Las galletas de los deseos |E...

Oleh MyCherryBomb

246K 25.2K 5.4K

Luego de varios meses de amor y dulzura, Olivia es asaltada por las dudas. Deseosa de saber si Kevin es el ho... Lebih Banyak

Nota de autor
Prólogo
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
52
53
54
55
56
57
58
59
60
Epílogo

51

3K 385 53
Oleh MyCherryBomb

12 de marzo, 2019

¡Negativo de nuevo! ¿Pero es que es posible? Dejé pasar un día más sin que me bajara para darle la última oportunidad, pero al parecer algo me está fallando.

Chasqueo la lengua mientras tiro la prueba de embarazo al tacho y lavo mis manos. No puedo creerlo, sé que tengo que ir al doctor, pero la simple idea de pensar que tengo que sacarme sangre me hace descomponer. Aunque quizás me ahorro ese paso si el doctor me hace una ecografía, esa puede ser otra buena opción.

—¿Oli, estás bien? —pregunta Kevin desde afuera, sacándome de mis pensamientos.

Él no sabe que repetí el test y sé que se está tomando bastante bien el hecho de que no sabemos lo que me está pasando, aunque a veces noto que la ansiedad lo pone bastante nervioso, teniendo en cuenta que esta semana solo hicimos el amor una sola vez porque tiene miedo de que me pase algo.

—¡Sí! —contesto—. ¡Ya salgo!

Abro la puerta de golpe y él se cae para adelante, delatando que estaba escuchando todo. Estallo en carcajadas y lo ayudo a levantarse mientras su cara se pone cada vez más roja de vergüenza.

—Solo quería ver si estabas bien —se defiende intentando no perder la dignidad. Mira alrededor y sus ojos se clavan en el tacho de basura. Trago saliva al comprobar que el papel higiénico no envolvió bien la caja del test y su cara que anteriormente estaba roja, ahora está completamente pálida—. ¿Qué resultado...?

—Negativo —lo interrumpo con firmeza, intentando sonar lo más fría posible.

Su semblante es dudoso, está entre incrédulo, sorprendido y decepcionado. Suspira y se acerca para abrazarme.

—Vamos al médico —murmura en mi oído. Asiento con la cabeza en su pecho y lo pego más a mi cuerpo—. Mañana, ¿te parece?

—Ay, tenemos que terminar la torta, preparar la decoración, ir a recoger los souvenirs, pedirle a los chicos que... —comienzo a replicar, pero me interrumpe con un chistido.

—Primero es tu salud, después podemos hacer todo eso —comenta alejándose—. No te preocupes.

—Estoy segura de que es por el estrés, te apuesto a que nos casamos y en la luna de miel me viene, es obvio, siempre viene en los peores momentos —digo. Rueda los ojos y no dice nada, solo sale del baño y lo sigo hasta la cocina—. ¿Estás bien?

—Sí, solo que se estaba quemado el bife —responde con aspecto distraído.

Respiro hondo y me siento en la encimera de la cocina, él me mira de reojo y esboza una sonrisa torcida. Saca la carne cocida de la plancha y coloca otro pedazo crudo para que se vaya cocinando. Mientras tanto, se acerca a mí, pone sus manos en mi cintura y me besa con lentitud, saboreando mis labios. Suelto un suspiro al sentir su lengua acariciando la mía y abro un poco más la boca para profundizar el beso.

Entierro mis manos en su pelo, rodeando su nuca y mis piernas envuelven sus caderas para pegarlo más a mí. Siento que gruñe al no poder contenerse y aprovecho su debilidad para comenzar a desabrochar los botones de su camisa.

—Oli, no, ahora no —murmura y siento la voluntad que pone para no seguir la situación—. La carne se va a quemar, la comida se va a enfriar y...

—Y tenés miedo —termino por él, suspirando con resignación. Hace un sonido afirmativo y se aleja para seguir cocinando—. No sé de qué. En caso de que estuviera embarazada... Bueno, solo es un embarazo, no es una discapacidad que impide que tengamos relaciones.

—¿Y si es algo más? —cuestiona exasperado—. ¿Si es algo malo y teniendo sexo se agrava? Por eso es que tenés que ir al médico cuanto antes, Oli, por Dios.

—¡No es algo malo! —exclamo—. A ver, que estoy demasiado estresada porque en tres días nos casamos, estoy ansiosa, nerviosa, impaciente y emocionada, ¿acaso no es suficiente para tener una maldita amenorrea? ¡Y quiero coger, mierda!

Deja de revolver los fideos de golpe y me mira con diversión. Mi rostro comienza a arder en cuanto repito mentalmente lo que acabo de decir y no puedo evitar reír a la misma vez que él.

—Bueno, amor, perdón —dice concentrándose nuevamente en la cocina—. Yo también tengo ganas, y también siento todo eso que sentís vos. Para colmo creo que estos días están pasando lentísimo.

—Me pasa lo mismo. Es como que los segundos van a paso de tortuga.

Termina de preparar la comida, sirve y empezamos a comer. A pesar de que estoy mirando el plato, puedo sentir sus ojos sobre mí. Al levantar la vista me doy cuenta de que así es, me está observando con atención y arqueo las cejas con expresión interrogadora. Mueve la cabeza como diciendo que no pasa nada, pero no le creo, es como si quisiera decirme algo y no se anima.

—¿Entonces María dejó a Lautaro? —interrogo haciéndome la tonta. Él asiente con lentitud y suspira.

—Sí, ni siquiera le dijo por qué, simplemente dijo que no quería verlo más. Supongo que Lautaro se lo esperaba, pero fue demasiado pronto y sin motivo. —Entrecierra los ojos cuando mira mi semblante inocente y me señala—. No sé por qué, pero me da la sensación de que vos sabés, aceituna.

—¿¡Yo!? —pregunto con fingida sorpresa. Hace una mueca para que hable y ruedo los ojos—. Está bien, sí, quizás fue mi culpa que María dejara a tu amigo. ¡Pero fue antes de saber todo lo que pasaba!

—¿Qué pasaba? —cuestiona con desagrado. No le gusta que me meta en asuntos de otras personas, pero en ese momento pensé que era un buen plan alejarla de Lautaro.

—El lunes pasado, cuando se fueron Pablo y Julián y vos habías entrado a bañarte, la fui a ver para hablar sobre Juliana. Lo que sucedió es que me dijo el motivo de su odio y yo simplemente le dije que si se mantenía alejada de vos y de todo lo que te rodeara, yo no iba a ver a mi hermana, ella no quería que yo esté cerca de la chica —confieso. Abre los ojos con incredulidad y resopla.

—¿Por qué te odia? —inquiere con curiosidad, dejando de lado todo lo otro, aunque estoy segura de que va a querer retomarlo en otro momento.

—Hace casi ocho años salí con un tipo llamado Javier, estuvimos juntos durante un año, yo jamás supe que tenía novia, pensé que yo era la única. Al parecer no. —Me encojo de hombros y sigo comiendo con tranquilidad, aunque él se atraganta.

—¿María era la amante de ese tal Javier?

—No, yo era la amante. María descubrió que su novio estaba conmigo, pensó que era una roba novios y a partir de ahí me volví una especie de obsesión para ella, creo que me acosaba bastante desde lejos y por eso es que quiere robarme a todos. Empezó con Benjamín, después te quiso a vos, aunque por suerte no logró eso. —Esbozo una pequeña sonrisa y él me mira sin poder creer lo que digo—. Por suerte no tuve muchos novios o iba a empezar a creer que algo estaba mal conmigo.

—Es una locura —murmura. Asiento con la cabeza—. ¿Y entonces qué pasó?

—Al otro día, cuando vos tuviste que ir a la reunión de tu papá, cité a Javier para que dijera la verdad. Así fue, él nos engañaba a las dos. Le contó toda la verdad a María, se pelearon, ella se fue ofendida y creo que bastante arrepentida por haberme dicho algo que no soy. —Tomo un poco de agua y me imita—. En fin, ahora no sé cómo quedó la cosa, supongo que voy a tener que ir a hablar con ella de nuevo. Quizás hasta volvió con tu amigo.

—No, no volvieron —comenta—. Y él se estaba enamorando de ella, pobre.

—Bueno, ahora solo espero que la vecina encuentre la paz que le corresponde y se enamore de verdad... Y no se obsesione con nadie más —agrego.

Terminamos la comida en silencio, con alguna que otra mirada y una guerra de patadas por debajo de la mesa que nos hace soltar un par de risas.

Entre los dos limpiamos la mesa, lavamos los platos y nos divertimos jugando con el agua. Cuando nos cansamos, me abraza fuerte y me da un beso en la coronilla.

—Vamos a cocinar el bizcochuelo de la torta ahora, ¿te parece? Así mañana solo nos queda el relleno y la decoración y estamos tranquilos, además te da más tiempo para hacerte el análisis de sangre —dice.

Hago una mueca, pero asiento con la cabeza y nos ponemos manos a la obra. Tenemos que hacer varias capas de bizcochuelo, hacemos uno de chocolate, otro de vainilla y otro marmolado. Para mí con una torta de dos pisos alcanza y sobra, pero Kevin quiere una de tres y voy a cumplirle el capricho.

Terminamos jugando, como siempre, mientras se hornean las preparaciones. En cuanto vemos que hicimos demasiado desastre, dejamos nuestra actitud infantil y nos ponemos a acomodar.

—Sabés que te sigo amando como desde el primer momento en que te vi —susurra en mi oído cuando terminamos. Sonrío y lo acaricio.

—Yo también te amo —contesto, pegándolo a mi cuerpo y paso mis brazos sobre sus hombros mientras me pongo en puntitas de pie para besarlo. Se ríe y me corresponde con dulzura.

—Tres días —murmura contra mis labios.

—¡Tres días! —repito con emoción—. Mañana es el último día que pasamos juntos como novios. El jueves las chicas me pasan a buscar a la mañana para empezar la despedida de soltera temprano.

—Ah, con razón mis amigos van a venir temprano —responde pensativo—. ¿O sea que nos vamos a ver directamente el quince en el registro?

Hago un sonido afirmativo y esboza una sonrisa tan hermosa que me derrite el corazón.

—Sé que siempre te lo pregunto, pero quiero saber, ¿vas a ponerte vestido de novia? —interroga arqueando una ceja. Hago de cuenta que tengo un cierre en la boca y chasquea la lengua—. Está bien, que sea sorpresa. Muero porque sea nuestro día ya mismo.

—¡Yo también, galán! Ya quiero casarme con vos —admito. Suelta una risita y niega con incredulidad.

—Pensar que me costó un montón que aceptes mi propuesta, creo que gané por cansancio.

—No, ganaste porque te amo.

Me mira con ternura y me besa del mismo modo, provocando que un nido de mariposas cobre vida en mi estómago. Quiero más, quiero que deje de tener miedo y me demuestre amor en todas sus formas.

—Se quema la torta, aceituna —expresa entre besos. Resoplo y me cruzo de brazos, él nota mi molestia y vuelve a acercarse, pero me hago la tonta y cambio la preparación lista por una mezcla aún sin cocinar.

Me siento rechazada de nuevo, como esas tantas veces que me rechazaba cuando estaba enojado porque besé a Benjamín. Un nudo se apodera de mi garganta y las lágrimas amenazan con salir. No puedo evitar soltar un sollozo y Kevin me envuelve entre sus brazos pidiendo perdón.

—No quiero que te sientas rechazada, amor —comenta con tono preocupado—. Te juro que te deseo demasiado, no te das idea de lo que me cuesta apartarte, pero realmente tengo miedo de lo que te pueda estar pasando y...

No lo escucho, simplemente le doy un leve empujón para que me suelte y corro hacia el baño. Llego al inodoro un segundo antes de que la comida que ingerí salga por mi boca en una cantidad asquerosa y no dejo de vomitar hasta que la bilis quema mi esófago.

Cuando levanto la vista, noto a Kevin observándome apoyado en el umbral de la puerta y suspira.

—¿Un test de embarazo? ¿Para qué? Creo que esto nos da el positivo —manifiesta esbozando una amplia sonrisa que me contagia.

Los síntomas comenzaron.

Lanjutkan Membaca

Kamu Akan Menyukai Ini

4.8K 134 1
La popular Katherine Adams siempre ha tenido todo lo que ha querido. Este año lo único que quiere es centrarse en el último curso de instituto pero...
1M 47.1K 47
"-¿Y si te robo un beso?- susurró él con voz ronca con los labios muy cerca de mi boca. -No...- fue lo único que pude decir antes de que él estampara...
4.1M 274K 74
Una mujer, que por miedo a no tener a quien amaba junto a ella, oculto su verdadera identidad. Hace cuatro años , Alexander abandono en un descampado...
597K 8.6K 8
Scarlett Odette Foster es una chica podría decirse "normal", exceptuando, claro, el hecho de que con solo tocarte podrá adivinar tu muerte o saber lo...