Uno para el otro (Levi Ackerm...

By Cristillumibu

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Temporada 1: Terminada Temporada 2: En marcha Intenta no morir en un mundo en donde un movimiento en falso si... More

I Experience
II Star
III Control
IV Hurt
V Mission
VI Smile
VII Energy
VIII Daring
IX Child
X Dream
XI Free
XII Disaster
XIII Folder
XIV Truths
XV Doubts
XVI Torture
XVII Barn
XVIII Fear
XIX Limbo
XX Poisoning
XXI Blue
XXII Letter
XXIII Black tea
XXIV Green
XXV Trees
XXVI Souls
XXVII Destiny
XXVIII Motivation
XXX Promise
XXXI Hypothetical
XXXII Fire
XXXIII Welcome
XXXIV Inferno
XXXV Opportunity
XXXVI Mist
XXXVII Worthy
XXXVIII Impulse
XXXIX Conviction
XL She
XLI Melancholia
XLII Traitor
XLIII Rage
Epílogo
Segunda temportada
I Alive
II Old Friends
III War
IV Past
V Cruelty
VI Warmth

XXIX Progress

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By Cristillumibu


La vaga noción del tiempo y la cordura me abandonan. Pierdo la lógica, pierdo el sentido.

Mi equipo tridimensional deja de sujetarse a una zona fibrosa de los muslos del titán. En los pocos segundos consiguientes tengo que llegar al mejor recorrido para subir y llegar a su nuca.

Aprovecho la distancia que nos separa por el avance continuo del trote del enemigo, para presionar el gatillo nuevamente. Los cables vuelven al juego incrustándose en la espalda.

Mi compañero de la legión vuela alrededor de aquella figura, navegando de forma peligrosa alrededor del torso, en un vaivén lleno de soberbia. Dando cortes ligeros en los brazos, jugando.

—¡Apresúrate, niña! —. Escucho al hombre gritar, pero ya he llegado a su lado, esquivando las cuerdas de su equipo.

Preparo las cuchillas en el aire, lista para cortar los músculos de la nuca y dar por terminada la amenaza.

La respiración se me vuelve pesada, el jadeo se me atora en la garganta y las extremidades se congelan en un segundo.

Los cables que son casi invisibles, ignorados siempre por los titanes, son agarrados por la figura femenina, llevándose consigo al hombre que en un acto de imprudencia y egoísmo intentó en lo que es su último aliento adelantarse y llevarse la nuca del gigante consigo.

Me apresuro a actuar, con el corazón saliendo del pecho y sin aliento, como si el oxígeno fuese nocivo para los pulmones.

Pero es demasiado tarde, los huesos del hombre crujen y se deforman, dando una imagen grotesca.

La sangre salpica el verde césped descuidado mientras el titan parece jugar con el balanceo rápido, en una partida solitaria.

El ruido llega a mis oídos en un sonata diabólica y estremecedora.

Los hombros se me tensan, presionando los gatillos que me llevan al cuello de la sanguinaria figura. Me posiciono en el aire, tomando terreno y fuerza suficiente para un corte limpio.

Corte que nunca llega, pues las cuchillas salen disparadas en mi contra. Pasan a centímetros de mi rostro, amenazantes.

Esto va más allá de mi comprensión y de mis capacidades.

La nuca se ha endurecido en un hermoso cristal, capaz de romper el metal como si de una ramita se tratase.

Grito por la sorpresa, sintiendo un "tic tac" llegando a su fin. Veo los músculos de la espalda del titán contraerse al mismo tiempo que me impulso con los pies en el cristal azulado y me dejo caer, despegándome a la vez que una mano violenta golpea en el lugar donde me encontraba, salvándome por los pelos.

Las ondas expansivas por el golpe me desequilibran, aumentado por un agarre desesperado del equipo tridimensional, solo terminando por acoplarse el gancho izquierdo.

No dejo de pensar que para ella soy una molestosa mosca insistente.

Intento rodearla para tener tiempo para pensar, pero los rápidos movimientos violentos de sus pies me exaltan. Sigue avanzando, aun siendo consciente de mi presencia en su aura.

El bosque cada vez se vislumbra a la cercanía, haciendo peligrar la misión.

—¿Cuántas personas has matado? —. Cuestiono en un murmullo, sin obtener mayores respuestas que otro movimiento que logro esquivar con dificultad.

Es veloz e inteligente, más que cualquier otro titán.

El sudor cubre mi frente, intentando seguirle el paso sin ganarme una sacudida que me llevará a la muerte en un santiamén.

Cambio las cuchillas, pero un sentimiento de derrota me atropella. En los segundos donde ya he peligrado más veces de las que me gustaría probar, su nuca no ha perdido aquel endurecimiento, ya habiendo roto dos pares de cuchillas, quedándome con solo la que tengo en el equipo.

Sucumbo ante la desesperación de no poder hacer nada, siendo seguida por una resignación. El cristal no se desvanece, tampoco parece querer hacerlo, además, en cada intento de rebanarle la nuca, las cuchillas no se dignan a efectuar ninguna fisura.

Resiento el cuerpo, me encuentro agotada y el gas se gasta cada segundo que intento escapar entre los dedos ajenos. Me queda poco, y no he logrado ningún avance.

Quiero golpear algo por la rabia que recorre mis venas, pero las últimas armas se me rompen cortando los dedos de la mano que no estaba herida, pues carece de estos en la otra, estimo que siendo un intento desesperado de otros compañeros caídos.

Un solitario árbol me acoge con los brazos abiertos, escapando a lo que más da el aire del mecanismo.

No sé en qué momento de mis ojos han empezado a caer lágrimas calientes de mis ojos, desconociendo si son motivo de la euforia, fracaso o furia, hasta quizás, las tres en un revoltijo de emociones.

Las manos me tiemblan cuando los ojos cielo ajenos parecen posicionarse en mi por primera vez de forma tan obvia. Ha detenido su avanzar en seco, a varios metros del hogar que he hecho la vegetación solitaria. El árbol se sacude ante su acción.

El aire se escapa de los pulmones en un chillido agudo entre los dientes. Las terminaciones nerviosas tiemblan y me paralizo.

La vista se me desenfoca y enfoca en los agujeros en las comisuras y en las hendiduras alrededor de sus ojos profundos. Su sola imagen es digna de una pesadilla, es parecida a una mujer, lo puedes identificar de ese modo, pero a la vez que sabes que algo mal tiene, despertando las alertas.

Lo que me parecen horas pudieron ser cortos segundos, todo hasta que como si nada hubiese pasado, voltea su rostro para seguir con su camino, en unos temblores que se sienten en el suelo.

Caigo de la rama al perder la firmeza en las piernas, a una distancia considerable, la suficiente para hacer crujir los huesos, pero no la bastante para romperlos. Ni siquiera me digno a proteger la cabeza al caer de espalda, solo... al igual que en memorias pasadas, me dejo caer, sin tener a nadie que me rescate.

Cierro los ojos ante la luz que se cuela entre las sombrías hojas verdosas del árbol, ignorando el ardor del cuerpo, y también ignorando los pensamientos negativos que amenazan mis buenos deseos.

Lloro en fuertes lamentos, la respiración se me corta entre lágrimas, jadeando entre inhalación.

Es una relajación cuando me sucumbo ante el cansancio físico y mental.

No es hasta que unos golpes en la mejilla me voltean la cara acompañado a un dolor, que abro los ojos hinchados y rojos.

Lo primero que distingo entre una vista borrosa es un rostro humano hablando, preguntando mi estado. Su voz me es familiar, al igual que sus facciones que se van aclarando ante los rápidos parpadeos.

"¿Acaso no ves?" Quiero formular, más mi cerebro empieza a trasladarme a la realidad. Jean me da espacio. Está exasperado, su voz lo delata.

—¿Puedes levantarte? —. No respondo, solo intento incorporarme. Jean, en un acto que agradezco, posiciona una de sus manos detrás de la cabeza, ayudándome, pues siento el cráneo pesar más de lo que debería. —Cielos, (T/N), si no fuese por tu caballo que estaba a tu lado dando brincos, no te habríamos visto—. Una cabellera rubia se asoma en mi campo visual, tendiéndome su mano, mano que recibo, conociendo el dolor que recorre mi cuerpo.

—Tu cabeza está sangrando—. El agarre de Jean que sujetaba mi cabeza tiene una mancha roja entre sus dedos.

Ignoro su comentario, aun algo aturdida.

—¿Tienes agua? —. Le cuestiono a Armin, quien se traga las palabras que iba a decir para tenderme rápidamente de un bolsillo de... Nix, una botella de cuero que me cercioré de llenar de líquido antes de empezar la misión. Bebo, callando la boca seca.

—Tenemos que volver a la formación, vamos atrasados por todo lo ocurrido—. Un alto torso con una voz retumbante se hace presente. Reiner me mira con soslayo. Armin lo reprende con la mirada, pero en definitiva admiro la capacidad de Reiner de ordenar sus prioridades.

—¿Puedes subir? —. Jean no parece confiado de mi estado cuando me acerco a Nix con intenciones de montarla.

—Probemos—. Siento las fantasmas manos del capitán Levi ayudándome a subir, socorriéndome en una fantasía provocada por los recuerdos. Me cuesta más de lo que imaginaba por la lentitud de mis movimientos.

Todavía no logro domar las sensaciones caóticas.

Tomo las riendas, viendo a todos desde arriba de mi corcel.

Armin me echa un vistazo desconfiado, al igual de Jean, que de todos modos asiente, Reiner pasa sin más y ahí es donde me percato de otra persona. Los cabellos rubios, enormes ojos cristalinos y angelical rostro delicado encajan en una Krista preocupada por mi estado, aunque no ha pronunciado palabra.

Dejo el agua que me aferraba en el mismo compartimiento, dando una leve caricia en el cuello a Nix, que me tranquiliza al tacto. Es un alivio para mí que se encuentra bien.

La cabeza me palpita en dolorosas punzadas, pero me mantengo al mismo veloz ritmo, a la par que mis compañeros de la legión de Reconocimiento, dejando atrás un camino de sangre.

—¿Te enfrentaste a ese titán? —. La cuestión de Jean me sorprende. Se encuentra a mi lado, y pensé erróneamente que de su boca no saldrían palabras referentes.

Su posición, si es que no me equivoco, estaba más al extremo que yo, de seguro fue una de las líneas que atacó tal ser. Asiento.

—Pero no pude hacer nada, yo... fui una inútil, lo siento—. Hago ilustre el agobio, sin importar los miramientos que recibo de Reiner e Historia, quienes son los que menos he tenido relación, a diferencia de Armin y Jean. —Intenté, les juro que con toda mi fuerza intenté seguirle el paso, pero... maldición, me sigo paralizando con la sangre—. Suelto una carcajada sin gracia.

Con el avanzar de los caballos los altos árboles van cobrando forma, en un amplio sector que nos viene de protección para el campo abierto. Miro al frente, viendo de reojo como mis compañeros me imitan.

Historia ha insistido en vendarme la cabeza, y hubiese aceptado si no fuese porque el sangrado se ha detenido, dejando solo su mella, que he limpiado con un paño húmedo que me ha ofrecido ella en el único descanso que hemos hecho, provocado por la preocupación de Armin con mi herida.

—No digas eso, (T/N), ninguno de nosotros fue capaz de hacerle frente a ese titán, no te culpes por algo que hemos hecho todos. Había veteranos en las filas de caídos. Y no soy el más apropiado para decir algo al respecto, pero si te sirve, ten en mente las vidas que se pueden perder si te detienes—. Jean es amable. La muerte de Marco, quien siempre se aferraba a él en toda ocasión como buenos amigos, le ha afectado, sé que sus palabras son sinceras y con buenas intenciones, por lo que no hago más que asentir y dedicarle una leve sonrisa triste. Él ha comprendido el hilo de pensamientos, más se calla y sigue con su vista al frente.

—En cada misión que sobrevivimos vamos adquiriendo conocimientos y experiencias que nos ayudarán a aplastar titanes, por lo que no veas esto como una derrota o algo con que avergonzarte—. El comentario de Reiner me toma por sorpresa, más porque está a un extremo. No estaba segura que estaba prestando atención a la conversación.

—Así es, así es—. Repite mi viejo amigo rubio, sonriéndome. Se mira aprensivo.

—Deberías sonreír más, (T/N)—. Krista se suma a la bonita conversación de ánimos. Más que estar dándome apoyo, siento que las palabras no van dirigidas solo a mí.

¿En qué momento he empezado a sonreír?

Estoy tan agradecida.

...

Mas tarde, cuando llegamos y escalamos los árboles con el equipo, nos separamos en diversos grupos para distraer a los titanes mientras que los grupos del medio avanzan sin remedio.

El resentimiento en mi cuerpo permanece, difuminándose por las horas en que paso con la espalda apoyada en el enorme tronco sobre una alta rama, de pie.

El único método de diversión es ver los intentos de las amplias manos de los titanes que se ven diminutas por la distancia, intentar agarrarnos. Algunos, inteligentes, han intentado repetidas ocasiones escalar con sus extremidades en posiciones extorsionistas, la mayoría caen antes de entrar al área de precaución.

Dejo de alimentar los pensamientos negativos para iniciar una amena conversación con una chica que está a unos cortos metros, es del escuadrón de Mike, y rebosa de energía que intento que se me contagie.

Algunos sonidos se escuchan a la lejanía, en un punto perdido del bosque, más la persona a cargo hace menester que le quitemos importancia, que nos relajemos.

No sé qué ocurre.

Aun así, deposito mi confianza.

Se supone que el escuadrón especial de Levi ha pasado por al medio antes que llegásemos a nuestra posición, por lo que una pizca de nerviosismo me atraviesa, pues las noticias vuelan gracias a los informantes, indicando que un titán excéntrico de figura femenina ha ingresado.

—¿Qué fue ese sonido? —. Oigo la voz de mi acompañante, perpleja. El sonido gutural me es tan familiar que gatilla los recuerdos.

—Eren...—. Suelto un susurro.

Ese grito fúrico, de ese temblor en las entrañas solo puede indicar que Eren se ha convertido en un titán, al igual que esa vez cuando cerró la brecha y muchos compañeros fallecieron, incluyendo a Marco.

En la lejanía me topo con una mirada de Armin. Él se mira extrañado, más no mueve un músculo.

Me pregunto que estará haciendo Mikasa. Es la única de los cuatro que está al otro lado.

—Mantengan la calma—. La que se encarga de regularnos habla con un tono tembloroso que quiere parecer seguro, una orden.

Esto no estaba escrito bajo la tinta invisible.

Toco el equipo de maniobras, donde siento los anclajes de las cuchillas abastecidas con los gatillos, otorgándome una tranquilidad que se va evaporando cuando nada más que el graznido de pájaros se oye.

El corazón me late frenéticamente en el pecho, indecisa de mis movimientos. Tengo que confiar en las habilidades de mis compañeros. Dudo que Eren se encontrase solo, hasta quizás la prueba que indicó el jurado en su juicio se esté realizando.

Pero entonces... ¿Por qué tengo ese mal presentimiento?

Las palabras de Levi toman lugar como una luz en la niebla de miedo.

"Nuestras narices se rozan y su mirada de inconfundible perplejidad abre ante mi a sus ojos. Su respiración tibia se mezcla con la mía, ilustrando la cercanía que hace mis mejillas arder ante la situación, avergonzándome del impulso y atrevimiento al retener su mano que ha intentado sacarme frente a la puerta.

—¿Qué estás haciendo? —. El profundo gris azulado de sus orbes que se notan con claridad ante la iluminación que se cuela entre las ventanas y los espacios de la madera en los muros, un azul confundible con la verde oliva, tan confuso que incrementa mi fascinación. Sus labios dejan un espacio cuando termina su dicho, que me llaman la atención.

No sé que responder ante el cúmulo de emociones que explotan en mis entrañas.

Repite su pregunta con un tono más autoritario, y me hubiese alejado si no fuese por la comodidad que me transmiten sus ojos, a diferencia de muchas veces donde lo he estado observando en cada situación, su piel no presenta ninguna línea de expresión de molestia, hasta diría que sus cejas han perdido firmeza y se arquean hacia arriba con curiosidad.

Por ello doy el salto decisivo de apoyar mi frente en su hombro, aun sujetando su muñeca. Cierro los ojos, centrándome en el silencioso respirar de la persona que me quita el aliento.

—¿Sucede algo? —. Cuestiono. El vibrar de su pecho cuando habla provoca un terremoto en mí. Estoy tan nerviosa, sonrojada y avergonzada que cualquier pensamiento es desechado.

—No sé que haría sin ti, Levi—. Suelto lo primero que se me viene luego de un silencio entre los dos. —Hablo en serio. Te aprecio demasiado—. Mi corazón amenaza con detenerse por tanto esfuerzo, pero finalmente me desahogo, mis sentimientos. Atropello las formalidades para dejar en revelación todo, jugármela cuando lo más probable es que yo sea quien termine atropellada.

Pero mi sorpresa es mucha cuando presiona su agarre en mi hombro y luego deposita su cabeza sobre la mía con delicadeza. De su boca no salen palabras, pero siento de primera mano como su respiración se acelera.

La nariz me pica y los ojos arden, colapsando por el fuego de mi interior.

—¿Por qué me dices eso ahora? —. Murmura, tan cerca de mi oído que los pelos de la nuca se me erizan. Inhalo, fallando en el intento de relajarme. —No va a pasar nada en la misión—. Se adelanta. El solo sonar de su voz me hacen retumbar sobre su hombro. —...Pero por favor, mantén la cabeza fría—. Suplica.

Subo la mano del agarre a la suya de forma lenta, dando un apretón a sus dedos, que pierden la fuerza en mi hombro y se dejan abrazar por los míos. El tacto es impresionantemente cálido y suave, como si no estuviésemos en el establo escapando de nuestras responsabilidades como soldado y capitán.

—No lo puedo creer—. Le escucho decir en un susurro borroso..."

Armin se encuentra a mi lado en un abrir y cerrar de ojos, poniendo a prueba las órdenes directas de la persona a cargo, quien, a pesar de lo acontecido, ha ignorado la desobediencia y se ha quedado prendida mirando a un punto lejano en el bosque.

Me he acuclillado sobre la rama que me triplica de grosor. Abajo un titán alza la mano, apretujando el aire con desesperación, con la vista fija en unos puntos atractivos que resultamos ser nosotros.

Alzo la cabeza cuando mi amigo se acomoda, imitándome, a mi altura. Sus grandes ojos azules llenos se luz me hacen recordar a mi dolora niñez con mi madre, pero también a la amistad que formé con Armin, Eren y Mikasa. ¿Tendré la misma mirada que esa niña?

—Tenemos que confiar en los demás, en el capitán Levi y comandante Erwin—. Hace énfasis en los nombres.

Es cierto, Levi está ahí, de seguro con un ojo puesto en Eren. Su trabajo es protegerlo a toda costa, como fue estipulado en el acuerdo.

—¿Por qué Eren se ha transformado en titán? —. Mascullo. Sé que él también identifica tal grito, que lo conoce a la perfección luego de ese día, tan bien como yo. Sus facciones pierden definición, pensando en el momento. Siempre ha sido el listo.

—No te alarmes, es una hipótesis—. Me advierte, y ahí es donde frunzo el ceño. Es mas serio de lo que pensaba, entonces. El que Armin ahora me esté mirando indeciso es un mal augurio. —Ese titán, el que vimos, el con cuerpo femenino—. Hace una pausa donde a mi mente viene aquel cielo de sus ojos que me congela. —Pienso que es cómo Eren, un humano que se puede transformar. Vi cómo se deshacía de nuestros compañeros, es más ágil, seguro e inteligente que otros titanes antes documentados. Y temo que vaya tras Eren—. Jadeo.

Un detalle que pasé por alto viene en un flash.

—No me mató, me miró por unos segundos, y siguió con su camino. Me ignoró, aunque sabía que no le costaría ni medio segundo acabar con mi vida... No es una prueba, pero, es verdad, sale de los estándares de un excéntrico—. Divago, intentando seguir el hilo de cordura.

¿Acaso hay una posibilidad que...?

Sus ojos no salen de mi mente.

Y temo desarrollar un trauma con los ojos azules.

—¿Piensas que ha logrado escabullirse y llegar a Eren, y por eso él se transformó? —. A decir verdad, era más relajante pensar que solo era una estúpida prueba del control de titán, como estaba estipulado. Armin asiente, ahora convencido. —¿Y quieres que me quede así, amena, cuando me dices aquello? —. Posiciono las manos en las rodillas para poder incorporarme como un resorte, pero soy detenida por el rubio, quien habla con rapidez.

—Sí, porque de seguro el comandante Erwin ya pensó sobre tal, por favor, (T/N), ten la mente en frío—. Lo último dicho me convence, y con eso mi amigo parece relajarse a mi lado cuando ya vencida, me dejo caer sin cuidado sobre la superficie, sentada. Trago saliva.

No voy a seguir cada uno de los impulsos que me gritan para callar la incertidumbre que es no saber que es lo que está ocurriendo, pues los sonidos entre el enorme bosque se han detenido.

Solo estorbaría a quien se encontrase con el titán enemigo. Mis habilidades son insuficientes, mi cobardía es mayor a cualquier cualidad, y es algo con que tengo que trabajar en superar.

Tengo que avanzar.








Este es un capítulo más largo que los demás, en compensación de no haber actualizado en varios días. Mi sobrina se ha quedado una semana, y no encendí el computador, gracias a ella que ha nacido en mi la inspiración.

En las divagaciones de este capítulo, estoy orgullosa, me gustó como quedó, me da tanta ternura.

Estoy intentando avanzar más rápido en la historia, no centrándome en detalles sin importancia. Pero consideraba que este capítulo era el emocional, aunque considero que (T/N) es una montaña rusa.

Muchas gracias por el apoyo y por seguir leyendo la historia.

Ojalá te esté gustando los cambios que he realizado, aun cuando las actualizaciones son un dolor de trasero.

Nos vemos

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