Capítulo XLIV

239 26 5
                                    

Martes 17 de mayo del 2016

Luego de la escena de ayer no estábamos seguros estando en esa casa. Los chicos se habían vuelto locos buscando un lugar a donde irnos porque todos sus planes de emergencia incluían lugares que Sage ya conocía.

A primera hora de la tarde nos habíamos subido a los carros para irnos de Airdrie a un lugar en Columbia Británica a un par de horas de aquí.

Skyler había insistido en irse con Jake porque no quería interrumpir la situación entre Jayden y yo. Pese a que le insistí en no separarnos era una chica muy terca.

Nos encontrábamos de camino hacia Blaeberry, todos los autos se encontraban cerca pero el Camry de Jake un poco más. No podía dejarla ir sin sentirme asustada.

—Kel...

Retiré mi mirada perdida del auto para mirar el rostro intranquilo de Jayden.

—Lo siento, por todo lo que te dijo Sage ayer...

—Oye, no es tu culpa, está bien —tomé su mano—, estoy bien.

—¿Segura?

Podía escuchar la pena en su voz, apreté su mano.

—Sí.

Me sonrió de medio lado. El resto del camino me contó cómo había sido su relación con Sage, y aunque ya lo sabía, escucharlo venir de él le agregaba muchas cosas.

Me contó como Sage estaba absolutamente en todas sus clases desde la secundaria porque había amenazado a la directora para que les diera el mismo horario y cómo siempre evitó que cualquier chica se acercara a él. También me contó que cuando no quiso ir con ella al baile de fin de cursos porque dijo que "eso no era lo suyo" ella se volvió loca y fue al baile con Rick porque siempre supo que se odiaban.

—¿Entonces siempre ha estado así de loca?

Rió—: No tiene autocontrol cuando sus emociones son tan grandes. Desde que supo de ti ha estado celosa.

—No tenía por qué.

Llevó su mirada hacia mí con brevedad y la regresó al camino mientras soltaba una de esas risitas que parecían suspiros.

—¿Qué?

—Kelsey, siempre he sentido algo por ti.

Mi corazón me cosquilleó el pecho.

—Desde la primera vez que te vi, cielo santo, nunca había visto una cara como la tuya.

—Jayden —bisbiseé intentando sofocar el cosquilleo en mi interior.

—De verdad, ¿has visto tu rostro en un espejo? Era imposible no poner mi atención en ti —apretó mi mano—. Con el tiempo todo fue más profundo hasta que me di cuenta de que estaba enamorado de ti.

Mi cuerpo no respondía ante nada, estaba siendo atacada por centenares de emociones indescriptibles al escuchar sus palabras.

—No tienes que decir nada, ángel —susurró con dulzura—, yo sé que siempre estuviste enamorada de mí.

Reí por lo bajo soltando aquella tensión que se había formado en mi interior.

CustodioΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα