Narra Catherine.
— ¡Ya! Por favor, para — suplico entre risas mientras me retuerzo en la cama. — Andy, amor, por favor — formo un puchero con mis labios, como puedo y entre risas.
Despertamos hace a penas quince minutos, por lo tanto, sigo totalmente adormilada, y a mi novio no se le ocurrió mejor idea que, hacerme cosquillas en mis puntos débiles.
— Creo que tienes algo por aquí — miente y pone su dedo en mi barriga, volviéndome a hacer cosquillas.
Me muevo como loca, totalmente desesperada, porque él sabe que las cosquillas me ponen así.
— Siempre supe que eres un pequeño puerco — dice él, al escuchar que comienzo a reír como un chancho.
Tomo mi almohada y lo golpeo, indignada.
Andrew sonríe y creo que puedo morir aquí mismo. Verlo así, recién despierto, con el cabello alborotado, desnudo, y encima, sonriendo.. es como estar en el puto paraíso.
— ¿Por qué eres tan sexy? — le pregunto, sentándome en el colchón de nuestra cama. Él sólo ríe y niega con su cabeza. — Te amo, bebé — me acerco a él y beso sus labios.
Andrew me toma de la cintura y hace que mi cuerpo caiga otra vez en la cama, quedando debajo de él. Besa mi cuello y con una de sus manos estruja mi pecho izquierdo.
— Podría hacerte el amor todo el día — susurra en mi oído y me estremezco.
— Yo también, amor, pero sabes que tenemos cosas que hacer, así que vas a tener que aguantarte hasta la noche — lo empujo, amablemente, de encima mío y bufa. — Ve a ducharte — le ordeno y río al ver su cara de frustración.
Se pone de pie, y no puedo evitar mirar todo su cuerpo desnudo. Es como si el mismo Dios lo hubiera esculpido. Es perfecto.
Entra al baño, no sin antes dejar un beso en mis labios.
Me coloco mis bragas y tomo mi celular para hablar con mis amigos, ya que hace bastantes días no sé nada de ellos. Daniela está de vacaciones con Norman, hace dos semanas y Clay siempre está por aquí y por allá, haciendo su vida.
Agradezco que sea sábado, porque eso significa que ni Andrew ni yo trabajamos, y podemos estar todo el día juntos.
Aún no puedo creer que quede solo un mes para nuestro casamiento. El tiempo se pasó volando, y es que, dicen que cuando la estás pasando bien, el tiempo corre, y con un hombre como él al lado, es imposible pasarla mal.
No ha dejado de mimarme ni un solo día, a veces hasta pienso no merecer un hombre tan perfecto como él, porque ¿donde se ha visto un hombre que todos los días intente hacerte sonreír, o que todo el tiempo tenga algún detalle bonito contigo? Andrew es el hombre perfecto, y soy muy afortunada al tenerlo.
Sin dudas era cierto cuando me dijo que nunca más iba a hacerme llorar.
Abro Instagram - como todos los días - y alzo mis cejas al ver una foto mía, desnuda, en la cama. Ni siquiera sé en qué momento la sacó.
Andrew sale del baño, con solo una toalla rodeándole la cintura.
— Mi padre va a matarte, bebé — digo mostrándole mi celular.
Él solo se encoge de hombros, sonriendo.
— Igual eres muy tierno, mi amor — me pongo de pie y camino hacia él para besar sus labios.
— Te amo, linda — dice entre cada beso.
— Yo a ti.
Me separo de él y entro rápidamente al baño, para ahora, ducharme yo.
(...)
— No estés nerviosa, bebé.
Andrew intenta tranquilizarme, frotando mi rodilla con una mano, mientras con la otra continúa conduciendo.
Estoy a punto de hacer algo que no sé si debería hacerlo, pero mi corazón me dice que si.
— ¿Estoy haciendo lo correcto? — le pregunto, buscando que él me de una respuesta, ya que aquellas para mí, lo son todo.
— ¿Tú que piensas?
Mi cabeza da mil vueltas. Miro lo que tengo en mis manos, y de solo pensar lo que eso significa para mí, sé que quiero que esté allí. Así que no tengo nada más que pensar.
Estoy haciendo lo correcto.
(...)
Toco la puerta de aquella habitación, a la cual no vengo have aproximadamente cinco meses, y mi mano tiembla, pero Andy me tranquiliza, tomándola y depositando un cálido beso en ella.
— Cathy — la puerta se abre y la veo. Sonrío, nerviosa y ella nos invita a pasar.
He venido a lo de Alex, mi madre biológica. No la veo desde la última y primera vez que hablamos, tan solo hemos conversado un poco por teléfono.
Me siento en uno de los sillones del living y Andrew se coloca a mi lado, para luego entrelazar su mano con la mía, dándome aquella paz que necesito. Alex está sentada enfrente nuestro.
— Él es Andrew — le hablo, señalando a mi novio, presentándolo, aunque sé que obviamente sabe quién es. — Andrew Lincoln.
Alex sonríe.
— Mucho gusto, Andrew — ambos estiran un poco su cuerpo y estrechan sus manos.
— El gusto es mío — contesta él, amablemente.
— ¿Qué los trae por aquí? — Alex pregunta, sonriendo y mirándonos a ambos.
Trago saliva y hablo.
— Vamos a casarnos en un mes — confieso y ella frunce su ceño, seguramente porque jamás se lo mencioné.
— Lo estamos manteniendo en secreto, ya sabes, por la prensa y todo eso — explica Andrew y la expresión de Alex se alivia solo un poco.
— Me alegro mucho por ustedes, de verdad lo hago, hija — aprieto fuertemente la mano de mi novio, al escuchar como ella me ha llamado.
Jamás me acostumbraré a eso, pero en cierto punto, me agrada.
— Gracias — contestamos él y yo, al mismo tiempo, y, reímos ya que no es la primera vez que nos pasa.
Luego de que Alex me preguntara todas sus dudas acerca del casamiento, y yo las contestara, nos ponemos de pie para despedirnos. Pero no me iré sin hacer lo que vine a hacer.
— Espero que la pasen muy bien en la boda, y que todo salga de maravillas — dice ella, caminando hacia la puerta, y puedo sentir que su voz se quiebra un poco.
Andrew me codea levemente, haciéndome señas con sus ojos, las cuales me hacen reír, pero me aguanto.
— Muchas gracias por recibirnos hoy, Alex — digo, colocándome frente a ella. — Y espero verte ahí el nueve de junio — saco la tarjeta de mi cartera, y se la entrego. Sonrío.
Alex abre sus ojos como platos, y toma la invitación, con sus manos temblando. Me mira y puedo ver que sus ojos están cristalinos.
— No es necesario que hagas esto, hija, yo..
— Yo quiero que estés ahí — la interrumpo. — Ambos queremos — miro a Andrew, y este asiente, sonriendo.
Alex se acerca a mi, con un poco de miedo, y me abraza con fuerza.
— Muchas gracias, Cathy — solloza en mi oído.
Sonrío, porque estoy feliz. Sé que hice lo correcto, porque a pesar de que ella no ha estado en los momentos importantes de mi vida, la perdono, y quiero que esté en el más importante de todos.
Mi casamiento con Andrew.
(...)
— ¿Ya llegamos? — preguntó por quinta vez, con gran frustración en mi voz.
A penas salimos del edificio de Alex, Andrew me ha vendando los ojos, y hace más de media hora que estamos en su auto. No tengo ni idea a donde me lleva.
— Si, mujer. Ya llegamos — contesta y luego ríe.
Sé que logré sacarlo de quicio con tantas preguntas, pero estoy ansiosa y quiero saber qué es lo que pasa.
Andrew me baja del auto, aún con los ojos vendados, y me hace caminar unos cuantos pasos. No oigo ningún ruido, solo el de algunos pájaros, y algunas hojas que voy pisando, en comparación a el gran ruido de autos que escuchamos siempre que salimos de nuestro departamento, en el centro de Nueva York.
— A la cuenta de tres, puedes sacarte la venda — me dice, y asiento. — Uno.. dos... ¡tres!
Saco la venda y realmente me quedo boquiabierta.
Esto no puede ser real.
— ¿Te gusta? — pregunta él, colocándose a mi lado, contemplando lo mismo que yo.
No logro contestar. Mis ojos no pueden dejar de mirar lo que están viendo, y una enorme sonrisa de forma en mis labios, al igual que las lágrimas que se van formando en mis ojos, a causa de la emoción.
Una casa. Enorme. Hermosa.
Mi memoria comienza a trabajar y mi cerebro logra entender el porqué de todas las preguntas que Andy venía haciéndome - acerca de que casas me gustaban - desde el día en que me pidió matrimonio.
Es la casa de mis sueños.
— Andy, es hermosa — tapo mi boca con una mano y las lágrimas comienzan a caer. — No debiste gastar tanto, amor, yo podía ayudarte a pagar — él niega rápidamente y camina hacia mi.
— Claro que no, bebé — me toma de la cintura. — ¿Entonces, te gusta? — vuelve a preguntar.
— ¡Me encanta! — digo con una gran sonrisa en mi rostro, pero luego suspiro. Andrew frunce su ceño. — No sé si me merezca todo esto, amor. Eres tan perfecto — mis dedos juegan con su pelo, y un puchero se forma en mis labios.
— Dije que te haría la mujer más feliz del mundo — habla en mi oído, para luego mirarme fijamente a los ojos. — Déjame hacerlo, bebé, yo..
Estampo mis labios en los suyos, callandolo.
— Desde la primera vez que me miraste a los ojos, ahí mismo, ya estabas haciéndome la mujer más feliz del mundo — pego mi frente a la suya, y él sonríe intensamente.
Entramos a la enorme casa y Andrew me muestra todas las habitaciones, que a decir verdad, son bastantes para que solo vivamos él y yo, ya que Arthur y Matilda se quedan con nosotros dos veces al mes, nada más.
Me recuesto en la puerta de una de las habitaciones, una pequeña, y mi cabeza comienza a imaginarse la vida que Andrew y yo tendremos aquí, juntos.
— ¿En qué piensas? — sus manos rodean mi cintura y su cabeza se apoya en mi hombro derecho, por detrás.
— Imagino lo felices que vamos a ser aquí — digo y el asiente. — Aquí podemos formar una familia — susurro, intentando que él no me oiga, ya que jamás hemos tocado el tema "hijos" a fondo.
— ¿Quieres tener hijos conmigo? — pregunta, haciéndome girar, y mirándome fijos a los ojos.
Me ha escuchado, definitivamente.
— ¿Tú quieres? — pregunto nerviosa, jugando con mis dedos, sobre su pecho.
— Nada me haría más feliz que eso, amor — su respuesta me hace sonrojar. — ¿Y tú? — pregunta.
— No hay un solo día que no lo piense — contesto, y es la verdad. — Y ahora que veo esta casa, no puedo evitar imaginarme a un mini Andy correteando por aquí — ambos reímos y él besa mi nariz.
— O una mini Cathy — asiento, sonriendo y mordiendo mi labio inferior. — Formaremos una hermosa familia aquí, mi amor — comienza a besar mi cuello, pero lo freno.
— Solo una cosa más.. — ladea su cabeza. — Papá me ha pedido que esperemos para tener hijos — río ante lo que estoy diciendo. — Y yo también quiero esperar. No quiero que nos apuremos, bebé, quiero que hagamos bien las cosas — acaricio su mejilla, y sonrío al ver que sus ojos se cierran ante el tacto de mi mano en su piel.
— Haremos las cosas bien — susurra, para luego besarme tiernamente.
Continuará...
Como mucho quedarán dos capítulos 😭😭😭 me duele el alma jajaja