Tu toque de Color

By Sunakyo

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"Todos necesitamos un toque de color en nuestras vidas..." Ravi Pero en la de Wonsik no había ninguno... y le... More

1. Ravi
2. Gafas rojas
3. Inalcanzable
4. Aventura de colores
5. Condiciones
6. Él
7. Aburrido
8. Inspiración
9. Real
10.Seongnam
11.Preguntas
12. Nuevo vecino
13.Nada
14. Regalo
15. Olvidado
16. Magia
17. Feliz Navidad
18. Confuso
19. Duérmete (Parte 1)
20. Duérmete (Parte 2)
21. Siempre
22. Punto final
23. Proporción
24. Anonadado
25. Peculiar
26. Indescriptible
27. Sueño
28. Fases
29. Dulce
30. Planes
31. Locura
32. Adrenalina
33. Nota
34. Agridulce
35. Domingo
36. Viaje
37. Sueño
38. Infierno
39. Pelota
40. Motivos
41. Explicación
42. Curiosidad
43. Voz alta
44. Bolígrafo
45. Caminos
46. Tiempo
48. Valor (Parte 1)
49. Valor (Parte 2)
Epílogo: Toque de color
Viaje express
Tulipanes
Eterna
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47. Fuerza mayor

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By Sunakyo

El sudor de su frente volvió a caer por los dos lados de su cabeza, el sol de daba directo y por ello la temperatura parecía más de verano que de primavera. Se arremangó la camiseta que ya era de manga corta mientras caminaba hasta la botella de agua que tenía para beber, y Wonsik notó como lo miraban. Había escogido adecentar los arbustos que estaban cerca de la piscina exterior, porque sabía que esa tarde Taekwoon estaría allí. Sí, era arriesgado, pero no había tenido oportunidad de verlo desde el domingo, y aquello era mejor que nada.

Aunque no le hacía mucha gracia que estuviera reunido con Seohyun, sobretodo porque estaban planeando el gran evento que se celebraría ese mismo viernes por la noche. Yangmi se lo había contado por la mañana al asignarles las tareas a los empleados, y por ello el jardín tenía que estar impecable esos días. Se trataba de una fiesta de pedida, donde asistirían los invitados más importantes y Taekwoon pediría la mano de su "novia" oficialmente delante de todos.

Wonsik no soportaba la idea, cada vez que pensaba en ello le daban ganas de coger las tijeras de podar y hacer formas fálicas en los matorrales como si se tratara de Eduardo Manostijeras pero muy al estilo Ravi. Volvió a posar su mirada sobre el guapo pelinegro que había sentado en una de las mesas del jardín antes de abrir la botella de agua, y sonrió mínimamente al cruzarse con sus ojos.

Le hubiera gustado que Taekwoon también le devolviera el gesto, pero sabía que no podía estando la idiota de su prometida pendiente de él. Tuvo el impulso de caminar hasta allí, y decirle a la chica que no se esforzara tanto en escoger una  mantelería que no necesitaría, ya que tenía pensado raptar al novio antes de la boda.

No lo hizo, pero se le ocurrió otra forma de intentar llamar su atención de nuevo, así que después de apagar su sed, utilizó el agua restante para echársela por encima, empapando su rostro y parte de su vestimenta, creando una escena, que vista a cámara lenta, resultaría extremadamente sexi. Volvió su vista hasta la mesa y sonrió satisfecho, había hecho efecto.

Mientras la chica le hablaba de lo que fuera, Taekwoon lo miraba del mismo modo que cuando estaban a solas mientras se mordía el labio, y eso a Wonsik lo ponía a mil. Pero lo que le siguió a todo aquello lo sorprendió demasiado, ya que lo vio levantarse de la silla luego de decirle algo a Seohyun, y esta había asentido.

Su siguiente movimiento fue caminar hasta casi a su lado, y después hacerle un gesto con la cabeza para que lo siguiera. No lo dudó ni un instante, dejó las herramientas a un lado y anduvo a escasos metros de él con disimulo. Se centró en apreciar la parte su parte trasera hasta que Taekwoon entró en una zona que Wonsik conocía muy bien, pues era el almacén donde guardaban los utensilios de jardinería.

- ¿Tienes ganas de jugar, gatito? – Preguntó con una sonrisa ladina, en cuanto éste cerró la puerta con la única llave que había. – Debería provocarte más a menudo.

Y antes de que pudiera decir nada, lo tomó de las caderas para acercarlo a él y guiarlo hasta una de las paredes en las que no había estanterías. Le gustó que se dejara controlar, y que no le negara la entrada de su lengua en su boca, robándole un beso más ardiente que inocente. Sus manos se enredaron fácilmente en su pelo negro, y las de Taekwoon le acariciaron sobre la tela aun mojada de su pecho. Ahora sí hacía calor.

- Sikkie... - Susurró con la voz algo ronca cuando pararon a coger aire. – Tenemos que hablar.

Las alarmas de su cabeza se encendieron, vale, aún era inexperto en eso de las relaciones, pero sabía que esas tres palabras no solían ser buenas. Se asustó por un momento, pero el que su gatito estuviera entrelazando sus dedos lo tranquilizó un poco, aunque no tanto al verlo tan serio.

- Mi madre... - Agachó la cabeza. – Lo sabe.

- ¿Qué? – Lo había escuchado a la perfección pero no podía creerlo. No era posible.

- No sé hasta qué punto conoce nuestra relación, pero eso no es lo peor... - Se quedó un rato callado, como si tuviera miedo de decir lo que siguiera, y no entendía porque. - Sabe que eres Ravi, y todo lo que hiciste con tu padre para no estar en la carcel.

Taekwoon respondió a su pregunta mental tan rápido que le costó caer en la realidad, y en lo difícil que se estaba volviendo todo en esos momentos. Debían salir de allí en cuanto antes, su cabeza comenzó a maquinar todo tipo de planes, mientras él le contaba como esa mujer había conseguido tal información.

- Tienes que irte, Wonsik.

- Sabes que no lo voy a hacer. – Le reprendió, no podía pedirle tal cosa imposible. – Y menos sin ti. – Lo agarró de los lados de su cara, odió que hubiera lágrimas, así que se las quitó con los pulgares.

- Me tiene amenazado, y no pienso dejar que te haga nada. – Susurró mientras le colocaba las manos sobre las muñecas, como si lo quisiera apartar, pero en ningún momento lo hizo. – Por favor...

- No. – Se apoyó en él, frente con frente.

- Sólo espérame. – Sintió sus labios chocarse en un beso suplicante.- Prometo que me iré por mi cuenta, escaparé, ya lo hice una vez.

Desde que Wonsik estaba en esa casa, había visto a esa mujer levantarle la mano a Taekwoon más de una vez, gritarle e incluso insultarle. ¿Cómo pretendía que lo dejara solo? Imposible, no estaba dispuesto, le daba igual que en el pasado ya lo hubiera hecho, las cosas eran distintas ahora, estaban juntos y se habían prometido estarlo siempre.

- Vuelve a Seúl... - Insistió de nuevo mientras se apoyaba en su pecho. - Por favor.

- No puedes pedirme eso.

- Por favor. – Repitió apretándole las manos.

- No. – Wonsik levantó la voz porque por primera vez, Taekwoon le estaba poniendo de los nervios. ¿Es que no lo entendía? Volvió a abrir la boca, pero lo interrumpió. – Vamos a salir de esta casa juntos, ya sea hoy, mañana o dentro de mil años.

Y esa última frase hizo que su gatito le regalara una pequeña sonrisa que le demostró que era absolutamente imposible enfadarse con él. Lo abrazó y le encantó sentir también sus brazos alrededor, sabía porque le había pedido tal cosa y a Wonsik le gustaba el motivo. Nunca en la vida volvería a encontrar a nadie que lo quisiera tanto como lo hacía ese chico adorable, así que lucharía por él hasta el final, sin importarle las consecuencias.

Le dio un beso en la coronilla antes de su promesa:

- Encontraremos el modo, gatito. No te preocupes por mí, y solo piensa a que país deberíamos ir para casarnos ¿Vale?

Notó como asentía con la cabeza mientras lo apretaba fuerte, necesitaban encontar a el modo cuanto antes.

....

Acabó sus tareas lo más rápido que pudo para ir en busca de información nueva, ya conocía a la mayoría del personal que trabajaba en la mansión, pero necesitaba mucho más para comenzar a trazar el plan que debería haberse puesto en marcha desde que pisó esa casa por primera vez.

Averiguó que la vigilancia en toda la zona era extrema, y eso suponía muchas dificultades a la hora de huir sin problemas. No había un paso de nadie diera sin que estuviera registrado en una cámara, y ahora Wonsik entendía la manera en la que la madre de Taekwoon había descubierto todo. Se sintió algo estúpido por no haber caído en ello antes, pero no había tiempo para lamentaciones.

Trazó un boceto de la casa, anotando todas las posibilidades que tenían, pero decaía cada vez que aparecía algo que se lo impedía. Suspiró frustrado cuando un reloj emitió dos pitidos, anunciándole que eran las dos de la madrugada. Tenía sueño y odiaba que se le cerraran los ojos cuando tenía cosas más importantes en las que pensar, así que arrugó de nuevo el papel y repitió el plano en otro folio, dispuesto a no rendirse. Algo tenía que haber.

El teléfono de repente sonó a su lado, y frunció el ceño extrañado de que alguien pudiera haberle enviado nada a esa hora, pero su humor mejoró cuando leyó "Mi gatito" en la pantalla, abrió el mensaje al instante.

Haz la maleta, te veo en media hora delante de la piscina.

Tuvo que releer la frase varias veces, incluso le respondió preguntándole si pasaba algo importante. Y vaya si lo era.

Nos vamos de aquí.

Se pellizcó y le dolió, luego sonrió al descubrir que no se trataba de ningún sueño. No sabía lo que Taekwoon tenía planeado, pero le gustaban tanto esas cuatro palabras, que cuando se dio cuenta ya había empaquetado las pocas cosas que se trajo en su momento. Wonsik tenía muchísimas ganas de saber que había hecho para lograrlo, así que caminó a toda prisa hasta el lugar indicado.

Lo vio a lo lejos, su silueta al lado de la escalera de la piscina y su mirada hacia la luna, que esa noche era llena, era digna de cualquiera de sus cuadros. La calcó en su mente para hacerla realidad en cuanto ambos estuvieran en casa, y se acercó a él con paso rápido. Su sonrisa en la oscuridad era preciosa, quiso besarlo pero tal vez no sería buena idea.

Pero por lo visto si lo era en la cabeza de Taekwoon, ya que juntó sus labios al poco tiempo. Wonsik se sentía extraño en ese cambio de papeles, parecía que fuera él el que estuviera siendo liberado del castillo y no al revés, pero no le importó sino que le gustó demasiado que luego de ese beso, y sin decir nada, su gatito lo arrastrara hasta una de las puertas traseras de la mansión. La abrió, pero antes de atravesarla miró a los lados, cerciorándose de que no hubiera nadie.

- ¿No es peligroso? – Se atrevió a preguntar en un susurro, dudando que fuera tan fácil salir de allí sin problemas.

- Todo saldrá bien. – Su apretón de manos lo tranquilizó un poco, pero seguía sin comprender nada. – Vamos, te lo explicaré por el camino.

Y antes de que pudiera decir nada más, lo siguió por la calle hasta un coche en marcha. Wonsik seguía mirando a su alrededor, sabía desde donde los vigilaban, pero nadie dio alarma alguna. Reconoció al chofer, era el mismo al que sustituyó aquel día, le sonrió, sabía que era un buen hombre, si no, no estaría allí ayudándolos a escapar. Dejaron las maletas en la parte de atrás y en cuanto la puerta se cerró a sus espaldas, ambos escucharon el motor, luego Taekwoon respiró profundo a su lado.

- Lo logramos. – Dijo mirándolo. – Ha sido muy fácil ¿Verdad?

- Demasiado diría yo. – Wonsik pensó que algo tenía que pasar, había estado toda la tarde buscando como huir, y ahora se marchaban sin más, sin problemas. - ¿Cómo lo has hecho?

- No te preocupes por ello, mi madre está durmiendo y los vigilantes están de nuestra parte, además Yangmi me ha ayudado.

- Pero... – Un dedo en la boca no lo dejó replicar y ni preguntar más.

- Disfrutemos del viaje hasta la estación de tren.

Dicho esto, Taekwoon se acomodó recostando la cabeza en su hombro,y entrelazando sus manos apoyándolas sobre su rodilla. Aun no podía creérselo, pero parecía ser verdad, sonrió y apretó sus dedos. Quiso dormir, pero no podía, el paisaje pasaba rápido en la ventana, estaba oscuro aunque de vez en cuando aparecía alguna que otra luz de algún coche o tienda.

Cada vez se acercaban más a la estación y sus ganas de comenzar su vida con Taekwoon a su lado eran cada vez más fuertes. No sabía ni por donde comenzar, aunque tenía claro que lo primero que haría al pisar su casa sería destrozar el colchón junto a su gatito una vez más, luego lo llenaría de besos mientras cocinaban algo. Tal vez al día siguiente irían a comprar pinturas nuevas, dibujarían en el lienzo como aquella vez y terminarían de nuevo quitándose la pintura del cuerpo en la ducha.

En mitad de esos pensamientos perfectos, Wonsik se percató de que ya habían llegado, el tren salía en menos de cuarenta minutos así que tendrían que ir algo rápidos si querían cogerlo a tiempo. Taekwoon se despidió del chofer y luego caminó a su lado para ir cogidos de las manos hasta la puerta de salida correspondiente. Después de pasar los controles correspondientes, terminaron de esperar a que los llamaran para subir.

- Tengo ganas de ver a Buttie. Hyuk me ha dicho que se ha portado muy bien estas semanas.

- Seguro que se pondrá muy contento de verte. – Le sonrió.

- Y a ti también, se alegrará de ver a su mamá. – Taekwoon lo miró.

- ¿Mamá?

- Claro, yo soy su padre.

- ¿Y porque no lo soy yo? – Preguntó como un niño pequeño adorable mientras se cruzaba de brazos. Se lo comería en ese instante, pero había mucha gente.

Se acercó a su oído para susurrarle:

- Normalmente la mamá es la que recibe y no al revés. - El tono rojo de su piel que tanto amaba en su gatito apareció. – Si quieres te lo demuestro en cuanto lleguemos, y si no te apetece esperar, más les vale que los baños del tren estén insonorizados.

Supo que Taekwoon le iba a reclamar, pero una voz los avisó que el tren con destino a Seúl estaba a punto de salir. Se volvieron a coger de las manos mientras andaban, dieron los billetes en la entrada, y un señor los acompañó hasta sus respectivos asientos. Cada vez quedaba menos, Wonsik estaba ansioso, necesitaba estar en camino ya.

- Mira. – Dijo Taekwoon a su lado con un panfleto en la mano. – En el primer vagón hay cafetería, iré a por un caffé latte.

- ¿Por qué no te esperas a que salgamos? Iremos los dos.

- Lo quiero ahora, sino me dormiré. – E hizo un puchero enternecedor, no pudo resistirse.

- Está bien. ¿Quieres que vaya yo?

- No te preocupes. – Lo vio levantarse para luego agachar su cabeza hasta la suya y darle un beso que no esperó, pero que aceptó gustoso. Lo miró a los ojos, era perfecto. – Te quiero, Sikkie.

- Y yo a ti, gatito. – Y unió sus labios otra vez, olvidándose que había todavía gente acomodando sus equipajes.

No apartó su mirada de él hasta que no lo vio salir por la puerta que lo llevaba al otro vagón, sonrió, Wonsik era feliz y sabía que se había preocupado por nada. Sacó el teléfono para buscar algún juego con el que entretener el viaje, aunque nada superaría el estar las tres horas desgastando la boca de su novio, o mejor dicho prometido. Aún no había pensado en ello, tal vez debía encontrar otro modo de pedirle matrimonio, uno que incluyera anillo, rosas y pintura.

Al cabo de un rato el tren comenzó a moverse poco a poco, por la ventana aun podía verse gente despidiendo a sus familiares y alguna que otra pareja en plan romántico, igual que estaban ellos hacía escasos minutos. Le pareció incluso ver a un chico bastante parecido a Taekwoon mirando en la misma dirección que él, luego parpadeó y enfocó.

El corazón le comenzó a ir muy rápido, giró la cabeza porque no podía ser posible. Se levantó del asiento sin apartar la vista del cristal, el pelinegro cada vez estaba más lejos. Debía estar volviéndose loco, miró a la puerta del vagón, seguro que aparecería en cualquier momento con dos cafés en la mano, Wonsik le contaría lo ocurrido y ambos reirían como bobos.

El aire empezó a faltarle, la gente lo miraba como si estuviera loco pero no le importó. Taekwoon seguía sin llegar.

Sacó su teléfono, ni lo había oído. Tenía un mensaje:

Lo siento, pero es lo mejor. Espérame.

- Señor, debería volver a su asiento. – Le dijo una chica con uniforme.

- Parad el tren. – Logró pronunciar.

- ¿Disculpe?

- Tengo que bajar.

- Señor no...

- ¡Parad el tren! – Repitió con lágrimas en los ojos que no había notado.

Caminó hasta la salida, la muchacha intentó pararlo pero no tuvo fuerzas. Repitió en su cabeza que tenía que salir de allí, estaba tan ido que ni se percató que los de seguridad lo habían detenido, preguntándole que problema tenía.

Pasó las siguientes tres horas muy distintas a las que tenía planeadas, sentado donde antes, pero sin nadie a su lado. Había discutido con el personal que trató de hacerle entender que, a no ser que fuera por una fuerza mayor, no podían detener el tren.

Pero ellos no llegaron a comprender que su motivo era más grande que cualquier cosa, era Taekwoon, su inspiración, su vida, su toque de color en ella.

Definitivamente el viaje a Seúl sería en bano, pues Wonsik tomaría el tren de vuelta en cuanto llegara a su destino.

❤👨🏻‍🎨👨🏻‍💻❤

Hoy no me extiendo... subo esto para ver que pensais mientras escribo la continuación... no me odieis mucho *pone ojitos y hace pucheros*

Besitos😘😘

PD: Gracias por los 2k en votos! ¿He dicho ya que os quiero?❤❤❤

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