Un Amor Imposible. Zuko & Kat...

By LynZWay6

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Zuko se ha unido al grupo del avatar, al principio Katara lo odia, pero al fin lo ha perdonado. ¿Podrá triunf... More

Capitulo 1. Encuentros y Reencuentros
Capitulo 2. Recuerdos
Capitulo 3. El Rescate
Capitulo 4. El Antidoto (primera parte)
Capitulo 5. El Antídoto (segunda parte)
Capitulo 6. Confrontación
Capitulo 7. La Explosión
Capitulo 8. El vuelo del Fénix
Capitulo 9. Los XV años de Katara
Capitulo 10. El festival
Capitulo 11. El túnel del amor.
Capitulo 12. El día de campo.
Capitulo 13. Uniones y Rupturas
Capitulo 14. El Duelo
Capitulo 15. Confesiones
Capitulo 16. El pasado de Zuko
Capitulo 17. La Adivina
Capitulo 18. La Traición
Capitulo 19. El triunfo de Azula
Capitulo 20. La Roca Hirviente
Capitulo 21. Zuko al Rescate
Capitulo 23. La Venganza de Azula
Capitulo 24. El Congelador
Capitulo 25. La Caída de la Roca Hirviente
Capitulo 26. Perseguidos
Capítulo 27.Sangre Control
Capítulo 28.Planes de Guerra
Capítulo 29. El Huevo Dorado
Capitulo 30. El bebé dragon
Capitulo 31. El Rey Dragon
Capitulo 32. Presentimiento
Capitulo 33. La Promesa
Capítulo 34. Ataque nocturno
Capitulo 35. Duelo de espadas (1ra Parte)
Capítulo 36. Duelo de Espadas (2da Parte) La Historia de Ursa
Capitulo 37. Duelo de Espadas (3ra parte) La Muerte de Azulon
Capitulo 38. El mejor espadachín
Capítulo 39. Enemigos del pasado.
Capitulo 40. La Emboscada
Capitulo 41. El Crepúsculo
Capitulo 42. El Amanecer
Capítulo 43. El cometa de Sozin (Primera parte)
Capitulo 44. el cometa de Sozin (Segunda Parte)
Datos Curiosos Avatar: The Last Airbender
Capítulo 45. El cometa de Sozin 3ra parte (Los refuerzos)
Capítulo 46. La técnica suprema
Capítulo 47. El consejo de los sabios
Capítulo 48. Sacrificio
Capítulo 49. Despedida (1ª parte).
Capítulo 50. La Despedida (2da parte).
Capítulo 51. Boda trágica.
Capitulo 52. El último Agni Kai.
Capítulo 53. Agonía
Capitulo 54. Viva el nuevo Señor del Fuego
Segunda Temporada?
Actualizacion del nuevo mini-fic
Zuko, el Cyrano de la Nación del Fuego. Capitulo 1- Decepción
Capítulo 2. Más decepciones.
Capítulo 3. La despedida.
Capítulo 4. La carta de amor.
Capítulo 5. El pacto.
Capítulo 6. La cámara de los secretos.

Capitulo 22. Escape de Prisión

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By LynZWay6

Disclaimer: Los personajes de Avatar el último maestro aire no me pertenecen a mí, sino a nickelodeon y sus creadores.

Por Crystal Violeta.


Song se encontraba arrodillada ante el cuerpo de Jet. Hace unos minutos él había perdido el conocimiento, así que Song lo cuidaba lo mejor posible. Con un trapo húmedo, ella limpiaba con delicadeza la heridas en el rostro del joven. Jet suspiró y entre sueños murmuró muy quedo:

– ¡Katara!

Song retiró su mano, luego acarició el cabello de Jet y le dijo.

– Veo que todavía la quieres – Song suspiró – En cuanto te sientas bien, me marcharé y tú podrás...

La puerta de la celda se abrió y Katara entró con sigilo.

– Katara, ¡ayúdalo por favor!

– No te preocupes, él se pondrá bien.

Katara inició la sesión de curación, mientras Song la observaba en silencio.

Cuando Zuko regresó a la celda de Jet, le preguntó a Katara.

– ¿Cómo están?

– Haru todavía no está bien, pero creo que ya puede hacer tierra control. En cuanto a Mai... bueno... sigue inconsciente, pero ya está fuera de peligro. Aunque necesitará más tiempo para sanar.

– ¿Y tú Jet? – le preguntó Zuko – ¿Crees que puedas caminar?

– Creo que sí.

– Entiendo – Zuko tomó una respiración profunda y les dijo – prepárense. En cuanto les avise, nos iremos de aquí.

Zuko salió y se dirigió a la celda de Haru. Ahí les explicó el plan. Ty Lee accedió a ayudarles, pues sus habilidades sería de mucha ayuda en el escape, aunque la participación de Haru y de Katara serían las más importantes.

Jet estaba sentado en el suelo, mientras Katara, arrodillada junto a él, proseguía con la curación. El agua resplandecía con un color azul mientras cerraba las últimas heridas en el torso de Jet. Ella estaba tan concentrada en las heridas que no se dio cuenta de lo cerca que estaba del rostro de Jet, hasta que él, acercándose, intentó besarla. Ante la sorpresa, ella se aparto y el agua cayó al suelo.

– ¡Lo siento! – dijo él avergonzado. El joven bajó la vista, causando que Katara sintiera lástima por él, pero a pesar de todo ella no lo ama y sin importar cuanto lo intentará, lo único que sentía por Jet era una cercana amistad.

– Está bien. Déjame terminar de curarte o no podremos escapar.

El grupo esperó pacientemente a que el guardia terminara su ronda. En cuanto se alejó, Long Shot les hizo una señal y todos los prisioneros del pasillo entraron al último cuarto del piso. Jet era ayudado por Song para caminar. Haru se apoyó en Ty Lee y Zuko llevaba en brazos a Mai.

– ¿Qué es este lugar? – preguntó Sokka.

– Es un pequeño almacén – respondió Zuko – hay uno igual en cada piso – y dirigiéndose al grupo, añadió – Debe ser más de media noche y los guardias cambiaran de turno al amanecer. Tenemos poco tiempo para escapar y debemos hacerlo en silencio. Haru, tienes que abrir un agujero en el piso y después, formar una escalera para que todos puedan bajar. Debes hacer lo mismo en cada piso hasta llegar al sótano. Ahí escaparemos por el drenaje ¿crees que puedas hacerlo sin hacer ruido?

– Sí – respondió Haru con firmeza.

Primero, el chico golpeo el suelo con sus pies y los ladrillos se elevaron para después, formar una serie de escalones. A medio camino, los ladrillos se terminaron, entonces Haru golpeó la pared con su puño y de inmediato fragmento de roca de la pared se extendieron para formar escalones y terminar la escalera. Harú repitió el proceso en cada piso hasta llegar al sótano de la prisión. Toda la operación se realizó con el silencio suficiente para que ningún guardia se diera cuenta de lo sucedido.

El grupo siguió a Zuko, a través del drenaje. La tubería era lo suficientemente grande como para que todos caminaran sin dificultad, aunque los más altos tenían que agacharse ligeramente.

– ¿En dónde estamos preguntó Suki?

– Debajo de la prisión – explicó Zuko – Este drenaje llega al mar, fuera de la muralla externa.

– ¡Uff!, ¡qué mal huele! – se quejó Sokka mientras sus tobillos se empapaban con el agua inmunda.

– Es el drenaje, ¿qué esperabas? – replicó Katara.

– ¿Por qué hace tanto calor? – preguntó Sokka.

– Debemos estar debajo del lago hirviente – dijo Zuko cuando se encontró con Iroh y los otros presos.

– Yo puedo enfriarlo un poco – dijo Katara soplando para que el agua se enfriara.

– No demasiado – sugirió Zuko – la combinación de calor y frío puede resquebrajara las paredes.

– No te preoucpes. Tendré cuidado.

El túnel estaba bloqueado por unas gruesas rejas de acero. Zuko colocó sus manos en los barrotes y creó un fuego tan intenso que el metal se derritió, dejando el paso libre. El grupo siguió avanzando hasta llegar al final del túnel, ahí el agua del drenaje caía en mar abierto.

– ¡Estamos fuera de la prisión! – exclamó Sokka - ¿y ahora qué hacemos?, ¿nadar?

– Ahora es el turno de Katara – dijo Zuko.

Katara formó una balsa de hielo en donde subieron los pasajeros. Para asegurarse que nadie los viera, cubrió al grupo con un manto de agua, a manera de camuflaje. Con precaución, transportó al grupo, rodeando la isla hasta llegar al muelle, en donde se encontraban los cinco dirigibles

– Recuerden – advirtió Zuko – si queremos tener éxito necesitamos ser rápidos y silenciosos.

Con una ola gigante, Katara subió al grupo a cubierta. Lo primero fue encargarse de los vigías de los cinco dirigibles. Zuko con su cerbatana, Ty Lee con sus técnicas de inmovilización y Suki con sus habilidades, se deshicieron de cada uno de los vigilantes. Cada vez que un guardia caía, era sustituido por un miembro del grupo para evitar sospechas.

Iroh, Ty Lee, Katara, Suki y Zuko se encargaron de inmovilizar a todos los guardias de la primera nave.

– Ahí está Appa – dijo Zuko en voz baja. Con su espada rompió las cadenas y liberó al bisonte, que aún dormía a causa de los somníferos.

– ¿Y ahora qué, Zuko? – preguntó Sokka – atacamos la prisión.

– ¡Acaso estás loco! – replicó el príncipe – ¡Eso sería suicidio!. No hay forma de que puedas atacar la prisión más segura del mundo y salir con vida. Lo mejor es actuar con sigilo. Si no despertamos a los guardias tendremos una oportunidad. Yo sé en dónde tienen a Aang y tengo un plan para rescatarlo pero necesitaré ayuda.

– No... no... ¡no es justo!... ¡no es justo!... ¡yo soy mejor que Zuko! – repetía Azula, mientras se movía agitadamente de un lado al otro de su cama – ¡merezco el trono más que él!... ¡ZUKO NO PUEDE SER REY! – gritó, mientras despertaba de su pesadilla. Respiró con alivio mientras apoyaba sus manos en su frente. La princesa permaneció sentada unos momentos, sin deseos de volver a dormir. Entonces pensó en su tío y en su futura ejecución, lo que la hiso sentirse mejor, pero después frunció el seño.

– mmm, el tío Iroh quiere mucho a Zuko, pero tomó su muerte con demasiada tranquilidad... Algo no anda bien.

De mala gana arrojó las sábanas a un lado, se vistió con su uniforme de guerra y salió a investigar.

– ¿Entendieron el plan? – preguntó Zuko en voz baja – necesitamos... ¡oh no!... Todos al suelo.

– ¿Qué sucede? – preguntó Sokka.

– Es mi hermana. ¿Qué hace despierta a estas horas?

Azula bajó de la cubierta de su nave y caminó hacia el puerto.

– ¿A dónde va? – preguntó Ty Lee.

– Parece que se dirige a la roca hirviente – respondió Sokka – pero ¿Por qué?

– Tal vez quiere ver a mi tío – declaró Zuko – pero si llega a su celda y no lo encuentra estaremos en problemas. Tenemos que detenerla ahora.

– Yo puedo hacerlo – dijo Ty Lee, pero necesito una distracción...

– Princesa Azula – dijo uno de los prisioneros, disfrazado como soldado de la nación del fuego – quiere que la acompañemos como su escolta –. Azula observó al hombre que acababa de hablar.

– Así es como acostumbra saludar, soldado.

– ¡Oh, lo siento majestad! – el hombre se inclinó ante la princesa. Con una mano extendida y la otra formando un puño, saludó a la manera tradicional de la nación del fuego, pero cometió el error de equivocarse de manos. Azula lo observó con una sonrisa.

– Muy bien soldado, usted vaya adelante.

Azula siguió al supuesto guardia y mientras caminaba, extendió sus brazos para formar el relámpago, pero antes de que pudiera separa las energías, Ty Lee calló a su espalda y la golpeo en varios puntos estratégicos paralizando su cuerpo.

– Definitivamente tienes que enseñarme a hacer eso – dijo Zuko saliendo de su escondite.

Azula observó a Zuko, primero con sorpresa, después, con furia inusitada, pero antes de que la princesa pudiera hacer algo más, Ty Lee le dio el golpe definitivo, haciéndola caer en la inconsciencia total.

– Listo – dijo Ty Lee – Azula dormirá por horas.

La princesa fue esposada y amordazada. Después, la encerraron en uno de los camarotes de la nave real.

– Ahora sí – dijo Zuko con una sonrisa – Es tiempo de rescatar a Aang.

El grupo avanzó al penúltimo piso de la prisión. Zuko iba a la cabeza, seguido por Ty Lee, Suki, Haru y Sokka. Todos iban disfrazados como guardias de la prisión.

Cada pasillo era vigilado por un guardia, pero este piso, era el más seguro y por eso era el único que tenía una doble puerta. Ty Lee se encargó de paralizar al primer vigilante del pasillo y el grupo avanzó por el corredor, hasta toparse con una puerta de metal cerrada con cadenas. No fue difícil para Zuko romperlas con su espada. Zuko abrió ligeramente la rendija que servía de ventanilla y vio a dos guardias en cada pared, del próximo pasillo, vigilando la entrada a la celda del avatar.

– Esperen aquí – les dijo Zuko – Yo tengo más experiencia en estos casos.

Zuko colocó su daga entre sus dientes, sujetó la espada con una mano y un dardo tranquilizante en la otra. Exhaló un suspiró, abrió la puerta con rapidez y entró en el oscuro pasillo. Minutos después, Zuko regresó y les indico a los demás que podían pasar. Al avanzar por el corredor, Sokka vio a dos guardias inconscientes y a los otros dos, atados y amordazados en el suelo. Entonces le susurró a Suki.

– Me preguntó cómo hace estas cosas – Ella simplemente se encogió de hombros con una sonrisa.

Zuko se detuvo ante la puerta que daba a la celda del Avatar.

– Aquí tienen a Aang. Hay dos maestros fuego y dos arqueros Yu Yan listos para disparar. Nuestra única oportunidad es actuar en sincronía, así que recuerden el plan. ¿Todos listos? Uno... dos... tres.

Sokka abrió la puerta de golpe y a un tiempo entraron Zuko, Suki y Ty Lee. Los guardias estaban sorprendidos pero los arqueros Yu Yan dispararon una flecha cada uno. Zuko se deslizó por el suelo y en el trayecto lanzó con una mano su daga sobre una flecha partiéndola en dos y con la otra mano lanzó una ráfaga de fuego que calcinó la flecha que disparó el segundo arquero. Después, con ambas manos lanzó dos bolas de fuego que incendiaron los arcos de los Yu Yan. Mientras tanto, Suki se había encargado con facilidad de un maestro fuego, Ty Lee había inmovilizado al segundo y ahora estaba anulando a un arquero Yu Yan, mientras Zuko noqueaba al arquero restante.

– ¡Chicos, me alegra tanto verlos! – sonrió el avatar.

Zuko cortó las cadenas de Aang, quien una vez libre abrazó a sus amigos.

– ¡Sabía que no debía perder la esperanza! y ahora ¿Cuál es el plan, chicos?

– Ahora debemos salvar a Toph – dijo Zuko enfundando su espada – Sé en donde la tienen.

Los chicos siguieron al príncipe, quien se encargó de anular al vigilante del pasillo en dónde se encontraba Toph. Después, abrió todas las celdas del piso hasta encontrar a su amiga.

– ¡Toph, estás bien! – gritó el avatar.

– ¡Aang!, – exclamó la niña ciega mientras Zuko destruía sus cadenas – ¡me alegra tanto escuchar tu voz! – después de acariciar sus muñecas, abrazó a Aang con fuerza.

Cómo Toph no podía ver, Aang se encargó de servirle de guía mientras el resto de los chicos liberaba a los presos de esta sección. Muchos de ellos estaban malheridos y algunos necesitaron ayuda para caminar, pero todos fueron llevados al último cuarto del piso. Haru abrió un boquete en el piso y formó escalones para escapar, igual que lo había hecho con anterioridad.

La ansiedad de Katara desapareció cuando sus amigos regresaron, ella se encargó de llevarlos a la nave capturada. Una vez que el grupo subió a cubierta, Sokka soltó las amarras para iniciar el despegue.

Zuko permaneció en silenció observando a Jet en el suelo con Song a su lado. También miró a los otros presos que se quejaban por los maltratos recibidos en prisión. Algunos se veían muy mal pero agradecían el haberse liberado al fin de ese infierno.

– ¿Listos para despegar? – preguntó Iroh.

– No – respondió Zuko – tío, no podemos dejar a todos los prisioneros aquí. Mañana, cuando Azula descubra la fuga se pondrá furiosa y se desquitará con ellos. Mira lo que les hizo a Jet y los demás. Te imaginas lo que hará con el resto de los prisioneros.

– Es triste, pero no podemos hacer nada. En este momento, el avatar es más vulnerable que nunca y no debemos arriesgar su seguridad.

– Tienes razón, pero no podemos abandonar a nuestra gente. Sabes bien que la mayoría son rebeldes de la Nación del Fuego.

– Zuko, tienes idea de cuantos prisioneros están aquí.

– Vi las listas de los prisioneros, son más de 150, pero podemos hacerlo. El guardia hace su ronda cada hora y según mis cálculos faltan cuatro rondas más antes de que amanezca. En ese momento los guardias cambiarán de turno y los que están durmiendo despertaran para cumplir con sus ocupaciones. Significa que nos quedan 3 horas para liberar al resto.

– Tres horas para liberar a 150 prisioneros – dijo Katara – ¿podemos hacer eso?

– Podemos intentarlo – respondió Zuko – pero si trabajamos en conjunto estoy seguro que lo lograremos.

– Yo estoy contigo – dijo Katara con una sonrisa – ¿qué dicen ustedes?

– La misión del avatar es traer paz al mundo y si podemos ayudar a esta gente tengo la obligación de ayudar.

– Todo esto ha sido mi culpa – dijo Haru – lo menos que puedo hacer es ayudarlos.

– ¡Ah! – suspiró Sokka – está bien. Cuenten conmigo también.

Iroh sonrió con orgullo mientras observaba a su sobrino y asintió ligeramente. Ty Lee y Suki también se unieron al grupo.

Si pretendían liberar a todos los presos necesitarían contar con todas las naves disponibles. Así que formaron dos equipos de trabajo. Ty Lee fue de especial ayuda, ella, junto con Iroh y abejita se apoderaron de las cuatro naves restantes.

Zuko y Suki inmovilizaron a los guardias que vigilaban cada pasillo, los encerraban en una celda y uno de los prisioneros, tomaba su lugar para que no los descubriera el velador en sus rondas. Mientras tanto, Sokka y el resto de los chicos abrían las celdas, liberaban prisioneros y los ayudaban a escapar. Haru se encargaba de abrir agujeros y formar escaleras. Song los guiaban por la cañería y Katara los transportaba en una balsa de hielo hasta las naves.

El grupo trabajaba en sincronía perfecta, de tal manera que en 2 horas ya casi habían terminado de sacar a todos los prisioneros, pero Haru no se veía bien y cuando estaba abriendo un boquete en la pared, sintió que todo giraba a su alrededor y se derrumbó en el suelo.

– ¿Haru, qué tienes? – le preguntó Ty Lee preocupada, que para ese entonces, ya había terminado su trabajo en las naves y ahora se había unido al grupo liberando presos – ¡Necesitas descansar!

– No te preocupes – el chico respiraba con dificultad mientras se apoyaba en la pared – Estoy bien. Además, ya casi terminamos – Sin decir nada más, continuó su trabajo.

Katara regresó en la balsa de hielo a esperar el próximo embarque.

– Estos son los últimos – le dijo Sokka a su hermana – Nada más faltan los prisioneros que se hacen pasar por guardias y nuestros amigos.

– ¿Cuándo van a venir?

– En cualquier momento. Supongo que van a esperar a que el guardia termine su ronda para salir con suficiente tiempo.

– ¿Tu no vienes con nosotros?

– No. Prefiero esperar al resto, pero tú llévate a estos a la nave.

– Bien, no tardaré mucho.

En cuanto el vigilante terminó su penúltima ronda nocturna y el peligro había pasado, los prisioneros que tomaron el lugar de los guardias, abandonaron sus puestos y bajaron a toda velocidad, guiados por Zuko y los otros. A medio camino, Haru se desplomó de nuevo. El chico había llegado al límite de sus fuerzas. Zuko lo ayudó a levantarse y juntos escaparon por el drenaje. Ahí, Katara los estaba esperando.

– ¡Lo logramos! – exclamó Zuko con un suspiro.

– ¡No puedo creer que los hayamos liberado a todos! – dijo Katara

– No a todos – corrigió uno de los prisioneros – Sacaron a los presos de las celdas, pero hay tres prisioneros en el pozo.

– ¿El pozo? – preguntó Sokka.

– Sí, es una especie de celda de castigo. En realidad se trata de una cueva subterránea. Ahí dejan a los prisioneros que causan problemas.

– ¡Lo siento por ellos! – dijo Sokka – pero ya hicimos bastante y no podemos arriesgarnos por tres personas más.

– Entiendo – el prisionero suspiró con pesar – lo lamentó por mi amigo Hakoda.

– ¡HAKODA! – Exclamaron a un tiempo Sokka y Katara.

– Sí, Hakoda de la tribu del agua.

– ¡Es papá! – exclamó Katara – ¡Sokka tenemos que ir por él!

– Sí Katara, regresaré por papá y lo traeré de vuelta.

– Yo les ayudaré – dijo Zuko, que había escuchado la conversación – ¿Haru, crees que puedas realizar un último viaje?

– Yo... no sé – respondió el maestro Tierra, pero al tratar de incorporarse el joven se desvaneció por completo. Katara trató de reanimarlo sin éxito.

– Estará bien, pero necesita tiempo para recuperarse.

– Pero Katara, no podremos sacar a papá sin ayuda de Haru – dijo Sokka con gravedad.

– ¡Esto no puede ser! – exclamó Katara – primero perdí a mi madre y ahora...

Zuko la abrazó y le dijo:

– No llores, Katara. Te juró que traeré a tu padre de vuelta.

– ¿Cómo?

– Escaparemos en la góndola. Es la única oportunidad.

– No podrán hacerlo.

– Claro que sí. Todavía tenemos una hora antes de que cambien el turno y los guardias descubran la fuga.

– Iré con ustedes – dijo Suki.

– Y yo – añadió Ty Lee.

– Yo también – dijo Katara con resolución.

– No, Katara. Tú todavía tienes que llevarte a estos hombres y luego debes crear una niebla para puedan escapar en los dirigibles. Todos te necesitan y eres la única que puede ayudarles. Dile a Aang que nos espere con Appa en el muelle. Nosotros los alcanzaremos en una hora.

– No. Ya he perdido a parte de mi familia y no quiero perder a nadie más – Katara abrazó a Zuko con ímpetu.

– Katara, te prometo que traeremos a tu padre y a tu hermano a salvo.

– ¡Gracias!

Katara se llevó a los prisioneros a las naves capturadas. Con los prisioneros liberados llenaron tres naves. Aprovechando la oscuridad de la noche, los dirigibles se elevaron por los aires. Para asegurarse que nadie los viera partir, Katara formó una bruma espesa, y así las naves pudieron alejarse, sin que los guardias de las torres de vigilancia pudieran verlos. Aang se quedó en un dirigible en compañía de Appa, que empezaba a moverse pero aún no conseguía despertar.

Zuko y los otros corrían lo más rápido que podían. El guardia no tardaría en iniciar su última ronda nocturna y si no veía a nadie vigilando, se daría cuenta de la fuga. Cuando el guardia salió de la torre de vigilancia, Ty Lee lo inmovilizó y Suki se encargó de amarrarlo.

– ¿No notarán su ausencia? – preguntó Sokka.

– No hasta dentro de una hora – explicó Zuko – si para entonces no ha regresado a la torre, los guardias saldrán a investigar y descubrirán la fuga. Además, para entonces darán la alarma de cambio de turno y todos los guardias despertaran para iniciar sus actividades. Así que tenemos que darnos prisa, si queremos escapar con vida.

El grupo avanzó sigilosamente hasta las escaleras y bajaron a los últimos niveles. En una sección apartada del sótano, encontraron una puerta cerrada con cadenas. Zuko las rompió con su espada y al abrirla encontraron una especie de cueva. Zuko formó una llama en su mano para disipar la obscuridad total y ahí encontraron a tres prisioneros encadenados.

– ¡Papá! – Sokka corrió hacia Hakoda y lo abrazó efusivamente. Él abrió los ojos y le sonrió con la mirada – ¿papá qué tienes?

– Probablemente no les han dado agua ni comida en días – dijo Zuko examinando a los otros dos guerreros – ¿Ustedes los conocen?

– Sí – respondió Sokka – él nuestro amigo Bato y este es el padre de Haru.

Suki encontró agua en un pequeño almacén y se las llevó a los presos que bebieron con avidez. Después, los sacaron de la cueva, pero como los prisioneros no tenían fuerzas para caminar por su propio pie, recibieron ayuda. Sokka ayudó a Hakoda, Ty Lee al padre de Haru y Zuko a Bato.

El grupo avanzó con prontitud hasta llegar al último piso. Ahí se agazaparon hasta llegar a la cabina que controlaba la góndola. Aún estaba oscuro, aunque no faltaba mucho para el amanecer, sin embargo, a pesar de la luna que lucía esplendida, las antorchas alumbraban el lugar.

– Buenas noches – dijo Sokka vestido con uniforme de la prisión – ha sido una larga noche ¿no es cierto?

– Sí – se quejo el guardia de la cabina.

– No es justo que la mayoría estén durmiendo, mientras nosotros montamos guardia. Díganme, ¿no le gustaría disfrutar de un trago?

– ¿Vino?, ja ja ja. Aquí no hay vino.

– Yo vine en las naves de la princesa y tenemos mucho vino en las bodegas. Si quieren puedo traer una botella o dos.

– Está prohibido beber en horas de servicio.

– Vamos capitán – le dijo un soldado que había escuchado la conversación – hace mucho que no disfrutamos de un buen vino. ¿Qué daño puede hacernos tomar un trago? Además, el turno ya casi termina.

– Está bien. Tráenos ese maravilloso vino.

– En seguida – dijo Sokka – Sólo viajaré en la góndola y les traeré el mejor vino de la Nación del Fuego.

Sokka caminó hacia la góndola, abrió la puerta, pero en lugar de entrar regresó hacia la cabina, dejando la puerta abierta intencionalmente.

– Se me olvidaba – dijo Sokka tratando de distraer a los guardias - ¿qué clase de vino prefieren? Tenemos muchas variedades y quiero traerles lo que más les agrade.

Escondido, Zuko controló su respiración para apagar todas las antorchas de la cabina y el pasillo. La oscuridad momentánea les dio suficiente tiempo para que el grupo ingresara a la góndola.

– ¡Rayos! – el capitán formó una llama en su mano y encendió una de las antorchas – odio cuando esto pasa. El ambiente es demasiado húmedo aquí. En fin, volviendo al vino, puedes traer lo que sea, de todas maneras tenemos meses sin probar una gota de alcohol.

– Saben que – sonrió Sokka – les traeré una botella a cada uno.

Sokka entró en la góndola y cerró la puerta. Uno de los guardias tiró de la palanca y la góndola avanzó por el cable. En el interior, Zuko y los otros, estaban sentados en el suelo para ocultarse de los guardias.

– Parece que todo va a salir bien – exclamó Sokka con alivio.

Mientras tanto, uno de los maestros fuego que estaban en una de las celdas abrió los ojos. Al descubrir que el avatar había desaparecido se alarmó. Sus manos estaban atadas con sogas, pero ese no es ningún impedimento para un maestro fuego. El guardia incendio sus ataduras y corrió a toda prisa para sonar una campana.

Los guardias de una torre fueron a inspeccionar. En cuanto abrieron las celdas y las encontraron vacías, cundió el pánico. De inmediato sonaron todas las alarmas de la prisión. La mayoría de los guardias estaban durmiendo pero despertaron al escuchar las alertas. Una intensa movilización se desató en todo el lugar.

– ¡Detengan la góndola! – gritó el capitán de la caseta – Nadie puede salir de la prisión.

– ¿Qué está sucediendo? – preguntó Sokka.

– ¡Nos han descubierto! – dijo Suki - ¿qué vamos a hacer?

Zuko subió al techo del vagón y desde ahí lanzó una intensa ráfaga de fuego que, a pesar de la distancia, derritió la palanca que controlaba la góndola, antes de que el guardia pudiera detenerlos.

Zuko ingresó de nuevo en el vagón.

– Eso los detendrá un poco. Espero que nos dé tiempo de llegar al otro lado.

– DETENGANLOS – gritó el capitán furioso.

– No podemos. Derritieron la palanca.

– Busquen la forma de detenerlos. Rápido. Y despierten al alcalde.

Los guardias colocaron barras de hierro entre los engranes para frenar el transporte.

– ¡La góndola, ya no se mueve! – exclamó Sokka – y falta más de medio camino. ¿Qué vamos a hacer?

Al escuchar las alarmas, Aang se preocupó. Intentó despertar a Appa, pero el bisonte no respondía...

El alcalde, aún con ropas de dormir, se hizo presente en la cabina de control. En segundos el capitán le explicó lo sucedido, provocando que su superior estallara en cólera. Con un pequeño telescopio observó la góndola y reconoció al príncipe Zuko, la cicatriz lo delataba.

– Es el príncipe traidor – dijo el alcalde – no podemos permitir que escape – ¡Corten el cable!

Los subordinados obedecieron y con una cierra, empezaron a cortar el cable, mientras la góndola se sacudía violentamente.

– ¡Oh no! – exclamó Sokka – Están cortando el cable.

– ¿Qué vamos a hacer? – preguntó Ty Lee – ¿Este vagón puede flotar?

– No – respondió Hakoda – está hecho de metal. En cuanto corten el cable caeremos en el agua hirviendo.

– ¡Lo siento papá! – dijo Sokka con pesar – quería ayudarte y ahora, todos vamos a morir.

– Sokka, no importa lo que suceda, quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti.

– Todos tenemos que morir alguna vez – dijo Suki – pero me alegra hacerlo a tu lado – ella y Sokka se besaron.

Luego, padre e hijo se abrazaron con efusividad, mientras Zuko los contemplaba con tristeza. Entonces levantó la mirada y dijo:

– Sokka

– Sí

– Entrégale esto a mi tío – Zuko colocó la daga de perla, que Iroh le había obsequiado, en las manos de su amigo – y dile a Katara, que cumpliré mi promesa.

– ¿Por qué estás diciendo...?

Sokka no terminó la pregunta cuando Zuko saltó por la ventana. En el techo de la góndola, se quitó el cinturón y lo usó como gancho para deslizarse por el cable a toda velocidad, hacia la prisión.

– ¿Qué está haciendo? – preguntó Suki, desconcertada.

– ¿Acaso no es obvio? – dijo Sokka – Va a impedir que corten el cable.

– Pero ¿cómo va a regresar?

– No lo hará – declaró Hakoda con voz grave.

– ¡Va a sacrificarse por nosotros! – exclamó Ty Lee con los ojos humedecidos.

Los guardias lanzaron ataques de fuego al príncipe que se acercaba, pero él los bloqueo, ya que con sus pies lanzó bolas de fuego contra sus enemigos. De un saltó cayó en el suelo y se enfrentó a los soldados que estaban serruchando el cable. Los guardias se retiraron y el príncipe tuvo tiempo de quitar las barras que estaban frenando la góndola. Así, Sokka y los demás continuaron avanzando hasta la otra orilla.

Mientras tanto, Aang, convencido de que no podía despertar a Appa, quitó las amarras del dirigible y preparó el despegue, pero el bisonte era una carga muy pesada para este transporte y el ascenso fue mucho más lento y difícil de lo que esperaba.

En la Roca Hirviente, habían llegado más soldados que en este momento peleaban contra el príncipe Zuko, quién trataba desesperadamente de alejarlos de la góndola. Sabía perfectamente que esta era una batalla que no podía ganar, pero esperaba entretenerlos lo suficiente para que sus amigos llegaran al otro lado.

– No podrá hacerlo – dijo Suki – Son demasiados guardias.

– Sí podrá – declaró Sokka – Conozco bien a Zuko y si hay algo que puedo decir de él, es que nunca se rinde – Sokka apretó la daga con fuerza. Entonces la sacó de su empuñadura y la miró con detenimiento.

– ¿Qué dice? – preguntó Suki al notar una inscripción en la daga.

– Nunca te rindas sin una pelea.

El grupo se miró en silencio.

Más y más guardias llegaban para detener al príncipe y finalmente habían conseguido tirarlo al suelo e inmovilizarlo. Jadeante, Zuko levantó la vista y observó que la góndola estaba ya muy cerca de la orilla, pero tres guardias tomaron la sierra y se disponían a cortar el cable que estaba a punto de romperse. Entonces, lanzando un fuerte gritó consiguió ponerse de pie y siguió luchando. Formó un círculo fuego a su alrededor del que se desprendían enormes llamas en forma de tentáculos, que atacaban a los guardias. Este ataque era parecido al pulpo de agua que hacía Katara, pero Zuko lo hacía con fuego.

Varios maestros fuego se reunieron y con un ataque en conjunto, lanzaron una gigantesca esfera de fuego que logró derribar al príncipe. Inmediatamente, varios guardias se lanzaron sobre él, lográndolo apresar. Al instante, los guardias recobraron la sierra para terminar de cortar el cable, pero fue tarde. Ya la góndola había llegado al otro extremo y el grupo estaba bajando del transporte. La última en salir fue Ty Lee, quien con un salto acróbatico, salió de la góndola justo antes de que cayera estruendosamente en el agua hirviente.

En el otro extremo, Zuko sonrió, su obra estaba concluida y aunque sabía lo que le esperaba, se sentía satisfecho con su elección, pues había cambiado su vida, por la de sus amigos. Además, había cumplido su promesa y sabía que le daría una inmensa alegría a su amada Katara.

– Qué tenemos aquí – dijo el alcalde de la prisión – el príncipe traidor.

Zuko, apresado por varios soldados, no podía moverse, pero lanzó una mirada feroz sobre el alcalde.

– No quedará mucho de esa insolencia tuya, cuando terminemos contigo. Estoy seguro al señor del Fuego y a la príncesa Azula, les dará mucho gusto verte "con vida" ¡Llevenselo! – ordenó y los guardias condujeron al príncipe a su nuevo y oscuro destino.

Continuará...


Notas importantes: En el Comic-Con 2007 aparecieron por primera vez unos dibujos que revelaban información sobre el capítulo de la Roca Hirviente, los cuales sugerían que habría un escape de esa prisión y los dibujos sugerían que Zuko era capturado e interrogado por Mai y Azula. Zuko parecía desmayado en una silla y tenía ropa de prisión. Además, aparecían Hakoda y Suki por lo que todos pensábamos que se trataría de un rescate, pero ¿por qué Zuko usaba ropa de prisión? En internet, muchos especulamos que había dos opciones. 1) Zuko se había dejado capturar, para entrar a prisión y liberar a sus amigos (de hecho inventé una historia con esta posibilidad) o 2) Zuko rescataba a los prisioneros, pero por alguna razón se quedaba atrás y era capturado. Más tarde, en la página del avatar apareció un juego en donde Zuko era el protagonista y bajaba a rescatar prisioneros de sus celdas y los llevaba a la góndola. Cuando liberabas a todos los cautivos de un piso, alguien decía "fuiste muy valiente pero todavía hay más prisioneros, ¿quieres regresar?" uno elegía "sí" y pasabas al siguiente nivel. Por lo tanto, pensé que la segunda opción era la más acertada.

Confieso que cuando vi el capítulo, sufrí una decepción, porque yo me había imaginado algo parecido a lo que ocurrió en este fic (y a lo que va a pasar). Porque también se habló de un nuevo villano que era un guardia de prisión y que utilizaba el látigo. Sólo quería que supieran de donde me inspiré para inventar esta historia.

Muchas gracias por sus reviews. ¡Por favor sigan escribiendo!, el tiempo invertido en escribir este fic es ampliamente recompensado por cada uno de sus mensajes enviados. Los aprecio y los valoro mucho.

El título del próximo capítulo será "La venganza de Azula".

Agradecimientos de Crystal a sus lectores en Fanfiction: Gracias a Nollas Black, Lily Potter, Murtilla, Lolipop91 por sus comentarios que tanto me animan. A Pame Chan, Ya pronto sabrán a quién rescató Iroh, pero estoy segura que ya se lo imaginan. A Rashel Shiru, no te preocupes, a mi no me gusta dejar abandonados a los personajes y Haru y Duque van a volver a aparecer. Youweon escribí un pequeñito Jetara sólo por ti, porque en realidad no estaba incluido en esta escena, lamentablemente no puedo hacer que Jet se quede con Katara porque el fic va en otra dirección. En cuanto a Lain Ameirnani, wau, leer tantos capítulos en una tarde es un comentario que me halaga. Muchas gracias a todos y espero que sigan leyendo.


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