Capítulo XXXIII

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Jayden

La contestadora volvió a sonar por tercera vez consecutiva, bloqueé el celular y me lo llevé a los labios.

—Carajo —musité en cuanto el contacto me provocó dolor.

El pelirrojo a mi lado se rió.

—La gala se puso divertida, ¿eh?

—Cierra la boca.

Scott volvió a reírse mientras aparcaba afuera del edificio en Oakridge. Bajamos del auto y nos dirigimos al apartamento número 56. Tocamos la puerta y luego de casi siete segundos Mason la abrió con una lata de Coca-Cola en las manos.

—Que eleg... carajo, ¿qué te pasó? —silbó.

Ignoré su pregunta y me abrí paso dentro del apartamento ganándome las miradas de los tres restantes quienes se encontraban sentados en el sofá.

—A mí tampoco me dijo nada —se quejó Scott—. Está estresado porque no sabe dónde está su muñequita.

—Scott, es la quinta vez que te digo que te calles.

Me quité el saco y me tiré en el sofá individual.

—¿Por qué tanto alboroto toda la noche? Mi celular casi explota.

Jake señaló la herida en mi labio.

—¿No quieres limpiarte eso antes de seguir? —preguntó, pasé el dedo por debajo de mi labio y limpié la sangre seca que quedaba— Bien—elevó las cejas y se levantó del sofá—, Finn interceptó la línea de Rick.

Arqueé una ceja hacia el rubio que seguía tirado en el sofá.

—Rick le dijo a sus hombres que los vería en Regent Park a las doce en punto.

—Regent Park está a veinte minutos de aquí, y faltan menos de quince minutos para las doce.

—Te avisamos desde las siete, pero nunca respondiste —gruñó Aaron irguiéndose en el sofá.

Rodé los ojos y miré la pantalla de mi celular. Ningún mensaje de Kelsey.

—¿Saben si Donovan confirmó que iría?

Jake miró a Finn, éste sólo se encogió de hombros y revisó su celular, el pelinegro volvió a mirarme.

—¿Eso importa?

Antes de que pudiera contestar Scott tomó la palabra.

—Claro que le importa. Su muñequita se fue de la gala con él.

El entendimiento cruzó por los rostros de todos en la habitación, a excepción de Finn quien más bien pareció tensarse.

—Jayden —me miró—, confirmó.

Sentí como los músculos de mis brazos y mi espalda se tensaban tan pronto lo escuché, el silencio reinó en la sala.

—Agarren sus cosas —me levanté del sofá y me encaminé a abrir la puerta del departamento.

—No crees que sea tan idiota para llevarla, ¿o sí? —preguntó Mason mientras se acercaba a mí.

Donovan es el mayor idiota que conozco.

—No lo sé —me detuve para mirarlos a todos—, pero no disparen.


~•~


Al cabo de casi diez minutos con Jake al volante fuimos los primeros en llegar a Regent Park, segundos más tarde el Attitude en el que veían Mason y Scott se estacionó detrás de nosotros junto con el Camry con Aaron y Finn. Bajamos de los autos y nos recargamos con la espalda hacia la calle.

CustodioWhere stories live. Discover now