La creciente luz en el ambiente se convierte en un estorbo, abriendo mis ojos lentamente para acostumbrarme a la luz observo el techo de mi habitación, paso una de mis manos por mi rostro, segundos después sintiendo un indescriptible dolor de cabeza. La llamada de la madrugada con Camila viene a mi mente en pequeñas escenas, tomo el celular mientras me levanto para dar un vistazo al registro de llamadas, deseando que no fuera un sueño, y efectivamente, no lo era.
Camila mencionó que mi risa era hermosa.
Después de salir de mi ensueño alternando entre tomar una ducha y terminar mi vestimenta, bajé las escaleras en busca de una píldora que pudiera aliviar mi malestar.
— Buenos días nana — digo con pesar en cuanto observo a Lisa preparar el desayuno.
— Buenos días cielo, ¿cómo estás? — pregunta cortés, conteniendo su risa por mi deplorable estado.
— Me siento de lo peor — contesto con sinceridad, tomando un vaso de la despensa para después dirigirme al refrigerador.
— Demasiada diversión, ¿no? — comenta riendo.
— Demasiado alcohol querrás decir — corrijo, la mujer niega con su cabeza mientras ríe, provocando una leve sonrisa de mi parte antes de que tome la píldora. — ¿Dónde están todos? — pregunto.
— Han salido muy temprano, tus padres tenían cosas qué hacer — responde, dejándome confundida por un momento.
— ¿Incluso las niñas? — pregunto.
— Oh no, ellas deben continuar dormidas — explica, riendo por su comentario me dirijo hasta la sala para observar algo de televisión.
Presionando el botón en el control para ver las variedades de canales me doy cuenta de que nada es realmente entretenido, la pereza rápidamente invadiendo mi cuerpo hasta que un tema en particular llama mi atención. Se encontraban en la sección de farándula del programa y su tema era Fifth Harmony.
— Es cierto Mark, muchos hoy en día especulan sobre la posible relación entre Camila Cabello y Shawn Mendes, algo que está a solo unos cuantos pasos de convertirse real por su cercanía — menciona la reportera con una sonrisa que encuentro desagradable mientras siento como mi estómago cae al suelo.
— Ellos sin duda harían la pareja perfecta Alicia, Shawn es un increíble y talentoso chico — apoya el argumento el sujeto antes mencionado. Chloe es más talentosa que él, y sólo tiene cuatro años. — Camila es una estupenda chica, hermosa y además talentosa — completa con una sonrisa.
— Tienes razón Mark, solo faltaría que alguno de los dos se anime a confesarlo y tendríamos a la pareja del año — dice la mujer, aumentando un poco más mi cólera.
— Ellos no serán ninguna pareja porque ella no siente nada por él, además no la merece — suelto con ira a la mujer del televisor, como si ésta pudiese escuchar mis palabras, apago el televisor soltando el pequeño mando a un lado. — Imbéciles — gruño, mi mandíbula tensionándose.
— ¿Cómo sabes que no siente nada por ése tal Shawn? — la voz de Jordan a mis espaldas me alerta, recriminándome el hablar en voz alta observo a Joseph detrás de él.
— Porque no, no es real — respondo, la molestia dejando a ambos chicos confundidos, intercambiando miradas entre ellos en cuanto los abandono para dirigirme al comedor en busca de mi desayuno.
Debía agradecerle mi mal humor a ése reportaje, sentía la molestia en cada fibra de mi cuerpo, reflejándolo en mi rostro sin poder evitarlo, pensando en el hecho de que Camila compartía más tiempo con él, las dudas invadiendo rápidamente mi cabeza.
¿Podía enamorarse de él?, ¿podía perderla sin haberla tenido?
Después de terminar mi desayuno y excusarme de la peor manera obteniendo miradas extrañadas de todos, tomé la decisión de entrar en mi celular para socializar, mis amistades relatando sus historias y yo las mías, Allison confesando que se encontraba en California y regresaría el martes.
Me esforzaba por desaparecer mi amarga sensación, sin embargo, en mi mente perturbaba el recuerdo de la morena. Luego de agregar a mi vestimenta tan solo una chaqueta y unos viejos tenis que poseía más por un motivo sentimental que por cualquier otra cosa, bajé las escaleras despidiéndome rápidamente de todos antes de tomar rumbo al parque.
Al llegar al lugar tomé asiento en una de las bancas, observando todo a mi alrededor, el paisaje, los niños corriendo, parejas que con demostraciones afectivas hacían notar lo enamorados que se encontraban. Cerré mis ojos respirando profundamente, sintiendo la paz que me transmitía el lugar, sin embargo sentí que un objeto chocó contra mi pierna, teniendo pronto la vista del mismo niño de ojos azules y su madre que caminaba detrás de él.
— Hola campeón — saludo con cierta empatía al pequeño frente a mí, dejando caricias en su cabello mientras en su rostro se dibuja una sonrisa.
— Alex — escucho a la mujer en cuanto se aproxima al lugar, el niño observando a su madre por un segundo antes de volver a mí, tomando una de mis manos. — Lo siento, es muy inquieto — se disculpa apenada, provocando una leve risa de mi parte.
— No se preocupe — respondo amable, observando al pequeño de ojos azules. — Así que te llamas Alex — digo, obteniendo una risa de él.
— Veo que le agradas — comenta su madre, sonrío observando con detalle al menor, notando la increíble coincidencia en el parecido a mi padre, trayéndome recuerdos del hombre inmediatamente, a excepción de su cabello castaño oscuro.
— Qué extraño — susurro observando con detenimiento al pequeño.
— ¿Cómo dices? — pregunta la mujer rubia a mi lado.
— Nada — respondo con una sonrisa haciendo una pausa para presentarme. — Mucho gusto, Gianna D' Amico — digo ofreciendo mi mano a la mujer que de manera repentina palidece, petrificada en su posición, devolviendo mi gesto con nerviosismo.
— Un gusto Gianna, soy Claire — responde soltando mi mano con rapidez, sonrío en un intento de ocultar mi confusión ante su actitud.
— ¿Cuántos años tienes, Alex? — pregunto con curiosidad al niño, éste alzando su mano para extenderla escondiendo su dedo pulgar, dando a entender que tiene cuatro años, la edad exacta de mi hermana más pequeña. — Tengo una hermana a la que le agradarías mucho — comento graciosa, provocando la risa del pequeño.
— ¿Tú cuántos años tienes? — escucho a Claire a mi lado, curiosa.
— Diecinueve — respondo, no me pasó desapercibida la sorpresa de la mujer al escuchar el número. — ¿Quieres ir por un helado campeón? — pregunto a Alex, quien sonríe asintiendo casi frenéticamente. — ¿Me dejaría llevarlo? — me dirijo a Claire, quien observa los ojos suplicantes de su hijo antes de asentir, el pequeño dando pequeños saltos en el lugar tomando mi mano para dirigirnos juntos hasta el puesto de helado.
Desde lejos mientras hacía el pedido al heladero, pude observar a Claire charlando por teléfono, sus gestos preocupados e histéricos detonando mi curiosidad.
— Señorita — escucho a mi lado, el señor entregándome el helado sabor chocolate logró llamar mi atención, lo recibí dándoselo inmediatamente al pequeño mientras buscaba en mi bolsillo un par de billetes, una vez los entrego nos dirigimos juntos de vuelta con la mujer rubia que me dedica una nerviosa sonrisa, logrando preocuparme.
— Gracias Gianna, no tenías qué — dice amable, sonrío observando nuevamente a Alex, notando una vez más el parecido con mi padre, preguntándome por qué no fui capaz de verlo antes, intentando convencerme de ser una casualidad mi curiosidad se encarga de ir más allá.
— ¿Puedo hacerle una pregunta? — con cautela noto a la mujer asentir dudosa. — ¿Cómo se llama el padre de su hijo? — pregunto sin más, notando como queda estática en el lugar. — ¿Dije algo que no debía?, si es así lo lame... —
— Él me abandonó cuando estaba embarazada, es complicado — responde simple, sin intenciones de revelar más.
— Lo siento — susurro, sintiendo después la vibración del aparato en mi bolsillo, al tomarlo noté la llamada entrante de Camila, mi corazón acelerándose en cuestión de segundos. — Camila — saludo observando al pequeño a punto de terminar su helado.
— Hola Gianna — responde, pudiendo sentir su sonrisa aunque no estuviese frente a mí. — ¿Estás ocupada o tienes algo para hacer? — pregunta, dejando expuesta su ligera ansiedad.
— En realidad no — respondo casi de inmediato con una leve risa, Alex jugaba con su madre, causándome conclusiones descabelladas mientras notaba que sus gestos eran parecidos a los de mi padre.
— Qué bien — escucho la emoción de Camila. — Me gustaría que me acompañaras al estudio, ¿aceptas? — pregunta, un atisbo de nervios inundando su tono, consiguiendo petrificarme en el lugar.
— Sí, claro — afirmo, robándole una risa a la morena del otro lado de la línea. — ¿A qué hora paso por ti? — pregunto, notando a Claire observarme detenidamente.
— De hecho, yo pasaré por ti — ríe levemente, robándome el aliento. — ¿En dónde estás? — pregunta una vez más.
— En un parque muy cerca de... — las palabras dejan de fluir en cuanto reconozco que no tengo una mínima idea del lugar. — ¿Recuerdas ésa tienda Adidas en donde nos conocimos? — pregunto, la morena afirmando con una risa. — Bien, ahí estaré — añado despidiéndome para finalizar la llamada. — Ya debo irme campeón, nos veremos — digo al pequeño que entristece con mi despedida, me acerco hasta dejar un beso en su frente. — Hasta luego, ha sido un gusto — me despido esta vez de la mujer rubia que responde en voz baja.
Diez minutos habían transcurrido en aquella tienda mientras paciente esperaba la llegada de Camila, tomando como decisión final observar algunas cosas, momentos después sintiendo mi celular vibrar.
— Ya estoy aquí — avisa alegre, impidiendo que pudiera contestar, colgó.
Al dirigirme fuera de la tienda, efectivamente Camila se encontraba ahí, ocupando los asientos traseros de la camioneta.
— Sube — demanda sonriente, le devuelvo el gesto antes de obedecer a su orden.
— Hola Camz — saludé una vez dentro, notando el creciente tono carmesí abordar sus mejillas por el apodo reciente, me dedica una sonrisa provocando el mismo gesto en mí por inercia, acorto nuestra distancia lo suficiente como para dejar un beso en su mejilla y al separarme noto un tono más fuerte. — Eres tan adorable cuando haces eso — comento, sin darme oportunidad de reprimir mis palabras.
— ¿Hacer qué? — pregunta tímida.
— Sonrojarte Camila — respondo, ella baja su vista aún sonrojada y en cuanto río deja un ligero golpe en mi brazo.
El trayecto hasta el estudio resultó entretenido, Camila compartiendo anécdotas, pequeñas historias de nuestras vidas mientras me explicaba que verificaría algunas cosas, grabarían una nueva canción y visitaríamos el teatro donde realizarían su siguiente presentación. Al llegar al edificio bajamos del auto, al ser la primera esto me permitió sostener la puerta abierta para la morena, que sonrío con gracia ante mi gesto. Recorriendo el establecimiento antes de tomar el elevador señaló algunos lugares explicando qué rol desempeñaban.
Entramos al elevador por un momento nuestras manos haciendo contacto, un escalofrío recorriendo mi piel mientras impaciente esperaba a que el elevador se detuviera, dejando ver a las demás chicas en cuanto las puertas abrieron.
— Hola chicas —
— ¡Gianna! — saluda Dinah con emoción, provocando mi risa. — Es un gusto que estés aquí — añade dejando un beso en mi mejilla.
— Concuerdo con Dinah — dice Lauren acercándose hasta dejar un beso en mi mejilla, regresando a su lugar con una sonrisa. Normani y Ally acercándose para repetir la acción.
— Bueno, ya deberíamos ir con Chad — anunció Camila, una ligera molestia tiñendo sus palabras, todas asintieron e inmediatamente me posicioné a un lado de la morena para seguirla.
Dos horas habían pasado, obteniendo la grabación final de aquella canción, no pude escuchar nada más que leves ecos del instrumental debido a que no me permitieron ingresar a la cabina, solo pude observar a través del cristal rectangular en el pasillo. Camila y sus expresiones al cantar, notando como se entregaba en cada frase fue de las mejores experiencias, cada momento dándome oportunidad de reconocer que traía mi mundo de cabeza.
— Estuviste grandiosa Camila — comenté una vez que salió, sintiendo la vergüenza caer como un balde sobre mí al observar las chicas detrás de ella.
— Pero no me escuchaste — responde riendo, con el peculiar sonrojo en sus mejillas.
— Lo sé, pero no necesité hacerlo — digo con una sonrisa robándome una risa de la latina, escuchando a Dinah y Normani realizar sonidos de ternura.
— Vamos al teatro antes de que sea tarde — menciona Lauren caminando delante de todas, siguiéndola casi de manera inmediata, a un segundo de ingresar al elevador una voz detrás lo impidió.
— Camila — mencionó, al girarme sobre mi posición noté a Shawn Mendes observando con una sonrisa a la morena.
— Hola Shawn — responde Camila alegre abrazando al chico de tez blanca mientras deja un beso en su mejilla, la molestia corriendo a través de mi torrente sanguíneo provoca que mis manos se conviertan en puños.
— Cada vez que te veo estás mucho más bonita — comenta el chico, Camila golpeándolo ligeramente con su codo.
— No seas tonto, ¿qué haces por aquí? — pregunta.
Divisando a las demás chicas conversando relativamente alejadas decidí unirme a ellas antes de que ocurriera un "accidente" con el sujeto, sentí la mirada de Camila seguirme breve. Mi concentración en la conversación que sostenía la morena con el chico cara pálida me impidió notar que Ally se esforzaba por llamar mi atención.
— ¿Perdón? —
— Te pregunté que cómo te iba en la universidad — repite la más baja extrañada por mi actitud.
— Lo siento, me ha ido bien hasta ahora — respondo con una sonrisa forzada, dirigiendo mi vista fugazmente a Camila quien me miró por un momento.
— Qué bueno Gia — comenta Normani, obteniendo solo un asentimiento de mi parte.
— ¿Todo bien, Gianna? — pregunta Dinah dirigiendo su vista al mismo lugar que anteriormente observaba.
— Sí — respondo, la duda plasmándose en el rostro de la chica rubia, antes de que pudiera decir algo más Camila realiza señas para que volvamos al sitio.
— Shawn, ella es una amiga, Gianna — dice presentándome con una sonrisa, desafortunadamente no pude devolver el gesto, la frase sintiéndose como un balde de agua helada.
— Un gusto Gianna — saluda el chico con una sonrisa mientras extiende su mano, inexpresiva debatía internamente el responder.
— Gianna D' Amico — respondo finalmente, dedicando un fuerte apretón en su mano mientras lo observo fijamente, sentía mi mandíbula contraerse y Camila observaba la situación con nerviosismo, solté su mano rápidamente dirigiéndome al elevador, segundos después de despedirse Camila también ingresaba en el reducido espacio.