Capítulo 7

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Ingrid•

—¿Qué es este asco de casa?

—Shhhh ¡Alguien podría escucharte! —Ángela la miró de mala forma, Ingrid simplemente la ignoró conforme seguía mirando las paredes deterioradas.

—Te apuesto veinte dólares a que hay ratas —murmuró. Recién habían entrado a la casa e Ingrid prefería volver al pueblo de los ladrones que quedarse en ella. Había tablas mal puestas en el suelo y las ventanas estaban rotas, dejando entrar un viento que causaba un sonido espeluznante. No es como si ella tuviera miedo, pero no planeaba quedarse ni una sola noche en aquel lugar.

—¿Qué son las ratas... O los dólares?—preguntó el chico rubio caminando junto a ellas con cara confundida.

"Perfecto, olvidé que ellos no vienen de mi mundo... Estoy seriamente pensando en comprarle una enciclopedia a todos y luego tirárselas en la cabeza."

—Nada importante. —Ingrid siguió caminando, muy cansada como para responderle a Adam. La madera levantaba una nube de polvo y hacía crujidos cada vez que apoyaba un pie. Lo único que tenían para iluminarse era una bombilla que guindaba del techo, la descendiente apenas lograba ver donde pisaba, hasta que repentinamente todos pararon ante un gran espejo. Ingrid Vio sus ojos ámbar reflejados mirándola de vuelta y decidió que si en un minuto no encontraban a nadie en la casa, se marcharía aún si tenía que arrastrarlos a todos.

Como si le hubieran leído el pensamiento, una puerta se abrió a su izquierda, revelando a una vieja señora, que al parecer cargaba una escopeta...

"Perfecto , lo que me faltaba, una señora loca a punto de volarme la cabeza..."

—¿¡Quiénes son?! ¿¡Qué hacen en mi casa?! —Todos levantaron las manos y Ángela se acercó lentamente a ella.
La señora no bajó el arma hasta que la descendiente empezó a explicar lo que hacían allí, con palabras suaves y delicadas. Ingrid jamás tendría el talento de hacer eso, sus palabras siempre estaban cargadas de fuego y normalmente hacían que las personas le tuvieran miedo, pero agradeció que no tuviera que ser ella quien hacía toda la explicación.

Rápidamente Angela terminó de contar toda ese problema de que les habían robado y tirado a patadas de un pueblo.
"Si esa señora vive aquí debe estar más loca de lo que parece..."
Jertrudis finalmente soltó el arma y le pidió a los descendientes que le diera más detalles de la historia así que Angela, Kate y Adam se reunieron con ella para contarle todo, mientras que Ingrid decidió quedarse descansando en uno de los desgastados sillones.
"Si ya sé que no se llama Jertrudis, pero no la voy a llamar 'la vieja loca esa"

***

Ingrid se quedó junto a Jake, esperando que los "aburridos" se encargarán de las "cosas de adultos".

—¿Es qué no la ven? Está loca. No pienso seguir perdiendo mi tiempo aquí —dijo él cruzándose de brazos.

—Supongo que tienes razón, pero no tenemos muchas opciones. Ya casi anochece y no sabemos qué tan lejos queda el próximo pueblo. —Él simplemente asintió, dejándolos en un raro silencio, hasta que ella decidió acabarlo.

—¿Sabes qué pasó con Ashley? Fuiste el último al que vi hablando con ella antes de su desaparición. —Ingrid sonrío al notar lo nervioso que se ponía el descendiente con solo tocar el tema.

—¿Ashley? ¿Cuál Ashley? —respondió Jake luciendo indiferente

Ingrid rodó los ojos. —No creas que voy a caer en tu juego Jake. No soy la estúpida que crees. —se acercó a él bajando la voz —Estuve ahí, sé que se estuvieron viendo últimamente. —notó como Jake crujía los dientes a la vez que sus ojos rojos se abrieron como platos y no pudo evitar preguntarse porqué estaba tan nervioso.

El Secreto de los DragonesWhere stories live. Discover now