30

3K 377 67
                                    

Media hora después, vuelven a la mesa. Ambos con una media sonrisa y mucha menos tensión.

Kevin se pone a calentar lo que quedó en sus platos para no comer frío y yo cruzo una mirada de desconcierto con Lorenzo, que me mira sin poder creerlo y se encoge de hombros.

Intento sacar alguna información en los ojos de mi novio, pero él me sonríe con tranquilidad y se sienta nuevamente para terminar de comer. Noto que Guadalupe le aprieta la mano a Lorenzo por debajo de la mesa y le dedica una hermosa sonrisa.

Es una mujer bellísima, me acuerdo cuando conocí a mi suegro y me dijo que yo soy mucho más linda que la madre de Kevin, pero la verdad que no lo creo. No me cabe duda de por qué Joaquín es tan lindo.

—Bueno... —dice Lorenzo para cortar el silencio—. Lástima que Oli y yo ya terminamos de comer. Provecho.

¿Eso es lo único que tiene para decir? Uf, de repente toda la tensión que había hace un momento cayó sobre mí, como si la hubiera absorbido.

—Voy al baño —aviso antes de desaparecer.

Me encierro en el pequeño cuarto y me siento sobre la tapa del inodoro para poder relajarme un poco y poder pensar en cómo actuar.

Sinceramente, ya me pone nerviosa el hecho de estar cenando con una suegra que creí inexistente y tengo la preocupación de caerle bien, al fin y al cabo, es la madre de mi futuro marido y su opinión es importante.

Alguien toca la puerta del baño y suspiro antes de abrir. Kevin me mira con expresión interrogante.

—¿Estás bien? —me pregunta. Asiento intentando esbozar una sonrisa.

—Sí, tenía ganas de hacer pis —contesto con firmeza, a pesar de que estoy mintiendo—. ¿Vos todo bien? ¿Te arreglaste con ella?

—No, pero decidí darle una oportunidad, escucharla y que me cuente el porqué nunca apareció. Y me dio una buena razón.

—¿Qué le pasó? —cuestiono interesada. Él me observa mordiendo su labio inferior con nerviosismo y rasca su ceja.

—En este momento no puedo decirte, Oli, pero voy a contarte cuando esté listo —replica seriamente. Hago un sonido afirmativo y bufo.

—Está bien... —Me quedo un instante en silencio—. ¿Cómo se supone que debo actuar? Estoy nerviosa.

—Actuá como vos misma, aceituna, sos adorable. —Aparta un mechón que tapa mis ojos y me abraza. Me da un beso en la coronilla—. Te amo, mejor amiga.

—Auch, directo a la friendzone —comento soltando una carcajada y haciendo de cuenta que mi corazón se rompió.

No sé cuánto tiempo le vaya a durar esto de pensar que somos amigos, por momentos es divertido, pero por otro lado me hace sentir medio mal.

—Vamos, Oli, nos están esperando.

Toma mi mano y tira de mí para volver a la cocina, pero lo detengo. Me mira para saber qué me sucede y me acerco a él para besarlo. Cierro los ojos esperando que me corresponda el beso, pero está absolutamente negado en devolverlo. Solo me da pequeños besos que se dirigen a mi mejilla.

—Perdón, aceituna, todavía no puedo devolverlo como deseas —murmura con voz ronca.

Trago saliva para aliviar el nudo que se formó en mi garganta. Maldita sea, ¿por qué tuvo que besarme el estúpido de Benjamín? ¿Por qué la maldita de María tuvo que sacar fotos? Estoy segura de que todo fue un plan para separarnos, por suerte no lo lograron, pero ahora tengo que vivir sin los besos apasionados de mi gran amor y tengo que conformarme con sus picos tensos.

Las galletas de los deseos |EcdC#2|Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ