For You (Anakin Skywalker)

By KarlaaMoreno9

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Alguna vez te has preguntado, ¿Qué sería de ti si perdieras todo? ¿Tú familia? ¿Tú hogar? Incluso hasta ¿Tú p... More

PERSONAJES
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
AVISO
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 43 |FINAL|
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 42

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By KarlaaMoreno9

Después de varias horas, por fin habían logrado aterrizar en Dantooine. La base rebelde se encontraba en constante movimiento debido a que desde el día anterior se les había convocado para estar listos en cualquier momento.

Todos descendiendo de sus respectivas naves se dirigían al cónclave donde la senadora Mon Mothma como otros senadores de diferentes sectores que estaban aliados a esta rebelión. Abriéndose paso a la sesión, Kenobi iba adelante de todos junto con el senador Organa dialogando acerca de la situación, mientras que Skywalker caminaba aun lado de su esposa, tomados de las manos. El nerviosismo que sentía en ese instante era tan notorio, sentía que ahí adentro con todos aquellos senadores y rebeldes de la causa, lo matarían si se alguno de ellos supo que era Vader, ya que estaba en el nido de la Alianza, automáticamente enemigos del Imperio. Cada paso que daba pensaba en lo que hubiera dado el emperador por encontrar esto, y que diez años de su vida se obsesionó en encontrar el cuartel, cuando ahora sería parte de este.

Dallani notó la tensión producida en su esposo, sabía perfectamente el porqué de su actitud, por lo que antes de entrar a la sala de reuniones lo detuvo llevándolo a un estrecho pasillo que se localizaba a la vuelta, tomándolo del rostro y mirándolo con ese brillo peculiar en los ojos, dándole esa fuerza que necesitaba en ese instante.

-Ani ¿Qué ocurre?

-Temo a que no quieran ayudarnos por tratarse de mí. No sería justo que por todo esto que han estado luchando, por mi culpa se venga todo abajo...

-Anakin...-le susurró tomándolo del rostro.- Deja atrás ese miedo, Vader ya no existe, tenemos con nosotros al gran héroe sin miedo, al caballero jedi, aquel hombre que lucha por la paz de su pueblo. Ellos siempre te han recordado bajo ese concepto y te aseguro que cuando crucemos esa puerta, estarán tan maravillados de tenerte junto a nosotros en esta causa. Simplemente eres Anakin Skywalker...

Skywalker sonrió al escuchar a su mujer, ella era la única quien podía calmarlo e impulsarlo a grandes cosas, solo con ella se sentía seguro y de cierta forma le ayudaba a salir en adelante por ese pasado tormentoso para él. Dallani tras regalarle un suave beso en su mejilla, dio media vuelta para regresar a la sala, sin embargo Skywalker la tomó de la cintura por detrás, para posteriormente pegarla contra la pared y luego él posicionarse frente a ella acorralándola con su propio cuerpo. Ante esa actitud, Dallani no evitó soltar una carcajada y aunque Skywalker hizo lo mismo, posteriormente la tomó por el rostro para pegar su frente contra la de ella, saboreaba desde su posición aquel par de labios carmesí, deseaba más que nada poder besarla, adorarla completamente. Sin pensarlo dos veces, comenzó a besarla tan apasionadamente produciendo en ella entrelazar sus brazos en su cuello de él, la dejaba sin aliento, adoraba ese par de labios sensuales y eso provocaba crecer más en Anakin la pasión del beso. Sumergidos en esa pequeña ola de deseo, escucharon como alguien externo a ellos se aclaraba la voz provocando que se separaran de golpe, los dos estaban sumamente apenados y con sus respiraciones que apenas podían controlar, salieron del estrecho pasillo para encarar a aquella persona.

Sin embargo la imagen que vería Skywalker sería tan impactante para él, no podía aun creerse de la persona que tenía frente a sus ojos; aquella joven togruta de piel colorada quien se encontraba cruzada de brazos sobre su pecho y aguantando la risa por sorprender a su ex maestro y amiga en pleno beso.

-Vaya, lo de ustedes si es intenso...-añadió la togruta conteniendo la risa.-

-A...¿Ahsoka? –pronunció perplejo Skywalker.-

-¡Maestro!

La joven togruta corrió hacia los brazos de su ex maestro dándole un fuerte y enternecedor abrazo, Anakin quien estaba aún congelado por la situación, aún y podía digerir lo que estaba viendo, tenía frente a él a su ex padawan. Había pasado más de trece años que no se habían vuelto a ver desde que ella abandonó el templo jedi, esa pérdida para Anakin fue muy fuerte por lo que todo ese tiempo evitó mencionarla ya que le dolía recordar como su ex alumna se había ido de su lado y gran parte fue por culpa del consejo jedi, una de las fuertes razones por las que Skywalker comenzó a dudar sobre ellos y gran parte de su camino al lado oscuro.

Pero en ese momento solo la abrazaba fuertemente, no solo había sido una amiga y compañera, la aprendió a ver como su hermana pequeña y volverla a ver era de lo más genial. Ahsoka suavemente se limpiaba las lágrimas ya que este reencuentro era muy significativo para ella, siempre supo que Anakin jamás había muerto en esa gran purga jedi, y ahora más que nunca lo dejaría solo en esto, no lo abandonaría de nuevo.

-¡Oh sabionda! Tanto tiempo sin saber de ti, jamás creí volverte a ver...

-¡Aquí estoy Skywito! Y te prometo, que esta vez no te dejaré.-suspiró pesadamente.- En verdad lo siento...jamás debí haberme alejado de ti, tantas cosas pasaron, el imperio, la orden sesenta y seis...tantas cosas...

-Ahsoka...yo...-tomó una bocanada de aire.- No soy todo lo que crees...yo he cometido muchos errores en este tiempo, yo me...

-Maestro.- le interrumpió.- Lo sé, de todo y no tiene porque a mí pedirme disculpas, lo importante es que tengo a mi maestro nuevamente con nosotros y...- se acercó a Dallani para tomarla de las manos y posteriormente colocarlas sobre las de Anakin.- Que luchen por su amor, no dejen que la adversidad los separe y por favor no sean tan exhibicionistas con sus muestras de amor.

Ambos rieron al escucharla y notablemente sintieron como un ligero rubor de apoderaban de sus mejillas por el comentario de Tano, quien está solo se burlaba de ambos.

Finalmente los tres entraron a la sala de juntas, donde todos hablaban a la vez, casi toda la rebelión se encontraba reunida en el lugar, muchos seres de otras razas como humanos debatían la problemática del momento, entre ellos alegaban por lo que proponían era peligroso, como otros senadores discutían por no poner en peligro sus pueblos. Dallani al entrar junto con Anakin seguidos de la togruta, la mirada de todos se depositaron sobre ellos logrando incomodarlos un poco. Cada uno tomó su respectivo asiento alrededor de la mesa donde en la parte superior se encontraba la senadora Mothma, sin embargo la senadora no quitaba los ojos de Baraan como de Skywalker, sospechando algo más.

-Señorita Jaina Strovous.-habló desde su postura Mon a Dallani con su voz calmada.- Le recuerdo que tenía prohibido hacer otras cosas más allá del cuartel. No solo desafío las reglas, sino que además, se atrevió ir sin autorización alguna al Centro Imperial tomando una de las naves de la Alianza y organizándose clandestinamente con los senadores Organa y Amidala. ¿Tiene algo que decir a su favor?

-Senadora...-suspiró pesadamente.- Para empezar quiero que me llamen por mi nombre original, Dallani Baraan Skywalker ya que no temo a correr peligro alguno quien me llame de esa manera y si cometí todas esas cosas fue por una causa buena a la rebelión, eh traído conmigo una pieza muy importante...

-¿A sí? Y dígame dama Baraan, porque no solo está exponiendo a la rebelión por sus actos, ¿Cuál es esa causa importante?

-Yo...-interrumpió Skywalker alzando la voz.- Mi nombre es Anakin Skywalker, caballero jedi y no solo vengo a apoyarlos, yo sé cómo pueden destruir la estrella de la muerte.

Muchas voces empezaron a murmurar entre ellos asombrados por la noticia, algunos mencionaban sobre cómo es que él tenía la estrategia de destrucción de aquella arma mortal, como otros se asombraban a que tenían frente a ellos a un importante jedi y no cualquiera, sino que se trataba del mismo elegido. Anakin conservando su postura firme, no temía a lo que fuesen a decir de él en ese instante, él estaba seguro de sí mismo como al mismo tiempo la rebelión su única esperanza era con él mismo. A los pocos segundos, sintió como unos suaves dedos, tan frágiles, rozaban contra su mano; era su ángel, quien lo tomaba de la mano dándole la fuerza suficiente y él correspondiendo el acto, presionó con fuerza estrechando su mano contra la de ella, mirándola de una manera agradecidamente por estarlo apoyando.

-Bien...-habló la senadora Mothma callando a los presentes.- Caballero Skywalker ¿Cómo es que planea destruir esa arma mortal?

-Todo este tiempo he analizado de cerca esa estación, de alguna forma pude dar con los planos de la construcción y aunque no los tengo aquí presente, sé cuáles podrían ser sus puntos débiles. Solo necesitamos ponernos en marcha antes de que llegue el emperador, será más fácil ya que tengo entendido que no se encuentra cerca.

-No lo sé, es muy arriesgado.-interrumpió Organa.- Hemos arriesgado a muchos rebeldes para traer esos planos, no solo es una simple estación, está equipada con centenares de cañones, cargas magnéticas, turbo láser, iones y no olvidemos de sus millones caza estelares. Skywalker ¿Cómo piensa actuar contra eso?

-Por eso no hay problema.- pronunció Skywalker decidido.- Tengo un plan, ustedes encárguense de seguir mis planes, que el objetivo principal lo aré yo mismo.

-Yo lo apoyo maestro.- le siguió Ahsoka emocionada.- En Alderaan se han reunido un gran ejecito para este momento, será mucho más fácil.

Un largo debate surgió entre todos los miembros, pero lo que más necesitaban eran soluciones como las que presentaba Anakin, y sin dudarlo un segundo más, aceptaron su proposición.

Skywalker desarrolló un gran plan elaborado para atacar la estación ese mismo día, no era necesario tener los planos de la Estrella de la Muerte, ya que Skywalker sabía de memoria como estaba estructurada y aunque aún no estaba finalizada, esta misión correrían mucho peligro, sin embargo eso le entusiasmaba a Anakin, no solo remendaría el daño que le hizo a la galaxia, si no que, volvería a revivir sus tiempos como el digno jedi que era.

Al término de la sesión, todos salieron a alistar sus respectivas naves para brincar al hiperespacio y prender la misión. Skywalker por primera vez en diez años se sentía orgulloso de sí mismo, era claro que su vida como sith jamás le llenó por completo. Nuevamente su esposa se acercó a él tomándolo por la espalda para después él posicionarse frente a ella, sus ojos radiaban más que felicidad, amaba verla de ese modo pero sobre todo, amaba tenerla junto a él en este paso importante.

-Pronto terminará esto mi ángel...-susurró Skywalker tomándola del rostro.-

-Estoy orgullosa de ti, mi Ani...

-¡Anakin!

Ambos al voltear, notaron que era Obi-Wan quien caminaba junto a ellos. Al parecer su rostro había cambiado a como lo vio la ultima vez, y se podría jurar que en su rostro se formulaba apenas una pequeña sonrisa. No obstante Anakin aún sentía vergüenza con él, solo su maestro faltara para que lo perdonara.

-Quiero felicitare por este plan bien elaborado.- habló Kenobi.- Me has sorprendido.

-Todo esto lo aprendí gracias a usted.-entonó avergonzado.-

-Anakin, lo has hecho tú mismo y no me refiero en este plan, el simple hecho de haber combatido a Vader, me hace admirarte. Yo debo ser él quien aprenda de ti...-le sonrió.-

Skywalker sonrió al escuchar a su ex maestro, sabía que Kenobi comenzaba a confiar en él, sus demonios interiores se calmaban cada vez más. Sin embargo esto no era fácil para Obi-Wan, pasó toda una noche reflexionado la situación y aunque aún le dolía lo que ocurrió con Anakin aquella vez en Mustafar, de cierta manera se sentía culpable, jamás lo apoyó ante el consejo cuando más lo necesitaba, siendo otra razón por la cual Skywalker desconfiara de ellos.

-Me temo que esto será difícil sin el maestro Yoda, es una pena que ya no esté con notros...-susurró conmocionado Kenobi.-

-Todo será posible maestro, sus últimas palabras que me dijo fue sobre que no nos dejáramos vencer, el amor, la fuerza más poderosa, siempre nos guiará...

El maestro jedi dándole una sonrisa, dio media vuelta para preparar su nave, solo que algo hizo que detuviera su paso regresando con la pareja; de su cinturón sacó el sable láser de Anakin quien le quitó en su enfrentamiento en Mustafar, Skywalker solo quedó sorprendido al volverlo tener en sus manos aquella arma, que era mucho más que eso, era como su vida.

-Te pertenece mi joven ex padawan.

-Gracias...-susurró Anakin sujetando el sable láser.- Gracias por todo, por haber cuidado a Luke, por esto...

-Te lo debía Anakin...-le sonrió.- Que la fuerza te acompañe.

-Que la fuerza lo acompañe, maestro.

Tras abandonar el jedi a los esposos, Skywalker se regresó con Dallani quien está solo sonreía por la acción de Obi-Wan, Anakin atrayendo el cuerpo de su esposa hacia el suyo, la abrazó recargando su barbilla contra su cabeza de ella, oliendo el suave aroma que desprendía su cabello, mientras que ella tomaba la cintura de Anakin, acurrucando su cuerpo contra el de él.

Al poco tiempo, el senador Organa quien parecía aterrado, se acercó a ellos con la respiración agitada, parecía que había corrido demasiado, tal imagen desconcertó por completo a los esposos, Anakin presentía que sus planes no estaban saliendo como lo pensado, pero en realidad lo más desconcertante ahí, es que detrás del senador aparecieron los droides R2D2 y C-3PO. Tal imagen provocó un gran desconcierto en ambos, sobre todo en Dallani quien comenzaba a pensar lo peor, pues se suponía que sus hijos estaban bajo cuidado de ellos.

-¿R2, 3PO? –articuló desconcertada Dallani.-¿Qué hacen aquí? ¿Dónde están mis hijos?

-Dallani, Anakin.- susurró agitadamente Organa.- Los...¡Los niños no están!

-¿Disculpe? –preguntó perpleja.-

-Se robaron a los niños, mis señores...-interrumpió C-3PO nerviosamente.-

Ambos esposos sintieron una gran apuñala en el corazón, una serie de sentimientos surgían en ellos, pero sobre todo miedo, jamás habían experimentado un miedo como el de ese instante, se rehusaban a creer en las palabras del senador, sus hijos no podían estar en peligro, no ellos.

-¡Eso no es cierto! –gritó Dallani con su voz ahogada en el llanto.- ¡Tiene que ser una mentira!

-¡Le confiamos la vida de nuestros hijos, senador! –añadió Anakin en un tono desesperado.-

-¿Cree que no me importan? –contraataco Organa.- Por si no lo saben, yo daría todo porque no le suceda nada a Leia, ¡Es mi hija!

Dallani se quedó por un instante congelada al escuchar dicha noticia, de pronto sintió como sus piernas temblaban lo suficiente haciendo que no soportaran más el peso de su cuerpo cayendo de golpe, las lágrimas surgían sin fin de sus ojos, su corazón latía tan impresionante que podría jurar sentir que se saldría de su pecho, un escalofrío se apoderaba de ella impidiendo el habla surgir de su boca, mientras que su mente estaba en blanco se volvía débil. Por su parte Skywalker quien la tomó entre sus brazos, trataba de tranquilizar el tembloteo incontrolable en su esposa, sin embargo él estaba del mismo modo o peor, pero trataba de ser fuerte para darle fuerza necesaria a Dallani, el comenzaba a presentir lo peor, un mal presentimiento y ahora más que nunca sentía mucho miedo, un miedo que jamás imaginó tener en toda su vida, sus hijos corrían peligro.

-Necesito que monitoreen toda la zona y den aviso que iré en camino.- habló Anakin quien aún abrazaba a Dallani.-

-Me temo que no están en Alderaan.

-¿Qué?- preguntó estupefacto.- ¡Fuerza! Senador ¿Cómo sabe eso?

-R2 trajo consigo los monitoreos.- interrumpió el droide dorado.- R2, muéstrale al señor Skywalker la proyección.

El astrodroide se acercó a ellos emitiendo un par de sonidos, y al poco tiempo dejó proyectar lo poco que captaron las cámaras de seguridad del palacio, aquella imagen un poco borrosa de un hombre llevándose inconsciente a sus hijos. Skywalker pudo notar rápidamente que no era cualquier hombre, a juzgar de su armadura algo oxidado, se trataba de un cazarrecompensas muy fiel del imperio, como fiel de Vader; Boba Fett.

Anakin sintió una gran rabia al ver dicho holograma, porque Fett no solo era uno de sus mejores cazarrecompensas y más mortíferos, si no que, sabía perfectamente que aquel trabajo estaba bajo el mandato del emperador. Con esto se había declarado la guerra contra Sidious, lo que más quería en ese instante era matarlo.

Dallani poco a poco se fue controlando del transe en el que entró enfrentándose a la cruda realidad. Necesitaba explicaciones, respuestas, pero sobre todo dar con sus hijos a toda forma, no le importaba que en ese instante fueran a salvar a la galaxia de aquel imperio, solo quería a sus hijos.

-Senador Organa, usted vuelva a hacer lo que habíamos planeado para el ataque hacia el imperio.

-Skywalker, pero nuestros hijos están...

-Ya sé que están en peligro.- le interrumpió.- Al igual tenemos una galaxia que salvar, por Luke y Leia no se preocupe, sé en donde se encuentran y le aseguro que los traeré con vida.- suspiró pesadamente.- Ahora usted encárguese sobre el ataque, yo iré por mis hijos.

No muy convencido, el senador Organa acató la orden de Anakin para seguir con el plan del ataque. No obstante Anakin dejó a Dallani en manos de C-3PO, mientras que en compañía de R2D2 se dirigían a su nave para alistarse y salir hacia el hiperespacio. Dicha actitud dejó más desconcertada a Dallani, quien como pudo incorporarse de donde se encontraba, fue en dirección hacia su esposo queriendo saber lo que ocurría.

-¿Qué está ocurriendo aquí Anakin? –preguntó confundida.- ¡Necesito saber que está pasando con mis hijos!

-Sé donde están, iré por ellos ahora mismo.

-¡Entonces iré contigo!

-¡No!-la tomó por los hombros.- Esto es peligroso para ti, te quedarás aquí hasta que todos regresemos con buenas nuevas, ¡3PO! –se dirigió al droide.- Te encargarás de mi esposa, no permitas que salga de la resistencia.

-Lo que usted ordene, señor.

-¿Qué? Haber, haber ¡Un momento!-alzó la voz molesta.- Tú no me impedirás buscar a mis hijos, necesito saber que fue de ellos ¡Son mis hijos!

-Y te recuerdo que también son míos. –suspiró.- Amor, a donde iré no es seguro para ti, pero te prometo que los traeré sanos y salvo, ¡Aunque me cueste la vida!

-Irás con Palpatine ¿No es así? –susurró en un hilo de voz.-

Skywalker solo se quedó callado para volver hacia su nave alistándola, tal actitud solo corroboro en Dallani las sospechas que sentía en ese instante. Molesta ante la actitud de su marido, fue detrás de él en busca de alguna respuesta, sin embargo solo conseguía de Anakin completa indiferencia a su presencia.

-Maestro.-interrumpió la togruta quien llegaba emocionada.- Ya estamos todos listos, solo falta su aprobación.

-Entendido Ahsoka, andando antes de perder más tiempo.

-¿Piensas seguir con esto, sabiendo que la vida de tus hijos está en juego?-retomó Dallani enfurecida desconcertando a la togruta.-

-Y comunica a todos los pilotos que mi esposa tiene estrictamente prohibido tomar alguna nave de la rebelión como salir del cónclave.

-¿Te ocurrió algo, Dall?- preguntó Tano preocupada.-

-Solo haz lo que te pedí Ahsoka.

La togruta quién se quedó confundida por la actitud de ambos, se retiró para dar inicio a las órdenes de su ex maestro. No obstante esas palabras que escuchó Dallani solo provocaron en ella crecer el enfado.

-Escúchame Anakin, tu ni nadie me dirá que debo o no hacer. La vida de mis hijos está en peligro y no me quedare cruzada de brazos esperando respuesta alguna.

-Jamás lo vas a entender, ¡No te quiero perder!

-¿Que no lo ves? Estas siendo egoísta, me haces de lado cuando esto me está haciendo daño...

-No hagas las cosas más difíciles.-entonó molesto.-

-Tú eres el que lo torna difícil, por tu egocentrismo.

Dallani se marchó de ahí molesta por todo y aunque detestaba pelearse con su esposo, en momentos como este era mucho peor. De igual modo se sentía Anakin, odiaba ser indiferente con ella pero era la única forma de tenerla a salvo de Sidious. Sin decir más, en compañía de R2D2 tomó su nave con rumbo al hiperespacio seguido de las otras naves de la rebelión.

Las naves unas tras otras comenzaron a abandonar el cónclave mientras que Dallani solo las veía desprender, tenía un mal presentimiento de todo esto y más aún que Anakin podría hacer cualquier cosa con tal de derrocar a Sidious, cosa que no era cualquier contrincante. Peor de enojada, caminaba de un lado a otro intentando encontrar solución alguna, debía salir a toda costa de Dantooine, por lo que para su buena o mala suerte, frente a ella pasó el joven Han Solo quien le entregaba algunos paquetes al wookie Chewbacca, dónde los iba guardando uno a uno en el Halcón Milenario. Sin pensarlo dos veces, esta corrió hasta ellos logrando chocar con Chewbacca mientras que este solo protesto con una serie de sonidos.

-¡Hey dulzura! -alegó Han.- Ten cuidado por donde caminas ¿Qué no ibas a ir con tus amigos los rebeldes?

-¡Han! Necesito tu ayuda...

-Yo también necesito tu ayuda.-dijo para darle una caja.- Pásaselas a Chewie cariño ¡Pero ten cuidado! Entre más manos, pronto nos iremos de aquí...

-¡No Han! Necesito que me lleves a la estrella de la muerte ahora mismo.

-¿Qué?-comenzó a reírse.- Ni lo creas...

-¡La vida de mis hijos corren peligro!

-¿Hijos? Vaya, tu y Skywalker no perdieron el tiempo eh...-bromeó.- Lo siento querida, pero tengo demasiados asuntos pendientes, no puedo quedarme más tiempo y tampoco estoy loco para hacerlo.

-Claro, tu recompensa es lo único que te interesa de aquí.

-Créeme dulzura, una recompensa se disfruta estando vivo. Hay muchos pilotos que te pueden ayudar aquí, que por cierto más que una estación de combate no le llamó valor sino más bien ganas de suicidarse...

-Está bien...-pronunció irritada.- Cuídate mucho Han, creo que es lo mejor que sabes hacer.-suspiró.- Creí que vería en ti aquel niño Corelliano que alguna vez se tocó el alma.

Decepcionada, dio media vuelta dejando con la palabra en la boca al joven Solo, estaba más que aturdida de toda la situación, no solo su esposo la hacía de lado en la búsqueda de sus hijos, sino que además nadie estaba dispuesto en ayudarla, se sentía solo un muro más del lugar. Han se quedó petrificado ante las palabras de Dallani, era cierto que no deseaba en lo absoluto apoyar la causa, su egocentrismo creció con el pasar de los años, pero ver el rostro de una madre desesperada lo hizo reflexionar la situación, después de todo en un pasado Skywalker le salvó la vida a Solo, se sentía con una gran deuda en sus hombros.

-¡Dallani!-gritó llamando su atención.- Sube al Halcón, antes de que me arrepienta...

Tanto Chewbacca como ella comenzaron a dar brincos de felicidad corriendo hacia Solo y ahorcándolo en un gran abrazo, provocando una gran irritación en este.

-¡Señora Skywalker! ¡Señora Skywalker! –se escuchaba desde lejos los gritos del droide dorado.- Tengo órdenes estrictas en no dejar...

-Tu vendrás conmigo 3PO.- lo interrumpió.- Así que andando y más te vale que no digas nada al respecto.

Entre protestas del droide de protocolo, Chewie, Han y Dallani, abordaron el Halcón Milenario en dirección hacia la Estrella de la Muerte. Tal vez nadie notaría la ausencia de ella ya que la base rebelde estaría concentrada en cada paso que darían los escuadrones dirigidos por Anakin, Obi-Wan y Ahsoka, pero lo que nadie imaginaba es que los contrabandistas en compañía de Baraan y un droide de protocolo abordarían la misión, y tal vez complicarían más la situación.

[...]

La estrella de la muerte era mucho más que un simple satélite, se trataba absolutamente del arma mortal más poderosa en toda la galaxia entera; y aunque con el simple hecho de escuchar su nombre haciendo estremecer a cualquiera, para Skywalker nunca causo un fuerte efecto en él, era cierto que estuvo durante todos esos diez años supervisando su construcción, dejándose influenciar por las palabras de Sidious, pero muy en su interior consideraba la idea sobre aniquilar un planeta algo absurdo; ningún poder se igualaba como la fuerza.

Una tropa de soldados de asalto notaron la aproximación de su nave llegando a la estación, por lo que en posición de ataque, esperaban sorprender a quien venía dentro de ella. Anakin al descender de la nave, dejando a R2D2 dentro de ella, con un paso seguro e imponente, caminaba hacia ellos causándoles mucho temor y curiosidad, tal vez no traía la armadura de Darth Vader, pero la imponencia que él había formado con ellos, seguía estando presente como en ese instante.

-¡Identifíquese! –espetó un soldado quien lo apuntaba con su bláster.-

Conteniendo la ira que sentía en ese instante, Anakin tras dar un fuerte suspiro, con su mano derecha la alzó frente a los soldados y mediante la fuerza comenzó a dominar sus mentes.

-No necesitaran ver mi identificación y me dejarán entrar con el emperador.

- No necesitaremos ver su identificación y lo dejaremos entrar con el emperador.-repitó el soldado.-

Satisfecho por su acción, Anakin avanzó hacia el interior de la estación, un camino que sabía de memoria. Cada paso que daba en aquel frío y desolados corredizos, sentía como la fuerza se tensaba más, tal vez esta sería la última en la que saldría vivo por enfrentarse con el peor monstro de toda la galaxia, pero valía la pena, miles de seres inocentes, la rebelión, Kenobi, Ahsoka, sus hijos, su ángel; Dallani.

Abriéndose las grandes puertas del hangar principal, se encontraba en aquel lugar que se sabía de memoria, tan amplio, con un aspecto tétrico y sus peculiares ventanales que daban vista a ese infinito universo. Frente a él se encontraba ese conocido trono, donde el Emperador descansaba deleitándose con su maravillosa vista del lienzo oscuro.

Siguiendo en su posición, Sidious no se molestó en levantarse, solo se quedó observando a su joven aprendiz por largos segundos aumentando la tensión en ellos, en su rostro que lentamente se formaba una espeluznante sonrisa, solo provocó deformar más las arrugas que lo marcaban y a través de sus ojos, se podía destellar mucho odio, un odio que era correspondido por Skywalker.

-Lord Vader, me sorprende su nueva imagen, que por cierto no recuerdo haberle autorizado dejar de usar su armadura.

-Maestro.-articuló con recelo.- He considerado que ya no me será necesaria, mi verdadera imagen es la que tiene enfrente ahora mismo.

-Bien...-dijo para incorporarse al igual que su voz.- Me imagino que viene a darme alguna explicación por sus atribuciones que se tomó en mi ausencia, jamás le ordené dejar Coruscant como tampoco no contestar a todas mis transmisiones...

-¡Oh! Lo siento mi Lord, pero surgió algo que cambió los planes.

Sidious solo tragó una bocanada de aire al escucharlo, conteniendo el odio que sentía en ese instante, bajó de su trono para caminar alrededor de Skywalker, tal vez era de estatura más baja, pero tenía una presencia que intimidaba a cualquiera y ese era su propósito con Anakin.

-Anakin, Anakin...-susurró en un tono burlonamente.- Sabes que no me gustan los rodeos ni las traiciones, conmigo no se juega...

-Y a mí tampoco... ¿Cree que sería imbécil para no saber la verdad? –lo confrontó.- Lo sé todo, viví en una mentira por todo este tiempo y gracias a usted. No solo intentó matar a mi esposa, si no hasta a mis hijos y créame, lo lamentará...he venido a matarlo.

Palpatine se quedó inerme al escuchar eso, comenzó a sentir como su sangre corría por todas sus venas con una fuerza impresionante, esperaba ese momento y más por la sorpresa que le tenía preparada.

-¿Matarme? –comenzó a reírse.- Nadie me ha podido derrocar, y mucho menos tú lo harás, te he enseñado todo lo que sabes y perderás ante mí. Retráctate en todo lo que has dicho al menos que quiera ver morir a tus hijos...

Con un movimiento ágil, Sidious empleó la fuerza para desmantelar un tubo donde se encontraban sus hijos encerrados en él; los niños comenzaron a gritar asustados viendo a su padre mientras que Anakin sintió como un fuerte golpe atravesara su pecho, sus hijos estaban sufriendo en manos de ese maldito, tenía que actuar rápido antes de que sucediera algo irreparable.

Rápidamente Skywalker encendió su sable láser frente al emperador, Sidious al ver que traía su antiguo sable de jedi frunció el ceño des confortante, pero luego el hizo lo mismo con su sable láser de sith, dejando mostrar en su rostro la sonrisa más sádica.

-Siempre supe que tu ineptitud para nada me serviría.- pronunció el emperador.- Pero ahora gracias a ti, he tenido algo de mucho más valor...

-Créame, mis poderes se han duplicado, así que no me subestime por que le aseguro que solo uno de los dos saldrá vivo de aquí y si no hasta los dos moriremos.

-Temo que tus deseos no se harán realidad, tu muerte me es necesaria, he encontrado algo mejor que tú y son tus hijos ¡La fuerza es intensa en ellos y los convertiré en los sith más poderosos de la galaxia!

Al escuchar eso, Anakin se lanzó contra el emperador para empezar el duelo mientras que este quien lo observaba con detenimiento, dio un gran brinco para estallar su sable láser contra el de su ex aprendiz, el ataque comenzaba, un jedi y un sith combatían a muerte.

[...]

Solo había fijado las coordenadas para viajar a la velocidad de la luz y llegar lo más pronto a la estación, no por algo hacía alarde sobre su nueva adquisición del Halcón Milenario y su famosa velocidad en el hiperespacio.

Sumergida en sus pensamientos, Dallani solo le rezaba a la fuerza por que todo saliera bien como lo esperaba, era un hecho que no tenía un plan para esto pero su instinto de madre hizo sacar su lado aguerrido. Tenía una corazonada de que el plan que había hecho Anakin no funcionaría como él lo creía, pues con la presencia de Palpatine sus planes se venían abajo. Sujetando con fuerza su colgante de japor, cerró los ojos dejándose guiar por sus sentimientos, tal vez no era una jedi pero parte de su vida estuvo rodeada de ellos: sus padres, Kenobi, Anakin y ahora sus hijos poseían la fuerza, por alguna razón en su interior ella también la sentía consigo mismo.

-¿En qué tanto piensas? –le interrumpió sus pensamientos Han quien piloteaba.- ¿Tienes algún plan para penetrar a ese lugar?

-No...

-¡¿Qué?! ¡No puedo creerlo! ¿Y cómo piensas buscar a tus hijos, ha?

-No lo sé...-susurró.- La fuerza me lo dirá...

-¿Crees en esas cosas? –bufó.- Temo decepcionarte, pero tu fuerza no nos pasará de desapercibidos en ese nido imperial...

-¡Oh fuerza! –gritó C-3PO llamando la atención de todos.- ¡Pero qué cosa es esa!

Todos al fijar su vista, vieron que tenían frente a ellos la estación imperial. Era más grande de lo que pensaban y aunque no estaba totalmente construida, inspiraba un terrible miedo tenerla frente a ellos, tan imponente y escalofriante. Solo comenzó a arrepentirse por haber escuchado la petición de Dallani, por lo que al pilotear para regresar, empezaron a notar que un fuerte campo de gravedad atraía la nave hacia la estación.

La estación por su parte, quien había detectado la presencia de la nave, un escuadrón de soldados de asalto comenzaron a rodear la zona mientras que el Halcón aterrizaba, todos apuntaban con sus bláster para atacarlos en cualquier instante, como también comandantes imperiales esperaban ansiosamente para inspeccionar la procedencia de dicha nave.

-Bien, este es el plan. –habló Han.- Chewie, el parlanchín dorado y yo atacaremos cuando entren, mientras que tú vas en busca de tus hijos. Para ese tiempo me imagino que todos los rebeldes ya llegaron, por lo que regresaremos aquí...

-¡Oiga más respeto! –interrumpió molesto C-3PO.-

-No es mi culpa que hables mil idiomas.- se burló Solo.-

-Para su información, Señor, tengo fluidez en seis millones de formas de comunicación, por lo que...

-¡Bueno ya! –alzó la voz Dallani.- Los veo después, y si la fuerza quiere, espero todo salga bien...-suspiró.- Que la fuerza nos acompañe.

Han dejó abrir las compuertas de la nave para que todos salieran al ataque, sin embargo no se encontraban solos, pues la estación imperial ya se encontraba en combate ya que la rebelión atacaba en ese instante. En cuestión de segundos, los disparos láser daban contra ellos, Solo y Chewbacca sabían controlar la situación a pesar en la posición en cómo se encontraban, mientras que C-3PO solo esquivaba los disparos asustadamente.

Por su parte Dallani, quien se defendía con su bláster que siempre traía con ella, a rastras se alejaba de la escena donde lo único que se podía observar era mucho humo. Con el corazón agitado por la adrenalina que vivía en ese momento, sigilosamente comenzó a caminar sobre los fríos y sombríos pasillos de la estación y aunque no estaba totalmente terminada, le seria difícil poder dar con sus hijos. La alarma de la estación sonaba tan impresionante provocando que todos los tripulante salieran al ataque que recibían, soldados de asalto marchaban sobre los pasillos rápidamente para las plataformas como pilotos y comandantes corrían de un lado a otro ordenando la situación. A lo lejos escuchó como dos soldados de asalto discutían entre ellos dirigiéndose su habla sobre el emperador, por lo que Dallani observándolos con detenimiento, notó que subían por un ascensor hacia la plataforma principal. Nuevamente sigilosamente corrió hacía el ascensor para adentrarse a él y llegar con Palpatine. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, ambos soldados se posicionaron para dispararle y ella más ágil que ellos, disparó primero.

Ahora tenía todo el camino libre, la adrenalina que corría por sus venas era impresionante. Lentamente las puertas del ascensor de abrían ante ella dejándose mostrar la plataforma principal, tenía que cruzar aquella enorme puerta que daba con el emperador, sabía que podría correr peligro y terminar muerta, pero ya nada la importaba, sus hijos estaban ahí adentro, de algún modo lo sabía.

Armándose de valor y sujetando con fuerza el bláster, penetró la estancia observando una imagen que jamás imaginó encontrar; su esposo y Sidious peleaban a muerte.

Los destellos azules y rojos que se producían al chocar los sables láser era la única imagen que se podía apreciar en toda la estancia; y aunque Sidious parecía tener un aspecto débil, en el combate sacaba lo mejor de él, el manejo de su sable era tan hábil y sus técnicas de ataque eran insuperables. Por su parte Anakin no se quedaba atrás, tal vez no tenía el control total de la fuerza como lo manejaba su maestro, pero su punto a favor era su vitalidad juvenil, y cabe destacar su gran destreza en el manejo del sable.

La pelea que se vivía entre ellos, era diga de admirarse; dos grandes fuerzas luchaban una contra otra, el bien y el mal encarnados, sith y jedi desafiándose, en toda la historia de la galaxia, jamás se viviría una pelea como esa.

Dallani, quien quedó estupefacta al presenciar la escena, sentía que su corazón se debilitaba, estaba consciente que Anakin no estaba peleando con cualquier persona, era el Lord Sith, el Lord Oscuro. Su corazón latía con demasiada fuerza, debía hacer algo para ayudarlo, no podría dejarlo morir, sin embargo un grito a lo lejos hizo que atrajera toda su atención: Sus hijos gritaban su nombre quienes se encontraban encerrados en ese gran tuvo.

Con desesperación, corrió hacia ellos para encontrar la manera de sacarlos de ahí, sentía que sus manos le temblaban, por lo que al no ver otra opción, con su bláster le disparó al tubo dejando libres a sus hijos. Luke y Leia corrieron a sus brazos atemorizados y temblando de miedo, las lágrimas resbalaban en sus mejillas unas tras otras, tenían mucho miedo y más por Anakin, no querían perder a su padre.

No obstante, la presencia de Dallani no pasó de desapercibida, pues tal disparo láser provocó que ambos voltearan para ver de qué se trataba. Anakin sintió como su cuerpo se paralizara en ese instante, no solo sus hijos corrían peligro ¡Su ángel era la más propensa! Mientras que para Sidious, esto era perfecto. Con todo el odio acumulado que sentía por el sith, Anakin en un rápido movimiento intentó atravesar el sable contra su pecho, pero ese mínimo segundo de distracción fue la condena para Skywalker, pues Sidious fue ligeramente más rápido que é, lanzando a Anakin contra las paredes que daban a un reactor y sin temor alguno, comenzó a lanzarle rayos. Skywalker se retorcía en el suelo antes las descargas eléctricas del sith, cada segundo se volvía más débil, cada segundo su corazón latía menos.

Dallani no podía soportar ver eso, estaba viendo como Palpatine electrocutaba a su marido que cada vez lo dejaba más débil, por lo que apuntando hacia el emperador, dejó sacar un disparo láser contra su espalda. Tal acción solo hizo que Palpatine dejara de electrocutar a Anakin, pero ese disparo lo único que causo fue una ligera raspadura sobre su hombro derecho. Ahora con un paso imponente, Palpatine se dirigió hacia Dallani, sonriendo de una manera tan perturbadora y mirándola con mucho odio.

-¡Tu! ¡Maldita bastarda! –le gritó.- Te arrepentirás por lo que has hecho, te mataré como lo hice con tus padres, tu hermano quien iba a nacer y a tu amigo el piloto Ondo ¡Morirás!

Con todo el odio que albergaba en ese momento, Sidious dejó descargar toda la furia en ella, decenas de descargas ahora atacaban a Dallani quien solo se retorcía en el suelo de dolor, mientras que los gemelos Skywalker se escondieron tras el trono del emperador, abrazándose unos a otros y llorando aterradamente por lo que vivían. Dallani cada vez se encontraba más débil, el emperador le decía miles de blasfemias pero ella ya no escuchaba lo que le decían, solo iba perdiendo fuerzas y este no descansaría hasta verla muerta.

Anakin, quien veía borrosamente, intentaba incorporarse pero le era imposible, Sidious lo había dejado indefenso, débil. Sin embargo la imagen que tenía frente a él hizo que su corazón diera un gran vuelco, Palpatine mataba a su mujer frente a sus ojos.

Tal vez el odio es un método que utilizan los sith para el combate, y eso lo había aprendido Anakin, pero esta vez tomaría otro camino, con el que creció y era el de la luz. El odio que había sentido Anakin se había desvanecido, la ira y la venganza que sentía contra Palpatine se habían esfumado, ya no quería sentir eso, no el camino de los sith. Cerrando sus ojos, comenzó a rezarla a la fuerza, repitiéndose constantemente "Yo soy uno con la fuerza, la fuerza está conmigo..." una y otra vez retumbaba en su mente tal frase, y sintiendo todo el poder en su interior, nuevamente se paró del suelo para atraer con la fuerza su sable y hacer lo que debía haber cometido hace mucho tiempo: cumplir la profecía.

Con un fuerte salto, aventó a Dallani con la fuerza hacia otra dirección, y enfrentando cara a cara a Palpatine, en modo de protección colocó su sable laser frente a él, donde este solo reflejaba todos los rayos de Palpatine provocando que dieran contra él emperador, dejándolo cada vez más débil como al mismo tiempo Anakin perdía fuerzas. Los gemelos Skywalker corriendo al encuentro de su madre abrazándola, absortos viendo tal espectáculo.

Era última imagen que verían, pues de tales impactos solo se dejó producir un gran estruendo, una gran luz blanca cegadora invadió toda la habitación, por fin culminada la batalla, ambos se habían terminado mutuamente.

***

¡Hola! ¿Cómo están?

Bueno solo paso a avisarles que el siguiente capítulo es el final y luego viene el epílogo.

Gracias por todo su apoyo, los quiero lectores.

¡Que la fuerza los acompañe!

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