— Papá quiere que vuelva a casa — dijo Cathy mientras acariciaba el pecho de Andrew. Habían despertado hacía ya media hora, pero seguían en la cama.
— Y, ¿qué vas a hacer? — preguntó él.
— No lo sé. Me gusta estar aquí, pero no quiero presionarte a vivir conmigo, así que supongo que me iré — dijo ella, algo triste.
En realidad amaba vivir con Andrew, y por más de que extrañara a Jeffrey, Hilarie y Gus, prefería quedarse viviendo con su ahora novio e ir de vez en cuando a visitar a su familia.
— Si, será mejor que vuelvas a tu casa — dijo él. La cara de Cathy cambio en un segundo. — Además extraño dormir solo — siguió diciendo con total frialdad.
La joven lo miró frunciendo el ceño y luego se puso de pie. Se colocó sus bragas y una remera. Se agachó, tomó su bolso y comenzó a guardar toda su ropa.
— ¿Qué haces? — preguntó Andrew riendo, saliendo de la cama y colocándose su bóxer.
— Me voy, así puedes volver a dormir solo — contestó con la voz cortada. Estaba a punto de llorar.
— ¿Qué? No, amor — se acercó a ella y se colocó en cuclillas para quedar a su altura. — Te estaba jodiendo. ¿Cómo voy a decirte eso enserio?. Ven aquí — volvió a reír y la tomó de los hombros para abrazarla.
— No me hagas esas bromas. Pensé que era enserio. Estupido — golpeó el brazo de su novio y secó una lágrima que se le había escapado. Rió.
— Me gustaría que te quedaras aquí, conmigo — dijo Andrew.
— ¿Hablas de vivir juntos? — el asintió. — Claro que quiero, pero tendría que hablar antes con papá. No va a ser fácil para él — volvieron a ponerse de pie y Andrew la abrazó.
— Lo va a entender — dejó un beso en su frente.
Terminaron de vestirse y fueron a desayunar.
La mañana pasó tranquila. Andrew y Cathy vieron una película juntos, aprovechando que el actor había terminado de grabar la temporada siete, por lo tanto, estaba de vacaciones por algunos meses, así que los disfrutarían.
Esta noche tenían el gran evento en el que por primera vez en sus tres meses de relación, iban a presentarse juntos, frente a todas las cámaras y todo el mundo. Ya eran demasiados los rumores de su romance, ya que habían fotos de ellos por todos lados; cuando ella entraba a su departamento, cuando iban juntos al súper, cuando simplemente salían a tomar un poco de aire, siempre había alguien que se las arreglaba para captar todos esos pequeños momentos, pero a ellos ya no les importaba.
Como suele pasar con todos los grandes hombres famosos que están en pareja, sus fans mujeres se ponen celosas, y las de Andrew no se quedaban atrás. Habían algunas que gastaban todo su tiempo en insultar a Catherine en las redes sociales, diciéndole cosas como "Maldita caza fortuna"; "No me sorprendería que también estés saliendo con tu padre, zorra" y habían mensajes peores, pero ella los ignoraba a todos. Solo se quedaba con aquellos que eran de las personas que si los apoyaban, y eran la mayoría. Muchas fanáticas de Andrew estaban encantadas con la "supuesta" relación que ellos llevaban, y eso en cierto punto tranquilizaba a la pareja y les daba el aliento que necesitaban para presentarse esta noche.
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— ¡Cathy! — gritó Andrew desde su cuarto. — ¡Ven un minuto! —
Catherine, que se encontraba cocinando un rico pollo al horno, dejó lo que estaba haciendo y corrió al cuarto, pero se detuvo en la puerta, totalmente impactada.
— ¡Wow! — dijo ella mientras aplaudía.
— ¿Me queda bien? — preguntó Andrew estirándose de brazos ante ella.
— Ese traje te queda espectacular, Dios — nuevamente aplaudió, halagando a su novio. — Quiero violarte — mordió su labio y el rió.
— No necesitas violarme — le guiñó un ojo a su novia y se giró hacia el gran espejo que la habitación tenía para arreglar su corbata.
Cathy corrió hacia un rincón de la habitación, abrió una caja y sacó la cámara que él le había regalado.
— ¿Que haces? — preguntó él, mirándola por el espejo.
— Sh. Has como que no estoy aquí y sigue con lo tuyo — ordenó y Andrew hizo caso.
Cathy comenzó a sacar varías fotos.
— Mis primeras fotos en esta cámara tenían que ser tuyas — dijo ella mientras se sentaba en la cama y revisaba todas las capturas que había hecho. Andrew se sentó a su lado.
— Por lo menos muéstrame alguna — pidió y Cathy comenzó a mostrarle todas las fotos, pero se detuvo en una.
— Yep, sin duda esta es mi favorita — dijo ella, mostrándole la fotografía.
— Qué hombre sexy que soy — comentó Andrew, moviendo su cabello al estilo diva.
— Pero eres mí hombre sexy — remarcó las últimas tres palabras, lo tomó de la corbata acercándolo a su rostro y lo besó.
Andrew volvió a ponerse ropa cómoda y juntos fueron a almorzar. Comieron, hablaron y rieron. Estaban felices. Lavaron los platos, entre juegos de niños como tirarse agua con jabón o simplemente hacerse cosquillas.
Cathy le había devuelto aquel amor juvenil del que él ya se había olvidado, y la amaba por eso. Con ella se sentía completo, y tenía todo lo que más quería; amor, confianza, diversión y pasión. Y ¿Qué decir de Cathy? Ella estaba viviendo el sueño de cualquier chica. Tenía al mejor hombre a su lado, un hombre con todas las letras, un hombre que la cuidaba, la respetaba, le demostraba cuanto la quería y le hacía el amor todas las noches. Tenían un amor completamente sincero.
— Voy a casa a hablar con papá, vuelvo en un rato para comenzar a vestirme — avisó mientras tomaba su bolso. — Te amo — le dio un corto beso en los labios y se acercó a la puerta.
— Yo te amo más, bebé — contestó Andrew.
Cathy condujo hasta su casa. Allí se encontró con su hermano, al cual extrañaba con locura ya que estaba acostumbrada a tenerlo todos los días con ella. Saludó a Hil con un gran abrazo y un beso.
— Me alegra mucho que te hayas arreglado con Jeff — dijo la esposa de su padre, dedicándole una sincera sonrisa.
— Yo también — contestó ella. — Por cierto, ¿donde está? — preguntó.
— ¿Buscabas al rey de la casa? — su padre apareció bajando las escaleras.
— Ese soy yo, papá, no tú — dijo Gus, provocando que todos rieran.
Pasaron un buen rato familiar, pero Hilarie y su hijo tenían que irse, así que luego de saludar a Jeffrey y Cathy, los dejaron solos.
— ¿Lista para los flashes de esta noche? — preguntó su padre mientras se sentaba en el sofá.
— ¿Andrew te contó? — Jeffrey asintió. — Estoy nerviosa, jamás fui contigo a ese tipo de eventos — movió rápidamente su rodilla - clara señal de nerviosismo - pero su padre la frenó.
— Tranquila, no es gran cosa. Va a salir todo bien — le dedicó una sonrisa y ella lo abrazó. Realmente lo había extrañado aunque solo habían estado peleados un par de días. — ¿Cuando volves a casa? — preguntó Jeffrey.
— Andy me dijo para vivir juntos — contestó con algo de miedo en su voz. — Dijiste que ibas a apoyarme con la relación — dijo al ver que su padre suspiraba.
— Lo hago, pero ¿no es demasiado rápido? Apenas llevan tres meses juntos, Cathy — ella bufó ante el comentario de su padre. — Solo quiero que hagan las cosas bien, y además voy a extrañarte — hizo un puchero con sus labios.
— Yo también voy a extrañarte pa. Voy a extrañar despertar con tus gritos cada mañana — ambos rieron. — O con Gus sentándose en mi puta cara — Jeff frunció el ceño.
— Cuida tu boca — le retó.
— Cállate, tu me enseñaste a hablar así — su padre rió y la abrazó.
— No puedo creer que voy a perder a mi bebé — fingió llorar.
— ¡Hey! No vas a perderme. Voy a venir todos los días a verlos, y con Andrew se nos ocurrió poner un día fijo para venir a cenar aquí — propuso y su padre aceptó. — La semana que viene vendré a buscar algunas de mis cosas, no todas. Quiero dejar algunas aquí así cuando Andrew me saque de quicio, podré venir a descansar a mi antiguo cuarto — rió y su padre bufó.
Luego de hablar un rato más, y de que Cathy intentara convencer a su padre de que no iba a dejar de verla, subieron al auto para dirigirse al departamento de Andrew.
El celular de ella sonó, avisándole que había llegado un mensaje de su novio:
Rió y contestó:
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— Suerte en los premios, Ricky — le dijo Jeffrey a Andrew. Cathy rió. — Ah y te odio por robarme a mi hija — ella lo golpeó para que se callara.
— Son los beneficios de ser Rick Grimes — habló con superioridad, pero ahora fue a él al que Cathy golpeó.
— No, ya, enserio. Suerte esta noche, y cuídala — Jeffrey estiró su mano para estrecharla con la de su amigo y ahora yerno. Andrew correspondió y luego de que el padre de su novia se fuera, cerró la puerta.
— ¿Por qué dijo eso? — preguntó a Cathy.
— Le conté que vamos a vivir juntos — sonrió y Andrew hizo lo mismo.
— ¿Vamos? ¿Eso es un si? — ella asintió. — ¡No sabes lo feliz que me hace escuchar eso! — la tomó de la cintura y la hizo girar junto a él, como en las películas románticas, pero esto no era una película, era la realidad.
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— ¡Amor, tenemos que salir en cinco minutos o no llegamos! — gritó Andrew desde el living. Hacía una hora que el ya estaba pronto, pero Cathy claramente no.
— ¿Vamos? — apareció en su campo visual, e inevitablemente se puso duro al verla. — ¿Es mucho verdad? Sabía que no le tenía que hacer caso a Daniela — dijo al ver cómo Andrew la miraba.
Tenía puesto un vestido negro, cruzado en la parte del pecho, dejando un gran escote.
— No, ¡estás preciosa! — caminó hacia ella.
— ¿Entonces por qué me mirabas así? — preguntó.
— Porque mi idea no era tener una elección delante de todo el mundo.. — rió y la tomó de la cintura. — Lamento informarte que ese vestido no va a durarte mucho — advirtió. Cathy frunció su ceño.
— ¿Por? —
— Porque esta noche te lo voy a arrancar — mordió su cuello y ella ahogó un leve gemido.
Ambos querían que todo pasara rápido para poder volver a la casa y hacer de lo suyo.
— ¿Cambiaste de traje? —
Preguntó ella al ver que Andrew ahora llevaba un traje azul, en vez del gris. El asintió. — Te queda igual de sexy que el otro — le guiñó un ojo y salieron del departamento, listos para ir a los premios.
Continuará...