Tu toque de Color

By Sunakyo

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"Todos necesitamos un toque de color en nuestras vidas..." Ravi Pero en la de Wonsik no había ninguno... y le... More

1. Ravi
2. Gafas rojas
3. Inalcanzable
4. Aventura de colores
5. Condiciones
6. Él
7. Aburrido
8. Inspiración
9. Real
10.Seongnam
11.Preguntas
12. Nuevo vecino
13.Nada
14. Regalo
15. Olvidado
17. Feliz Navidad
18. Confuso
19. Duérmete (Parte 1)
20. Duérmete (Parte 2)
21. Siempre
22. Punto final
23. Proporción
24. Anonadado
25. Peculiar
26. Indescriptible
27. Sueño
28. Fases
29. Dulce
30. Planes
31. Locura
32. Adrenalina
33. Nota
34. Agridulce
35. Domingo
36. Viaje
37. Sueño
38. Infierno
39. Pelota
40. Motivos
41. Explicación
42. Curiosidad
43. Voz alta
44. Bolígrafo
45. Caminos
46. Tiempo
47. Fuerza mayor
48. Valor (Parte 1)
49. Valor (Parte 2)
Epílogo: Toque de color
Viaje express
Tulipanes
Eterna
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16. Magia

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By Sunakyo

Desde que era pequeño, las navidades siempre eran iguales. El día de nochebuena sus padres preparaban la mejor fiesta de la zona, llena de invitados que Taekwoon no conocía. Se pasaba el día jugando entre las escaleras de su gran mansión y los jardines, le gustaba ver la bonita decoración que ponían en el exterior y la nieve que se acumulaba entre los arbustos.

Cuando llegaba la noche, se ponía el traje que su madre le obligaba y caminaba entre las personas sin llamar la atención. Se aburría escuchando sus conversaciones, nunca asistían niños a la fiesta y su hermana pasaba esos días en el internado, así que no tenía con quien jugar y terminaba viendo la televisión de su habitación hasta quedarse dormido.

A la mañana siguiente cualquier chico de su edad se levantaría emocionado al encontrar regalos debajo de su árbol y un desayuno familiar, pero Taekwoon nunca vivió algo como eso. Sus padres consideraban la costumbre de regalar cosas en navidad una tontería, así que los días veinticinco de diciembre de cada año, eran un día como cualquier otro.

Y siempre fueron de esa manera, incluso cuando decidió al fin logró plantar cara a su madre e independizarse sin seguir el camino que había escogido para él, llevar la empresa de su padre y casarse con una buena chica.

Cada año volvían esas fechas y Taekwoon las solía pasar de largo, ya que lo único que tenían de buenas eran sus dos semanas de vacaciones, por eso la olvidó completamente y fue Wonsik quien se encargó de recordársela la última vez que se vieron. Estuvo toda la semana hasta arriba de trabajo, el especial de navidad salía dos días antes de ella y toda la plantilla estuvo sin parar. En cuanto llegó el viernes, todos se despidieron con el típico "felices fiestas", y se fueron a casa emocionados.

Pero lo que sentía Taekwoon eran nervios.

En ese momento eran las doce de la mañana del sábado veinticuatro, iba tapado hasta arriba por que el frío no le dejó ponerse otra cosa. En los bolsillos de su abrigo llevaba lo necesario, como su cartera, el teléfono móvil y las gafas.

Y las tenía porque Wonsik se lo había pedido de aquella manera, y porque no paró de recordárselo en los cuatro días que llevaban sin verse, por mensaje, y también porque tenía curiosidad. Luego añadió otro motivo que lo hizo enrojecer, pues el que viviera una de las experiencias más excitantes de toda su vida en aquel sofá lo era, y si ponerse las gafas iba a hacer que mejorara no lo iba a dudar.

Tenía claro que si el Taekwoon de unas semanas atrás lo hubiera visto en ese instante, le diría que estaba loco, pero le daba igual. Había aceptado su gusto por el pelirrojo por que no podía luchar contra la mayor parte de su cuerpo, esa que amaba pasar los dedos por el ángel tatuado en su costado o la mano que apretaba con fuerza su cabello cuando lo hizo llegar al límite con ese acto que él solía hacer en solitario.

No sabía si era por el frío o porque tenía ganas de verlo, pero el modo con el que se abalanzó literalmente sobre él, sorprendió más al propio Wonsik que a sí mismo. Por eso le gustó que éste le correspondiera al momento, adueñándose del beso que Taekwoon había comenzado.

- Si llego a saber que me ibas a recibir así, quedamos antes. – Dijo con una sonrisa sin separar ni un solo milímetro sus caras, luego lo volvió a besar.

Y le encantó que lo hiciera, con esa manera única, repasando sus labios hasta dejarlos rojos, delineando cada rincón de su boca y mezclando el aire que respiraban, haciendo que ambos latidos de aceleraran sin compás alguno. Sus manos se entrelazaron involuntariamente, igual que la última vez, pero ninguno dijo nada, incluso cuando se dieron cuenta al finalizar el beso por culpa de los pulmones.

- Ven conmigo.

Era raro ver a Wonsik con la cara del mismo tono de su pelo, y una sonrisa sincera que lo acompañó durante el corto recorrido hasta la cocina. Seguían sin separar sus dedos, aquello gustó demasiado a Taekwoon, de la misma manera que le encantó su forma de vestir aquel día, sencilla pero sin dejar de ser él, pues aunque iba descalzo, llevaba unos tejanos rasgados y ajustados perfectamente a sus piernas. La camisa blanca, decorada con lo que parecían Kanjis, le venía algo grande, pero eso no era problema ya que le pareció de lo más sexy, y más cuando la llevaba desabotonada por delante, dejando ver algunos de sus tatuajes.

Lo llevó a una mesa que no había visto antes, una que estaba llena de todo tipo de manjares coreanos, desde los más sencillos como los platillos para acompañar de kimchi, hasta otros más caros como pescados y mariscos. También había arroz e incluso elaborados, como el Bimpap. Todo tenía una pinta estupenda, eran platos dignos de cualquier libro de cocina, se le hizo la boca agua.

- ¿Viene alguien más a comer? – Wonsik negó. – Creo que hay demasiado. – Lo vio encogerse de brazos.

- No sabía que comida te gustaba, así que he hecho de todo un poco.

- ¿Lo has preparado todo tú?

- Sí.

- Así que también cocinas.

- Y no lo suelo hacer por pereza, pero hoy tengo una misión. –Taekwoon frunció el ceño, preguntándole con la mirada que había querido decir con eso.

Pero Wonsik solo se dedicó a sonreír mucho más y a cambiar la posición de sus manos, hasta cogerlo de la cintura y acercarlo a él.

- Cuando algo me interesa me dedico a investigar sobre ello. – Enrojeció. - Como cuando descubrí la pintura y decidí estudiar historia del arte. – Debía admitir que aquello lo había dejado sin palabras. – Taekwoon. – Notó sus dedos repartidos en sus dos mejillas. – ¿Pillas la indirecta?

Sintió un cosquilleo que comenzó en su estómago y le recorrió el cuerpo entero, también le temblaron las piernas, luego asintió con lentitud haciendo que el pelirrojo soltara una carcajada.

- Vamos a comer.

Se sentaron en las dos únicas sillas que habían y sin esperar a nada, comenzaron a probar todos y cada uno de los platos, a cada cual mejor según iba catando. Todo superaba a los restaurantes de cinco tenedores donde su familia lo obligaba a ir, pero en este caso con Wonsik como compañía y el pequeño Bulldog Francés que solo esperaba recibir algún resto debajo de la mesa.

- Así que eres alérgico a los mariscos y aun así te lo has comido, amas los fideos y aunque todos los platos estén rebañados, tienes sitio para el postre. – Lo vio cruzarse de brazos mientras él se limpiaba la boca y asentía, tenía razón, le encantaba comer. – El regalo número uno ha surgido efecto.

- ¿Qué quieres decir?

Wonsik se acercó a él rodeando la mesa, y apoyando las manos a cada lado del respaldo de la silla para ponerse cara a cara.

- Que mi manera de conocerte está funcionando. – Torció los labios en un ápice de sonrisa. – Sigamos con el siguiente, vamos al sofá.

Lo llevó a rastras hasta allí para después desaparecer, Taekwoon estaba sorprendido e ilusionado a la vez, no sabía que le gustaba más si el que hablara de regalos o el que quisiera saber más de él. Lo vio atravesar el comedor con una bolsa de papel en las manos, luego se la colocó delante.

- Hyuk dice que se regala mucho en navidad, yo lo veo una chorrada.

No dijo nada, solo miró dentro para sacar algo esponjoso que no supo que era hasta el momento de desdoblarlos. Eran negros, pero era Ravi quien se los regalaba, así que tenían un estampado de bananas.

- ¿Calcetines?

- Por la cara que has puesto, veo que no te gustan. – Sacó una libreta imaginaria de su bolsillo e hizo que lo apuntaba. – Nada de calcetines.

Taekwoon no pudo evitarlo, comenzó a reír como si se hubiera vuelto loco, aunque tal vez lo estaba, no sabía por qué se encontraba tan feliz. Comenzó a pensar que ese par de calcetines era el regalo más extraño de su vida, aunque también era el único y por lo tanto el mejor. Se quitó rápidamente los que llevaba en ese momento, y se los probó.

- ¡Me encantan!

- ¿De verdad? – Wonsik lo miraba sorprendido, él solo asintió. – Creo que debería escuchar a Hyuk más a menudo si eso implica escucharte reír así.

Su euforia pasó a la vergüenza en pocos segundos, no estaba acostumbrado a ese tipo de halagos, pero le gustaban y hacían un efecto en él al que no estaba acostumbrado, como el querer saltar a sus brazos y no separarse por lo menos en mucho tiempo. Quiso hacerlo, pero solo acabó acercándose a él para darle un beso en la mejilla mientras susurraba un tímido 'gracias'. Wonsik aprovechó su cercanía para apretarlo contra su pecho, como si hubiera leído su idea de hacía unos segundos.

Tardaron en separarse, ninguno de los dos contó los minutos, pero Taekwoon si que pudo notar la rapidez de sus latidos, seguramente igual de veloces que los suyos, y los disfrutó como si fuera la mejor melodía del mundo.

- ¿Quieres pasarlo bien?

Abrió los ojos que había cerrado sin darse cuenta, ya era hora, y comenzó a ponerse nervioso, él había ido a pasar el día a su lado con esa intención y tarde o temprano llegaría el momento de la verdad. Así que levantó un poco la cabeza para mirarlo a los ojos y asintió con toda la vergüenza del mundo, luego le comenzaron a sudar las manos.

- Vamos.

Se dejó llevar con el flequillo tapándole los ojos, y arrastrando los pies con sus preciosos calcetines nuevos. Caminaron hasta la escalera y Taekwoon vio cómo se alejaban de las cortinas que tapaban el colchón.

- ¿Dónde vamos? – Preguntó mientras miraba hacia el otro lado, y Wonsik sonrió cuando vio donde señalaba.

- Tranquilo gatito, todo a su tiempo.

Subieron las escaleras hasta la habitación que abrió aquel día con llave, esta vez no puso ningún impedimento en que pasara, y Taekwoon se dedicó a observar la estancia, le pareció un lugar único y especial, igual que su dueño.

Colores y más colores decoraban las cuatro paredes, con pintadas en ellas y cuadros sin terminar. En una de las mesas descansaban los multicoloridos botes de acrílicos, con brochas y pinceles de varios tamaños. Pero lo que más le llamó la atención fue la gran tela blanca que colgaba de una de las paredes.

- Vamos a jugar. – Wonsik sacó de una bolsa, un mono de cuerpo entero color azul, ya estaba manchado, así que supuso que era de él. –Ponte esto, para no mancharte. También te puedes desnudar, pero eso prefiero dejarlo para el final.

Se lo puso al momento, no sabía lo que pretendía con eso, pero quería intentarlo, por algún motivo con él sería hasta capaz de tirarse por un puente. Wonsik lo miró sonriente en cuanto se lo terminó de colocar, luego le dio la vuelta y le tapó los ojos con una venda.

Sintió la mano contraria recorrer su brazo hasta sus dedos, donde dejó algo duro. Supo lo que era en cuanto notó las cerdas del pincel.

- Ahora sigue la música.

Comenzó una canción con ritmo lento, la voz del chico era suave, y la melodía era para sentarse a escuchar tranquilo, a los pocos segundos, una voz más gruesa lo acompañó en un rap que se combinaba a la perfección con él, dándole ganas de mover su cuerpo.

Lo hizo, pero solo con la ayuda de Wonsik que lo sujeto por detrás, y lo guio por la habitación, completamente a ciegas, haciendo que el pincel se sumergiera en uno de los botes.

Y luego comenzó la magia.

Sus articulaciones se movieron como si fuera una marioneta a manos del pintor, trazó líneas rectas, curvas, círculos e incluso le pareció escribir algo, todo al compás de la canción que finalmente se volvió algo más rítmica, con las voces principales unidas, igual que él y Wonsik en ese momento, como si ambos fueran uno por manera en la que estaban colocados.

Era una experiencia única, se sentía libre a pesar de estar apresado por sus brazos y eufórico por la intensidad de estar completamente a ciegas, era algo indescriptible y lo mejor vino al final.

Cuando sus ojos comenzaron a ver de nuevo y observó el dibujo abstracto sobre la tela, que mezclaba el rojo, el azul, y en combinación de ambos el violeta, era simplemente fantástico.

- Creo que hemos captado la esencia de la canción. – Escuchó decir a su espalda. – Dos personas que se buscan sin cesar, sin saberlo... y cuando se encuentran se unen en uno solo.

- Es maravilloso. –Lo era, no sabía qué, pero lo era.

- Falta tu nombre, solo he firmado yo. ¿Qué tal un apodo para ti? No quedaría mal Gatito y Ravi.

- No creo que quede bien. – Se hizo el enfadado.

- ¿Y qué nombre sería el ideal para ti?

Taekwoon cogió el pincel y lo sumergió en el color azul, trazó tres letras que sorprendieron a Wonsik.

- Me llamaban así en el instituto, decían que les daba miedo.

- Pero ahora eres un lindo gatito. – Se derritió cuando lo vio hacer pucheros. Luego volvió su mirada hacia la tela ahora colorida. – Me gusta. Combinan muy bien... Leo y Ravi.

❤👨🏻‍💻👨‍🎨❤

Son demasiado adorables💓

Siempre digo lo mismo... pero espero que tengais poco de paciencia con las actus... el tiempo libre que creia tener finalmente se me ha complicado y no reviso los capitulos como debiera... y por eso tardo...

De verdad me alegro que disfruteis de la historia😊
Besitos😘

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