio lugar donde vivía, a la que podía llegar con los ojos vendados y a la que siempre solía ser bienvenido, incluso si Liam no estaba ahí.

  Ningunas palabras fueron dichas mientras Liam recogía sus cosas del piso de la camioneta, solo una pequeña sonrisa y un asentimiento del uno al otro, y luego Liam abrió la puerta y saltó afuera. Theo suspiró y bajó su mirada a sus manos, que estaban agarrando el volante apretadamente.

  —¿Oye, Theo? —llamó suavemente Liam desde afuera de la puerta todavía abierta. La cabeza de Theo voló de vuelta a su dirección, sin esperar que todavía estuviera ahí parado, sin esperar encontrarlo mirando a Theo expectante y continuando una vez que tuvo la atención de Theo—¿Prométeme algo?

  Theo asintió, su corazón corriendo salvajemente en su pecho por lo que Liam posiblemente podría querer de él.

  Los fríos ojos de Liam se volvieron cálidos y abiertos.

  —¿Prométeme que dormirás esta noche?

  Él no respondió, en su vez solo miró al chico parado fuera de su auto. ¿Sabía lo que estaba pidiendo? ¿Lo difícil que sería para él?

  —Theo —insistió Liam, ojos y rostro volviéndose serios.

  —Lo prometo —sacó en un susurro, incluso aunque no tenía idea de cómo iba a hacer que pasara.

  Él solo se había sentido seguro en tres lugares después del accidente, uno de los cuales estaba afuera en ese momento y estaba apunto de dejar. Liam le sonrió, quedándose un segundo de más mirándolo atentamente. Theo trató de sonreírle de vuelta, pero probablemente salió más como una sonrisa adolorida.

  No iba a dormir en el colegio, así que esa opción estaba fuera, significando que, si quería mantener su promesa a Liam… no tenía otra opción que ir al lugar con el que todavía estaba tratando de reconciliarse, el lugar que, aunque él trataba de hacerlo a un lado, todavía hacía que su piel hormigueara.

  Theo llegó al hospital y maniobró su camioneta hacia el garaje de parqueo nocturno, deteniéndose en un sitio que estaba más alejado de todos los carros parqueados ahí. Agarró el bolso que mantenía bajo su asiento con cambios de ropa, otra licencia de conducir y una poca cantidad de dinero en caso de que tenía que irse en un apuro. Había empezado a estar preparado después de una paliza particularmente mala, guardando el bolso en el techo afuera de su ventana para un fácil acceso hasta que la madre naturaleza decidió atacar y arruinar todo adentro. El bolso había sido rápidamente reubicado, al igual que un juego de llaves de repuesto que estaban almacenadas en una caja de seguridad bajo la cama de la camioneta.

  Caminó hacia las puertas dobles con el bolso de deportes en mano, respirando profundamente antes de cruzar el marco de las puertas. Se estaba haciendo más fácil, pero todavía hacía que su corazón hiciera algunas locuras. Él trató de sacudirse la piel de gallina amenazando con hacer ondas a través de su cuerpo, recordándose a sí mismo por qué estaba ahí esa vez. Ayudaba si tenía un propósito, una razón para estar ahí. «Se lo prometiste a Liam, le prometiste que dormirías». Y entonces continuó poniendo un pie en frente del otro, llevándose a sí mismo más adentro del imponente edificio y llegando a parar en frente del escritorio de bienvenida, donde su enfermera favorita estaba sentada.

  —¡Theo! —exclamó felizmente, poniéndose de pie y yendo alrededor del mostrador para darle un abrazo, pero no antes de inspeccionarlo primero, ojos achicándose un poco al ver el bolso.

  —Hola, señora- Melissa —enmendó después de que ella le echara una mirada—. ¿Está el doctor Geyer aquí?

  Ella sonrió y asintió.

  —Dirígete hacia abajo, le haré saber que vas.

  —Gracias —dijo, y aceptó un abrazo más de la bondadosa mujer antes de hacer su camino hacia la oficina que se había convertido en un apreciado refugio seguro para él.

  Una vez que alcanzó la puerta, solo se quedó afuera por un momento, no porque estaba nervioso o asustado, pero porque, una vez que pasara a través de la puerta, su vida iba a cambiar de nuevo, con suerte, esa vez para lo mejor.

  Cuadrando sus hombros, tomó un último respiro y le dio vuelta a la manija para entrar a la habitación.

  El doctor Geyer había estado recostado en su silla, bata blanca colgada en el perchero a su lado en la esquina, manos cruzadas en su regazo.

  —Me estaba preguntando cuánto tiempo estarías de pie fuera de la puerta —dijo con una sonrisa conocedora.

  Theo se volteó para cerrar la puerta antes de girar de vuelta y hacer su camino al sillón. Puso su bolso en el espacio entre el reposabrazos y el escritorio, guardándolo cuidadoso para que no fuera una carga.

  —Sé que no tengo ningún derecho a preguntar —empezó Theo titubeantemente, ojos mirando abajo—. Pero le hice una promesa a Liam.

  El doctor Geyer fue a sentarse en el sillón a su lado.

  —¿Tú y Liam hablaron? —preguntó ansiosamente.

  Theo lo miró con una ligera sonrisa en su rostro y subió y bajó su cabeza unas cuantas veces. Los ojos del doctor revolotearon abajo hacia la camiseta que todavía llevaba puesta, una expresión de cariño iluminando sus rasgos.

  —Me dijo sobre el episodio —dijo, haciendo que Theo se encogiera.

  —Nunca pude decir gracias por decirme, por cierto… Lo alcancé justo a tiempo, antes de que de verdad se cerrara. Hiciste bien, Theo —elogió con unas palmadas gentiles en la espalda.

  Theo se encogió de hombros.

  —Solo quería asegurarme de que estaba bien.

  —No lo estaba, pero sí lo está ahora —el hombre confirmó—. ¿Qué le prometiste?

  Theo miró hacia abajo de nuevo, pero resumió contacto visual después de unos momentos.

  —Le prometí que dormiría —susurró, recibiendo un pesado suspiro del doctor Geyer.

  —¿Él sabe?

  Los ojos de Theo se pusieron como platos y sacudió su cabeza agresivamente.

  —Y me gustaría mantenerlo de esa forma… por favor.

  El hombre pinchó el puente de su nariz antes de llevar sus ojos de vuelta a Theo.

  —Por supuesto que respetaré tu decisión y privacidad. Pero todavía me mantengo con lo que dije, no tienes que seguir viviendo eso, Theo. Ya no tienes que castigarte más.

  —Ya casi se acaba.

  —Theo, te queda más tiempo ahí del con el que estoy cómodo, pero tienes dieciocho ahora y esa es la única razón por la que no he enviado a los Servicios de Protección Infantil de vuelta a tu casa —Theo retrocedió como si hubiera sido golpeado.

  —¿Tú fuiste el que los envió? —casi gritó, recordando lo que había pasado el año anterior después de que su padre lo había amenazado con sus ojos si decía algo incriminatorio. Después de que los agentes se fueron, después de que su padre había apagado su encanto, las cosas se pusieron oscuras… por eso el bolso empacado para emergencias.

  —Sí —confirmó el doctor Geyer, sin arrepentimiento o disculpas en su voz.

  —¿Sabes lo que pasó después de esa visita? —preguntó Theo fríamente, tratando de no enojarse con el hombre que le había estado ofreciendo refugio.

  —Solo puedo imaginar —respondió, ojos nublandose como si estuviera reviviendo su propia versión de lo que Theo había pasado ese día.

  Al menos una de sus costillas había sido quebrada, junto con unos serios moretones profundos que cubrían el resto de su cuerpo, probablemente una o dos huellas de bota. Ese había sido el periodo de dos semanas en que Theo había contraído mononucleosis y tuvo que quedarse en casa… lo cual fue completamente otro paseo de alegría en sí mismo.

  Ambos se quedaron callados, perdidos en sus propias versiones del infierno, hasta que ambos se estremecieron y luego evitaron la mirada del otro.

  —¿Así que le prometiste que dormirías? —la fuerte voz del doctor Geyer rompió el doloroso silencio, ojos expresivos regresando al rostro de Theo y escaneando. Él cerró sus ojos tratando de sacar las imágenes de su cabeza si iba a tener alguna oportunidad de dormir, y asintió—¿Y supongo que eso no pasará en tu casa?

  El corazón de Theo empezó a acelerarse al recordar la última vez que había encontrado a su papá de pie sobre él.

  —No —croó, voz gruesa con miedo.

  —¿Qué sobre la casa de un amigo? —estaba pescando entonces.

  Theo lo miró, cara transportando todo lo que necesitaba ser dicho, pero sin embargo todavía lo expresó.

  —Yo… —frunció el ceño—. Yo realmente solo tengo tres opciones. Aquí y el colegio eran las más realistas, y no voy a dormir en el colegio.

  —¿Y la tercera? —preguntó el doctor Geyer con una expresión interrogante.

  —No he sido bienvenido ahí en años —el hombre a su lado lo miró por unos momentos, procesando su críptica respuesta.

  —Bueno —dijo el doctor mientras se levantaba.

  —El sillón no es mucho, pero vence una cama de hospital y tus otras alternativas. Hay duchas de personal al final del pasillo si quieres usarlas —informó mientras recogía sus cosas de su escritorio—¿Necesitas algo de mí antes de que te deje descansar?

  —No, esto ya es perfecto —él asintió e hizo su camino hacia la puerta.

  —¿Doctor Geyer? —llamó Theo calladamente, viendo al hombre mayor voltearse a verlo desde el marco de la puerta—. Gracias… por dejarme quedarme aquí y por no decirle a Liam.

  Una gentil sonrisa tocó sus labios.

  —De nada, Theo. Fui lo suficientemente afortunado para encontrar a alguien que me ayudara a salir de mi situación, solo espero que pueda regresar el favor al hacerlo por ti ahora —dio una mirada aguda, una que decía «por favor déjame ayudarte, por favor dile a tu mejor amigo qué está pasando, por favor solo no te alejes como tantos otros chicos» y luego ya no estaba, cerrando la puerta con un resonante clic, dejando a Theo solo para intentar cumplir la promesa que había hecho.

  Cambió sus jeans por cómodos pantalones deportivos, renunciando a su normal pecho desnudo para mantener la camiseta de Liam puesta, esperando a que lo ayudara en su búsqueda de una noche entera de sueño. Ya que no podía tener a su atrapasueños humano, tal vez algo suyo funcionaría de la misma manera.

  Theo se acomodó en el sillón, poniendo la cobija que descansaba en el respaldar sobre sí mismo y encontrando una posición lo suficientemente cómoda. No muy cansado todavía, repasó el día en su cabeza, volviendo a visitar cada momento porque todo había pasado tan rápido en tiempo real.

  La camiseta de Liam había olido como el detergente que su mamá usaba mezclado con Liam al principio, pero el olor se había desvanecido lentamente durante el día. Había perdido un «amigo», pero al parecer había obtenido dos nuevos. Brett y Nolan iban a ser un interesante puñado si su introducción antes probaba algo.

  Theo sonrió cuando recordó cómo había entrado en pánico cuando pensó que había perdido al chico nuevo, solo para encontrarlo aturdido y confundido al lado de un igualmente deslumbrado Nolan.

  Y luego estaba el tiempo pasado con Liam. El almuerzo sostenía nostálgicas formas de comunicación y pequeños toques de aliento, lo cual luego llevó a su desliz menor en decir que le gustaba cómo lucía Liam en su camiseta en voz alta y, afortunadamente, conjurando su actitud arrogante para hacer como si no hubiera sido nada, y luego casi perdiendo su cabeza de nuevo cuando Liam se mordió su labio inferior.

  La expresión de alivio puro en el rostro de Liam cuando él finalmente había llegado a la presentación de jugadores y luego trazando sus dedos sobre su espalda durante todo. La mirada que recibió después fue como un puñetazo en el estómago, los ojos de Liam mirándolo debajo de gruesas pestañas era algo para lo que definitivamente no había estado listo cuando despertó esa mañana. Su casi beso, el cual había estado deseando desde el primero en el vestuario la semana anterior. La semana anterior.

  Loco pensar que hacía una semana habían estado listos para matarse y entonces ahí estaban, casi sosteniendo manos, casi besos, muchos toques y silenciosas tranquilizaciones, comiendo en uno de sus restaurantes favoritos en su mesa y haciéndose promesas llevándolo al hospital, acostándose en un sillón muy usado y mirando sin expresión a las luces en el techo.

  Iba a apagar las luces, pero decidió no hacerlo. Aunque la oficina se sentía segura, si se despertaba en la oscuridad desconocida, podría haber entrado en pánico, así que las suaves luces amarillas todavía estaban zumbando con electricidad, un sonido un poco calmante, determinó Theo después de escucharlo por unos minutos.

  Detrás del zumbido de las luces, podía escuchar pasos haciendo eco en el piso de azulejo, ruedas de camas siendo empujadas y sillas raspando el piso por personas moviéndolas. De vez en cuando, una ambulancia se acercaría, las sirenas chillando en la noche como una banshee prediciendo el futuro.

  Pero, sorprendentemente, Theo se quedó dormido con todo eso.

  ~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

  —Miren a quién encontré en la carretera principal, dirigiéndose aquí —anunció el doctor Geyer mientras entraba a la cocina con Theo a cuestas.

  —Theo, cariño —sollozó la señora Geyer—. Sabes cómo me siento sobre que tomes el bus tú solo.

  Él se encogió de hombros, más preocupado sobre por qué había estado llorando antes de que ellos entraran, ¿dónde estaba Liam?

  El hombre que lo había recogido inmediatamente caminó hacia ella y la envolvió en un abrazo.

  —¿Qué pasó? —cuestionó calladamente. Theo se quedó a un lado incómodamente, sin saber qué hacer en esa situación ya que nunca había visto a la mamá de Liam triste.

  —Él nunca se ha desquitado conmigo antes —sollozó, lágrimas regresando con toda fuerza y corriendo por su rostro—. Un minuto todo estaba bien… y luego solo no lo estaba. Sé que no lo dijo enserio.

  —¿Qué dijo? —le preguntaron, Theo empezó a tener un sentimiento hormigueante bajo su piel. Algo estaba muy mal, y tenía que ver con Liam, su mejor amigo.

  —Él… Él —respiró profundamente y luego empezó de nuevo.

  —Él no lo dijo enserio —repitió, sonando como si estuviera tratando de convencerse a sí misma de ello. Theo buscó a través de la casa tratando de encontrar al «él», un poco enojado con Liam por hacer a su mamá llorar. Estaba listo para hacerlo pedazos cuando lo encontró y, al verlo, toda la pelea murió dentro de él.

  Liam estaba sentado en la esquina de su cuarto, acurrucándose a sí mismo, solo mirando vacíamente al piso en frente de él. Muy francamente, daba miedo. Como una de esas películas de miedo que a Liam le gustaba ver, pero no realmente ver, porque se escondía bajo las cobijas en todas las partes de miedo, cuando la persona te estaba sentada inquietantemente inmóvil y luego saltaba hacia ti.

  Theo muy cuidadosamente hizo su camino a la estatua que se parecía a Liam, cauteloso de hacer cualquier movimiento repentino. Llegó a él y luego se sentó en el piso a su lado.

  —¿Liam? —trató calladamente, tan calladamente que apenas pudo oírlo. Liam no se movió ni mostró que lo escuchó, así que aclaró su garganta y trató de nuevo un poco más alto.

  —¿Liam? —pero todavía nada—¿Liam estás—

  —Vete —su rota voz sonó alrededor de ellos, gruesa de emoción, pero fría y sin vida al mismo tiempo. El corazón de Theo se rompió, Liam nunca le había hablado así antes.

  —¿Qué pasa, Liam? —preguntó, haciendo a tocarlo y echándose hacia atrás cuando Liam se apartó de él.

  Estaba llorando entonces.

  —Soy un desastre —lágrimas calientes se derramaron en sus mejillas y luego sus piernas—. Vete antes de que te haga daño a ti también.

  Theo se acercó, estirándose hacia él de nuevo y suspirando en alivio cuando Liam lo dejó esa vez.

  —No lo dijiste enserio, lo que sea que dijiste, tu mamá dijo que no lo dijiste enserio —un sonido estrangulado se escapó del chico en frente de él, y Theo se quebró. ¿Era así como sonaba cuando despertaba de sus pesadillas?

  Él rápidamente jaló a Liam a su pequeño cuerpo, abrazándolo apretadamente y meciéndolo de ida y vuelta hasta que se calmó.

  —No estabas hablando enserio —repitió una y otra vez, a veces cambiándolo y añadiendo un «Va a estar bien» o «shh» ahí.

Los   Incluso después de que Liam se calló, él siguió meciéndolo, sosteniendo su cabeza en su pecho y pasando sus dedos a través de su cabello como Liam hacía por él cuando lo necesitaba.

  —¿Oye, Theo? —su pequeña voz habló de la nada, casi asustando a Theo. Él murmuró en respuesta—¿Prométeme algo?

  —Cualquier cosa, Lobito. Cualquier cosa.

  —Prométeme que si hago algo malo en el futuro… no me juzgarás. No puedo evitarlo a veces. Prométeme que no tratarás de quitar lo que hice de mí tampoco. Lo hace peor. Prométeme que siempre estarás ahí después, cuando empiezo a calmarme.

  El corazón de Theo saltó en su pecho, se sentía como si algo más estuviera pasando que una simple promesa, pero él no sabía qué era. Fue como si algo estuviera tirando de su corazón, haciéndole difícil respirar.

  —¿Theo? —llamó Liam desde su posición todavía presionado contra él.

  —Lo prometo, Liam. Lo prometo. —susurró.

  Esa fue la primera vez que Theo había sentido algo hacer clic dentro de él cuando le hacía una promesa a Liam, y estaba lejos de la última, pasaba cada vez después de eso, como un obligatorio sentido de deber para mantener su palabra.

  ~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

  También era la primera vez que Theo había dormido toda la noche sin despertarse en demasiado tiempo, probablemente porque le había prometido a Liam que lo intentaría. Era la mejor noche de sueño que podía recordar tener en cerca de tres años.

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