Soy hermano de una zorra | Tr...

Par gatastroso

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¿Que pasaría si tu hermana fuera la zorra de tu nueva escuela?, ¿Si todos tus nuevos amigos y compañeros de c... Plus

Soy hermano de una zorra
1. Soy nuevo
2. Chocolate
3. Un juguete no muy agradable
4. Fofo, el gato gordo
5. Después de anoche
6. Detención
7. Party Hard
8. Ellos fueron
9. Nos vengaremos
10. La venganza no para
11. Leche solitaria
12. Hazel Tris Roth Spiegelman
13. De compras
14. La firma del amor
15. Colomba Ramírez. parte 1.
16. Colomba Ramírez. parte 2.
17. Noche de películas, con mucha baba.
18. Dicen que las zorras no duermen.
19. Promesas.
20. Dulces sueños
21. La verdad
22. Si hay fiesta, hay Troubles.
23. Zorras en casa
24. Vieja y toxica amistad
25. Él no es mi novio
26. Hazlo por mí
27. Oveja Negra
28. La noche se acerca
29. Noche de primavera. Parte 1
30. Noche de primavera. Parte 2
31. Noche de primavera. Parte 3
33. Tú y yo
34. ¿Cómo te sientes?
35. Hasta luego, Troubles
36. No quedan lágrimas para llorar
Epílogo: "Nunca dejes de soñar"
Créditos
37. Especial: Quiero verte feliz
Nota de Autor
Sorpresa para el 2019

32. Todo estará bien

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Par gatastroso

Levante la vista, el reloj marcaba las 4.47 am. Estábamos en el hospital. Luego de acompañar a la Agente Stillfried a la comisaría a declarar que era lo que había pasado, tuvimos que dirigirnos al hospital para constatar las lesiones de todos. Yo había sido de los primeros en terminar, junto con Alex, pero Esteban, Carolina, Catalina y Nicolás aún estaban dentro por ser los más lastimados.

Estaba sentado en los asientos del pasillo, el cual estaba completamente solo a excepción de Javiera que había ido a buscar algo para comer a la máquina expendedora al final del pasillo izquierdo, en si el ambiente era escalofriante, me recordaba a un episodio de Steven Universe. De golpe, una de las puertas a mi derecha se abrió, dejando ver a Alex y Mia, los cuales habían ido a dejar a Belén a casa para que no tuviese problemas con sus padres, después de todo, solo tuvo que declarar que era lo que había ocurrido.

—Kevin —Alex se dirigió a mi algo preocupado —, ¿has sabido algo?

Mia me saludo con una sonrisa y paso por mi lado para ir a la máquina expendedora del fondo, junto con Javiera.

—Nada, no ha salido nadie aún —dije colocándome las manos en los bolsillos del pantalón.

—No sé si eso es bueno o malo —suspiro negando con la cabeza —. He llamado a la mamá de Nicolás, para que venga a tendernos una mano con su amigo el médico, no lo sé, después de todo necesitamos un adulto con nosotros —asentí de acuerdo con ello, hasta que Alex suspiro nuevamente —. ¿En qué momento se nos echó a perder toda esta hermosa noche?

Mire al suelo, pensando en lo ocurrido, en lo perfecto de llegar a buscar a Javiera, la mesa buffet, las fotos, el baile, en Carolina; luego, en el secuestro, Golden Hills, la pelea con los chicos, en Carolina... ¿Estaría todo bien?

—Creo que... hay que pensar en lo que pasa ahora —levanté mi vista y miré a Alex fijamente a sus ojos —. Estas aquí, yo estoy aquí, estamos bien. Catalina, y los chicos están aquí y están bien, Carolina está bien. Creo que es eso todo lo que nos debe importar, que estamos bien, y mientras eso siga así... todo estará bien —me encogí de hombros algo esperando tener razón, pero Alex solo me miro, para luego hacer una mueca de duda.

—¿Y qué pasa si los chicos ponen todo en nuestra contra? ¿Estaremos bien?

—Estaremos juntos, ellos son los malos del cuento, secuestraron a tu novia, a mi hermana, y nos golpearon, nosotros solo las rescatamos y defendimos.

En ese instante la puerta detrás de Alex, por donde entro, y la puerta detrás de mí, donde estaban revisando a mi hermana se abrieron, dejando ver a Katherine, la mamá de Nicolás y Mia, por una y al doctor Claudio por otra.

—Katherine —la miró asombrado el hombre.

—Claudio —la mujer se acercó a nosotros, encaminándose hacia el sujeto —, ¿Cómo está todo?

—Bueno —este se centró en Katherine y en mi para hablar —, examinamos a Carolina, hay una enfermera aun con ella, y bueno... tiene señales de haber sido violada, tiene rastros de... bueno, hay que hacer exámenes para saber a quién pertenece, y si es del chico del cual Stillfried me dijo, hay pruebas contundentes y obvias.

—Gracias Claudio —respondió Katherine, a lo cual la imitamos. Claudio pareció despedirse, pero antes de marcharse, se detuvo a decirle algo a Katherine, a lo cual ella asintió seria.

—¿Qué sucede? —Javiera llego una expresión de preocupación, seguida de Mia, quien comía un brownie.

—Puede que hayan pruebas en contra de Daniel —la observé cruzándome de brazos —, lo cual es bueno, porque el tendrá ninguna cuartada para desmentir aquello.

—Bueno, al menos hay algo bueno en todo esto —asintió no muy convencida de todo aquello —, fue bueno haber llamado a la policía.

—Sí —afirmo Mia, rodeando a la rubia para caminar hacia su madre —, es lo más inteligente que se le pudo haber ocurrido —tanto Alex y yo la miramos despectivamente por lo cambiante que fue en su opinión.

—Hablando de ello... —volví a Javiera —¿Qué provoco el incendio? —Katherine pareció asustarse por escuchar dicha palabra, seguramente en su mente piensa lo potencialmente peligrosos que es que sus hijos se junten con nosotros.

—Belén, de alguna forma hizo una bomba molotov, y la lanzo —Javiera parecía estar muy sorprendida con ello —. En verdad no esperaba que fuese tan explosivo.

Katherine estaba tan perdida y algo molesta por no conocer la historia por completo que Alex y Mia, se dedicaron a contarle todo, para cuando habían terminado, Nicolás y Esteban ya habían salido y se nos habían unido.

—Kevin —el Doctor Claudio llamo mi atención justo en el momento que la enfermera de la habitación de Carolina iba de salida—, puedes entrar a ver a tu hermana.

Asentí y sin dudarlo, entre en el cuarto. Dentro, Carolina estaba aún con su vestido algo sucio, pero con su cara limpia, su cabello algo menos alborotado y cubierta con unas frazadas. Su mirada rápidamente se enfocó en mí una vez cerrada la puerta, para dedicarme una leve sonrisa.

—¿Cómo te encuentras? —caminé hacia la cama y tome una silla que estaba en la esquina para sentarme a su lado.

—Además de todo lo ocurrido y que una extraña me ha abierto de piernas para examinarme, no del todo bien —su rostro inexpresivo volvió, como pareciendo perder su mirada nuevamente en algún punto.

—Comprendo, no estás en tu mejor momento, sientes que estas tan hundida en la mierda que no...

—No, Kevin, yo soy la mierda, y la parte buena de mí, está muy hundida en mí, desearía no haber llevado a todos a esto, haberme metido en esto —cerro sus ojos y los apretó intentando no llorar.

—Pero estás aquí, y todo irá mejorando, lentamente —solamente suspiró.

La puerta se abrió, dejando ver al Doctor leyendo un par de papeles, los cuales aparto para sonreírnos sin los dientes.

—Bueno, están los resultados, está certificado que Daniel ha sido quien abuso de ti —una mueca de pena se apodero de la sonrisa de Claudio, y sentí como Carolina se apenaba por ello —, Daniel no podrá hacer nada contra ello, por más que demuestre lo contrario.

—Gracias Doctor Claudio —dije a lo cual el asintió.

—Carolina, puedes irte, está todo listo, le entregaré esto a la Agente Stillfried y la policía se encargará de todo —sin más que decir, este salió de la habitación.

Carolina no demoró mucho en decidir levantarse de la cama y arreglarse para irse. Me tomo del brazo y juntos salimos del cuarto para encontrarnos con todos los chicos, Katherine, el doctor Claudio, la Agente Stillfried y nuestros padres.

—¿Qué están haciendo ustedes acá? —dije sorprendido, y presentí que Carolina igual, pues apretó mi brazo algo nerviosa.

—Los llame, no podía no decirles a sus padres lo que había ocurrido —dijo la Agente Stillfried.

Ambos se acercaron a nosotros, especialmente a Carolina para abrazarla mientras empezaba a sollozar.

—Bueno chicos —dijo Katherine —, nosotros nos iremos, ya es tarde y creo que todos debemos descansar.

—Sí, con Catalina nos iremos a mi casa —Alex empezaba lentamente a retroceder, mientras que Catalina simplemente se quedó de pie mirando a la nada.

—Mejor, simplemente llévame a casa, no te preocupes —le susurro esta tan bajo que con suerte pude escucharle.

Alex acepto y se marcharon, seguidos de Katherine y los chicos, junto con Claudio quien los dejaría hasta la puerta, quedando solamente nosotros con la Agente Stillfried.

—Quería decirles —dijo esta luego de un momento, mientras aun mis padres tenían apegada a Carolina a su pecho —, yo misma seguiré la demanda, me encargaré de que la escuela se entere de sus actos y además, pague por ellos —mientras ella seguía hablando, papá había comenzado a caminar hasta la salida aun escuchándola —. Con las declaraciones de los chicos, los exámenes y demás, no se las llevará tan fáciles. Así que cualquier cosa, solamente contáctense conmigo, ya tienen mi numero —ya afuera del hospital, caminamos hasta el auto, había mucha neblina en el estacionamiento, y estaba demasiado helado el aire —. Estaré escuchando las declaraciones, y tal vez necesite ayuda de Alex y tuya, Kevin, acerca de lo que dijo Daniel, sobre los señores Pereira, algo que es de poca importancia sobre la denuncia, pero puede ser importante para otra investigación.

—Claro, ¿le doy mi número?

—No te preocupes, soy una agente que sabe encontrar lo que sea —sonrió guiñándome el ojo simpáticamente, una vez ya en nuestro auto.

Camino a casa, Carolina se quedó en silencio, respondiendo cosas exactas a mamá acerca de cómo se veía el baile, pero sus respuestas sonaban sin ánimos, parecía como si su mente estuviera nadando en otro lado, así que me tocaba a mi complementarlas de una forma más anímica, dentro de lo posible de la situación. Pero fuera de eso, nadie soltaba ninguna palabra.

Al llegar, le preste mi saco a Carolina nuevamente para que se bajara del auto. Esta se bajó y camino al lado de mamá, la cual la abrazo por sobre los hombros sin detener el paso hasta la puerta.

—Bueno, si necesitas algo, no dudes en llamarnos —dijo papá de pie al lado del interruptor de la luz, la cual estaba encendida aún — ¿Está bien, hija?

—Y si te sientes mal, o necesitas hablar, solo dínoslo, no pasa nada si es que quieres hacerlo —mamá estaba sentada en la cama, acariciando el cabello de Carolina, la que estaba acostada en la cama viéndonos. Por mi parte, estaba apoyado en el umbral de la puerta, con papá casi tapándome a la vista de Carolina.

—Está bien, lo haré —les dedico una media sonrisa a estos —. Ahora, vayan a dormir, es tarde y les he quitado muchas horas de sueño.

Sin nada más que decir, ambos le dieron un beso en la frente a Carolina para luego salir de la habitación, seguidos de mí, quien antes apagar la luz y cerrar la puerta, le dedique una sonrisa a mi hermana, quien me respondió de la misma forma.

—Buenas noches, Kevin —me dijo mamá, mientras yo aún tenía la mano en el pomo de la puerta. Al responderle, ella cerró la puerta de su habitación, y antes de poder llegar a la mía, logré escuchar una voz del otro lado del pasillo.

—Es tu culpa, no debiste de haberle dicho que fuera a ese baile si ella no quería ir —al asimilar, me di cuenta que era mi papá, quien le susurraba a mamá algo molesto en su habitación —. Se veía muy provocativa, era muy probable que la tomaran y le hicieran lo que le hicieron.

—Ya, cállate, nadie lo pudo haber esperado —respondió mamá —. Por suerte, Kevin estuvo allí para ayudarla.

Quise ir y entrometerme en entre ellos, pero terminé por decidir que no era lo mejor, y que probablemente Carolina no los estuviese escuchando, así que, su pequeña discusión solo quedaría entre ellos.

Al entrar en mi cuarto, rápidamente comencé a quitarme la ropa para colocarme el pijama, y acostarme. La cama se encontraba a un calor exacto debido al calienta cama, así que me acurruque quedando hecho una bolita, mientras comenzaba a cerrar los ojos, para poder dormir. Aun así, de mi mente no podía salir la imagen de Carolina en el suelo, mirando a la nada, con lágrimas en sus ojos con Daniel encima de ella. Intente dormir, pero no podía conciliar el sueño, así que abrí los ojos resignado, encontrándome con una figura oscura de pie frente a mi cama.

—¿Puedo dormir contigo? —la figura parecía ser femenina. Por un pequeño momento dude en responder, la verdad no sabía si estaba teniendo una parálisis del sueño o que cosa —. ¿Kevin? —volvió a hablar, dándome cuenta de que era Carolina la que estaba ahí.

—Claro —dije algo inseguro, aún no reaccionaba completamente a tenerla ahí. Me corrí hacia un lado de la cama, y abrí las sabanas dejando ver el espacio disponible, donde Carolina se sentó, para poder deslizar sus pies hasta el fondo y acostarse. No podía ver muy claro, pero sabía que estaba de frente a mí, pareciendo querer decir algo —. ¿Qué te ha dado que has venido a acostarte conmigo a mi cama?

—¿Recuerdas que cuando de niños, tu ibas a mi cama pues te daba miedo que de la oscuridad aparecieran esos monstros de una película de Scooby-doo, por lo tanto no podías dormir? —rodé los ojos al recordar ese estúpido miedo de niño de diez años, que me hizo sentir indefenso por unos instantes, pero termine por asentirle —. Bueno, la verdad cuando éramos pequeños creía que era estúpido que lo hicieras, porque de existir esos monstruos, yo no sería capaz de protegerte, pero hace unos meses me acorde de ellos y pensé que tal vez no era porque querías que te protegieras, si no que te sentías acompañado conmigo a tu lado —a pesar de la oscuridad sentí su mirada en mí, y yo despegaba la mía en ella —. Bueno, creo que me siento igual.

—¿Tienes miedo? Creo que es de esperarse, lo que sucedió...

—No, no sé si es miedo —me interrumpió, sonaba como si yo estuviese muy equivocado, que lo que sentía no era eso —. Mamá y papá deben creer que estoy algo traumada, pero creo que solo estoy en shock, no sé cómo explicarlo —hizo una pausa para tragar saliva sonoramente —. Estuve con Daniel tantas veces, que en verdad, no me siento violada, solo asustada porque esta vez no era con mi consentimiento, o aun no lo asimilo no lo sé.

—¿Sientes que fue solo una vez más?

—Algo así, solo que esta vez, no se sintió bien. Siento que los arrastre a ustedes a eso, me siento culpable de que Catalina haya estado involucrada, y que ustedes hayan sido golpeados —suspiro —. Creo que después de eso, no quiero saber de nada, Kevin, ni de Daniel ni Isabel, quiero olvidarme de todo —sentí su voz entrecortarse pareciendo querer llorar, pero no sentí que lo hiciese —. Al verme ahí... me di cuenta que solo me puse una máscara para ser popular, y que todos me conocieran... y bueno, puede que también me guste el sexo, pero se me escapo de las manos.

—Todos usamos mascaras en algún momento de nuestra vida, y no está bien —busqué mi móvil debajo de la almohada y lo saqué para iluminarnos los rostros. La luz dejo ver el triste rostro de mi hermana, angustiada por todo lo que estaba ocurriendo, firmemente la mire y proseguí —. Yo sé que la chica que conocí este año es muy diferente a la que creí que eras, pero va en ti si en verdad esa eres tú, no en Daniel, no en mí, no en nuestros padres, es si tú eres en verdad, todo estará bien, serás tú misma, Caro. Tal vez no ayude de mucho, pero sabes que siempre podrás contar conmigo, te prometo que esta vez estaré a tu lado para cuando necesites hablar con un verdadero amigo. —me moví hacia delante intentando abrazarla por el cuello llevándola a mi pecho —. Sabes que nunca te desearé mal, me importas demasiado para hacerte algún daño.

—Te amo, hermanito —como pudo, me apretó hacia ella, una tranquilidad me recorrió el cuerpo y me hizo sonreír. Al separarnos, Carolina sonreía levemente tímida.

—Bueno, es mejor descansar, lo necesitamos —dije a lo cual mi hermana afirmo y acurrucándose, cerró los ojos, mientras yo bloqueaba el móvil, recordando cuando éramos niños, que bien se sentía estar con ella a mi lado nuevamente, sin más me metí en las sabanas y me dormí antes de lo esperado.

***

Me encontraba en una especie de pasillo blanco, iluminado por la luz que traspasaba unas ventanas tan transparentes que parecía que no estuviesen. Al otro lado del pasillo, una chica rubia de largos cabellos, me daba la espalda.

—Hey —dije levantando una mano, como si ella pudiese verla —. ¿En dónde estamos? —dí un pequeño paso para caminar hacia ella, pero antes de lo esperado, esta comenzó avanzar, y en menos de unos segundo se encontraba muy lejos para alcanzarla. De la nada todo se fue a negro.

Sentí una pequeña molestia en los ojos, al abrirlos, la luz del día era la causante del fin de mi sueño. Pase mi manos por mi rostro, para terminar dándome cuenta de que estaba solo en la cama, me levante apoyándome en mis codos, mirando a todos lados, pero mi hermana no estaba en la habitación ni tampoco nada parecía haber sido alterado, a excepción de la ropa que tría anoche que aún estaba en el suelo.

A duras penas, restregándome los ojos, me senté en la cama, al revisar mi móvil, un mensaje de mamá decía que habían salido a comprar algo para almorzar la hora indicaba las dos de la tarde. Me levante, y encorvado, sin ganas de hacer mucho, camine hasta la puerta, donde me estiré haciendo sonar mi espalda, hasta que un sonido en la habitación de Carolina me llamo la atención, por lo cual camine hasta ella, un poco más repuesto.

—¿Qué haces? —pregunté al ver a Carolina dentro de su habitación, tomándose la cabeza, con una expresión algo desesperada. Al notarme, esta me miro algo sorprendida de verme, mientras entraba a su cuarto examinando un par de cajas tiradas en el suelo.

—Emm... —pensó un momento empezando a jugar con sus manos —. Bueno, anoche no dormí pensando en lo que hablamos, en ser yo misma y quitarme esa mascara que había formado, y bueno, creo que es momento de dejar el "estilo de vida" que llevo —hizo comillas con sus dedos.

—¿Te encuentras bien? —la miré extrañado, mientras me cruzaba de brazos.

—Sí, solo que quiero que me dejen de ver como la zorra, ya no quiero eso en mí, fue una etapa en la cual me hice una mala fama, causando daño a otros, terminando por mí —suspiró, pareciendo recordar lo sucedido —. Quiero dejar esa Carolina la cual todos conocen.

—¿Y esa Carolina que todos conocen en verdad no eres tú?

—No, por eso lo digo, quiero dejar de ser la zorra indomable de Crawfield High, porque no soy yo —se llevó una mano al pecho —. Quiero dejar todo eso en el pasado, empezar de cero, siendo yo, la chica que le gusta vestirse bien, es simpática, que espera encontrar el chico perfecto, con el que pueda tener una relación estable, dejar de lado la chica toxica que era.

—Esa si es mi hermana —dije orgulloso a lo cual ella me sonrió —, se es lo que quieres hacer, estaré contigo.

—Gracias —hizo un movimiento con sus hombros pareciendo relajarse —. Lo que no significa que dejaré American Next Top Model—cambio rápidamente su tono de voz a uno más serio, señalándome con el índice.

—Vale, no podía ser todo tan perfecto —me acerque para abrazarla, enredándola entre mis brazos —. Tampoco quiero que dejes de ser una, para que simules ser otra persona —dije llevándome varios de sus pelos a mi boca, los cuales quite sacando la lengua de mi boca —. Solo se tú, ¿Está bien?

—Está bien —sentí como me apretó más fuerte hacia ella, haciéndome disfrutar aún más el abrazo.

—Y bueno... —dije cortando el abrazo, separándonos sin soltar las manos del otro —, ¿En qué puedo ayudarte? ¿Qué tienes en mente? —Carolina me soltó de las manos para llevarse las suyas al rostro y las caderas, pensando nuevamente en lo que haría, para terminar suspirando y quitar su cabello de su rostro y acomodarlo detrás de sus orejas.

—Quiero botar todo, o al menos lo más perteneciente a mi loca vida —dijo rodando los ojos cansada de volver a pensar en ello —. Juguetes, ropa interior olvidada, ropa provocativa, y demás—alcé la ceja —. Bueno, no toda la ropa provocativa, puede que más a delante podamos ir a Oveja negra y pasarla bien —sonrió pícaramente intentando golpearme suavemente con el codo.

—¡Carolina!

—Ay, ya solo bromeaba —rió ofendida —. Solo ayúdame a coger todo y guardarlo en las cajas.

Ambos comenzamos a movernos alrededor de toda la habitación, y antes de poder esperarlo, ya tenía unos diez juguetes no muy agradables entre mis manos, de todos los colores, formas y tamaños.

—¿Cuántos de estos puede necesitar una sola chica? —la miré mientras intentaba alcanzar uno que estaba al fondo del armario.

—Habían veces que la cosecha era muy escasa, una chica debe también ser independiente —dijo mirándome de pies a cabeza como si yo fuese un ignorante, con una expresión y mirada obvia, casi despectiva.

—¿Pero tantos? —Carolina hizo un sonido de afirmación, mientras comenzaba a buscar algo en un cajón de su cómoda. Con el juguete del armario, ya en mis manos, me encamine a dejarlos todos en la caja —. Bueno, creo que queda uno en el baño —estaba comenzando a caminar hacia el baño, recordando el juguete que ahí debía estar.

—¡No! —me interrumpió el paso, al mirarla esta no había sacado su mano derecha del cajón, pero la disponible la había estirado queriendo detenerme —. Ese dejémoslo ahí, es mi favorito, y la carne es débil.

Cerré los ojos intentando no imaginar que cosas había hecho con él, específicamente, antes de que cayera en mi rostro a principio de año.

—Debajo de la cama, deben de haber dos —su voz sonando nuevamente me salvo de la producción de mi mente. Al abrir los ojos se había llevado una uña de su mano libre a la boca, mordiéndola algo nerviosa sabiendo que la miraría feo por el excesivo número de juguetes.

—Solo diré, que tener tantas de esas cosas, no es sano hermana —sin más volteé hacia la cama, para agacharme ante ella, meter mi mano por debajo y sacar una bolsa plástica que dentro tenía dos consoladores. Dedicándole una fulminante mirada a Carolina, lance ambos juguetes a la caja.

—Lo sé Kevin, estaba enferma —sonrió culpable, pero de igual forma rápidamente le dedico una triste mirada a la caja con los difuntos.

—¿Qué buscas ahí? —señale con la cara el cajón donde Carolina no dejaba de buscar con la mano.

—Esto —saco un puñado del cajón que lanzo al suelo, a un lado de la caja. Eran cinco boxers, de diversos colores y diferentes marcas —. El de azul es de un chico de segundo año, un tal Diego Haro, muy guapo, está en el club de arquería. El rosa es de Matía...

—¡Carolina! —le interrumpí cortándole la emoción —, no quiero saber, por favor.

—Oh, claro, lo siento —sonrió inocentemente, dándose cuenta de mi perturbación —. ¿No quieres uno? Prácticamente están nuevos —pregunto como si fuese lo más normal quedarse con la ropa interior de la gente con la que te acostaste.

—Por supuesto que no... —mi vista paso de Carolina a los boxers, quedando plasmada ahí, y pensé un poco —. Tomaré solo dos porque el azul y el amarillo son lindos —dije algo avergonzado dejándolos a un lado —, los tendré que lavar con cloro —con duda, volví a ver los otros boxers —. Y estos los tomaré para regalárselos a los chicos para navidad —dije tomándolos avergonzado deseando que nadie más viese mis actos, ignorando la sonrisa burlona de mi hermana —. Esto queda entre nosotros, si le cuentas a alguien, yo les contaré a todos que comías caca de conejo en el campo de la tía Petunia —la señale serio.

—Tranquilo, mi boca está cerrada —hizo un gesto de candado en su boca. Luego, esta se levantó y camino hasta el armario y saco una bolsa de papel junto con una caja de zapatos pequeña.

—¿Qué es eso? —pregunté recibiendo un pequeño suspiro de respuesta.

—La caja está llena de test de embarazos, todos negativos para tu tranquilidad —dijo dejando la pequeña caja dentro de la caja. Preferí no abrirla, y ver qué tanta cantidad de test había —. Y la bolsa tiene unos jeans de Nadia, la hermana de Daniel, que le saqué una vez —dijo algo avergonzada —. Esto quiero ir a devolvérselo, pero no sé cómo —se encogió de hombros para luego sentarse como indio frente a mí —. Fuera de eso creo que eso es todo de lo que quiero deshacerme.

—Bueno, creo que primero, debemos guardar la caja en el ático, en el rincón más oscuro —coloqué mi mano sobre la suya, a lo cual ella me miro con una sonrisa.

Los levantamos, cerramos la caja y juntos fuimos a la entrada el ático, que se encontraba frente a la puerta del baño. De un salto, tome la manilla de la trampilla y la abrí, dejando caer una escalera de esta. Al subir al oscuro cuarto, Carolina me entrego la caja y me dirigí a un extremo del ático, entre las vigas y telarañas que había. Deje la caja en un rincón, cubierta por un trozo de sabana y escondida detrás de más cajas. Al bajar Carolina estaba apoyada en la pared pensativa, con una uña en sus labios.

—Okay, todo en orden.

—Gracias, Kevs —sonrió dejando de lado su dedo. Noté que en la otra mano aun sostenía la bolsa de papel con los jeans de Nadia.

—Chicos —la voz de mamá nos sobre salto y ambos volteamos a mirarla — ¿está todo bien? —preguntó algo sorprendida de que ambos estuviésemos hablando normalmente.

De reojo, vi como Carolina volvía su vista a mí, a lo cual volteé a mirarla nuevamente. Parecía no saber que responder, mientras que yo simplemente aguardaba a su respuesta.

—Todo está, y estará bien, mamá —sonrió pasando de mí, hasta mamá. Ella espero me miro esperando una aprobación de mi parte, a lo cual le asentí con una sonrisa.

—Me alegro, Caramelo —nos sonrió —, con papá haremos fideos, para que bajen y estemos todos juntos compartiendo —ambos asentimos, dejando que mamá bajara nuevamente.

—Dame eso —dije tomando la bolsa de las manos de Carolina —, no te preocupes por esto, se lo haré llegar a la Agente Stillfried, o como sea, pero yo me encargo —le sonreí, palmando su hombro con mi mano libre, a lo cual ella asintió agradecida —. Ahora, baja yo voy en un momento —luego de aceptar, esta se dirigió hacia la escalera para bajar a la cocina. Por otro lado, fui a mi habitación para dejar la bolsa, al volver al pasillo, escuchaba como papá hablaba acerca de cómo hacer unos buenos fideos. Al bajar, y llegar a la puerta de la cocina, papá estaba frente a la cocina revolviendo el contenido de una olla, mientras Carolina estaba sentada en la isla, con mamá de pie a su lado, pelando un tomate. Antes de llegar a dar un paso, sentí mi celular vibrar en el bolsillo de mi pijama. Era un número desconocido, pero no dude en atender.

—¿Hola? —pregunté dudoso, mientras me percataba que mamá se había dado cuenta de mi presencia.

—¿Kevin Ramírez? —una voz familiar sonó al otro lado de la línea.

—¿Agente Stillfried? ¿Es usted? —di unos pasos hacia atrás para caminar a la sala.

—Sí, soy yo, te dije que se me iba a hacer complicado encontrar tu numero —pareció sentirse orgullosa de sus habilidades.

—Así lo veo, ¿Debería asustarme? —reí nervioso, quedándome de pie al lado de un sofá, mientras que con mi mano libre, rodeaba mi cintura.

—No, te llamo por lo que te comente ayer —su tono de voz de volvió serio —. Anoche me llego información del Agente DH, acerca de un posible movimiento tránsfugo en la ciudad —asentí, aún era obvio que ella no lo notaría —. Y bueno, tengo un dato de que esos movimientos son con fondos de la empresa de los padres de tu amigo, ¿Alexander? —afirmé —. Está bien, necesito saber que cualquier cosa que sepas, pero específicamente que él lo que les dijo Daniel anoche.


N/A:

Cada vez menos para el final de SHDUZ!!! para que no se ilusionen, el asunto con los padres de Daniel y Alex no se tocará, no habrá una escena en si de ello, solo como dato. 

Además, estoy lentamente editando los capítulos. Ya van el 1, el 2 y el 3. y probablemente empiece con el 4 pronto, aun no lo sé, pero obviamente lo haré. 

Por último, voten, comenten, por que todo me sirve para poder seguir creciendo en esto :)

Espero que les haya gustado el capitulo y nos leemos la proxima semanaaaa <3

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