Tu toque de Color

By Sunakyo

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"Todos necesitamos un toque de color en nuestras vidas..." Ravi Pero en la de Wonsik no había ninguno... y le... More

1. Ravi
2. Gafas rojas
3. Inalcanzable
5. Condiciones
6. Él
7. Aburrido
8. Inspiración
9. Real
10.Seongnam
11.Preguntas
12. Nuevo vecino
13.Nada
14. Regalo
15. Olvidado
16. Magia
17. Feliz Navidad
18. Confuso
19. Duérmete (Parte 1)
20. Duérmete (Parte 2)
21. Siempre
22. Punto final
23. Proporción
24. Anonadado
25. Peculiar
26. Indescriptible
27. Sueño
28. Fases
29. Dulce
30. Planes
31. Locura
32. Adrenalina
33. Nota
34. Agridulce
35. Domingo
36. Viaje
37. Sueño
38. Infierno
39. Pelota
40. Motivos
41. Explicación
42. Curiosidad
43. Voz alta
44. Bolígrafo
45. Caminos
46. Tiempo
47. Fuerza mayor
48. Valor (Parte 1)
49. Valor (Parte 2)
Epílogo: Toque de color
Viaje express
Tulipanes
Eterna
🐹¡Apoyemos a Leo!🐹

4. Aventura de colores

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By Sunakyo

Cada vez que avanzaba más por aquella calle desértica, dudaba más de que la dirección que tenía escrita en el papel, ya arrugado por los nervios, fuera cierta, pero no tenía nada que perder, pues la situación o era una broma de mal gusto o era su mayor oportunidad de avanzar en su trabajo, aunque cuando vio al hombre borracho salir dando tumbos de una de las casas del barrio, se decantó por la primera opción.

Era extraño que de un día para otro la nota apareciera encima de su escritorio, que luego le llevó a otra sin aparecer el autor de la primera, que por algún motivo conocía el nombre de su amigo y que sabía que él necesitaba encontrar el paradero de Ravi, pero era hacer caso a las notas, o volver al principio, sin tener ni idea de por dónde comenzar a buscar.

Giró a la izquierda, tal y como su teléfono decía, y se topó con unas escaleras, según la pantalla la casa de Ravi estaba al final de ellas, así que, después de resoplar cansado, las subió aun dudando si estaba haciendo bien el ir a ese barrio completamente solo y sin que nadie lo supiera, ni siquiera Hakyeon, al que le puso la excusa de que tenía que ir a hacer una entrevista a las afueras. Tal vez su jefa era la única que podía darse cuenta si le pasaba algo, pues antes de salir le dijo que podía tener pistas sobre el paradero el pintor, y ella sin dudarlo lo dejó marchar.

Al fin llegó al último escalón, el barrio de Iwon se encontraba en una de las zonas altas de Seúl, así que la mayoría de las calles eran cuesta arriba. Al girarse le gustó ver el paisaje, el cielo azul estaba completamente despejado y los edificios a sus pies hicieron sentir a Taekwoon que estaba en las nubes. Si después de todo Ravi no aparecía, al menos había valido la pena el recorrido que había hecho.

Volvió la vista a su teléfono para ver por donde tenía que ir, pero al levantar la mirada comenzó a desanimarse, pues según el mapa tenía la casa justo delante, pero lo único que vio fueron más callejuelas cuesta arriba, alguna que también bajaba, y un edificio que parecía abandonado. Miró a los lados para ver si podía preguntar a alguien, pero no tuvo suerte o al menos hasta que escuchó ruido en el interior de la fachada que tenía delante.

La casa tenía un par de ventanas, una persiana como si fuera la entrada de un parking y unas escaleras pequeñas que daban a una puerta. Ya había llegado hasta allí, no tenía nada que perder preguntando si estaba en la dirección correcta, así que, después de buscar un timbre que no encontró, picó en la madera desgastada.

Escuchó el ladrido de un perro, seguido de una voz que le reprochó por hacerlo, y muchos cerrojos que seguramente había por dentro, hasta que la puerta se abrió. Un muchacho, que no parecía mucho mayor que él, apareció vestido con unos pantalones cortos color negro algo bajos que le dejaban ver la marca de su ropa interior verde fosforito. Iba sin camiseta, permitiendo ver a Taekwoon algunos de sus tatuajes perfectamente dibujados en aquel cuerpo demasiado bien formado. También le llamó la atención el color rojo intenso de su pelo alborotado, como si se acabara de levantar y la sonrisa que tenía en la cara.

- Hola Taekwoon. – Dijo mientras se apoyaba en el marco de la puerta.

- ¿Cómo sabes que...?

- ¿Por qué no llevas las gafas? – Se quedó perplejo ante aquello – Es igual, te estaba esperando, pasa.

Dicho esto, el chico entró dentro dejando la puerta abierta, invitándolo a pasar. Taekwoon dudó, aquella situación era algo extraña y no le daba buena espina.

- ¿Entras o no?

Quiso responder, pero algo lo entretuvo de hacerlo, pues un pequeño buldog francés color crema lo miraba desde el suelo. Estaba sentado con una de sus patitas estirada, la cabeza hacia arriba y la lengua fuera, sonrió, era adorable. Se agachó para acariciarle la cabeza y este no hizo más que intentar lamerle, y seguidamente se tumbó boca arriba para que el pelinegro lo acariciara aún más. De esta manera Taekwoon pudo leer el nombre del perro en el collar que llevaba.

- ¡Buttie! ¡No acapares a nuestro invitado! – Escuchó a lo lejos.

El pequeño can al escuchar la voz de su dueño, se levantó y fue corriendo hasta él, en ese momento descubrió porque le sonaba tanto la cara del animal.

La pintura del parque. ¿Era él? Se levantó del suelo aturdido mientras miraba como el chico se le acercaba ¿En serio había dado con la casa de...?

- ¡Hola, soy Ravi! – Le tendió la mano.

- ¿De verdad lo eres?

Tuvo que preguntarlo, él no se imaginaba para nada que el autor de tales obras fuera un chico tan joven, que viviera en tal sitio y en esas condiciones. La casa por dentro no era muy diferente a como lo era por fuera, aunque sí que parecía más pequeña. El salón le recordó más a un garaje, pues las paredes eran de ladrillo y el suelo era pintado. En un lado había un sofá algo destrozado igual de rojo que su pelo, en frente un televisor demasiado moderno para el lugar donde estaba y al otro lado de la sala unos muebles que parecían ser la cocina. No le dio tiempo a mirar más, seguro que lo del perro era coincidencia.

- ¿Hay alguna razón para no serlo? – Se colocó delante de él con los brazos cruzados.

- No sé, esperaba otro tipo de estudio... más moderno. – Se acercó a un calcetín que había en el suelo. – más ordenado. – Observó la sala sin ningún cuadro o decoración. – o menos soso. Esto no tiene pinta de ser la casa de un artista. – Taekwoon suspiró, el supuesto Ravi lo miraba. – No sé con qué propósito has organizado esto de las notas ni como sabes mi nombre o el de Hakyeon, pero en estos momentos no tengo tiempo para esto, así que me marcho.

Estuvo dispuesto a volver por donde había venido, pero el chico lo agarró del brazo dejándolos cara a cara, permitiendo ver el color café de sus ojos más de cerca.

- Eres la segunda persona en todo el mundo que sabe quién soy.

- Yo no sé quién eres.

- Soy Ravi.

- Demuéstralo. – Se cruzó de brazos y él se quedó pensando.

- Mi dibujo más famoso es el del perro azul.

- Eso lo sabemos todos. – Taekwoon estaba decidido a irse, así que lo esquivó para dirigirse a la salida.

- La idea de que fuera de ese color fue a causa de un accidente. – Paró en seco. - y es en memoria de mi antiguo perro. Debido a una discusión... el bote de pintura azul cayó... - Se giró para ver como el chico ocultaba su cara entre los mechones rojos. – Él era aún un cachorro, el acrílico es tóxico y a pesar de ir corriendo al veterinario...

Parecía que era un chico fuerte como para verlo llorar de esa manera, no sabía si la historia era verdad o una mentira, pero lo que si tenía claro era que sus lágrimas eran reales, o eso creyó en cuanto se acercó a él. Quiso abrazarle, pero en cuanto afinó más el oído pudo escucharlo reír.

- ¿De verdad ibas a abrazarme? ¡Qué mono! – Sonrió quitándose con el dedo índice una de las gotas que supuestamente caían de sus ojos. – Soy de lágrima fácil.

- ¡Lo que eres es un idiota! – Le dio un puñetazo en el pecho que le dolió más a él que al propio "Ravi". Definitivamente estaba perdiendo el tiempo, así que esta vez sí que se iba a marchar.

- ¡Vamos no te enfades, Taekwoonie! – Lo escuchó gritar. – La mitad de la historia es verdad, le tiré sin querer un bote de pintura por encima a Bottie, pero inmediatamente lo bañé, aunque aún le quedaron manchas azules y me pareció tan divertido que lo dibujé en ese color.

Le daba igual, estaba furioso, aquel tipo solo quería reírse de él. Cogió el pomo de la puerta con la intención de salir, pero la puerta no cedía, así que tiró más fuerte.

- Tiene truco. – Escuchó detrás. – Empuja hacia adelante, luego a la izquierda y para afuera con fuerza de nuevo. Lo sé, tengo que arreglarla, pero los cerrajeros no quieren subir hasta aquí. Bueno, otro de los motivos es que nunca me acuerdo de llamar y...

Mientras el chico hablaba sin parar detrás de él, Taekwoon hizo los pasos necesarios y al fin la puerta cedió, al salir la cerró con un portazo, pero al bajar las escaleras escuchó como se volvía a abrir.

- Puedo darte otra prueba si quieres. – No se giró. – ¿Si te enseño uno de mis cuadros, el único que tengo con una persona dibujada en él, me creerías?

Paró en seco, Ravi tenía obras más conocidas que otras, pero esa precisamente no era la más relevante. Además, era la única que no aparecía en las exposiciones, solo en una de las imágenes de su página web. Si realmente la pintura original estaba allí, era muy posible que aquel muchacho fuera quien decía ser, aunque le costara creerlo.

Se giró, por algún motivo que desconocía, le iba a dar otra oportunidad al chico de pelo rojo, que lo miraba desde la entrada con una sonrisa de vencedor. Se acercó a él, demasiado.

- Como sea otro de tus trucos...

- Tranquilo gatito. – Obvió ese sobrenombre. – Te aseguro que no te vas a arrepentir.

Y dicho esto, dio media vuelta, dejando la puerta abierta, y Taekwoon lo siguió hasta unas escaleras de hierro que no había visto antes. Estas lo llevaron hasta una habitación cerrada con llave, pues vio como Ravi la sacaba de uno de sus bolsillos.

Aún dudaba de sus intenciones, pero en ese momento no tenía otra opción. Escuchó el clic del cerrojo y avanzó dispuesto a entrar donde fuera que llevara aquella puerta, pero el pelirrojo no dio ni un paso, así que chocó con su espalda.

- ¿Puedo confiar en ti? – Lo oyó murmurar. – Es la primera vez que lo enseño fuera de... no importa. – Se giró, estaba completamente serio. – No hagas preguntas, solo lo vas a ver dos segundos. Nada de fotos, videos, dibujos o retratos.

- ¿Cómo voy a...? – Le puso uno de sus dedos sobre los labios, Taekwoon abrió los ojos sorprendido.

- ¿Quieres verlo o no? – Asintió aún con el índice delante. – Entonces a callar y no te muevas, lo sacaré.

Le llamó mucho la atención el cambio de actitud continuo que tenía aquel chico, hace segundos estaba dispuesto, y ahora parecía que tuviera miedo de mostrárselo. Aun así segundos después tenía su cuadro favorito delante de sus ojos, sonrió pues apreciarlo de cerca era toda una aventura de colores.

El niño de la pintura, con pelo rojo carmesí, se encontraba de espalda, con sus dos manitas enlazadas detrás de ella y la cabeza levantada observando un cuadro con marco dorado y múltiples flores dibujadas en él, y éstas combinaban entre sí fusionando todo tipo de tonalidades, a Taekwoon le pareció ver el arco iris entre los pétalos. Quedó completamente fascinado, sobre todo con los detalles más pequeños, como el estampado de la camiseta del pequeño o la sombra bien dibujada en la pared blanca. Era todo un reto reflejar tanta minuciosidad, a pesar del tamaño reducido de la pintura.

Tal vez si era el verdadero Ravi.

❤👨🏻‍💻👨‍🎨❤

Feliz finde (o lo que queda de él)
Besitos😘

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