Capítulo XLII

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Viernes 13 de mayo del 2016

Los rayos de luz solar rebotaban en las cortinas pero aún así iluminaban la habitación, el aire estaba fresco y Jayden dormía frente a mí de la forma más pacífica posible.

Era imposible tener algo tan hermoso frente a ti y dejar de mirarlo.

Su cabello estaba alborotado, pero de una forma adorable, sus preciosos ojos azules se encontraban cerrados, sus rizadas pestañas chocaban una contra la otra, su nariz jalaba y expulsaba aire de una forma continua y profunda, sus hermosos labios rosados formaban una línea recta, su torso se elevaba con cada inhalación y espiración, sus labios...

Parpadeé un par de veces y alejé la mirada de su rostro. Lo escuché reír.

—Puedes seguir mirándome.

Me giré hacia él, sus ojos seguían cerrados pero sus labios ahora formaban una ligera línea curveada.

—No te estaba mirando.

Volvió a reír. Abrió los ojos, los dos zafiros más brillantes y hermosos que pudiesen existir, una mirada transparente, pura, hermosa. Ensanchó su sonrisa.

—Buenos días, voyeur.

Lo empujé levemente a la par que soltaba una risa.

—Buenos días.

Se irguió en la cama y estiró su cuerpo, soltó un suspiro y parpadeó un par de veces. Increíble que todo lo que hace me parece adorable.

Se giró a mirarme.

—Voy a buscar a Clara, necesito arreglar unas cosas. El baño está ahí —señaló la puerta al final de la habitación—, puedes usarlo mientras vuelvo.

Se levantó de la cama, acomodó su alborotado cabello y salió de la habitación. Sonreí.

Dirigí la mirada hacia mi maleta y me levanté para caminar hacia ella, elegí la ropa que usaría, saqué una toalla y todo lo que necesitaba y entré al baño.

Salí varios largos minutos después y Jayden aún no volvía, guardé todo en la maleta.

Mi celular marcaba las 8:03 AM, la casa estaba en silencio, completo silencio. Me dirigí a la ventana, removí las cortinas y miré a través del cristal, el sol alumbraba con calidez las calles de Kingston, el aire soplaba con suavidad moviendo el follaje de los árboles, la mañana más tranquila que pudiese admirar, pero el sentimiento en mi interior era todo lo contrario a paz.

Mi estómago me estrujaba el interior, mi corazón amartillaba mi pecho y mis músculos temblaban, la mente me daba vueltas, no podía ver nada con claridad, mis oídos zumbaban, la piel se me erizó.

No me gustaba sentirme así, la última vez que pasó mi ex novio maníaco estaba dispuesto a casi asesinarme en mi casa. Estaba segura de que todas las personas teníamos este sexto sentido que nos removía el interior cuando algo malo iba a pasar. Pero jamás lo había sentido tan fuerte.

Y eso me estaba asustando de sobremanera.

—¿Estás bien?

Me sobresalté, retiré mi mirada de la ventana para poder dirigirla a Jayden quien iba entrando a la habitación, estaba tan absorta que ni siquiera había escuchado la puerta abrirse.

CustodioWhere stories live. Discover now