Capítulo 37 Parte1

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—Este es el plan —tomó un respiro hondo —Nos disfrazamos y entramos sin ser reconocidos, luego hacemos una gigantesca explosión de humo para llamar la atención de todos y con tus poderes de luz, creas fuegos artificiales.   —movió las manos simulando pequeñas explosiones a su alrededor.

—Alex...

El principe la ignoró y siguió formulando su plan —Después de haber hecho nuestra entrada triunfal, leo la carta frente a todo el comité de mi madre, y así hago que se desmayen de la sorpresa y nos dejen ir libres. Final feliz. —Alex sonrió con sus perfectos dientes blancos, como si todo lo que acababa de decir fuera en serio.

Estaban cruzando los túneles secretos del palacio, el eco de sus pasos era lo único que se escuchaba además de sus respiraciones. En una mano, Lisa llevaba una esfera de energía, que era la única fuente de luz en la cueva, mientras que en la otra sujetaba la mano de Alex con fuerza.

Se dirigían al salón principal donde según el descendiente se encontraban reunidos los elfos más importantes del reino. Al parecer la "mejor madre del mundo" había convocado una reunión secreta para discutir un asunto importante, y Lisa solo esperaba que se tratara de la guerra y no de otra festividad absurda.

—Entonces, ¿Qué opinas del plan?

La descendiente rió recordando el plan de Alex y se le quedó viendo unos segundos porque lucía adorable; seguidamente, golpeó el hombro del príncipe por lo tonta que había sido su idea. —Ese es el peo...

—¡Mejor plan de la historia! —Ambos se voltearon en dirección de la voz, sorprendiéndose al ver un tal Señor Colgate con una sonrisa en su rostro.

—¿Thango? —preguntó observando al pálido elfo. Casi no parecía él mismo ya que tenía el cabello peinado y lucía un formal traje blanco que definitivamente no era su estilo.

—Deberíamos añadir explosiones con bombas y serpientes asesinas. —un golpe en la cabeza detuvo la fuerte risa del elfo.

—¡Te dije que no dijeras estupideces!—Lisa sonrió cuando vio la expresión molesta de la elfa de ojos brillantes junto a él. Valï lucía deslumbrante; llevaba puesto un elegante vestido esmeralda que llegaba hasta sus pies, y que tenía un corte que revelaba una de sus pálidas piernas.

—¿También estás aquí Valï? —preguntó Alex, saliendo del shock que tuvo al ver a ambos elfos de repente. —¿Y por qué los trajes formales?

—No somos capaces de perdernos una fiesta como la que está por venir. —Thango sonrió maliciosamente.

***

Una mujer con un despampanante vestido rojo casi choca contra ellos mientras se abrían paso por el salón del baile. Eran invisibles, por lo que se mantenían desapercibidos entre la multitud, pero por la torpeza de ambos no era la primera vez que tenían que esquivar a alguien.

Lisa intentó identificar a Vali y a Thango entre las miles de cabezas y elegantes vestidos que recorrían el lugar, pero no tuvo suerte. Después de ayudarlos a formular un plan, sus amigos se habían adelantado para adentrarse al salón y que no fuera sospechoso.

Todos los elfos se veían inquietos, incapaces de quedarse en un solo lugar. Lisa supuso que se debía a que todos estaban esperando a que la reina llegara para revelar la razón por la que había convocado esa reunión.

La descendiente había estado atenta a las conversaciones de los invitados, al parecer todos sospechaban que la reina iba a discutir sobre el rol de los elfos en la guerra y sobre un supuesto espía que podría ser una amenaza.

Después de contarle a Alex lo que escuchó, decidieron que sería importante esperar a que la reina revelara esa información, antes de efectuar su plan de libertad, pero Lisa estaba harta de ocultarse entre las personas, todas sus venas ardían con ansias de presenciar lo que iba a pasar cuando Alex leyera la carta.

—Mira, ese es el padre de Valï —dirigió su mirada hacia donde señalaba Alex. Un hombre apuesto y alto estaba sentado, y en sus manos mecía una copa de vino. Parecía ser la quinta que tomaba ya que había otras cuatro sobre la mesa. Observándolo detenidamente Lisa notó el parecido con su amiga, aunque a primera vista hubiera dicho que era hermano de Vali por la edad que aparentaba.

—Aún no puedo creer lo lento que envejecen los elfos... ¿Cómo hacen para saber cuantos años tiene alguien? —susurró al oído del principe. Aún le costaba asimilar el hecho de que el probablemente tenía como 400 años de edad, y se preguntó qué hubiera pensado su hermana si hubiera sabido que Lisa estaba saliendo con alguien mil veces mayor que ella.

Alex río suavemente en respuesta. —Ahora no es el momento para hablar Lis, no queremos que los elfos piensen que hay fantasmas —seguidamente él puso una mano sobre su mejilla —Pero pronto tendremos todo el tiempo del mundo.

Apenas Alex terminó sus palabras, dos elfos colocados en la entrada tocaron un instrumento que para Lisa se asemejaba a una trompeta, con la única diferencia de que el sonido que emitía era mil veces más hermoso. La atención de ambos se dirigió inmediatamente a las puertas de oro que se abrieron de golpe.

Todos los invitados se apartaron, abriendo paso a la reina de los elfos hacia su trono.

—Gracias a todos por estar aquí. —empezó, posicionándose frente a su trono, como saben hoy los he convocado porque tengo anuncios importantes que hacer —pausó —Anuncios con respecto a la guerra que se aproxima.

El silencio en el salón era absoluto, todos sabían que la guerra solo iba a traer muerte y destrucción para ambos lados. La mano de Alex agarró la suya con fuerza.

—Voy a empezar por revelar la información que obtuvo nuestro espía. —Esta vez, el salón no se mantuvo en silencio. De repente, el lugar se llenó de voces susurrantes.

Dicen que el rey ahora controla a los muertos... Yo escuché que la llave estaba en Jerzinguel... Algunos dicen que fue recuperada por unos adolescentes...

Los ojos de Lisa se exaltaron al escuchar lo último.. Angela, Kate... Jake.

Ellos estaban en Jezinguel, ¿acaso eso significa que habían triunfado en su misión? Si los rumores habían llegado tan lejos...

—...nuestro espía murió por la información que acabo de revelarles, por lo que espero que hagan buen provecho de ella. —la seriedad del tono de la reina fue imitada por el resto de los elfos.

Esperen... ¿¡Qué Dånghes?!  ¿¿En qué momento me perdí toda la información importante??

Dauntan se ha vuelto una amenaza inminente, y no será perdonado por asesinar a uno de los nuestros. —los elfos elevaron sus espadas y soltaron un gritó de guerra. —Como se lo prometí a la hija de la reina de diamante, elevaremos nuestras espadas para luchar junto a los hijos de las bestias celestiales, usaremos nuestros escudos para proteger el futuro de Svijet Nade y llevaremos nuestro espíritu, al campo de batalla. —Un nuevo grito inundó el salón, esta vez más fuerte y feroz que antes.

Lisa sonrió al sentir un rayo de esperanza en el futuro, en que ganarían la guerra. Ella había cumplido su parte del trato y convencido a los elfos de unirse, ahora todo dependía de Angela y el resto, de evitar que Dauntan se volviera más poderoso. Si es que no lo habían detenido ya.

—Creo que es momento de hacer nuestra movida. —Alex le susurró al oído y casi pega un brinco del susto. Había estado tan sumergida en el tumulto a su alrededor, que casi se le olvida la razón por la que habían irrumpido en la reunión.

Miró directamente los atrayentes ojos del principe, y decidió que después le preguntaría sobre la información del espía. Ahora era momento de arreglar las cosas con la reina y volver a casa.

El Secreto de los DragonesWhere stories live. Discover now