Entre libros y sus ojos

By AlmaCalculadora

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Se suponía que esto no debía de pasar, que ella no tenía que llegar, que era una mujer prohibida, claro así s... More

Capítulo I
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50

Capítulo 6

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By AlmaCalculadora


Llegue a mi casa, busqué en mi mochila mi celular (hay algo que siempre me gustó y son las mochilas, me fascinan, tengo varias, siempre que puedo salgo con mochila, si es algo formal probablemente me ponga una cartera, pero si fuese por mi andaría de mochila hasta para ir a una fiesta, me fijé si tenía algún mensaje y me llamó mucho la atención lo que encontré, un mensaje de mi madre diciendo que me invitaban a comer el próximo sábado en la noche, para recordar viejos tiempos, me parecía raro, ya que hace mucho no veía ni a mi madre ni a mi padre, ellos no aceptaban mi orientación sexual básicamente, aunque no se tratará de que lo acepten sino de que lo entiendan y ya, pero bueno, el próximo sábado ahí estaré, aún no llegó el día y ya me siento nerviosa, siempre le reproche a mis viejos el que no me hayan dado una hermana, o un hermano, crecer sola es difícil, porque no tenés con quien compartir o a quien contarle tus cosas y yo básicamente no tenía con quien hablar, por eso Micaela se convirtió en mi hermana, ella es mi confidente, mi todo.

Conversación-Celular-WhatsApp

—Hola hija como estas? Nos tenés bastante olvidados, queremos que el próximo sábado si no es mucha molestia vengas a cenar a casa, como en los viejos tiempos, cuando nos sentábamos en la mesa a cenar los tres. Te esperamos y te amamos aunque no lo creas hija.

—Hola mamá estoy bien, gracias, okey el sábado estaré ahí, llevo postre. Un beso.

No quiero parecer fría, pero tampoco quiero que crean que todo está de maravillas, a veces me hacen mucha falta, así que iré a verlos.

Mejor me preparo y me voy a la librería, no quiero llegar tarde, ojalá este Tatiana, la quiero ver, saber cómo sigue después de lo que pasó anoche... en la mañana fue muy cariñosa a decir verdad.

Llegué puntual al trabajo y para mi sorpresa estaba Tatiana y su marido discutiendo por lo bajo claro, cuando me vieron llegar se quedaron callados, el tipo ni me miró, salió como una bala y se fue.

—Hola Sole, ¿Cómo estás?.

Pude notar su voz temblar como queriendo llorar, pero no lo hizo.

—Estoy bien, ¿vos?, ¿en verdad vas a seguir evadiendo esta conversación? es obvio que algo pasa.

—En mi vida está pasando un torbellino pero no importa —dijo agachando la cabeza.

—No quiero sonar repetitiva, pero sabes que puedes confiar en mí y cuando tengas ganas podremos hablar de lo que sea.

—Gracias preciosa, cuando me sienta lista hablaremos ¿si? Gracias por estar...

—Está bien, ahora empiezo a trabajar —le di un abrazo y me fui a ver como iba todo.

Me llamó la atención una chica, que estaba intentando sacar un libro de un estante de arriba, quedó tendida en el piso, varios libros le cayeron en la cabeza, yo corrí a ayudarla, le di la mano para que se levante.

—¿Estás bien?.

—Sí, gracias por ayudarme, no soy alta y quise sacar un libro, que vergüenza, tiré todo.

—No te preocupes, si necesitas algo me pedís ayuda.

—Si necesito algo, saber tu nombre —me dijo sonriendo con picardía.

—Ah qué graciosa, me llamo Soledad, ¿vos?.

—Que lindo nombre, yo me llamo Fiorella.

—Un gusto, ahora me voy a seguir con mi trabajo...

En eso que me doy la vuelta veo que Tatiana no dejaba de mirarnos, básicamente me fulminó con la mirada, pero rápidamente hizo de mirar a otro lado. Volví a mi lugar que era estar en la caja.

Y así pasó mi tarde, atendiendo a la gente, mirándonos de a ratos con esta mujer que me vuelve loca y que enfureció cuando la chica a la que ayude sé paró en frente nuestro y pago un libro, porque antes de irse me guiño un ojo.

—¿Conoces a esa chica? —me pregunto seria.

—No, bah si... hoy la conocí cuando la ayudé a levantarse ¿por qué?.

—Por nada, sólo preguntaba, bueno ya es hora de que cerremos el negocio.

Su celular comenzó a sonar, yo me limite a acondicionar un poco el lugar y apagar las luces, mientras apagaba algunas luces escuche algo así como una discusión creo que hablaba con la hija. Cortó su celular.

—Que pasa Tatiana ¿todo bien? —realmente ya me estaba cansando de preguntar siempre lo mismo.

—Estoy harta, me llamó mi hija, tiene una fiesta hoy en la casa de su mejor amiga, su padre había quedado de llevarla y cambio de opinión, el chistecito este queda a 1 hora y media de viaje en auto, ahora quiere que la lleve yo y no me queda de otra, pero no quiero ir sola...

—Uh no, qué lástima y ¿no va ninguna amiga suya? así van juntas.

—Las amigas ya están allá desde esta mañana, no me queda de otra que llevarla yo.

—Bueno, tranquila.

—Me enferma este tipo que no es capaz de cumplir su palabra, que no es capaz ni siquiera de preocuparse por su hija.

—Tranquila no vas a poder manejar si te alteras.

—¿Quisieras acompañarme?.

—A mi... me encantaría, pero... ¿estás segura?.

—Si obvio, después te dejo en tu casa sana y salva.

—¡Bueno vamos!.

Cerramos el negocio y nos fuimos hasta el estacionamiento donde estaba su auto, yo estaba muy nerviosa así que iba callada, pensando en lo cerca que iba a estar de esta belleza de mujer y me daba un poco de tristeza, porque no quería confundirme ni crear historias en mi cabeza, sabía que si me había pedido que la acompañe fue porque le quedaba ahí, era lo más rápido... en un momento cuando iba a subir al auto me llamó la atención que se acercó y me abrió la puerta, yo la mire y ella me guiñó un ojo, por dentro me moría, esos ojos verdes que me volvían loca eran hermosos... Cuando estábamos cada una posicionadas en nuestro asiento se giró para verme de frente y me agarró las manos...

—Gracias por aceptar acompañarme, te estás volviendo muy importante para mi, un gran apoyo.

—No hay nada que agradecer, sabes que estaré siempre que me necesites, ¿entendido? —volvió a guiñarme un ojo y luego nos fundimos en un fuerte abrazo... sus brazos eran tan cálidos, su piel tan suave, el aroma de sus cabellos, era embriagador sin lugar a dudas...

—Ahora vamos a ir a mi casa a buscar a esta mocosa, espero que no nos haga esperar tanto.

—Bueno dale, pero no te estreses porque nos espera una larga noche.

—Si, que lindo Sole.

Partimos a su casa que no quedaba tan lejos, íbamos escuchando música, sin hablar, cuando llegamos su hija no estaba lista, así que me invitó a pasar, su casa era grandísima, se ve que era una familia de dinero, habían muchas fotos de "la familia feliz" su hija cuando me vio hizo una cara rara pero me saludó al instante.

—Vos sos la chica que trabaja en mi negocio ¿verdad?

—Si mucho gusto, me llamo Soledad.

—Mucho gusto Sole, yo me llamo Adriana, pero podes decirme Adri, una pregunta ¿Por qué viniste a mi casa?.

—Cuando llamaste íbamos casi de salida y tu mamá me pidió si podía acompañarla a dejarte en la fiesta, como es de noche y más de una hora de viaje...

—Ah bien, bueno muchas gracias, me terminó de alistar así nos vamos.

Me senté en un sillón muy cómodo, mientras esperaba para irnos, como si me hubiese leído la mente apareció Tatiana con una bandeja con dos vasos de gaseosa un plato de papas y otro con sándwich de miga, yo moría de hambre.

—Mientras esperamos a mi hija comamos algo, la verdad tengo hambre, imagino que vos también.

—Si gracias, la verdad si tengo hambre, todo muy rico no tenias que molestarte, igual después podíamos ir a comer algo.

—No es molestia si se trata de vos...

Cuando iba a levantar una papa ella hizo lo mismo y nuestras manos se rozaron, no sentí electricidad, sentí un dolor en el estómago, estos momentos eran muy incómodos para mi.

—Sole que lindo anillo tienes, me gusta mucho —dijo agarrando mi mano.

—Gracias, me alegro que te haya gustado, a mi me gusta mucho tu alianza, no es como todas es un poco más finita.

—La verdad a mi no me gusta llevarla pero tantos años que tengo esta alianza que ya me acostumbré.

Se hizo un silencio y en eso apareció su hija, vestida preciosa y con un bolso supongo que llevaría ropa para quedarse a dormir en la casa de la amiga.

—Listo ma, vamos.

Y así sin más soltamos nuestras manos y nos fuimos a dejar a Adri a la fiesta, el viaje fue bastante largo y tranquilo, Adri iba en su mundo con el celular y cantando de a ratos y con Tati íbamos hablando de cualquier cosa, riendo mucho también, era una mujer muy divertida, con quien podías hablar de todo y pasarla genial, a decir verdad no sentía que tenía 40 años, la sentía como a alguien de mi edad, ella tenía mucha juventud detrás de ese rostro cansado, ese rostro que sólo los años te dan, hablando con ella todo era mejor, y ni cuenta nos dimos que ya habíamos llegado, hasta que la niña nos sacó de nuestra burbuja.

—Mujeres llegamos, aquí me quedo, mamá ya sabes el lunes vuelvo, después del colegio voy directo a casa, tranquila que traje ropa y dinero, te quiero.

—Está bien hija cuídate mucho, yo te amo.

—Nos vemos Sole un gusto conocerte, gracias por ser tan buena onda con mi vieja, hace mucho no la escuchaba reír así, algo bien debes de estar haciendo.

—No hay de que linda, que te diviertas.

Las 3 nos despedimos y con Tati partimos de ese lugar, al fin habíamos quedado completamente solas, que nervios, necesitaba saber de ella, me gustaría saber cuál fue el motivo de su llanto anoche, pero no iba a presionarla ojalá me lo cuente sola.

—Te invito a cenar Sole, a 20 minutos de aquí hay un restaurante muy tranquilo, ¿te parece?.

—Sí obvio, pero sólo si me permites pagar a mi.

—Pero yo te estoy invitando.

—Pero hagamos de cuenta que yo te invito al lugar que vos sugeriste ¿sí?.

—Bueno está bien niña.

Cuando llegamos sin darme tiempo Tati bajó volando y me abrió la puerta, me encantó el gesto que volvió a tener conmigo.

—Ay pero que atenta preciosa, gracias por abrirme la puerta, ¿Qué frío que hace verdad?.

—Baje señorita, y si hace bastante frío pero adentro estaremos mejor, vamos.

Entramos al lugar y sentí mucha tranquilidad, habían sólo 2 parejas y una familia con varios hijos, nos sentamos en unas mesas apartadas, pedimos de tomar gaseosa y para comer pizza, algo rápido pero rico, además nos gustaba a las dos, si ya se, almorcé pizza y vuelvo a cenar pizza, pero si a ella le gusta a mi también.

—Contame de vos Sole, ¿tenés hermanos?.

—No, soy hija única, ¿vos tenés hermanos?.

-Sí, tengo 2 hermanas pero no viven en la ciudad, la verdad las extraño mucho.

—Me imagino, porque pese a haber crecido sola siempre me hizo falta alguien con quien hablar.

—¿Y tenés novio?.

—No Tati, no tengo novio, creo que ya te lo había dicho.

—¿No apareció el indicado?.

—No es eso sino que a mi no me gustan los... nada, no apareció la persona indicada y ya.

—Ah entiendo, yo tomé malas decisiones en mi vida.

—¿Por qué lo decís?.

—Porque después de tantos años de casada me di cuenta que no amo a mi esposo.

—¿Por eso llegaste así anoche?.

—No, por otras cosas que prefiero no hablarlas ahora, no aquí, no quiero arruinar esta noche mágica.

—Lo siento, perdón por preguntar.

—No te preocupes, ¿y tus padres? ¿Cómo están?.

—Ellos están bien, hoy recibí un mensaje de mi mamá invitándome a cenar el próximo sábado a su casa, dice que con mi padre quieren recordar viejos tiempos, no tengo muchas ganas de ir pero igual iré.

—¿No se llevan bien?.

—No, es una larga historia, ellos no aceptan algunas preferencias mías, es por eso que me fui.

—¿Preferencias de qué tipo?.

—Preferencias, de todo lo que la palabra abarca, no aceptan mi estilo de vida.

—¿Y qué estilo de vida llevas?.

—Libre, feliz.

—No te entiendo.

—No necesitas entenderlo, necesitas sentirlo.

—Quisiera sentirlo.

—Si te esforzas quizás lo sientas.

Nos quedamos mirando, no se que habrá entendido, la verdad no me siento lista para decirle que soy lesbiana, no quiero que nada cambie entre nosotras, no quisiera que me rechace, no ella.

—Me estas regalando otra de tus noches Sole, te pido disculpas, pero para mi esta siendo mágica —me dijo cuando llegamos a mi casa.

—No me pidas disculpas Tati a mi me encanto, me gusta estar cerca tuyo, me gusta que seamos una especie de amigas.

—¿Una especie?.

—Y sí, sos mi jefa..

—Pero ahora soy tu amiga y como tu amiga voy a contarte qué pasó anoche.

—¿Preferís aquí? ¿O querés pasar por un café a mi casa?.

—Si no te molesta pasemos.

Por Dios, esto es mucho, ella va a entrar a mi casa, va a conocer algo más íntimo de mi, mi pequeño hogar, espero que los gatos le agraden.

—Pasa Tati, ponete cómoda, mientras preparo el café.

—¿Ay pero quién es esta belleza que está en el sillón?, ¡me muero!.

—Ah ella es mi hijita de 4 patas, se llama India, es mi compañera, mi razón de vivir.

—Es hermosa, amo los gatos, ¿es mala?.

—No es mala, más bien es bastante especial, sentate y déjala que sola llegue a vos, tiene sus tiempos, pero en cuanto entre en confianza y note que respetas su espacio va a respetar el tuyo.

Mi especialidad es el café, ojalá le guste, se lo estoy preparando con todo el amor del mundo, en una bandeja puse las dos tazas de café y un plato de galletitas de limón, mis favoritas. No se que tanto duro mi teoría de "tenés que respetar sus momentos" porque cuando entre India estaba en brazos de Tatiana.

—Que preciosas, cuánta confianza hay aquí ya, les sacaría una foto —lo hice.

—Aquí tenés el café espero que lo disfrutes.

Me limitaba a mirar sus manos, como endulzaba su café, dos cucharadas de azúcar y levantaba la taza con la mano izquierda, su piel era tan blanca, tan pura, esta mujer debería ser admirada por todos, si fuese mi novia la haría tan feliz.

—Sole... ¿Qué pasa?.

—¿Ah? No nada, me quedé pensando.

—¿En que?.

—En lo hermosa que sos y lo mucho que me entristeció verte mal anoche.

—Cuando conocí a mi marido, me gustó mucho, me enamoré o eso quiero creer la verdad no se, de ese amor llego mi hija, tiempo después todo en nosotros empezó a morir, el dejo de ser lo caballero que era, supongo que al principio mostró su mejor cara hasta que se cansó, y sacó las uñas... Sole, ayer había ido a la casa de mi madre, porque está enferma, sola claro, porque mi hija siempre anda afuera y mi esposo siempre en la suya, cuando llegue a mi casa sentí ruidos en mi habitación, subí y ¿sabes que encontré? Encontré a ese hijo de puta con otra mujer en nuestra cama, sentí demasiada impotencia, porque aunque no me cause placer a mi no me toca, yo no tengo los encantos que una muchachita debe de tener, encima lo hizo en nuestro hogar, ¿Qué habría pasado si en vez de ser yo, habría sino nuestra hija la que veía esa imagen?.

Comenzó a llorar, después de decirme todo eso, entre lágrimas siguió hablando.

—¿Sabes qué hizo cuando me vio? Siguió arriba de esa muchacha y me dijo que no era lo que estaba pensando y que me fuera, que porque no toque antes de entrar, yo sólo me reí y me fui, me detuve en la puerta del lado de afuera y siguieron cogiendo, no paro ni siquiera por respeto.

—Mi vida, no puedo creer todo lo que me estas diciendo, vení —le dije trayéndola a mis brazos — no llores, o mejor si, sácate todo el dolor, sos una mujer tan hermosa, tan noble, que no mereces pasar por esto, vales oro.

—Te juro que no me duele porque lo ame, porque hace años dejé de hacerlo, pero me duele por nuestra hija, me duele porque ahora me quiero divorciar pero pienso en mi niña, en que no merece crecer sin sus padres juntos me rompe el alma.

—Tranquila, pronto sabrás que hacer, como continuar, mientras aquí me tenés siempre que me necesites voy a estar, voy a ser ese hombro firme que va a esperar por vos cuando necesites llorar, cuando estés débil.

Cómo puede un pedazo de mierda haber lastimado a esta mujer, porque tuvo que engañarla en su casa, en su propia cama, lo mataría, nuevamente tengo a Tati entre mis brazos, llorando, vomitando la rabia y yo solamente puedo abrazarla, estoy muy emocionada y una lágrima sale de mis ojos, ella lo nota.

—¿Por qué lloras Sole?.

—Porque no mereces esto, no vos y porque verte así me parte el alma.

Apoyó su frente con la mía, y lloramos juntas, ella de dolor y yo de impotencia, siento su respiración tan agitada, tan sin esperanzas.

—Estaré mejor, te lo juro, pero no me dejes sola —me dijo como súplica.

—Jamás lo voy a hacer y lo sabes.

Nos volvimos a abrazar, su cuerpo comenzó a tranquilizarse y algo rompió la magia.

—Creo que debo irme ya, es de madrugada, y vos tenés que descansar.

—¿Y si te pido que te quedes esta noche conmigo?.

—Te diría que sí, pero cuando veníamos en la ruta me contaste que rendís el lunes y prefiero que estudies o descanses así mañana podes estudiar tranquila todo el día.

—Bueno está bien, no importa.

—No te enojes, estudia mucho y el lunes me das la noticia de que aprobaste ¿si?.

—Okey.

—Gracias por esta noche, gracias por la compañía, por la cena y por el café, gracias por no dejarme sola.

Nos dirigimos hacia su auto, se paró en frente mío, me agarró con ambas manos de las mejillas, beso mi frente y se fue, pero esta vez fui yo quien le abrió y cerró la puerta del auto.

—Adiós preciosa.

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