El color de la inocencia

By LinaAcaria

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James ni siquiera tenía pensado que volver a casa de su madre le traería consigo una responsabilidad semejant... More

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PEQUEÑA JADE
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By LinaAcaria

Él se fue.

—Se ha ido —dijo Elizabeth entrando por la puerta principal, no sabía si era una pregunta o una afirmación.

La observé dejar caer su bolso sobre el sofá y asentí cuando ella hizo contacto con mis ojos.

He estado esperando a Elizabeth por horas desde que James salió por la puerta. Se me hace imposible no preocuparme por él, no puedo ignorar lo angustiada que me siento por su culpa. Odio este sentimiento, no entiendo a que se debe.

—No te ha dicho donde ¿no?

Negué.

—Bien... —suspiró pesadamente—, haré la cena.

Pestañe varias veces sin entender su serenidad.

—¿No lo llamará? —pregunté alarmada.

Comenzó a sacar varios alimentos de una bolsa del mercado que traía y en ningún momento alzó la vista hacia mi.

—Ya sé cual fue el motivo por el que se fue.

El calor subió por mi espalda y mi lengua se trabó.

—¿Ah? —fue lo único que logre decir.

¿James le habría contado?
¿Ella sabía por qué lo han venido a buscar? ¿Sabía quienes eran?

¿Y por qué él me ha dicho que no cuente nada?

—¿James le ha contado? —fruncí el ceño confundida.

Si sabía que se lo habían llevado ¿Por qué está tan tranquila?

—No hace falta que me cuente nada —se encogió de hombros resignada—, yo le he pedido que se vaya.

Abrí los ojos como platos.

—¿Por qué? —murmure.

Ella ladeó la cabeza hacia donde estaba.

—No quiero que James sea una mala influencia para ti.

—¿Por qué lo sería? —me acerqué a ella a paso rápido—. Eli, no tenías porque haber echo eso por mi...

La miré confundida, había mucho en ella que parecía no poder decirme, sus ojos estaban cansados y aunque no está llorando se tan ve triste que hace mi corazón estrujarse.

—Jade... sé muy bien ha estado llegando aquí borracho —llevó una de sus manos a mi rostro y la acarició con calma—, y no estoy enojada porque me lo hayas ocultado, sé muy bien que lo has echo por mi.
Pero... ya he pasado por esto Jade... y no volveré a hacerlo y mucho menos dejaré que tu lo pases también.

Eli se alejó de mi dejándome confundida.

¿A qué se refería con eso?

—¿Cree que el estará bien? —pregunté mirando mis pies.

—Eso espero —suspiro cansada—. No tiene muchos amigos más que Evan aquí, supongo que en estos momentos habrá decidido irse con el.

Ladee la cabeza confundida, ¿Evan? Si ella creía eso realmente no sabía que se habían llevado a James. No podía evitar que eso me preocupase, James me había pedido que no le diga nada a su madre y era la única persona con la que podía hablar de esa situación.

—¿Hay algo más que deba saber? —Elizabeth me sacó de mi transe mental.

Negué nerviosa repetidas veces.

—Bien... —dijo poco convencida.

Eli se dispuso a hacer la cena y no volcimos a tocar el tema. Mi estómago se encontraba apretado como si tuviera una mala sensación de algo, un presentimiento horrible...

Sacudi mi cabeza y la imagen de Evan se cruzó por mi mente.

Apostaría cualquier cosa que el sabía algo. Mordi mi labio inferior nerviosa, ¿Cómo podría contactarme con él?

Miré instintivamente a Eli que ya estaba colocando los platos sobre la mesa y sin pensarlo dos veces caminé con con cautela hacia las escaleras. Ella ni siquiera se dió cuenta.

—El número de Evan... Debo conseguir el número de Evan —murmure para mí misma.

Traté de entrar a la habitación de James pero está estaba cerrada con llave.

Piensa, piensa...

Está vez fui al cuarto de Elizabeth y me metí sin hacer ningún ruido. Algo tendría que encontrar.

Se siente verdaderamente mal revisar cosas que no son mías pero ¿Qué otra cosa puedo hacer?

Abrí el cuarto cajón que revisaba casi perdiendo cualquier pizca de esperanza y pude notar varias cosas.

Está lleno de fotos y papeles viejos, agarre la primer cosa que llamo mi atención y noté que era una foto de un hombre de espaldas y un niño en su hombro. Pude notar que el niño se trataba de James cuanto tenía unos cinco años, tenía esos inconfundibles ojos celestes y mostraba su incompleta y tierna dentadura.
Él miraba con muchísimo amor a quien sacaba la foto, podías notarlo.

Se me estrujo el pecho al recordar la historia de James y su padre, esos debían ser ellos dos.

Mis ojos se aguaron incapaces de ignorar lo sensible que soy y dejé la fotografía en su lugar, con mi mano toqué algo duro al fondo del cajón de madera y lo tomé de inmediato, era una libreta.

Sacudí la tapa de plástico sacando el polvo de ella, algo debería encontrar ahí, un número... una dirección... algo.

Abrí la libreta comenzando a leer pero a la segunda palabra la voz de Elizabeth hizo que pegara un saltito y la libreta cayera de mis manos.

—¡La cena está lista!

Levanté torpemente la libreta del suelo y dejé todo en su lugar como si nunca hubiese estado ahí, eché una última mirada con tristeza a la fotografía de James y su padre y cerré el cajón con cuidado.

Antes de bajar por las escaleras abrí rápido la puerta de mi habitación y tiré la libreta sobre mi cama.

—Aquí estoy —dije cuando terminé de bajar el último escalón.

Eli me dedicó una sonrisa cansada y se sentó en la mesa, imite su acción sentandome a su lado.

La cena pasó lenta y tortuosa, intentaba hablar de cualquier cosa pero Elizabeth contestaba distraída o simplemente no hablaba y se quedaba mirando un punto fijo en la habitación. Eso sólo hacia que mi angustia aumente.

Después de ayudar a Elizabeth a juntar y lavar los trates, limpié todo lo que habíamos dejado y subí las escaleras junto a ella. Nos dimos las buenas noches y entramos a nuestras respectivas habitaciones.

Cerré la puerta de mi cuarto tras de mi y me centre en la libreta.
Revisé páginas y páginas con la intención de encontrar algo pero eran cosas inútiles que no ayudaban en nada.
Después de varias hojas con cosas como listas del súper, recordatorios y citas con médicos comenzaron los nombres y números, mi pecho se aceleró ante la idea de que podía llegar a encontrar lo que deseaba y asi fue.

Ámbar Jensen (Mamá Evan) —Lei en mi mente.

Debajo había una dirección y un número. Supuse que el número era del hogar de Evan puesto que no era un número de celular, seguramente era de cuando James y Evan eran pequeños y James se iba a su casa a jugar.

Pegué un brinco de felicidad sobre la cama y marqué la hoja, era de noche por lo que no podría llamar o Elizabeth podría darse cuenta y despertar. Me recosté en mi cama dejando el pequeño librito de lado y sin darme cuenta caí dormida.

Coloqué la libreta al lado del teléfono de línea y suspire nerviosa.
Elizabeth se había ido hace unas horas al hospital y me había echo prometerle que no saldría de la casa ni destrabaria las puertas, estaba poco convencida con dejarme sola pero sabía que no podía faltar a su trabajo, luego de convencerla que no pasaría nada malo y que no había necesidad de comentárselo a mis padres ella accedió a irse poco feliz.

Tomé decidida el teléfono y marqué el número que figuraba en la hoja, el timbre sonó unas cuantas veces hasta que me atendió una dulce voz pero antes de poder contestar volvió a hablar.

—¿¿¿James eres tú??? —chillo emocionada, era una chica—. ¡Ya he visto el identificador no puedes hacerme bromas como antes tontito!

Yo... —susurre un poco cohibida—, no soy Ja-James.

Se escuchó un suspiro decepcionado del otro lado. Frunci el ceño.

—¿Quién habla? —su tono se volvió mas duro, ya no era dulce como al principio—, que yo sepa James no tiene hermanas.

Aquello último lo murmuro con un poco de desprecio, ella estaba... ¿Celosa?

Solté el aire de mis pulmones con fuerza.

—Necesito hablar con Evan —dije lo mas firme posible aunque mi voz flaqueo un poco como siempre.

No me has dicho quien eres —comentó frustrandose.

—Me llamo Jade.

Sigo sin saber quién eres, Jade y no dejaré que hables con mi hermano a menos que e...

Un pitido sonó del otro lado y se escucharon varias quejas, arrugue mi frente confundida hasta que reconocí la voz lejana de Evan.

¿Jade? ¿Cómo has conseguido mi número? —su voz sonaba agitada como si hubiese tenido que luchar segundos atrás por el teléfono.

Reí ante la imagen.

—Ven a la casa de James, tengo que hablar contigo —solté sin más, sin darle explicaciones corte y dejé el teléfono en su lugar rogando que Evan no vuelva a llamar por explicaciones y solo venga.

Fui a guardar la libreta en su lugar antes de que Elizabeth notara su ausencia y me senté a esperar a Evan. Pasé los minutos mas largos de mi vida casi comiendome las uñas pero luego de esperar un largo rato un auto aparcó enfrente de la casa, abrí la puerta corriendo sin verificar si era y al ver a Evan bajar corrí hacia el como una niña pequeña abrazandolo emocionada, ahora él podría ayudarme.

Evan se sorprendió por mi gesto y arrugo el entrecejo.

—Te has dado cuenta que estás en pijama ¿no? —comentó burlón.

Mis mejillas se inflaron y me separé de el de golpe mirando mi vestimenta, el calor se concentró en mi cara y me fui lo más rápido que pude hacía dentro de la casa.
Después de cambiarme el vestido de dormir por unos shorts de jeans claro y una playera azul varios talles más grande, coloqué mis zapatillas y bajé a la sala. Evan estaba esperándome sentado en el sillón.

—¿Tomo eso como un "no me di cuenta"? —enrojeci ante su risa y me acerqué a él.

—Lo siento —me disculpe avergonzada—, se que ha sido inapropiado, es que he estado sola y no vi razón para no estar comoda por ahí y...

—Ey... —me interrumpió tiroñeando de mi playera y sentandome al lado de él—, no te disculpes tanto, no tiene nada de malo estar en pijama en tu hogar ¿Es que todo el tiempo eres tan correcta?

Bajé mi cabeza avergonzada y el tomó mi barbilla, Evan me ponía como una torpe aunque no de mala manera si no que su compañía no me disgustaba y no sabía como manejar eso.

—Necesitas alguien que te haga romper las reglas un poco, eh —sonrió de lado y sentí cosquillas en mi estómago, aleje mi cara de su tacto tratando de ignorar lo que me causaba—. De todas maneras si te hace sentir mejor... no me ha disgustado nada verte con ese pijama rosado.

Evan guiño un ojo y todo mi interior se removió violento. Mi cara seguramente era de colores.

—En fin... —se tiró hacia atrás colocando sus manos tras su nuca—, aunque ya me doy una idea ¿De que quieres hablar, princesita?

—Se han llevado a James —le informé esperando su reacción y usándolo de distracción para romper el incómodo momento pero el solo rasco su nuca desinteresado.

—¿Me has echo venir hasta aquí por eso? —su voz sonó molesta o quizás un poco... ¿Decepcionada?

—Oh... lo siento si soy una molestia yo so-solo... —me callé encogiendome de hombros y mordiendo con fuerza mi labio inferior sintiéndome una chiquilla tonta.

Él me miró arrepentido.

—No princesita —negó suavizando sus expresiones—, no quise decir eso... Lo que quiero decir es que nadie se ha llevado a James, él tenía que irse.

Expulse el aire de mis pulmones aliviada al saber que Evan sabía todo, eso significaría que el estaría bien.

—No creo que seas una molestia en lo absoluto —hablo refiriéndose a mi comentario, mi cara volvió a enrojecer de la forma en la que me miraba.

—Tú... ¿Sabes donde está James? — pregunté desviando su atención de mi rostro.

El asintió con la cabeza.

—Pero tu no tienes que preocuparte por eso. Él está bien, está con sus... con sus viejos amigos —dijo pensando bien aquella última frase.

—Entonces... e-esos dos hombres... ¿Son buenos?

—Digamos que si, algo así.

Evan río y lo miré confundida.

—Entonces... —me miró pensativo y se levantó del sofá— ¿Eso es todo?

Quise decirle que no y preguntarle las miles de cosas que quería saber sobre James y esos hombres pero me mordí la lengua, sabía que el no me diría nada.

—Yo pensé... que el podría estar en peligro... —dije parandome junto a él.

Evan me miró atento y se acercó a mi.

—No quiero ser malo Jade... —corrió un mechón de pelo de mi cara y lo puso tras mi oreja—, pero debes dejar de preocuparte por él.

—¿Por qué?

Arrugue mi entrecejo.

—Porque él no lo hará por ti.

Sentí algo desagradable en el interior de mi pecho, no sabría especificar el porque o que era pero parecía como si me hubiesen estrujado con las manos mi interior.

Asentí intentando que Evan no se percatara de lo que había causado aquello en mi pero pareció inútil.

—No te sientas mal princesita... James no quiere a nadie.

Evan pareció arrepentido de su comentario pero ignore eso.

—Todo esto fue por Elizabeth —dije restándole importancia y desvíe mi mirada.

Su suave risa hizo que volviera a mirarle y de un momento a otro se encontraba tan cerca de mi como nuestros cuerpos nos dejaran. Su pecho rozaba el mío y temí que se diera cuenta de lo rápido que latía mi corazón.

—No sabes mentir —susurro contra mi oído causandome agradables escalofríos.

Su mano derecha tomó mis dedos entre los suyos y subió su tacto hasta mi hombro llegando a mi cuello donde lo rodeo dejándome sentir el calor de su mano. Se sentía agradable y eso hacia que me sienta culpable, Evan no generaba ese miedo que James generaba en mi.

Evan me acercó a su cuerpo apretando el agarre de mi nuca y me apegó a él dejando su rostro muy cerca del mío. Su altura hacia que sus labios rozaran con mi pómulo derecho.

Subió su otra mano a mi cadera al tiempo que sus labios bajaban lentos con dirección a los míos.

¡Aquí el nuevooooo cap! Me vi en la necesidad de poner un poco de #Jevan. ¡Espero que les haya gustado!

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