El Secreto de los Dragones

SilverFaith_

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(Continuación de La Academia de Dragones, Libro 2) #1 en Fantasía 17/12/16 #2 en Fantasía 10/4/17 #3 en Fant... Еще

Aviso
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
N/A
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
•Pregunta•
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Preguntas y respuestas
Capítulo 18 (Parte 1)
Capítulo 18 (Parte 2)
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24 (parte 1)
Capítulo 24 (p2)
Capítulo 25
Capítulo 26 (Parte 1)
Ganadores de concurso
Capítulo 26 (parte 2)
Capítulo 27 (parte 1)
Capítulo 27 (parte 2)
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32 (Parte 1)
Capítulo 32 (parte 2)
2M
Capítulo 33 (parte 1)
Capítulo 33 (parte 2)
Capítulo 34
Hola🐉
Capítulo 35 (parte 1)
Capítulo 35 (parte 2)
Concurso☃️
Ganadores❄️
Capítulo 36 (parte1)
Capítulo 37 Parte1
Capitulo 37 parte2
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40 (parte 1)
Capítulo 40 (parte 2)
Capítulo 41
Capítulo 42 (parte 1)
Capítulo 42 (parte 2)
Capítulo 43 (parte 1)
Capítulo 43 (parte 2)
Capítulo 44 (parte 1)
Capítulo 44 (parte 2)
¡Hola!
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48

Capítulo 36 (parte2)

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SilverFaith_

El área blanca de los ojos de Angela se había vuelto negra, mientras que sus pupilas brillaban de un color celeste ártico. Pequeñas escamas afiladas se habían formado en el espacio entre sus mejillas y sus cejas, al igual que en sus brazos, hombros y espalda.

—Ese poder... —Ashley tartamudeó, aterrada por el monstruo que ahora estaba frente a ella. Todas las lesiones que le había infligido anteriormente habían desparecido, cubiertas ahora por una gruesa capa de hielo.

—Vas a pagar. —Angela miró sus manos que ahora eran garras con uñas afiladas, capaces de cortar hueso, y sonrió. El poder corriendo por sus venas era inmenso, podría congelar a Ashley y partirla en pedacitos con un chasquido de sus dedos, pero primero la iba a hacer sufrir.

Sin aviso se lanzó hacia la descendiente de fuego, usando nada más que sus manos como arma. La pelirroja invocó sus espadas de fuego nuevamente, pero ya no tenían efecto, se congelaban y rompían al entrar en contacto con la piel de la descendiente del dragón de hielo. Era imposible quemarla.

Aún así, Ashley seguía siendo muy veloz, lograba esquivar los ataques de Angela y devolverlos casi igual de rápido. Cada vez que sus espadas eran congeladas, creaba unas nuevas en el aire, justo a tiempo para bloquear otro ataque que pudo haber acabado con su vida.

Soltó un grito de dolor cuando las uñas de Angela lograron perforar la piel de su cara, habiendo logrado atravesar sus defensas. La descendiente de hielo estalló a carcajadas, su voz que antes era suave y dulce, se había convertido en oscura y macabra.

—¡Angela! —gritó Ashley, colocando una mano sobre su herida, pero Angela solo la ignoró y siguió luchando. Desesperada, la pelirroja empezó a lanzar bolas de fuego y múltiples llamaradas, pero no tenían ningún efecto. Angela ni siquiera las esquivaba, solo seguía avanzando hasta que se acercó lo suficiente para agarrarla del cuello. La gélidez de su tacto empezó a quemar la piel de Ashley y con fuerza inhumana fue lanzada al suelo. Algo crujió dentro de ella y después de gritar notó que sus piernas estaban cubiertas de sangre. —Detente... —murmuró, pero nadie podía escucharla.

La descendiente de hielo, cegada por su poder, no tenía nada más en mente que destruir a la chica de fuego.
Ashley estaba escupiendo sangre, arrastrándose sobre el suelo como un insecto a punto de enfrentar su muerte; molesta Angela la agarró del cabello y volvió a arrojarla , esta vez, contra una de las paredes de la cueva. —Esto es lo que te mereces. —Al decir esas palabras miró a la descendiente de fuego, incapaz de pelear o levantarse, pero ella no había terminado.

Angela cerró los ojos y concentró su poder en sus manos, cuando los abrió dejó que fluyera, creando una tormenta de nieve que empezó a cubrir cada rincón de la cueva. Miró triunfante el infierno de hielo a su alrededor, y se acercó a Ashley lentamente.

—Esto es por decir mentiras. —generó una estaca de hielo en su mano y la introdujo en la mano de Ashley, clavándola al suelo. El grito de la descendiente fue ensordecedor, pero era como música para los oídos de Angela. —Esto es por cortar mi cabello —generó otra estaca e hizo lo mismo en la otra mano. —Y esto... —esta vez creó una espada de hielo larga y muy, muy afilada.

—¡Eso es, mátame! —gritó la pelirroja desquiciadamente. Tenía lágrimas en los ojos y sangre por todos lados —¡Demuéstrame lo fuerte que eres! ¿Vamos qué esperas?

La espada tembló en las manos de Angela, su poder le decía que deslizara su espada por el cuello de la traidora,
acabando con su vida de una vez por todas, pero su corazón le decía otra cosa. No podía matarla...

—¡Sabía que no lo harías! —sonrió —No eres capaz de matarme. Eres tan débil como tus padres. —Ashley perdió su sonrisa cuando vio a Angela levantar su espada con la intención de bajarla hacia su cuello. Cerró los ojos esperando ver la muerte, pero después de unos segundos los abrió, sorprendida de ver la espada clavada justo al lado de su cabeza.

—Sí, soy como mis padres, pero no porque eran débiles, sino porque eran más fuertes que cualquiera —sonrió

La descendiente de hielo, por fin había recuperado el control de su poder y había detenido la tormenta, decidiendo no matar a Ashley. —Quiero que vivas Ashley, así tal vez cambies de opinión algún día.

—¡Te vas a arrepentir! Voy a matar a cada uno de tus amigos, obtendré más poder y no lograrás detener... —No pudo terminar su oración porque su rostro se había cubierto completamente por hielo.

—No te preocupes, el hielo se derretirá —miró con satisfacción su obra de arte. —Pero no podía seguir escuchando tu voz.

Victoriosa y alegre de no haber hecho algo de lo que se arrepentiría, Angela buscó la llave de la necromancia por el suelo de la cueva. Miró el arma transformada en daga unos pasos más adelante. Estaba a punto de agárrala, pero el rugido ensordecedor de una bestia la detuvo en sus pasos.

El dragón...

Un candor abrumador envolvió a la cueva, empezando a derretir el hielo que la cubría. Fue tonta al pensar que no tendría que lidiar con él, que se había salvado de un terrible destino.

Una sombra se avecinó rápidamente sobre ella, debido a sus reflejos mejorados, lo anticipó y logró moverse justo antes de que cayera sobre su cabeza.
Analizó a la imponente criatura que casi la aplasta hasta la muerte, no podía creer que todo este tiempo había estado colgando del techo de la caverna. El dragón de fuego la miraba con sus mortíferos ojos sin vida que se sentaban delicadamente dentro del cráneo estrecho y con cuernos de la criatura, otorgándole una apariencia de aspecto salvaje. Su nariz plana y de fosas nasales delgadas y puntiagudas estaba cubierta de miles de escamas rojizas; una fila de dientes afilados sobresalían de los lados de su boca dando una idea del terror que se escondía en su interior.

Inmediatamente la descendiente lanzó una flecha congelada hacia la cabeza de la bestia, pero se deshizo con la misma rapidez con la que la creó. El dragón sonrió, como si estuviera burlándose de ella y abrió su boca para lanzar una llamarada en su dirección. Angela usó su brazo de hielo para bloquear el ataque, pero cuando las llamas se extinguieron, su brazo se había esfumado con ellas.
—¡Dhange! —exclamó frustrada. Ashely había cortado su cabello y ahora el dragón había destrozado su brazo. Se sintió demasiado tonta por no haberse dado cuenta antes que él la había estado observando, memorizando todos sus movimientos y ataques cuando luchó contra Ashley, pero recordó que había uno que no conocía. Su única oportunidad de ganar.

Angela sabía que el espíritu dragón no duraría para siempre, el poder que aún recorría sus venas se iba a agotar, así que tenía que actuar rápido. Miró desafiante al dragón y con un movimiento veloz puso su mano restante sobre el suelo, a la vez que una pared gigantesca de hielo empezó a formarse. La descendiente esperó que fuera suficientemente fuerte para mantener al dragón distraído mientras preparaba el otro hechizo.

Juntó toda la energía que tenía y dibujo un círculo mágico sobre el que se posicionó, luego cerró los ojos recordando a su madre y la pose que había hecho antes de activar el mismo hechizo hace muchísimos años. Un torbellino de luz la envolvió y sintió como la temperatura empezaba a disminuir a pesar del calor que emitía el dragón. El monstruo estaba atacando la pared de hielo, destruyéndola poco a poco; Ángela no tenía mucho tiempo así que con lágrimas en sus ojos colocó la mano que le quedaba al frente, lista para decir sus últimas palabras.

—¡Rigescunt indutae! —exclamó con fuerza. El dragón evaporó la pared de hielo al instante, evitando que algo lo separara de su presa. La energía que la rodeaba dejó su cuerpo y se dirigió hacia el dragón, Angela gritó adolorida, pero no se movió. Sonrió tenuemente cuando el dragón empezó a congelarse, pero su sonrisa se borró cuando notó como a su cuerpo le sucedía lo mismo. Cada segundo que mantenía el hechizo una fractura aparecía sobre ella, generando una ola de dolor insuperable. —¡Por mis amigos! —gritó por última vez, vaciando todo su poder sobre la bestia. Esta se convirtió completamente en hielo y lo último que la descendiente logró ver antes de ser consumida por la oscuridad, fue al dragón partirse en pedazos al mismo tiempo que ella.

Capítulo dedicado a saramuhe

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