Narra Rebeca:
-Creo que valdrá la pena, así que iré- Diana despega su vista de su celular para darme una mirada divertida -¿Tu que dices?
Enjuago mi boca por última vez antes de escupir dentro del lavabo.
-Yo paso- respondo mientras le doy una mirada a mis dientes recién cepillados –Mañana hay clases así que prefiero evitar problemas.
Diana se ríe.
-No son los problemas lo que en realidad quieres evitar, Rebe- se burla.
-Aparte, dudo que mis padres me den permiso- continuo, ignorando su comentario anterior.
Diana rueda los ojos con diversión.
-Como digas. Si cambias de opinión dímelo, para ir juntas. Creo que podrías divertirte un rato y no tienes que faltar a clases. Podemos regresar a casa a las doce.
Alzo una ceja, divertida.
-¿Tus papas ya te dieron permiso sobre eso?- inquiero.
-Tienes razón. Mejor hasta las once- asiente repetidas veces con la cabeza.
Ahora yo me rio.
-Veré que puedo hacer, aunque no creo que me dejen- le advierto mientras guardo mi cepillo y pasta de dientes dentro de su estuche.
-Por favooooooor
-¿Por que tienes tantas ganas de ir?- pregunto y luego sonrío con diversión -¿Acaso ira tu chico? ¿Por fin tendremos el honor de conocerlo?
La sonrisa de Diana flaquea un poco y esa es toda la respuesta que necesito. Desde hace varias semanas atrás que Diana actúa de forma misteriosa. Siempre esta mensajeandose con alguien mientras sonríe como enamorada. En varias ocaciones la hemos encontrado con los labios hinchados o uno que otro pequeño chupetón sobre su cuello, como si acabara de terminar una larga sesión de besos.
-¡Ay, vamos!- Diana dice con algo de nerviosismo -Es la primera vez que Harry nos invita personalmente a una de sus fiestas. Además, también irán Mia, Natalia y, posiblemente, Marifer.
¿Queria distraerme? Lo logró.
-¿Marifer?- inquiero con confusión –Pensé que ella y Harry no se llevaban bien.
-Sí, bueno. Al parecer, con todo esto de los ensayos del musical se hicieron algo así como amigos temporales.
Me encojo de hombros, intentando no meterme en el asunto mucho más de lo debido. La última vez que interrogamos a Marifer sobre sus sentimientos hacia Harry... bueno, no terminó bien. Ella lloró y eso al parecer sorprendió a todas, ya que Marifer no parece mucho como el tipo de chica que llore por un chico.
-¿Y qué hay de ______?- cambio de tema -¿Ella también ira?
Diana frunce el ceño.
-Siendo sincera, no tengo ni idea- responde –Hoy no vino a clases y recuerda lo cortante que se puso Valeria cuando preguntamos por ella hace un rato.
Tiene razón. El día de hoy _______ faltó sin ninguna razón aparente. Todo era mucho más sencillo cuando ella nos tenía la confianza suficiente como para hablarnos sobre sus problemas. Porque es obvio que tiene problemas. Su actitud indiferente y silenciosa lo demuestra. Además, su apariencia agotada e infeliz me preocupa. No llevo tanto tiempo conociéndola, pero estoy de acuerdo con las demás al decir que en ocasiones, cuando piensa que nadie la ve, parece triste. Herida. Y, por supuesto, creemos que el culpable es nadie más y nadie menos que Zayn. Antes de que él la engañara, ella aun nos hablaba o simplemente se encontraba atenta a nuestros mensajes. Incluso, en varias ocasiones enviaba mensajes que daban a entender que nos quería a su lado. Que nos necesitaba. Todas suponemos que ella ya sospechaba sobre la posible infidelidad de Zayn, pero que se encontraba insegura sobre si decírnoslo o no.
-Posiblemente su alarma no funcionó- digo, aunque ni yo lo creo.
-Pero eso no explica por qué Valeria no quería hablar sobre ella durante el almuerzo.
-Tal vez solo esta frustrada por su actitud- me encojo de hombros –Tal vez discutieron, no lo sé. Sabes que ellas se la viven peleando para reconciliarse a los cinco segundos.
Diana no parece muy segura al asentir con la cabeza.
-Lo más posible es que vaya a la fiesta- finalmente dice –Después de todo, es la mejor amiga de Harry. No puede faltar.
-Si- contesto, insegura.
El timbre que indica el final de receso suena. Me apresuro a recoger mis pertenencias de los lavabos. Diana se ríe.
-Eso te sucede por ser tan obsesionada con tu apariencia- se burla –Ahora ya nos encontraríamos de camino a clases si no tuvieras que recoger todos tus productos de belleza.
Ruedo los ojos.
-Eres una exagerada- le digo –Solo es un cepillo para el cabello, pasta, un cepillo de dientes, humectante de labios y pasadores para el cabello.
-Olvidaste el hilo dental.
-Si tanto te molesta, entonces vete ya a clases- me quejo al darme cuenta de que mis pasadores se esparcieron por todo mi bolso.
-Okay- Diana dice antes de salir de los baños de chicas con rapidez.
-¡Por lo menos a mí no me apestara la boca a sándwich de atún!- le grito, recordándole lo que almorzó.
Guardo todo con rapidez dentro de mi bolso y me precipito hacia la puerta, abriéndola con mi hombro. Sin embargo, esta me empuja con brusquedad, de vuelta hacia el baño. Por obra de un milagro (y de años en clases de danza), mis pies se encargan de evitar un caída sobre el suelo del baño, el cual no dudo que tenga más bacterias que un bote de basura de hospital. Escucho quejidos del otro lado de la puerta.
-¿Qué diablos?- una voz masculina y yo preguntamos al mismo tiempo.
Esta vez abro con cuidado la puerta y salgo. Mi corazón da un vuelco.
-¿Niall?- me masajeo el hombro herido -¿Por qué golpeaste la puerta del baño de chicas? ¿Acaso querías entrar?
A pesar de que ambas manos se encuentran sobre a su nariz, ocultando la mitad de su rostro, logro percibir como sus mejillas se vuelven de un rosa intenso.
-¡No! Por supuesto que no. Lo que pasa es que siempre camino muy cerca de la orilla de los pasillos. Los chicos siempre me han dicho que deje de hacer eso o alguien terminara golpeándome con una puerta. Y maldita sea si no fue así- se queja.
-Sí, bueno... - hago mi mayor esfuerzo por reprimir una sonrisa –No es mi culpa que uses tu rostro para limpiar puertas. Digo, este es un país libre, ¿no? Puedes hacer lo que quieras.
-Ja ja- entrecierra los ojos -¿Por qué sales tan deprisa del baño? ¿No lograste bajarle y no quieres que nadie se entere?
Arrugo la nariz.
-Eres un asqueroso.
Él sonríe, pero el gesto desaparece al instante mientras maldice.
-Oh, no- sus ojos se abren de par en par –Rápido, trae papel.
-¿Qué? ¿Por...
Suelto un grito al ver como sus manos, la cuales siguen sobre su nariz, se llenan de un líquido rojo. Sangre.
Lo que me faltaba. Le rompí la nariz.
Entro con rapidez al baño y tomo todo el papel que pueda alcanzar en un lapso de cinco segundos. Regreso a Niall y, solo por el pánico, se lo aviento en la cara. Por suerte, el material no es lo suficientemente pesado como para lastimarlo. Aunque de todas formas cierra los ojos con fuerza cuando esto sucede, como si pensara que en realidad regrese con el propósito de acabar con lo que queda de su rostro. Después de darme una mala mirada, toma el papel que le ofrecí anteriormente con amabilidad y lo coloca sobre su nariz.
-Casi me terminas de romper la nariz- se queja.
-Déjame, entré en pánico- murmuro.
Deja caer su cabeza hacia atrás, lo cual me hace abrir los ojos de forma dramática.
-¡No hagas eso, te puedes ahogar!
Su cabeza regresa a su posición original de inmediato. Sus ojos entrecerrados me devuelven la mirada con algo de irritación.
-¿Que me recomiendas hacer, ya que sabes tanto?- inquiere con algo de burla.
-Un tío me dijo que en este tipo de situaciones se necesita levantar el brazo derecho.
-¿Por qué?
-Tiene que ver con la circulación, yo que sé.
Con la mano izquierda se encarga de cubrir su nariz con el papel higiénico. Alza su brazo derecho sobre su cabeza. Frunzo los labios hacia un lado.
-¿Sabes? Creo que en realidad era con el brazo izquierdo- digo, dudosa.
Frunce el ceño, pero aun así realiza el cambio de brazos. Muerdo mi labio inferior, indecisa.
-No. Olvídalo. Si era el brazo derecho- me corrijo.
Sus ojos se entrecierran mientras vuelve a hacer el cambio. Justo cuando comienza a alzar su brazo derecho, hablo.
-Aunque creo que...
-¡Por amor de Dios, decídete, mujer!
-¡No soy enfermera!- me quejo.
-¡Pues deja de decirme que hacer!
Ruedo los ojos.
-Tu papel ya se llenó de sangre- le informo.
-Maldita sea, ¿puedes ir por más?
-Será mejor que entres a los baños. De esa manera te podré limpiar- le sugiero, mirando el delgado camino de sangre seca que termina en su mandíbula.
-¿Estás loca? Ese es el baño de chicas- me mira con horror.
Vuelvo a rodar lo ojos y lo tomo de su camisa, jalándolo dentro de los baños. Una vez dentro, Niall mira a su alrededor con una mezcla de entre curiosidad y temor. Como si pensara que aquí dentro se encuentran las instalaciones de alguna secta satánica conformada solo por chicas.
-Nadie saldrá para asustarte- me burlo.
Frunce su ceño.
-Sus baños están mucho mas limpios que los de nosotros- me dice.
-Te creo- contesto y lo empujo con las palmas de mis manos de los hombros hacia los lavabos.
Él parpadea y sus mejillas se tiñen de un ligero tono rosado. Lo miro con curiosidad, preguntándome lo que piensa en estos momentos. Entonces me doy cuenta de lo extraña que debo de lucir mirandolo fijamente. Abro mi bolso y saco un pequeño paquete de toallas húmedas.
-¿Por qué diablos tienes un paquete de toallas húmedas?- pregunta con burla.
-Porque puedo. Quita tus manos.
Coloco mi mano izquierda sobre el papel sobre su nariz y él retira sus manos con cuidado. Con la mano derecha me encargo de limpiar cualquier rastro de sangre seca con la ayuda de una toalla húmeda. Mis movimientos son suaves y lentos, con la intensión de no volverlo a lastimar. Me detengo cuando lo escucho tragar saliva. Mis ojos se dirigen hacia su manzana de Adan, la cual se mueve con sus acciones. Lentamente, mis ojos recorren el camino de su cuello hasta su mandíbula, la cual se encuentra con diminutos rastros de una barba de un par de días. Entonces llego a la parte de sus labios y reprimo el impulso de pasar la lengua por los míos.
O los suyos.
Niall se aclara la garganta y eso me hace despabilar. Lo miro a los ojos, los cuales se encuentran abiertos de par a par. Su pupila esta dilatada.
Me alejo.
-Creo que tu podrás seguir desde aquí- digo con rapidez.
Niall deja el papel ensangrentado sobre los lavabos y de un momento a otro me toma de las caderas. Su nariz esta roja, sin embargo ya no sale mas sangre de ella.
-Espera- murmura con voz ronca.
Mi cuerpo se queda congelado ante su toque. Con sus manos sobre mis caderas, me acerca a él. Coloco mis manos sobre su pecho con la intención de detenerlo. Sin embargo, cualquier fuerza de voluntad de mi parte es fácilmente ignorada al sentir su corazón latir con fuerza sobre las palmas de mis manos. Y esto es porque el mío se encuentra prácticamente compitiendo contra el suyo.
Mis labios se entreabren y el rápidamente captura el momento con sus ojos.
-Rebeca...
La puerta principal de los baños es abierta y a los segundos se escuchan los pasos de alguien acercandose.
-¿Pero que... ?- una voz chilla -¿Qué hace él aquí? ¡Estos son los baños de chicas!
Me alejo de Niall y volteo para darle una mirada fria a la chica que nos interrumpió. Ella cambia su expresión furiosa por una tímida al reconocerme. No la conozco, pero por su rostro aniñado concluyo que es de primero o segundo.
-Largo- ordeno con voz firme.
Ella obedece con rapidez, lo cual me hace sentir culpable. Regreso mi atención a Niall, quien parece asombrado con lo recién sucedido. Hago lo mejor por ignorarlo mientras recojo la toalla húmeda que utilice, la cual al parecer deje caer hace unos minutos atrás. Me acerco al bote de basura mas cercano y me deshago de ella.
-¿Qué diablos acaba de suceder?- Niall pregunta con voz atónita.
Me encojo de hombros, restandole importancia.
-Las ventajas de ser animadora- respondo.
Frunce el ceño.
-¿Intimidar a los demás?- inquire –¿Esa es una ventaja?
-En realidad, es la primera vez que saco ventaja de eso- admito –Y no intimido a los demás. Por lo menos no apropósito. Siempre se alejan de mi o me tratan como alguna clase de princesa de hielo. Incluso los chicos actúan de forma ridícula frente a mi, como si pensaran que yo fuera capaz de humillarlos.
Niall me observa por lo que parecen varios minutos.
-Eso es estupido- finalmente dice.
-Lo se- digo –Podría hacer algo mas productivo como crear algún club como actividad extrarricular y convencer a los demás de entrar.
-No- el dice con una expresión indescifrable –Me refiero a que se me hace estúpido que todos te crean una bruja mas de las animadoras. Cualquiera que te conociera se daría cuenta de lo buena persona que eres- resopla -¿Qué diablos digo? Con solo verte sonreír es suficiente para saber que no perteneces al escuadrón de Celina.
Su sinceridad me descoloca un poco.
-¿Eso crees?- pregunto.
-Por supuesto que lo hago. Y deja de mirarme de esa forma porque no estoy bromeando. De todas formas, no es como si fuera un secreto. Desde el primer día que hablé contigo me di cuenta de que no eras una del montón. De que estabas lejos de ser una de esas chicas sin sentimientos que siempre rodean a Celina.
Hago mi mayor esfuerzo por no sonreír.
-Bueno... uh, gracias.
Él me sonríe con afecto.
-Definitivamente no eres una de ellas.
Desvio la mirada.
-Deberíamos de salir de aquí- digo –Esa chica no nos detuvo hace un minuto pero probablemente se lo cuente a algún profesor.
Niall tarda un poco en contestar, como si no le agradara mi propuesta sobre detener nuestra charla o la idea de regresar a clases. Probablemente la segunda.
-Bien- finalmente dice.
Comienzo a caminar hacia la puerta del baño, intentando hacerlo con lentitud para que no pareciera como si quisiera escapar. Lo cual no es lo que deseo hacer. Para nada.
-Oye, ¿iras a la fiesta de Harry?- me pregunta cuando ambos salimos.
-No lo se- me encojo de hombros –Mis padres son un poco estrictos y dudo que me dejen salir entre semana a fiestas.
Niall me mira y me sonríe de una forma devastadoramente encantadora.
-Espero que los convezcas de ir– me guiña un ojo –Nos divertiríamos mucho.
Y tras esas palabras, se aleja con paso seguro hacia su clase o a donde sea a que vaya. Dejándome con una estúpida sonrisa en mi rostro.
¿Acaso eso fue su forma de decirme que quiere pasársela conmigo en la fiesta?
Llevamos meses tratándonos como amigos y coqueteando, de vez en cuando, como pretendientes. Sin embargo, cada vez que no lo preguntan, decimos que somos solo amigos. Al parecer, ninguno de los dos ha tenido las agallas de dar el primer paso. Y tal vez piensen que debe de ser horrible sentirse a la deriva en cuanto a la situación a la que me enfrento, sin embargo, me siento bien. Él no coquetea con nadie mas y yo tampoco. Él se sienta casi siempre en mi mesa durante el almuerzo y siempre nos mandamos mensajes cuando estamos fuera de clases. La gente piensa que somos pareja a pesar de que constantemente intentamos hacerlos cambiar de parecer. Creo que el único problema en esta situación es el tema de los besos. No ha habido ninguno. Nada. Tampoco me ha invitado a salir a solas. Siempre nos acompañan nuestros amigos, lo cual me hace pensar que solo quiere ser mi amigo.
La pregunta aquí es: ¿Yo quiero ser solo su amiga?
***
-Espero que haya lugar para estacionar- Natalia murmura cuando se adentra a la calle en donde se encuentra la casa de Harry.
-¡Mira!- Mia se inclina desde el asiento trasero hasta quedar sobre la palanca de cambios y apunta hacia un lagar vacío –¡Estacionate ahí!
-¡Regresa a tu asiento, Mia!- Natalia la regaña.
Mia rueda los ojos.
-Deja de ser tan...
La jalo del brazo hasta que su trasero cae bruscamente sobre su asiento.
-No la distraigas mientras maneja. Suficiente tenemos con saber que parece gran fan de las carreras ilícitas de autos- le recuerdo.
-No lo hace tan mal- Ximena alega –Me recuerda a mi tio.
-¿El que tiene problemas de la vista?- inquiere Diana.
Ximena niega con la cabeza.
-¿El que tiene una prótesis?- Fanny lo intenta.
-Ese es mi abuelo- Ximena responde –Y no. Yo hablaba de mi otro tio, el que tiene esquizofrenia.
-Nah, creo que él maneja mejor que Natalia- Mia dice.
-Se medica- Ximena añade.
-Deberías de ver a Natalia cuando bebe de mas. Es como el maldito demonio de Tasmania. Siempre...
-Eso es todo. De regreso caminaran- Natalia sentencia, ignorando nuestras protestas.
Se estaciona a tres casas de la de Harry y nos ordena a bajar. Caminamos lo que queda de camino hacia la fiesta y nos sorprendemos al ver que la casa se encuentra llena de gente a pesar de ser martes en la noche. La mayoría son de ultimo año. Natalia y Mia nos explicaron que esto es debido a que estas son sus ultimas fiestas antes de entrar a la universidad y que nadie se pierde la oportunidad de asistir, a pesar de tener que ir a clases al día siguiente.
-Voy al baño- anuncia Diana al entrar a la casa.
Ni si quiera tenemos tiempo para detenerla, ya que se aleja de nosotras con mucha rapidez.
-Le dije que no tomara tanta agua- Ximena se queja.
-¿Por qué se dirije hacia las escaleras? El baño esta aqui- Mia dice con confusión.
-De seguro va a follar- Fanny dice mientras niega con la cabeza.
-¡Estefania!- me rio.
Caminamos hacia el living, donde todos bailan o simplemente platican. Tardo un poco en encontrar a los amigos de Harry. Sin embargo, no hay señales de Niall. Nos acercamos a ellos. Ximena se lanza sobre los brazos de su novio, Liam, quien la recibe con una amplia sonrisa. Fanny me toma de la mano y me acerca al caótico grupo de gente que baila. Me rio al verla bailar de forma graciosa, como si no le importara en absoluto hacer el ridículo. Imito sus pasos para seguirle el juego, lo cual la anima a continuar. Mia y Natalia se nos unen, pero se alejan de vez de en cuando para conversar con personas de su generación, ya que ellas son mayores que nosotras por solo un año, al igual que los chicos. Exhaustas, Fanny y yo decidimos regresar con nuestros amigos para unirnos a su conversación. Al parecer, los chicos hablan sobre las universidades a las que aplicaron. Harry desaparece de un momento a otro, lo cual no me intriga ya que después de todo esta es su fiesta. Lo que si me intriga es el paradero de Niall.
Tal vez no vino, pienso con tristeza.
-Estará aquí en unos minutos- Liam dice.
-¿Qué?- lo miro.
-Niall- me explica –Se fue hace unos minutos, no se adonde, pero se que volvera.
-Oh.
Hago todo lo posible por contener mi alegría. Lo cual no parece funcionar, ya que Liam me sonríe con diversión.
-Iré por algo de beber- digo con la intención de alejarme.
Camino hacia la cocina y me sirvo un vaso de agua, ya que jamas he sido una aficionada del alcohol. La gente hace cosas estúpidas cuando bebe y yo simplemente evito ser una de esas personas. Un chico de cabello azabache entra a la cocina y toma un cerveza del refrigerador. Abre la lata y se recarga sobre el refri. Me mira.
-Hola- me saluda.
Sonríe antes de darle un trago a su bebida.
-Hola- le regreso la sonrisa y le doy un largo trago a mi agua, con la intención de terminarmela.
Conozco ese tipo de sonrisa. Los chicos siempre la hacen antes de intentar coquetear conmigo. Dejo el vaso vacío dentro del fregadero y me retiro de la cocina, viendo de reojo la expresión decepcionada del chico.
¿Quien lo diría? Hace solo un año me habría sorprendido del simple hecho de que algún chico me mirara mucho mas de la cuenta. No es como si no me considerara atractiva, o algo parecido. Es solo que hace un año, las miradas de los chicos siempre iban dirigidas hacia Tamara, mi ex mejor amiga. Ella siempre supo del poder que tenia sobre los chicos. Supongo que fue por eso que insistió en que ambas entráramos al equipo de las animadoras. Decía que tal vez más se fijarían en mi, que dejaría de ser tan invisible para los chicos. Yo siempre me negaba, ya que me parecía absurdo que ella pensara que yo me fijaría en alguien que se interese en mi solo por mi físico o mi popularidad. Al final, todo esto se le subió a la cabeza. Tamara comenzó a salir con mas chicos (al mismo tiempo) y en varias ocasiones intentó emparejarme con chicos que solo querían pasar un buen rato conmigo. No fue hasta que me negué a seguir sus pasos que Tamara decidió que lo mejor seria terminar con nuestra amistad, ya que pensaba que yo me creía mejor que ella y que por eso no pensaba arrebajarme a seguir sus pasos.
Irónico, en realidad. Entré al equipo de animadoras solo para estar mas cerca de ella y, al final, fue eso mismo lo que terminó separándonos.
No fue el equipo de animadoras, fue ella.
Ignoré ese pensamiento mientras buscaba el baño. De un momento a otro, me entraron una ganas terribles de llorar. Me pregunto si ella se encuentra aquí. Lo mas probable es que si. Jamas rechazaría la invitación de una fiesta y como parte del equipo, tiene el privilegio de ser invitada a todas las fiestas que ella quiera. Tal vez...
Ya basta. Deja de pensar en ella, me regaño.
Tomo mi celular y me dispongo a llamar a Niall. Pienso que él seria el único que podría hacerme sonreír en estos momentos. Oprimo la opción para llamar al mismo tiempo que abro la puerta del baño y, entonces, me hago de piedra. Una pareja esta prácticamente haciendolo frente a mis narices. La chica jadea y se oculta sobre el pecho del chico, quien me da la espalda.
-Oh, por Dios. ¡Lo siento!- exclamo con vergüenza antes de tomar la decisión de cerrar la puerta.
Sin embargo, algo me detiene. Un sonido. Un ringtone, en realidad. Mi ceño se frunce mientras cuelgo mi llamada. El ringtone se detiene. Vuelvo a marcar. El ringtone vuelve a sonar.
Y mi corazón se destroza.
-¿Ni... Niall?
Él maldice y se aleja de la chica, quien tiene la blusa arrugada, como si él hubiera intentado arrancársela. Miro el rostro de la chica.
Y mi corazón se destroza, de nuevo.
-Tamara- digo en un hilo de voz.
Ella me mira con el rostro completamente rojo.
-¿Rebeca?- Niall parece nervioso -¿Qué haces aquí?
Sus labios, los mismos que quise besar hace unas horas atrás, se encuentran rojos y ligeramente hinchados. Mi vista se hace nublosa.
-¿Yo?- pregunto, repentinamente furiosa -¿Qué haces tu aquí? ¡Con ella!
Niall parece algo asustado por mi arrebato de ira.
-¿Qué...
-¿Sabes que? Olvídalo- niego con la cabeza –Me das asco. Y tu igual.
Miro a Tamara al decir lo ultimo. Ella se encoge ante mis palabras.
-Becky... - la interrumpo.
-No me llames así, maldita puta- digo entre dientes –No eres nadie para llamarme así.
Su rostro palidece, ya que jamas le había hablado de esa forma.
-Rebeca- Niall me mira con algo de sorpresa.
Lo miro.
-Y tu no me vuelvas a hablar- mis manos se hacen puños –Nunca. Eres un cerdo.
Doy media vuelta y me alejo con velocidad de ambos. Una vez que me encuentro fuera de la casa, comienzo a correr. Sin embargo, no llego muy lejos. Fuertes brazos me atrapan. Hago resistencia, pero es inútil. El idiota es mas fuerte que yo.
-Deja de moverte- Niall gruñe.
-¡Suéltame!- grito -¡Tu... maldito idiota... te odio!
-No lo haces- él replica con voz cansada.
-¡Si lo hago!- sollozo.
Me da la vuelta con mucha facilidad. Lo fulmino con la mirada y lo empujo.
-Me das asco.
Niall frunce el ceño.
-¿Qué diablos fue eso?
-No lo se. Tal vez solo eras tu, explorando el cuerpo de esa zorra- contesto con disgusto.
-No tienes por que insultarla- me mira mal, como si yo fuera la del problema.
-¡No puedo creer que la estés defendiendo!- respondo con incredulidad.
-¿Por qué estas tan molesta?- él pregunta con confusión.
Reprimo las ganas de darle un puñetazo en la nariz.
-Eres un idiota- escupo.
La expresión de Niall cambia de confusa a molesta.
-Deja de insultarme. Solo quiero saber cual es tu maldito problema- gruñe.
¡Tu!, quise gritar. Sin embargo, pregunté.
-¿Por qué con ella?
Él volvió a hacer esa expresión confundida que hace unas horas atrás habría considerado adorable.
-¿Qué?
-¿Por que con Tamara?- pregunto miserablemente -¿Por qué de todas las chicas con las que pudiste meterte tuviste que elegir exactamente a ella?
-Yo... uh... - Niall balbucea.
Por Dios, ¿por qué si quiera lo pregunto? Tamara es hermosa y yo siempre lo supe. En varias ocasiones fui testigo de cómo los chicos se le acercaban como si ellos fueran unos insectos y ella el exterminador electrónico que produce luz para atraerlos a su destrucción. Tan poéticamente patético.
-Hey, no. Por favor, no llores.
Niall intenta acercarse pero yo lo detengo con una expresión gélida. La misma que me enseñó Tamara antes de que decidiera dejar de ser mi mejor amiga.
-No te me acerques- digo con dureza mientras aparto las lagrimas de mis mejillas.
Él asiente con expresión perpleja. Como si se esforzara por encontrar la razón de mi comportamiento. Miro hacia el suelo para evitar su mirada. ¿Cómo puede ser tan idiota?
No, ¿cómo tu pudiste ser tan idiota?
Me ilusioné por su amabilidad y afectuosa actitud. Él jamas se sobrepasó conmigo. Fui yo la que creo todas esas falsas señales sobre una posible relación entre ambos. Fui yo la que lo hizo. No él. No hay nada que reclamar. Él solo es mi amigo.
-Ella fue la que se contactó conmigo- Niall finalmente dice. Frunzo el ceño al pavimento, incapaz de mirarlo –Al principio pensé que ella solo quería... que ella quería..
-¿Qué?- lo miro -¿Que ella quería qué?
-Recuperarte- responde –Pensé que ella solo quería recuperarte.
Me rio con amargura.
-Por supuesto. Ella quiere recuperarme y por eso se contacta contigo. Por supuesto, tiene mucha lógica.
-No he terminado- Niall dice con cierta molestia –Al principio si lo creí. Ella me preguntó sobre nosotros. Sobre nuestra amistad...
-Por favor- dije con toda la amabilidad que pude generar en ese momento –Callate.
Niall frunce el ceño.
-Estas comportándote como una niña.
-Me da igual.
Él resopla.
-¿Sabes? Solía pensar que eras mas madura que esto. Que eras...
-No actuare como si nada hubiera sucedido entre ella y yo. Pensé que por lo menos tu lo sabrías. Tu sabes lo mucho que me hirió al alejarse de esa forma. Sabes lo mucho que me afectó. Sabes...
-Si- el asiente con la cabeza –Lo se. Se lo que te hizo y lo mucho que sufriste. Pero también se lo mucho que la extrañas y cuanto deseas que todo vuelva a la normalidad entre ustedes dos.
Respiro profundamente antes de contestar.
-Desear no es lo mismo que querer- finalmente digo –Deseo ser su amiga por los buenos momentos que pase con ella. Sin embargo, no quiero ser la misma chica introvertida y manipulable que era cuando éramos amigas. Por mas que lo desee, no lo quiero. He terminado con esa etapa de mi vida.
Niall parpadea, atónito.
-Rebeca... - él dice –No tienes que cambiar para ser amiga de Tamara.
-No tengo, pero se que sucederá. La conozco y me conozco. Y no quiero volver a ser la de antes. No quiero.
-Pero ella cambio- él me promete –He hablado con ella y...
Me rio. Es una risa tan natural que me sorprende debido al tema del que fue originada.
-¿Y tu le creíste?- pregunto con tono burlón, sin poder evitarlo -¿Fuiste tan tonto como para creerle?
Su expresión se endurece.
-Pensé que serias comprensible- el dice con algo de amargura.
-Puedo ser comprensible- asiento con la cabeza, como si estuviera de acuerdo con él –Pero no idiota. Te lo dije antes. La conozco. No se si busca... - iba a decir "herirme", pero eso significaría admitir mis sentimientos hacia Niall en sus narices, lo cual no sucedería ni hoy, ni nunca. Así que dije -... un poco de diversión al jugar contigo, pero ella definitivamente no ha cambiado. Solo juega, como siempre.
Niall me mira, herido. Y eso me hace sentir culpable. Lo cual de cierta forma me alivia, ya que me recuerda lo lejos que estoy de parecerme a Tamara o cualquiera sus nuevas amigas en el equipo de animadoras. Porque yo aun siento culpa por mis acciones y no soy tan indiferente hacia los sentimientos de los demás como ellas.
-Te equivocas- Niall dice después de casi un minuto de silencio –Ella ha cambiado.
-¿Como estas tan seguro? ¿Por qué la defiendes tanto si apenas la conoces?- pregunto con exasperación.
Él niega con la cabeza.
-Llevo reuniéndome con ella desde hace un mes- confiesa.
Mi cuerpo se tensa por completo.
-¿Qué?
¿Reunirse? ¿De que habla?
-Al principio fuiste tu la razón por la cual me reuní con ella. Pero después... no lo se. Algo cambió.
Mis hombros caen.
-¿Qué cambió?- pregunto, aunque algo me dice que ya se la respuesta.
-Todo- responde –Comenzamos a hablar a diario. Comenzamos a salir mas a menudo. Ella es muy divertida y... enserio que ha cambiado, Rebeca. Ella...
-Ella no es solo tu amiga, ¿verdad?- pregunto con un hilo de voz.
Niall me mira fijamente por lo que parece una eternidad. Me estudia de la misma manera que hizo durante la fiesta improvisada en casa de Marifer hace un par de meses atrás, cuando me encontraba conversando con Michael bajo la mirada intensa de él. En ese momento me sentí tan vulnerable a pesar de la gran distancia que nos separaba. Ahora me siento del mismo modo a pesar de que se encuentra tan dolorosamente cerca.
-Hace una hora le pedí que fuera mi novia- Niall finalmente dice.