Tu toque de Color

By Sunakyo

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"Todos necesitamos un toque de color en nuestras vidas..." Ravi Pero en la de Wonsik no había ninguno... y le... More

1. Ravi
2. Gafas rojas
3. Inalcanzable
4. Aventura de colores
5. Condiciones
6. Él
7. Aburrido
8. Inspiración
9. Real
10.Seongnam
11.Preguntas
12. Nuevo vecino
13.Nada
14. Regalo
15. Olvidado
16. Magia
17. Feliz Navidad
18. Confuso
19. Duérmete (Parte 1)
20. Duérmete (Parte 2)
21. Siempre
23. Proporción
24. Anonadado
25. Peculiar
26. Indescriptible
27. Sueño
28. Fases
29. Dulce
30. Planes
31. Locura
32. Adrenalina
33. Nota
34. Agridulce
35. Domingo
36. Viaje
37. Sueño
38. Infierno
39. Pelota
40. Motivos
41. Explicación
42. Curiosidad
43. Voz alta
44. Bolígrafo
45. Caminos
46. Tiempo
47. Fuerza mayor
48. Valor (Parte 1)
49. Valor (Parte 2)
Epílogo: Toque de color
Viaje express
Tulipanes
Eterna
🐹¡Apoyemos a Leo!🐹

22. Punto final

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By Sunakyo

El pueblo de su abuela era realmente tranquilo, los pocos coches que pasaban por la carretera principal solo lo hacían porque no había otro camino para llegar a la siguiente ciudad. La juventud jugaba en la calle, como si realmente no hubieran pasado los años entre las pequeñas casitas tradicionales. Los únicos avances que si tenía la aldea de Yangdong, eran la corriente eléctrica e incluso internet, pero Hyuk comprobó de primera mano que no iba tan rápido como en el mismo Seúl. Tampoco podía hablar de la cobertura, pues no lograba contactar con su madre si no se iba al punto más alto de una de las montañas más cercanas.

Pero todos esos pocos recursos en tecnología lo ayudaron a despejar su mente, y disfrutar de la preciosa vista desde la ventana de la habitación que le había acomodado su abuela desde el día de navidad. Decidió ir allí al no aguantar la supuesta buena noticia en redes sociales y la televisión, pues aunque en Corea aún no estaba legalizado el matrimonio homosexual e incluso hubiera gente aún sin comprenderlo, la futura boda de Park Yesung con Lee Hongbin era tendencia hasta en Twitter.

Ignoró su móvil en cuanto sonó por cuarta vez en toda la mañana, era Wonsik, y Hyuk estaba lo suficientemente relajado como para aguantar en esos momentos lo que le fuera a decir su amigo, además le daba pereza caminar hasta la montaña para poder, como mínimo, escucharlo. Si tenía ganas, lo llamaría después de comer la deliciosa comida que le preparaba su abuela con todo el amor del mundo.

- Mi pequeño Hyukie. – Comenzó a hablar cuando le puso el último plato de Kimchi sobre la mesa. – Desde que has pisado esta casa, no te he visto sonreír ni una vez.

- Es difícil hacerlo cuando te duele el corazón. – Suspiró y comió un trozo de jengibre. – Esto esta riquísimo, abuela.

- Los problemas de corazón son difíciles de tratar. – La vio sentarse a su lado. - ¿Te corresponde?

- Eso creía... pero solo fue un instante.

- Tal vez ese instante lo hizo cambiar de opinión.

- No, abuela. – Entristeció, le dolía hablar de ello. – Solo lo ayudó a tomar la decisión que más daño me haría. Pero él no lo sabe, así que no puedo culparlo.

- Entonces ese chico no te merece.

De nuevo aquella frase, Hyuk la había oído decir a su madre y su padre, a Wonsik e incluso a su compañera de trabajo. Aun así, aunque él fuera tan bueno como comentaba la gente, era a Hongbin a quien quería, por mucho que fuera el ser más cruel de la tierra.

Pero eso tenía que terminar, iba a continuar con el propósito que tenía en mente cuando entró a aquel restaurante, olvidarlo definitivamente y comenzar a ser feliz, igual que su castaño lo haría en cuanto diera el sí quiero. Esos días en el pueblo lo habían hecho reflexionar, y que su abuela repitiera esa frase le había dado el empuje necesario.

- Voy a volver a Seúl. – Decidió. – Gracias por dejarme estar estos días en tu casa.

- Recuerda tomar la decisión que te haga feliz, aunque creas que no es la correcta.

- Creo que he escogido la que me ayudará.

No había hablado con Sungjae desde aquel día fatídico, así que pensó en disculparse en persona y poder llegar a conocerlo a fondo, tal vez él era el principio del comienzo de su vida sin Hongbin y su ceguera no lo permitió verlo.

Guardó las cuatro cosas que se había traído en la mochila, se despidió de su abuela y cogió el primer bus que lo llevaría a Seúl.

...

Por algún motivo se sentía más animado, Sungjae había aceptado su invitación para ir al cine esa tarde y las noticias no hablaron en ningún momento de los futuros recién casados. Incluso recibió con humor la desesperación de Wonsik cuando al fin le contestó el teléfono.

- Entonces ¿Es normal que incluso ahora que lo estoy mirando de lejos tenga ganas de abrazarlo?

- Completamente. – Igual le pasaba a él.

- ¿También la extraña furia que siento, porque le está prestando más atención a su sobrino que a mí?

- Sí.

- ¿Y el cosquilleo? ¿Cuándo parará? ¿O estará siempre que me hable, me sonría o incluso que solo me mire?

- Es lo que tiene estar enamorado, Wonsik. – Se aguantó la risa porque sabía que se enfadaría, pero era divertido escuchar a su amigo descubrir lo que era el famoso sentimiento. Se quedó callado unos instantes, dejó que lo meditara.

- ¿Y ahora qué hago? – Dijo al fin.

- Creo que deberías confesarte.

Discutió casi todo el camino hasta las salas del cine, Hyuk no era experto en confesiones románticas así que le recomendó alguna que había visto en dramas o películas, pero no recordó que estaba hablando con Kim Wonsik, así que todas eran aburridas. Decidió colgarle en cuanto vio a su acompañante esperándolo.

Le pareció que Sungjae estaba especialmente guapo, la primera vez que se vieron vestía de traje y corbata por la ocasión y el lugar, pero hoy iba con unos simples tejanos y una camiseta negra, le gustó.

- Siento el retraso... mi amigo... - Señaló el teléfono. - necesitaba consejo.

- No te preocupes, acabo de llegar. – Le sonrió.

Las conversaciones salieron solas en cuanto ambos coincidieron en la película que querían ver, pues no muchos escogerían Los increíbles 2 para una primera cita, y que a partir de ahí los gustos en común surgieran solos. A los dos les gustaban los videojuegos de terror, las canciones de Edd Sheeran y preferían montaña a playa. También se pusieron de acuerdo en entrar a los recreativos en cuanto salieron del cine, hacía tiempo que Hyuk no se lo pasaba tan bien, al fin sonreía sin que el motivo fueran esos hoyuelos.

Decidieron seguir con su encuentro en una cafetería temática de los años cincuenta ubicada en un centro comercial, un lugar con la música de Elvis Presley de fondo y suelo estilo ajedrez. La carta sencilla les ofrecía batidos de múltiples sabores e incluso tortitas americanas, se decantaron por esto último.

- Yo... - Comenzó a decir Sungjae. – Creí que no te caí bien. – Y lo vio enrojecer. – Te fuiste tan rápido aquel día. - Hyuk se sintió mal, era cierto que no actuó como era debido.

- Lo siento de veras. - Suspiró.- No merecías pagar por mis tonterías.

- No creo que fuera una tontería cuando parecías un muerto en vida al salir del baño. – Le gustó que son una sonrisa le quitara hierro al asunto. - ¿Quieres contármelo?

Un plato que olía deliciosamente bien apareció delante de ellos, la nata no dejaba ver la masa caliente que se escondía debajo de ella, los dos comenzaron a salivar. Hyuk pensó que aquello era lo mejor, no solo el poder disfrutar de las ricas tortitas, si no el sincerarse con Sunjae.

- Te lo explicaré todo. - Lo vio acomodar sus brazos sobre la mesa mientras cogía un montón de nata con la cuchara, dispuesto a escuchar todo.

Como el primer día que lo vio.

Recordó ver entrar a Hongbin por la puerta de su cafetería, con una carpeta en la mano y una mochila con la cámara de fotos colgada del hombro, Hyuk se sintió atraído desde ese instante, la belleza de los modelos que en ese momento desayunaban en sus mesas, no era nada comparada con la suya. Su voz aterciopelada mezclada con la sonrisa que le dedicó al preguntarle por la entrada a la revista, la tenía guardada como un tesoro en lo más profundo de su mente.

No fue solo el físico del principio lo que lo hizo enamorarse, si no su amable actitud cada vez que pedía un café o la minuciosidad con la que lo veía trabajar las veces que subió a su estudio. Era el chico perfecto para Hyuk, o al menos hasta que en la televisión se hizo pública su relación con Park Yesung, un día que jamás olvidaría, pues recordó el pinchazo en el pecho.

Sungjae prestaba atención a toda la historia, y asentía o se sorprendía en según qué partes, sobre todo cuando llegó a la escena del coche, una noche que no lograba olvidar, ya que fue como un sueño cumplido, uno que no volvería a repetirse y uno que lo hizo crearse demasiadas ilusiones. Subió tan alto, que la caída fue la peor parte, como aquella imagen de Hongbin mostrando sus hoyuelos a su prometido.

- Ahora lo entiendo todo. – Comentó después de quedarse en silencio, seguramente digiriendo toda la historia. – Pero lo que no me entra en la cabeza es por qué te besó.

- ¡El alcohol! ¿Qué iba a ser si no?

- Bueno, si ese es el caso... ¿No dicen que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad?

- Pues este no lo es, te lo aseguro.

Hyuk decidió zanjar el tema, lo hizo para darle punto final a su historia y terminar la velada con Sungjae de la mejor manera posible, robándole un beso en el parking del centro comercial. Se lanzó como en su momento le recomendó Wonsik, y no se arrepintió en ningún instante. Sabía que iba a ser complicado que sus labios se parecieran mínimamente a los de Hongbin, y que el sentimiento cambiara, pero tal vez podía ser un primer paso. Se dedicaron una sonrisa antes de despedirse del todo y lo vio irse en su coche.

...

A la mañana siguiente, Hyuk acompañó a su madre a hacer las compras para celebrar el fin de año en casa con la familia. El tema dominante en todo el recorrido por el supermercado fue su cita con Sungjae, y lo bien que le había sentado pasar unos días con su abuela, realmente notaba que tenia la cabeza en su sitio y con las ideas claras.

El problema venía cuando recordaba que solo le quedaban cuatro días para volver al trabajo, y necesitaba que su plan de olvido diera su fruto en cuanto antes, al menos para entrar en su preciada cafetería sin miedo por verlo aparecer.

Se apartó de su madre al llamarle la atención una tienda con bambas de marca, no es que a él le gustaran especialmente, pero recordó que Sungjae andaba detrás de unas, y se acercó por curiosidad para comprobar el precio. Les hizo una foto para enviárselas, sonrió al ver su respuesta de emoticono con ojos de corazón.

Escuchó una voz que se le hizo conocida a sus espaldas, se giró para comprobarlo pero solo era un muchacho que hablaba por teléfono, igualmente no pudo evitar oír la conversación.

- ¿Dónde quieres que nos veamos? –Silencio- Pero allí ya nos conocen, deberíamos buscar un lugar más discreto, si alguien se entera... – De nuevo otra pausa, sabía que no estaba bien escuchar conversaciones ajenas, pero aquella se le hizo interesante. – ¿Qué lo tienes controlado? La última vez casi nos pilla tu novio...Sí queremos seguir con esto, tenemos que ser cuidadosos, y más ahora que te vas a casar. – Hyuk no daba crédito a las palabras del chico. – Te recuerdo que eres una celebridad... Park Yesung.

Oír ese nombre siempre le daba escalofríos, pero aquella vez le heló el cuerpo entero, podía ser cualquiera, era un nombre común, luego enlazó las palabras y distinguió al chico en cuanto lo miró más de cerca. Si no recordaba mal se llamaba Dongsun, el muchacho que los acompañaba el día que vinieron a la cafetería, el mismo que le pidió agua de las Fiji.

- Te recuerdo que la semana que viene filmamos en Daegu, nos reservaré la Suite de aquel hotel ¿Te acuerdas? Aprovecharemos que Hongbin vuelve a su trabajo. – Le faltaba el aire, la anterior conversación no desvelaba nada y ésta parte le confirmaba las pocas sospechas que tenía, y más escuchando ese último nombre.

Pero lo peor vino al final.

- Yo también te quiero.

❤☕📸❤

He puesto Los increibles 2 por que es la única que me ha venido a la mente😂

Informo que tal vez tarde en actualizar el siguiente, espero que no mucho!😣

Besitos😘

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