Un Amor Imposible. Zuko & Kat...

Da LynZWay6

214K 10.8K 6.4K

Zuko se ha unido al grupo del avatar, al principio Katara lo odia, pero al fin lo ha perdonado. ¿Podrá triunf... Altro

Capitulo 1. Encuentros y Reencuentros
Capitulo 2. Recuerdos
Capitulo 3. El Rescate
Capitulo 4. El Antidoto (primera parte)
Capitulo 5. El Antídoto (segunda parte)
Capitulo 6. Confrontación
Capitulo 7. La Explosión
Capitulo 8. El vuelo del Fénix
Capitulo 9. Los XV años de Katara
Capitulo 10. El festival
Capitulo 11. El túnel del amor.
Capitulo 12. El día de campo.
Capitulo 13. Uniones y Rupturas
Capitulo 14. El Duelo
Capitulo 15. Confesiones
Capitulo 16. El pasado de Zuko
Capitulo 17. La Adivina
Capitulo 18. La Traición
Capitulo 19. El triunfo de Azula
Capitulo 20. La Roca Hirviente
Capitulo 21. Zuko al Rescate
Capitulo 22. Escape de Prisión
Capitulo 23. La Venganza de Azula
Capitulo 24. El Congelador
Capitulo 25. La Caída de la Roca Hirviente
Capitulo 26. Perseguidos
Capítulo 27.Sangre Control
Capítulo 28.Planes de Guerra
Capítulo 29. El Huevo Dorado
Capitulo 30. El bebé dragon
Capitulo 31. El Rey Dragon
Capitulo 32. Presentimiento
Capitulo 33. La Promesa
Capítulo 34. Ataque nocturno
Capitulo 35. Duelo de espadas (1ra Parte)
Capítulo 36. Duelo de Espadas (2da Parte) La Historia de Ursa
Capitulo 37. Duelo de Espadas (3ra parte) La Muerte de Azulon
Capitulo 38. El mejor espadachín
Capítulo 39. Enemigos del pasado.
Capitulo 40. La Emboscada
Capitulo 41. El Crepúsculo
Capitulo 42. El Amanecer
Capítulo 43. El cometa de Sozin (Primera parte)
Capitulo 44. el cometa de Sozin (Segunda Parte)
Datos Curiosos Avatar: The Last Airbender
Capítulo 45. El cometa de Sozin 3ra parte (Los refuerzos)
Capítulo 46. La técnica suprema
Capítulo 47. El consejo de los sabios
Capítulo 48. Sacrificio
Capítulo 49. Despedida (1ª parte).
Capítulo 50. La Despedida (2da parte).
Capítulo 51. Boda trágica.
Capítulo 53. Agonía
Capitulo 54. Viva el nuevo Señor del Fuego
Segunda Temporada?
Actualizacion del nuevo mini-fic
Zuko, el Cyrano de la Nación del Fuego. Capitulo 1- Decepción
Capítulo 2. Más decepciones.
Capítulo 3. La despedida.
Capítulo 4. La carta de amor.
Capítulo 5. El pacto.
Capítulo 6. La cámara de los secretos.

Capitulo 52. El último Agni Kai.

2.2K 109 78
Da LynZWay6

Por Crystal Violeta

El relámpago es una expresión pura del poder del fuego sin agresión, porque no se alimenta de ira o de las emociones cómo otras técnicas de los maestros fuego. Algunos lo llaman el fuego de sangre fría. Es preciso y mortal como Azula. Dominar esta técnica requiere de paz mental... Lo que debes hacer es crear un camino con la punta de tus dedos arriba, hacia el hombro y luego hacia tu estómago. El estómago es la fuente de energía en el cuerpo, se le llama el mar chi... desde el estómago lo diriges a arriba de nuevo y sacas el otro brazo. El paso al estómago es decisivo. No debes permitir que el relámpago pase por tu corazón o el daño podría ser mortal.

Iroh. Libro: tierra. Capítulo 9. Trabajo duro.

oo00O00oo

– ¿Cómo está? – Fue lo primero que Iroh le preguntó al Dr. Wang cuando éste salió de la habitación de Zuko.

– ¡Lo siento, pero no hay nada que hacer!

Iroh se quedó helado.

– ¿Y los maestros agua?

– Ellos aún están adentro, intentando lo imposible, pero sabes también como yo, que la herida es mortal. Además, está el problema de su corazón...

– ¡Pero, tal vez...!

– Escucha Iroh, – Wang colocó sus manos en los hombros de su amigo –. Yo he sido el médico de la familia real ¡por treinta años!, con estas manos traje al mundo al príncipe Zuko, y te juro, que si existiera la más pequeña esperanza, te lo diría, pero lamentablemente no es así. Es por eso, que como tu amigo, te sugiero que te prepares para lo peor.

Iroh asintió en silencio. Lentamente se dejo caer en una silla y recargó su frente en las palmas de sus manos. El rey Tierra Kuei lo miró con compasión y colocó una mano en el hombro de su amigo.

Unos minutos más tarde, los maestros agua: Pakku, Ana, Akerenit y Arual salieron de la habitación. El maestro le explicó a su amigo.

– Logramos detener la hemorragia, pero el daño es demasiado severo.

– ¡Pero tú eres el maestro agua más poderoso que existe! y esta noche habrá luna llena, quizá...

– No Iroh, el cuchillo atravesó el hígado, Zuko ya estaría muerto si no hubiéramos detenido el sangrado interno, pero ni aún con todos nuestros poderes combinados podemos restaurar un órgano dañado.

– ¿Y si usamos el agua de los Espíritus? Sé que tiene propiedades especiales.

– El oasis de los espíritus se destruyó durante el último ataque de la Nación del Fuego, y aunque no fuera así, no habría tiempo para traerla... Me temo que a tu sobrino sólo le quedan unas horas de vida.

Embargado de tristeza Iroh preguntó:

– ¿Puedo verlo?

– Por supuesto.

Al entrar, Iroh encontró a su sobrino postrado en la cama, los ojos hundidos y el rostro pálido. El viejo se sentó a su lado. Al mirarlo, Zuko esbozó una sonrisa, apenas perceptible.

– Está vez... hice... lo correcto.

– Sí, Zuko. ¡Gracias a ti, Azula nunca será reina!

– Te dije... que un día... estarías... orgulloso de mí.

– ¡Siempre lo he estado! – Respondió con un nudo en la garganta.

– Dile a... mamá... y a... Kat...ara... que... que... yo...

– Shhh, ya no hables. Conserva tus fuerzas – suplicó el anciano, como si temiera que con cada palabra se le escapara la vida.

– ¡Cuídalas... Por favor!... – Zuko movió los labios, esforzándose en decir algo más, pero Iroh lo detuvo, y apretando su mano, le dijo:

– ¡No te preocupes!, Te prometo que cuidare de ellas – sin poder contener las lágrimas, susurró – No puedo hacer nada por ayudarte, ¡pero te juro, por la memoria de mi hijo, que protegeré a tu madre y a Katara con mi vida!

Zuko suspiró aliviado y con agotamiento cerró los ojos.

– Descansa, Zuko – Iroh acarició el cabello de su sobrino – Voy a hacer lo que debí haber hecho hace mucho tiempo. No voy a permitir que lastimen a tu familia. Me encargaré de eliminar todos los obstáculos, de una vez por todas.

Antes de salir de la habitación, Iroh dejó a Zuko al cuidado de Pakku. El rey tierra lo siguió, para ofrecerle su ayuda.

– ¡Gracias, Kuei! Tenemos mucho que hacer.

oo00O00oo

El barco de Ursa se acercó con rapidez a la bahía. Ahí, tres barcos más salieron a su encuentro.

– Parece que nos esperaban – murmuró Li.

– ¿Creen que se trate de una trampa? – preguntó Lo.

– No lo sé – respondió Ursa – pero es mejor prepararse para lo peor.

La princesa empuñó sus espadas y se acercó a la cubierta, seguida por Li, Lo y Goldy.

– Princesa Ursa – el capitán del barco vecino la saludo y añadió – El general Iroh nos ha ordenado escoltarla y mantenerla a salvo.

Una hora más tarde, Ursa desembarcó en el muelle. Varios soldados se alinearon en el malecón, esperando el descenso de la princesa. Siempre alerta, Ursa avanzaba con desconfianza, hasta que vio que el Rey Tierra Kuei, la esperaba al final del camino. Él la recibió con todo respeto y ella se apresuró a decirle:

– ¡Tenemos que advertirle a Zuko y a Iroh que Azula está tramando algo!

– Lo sabemos – El rostro grave del rey, alarmó a la princesa.

– ¿Qué sucedió?

– Princesa Ursa, me temo que tengo malas noticias.

oo00O00oo

Iroh caminaba por los oscuros pasillos de la prisión, acompañado por una escolta de guardias. El carcelero abrió una puerta de acero y el general entró a la celda.

En el interior estaban los tres sabios del consejo Lao-Sen, Ran y Kiang, el Coronel Shinu y una docena de guardias rebeldes. Iroh avanzó con lentitud y dirigiéndose a los sabios, les dijo:

– Tienen algo que decir, antes de ser ejecutados.

– ¿Ejecutados? – replicó Lao-Sen – ¡Tú no tienes la autoridad, ni el poder para ejecutarnos! Somos los sacerdotes de la Nación del Fuego, respetados y venerados. Nosotros controlamos este país y si intentas algo en nuestra contra, habrá levantamientos y derramamiento de sangre. ¡Nadie puede tocarnos!

– Ustedes mismos firmaron su sentencia en el momento que atacaron al Señor del Fuego, Zuko. La pena por alta traición es la ejecución inmediata y ni siquiera ustedes pueden evadir el castigo.

– Eso dice la ley – afirmó Lao-Sen – pero tú no tienes la autorización para eso. Necesitas el permiso de los altos funcionarios, regentes y gobernadores del reino y ellos no aceptarán jamás.

Iroh sacó de su manga un pergamino y lo extendió delante de Lao-Sen.

– Todos ellos firmaron hace una hora.

Los ojos de los sacerdotes se ampliaron con terror.

– ¡Llévenselos! – ordenó Iroh. Al momento, entraron docenas de guardias a la celda. El general, les dijo a los prisioneros – Si no supieron vivir con honor, les aconsejo que al menos mueran con dignidad.

Los guardias escoltaron a los prisioneros rumbo al patio principal, en donde los esperaba el verdugo. Iroh permaneció en silencio, observando cómo se llevaban a los condenados a muerte. Cuando se marcharon, Iroh masajeó su frente. Sentía vergüenza de sí mismo. Finalmente se había convertido en lo que juró que no volvería a ser, un asesino, pero sabía que era la única forma de proteger al futuro hijo de Zuko. Dejar vivos a los traidores, sólo habría ocasionado problemas, y tarde o temprano volverían a conspirar en contra de la familia real. Iroh suspiró. En el fondo sabía que esta era la única solución.

Si hubiera hecho esto antes, Zuko estaría bien – pensó –. Pero aún falta eliminar al peligro más grande de todos.

Con decisión, el anciano encamino sus pasos hacia la última celda de la prisión. Al abrir la puerta encontró a Azula sentada en el suelo. Sus ojos resplandecían con odio. Tenía el cabello suelto y le habían embozado el rostro. Sus manos y pies estaban encadenados a la pared, y los habían cubierto con guantes y botas de asbesto, para que no pudiera producir fuego.

– Quítenle la mordaza – ordenó a un guardia. Él obedeció de inmediato. En cuanto Azula pudo hablar escupió su primer ponzoña.

– ¡Qué, ya se murió Zuko! – ella sonrió, mientras miraba a su tío, que hacía lo posible por contenerse – No, ya veo que no. Tú no estarías tan tranquilo. Cuando Lu Ten murió abandonaste la ciudad como un bebé llorón.

– ¡Vengo a retarte a un Agni Kai!

– ¡Vaya, "mi querido tío" vino a retarme a un duelo! No puedes ejecutarme porque tengo sangre real y por eso quieres eliminarme en un Agni Kai. Dime tío, ¿Qué te hace pensar que yo aceptaría?

– Aceptarás. No perderás la oportunidad de obtener el trono.

– El trono será mío porque no hay ningún otro heredero – dijo Azula con una sonrisa – Ese estúpido decreto de mi hermano no me detendrá. Lo único que tengo que hacer es esperar la muerte de Zuko y la tuya, "anciano".

– Lamento decepcionarte, sobrina, pero gozo de perfecta salud. Puedo vivir otros 20 o 30 años, tal vez más. El rey Bumi tiene más de cien años y aún conserva la energía necesaria para gobernar Omashu. ¿Estás segura que quieres permanecer tanto tiempo en este lugar? Créeme, puedo hacer tu vida en prisión realmente miserable.

– Tal vez tengas razón, ¿para qué esperar? No tiene caso pasar un día más en este inmundo lugar, si puedo acabar contigo ahora mismo. ¡Un viejo decrépito como tú, no es rival para mí!

– ¿Entonces aceptas?

– Por supuesto que acepto.

oo00O00oo

Jun había cabalgado durante toda la mañana. La caza recompensas se detuvo en las ruinas de lo que una vez, fue una lucrativa granja. Ella desmontó y con las riendas en su mano, caminó lentamente por la vasta extensión de terreno, ahora llena de maleza, hasta detenerse en lo que quedaba de las pequeñas cabañas de los campesinos. Ella se acercó a una, en particular. Deslizó su mano en la desvencijada puerta semi-quemada.

– ¿Por qué volví a este lugar? – Se reprendió – El pasado se deja atrás y es mejor olvidarlo.

De un saltó subió al Shirshu y miró por última vez esta tierra que no quería volver a recordar. Antes de partir, sujetó el cuchillo que mantenía en su cinturón.

– Ellos pagaron muy caro por lo que te hicieron – murmuró – y yo he mantenido mi promesa. ¡No casarme con nadie más!

Espueleando al Shirshu y agitando las riendas se dirigió con rapidez a los muelles, con el firme propósito de no volver jamás a la Nación del Fuego.

Mientras cabalgaba, dejaba atrás su antiguo hogar. Quería olvidar la época en la que era una adolescente enamorada, cuando aún no era ambiciosa, cuando aún tenía una promesa que mantener. Todo eso se derrumbó el día que sepultaron a su prometido. Él pudo sobrevivir a la guerra, pero no a la traición de los hombres. El dueño de estas tierras lo mandó matar porque no soportaba la idea de que un hombre pobre le arrebatara a una de las mujeres que deseaba para sí. Por eso los persiguió hasta alcanzarlos y matarlo a él. Por eso Jun quemó estas tierras, en venganza. Por eso tuvo que huir y refugiarse en el Reino Tierra.

Cuando conoció a un grupo de caza recompensas, se unió a ellos. Fue entonces cuando juró que no volvería a tener miedo, que tendría todo el dinero que quisiera y que nunca más volvería a ser la presa porque a partir de ese día se convertiría en cazador.

oo00O00oo

Desecha en lágrimas, Ursa corrió y se aferró al cuerpo de su hijo. Pakku, Kuei y los demás, salieron de la habitación. Comprendieron que lo mejor era dejarlos solos.

Después de un rato, la princesa abrió la puerta y solicitó la presencia de los Sacerdotes del Consejo. Shyu era el único de los Sabios que permanecía en el pasillo. Al entrar en la habitación Ursa le dijo con forzada serenidad.

– La última voluntad de mi hijo es desposar a Katara, ¿Usted puede hacerlo?

– Bajo estas circunstancias... el Señor del Fuego podría firmar el decreto y si la joven acepta y lo firma, yo formalizaré la relación.

– Entonces, hágalo.

Shyu asintió. Extendió un pergamino sobre la mesa y comenzó a escribir. Ursa se sentó al lado de su hijo y cuando el documento estuvo listo, él lo firmó con dificultad. Después de este esfuerzo, entró en una especie de letargo, debido al cansancio. Alarmada, Ursa hizo pasar a Pakku.

Los maestros agua entraron de nuevo y pidieron unos momentos a solas para trabajar. Ursa salió al pasillo en compañía de Shyu.

– ¿En dónde están los demás miembros del Consejo? – preguntó Ursa.

– Los traidores Lao-Sen, Ran y Kiang están en las mazmorras, Sun y Yin en la enfermería y Kin-Fo está con Iroh.

Fue hasta ese momento cuando ella se percató de la ausencia de Iroh.

– ¿Por qué Iroh no está aquí con Zuko? – le preguntó a Kuei.

– Él... – Kuei inclinó la cabeza – No sé si debo decirle esto, pero... Iroh retó a Azula a un Agni Kai.

– ¡Por Dios!, ¡Tenemos que impedirlo!

oo00O00oo

Todo estaba preparado para el Agni Kai. A pesar de la reciente muerte de su nieta, Kin-Fo se encontraba en lo alto del pedestal, como observador y juez del evento. Se le veía abatido y distante, pero se mantenía firme en su posición, al lado del platillo, esperando la señal para dar inició al combate.

Azula contempló la arena de combate.

– ¡Qué conveniente! Elegiste el mismo lugar del Agni Kai de Zuko. ¡Eres un viejo nostálgico y tonto!... ¿Y por qué la arena vacía?, temes perder enfrente de todos.

– El líder del Consejo es el único testigo que necesitamos.

– Cómo quieras – ella se encogió de hombros y camino a un extremo de la arena.

De acuerdo a la tradición, los contendientes vestían el uniforme rojo del Agni Kai, sólo que Iroh llevaba el torso desnudo, mientras que Azula tenía una pequeña blusa sin mangas. Ambos se arrodillaron en los extremos opuestos de la arena y cuando Kin-Fo tocó el platillo, los dos se levantaron y empezaron el enfrentamiento.

Azula fue la primera en atacar, lanzó varias ráfagas de fuego, pero Iroh las desvió sin ningún problema. Ella arrojó un gran río de fuego azul, pero él juntó las palmas de sus manos y colocándolas al frente desvió el ataque de su sobrina. El fuego azul se partió en dos, sin tocar al general.

Furiosa, Azula atacó de nuevo, una y otra y otra vez, pero su tío se limitaba a desviar los ataques. En poco tiempo, la princesa estaba jadeando por la falta de aire, mientras que Iroh se mantenía tranquilo, aunque con el rostro serio de un hombre que tiene que cumplir con una penosa obligación.

Por su parte, Kin-Fo estaba intranquilo. Ver al Dragón del Oeste pelear contra la princesa Azula era un evento perturbador. Una leyenda viviente se enfrentaba a un prodigo. Nada que hubiera visto antes, se comparaba con esto.

oo00O00oo

Lo primero que hizo Jun al llegar al puerto fue buscar una taberna. Quería encontrar un barco y alejarse lo más pronto posible de este lugar, pero "realmente" necesitaba un trago.

Mientras bebía una jarra de cerveza, escuchó una conversación entre unos extraños.

– ¿Ya se enteraron de lo que sucedió en el palacio? – preguntó un hombre.

– ¡Por supuesto!, ¡la gente no habla de otra cosa! – Respondió el cantinero – ¡Dicen que hubo muchos muertos y heridos!

– ¿Muchos muertos?, – preguntó Jun con interés – ¿por qué?, ¿Qué sucedió en el palacio?

– ¡No se ha enterado! Un grupo de traidores atacó durante la boda del Señor del Fuego. Unos dicen que está muy grave y otros, que está muerto. ¡Fue terrible!, ¡Una masacre!

– ¡Kuei! – Murmuró Jun, antes de lanzar una moneda en la barra y salir de la taberna a toda prisa.

oo00O00oo

En el palacio, un par de guardias le cerraron el paso a la princesa Ursa.

– ¡Exijo que me dejen entrar!

– Lo siento. No puede pasar. Son órdenes del general Iroh.

– ¡Mi hijo es el Nuevo Señor del Fuego. Abran la puerta o les juro que se arrepentirán!

Casi por la fuerza Ursa obligo a los guardias a abrir la puerta. Al entrar, vio cómo un relámpago salía de los dedos de Azula y al mismo tiempo, el general disparaba un segundo rayo. Al chocar las dos fuerzas eléctricas provocaron una violenta explosión que lanzó a la joven y al general a extremos opuestos de la arena. A ambos les tomo unos segundos incorporarse, pero Azula fue más rápida y consiguió ponerse de pie primero.

– ¡Azula, detente! – gritó Ursa mientras se acercaba a la arena – ¡Esto es una locura!

– ¡Mamá, estás viva!

– Pareces sorprendida – respondió Ursa con amargura.

– Qué puedo decir – se encogió de hombros – Ya no se puede conseguir gente eficiente en estos días.

– ¡Entonces es cierto!, ¿Por qué querías matarme?

– ¡Ay mamá! No es personal. Simplemente no quería que estorbaras en mis planes. Ahora si nos disculpas, tenemos un duelo que terminar.

– ¡No!, Ningún miembro de mi familia va a destruirse entre sí – Ursa los observaba desde la parte inferior de la plataforma – ¡Por favor, no lo hagan!

Pero Azula ya estaba separando una gran cantidad de energía para crear un relámpago de mayor magnitud. Ella estiró la mano para lanzar el ataque mortal, pero Iroh ya estaba preparado para devolverlo. Azula sonrió y en el último instante, ella giró su mano y de sus dedos surgió un relámpago que se dirigía contra su madre.

– ¡No! – gritó Iroh al ver que el ataque avanzaba hacia Ursa.

Azula utilizó la misma táctica que había empleado con Zuko, al atacar a Katara, el día del cometa. De la misma forma, Iroh trató de correr para interponerse en el ataque, pero a pesar de su gran fuerza, el general no poseía ni la juventud, ni los reflejos de Zuko y no pudo llegar a tiempo para detener el relámpago. Éste pasó de largo sin que el anciano pudiera alcanzarlo.

La energía incandescente del relámpago iluminó los ojos de la princesa Ursa, quien levantó la mano izquierda para absorber el golpe. La fuerza del impacto la hizo retroceder algunos metros, pero después, ella arrojó el relámpago de regreso con su mano derecha.

Sin fuerza, Ursa se dejó caer en el suelo mientras el relámpago se estrellaba en el suelo a los pies de Azula, haciendo que la princesa fuera lanzada varios metros atrás por la fuerza de la explosión.

– ¡Estás loca! ¿Cómo pudiste atacar a tu propia madre? – Iroh corrió al lado de Ursa y la ayudó a levantarse.

– ¡No puede ser! – Con el cabello enmarañado Azula permanecía en el suelo, aturdida, pero sin heridas graves– ¡Eres una maestra fuego!

– Soy la nieta del avatar Rokku – declaró Ursa con orgullo – ¡Por supuesto que soy una maestro fuego!

– ¡Nieta del avatar Roku! – Azula cada vez estaba más confundida. Apretando los dientes replicó – ¡Mientes! Si fueras una maestra fuego hubieras usado tus poderes en la guerra o la Roca Hirviente.

– Mis poderes desaparecieron porque antes de enviarme a prisión, tu padre me obligó a beber el "elixir nulificador". ¿Lo recuerdas? Un tomo anula tus poderes por días; dos tomos, por semanas; pero si se ingiere por tercera vez, los elimina para siempre. Es por eso que no puedo volver a hacer fuego control.

– ¿Y el relámpago?

– No necesitas producir fuego para desviar un relámpago, basta que domines el manejo de la energía.

– ¡Vaya! – Resopló molesta – ¡Ahora resulta que cualquier estúpido puede desviar un relámpago!

– No le hables así a tu madre.

– ¡A mí nadie me dice lo qué tengo que hacer!

Azula lanzó varias ráfagas de fuego azul, una después de la otra. Iroh se colocó al frente de Ursa y formó una pared de fuego para desviar las llamas a los lados y mantenerla a salvo.

– ¡No creo esas patrañas del avatar! – ella dejó de atacar y respiraba agitadamente mientras recuperaba el aliento – Mi padre y yo nos hubiéramos enterado de algo.

– Mantuvimos mi origen en secreto para que pudiera llegar al palacio y que los herederos del avatar gobernaran la Nación del Fuego. La sociedad secreta del Loto Blanco pensaba que era la única forma para devolverle la paz al mundo. Es por eso que tú y Zuko son tan poderosos, porque los dos son bisnietos del avatar.

– ¡No puede ser! – Azula apoyo sus manos en su frente – Así que eso significaba yo para ti. Sólo fui parte de un plan. ¡Por eso nunca me quisiste!

– ¿Qué estás diciendo? ¡Zuko y tú son mis hijos y siempre los he querido a los dos!

– ¡MIENTES!, ¡Tú pensabas que yo era un monstruo!

– ¡Dijiste que estabas feliz porque Ozaí iba a matar a tu hermano!, ¡Dijiste que lo odiabas y que querías verlo muerto! ¿Qué otra cosa podía pensar de ti?

– ¡Zuko no es mi hermano y no te atrevas a compararme con ese bastardo! – Gritó con las manos empuñadas – y quieren saber la verdad. ¡Es cierto!, ¡Toda mi vida lo he odiado!, ¡Lo odio porque papá iba a darle el trono!, ¡Porque mamá lo quería más que a mí! y ¡Porque toda la gente termina por compadecerlo y ponerse de su lado! – Azula se dejo caer sobre sus rodillas y empezó a llorar. Se veía realmente perturbada – ¡Hasta mis amigas Ty Lee y Mai se pusieron en mi contra por ayudarlo a él! – Entonces sonrió – ¡Por eso me alegra que se esté muriendo!, ¡Voy a disfrutar viendo su cadáver!, ¡Quiero verlo destruido a él y a todo lo que siempre quiso!

– ¡Dios mío! – Gimió Ursa – ¡Está loca!

– ¡No me miren así!, ¡NO SE ATREVAN A MIRARME ASÍ!

Azula se puso de pie, decidida a acabar con ambos, y formó un nuevo relámpago. Iroh se colocó al frente y se preparó para recibir el ataque, pero cuando Azula juntó sus manos, en vez de un relámpago, se creó una explosión que derribó a la chica. Furiosa, se levantó de inmediato y repitió el procedimiento, pero el resultado fue el mismo.

– ¿Qué... Qué está pasando? ¡Yo nunca había fallado!

– Crear el relámpago requiere paz mental – explicó Iroh – y en este momento estas demasiado alterada.

– ¿Paz mental, eh? ¡Puedo tener paz mental cuando yo quiera! Los sentimientos no significan nada para mí – Azula respiraba rabiosamente – Estoy cansada de esto. Estoy cansada de todo. ¡Terminemos de una vez!

Pero Iroh sacudió la cabeza.

– Realmente estás enferma – dijo con pesar – Si te rindes ahora, te exiliaremos en una isla desierta en donde no te faltará nada.

– ¡No quiero tu compasión! ¡VAMOS, PELEA!

Azula arrojaba varias bolas de fuego que Iroh se limitaba a desviar sin dificultad.

– ¡Azula, basta!

– ¿Qué pasa mamá?, ¿Tienes miedo que elimine a tu amante?, ¿Y tú tío, no vas a atacarme?... Vaya, ¡"El gran Dragón del Oeste" no es un más que un cobarde!, pero yo sé cómo se mata a un dragón, "destruyendo su corazón". Papá también lo sabía, por eso mando matar a Lu Ten y funcionó. Abandonaste Ba Sing Se y renunciaste al trono – Azula reía como desquiciada, mientras Iroh la miraba con una mezcla de desprecio y compasión – Y ahora, Zuko está a punto de morir. Dime tío, ¿qué se siente perder a otro hijo?

Iroh miraba a Azula tratando de comprender sus palabras. No sabía si estos delirios eran parte de su locura o simplemente quería molestarlo porque sabía lo mucho que quería a Zuko.

Azula observó detenidamente el rostro de su tío y sonrió con maldad.

– ¡Ah, pero no lo sabías!, ¿Mamá por qué nunca se lo dijiste?

Ursa se cubrió el rostro con las manos.

– ¡Por favor, no se lo digas! Iroh no debe saberlo.

– ¿Decirme qué?

Arrodillada en el suelo, Ursa lloraba sin atreverse a mirar a nadie.

– ¡Por piedad, Azula. No le digas nada!

– Creo que él ya lo sabe, ¿o no, tío? Acaso ya olvidaste a la dama que conociste en la isla Ember, durante la fiesta de disfraces.

– ¿Cómo sabes eso? Yo nunca se lo conté a nadie.

Iroh estaba aturdido. Su mente viajo hasta esa noche.

oo00O00oo


Ocurrió dos meses antes de la boda de Ursa. Fue el día del festival de los enamorados, en la isla Ember. En esa ocasión Iroh acudió a la casa de la playa, para visitar a Ursa, como era su costumbre.

Arriesgándose a todo, ella le confesó que no quería casarse con Ozaí, porque amaba a otra persona, pero Iroh guardó silencio. Él se levantó y se dirigió a la puerta. Antes de salir, le dijo a Ursa que no tenía opción. Tenía que cumplir con su deber y con el compromiso, por difícil que fuera.

Esa misma tarde, Iroh fue a una taberna y bebió hasta embriagarse. Quería olvidar las palabras de Ursa. Se recriminaba por haberla dejado sola, pero también se exigía a sí mismo el cumplimiento de su deber. Hubiera deseado dejarlo todo y fugarse con ella, pero su honor y su deber no se lo permitían.

Por horas se cuestionó una y otra vez lo qué debía hacer, pero era un soldado acostumbrado a obedecer órdenes y también era un hombre de honor. Al fin, decidió que no volvería a ver a Ursa, nunca más, por el bien de ella y de su país. El honor y el deber, habían triunfado sobre sus sentimientos. Aún así, se sentía terrible y quería ahogar ese sentimiento en alcohol.

Demasiado cansado para pensar en regresar al palacio, caminó hacia la plaza para alquilar una habitación, pues no quería volver a la casa de la playa. En su camino tropezó con una mujer de cabello negro y vestido rojo, que llevaba una máscara del mismo color, que le cubría la mayor parte del rostro, dejando su boca al descubierto.

Algo había en esta mujer que lo magnetizó de inmediato. Por un momento dudó, pero después, se decidió a seguirla.

¿Le gustaría bailar esta pieza conmigo? – dijo abruptamente. Ella simplemente asintió.

Los dos caminaron a la pista de baile, en la plaza principal y alumbrados por los faroles de colores y las luciérnagas, bailaron por horas. Cuando los músicos dejaron de tocar, él la tomó gentilmente de la cintura y murmuró.

¿Quieres acompañarme esta noche?

Sin pronunciar palabra, ella asintió de nuevo, y él la condujo a la habitación de una posada. Ahí, la besó repetidamente, pero cuando quiso quitarle la máscara, ella se apartó. Iroh comprendió que la extraña no quería revelar su identidad y francamente, no le importaba de quién se trataba. Solamente quería ahogar un deseo y reprimir un recuerdo. Necesitaba olvidar y no le importaba con quién. Ella apagó las luces y él la besó en la oscuridad.

Al principio, pensó que se trataba de una de esas campesinas fáciles que sólo buscan la aventura de una noche, pero le sorprendió descubrir, que él era el primer hombre en la vida de esta mujer. Iroh estaba acostumbrado a las conquistas fáciles y a tratar con ligereza a las mujeres, pero ésta era diferente a todas las que había conocido antes. Aún así la amó con toda la fuerza, la intensidad y la pasión de qué era capaz.

Agotado, Iroh despertó hasta muy entrada la mañana y descubrió que la mujer misteriosa había desaparecido. Intrigado, la buscó en el pueblo, preguntó por ella, pero nadie le dio informes. No conocía su nombre y no tenía forma de identificarla en un festival en donde todos usaban disfraces.

Nunca descubrió su identidad y jamás volvió a saber de ella. Con el tiempo, se transformó en un recuerdo lejano.

oo00O00oo

– ¡Esa mujer!... ¿eras tú?

– ¡Oh, Dios! – Sin descubrir su rostro, Ursa seguía llorando – ¡Te juro que nunca lo planeé! Fui al festival porque quería escapar de un compromiso que me asfixiaba, pero cuando me invitaste... Yo... simplemente no pude negarme.

– ¡Entonces...!

– Entonces – interrumpió Azula – esa mujer que elogias tanto, engañó a mi padre. ¡Tenía dos meses de embarazo cuando se casó con él!, ¡ Y tuvo el descaro de escribirlo en su diario! Lo explicaba todo, su romance contigo, la forma en que emborrachó a papá en la noche de bodas, y hasta como convenció al doctor Wang para que mintiera sobre el "supuesto" parto adelantado.

– ¿Es cierto eso, Ursa? – él se arrodillo ante ella y la abrazó – ¿por qué nunca me lo dijiste?

– No tenías que saberlo. ¡Nadie debía enterarse!

Él acercó sus labios para besar la frente de la princesa, cuando la fuerza de un impacto lo hizo caer con fuerza al suelo. Un intenso dolor quemaba su brazo y su hombro izquierdo mientras Azula reía.

– Ese es el problema contigo, "querido tío" – Azula sostenía una bola de fuego en cada mano – siempre bajas la guardia antes de tiempo.

Azula también arrojó una bola de fuego sobre Ursa. Al escucharla gritar, Iroh se puso de pie en frente de ella, sólo para recibir el segundo impacto en su espalda.

– Merecen morir juntos – dijo Azula mientras extendía sus brazos y se colocaba en posición para crear un relámpago.

Iroh extendió sus brazos para extinguir el fuego que incendiaba el vestido de Ursa.

– ¿Estás bien?

– ¡Cuidado! – Advirtió Ursa.

Instintivamente, Iroh se puso de pie y formó un relámpago tan rápido como pudo para contrarrestar el que Azula estaba por enviar. Los dos se movían con rapidez, pero por una fracción de segundo, Azula terminó primero. Sin embargo, de sus manos surgió una explosión que la hizo caer. Iroh se dio cuenta de esto, pero ya no pudo hacer nada. En el mismo instante en que azula caía, de los dedos del general surgió un relámpago que avanzaba con dirección definida. Cómo se lo había explicado una vez a Zuko, en el momento que se forma el relámpago, ellos se convierten en un simple guía y no hay forma de controlarlo o detenerlo.

Rápidamente, Azula se levantó del suelo y al comprender que no podía crear más relámpagos se colocó en posición para redirigir la energía, como lo habían hecho Ursa y Zuko.

– Si no puedo hacer mas relámpagos, te destruiré con el que tú mismo creaste – gritó ella mientras imitaba los movimientos que Zuko había utilizado para desviar el rayo.

– ¡No Azula! – gritaron al mismo tiempo Iroh y Ursa.

– ¡No podrás hacerlo! – le advirtió su tío, pero ella no escuchó.

– ¡Si Zuko pudo hacerlo, yo también!

oo00O00oo

Si creas un flujo de energía a través de tu cuerpo el relámpago lo seguirá – le explicaba Iroh a su sobrino, cuando trataba de enseñarle la técnica, en el Reino Tierra – Lo que tienes que hacer es levantar tu mano con los dedos extendidos para capturar el relámpago, después, debes hacer que la energía baje hasta el estómago y luego haces que suba para que salga por tu otro brazo. El paso por el estómago es fundamental, ya que de lo contrario, el relámpago podría atravesar tu corazón y el daño podría ser mortal...

oo00O00oo

Iroh observó a Azula capturar el relámpago con los dedos de su mano izquierda, hizo que la energía bajara hasta su hombro y la guió para que saliera por el otro brazo, pero como ella no conocía la técnica, el relámpago atravesó su corazón.

La joven se sacudió violentamente y sólo una parte del relámpago salio de su mano derecha, como energía dispersa y en diferentes direcciones. Azula cayó al suelo fulminada. A pesar de las quemaduras de sus brazos, Ursa corrió hasta su hija y la abrazó.

– ¿Por qué? – Preguntó Azula jadeando – ¿Por qué Zuko pudo hacerlo... y yo no?

– Porque subestimaste la técnica – Iroh se acercó a su sobrina – El relámpago debía bajar a tu estómago, para que no tocara tu corazón. Te advertí que no lo hicieras. Ahora es muy tarde.

Reuniendo el poco aliento que le quedaba, Azula escupió sus últimas gotas de veneno.

– Me alegra que veas morir tu hijo, "de nuevo" – Azula sonrió – y cuando Zuko muera, acabará su dinastía porque no queda ningún otro heredero al trono.

– ¡Te equivocas! – el rostro de Iroh se había endurecido – tú serás olvidada, pero la descendencia de Zuko seguirá reinando en este país – Iroh tomó aire para continuar – ¡Katara está embarazada!

– ¡No, no!... – la sonrisa de la princesa se esfumó – ¡No puede ser! – con los ojos llenos de odio, Azula dejó de existir.

El llanto de Ursa abrazando a su hija fue el único sonido que se escuchó en la habitación. Agotado, el anciano se recargó en un pilar. Habían sucedido tantas cosas este día que se sentía destrozado y sin fuerzas, pero al mirar a Ursa y al pensar en Zuko, comprendió que tenía que ser fuerte, por ellos, pues ahora lo necesitaban más que nunca.

Con la mirada vacía, avanzó arrastrando los pies. Con ambas manos abrió la puerta con lentitud y se dirigió a los presentes con voz consumida.

– Preparen el funeral para la princesa Azula – El agotamiento se reflejaba en su rostro – envíen halcones mensajeros, jinetes, barcos, todo lo necesario. Es prioritario encontrar a la princesa Katara para que tome su lugar en el palacio, como la madre del futuro Señor del Fuego.

CONTINUARÁ...

oo00O00oo

Muchas gracias a todos por escribir. Sus comentarios me alegran la vida.

Faltan dos capítulos para el final. El próximo capítulo se titulará "Agonía"

Continua a leggere

Ti piacerà anche

98K 9.6K 54
Esa pregunta me la hago a menudo, tener una vida contigo a pesar de todo ¿Sera lo correcto?, esto surgio por la culpa de otros pero termine enredado...
51K 3.6K 12
Ser llamado inútil y ser despreciado es un sentimiento indescriptible pero ser llamado de esa manera por tus compañeros es personal. Vamos Haruno Sa...
47.4K 4.3K 18
Lo último que le apetece a ChanYeol es pasar aquellos cuatro días de vacaciones encerrado en un hotel, mientras su novia acude a todas las actividade...
6K 331 20
como dice el titulo son historias pequeñas de un solo capítulo, no tienen un comienzo o no tienen un fin. Hitos conseguidos: #1-Historia-Ficción