Capítulo III

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Martes 1 de marzo del 2016

Caminé por los largos pasillos del colegio hasta llegar al aula correspondiente, toqué dos veces y recibí un femenino "pase", abrí la puerta y todas las miradas se posaron sobre mí.

—¡Kelsey Blakeman! Es un milagro verte por aquí —ironizó la maestra segundos después de que me senté en el primer banco disponible.

—No sé que quiere que responda a eso, señorita Tremblay —exasperé mientras ponía la mochila en el suelo.

—Bueno, es un gusto que por fin hayas decidido entrar a mi clase —se giró y siguió con su exposición.

Rodé los ojos. Sólo había faltado a la clase de ayer, era una tremenda exageración.

Al cabo de largos minutos el timbre sonó, gracias al cielo, realmente me estaba hartando de la clase. Recogí mis libros y salí del aula en busca de Skyler, mi siguiente hora era cálculo y la tenía junto con ella.

—¡Hey! —me llamó por la espalda, Sky siempre lograba encontrarme mucho antes que yo a ella.

Me giré sobre mis talones y divisé a mi mejor amiga corriendo hacia mí, con las ondas de su cabello moviéndose por si ningún lado. La saludé con una sonrisa.

—¿El director te ha dicho algo esta mañana? —preguntó una vez que había recobrado el aliento, no era una chica muy deportista.

Negué con recelo. Ayer había visto que nos habíamos ido del colegio, no era la primera vez que lo hacíamos, lo habíamos hecho varias veces y siempre recibíamos una llamada de su parte para verlo en su oficina. Pero esta vez, nada.

—Quizá en el resto del día nos llame —me encogí de hombros con indiferencia restándole importancia al asunto mientras caminaba con la castaña a un lado de mí.

~•~

El timbre de salida había sonado por fin, salí junto con Skyler del colegio, la llamada del director jamás llegó, y eso nos tenía a ambas con cierto desconcierto.

Mi celular vibró, miré la pantalla, era un mensaje de Alec.

"No podremos vernos hoy, lo siento, preciosa"

Estaba completamente de acuerdo con eso, no necesitaba verlo todos los días, tecleé un "está bien" y guardé el celular.

Caminé junto con Skyler y subimos a su Beatle amarillo. Condujo hasta mi casa y aparcó en la acera de enfrente.

Mi mirada se quedó posada en el Audi a3 gris estacionado al frente de mi casa. ¿Qué hacía aquí?

—¿Qué diablos? —murmuró Skyler mirando hacia la misma dirección— Kelsey...

—Está bien —sacudí la cabeza con la confusión aún presente en esta—. Hablamos después, Sky —besé su mejilla y bajé del auto.

—Llámame tan pronto resuelvas eso —habló desde su auto con la ventana abajo. La miré, le sonreí y asentí. Me devolvió la sonrisa y arrancó.

Me paré frente a la puerta, posé mi mano en la manija, la giré y abrí la puerta con cautela. Mis padres se encontraban sentados en el living, vestidos con trajes de negocios y con sus maletas a un lado de ellos. Según yo, ellos deberían de estar camino a no sé dónde.

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