Capítulo XII

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Domingo 13 de marzo del 2016

—¿No te ha dicho nada? —me preguntó Sky llevándose una fresa a la boca.

—Nada —me encogí de hombros.

—¿Ni un mensaje? ¿Absolutamente nada? ¿En dos días, nada?

Negué. No había sabido nada de Alec desde el viernes en la tarde que le había dicho accidentalmente lo del custodio.

—Sky, últimamente los únicos mensajes que recibo son estos —saqué mi celular y le enseñé la larga lista de mensajes de diferentes chicas que parecía crecer más cada día.

—Cielos —silbó—. Diles que se aparten, yo lo vi primero.

—¡Skyler! —le lancé una almohada mientras ella reía estruendosamente.

Sky y yo estábamos acostadas en la cama de mi habitación viendo una película, Jayden había salido desde la mañana y Franny aún se encontraba en casa.

—Estoy jugando —se burló acomodando su cabello—. Es que de verdad se me hace raro que haya pasado tanto tiempo y aún no te haya dicho nada. El viernes apenas saliste de ahí todo se puso más incómodo, Ethan y Alec no dijeron nada un buen rato, sólo se miraban. Y luego me preguntaron un millón de cosas como locos, tuve que salir corriendo de ahí.

Suspiré, sí era raro, era rarísimo. Alec no me había llamado, ni me había mandado ningún mensaje, ni había contestado los míos. Pero divagar no iba a solucionarnos nada. Tenía que hablar con Alec, y con Ethan, porque se habían estado comportando extraños desde la semana pasada.


~•~


—Kel, no encuentro mis llaves —se quejó Skyler luego de un rato rebuscando en su bolsa.

—¿Las recogiste hace rato que se te cayeron en el patio?

Lo pensó durante varios segundos, después sonrió y se encogió de hombros.

—Vamos —rodé los ojos y me levanté de la cama mientras las dos nos burlábamos de que tan distraída era mi mejor amiga.

Una vez que salimos de la casa, recogimos las llaves y nos apresuramos a entrar; ya eran cerca de las once de la noche, el aire que corría estaba helado y no estábamos lo suficientemente abrigadas. Desde ayer por la noche, Franny y Jayden no me habían dejado siquiera acercarme al refrigerador. No quería ni imaginarme el escándalo que iban a hacer si me veían acá afuera.

—¡Espera un segundo! —gritó Skyler, me giré a verla, había dejado caer su bolsa al suelo y sus cosas se habían esparcido por todo el patio.

El timbre de la entrada sonó, probablemente era Jayden que había olvidado su llave. No le di importancia y regresé lo poco que había avanzado para ayudarle a Sky.

—Señor Donovan, deténgase, por favor.

La suplicante voz de Franny a mis espaldas fue silenciada por los estruendosos pasos que se hacían más sonoros a cada segundo. Oh, no.

Me levanté y giré a ver la puerta trasera para ver como Alec salía por esta con un rostro serio que intentaba vanamente esconder su exasperación.

—Alec, ¿qué haces aquí? —le detuve cuando ya estaba lo suficientemente cerca de mí.

—¿Que qué hago aquí, Kelsey? Por favor, es obvio, ¡vengo a hablar!

Su volumen de voz era como cien veces más alto que el mío.

Lo miré desconcertada. Era muy extraño que después de dos días llegara a reclamarme con tanta intensidad.

—Alec, baja la voz, por favor —sentencié—. Si quieres hablar, hablemos, no es necesario gritar.

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