Custodio

By Karla5SOS1D

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Si no sigues las reglas, hay un castigo, si no comes tus verduras, hay un castigo, si no haces tu tarea, hay... More

Custodio
Prefacio
Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
CapÍtulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capitulo XXV
Capitulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXIX
Capítulo XXX
Capítulo XXXII
Capítulo XXXIII
Capítulo XXXIV
Capítulo XXXV
Capítulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capítulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Capítulo XLVI
Capítulo XLVII
Aviso
Capítulo XLVIII
Capítulo XLIX
Capítulo L

Capítulo XXXI

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By Karla5SOS1D

Sábado 30 de abril del 2016

—¿Y cómo va tu segundo día "sin Dios Griego"? —me preguntó Skyler aplicando sombra en mis párpados.

—Como cualquier otro día —mentí.

—¿Ah, sí? ¿No lo extrañas? —negué— ¿Nada? ¿De verdad? —volví a negar— ¿Entonces qué hace esa sudadera de los Steelers sobre tu cama? Porque que yo sepa, tú le vas a los Patriotas.

Divisé la sudadera a través del espejo y comencé a reír.

—Tú ganas, puede que lo extrañe un poquito.

Ella me miró no muy convencida pero finalmente me sonrió.

—Por más que me encantaría seguir hablando del Dios Griego y sus millones de cualidades hay algo más importante en lo que tienes que enfocarte.

Suspiré con pesar. Alec.

—Quería hablar con él ayer, pero dijo que estaba ocupado. Tendremos que esperar hasta mañana.

—Creo que ya se lo espera y es por eso que ha estado tan distante con todos últimamente.

—Sí, Ethan me dijo lo mismo.

Apenas mencioné el nombre de mi mejor amigo la castaña que me aplicaba el rubor en las mejillas sonrió desmedidamente haciendo que mi corazón diera brincos de felicidad. Ethan desde hace un tiempo me hablaba casi todos los días de lo maravillosa que era Skyler a sus ojos y ella por fin me hablaba abiertamente de cuanto le gustaba él. Ellos se merecían mucho más que cualquier otra pareja.

Luego de unos largos minutos Skyler por fin terminó mi maquillaje y mi peinado, que aunque eran sencillos, eran hermosos. Doy gracias al cielo por tenerla como amiga.

Miré el vestido que mi madre había dejado hace varias horas colgado en la puerta, porque, claro, ella tuvo que elegirlo por mí.

"Por supuesto que yo lo iba a elegir, Kelsey, no quiero tus vestidos cortos o indecentes. Vamos a una fiesta de gala no a que des un espectáculo"

Aunque mi madre no es la madre del año, por lo menos tenía buen gusto a la hora de elegir vestidos.

—Este vestido pudiste haberlo elegido tú —señaló Skyler tendiéndome la prenda.

—Bueno, al menos ahora sé que mi madre y yo compartimos algo más que simple genética.

Comenzamos a reír, Skyler dijo que tenía que ir al baño porque había bebido demasiada limonada y mientras ella salía me puse el vestido con sumo cuidado de no despeinarme.

Me miré al espejo. Debo darle crédito a mi madre porque era la talla perfecta. Era un vestido sencillo, pero era precioso, color vino, ceñido y con los hombros descubiertos, por el frente no tenía nada más que una abertura que dejaba mi pierna izquierda al descubierto y por detrás la abertura en forma de ojo dejaba al descubierto un poco más arriba de mi espalda baja. Me quedaba bastante largo, pero sabía que con los tacones me quedaría bien.

—Tengo que dejar de beber tanta... wow.

Me giré a ver a mi mejor amiga quien tenía la boca abierta, reí.

—Ahora empiezo a entender por qué Jayden está loco por ti, estás hermosa.

Negué con una sonrisa en los labios, no sabía cuál de las dos partes de su oración me había hecho sentir el cosquilleo en el estómago. Miento, estoy segura de qué parte fue.

—Jayden no está loco por mí. Pero gracias —la abracé—. No sé qué habría hecho sin tu ayuda.

—Ir a la gala con un vestido hermoso pero pareciéndote a Medusa —asintió—. Ahora, ¿zapatos plateados o dorados?

—¿Qué color crees que preferiría mi madre?

—Plateados, llaman menos la atención.

—Entonces pásame los dorados, por favor.

~•~

—El vestido quedó perfecto, como supuse —me miró de arriba a abajo y se detuvo en mis tacones de tiras dorados—. Pero yo hubiera preferido unos zapatos plateados.

Reí por lo bajo y miré a Skyler quien intentaba sofocar la risa tras su sonrisa.

—Que les vaya bien en su cena. Y de nuevo, felicidades —se despidió de mis padres y se acercó a abrazarme—. Lleva servilletas para el Dios Griego, estoy segura de que va a babear —me susurró provocándome una risa que me fue inevitable contener.

—Diviértete en tu cita con Eth.

Ella me sonrió con su típica sonrisa de "cada vez que hablamos de Ethan" y asintió para después bajar las escaleras con mis padres tras ella.

—Los alcanzo en un minuto, dejé mi celular en mi cuarto.

Ellos asintieron y siguieron con su camino a la planta baja mientras yo regresaba por mi celular. Apenas lo desconecté del cargador vibró en mis manos con un mensaje de Skyler.

Sky:

Cambio de planes, las servilletas serán para ti.

¿Estás segura de que no tiene un hermano gemelo?

¿Cuántos años de prisión me dan por secuestro?

Al diablo, lo vale.

Negué desaprobatoriamente mientras me reía, esta chica es la persona más ocurrente del mundo.

Guardé el celular en la bolsa que llevaba y cerré la puerta de mi habitación a mis espaldas para bajar las escaleras. Conforme bajaba podía escuchar las voces que conversaban animadamente en el primer piso y luego unas risas, una de ellas grave y armoniosa.

Apenas llegué al living miré a mis padres quienes me daban la espalda y luego mi mirada fue a dar a Jayden quien se encontraba frente a ellos.

Madre mía.

Cabello peinado, pantalón, saco y corbata negros, camisa blanca y la sensualidad hecha hombre.

Nunca, repito, nunca, había visto a un hombre tan guapo en mi vida. Y dudo mucho que exista alguien más atractivo que él.

Dios bendiga a los hombres con traje.

Dios bendiga a Jayden con traje.

Tuve que aferrarme a todas las fuerzas conocidas y por conocer para mantener la boca cerrada y ahorrarme la penosa necesidad de buscar servilletas. Y creo que me aferré a tantas fuerzas que las agoté, apenas sus ojos se desplazaron de mis padres hacia mí su articulación temporomandibular pareció perder la fuerza porque sus labios se separaron ligeramente uno de otro, claro está que no perdió la compostura, Jayden Callaghan nunca pierde la compostura. Sus ojos azules nunca se habían visto tan brillantes como en este momento, destellaban como luces de árboles de navidad, una mirada tan traslúcida que me daba miedo mirar a través de ella.

Tras varios segundos de silencio mis padres se giraron a mirarme y luego volvieron su mirada a Jayden con un aire de completo desconcierto. Fue hasta varios incómodos segundos después que mi padre carraspeó.

—Hay que subir al auto o se nos hará tarde.

Jayden parpadeó dos veces y asintió a la par que una sonrisa se le formaba en los labios. Inhalé hondo cuando me di cuenta de que mis pulmones habían dejado de tomar oxígeno y me acerqué a él. Una vez que estuve a su lado me miró a los ojos, su mirada, oro puro y la sonrisa se ensanchó en su rostro, una sonrisa pacífica que inevitablemente también dibujó una en mi rostro.

—Hola.

Su voz tranquila y suave. Se giró y acortó la distancia que quedaba entre nosotros.

—Hola.

Me paré de puntitas cuando sentí como posaba su mano con recato en mi cintura para después besar delicadamente mi mejilla.

—Te ves hermosa.

Puedo decir que la suave textura de sus labios en mi piel es el tacto más grato que pude imaginar, tan agradable que ensanchó la sonrisa en mis labios. Pero su voz armoniosa abrazando aquellas tres palabras hizo que mi corazón latiera tan fuerte que me dio miedo pensar que podía atravesarme el pecho, fue una descarga de emociones que me hizo temblar hasta los huesos.

¿Dónde quedó el Jayden que me decía "necia", "aburrida", "terca", y me molestaba el ochenta y nueve por ciento de las veces con su cinismo y arrogancia?

Esté donde esté, estoy agradecida de que se haya ido.

—Gracias —bisbiseé con una sonrisa digna de una adolescente enamorada y las mejillas ligeramente más rosadas que el maquillaje.

Eso no significa que esté enamorada de él. Por supuesto que no. No.

Sin desaparecer la sonrisa de su rostro me extendió su brazo.

—Tu hechizo se termina a las doce, Cenicienta, hay que apurarnos.

Reí con efusividad y después de rodar los ojos sin molestia alguna colgué mi brazo del suyo y salí por la puerta que mis padres habían dejado abierta cuando salieron, Franny la cerró a nuestras espaldas, no sin antes lanzarme una mirada perspicaz que me taladró el cuello.

Jayden abrió la puerta trasera y me dejó subir primero para después sentarse a mi lado y cerrar la puerta. En cuestión de segundos el auto ya estaba moviéndose por las alumbradas calles de York Mills en dirección a Graydon Hall Manor, el celular de Jayden vibraba frecuentemente y cada vez que lo revisaba lo hacía de una manera muy meticulosa.

—¿No le dijiste a tu novia que ibas a venir?

Eso sonó más impetuoso de lo que esperaba.

Tan pronto como terminé de decirlo me miró con una ceja arqueada y una sonrisa burlona.

—¿Eso me sonó a celos?

Bufé, rodé los ojos y negué repetidas veces.

Quizá, un poco, sí—: Quisieras.

Rió por lo bajo, guardó su celular en la bolsa de su pantalón y volvió a mirar por la ventana.

¿Eso fue un sí? ¿O un no? ¿Qué demonios fue eso?

Tras más de veinte minutos de camino por fin llegamos al salón, el estacionamiento estaba tan lleno que era casi imposible distinguir la áreas verdes, si no fueran mis padres a quienes van a honrar en este evento estaría preocupada por conseguir lugar. Al cabo de varias vueltas llegamos al espacio que tenían reservado para ellos, el cual, gracias al cielo y alivio para mis pies, estaba al lado de la entrada.

Salimos del auto y caminamos hacia el gran salón. Mi padre y mi madre, quien iba de su brazo tal como yo iba del de Jayden, caminaban de manera ostentosa mientras Jayden y yo caminábamos dos metros atrás de ellos divisando el hermoso paisaje que nos ofrecía el Graydon Hall Manor.

—¿Alguna vez habías estado en un lugar así?

—Mis padres vienen a estas cosas muy seguido cada vez que vuelven de sus viajes.

—¿Y siempre vienes del brazo de un prospecto a modelo? —jugueteó.

—Sí, la última vez vine con Pietro Boselli, y déjame decirte que él es encantador —suspiré—. Este año se supone que iba a venir con Tim Bormann pero nos canceló de último minuto y tú estabas disponible, así que... —me encogí de hombros.

Él me miró con el ceño fruncido durante unos cortos segundos para después soltar una risotada provocando que tanto mis padres como varias personas alrededor del jardín nos miraran para después sonreír.

—Creo que eres más graciosa cuando usas vestido. Tómalo en cuenta.

Negué con la sonrisa extendida en mi rostro e instintivamente reforcé mi agarre a su brazo, acción a la que sólo se limitó a sonreír.

—¿Y cómo es? Ya sabes, ahí dentro —cabeceó hacia el salón que se encontraba a escasos pasos de nosotros.

—Como en las películas, música aburrida de fondo, arreglos elegantes y gente mayor con ropa bonita hablando sin parar y con una copa de champaña en las manos —me encogí de hombros—, a veces creo que ni siquiera se toman la champaña y sólo la pasean por todo el salón.

Soltó una risa tranquila que le sacudió los hombros.

Por fin habíamos entrado al salón, estaba iluminado por candelabros y había varias mesas extendidas por todo el lugar con un par de personas sentadas. Sin embargo, toda la gente se encontraba en el patio y en el centenar de mesas extendidas alrededor.

—Nunca había venido a algo así —pensó—. Una vez en la preparatoria organizamos una recaudación de fondos para reparar el campo de fútbol y luego hubo una fiesta para celebrar. Había papas, refrescos y mucho alcohol, ¿eso también cuenta?

Ahora fui yo quien rió, negué y me giré a verlo, él me miraba con sus bonitos ojos azules y con una sonrisa en los labios.

—No, pero suena más divertido que esto.

Me di cuenta de que habíamos llegado por fin a nuestro destino cuando vi que mis padres se detuvieron a saludar a un montón de personas, personas que sinceramente yo no quería saludar. Era una de las ventajas de venir con Jayden, porque de no ser así, como en el resto de las galas, tendría que acercarme a saludar a las decenas de personas que me saludaban efusivamente cuando yo ni siquiera sabía de su existencia.

Volví mi vista de mis padres a Jayden quien seguía mirándome con la misma sonrisa de hace un rato y el mismo brillo en su mirada, un brillo tan bonito que no sabía si era el brillo de la luna que comenzaba a iluminar la noche, el reflejo de las millones de luces artificiales o si de verdad despedía de sus ojos.

—¿Está todo bien? —me reí intentando ocultar el nerviosismo que me provocaba su mirada.

Él ensanchó su sonrisa y negó levemente.

—Nunca te había escuchado reír así —habló por lo bajo y comencé a sentir como el rubor subía por mis mejillas.

—¡Kelsey! —chilló.

Por primera vez en mi vida, estoy agradecida de escuchar la voz de la señora Crawford.

—Señora Crawford —le sonreí.

—Cada día estás más hermosa —me abrazó con fuerza y cuando se separó de mí miró a Jayden con intriga—. ¿Y quién es este joven tan guapo? ¿Es tu novio? —encarnó una de sus finas y grises cejas.

Retiro lo dicho, no me alegro de ver a la señora Crawford. El rubor amenazó con volver a subir a mis mejillas. ¿Qué se supone que debía decir?

—Jayden Callaghan, un placer —le extendió la mano cordialmente con una sonrisa encantadora en los labios.

—Minerva Crawford, el placer es mío —tomó la mano que Jayden le ofrecía—. Además de guapo es educado y amable. Si no lo quieres, ¿puedo presentárselo a Melissa?

Oh, no, eso no. Si había una persona que detestara casi tanto como a Tessa, esa era Melissa Spencer.

Pero no podía decirle cuanto detestaba a su queridísima nieta, ni que la alejara a ella y a todas de Jayden, ni que no era mi novio. Luego de pensar unos fugaces segundos y no encontrar nada que responder me limité a sonreír.

—¡Kelsey, vengan a tomarse una foto!

Mamá, aunque quizá me arrepienta en un rato por pensarlo, eres un ángel.

Nos despedimos de la señora Crawford y nos encaminamos hacia donde estaban mis padres con un montón de personas, la mayoría de ellas del comité de la empresa. Al vernos llegar su atención se vio completamente dirigida hacia nosotros y mi agarre en el brazo de Jayden.

—Cielo, pónganse ahí para tomarles una foto, ¿quieres?

Asentí y me paré delante del fondo dorado adornado con Jayden a mi derecha mientras el fotógrafo ajustaba la cámara.

Jayden me abrazó con suavidad y cautela por la cintura, el roce de su saco en la parte descubierta de mi vestido me erizó la piel por una fracción de segundo, apenas sentí su brazo rodearme por completo me apegué más a él, coloqué mi mano derecha en su espalda y la izquierda sobre su pecho, toques sutiles. El calor que emanaba de nuestra cercanía era mucho más que suficiente para encender el cosquilleo por todo mi cuerpo.

—¿No son una pareja encantadora? —sonrió la señora Hill al lado de su esposo, llevándose varios asentimientos por parte del resto de las personas.

Aquellas palabras fueron la gota que derramó el vaso para que mi corazón bombeara sangre más rápido ruborizando mis mejillas.

—¿Siempre son así de discretos? —me susurró Jayden, y pese a que lo había hecho muy cerca de mi oído, escucharlo hablar redujo la tensión y el nerviosismo que sentía.

—Te sorprendería saber cuánto —reí—. Sígueles la corriente y sonríe.

—Creo que me estoy empezando a divertir.

—Bueno —ladeé la cabeza—, sigue así y vas a tener a todas las señoras Crawford a tus pies para el final de la gala.

—Gracias por mencionarlo, enamorar a señoras de la tercera edad es mi mayor meta en la vida.

No pude evitar soltar una carcajada ante su comentario, podía sentirlo reírse a mi lado y las miradas de las personas sobre nosotros. Dos segundos más tarde y luego del flash de la cámara.

—Creo que cerraste los ojos —se burló.

Volví a reír y le di un empujoncito cuando me di cuenta de que ya había pasado la foto y nosotros seguíamos abrazados, nos separamos sutilmente y él volvió a ofrecerme su brazo, lo acepté.

—Cariño, lleva a Jayden a conocer el lugar.

Asentí y comenzamos a caminar, gracias al cielo, lejos de esas personas.

—¿Tu novia no va a enojarse por esta foto?

Cada vez entiendo más a lo que se refería Cady Heron con "vómito verbal". Voy a coserme los labios cada vez que piense en preguntar algo así.

Jayden soltó una risa sorda que le sacudió el pecho.

—Estaba pensando en aceptar la propuesta de la señora Crawford e ir a conocer a Melissa, ¿tú que dices?

No respondió mi pregunta.

Rodé los ojos y solté un bufido. Podía estar aburrida, molesta o celosa, él no tenía idea. O quizá sí, pero por alguna razón no me importaba.

—Digo que tienes una fuerte atracción por las chicas odiosas.

Esta vez la carcajada salió de sus labios.

Cielo santo, su risa se había vuelto mi sonido favorito en el mundo.

Se detuvo de la nada, obligándome a mirarlo.

—Tienes razón —asintió y pasó su dedo con rapidez sobre la punta de mi nariz para después continuar con nuestro caminar.

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