《Sentimientos》Stisaac

By Bitch3172002

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Si hablamos de pertenencias, quiero ser tuyo y de nadie mas. Si hablamos de compañias, quiero estar contigo y... More

Prólogo
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AVISO Y DATO CURIOSO
Capitulo especial
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¡Gracias loves!
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Navidad
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Especial de Navidad 🎄
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PORTADAS
PORTADAS 2
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AVISO IMPORTANTE
NO ES CAPITULO
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By Bitch3172002

Fue como si fuese un día de perfecto sol, pero de repente las nubes de extienden por todo el cielo, la lluvia cae a montones y los rayos comienzan a resonar.

Así fue.

Porque dejaron de ser ellos mismos, en el momento en el que sus sentidos nublaron por completo cada centímetro de su ser.

Rugieron los tres a la vez, haciendo temblar la tierra. Los pájaros volaron desesperados y los animales corrieron lo más rápido que podían. Sabían lo que se venía.

Un tercer Wendigo apareció, con las garras afuera y la boca entre abierta, mostrando sus asquerosos dientes.

-Van a pagar.- gruño Isaac, fuera de sí. Desde el momento en el que escucho el rugido de Érika, supo que algo malo había pasado. Cuando escucho el grito de Stiles, sintió como su lobo comenzaba a tomar el control, desesperado por proteger a su pareja.

Nadie tocaba a Stiles. Nadie lastimaba a Stiles. A su pareja. La persona que más amaba, y se iba como nada.

Rugió, mostrando sus ojos ámbar llenos de rabia, y se abalanzó hacia el Wendigo que tenía a Stiles.

Zarpazos y golpes, gruñidos y mordidas. No le importó nada.

Érika se abalanzó sobre el que había llegado último, y comenzaron a luchar de la misma forma. Con rabia. Fuera de sí.

Scott se abalanzó sobre el último. Estaba cargado de rabia. Habían lastimado a su mejor amigo, su hermano. Habían envenenado a su amiga.

Le importó una mierda su regla de no matar, ellos iban a morir aunque sea lo último que haga.

Isaac tiro otro zarpaso, dándole justo en la cara, dejando un perfecto rasguño de cuatro garras a lo largo de esta y lo golpeó con toda la fuerza que tenía en el estómago, tirandolo en el suelo. Se colocó encima de él, con la boca entreabierta ante su sed de sangre.

Colocó sus garras justo en el inicio de su garganta, y sonrió psicótica mente, haciendo más precion.

El Wendigo apretó los labios y cerró los ojos, esperando su momento.

Pero entonces separó las garras de su garganta.

-¿Creiste que te daría una muerte tan rápida después de lo que le hiciste a mí pareja?- su voz era más grave, su lobo había tomado el control.

No se controlo más, y comenzo a dar zarpazos por todo su cuerpo. La sangre volaba por todos lados, la piel se separaba de la carne, mientras los gritos de la víctima no hacían más que insentivarlo aún más. Sonrió aún más grande, al ver como algunas tripas amenazaban con salir de su desgarrado estómago. Los gritos eran música para sus oídos.

Estuvo así, rasguñandolo hasta matarlo.

Entonces sus ojos brillaron en azul.

Al igual que los de Érika, quién había desmembrado al otro.

Y los de Scott brillaron en Rojo. Mostrando por primera vez su naturaleza de un verdadero Alfa.

Volvieron a rugir los tres a la vez, en el momento en el que la lluvia golpeó sus cuerpos.

Isaac volvió en si, cuando su castaño emitió un quejido de dolor.

Entro razón al instante, y fue como si nada tuviera más sentido en ese momento que tener a Stiles a salvo.

Se levantó lo más rápido que tuvo, y se resbaló a su lado, gracias al lodo de la lluvia y se quitó su playera atandola a la pequeña cintura del menor para evitar el sangrado.

Lo tomo en brazos y no le importó nada, comenzó a correr lo más rápido que pudo hacia el hospital.

Entonces entro en razón, cuando sintió el calor del chico con los ojos mieles más hermosos del mundo.

-Ya estoy aquí, amor. Ya estoy aquí.- murmuró besando su coronilla y tomo con más firmeza sus muslos para comenzar a correr aún más rápido.-Ya casi llegamos bebé, ya casi.

Stiles se aferró más a el, con la poca fuerza que le quedaba.

-Isaac.- gimoteo, y sollozo de dolor ante los saltos que el ojiazul debía dar para llegar al hospital.

Las venas del nombrado de tornaron negras casi al instante, tratando de absorber la mayor cantidad de dolor posible.

Sintió como el latido del castaño se relajaba cada vez más, hasta que se desmayó.

Sus ojos se llenaron de lágrimas que pasaron desapercibidas por sus mejillas ante la torrencial lluvia, que estaba borrando la sangre de su cuerpo.

No podía perder a Stiles. No podía.

Aumento la velocidad, y corrió lo más rápido que pudo hasta llegar al hospital.

La enfermera Mellissa Mccall estaba revisando su papeleo, mientras que pagaba algunas cuentas por la computadora justo en el momento en el que las puertas de emergencia chocaron brutalmente contra la pared, dando a ver a Isaac, quién estaba empapado y lleno de barro con sangre en sus manos, con un Stiles sangriento en sus brazos.

Salto como un resorte de su silla, con una mirada horrorizada.

-¡Una camilla!- grito a todo pulmón, llamando la antecion de mas médicos. -¡¿Que sucedió!?- pregunto con las manos temblando al ver a su segundo hijo en ese estado.

-Lo...lo apuñalaron.- murmuró Isaac perdido. Estaba totalmente ido, no podía pensar en otra cosa que no sea Stiles.- Mellissa...- balbuceo con los ojos llenos de lágrimas.

Enfermeras y médicos llegaron al instante, obligándolo a dejar el cuerpo del castaño en la camilla.

El corazón de todos los presentes se encogio al ver el cuidado y cariño en la manera de dejarlo, y como aquel ojiazul tenía lágrimas en los ojos.

-¡Traigan al doctor Dunbar! ¡A la sala de operaciones!- grito una de las mujeres y se llevaron el cuerpo de Stiles, mientras intentaban parar la hemorragia y aplicaban suero.

-No...No. Esperen.- murmuró Isaac tratando de alcanzarlos pero fue detenido por Mellissa- No, no lo entiendes. ¡Tengo que estar con el! ¡Stiles! ¡Dejame Mellissa!

-Isaac.- llamó la enfermera- ¡Isaac!- exclamó tomándole las mejillas, haciendo que la mire. Le rompió el corazón ver como esos ojos azules estaban repletos de lágrimas.- Va a estar bien, pero tienes que mantenerte tranquilo. Deja esto en nuestras manos, ¿si? Haremos todo lo posible.

Beso su frente y desaparecio entre los pasillos.

Giró sobre su eje, tomando su cabello con fuerza y cerrando sus ojos con rabia, ahogando un grito de frustración y dolor.

-No no no.- comenzó a decir mientras comenzaba a dar vueltas por esa pequeña resepcion. Podía sentir como el corazón golpeaba violentamente su pecho y como le costaba contener el aliento.

Sus labios comenzaron a temblarle de desesperación y pequeños sollozos salieron de su garganta.

Podía sentir como poco a poco perdía el control sobre sí mismo.

Las uñas le dejaron paso a las garras, sintiendo como los colmillos rozaban sus labios. Un gruñido salió de su garganta a la vez que escuchaba la puerta abrirse.

-Isaac.- Scott corrió hacia el, tomándolo por los hombros diciéndole que respire, que intente relajarse.

Al parecer el había podido tomar el control nuevamente, al igual que Érika que tenía los ojos rojos e hinchados, mientras lo miraba con preocupación.

-Haz lo que hicimos nosotros.- dijo la rubia, hipando y dejando salir algunas lágrimas.

-Piensa en tú Ancla. Piensa en Stiles.- le respondió Scott, dejando ver sus ojos Alfas.- Piensa en los momentos que estuviste con el. Recuerda como le gustan las películas de chicas, como le encanta el helado. Recuerda...Como sonríe cuando te ve. Piensa en el, en cuanto lo amas.

-¿Me das un beso?- pregunto infantilmente el rubio mirandolo, con su brazo al rededor de los hombros del castaño, mientras venían Supernatural en el sofá.

-Nop.- le respondió de la misma forma, tratando de no sonreír, fallando en el intento.- Te comiste las últimas gomitas de fresa, Isaac. Eres malo.

-Mmmm, ¿Pero sabes que es lo bueno de ser malo?- pregunto y Stiles giro su cara con los ojos brillando de diversión, quedando cara a cara con sus narices rozando.- Que ahora tengo sabor a fresa para besarte. Todo lo que yo quiera.

-¿A si?- pregunto inocente, tirando su cabeza hacia atrás para que lo alcanze.-. A ver si me besas, chico malo.

Sonrió y se tiró encima suyo, dejando besos por todo su rostro hasta que justo sus labios con los de el.

Era suave y tierno, lleno de diversión haciéndolos sonreir a ambos.

Esa era una de sus tantas tardes, que las pasaban en el sofá, besuqueandoce y viendo series hasta besarse otra vez.

Las garras ya no estaban, su respiración de regularizo y un sentimiento cálido posó en su pecho unos segundos, ante aquel recuerdo.

-Ya está, ya está.- murmuró Scott y lo atrajo a un fuerte abrazo, en cual se fundieron entre los tres.

(...)

-Entonces, ¿podrías decirnos que pasó Isaac? ¿Lo recuerdas?- le pregunto uno de los policías, mientras el estaba sentado en el medio de Érika y Scott, mientras la manada llegaba.

Se sintió tal vulnerable al sentir como está escena le recordaba el momento que tuvo que dar el testimonio para la muerte de Allison. Aquello nunca dejaría de doler.

El sheriff prácticamente había llegado corriendo ante la noticia de su hijo.

-Aquellos tipos llegaron de la nada...comenzaron a gritarnos que les diéramos el dinero...pero no teníamos nada...y...- balbuceo, con un nudo inmenzo en la garganta.- Todo paso demaciado rápido, lo siguiente que supe era que estaba corriendo con Stiles en mis brazos.

-Esta bien, hijo.- el oficial le sonrió, trantanto de calmarlo.- ¿Puedes darnos alguna descripción acerca de los atacantes? ¿Vestimenta o rasgos particulares?

Negó con la cabeza, vacilando.

-Tenian pasamontañas negros en la cabeza, vestían igual.- musitó, y el hombre sintio pena al ver la mirada desorbitada del chico.

-Esta bien, gracias Isaac. Puedes irte. Ustedes también, chicos.- miro a Scott y Erika.

Scott y Erika tenían los ojos rojos e hinchados, con la mirada ida. Esta última tenía todo el maquillaje negro corrido, haciéndola lucir más deplorable.

Los tres jóvenes se levantaron sin decir nada.

(...)

La manada había llegado mientras ellos daban los testimonios, todos empapados y los rostros bañados en preocupación.

Kira prácticamente fundió a Scott en sus brazos, y el pudo soltar las lágrimas que tenía guardadas en su hombro.

Boyd corrió hacia Érika, tomándola por las mejillas, quitándole el maquillaje corrido con los pulgares mientras volvía a abrazarla.

Lydia fue a hacia Isaac, con los ojos lagrimosos pero el simplemente negó con la cabeza.

La única persona que necesitaba en este momento era a Stiles.

(...)

Prácticamente todos pegaron un salto en sus asientos como si estuvieran sentados en un resorte al ver al doctor salir de la habitación de Stiles.

-Esta despierto.- afirmó, con los papeles en la mano y una pequeña sonrisa. Todos soltaron el aire que tenían retenidos en los pulmones y Isaac sintió como un peso salía de su estómago.- El cuchillo toco un órgano importante, lo que causó una emorragia interna que por suerte- miró a Isaac- fue detenida a tiempo. Esta un poco anémico, pero en unas semanas va a estar perfecto.

-¿Podemos verlo?- preguntaron Isaac y Scott al mismo tiempo. El ojiazul miró al doctor casi rogando con la mirada.

-Claro que pueden.- sonrió calidamente- pero está algo débil, no lo bombardeen de preguntas.

Todos asintieron rápidamente y el doctor paso por al lado de su hijo Liam, le dio un apretón de hombro y desapareció entre los pasillos.

Isaac fue el primero en entrar, luego de Scott y Érika seguidos de toda la manada.

Su padre ya se encontraba en la habitación, acariciando el cabello de Stiles con todo el amor del mundo, murmurandole palabras de apoyo y cuanto lo quería.

El corazón le empezó a latir con fuerza, a la vez que sentía como su lobo suspiraba de alivio al ver a su pareja.

Estaba más pálido, haciendo resaltar aún más sus lunares, sus labios estaban un poco resecos pero sus ojos seguían igual de brillantes.

El corazón le dio un salto. Estaba igual de precioso que siempre.

Stiles sonrió infantilmente a todos y su mirada paro en el.

La manada dejo de existir. Su padre también. Los doctores, aquella habitación, el hospital, ya no estaban.

Solo era ellos dos.

Nisiquiera se dio cuenta de cuando había avanzado, para abrazarlo.

Se apoyó un poco sobre la camilla y posó una mano sobre su cintura y la otra entrada sobre su brazo, para acariciar su cabello con cariño.

Beso su coronilla unas cuantas veces, mientras le decía te quiero una y mil veces.

La manada sonrió de oreja a oreja, algunos soltaron risitas. Pero desaparecieron en el momento en el que los sollozos se hicieron inaudibles.

El ojiazul comenzó a sollozar, y el castaño lo siguió.

Se separó de él con las mejillas inundadas en lágrimas y le acaricio la mejilla y el nacimiento el pelo, mirándolo con dulzura.

Porque estaba viendo a su mundo entero.

Junto sus labios con los suyos en una inocente caricia, que duro solo unos segundos, haciendo que la respiración de todos pare, para luego fundirce en un abrazo nuevamente.

Lo siguiente fue escuchar un: "creo que me va a dar al..."

Y un cuerpo callendo al suelo.

Seguido de miles de carcajadas.

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