Un Amor Imposible. Zuko & Kat...

By LynZWay6

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Zuko se ha unido al grupo del avatar, al principio Katara lo odia, pero al fin lo ha perdonado. ¿Podrá triunf... More

Capitulo 1. Encuentros y Reencuentros
Capitulo 2. Recuerdos
Capitulo 3. El Rescate
Capitulo 4. El Antidoto (primera parte)
Capitulo 5. El Antídoto (segunda parte)
Capitulo 6. Confrontación
Capitulo 7. La Explosión
Capitulo 8. El vuelo del Fénix
Capitulo 9. Los XV años de Katara
Capitulo 10. El festival
Capitulo 11. El túnel del amor.
Capitulo 12. El día de campo.
Capitulo 13. Uniones y Rupturas
Capitulo 14. El Duelo
Capitulo 15. Confesiones
Capitulo 16. El pasado de Zuko
Capitulo 17. La Adivina
Capitulo 18. La Traición
Capitulo 20. La Roca Hirviente
Capitulo 21. Zuko al Rescate
Capitulo 22. Escape de Prisión
Capitulo 23. La Venganza de Azula
Capitulo 24. El Congelador
Capitulo 25. La Caída de la Roca Hirviente
Capitulo 26. Perseguidos
Capítulo 27.Sangre Control
Capítulo 28.Planes de Guerra
Capítulo 29. El Huevo Dorado
Capitulo 30. El bebé dragon
Capitulo 31. El Rey Dragon
Capitulo 32. Presentimiento
Capitulo 33. La Promesa
Capítulo 34. Ataque nocturno
Capitulo 35. Duelo de espadas (1ra Parte)
Capítulo 36. Duelo de Espadas (2da Parte) La Historia de Ursa
Capitulo 37. Duelo de Espadas (3ra parte) La Muerte de Azulon
Capitulo 38. El mejor espadachín
Capítulo 39. Enemigos del pasado.
Capitulo 40. La Emboscada
Capitulo 41. El Crepúsculo
Capitulo 42. El Amanecer
Capítulo 43. El cometa de Sozin (Primera parte)
Capitulo 44. el cometa de Sozin (Segunda Parte)
Datos Curiosos Avatar: The Last Airbender
Capítulo 45. El cometa de Sozin 3ra parte (Los refuerzos)
Capítulo 46. La técnica suprema
Capítulo 47. El consejo de los sabios
Capítulo 48. Sacrificio
Capítulo 49. Despedida (1ª parte).
Capítulo 50. La Despedida (2da parte).
Capítulo 51. Boda trágica.
Capitulo 52. El último Agni Kai.
Capítulo 53. Agonía
Capitulo 54. Viva el nuevo Señor del Fuego
Segunda Temporada?
Actualizacion del nuevo mini-fic
Zuko, el Cyrano de la Nación del Fuego. Capitulo 1- Decepción
Capítulo 2. Más decepciones.
Capítulo 3. La despedida.
Capítulo 4. La carta de amor.
Capítulo 5. El pacto.
Capítulo 6. La cámara de los secretos.

Capitulo 19. El triunfo de Azula

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By LynZWay6

Disclaimer: Los personajes de Avatar el último maestro aire no me pertenecen a mí, sino a Nickelodeon y sus creadores.

Por: Crystal Violeta.


– El té ya está listo – dijo Zuko – retirando la tetera del fuego - ¿quieres probarlo, Katara?

– Será un placer.

Zuko le sirvió una taza a la joven y ella estaba a punto de beberla, cuando Sokka, Suki y Abejita entraron a la cocina, intempestivamente.

– ¡ALTO! – gritó Sokka – el té está envenenado.

– ¡Qué! – exclamaron Katara y Zuko al mismo tiempo.

– Todos se desmayaron después de probar el té que Zuko preparó –explicó Sokka.

– ¿De qué rayos estás hablando? – replicó el príncipe.

– ¡Katara, Zuko es un traidor!

– ¡No es cierto! – protestó ella.

– ¿Cuál era tu plan? – inquirió Sokka – ¡Envenenarnos a todos y luego entregarnos a tu hermana Azula!

– ¡Yo no soy un traidor!

– Miren lo que encontré en la mochila de Zuko – gritó Haru al entrar y mostrar un pequeño frasquito de vidrio.

– Eso no es mío – se defendió el príncipe.

– Yo he visto ese frasco antes – dijo Abejita – lo tenía la princesa Azula en la Isla Ember. Jet se lo robó a Azula y después la princesa nos buscó para que se lo devolviéramos.

– ¡Zuko, cómo pudiste! – exclamó Katara al recordar que Zuko había desaparecido por largo rato durante el festival.

– Eso no prueba nada. Cualquiera pudo dejarlo entre mis cosas. ¡Katara, tienes que creerme!

– ¡Eres un traidor! – gritó Haru y con sus poderes levantó una roca del piso y se la arrojó al príncipe.

Zuko esquivó el ataque y lanzó una ráfaga de fuego sobre Haru.

– ¿Por qué tienes poderes, si bebiste el té? – preguntó Haru extrañado.

– No lo bebió – explicó Katara y dirigiéndose a Zuko le dijo – por eso tiraste el té por la ventana, porque estaba envenenado.

– ¡No, Katara! Tiré el té porque no me gusta.

– ¡Mientes! – gritó Sokka.

Al ver que nadie le creía, Zuko salió corriendo del edificio.

– ¡Atrápenlo! – ordenó Sokka. De inmediato, todo el grupo, a excepción de Katara, iniciaron la persecución.

Haru levantó una pared de piedra cerrándole el paso a Zuko y luego lo atacó con enormes rocas. Definitivamente, Haru había mejorado mucho desde la última vez que Katara lo había visto pelear, pero aún así, no era rival para el príncipe de la Nación del Fuego.

Zuko lanzaba ataques de fuego que Haru bloqueaba formando muros de piedra y contraatacaba, arrojando enormes rocas. El príncipe destruía los proyectiles que le lanzaban, con potentes ráfagas de fuego que hacían estallar las piedras en mil pedazos. Zuko parecía ser el vencedor indiscutible, pero cuando Abejita, Sokka y Suki se unieron a la pelea, sus ataques conjuntos le causaron problemas al príncipe.

– ¡Alto! – gritó Zuko – No quiero lastimarlos.

Pero nadie parecía entrar en razón. Todos atacaban con ferocidad. Únicamente, Katara, permanecía inmóvil observando la pelea, sin saber qué hacer.

– Hermana, ayúdanos – gritó Sokka – no podemos contra él.

– Katara, tienes que confiar en mí – imploró Zuko.

– ¡No puedo creer que nos traicionaras de nuevo! – dijo Katara al salir de su letargo – ¡yo confié en ti! – gimió mientras las lágrimas resbalaban por su rostro – ¿Qué ganabas con este nuevo engaño?, ¿qué pretendías al hacer que me enamorara de de ti?, ¿burlarte para demostrar lo estúpida que soy?

– Katara yo nunca te he mentido.

– ¡Cómo pude ser tan tonta para creerte otra vez! – ella se dio la vuelta y se alejó corriendo.

– ¡Katara, espera! – gritó Zuko, bajando la guardia por un segundo. Aprovechando el breve descuido del príncipe, Haru arrojó una serie de rocas, que Zuko trató de esquivar, pero fue tarde. Logró evadir las primeras, pero la tercera lo golpeó en la cabeza, haciéndolo caer pesadamente al suelo y dejándolo inconsciente.

– ¿Qué vamos a hacer con él? – preguntó Haru tratando de recuperar el aliento.

– Tenemos que inmovilizarlo – respondió Suki – podemos amarrarlo con unas sogas.

– Eso no servirá – dijo Sokka – Zuko puede quemar las cuerdas y escapar con facilidad, tal como lo hizo en el polo norte.

– Yo puedo aprisionarlo con rocas – sugirió Haru.

– Esa no es buena idea – declaró Sokka – he visto a Azula destruir las rocas con su fuego. Parece que lo único que puede detener a un maestro fuego es el metal.

– Podemos encadenarlo en el calabozo del sótano – dijo Suki – ahí había cadenas y grilletes, y podremos encerrarlo para que no escape.

– Buena idea – aceptó Sokka.

– Sokka ¿estás seguro que hacemos lo correcto? – preguntó Suki – su cabeza está sangrando mucho. Tal vez deberíamos... no sé... vendarlo.

– No te preocupes. Estará bien, Zuko es muy resistente – respondió el guerrero de la tribu agua, mientras arrastraba el cuerpo del príncipe con ayuda de Haru.

Las muñecas de Zuko quedaron encadenadas a la pared de la celda, igual que sus tobillos y aunque seguía inconsciente, los chicos cerraron la reja de la celda y la puerta de la prisión con llave, para asegurarse que no pudiera escapar. Terminada su tarea, volvieron al salón principal.

Cuando el grupo entró en el fuerte, encontraron a Katara llorando, con Aang en sus brazos.

– ¿Cómo permití que pasara esto? – dijo la joven, mientras apretaba el cuerpo inerte del avatar.

– ¿Cómo está? – preguntó Sokka.

– Parece que está bien, solamente está dormido – respondió Katara

– Tal vez Zuko quería dormirnos a todos para apresarnos y entregarnos a su padre – explicó Sokka – Nunca debimos confiar en él.

– Yo juré que cuidaría de Aang – dijo Katara con un suspiro – un día le dije a Zuko que si...

– ¡AUXILIO! – gritó Toph – ¡Katara, ayúdame!

Los cinco chicos corrieron al escuchar a la niña.

– Toph, ¿qué sucedió? – preguntó Katara sorprendida.

– ¿Katara, en donde estás? – dijo Toph alarmada, mientras tentaleaba el suelo

– Aquí, Toph. Dime qué pasa.

– ¡Katara, no puedo ver!

– Nunca has podido ver – corrigió Sokka.

– Nunca he podido ver con mis ojos, pero con mis poderes podía saber en dónde estaba todo y... – la niña se puso de pie y golpeó el suelo, pero nada sucedió – ¡No puedo hacer tierra control! – gritó Toph – ¡y sin mis poderes, realmente estoy ciega!

Teo y el Duque despertaron de su letargo.

– ¿Chicos, cómo se sienten? – indagó Sokka.

– Bien – respondió Teo restregándose los ojos.

– Entonces el té no estaba envenenado – dijo Sokka con alivio – parece que sólo los hace dormir por un par de horas, pero... de alguna manera les quita sus poderes a los maestros de los elementos.

– Pero voy a recuperar mis poderes, ¿verdad? – preguntó Toph con verdadera preocupación.

– Por supuesto que sí – le dijo Katara – buscaremos la forma de que todos vuelvan a la normalidad – La joven abrazó a la niña con fuerza para darle consuelo.

– Un momento – dijo Sokka después de una pausa – si el té les quita los poderes a los maestros de los elementos ¿por qué tú puedes hacer tierra control? - preguntó dirigiéndose a Harú. – Ahora que lo pienso, ¿por qué te sorprendiste cuando Zuko arrojó fuego? Haru tú...

Sokka no terminó la frase, cuando la tierra se abrió bajo sus pies y luego se cerró, dejándolo atrapado. Únicamente, sus hombros y su cabeza quedaron al descubierto.

– ¡Haru! – Exclamó Katara – ¿por qué...?

Una pila de rocas se elevó del suelo dejando aprisionada a Katara. La joven solamente podía mover el cuello y su cabeza. Ella trató de liberarse, sin conseguirlo.

– ¿Haru que estás haciendo?

– Acaso no es obvio – dijo Sokka – Haru es el traidor.

– Entonces Zuko decía la verdad – dijo Katara confundida.

Haru intentó aprisionar a Sukki, pero ella era muy rápida y lograba esquivar todos los ataques del maestro tierra.

– Ríndete y libera a mis amigos – ordenó la valiente líder de las guerreras Kioshi.

– Eso no será posible – dijo una voz que todos reconocieron.

– ¡AZULA! – gritaron en coro al ver a la princesa de la Nación del Fuego.

De inmediato, Sukki y Abejita tomaron posición de ataque, pero bastó un chasquido de los dedos de la princesa, para que docenas de soldados se acercaran rodeándolas.

Sin ningún esfuerzo, un trío de soldados comunes se encargaron de Toph, Duque y Teo. Abejita se defendía contra dos maestros fuego y Suki peleaba con habilidad contra cuatro agentes Dai Li. Sin embargo, los chicos estaban en desventaja. La última en rendirse fue Suki, pero al final, la superioridad numérica se impuso y todos fueron capturados por el enemigo.

– Haru, ¡por favor, tienes que ayudarnos! – suplicó Katara haciendo esfuerzos por escapar pero Haru la miró en silencio y se cruzó de brazos.

– ¡Lo siento, Katara, pero ahora trabajo para Azula!

– ¿Cuánto dinero te ofreció Azula para que nos traicionaras?

– No me juzgues mal, Katara. Te juró que ni por todo el oro del mundo abandonaría a mis amigos.

– ¿Entonces, por qué nos traicionaste?

– Por mi padre. Mi papá acababa de salir de una nave prisión y ahora está de nuevo en otra prisión aún peor que la anterior. Yo lo conozco y sé que no soportará mucho tiempo el encierro – Haru exhaló un suspiro – El día que capturamos a Azula, me dijo que si no la ayudaba, ella personalmente torturaría a mi papá, hasta matarlo. ¡Por favor, comprende que no podía abandonar a mi padre!

Katara le escupió a la cara.

– ¡Eres un miserable! – gritó – mi papá también está en prisión y no por eso le doy la espalda a mis amigos.

– Vaya, vaya, que tenemos aquí – dijo Azula cruzándose de brazos – La sucia campesina de la tribu del agua. No sé que pudo verte Jet – Azula acercó sus uñas al rostro de Katara y advirtió – quiero ver la expresión de Jet cuando yo termine contigo.

– Dijiste que no lastimarías a nadie – replicó Haru.

– ¡Ah, sí! – Azula resopló con enfado – me había olvidado de ti. Dime, ¿todos bebieron el elixir?

– Sí princesa. Todos menos Zuko. Parece que él tiró el té.

– No me sorprende – dijo Azula – olvide advertirte que Zuko y yo odiamos el té. Cuando éramos niños, mi tío nos obligaba a beberlo, pero cuando no nos veía, lo tirábamos. Eso es quizá lo único que Zuzu y yo tenemos en común. En fin, ¿en dónde está mi hermano, ahora?

– Esta encadenado en una celda.

– Si Zuzu se dejó vencer por un grupo de tontos, entonces es más patético de lo que yo pensaba.

– ¡No vas a ganar, Azula! – replicó Katara.

– ¿Es que no lo entiendes?, ¡ya triunfe! – dijo sonriente.

– Por el momento, pero en cuanto Aang despierte te derrotará – amenazó Katara reuniendo todo su valor.

Una sonora carcajada escapó de los labios de Azula.

– El avatar y los demás, despertarán en una prisión y sin poderes –Azula sonrió – Déjame explicarte algo, campesina. Todos los que beben el "elixir nulificador" por primera vez, pierden sus poderes por semanas, un segundo tomo los anula por años, pero si lo ingieren por tercera vez, perderán sus poderes... para siempre – Azula hizo una mueca de satisfacción – pero no me mires así. Todos ustedes serán ejecutados antes de darles el segundo tomo, menos el avatar, por supuesto, porque si él muere reencarnará de nuevo y no queremos que eso suceda. Él será el único que reciba los tres tomos del elixir y cuando pierda sus poderes para siempre, lo mantendremos con vida, por mucho, mucho tiempo, claro que me encargaré, PERSONALMENTE de que su vida sea un completo infierno.

– ¡Eres un monstruo! – replicó Katara.

– ¡CÁLLATE! Mi madre también pensaba que yo era un monstruo y pago las consecuencias. Sólo por eso dejaré que observes como destruyo al traidor de mi hermano y a todos tus amigos.

– ¿Qué vas a hacer con Zuko? – preguntó Katara sin lograr ocultar su preocupación.

– Él será el primero en morir, pero descuida. Aunque no lo creas tengo sentimientos – dijo fingiendo tristeza – voy a darle una muerte rápida, pero deshonrosa. Verás, en nuestra civilización un cuerpo debe ser quemado y sus cenizas se conservan como un recuerdo en urnas sagradas, pero en el caso de Zuzu... bueno, me aseguraré que sus cenizas no sean encontradas nunca.

– Yo cumplí con mi parte del trato – dijo Haru – Me aseguré que todos bebieran el elixir para que perdieran sus poderes y ...

– Todos menos Zuko – corrigió Azula.

Katara guardó silencio. Seguramente Haru creyó que ella había tomado el té, igual que todos. Después de todo, nadie la vio cuando derramó accidentalmente la taza. Además, Haru debió haberla visto dormir y seguramente pensó que se debió al té. Así que nadie sabía que ella era la única que aún conservaba sus poderes. Katara era inteligente y sabía que su única oportunidad de escapar consistía en que Azula no descubriera que aún podía hacer agua control.

Pasado mañana habrá luna llena – pensó Katara – Esa podría ser mi oportunidad.

– De todas maneras, Zuko está atrapado y no podrá escapar – declaró Haru – Yo cumplí y ahora quiero que liberes a mi padre.

– Nadie me da órdenes – dijo Azula con escalofriante frialdad – pero ya que te importa tanto tu padre, creo que es justo que los dos compartan el mismo destino. ¡AGENTES DAI LI, APRÉSENLO!

– ¡Qué! – exclamó Haru al ser atacado por una docena de agentes Dai Li. El joven se defendió como pudo, pero a pesar de ser un gran maestro tierra, perdió ante el ataque conjunto de sus adversarios.

– No pensaste que confiaría en ti ¿o sí? – preguntó Azula con ironía – si traicionaste a tus amigos, seguramente me apuñalarías por la espalda a la primera oportunidad.

– ¡Eres un tonto! – le reprochó Katara – No debiste confiar en Azula.

Ahora, Haru se había dado cuenta de su error, pero ya era demasiado tarde. Mientras lo ataban con sogas como a la mayoría, comprendió que en lugar de salvar a su padre, lo había sentenciado a muerte, igual que a todos los demás.

– Ty Lee, hazlos dormir – ordenó Azula – Así será más fácil transportarlos.

La acróbata obedeció. Primero puso a dormir a Katara, después se acercó a Haru y vaciló un poco, pero finalmente cumplió la orden de su amiga. Después siguió con el resto. Mientras Ty Lee terminaba su trabajo, un guardia se acercó a Azula.

– ¿Cuáles son sus órdenes, princesa?

– Encaden a los prisioneros y súbanlos al dirigible. Tomen todas las precauciones posibles, recuerden que son enemigos muy peligrosos o solían serlo. En cuanto a mi hermano, quiero verlo con mis propios ojos.

Cuando Azula vio que un soldado tomó con una mano al Duque, quién se sacudía violentamente, y que otro guardia empujaba la silla de ruedas de Teo, les replicó:

– ¿A dónde llevan a estos dos?

– Al dirigible, con los otros prisioneros.

– ¡A un niño y a un invalido! – exclamó burlonamente – ¡por favor teniente! Estos dos no son una amenaza, sólo son un lastre que no pienso llevar en mi nave. No tiene caso llevarlos a la prisión más segura de la Nación del Fuego.

– Entonces ¿qué quiere que hagamos con ellos?

– Llevenlos al calabozo. Compartirán el mismo destino que mi hermano.

Al llegar a las escaleras que conducían a los calabozos, Azula empujo la silla de ruadas de Teo, que rodó por los escalones igual que su dueño.

– ¡Oh, qué lástima! – le dijo al adolescente que yacía en el suelo, con fingida lastima – ¡tu silla de ruedas se hizo pedazos!

Entonces la princesa se rió con satisfacción mientras pasaba de largo por el maltratado Teo. Un guardia arrojó a Duque en una celda y cerró la puerta de golpe. Al hacerlo, un puñado de tierra cayó levantando una nube de polvo. El guardia cerró con llave y acompañó a la princesa a la siguiente celda.

Azula disfrutó observando el cuerpo inmóvil de su hermano y la sangre seca en su rostro proveniente de su cabeza.

– Aunque no puedes escucharme, quiero que sepas que me alegra que sigas con vida. Así tendré el privilegio de matarte con mis propias manos.

Azula se puso en posición para crear un relámpago pero no concluyó su ataque porque el edificio empezó a cimbrarse, y una gran cantidad de tierra caía sobre ellos.

– ¿Qué sucede? – le preguntó Azula a un guardia.

– Son los motores de las naves voladoras los que están ocasionando esto. El edificio es muy viejo y puede desplomarse en cualquier momento.

– Tienes razón... mmh, si uso el relámpago con Zuko el edificio podría venirse abajo. Aunque sería divertido que él muriera aplastado. Esa sería una muerte digna de un traidor... Creo que tengo una idea.

Siguiendo las instrucciones de Azula, los guardias colocaron en la celda y en todo el fuerte, suficientes barriles de gelatina explosiva como para hacer volar todo el edificio. Después, dejaron un rastro de pólvora que conducía hasta las afueras de la construcción. Concluido el trabajo, Azula cerró con llave la celda de Zuko, subió las escaleras y colgó el llavero en un gancho a la entrada de la puerta. Ni si quiera se tomaron la molestia de encerrar a Teo, en un calabozo. Consideraron que por ser inválido, no era peligroso. Finalmente, Azula le dio una última mirada a su hermano y salió del edificio.

Katara abrió los ojos lentamente. Lo primero que descubrió es que tenía las manos encadenadas a la espalda y grilletes en sus pies. Las cadenas le impedían cualquier movimiento de agua control. Ahora, estaba tan indefensa como los demás, así que sus esperanzas de escapar se habían esfumado por completo. Lo peor fue cuando miró a su alrededor y se dio cuenta que Aang, Sokka, Iroh y todos los demás estaban encadenados, igual que ella. Algunos empezaban a despertar, para descubrir con horror que estaban a bordo de una máquina voladora de la Nación del Fuego.

– Me alegra que despertaras – dijo Azula señalando a Katara – quiero que atestigües la muerte de mi hermano.

Un guardia levantó a Katara y la llevó al borde de la nave. Desde ahí, un maestro fuego lanzó una ráfaga de fuego rojo que cayó en el camino de pólvora, formando una llama que avanzaba rápidamente hacia el interior del edificio.

Los ojos de Azula se posaron en el edificio esperando la explosión, pero nada sucedió.

– ¿Qué sucede? – preguntó furiosa.

– Tal vez la mecha se apago en el trayecto, princesa – respondió el guardia.

– ¡Eres un inútil! – la princesa disparó un relámpago sobre el soldado, que cayó muerto al instante. Ella resopló – Es que tengo que hacerlo todo yo.

La princesa se preparó para crear el relámpago.

– ¡Espera, Azula! – interrumpió Mai, que en ese momento llegó corriendo en compañía de Ty Lee – ¿Qué vas a hacer?

– Acaso no es obvio.

– ¡Dijiste que no dañarías a Zuko!, ¡Dijiste qué sólo lo mantendrías en prisión para darle una lección!

– Bueno, en este momento está en prisión y ahora voy a darle una lección.

La princesa separó las energías para disparar el relámpago, pero cuando sus dedos iban a apuntar hacia el fuerte, un cuchillo pasó rozando su brazo, obligándola a desviar el rayo que cayó a unos metros de su objetivo. La princesa observó gotas de sangre en su brazo y furiosa lanzó una mirada asesina sobre Mai, que con cuchillos en mano, estaba lista para atacar.

– ¡No dejaré que lastimes a Zuko! – advirtió Mai.

– ¡Qué estúpida eres! – increpó Azula – ¡Te atreves a atacarme! ... ¡A MI!, y todo por salvar a alguien que te engaña con otra – al decir esto miró a Katara.

– ¡No es cierto! – gritó Mai preparándose para atacar – ¡Zuko me ama y va a casarse conmigo! Él nunca me engañaría con otra.

Katara bajo la cabeza al escuchar sus palabras. Ahora comprendía que Mai realmente amaba a Zuko y estaba arriesgando su vida por defenderlo y sintió pena por ella, porque sabía que Zuko estaba pensado romper el compromiso.

Azula y Mai se colocaron una frente a otra en posición de ataque, se vieron a los ojos y las dos atacaron al mismo tiempo, Mai con una serie de cuchillos que la princesa logró esquivar, saltando a un lado, y Azula con una ráfaga de intenso fuego azul que fue a golpear directo en el estómago de su amiga.

Mai gritó con fuerza al recibir el impacto y caer desmayada al suelo.

– ¡Nooo! – gritó Ty Lee y con lágrimas en los ojos corrió a auxiliar a su amiga. La examinó rápidamente y descubrió que seguía con vida, pero su condición era seria y necesitaba atención médica inmediata.

– Ty Lee, aléjate de esa traidora – ordenó Azula.

– ¡Cómo... cómo pudiste hacer algo tan horrible! – exclamó la acróbata alterada – Ella es tu amiga y sólo estaba tratando de proteger a tu hermano.

– Mai me traicionó y será castigada por eso.

– ¡Azula, por favor!, Mai necesita un médico – las lágrimas rodaban por el rostro de Ty Lee – ¡Tienes que ayudarla! Ni siquiera tú puedes ser tan cruel.

– Mai merece morir en prisión como el resto de los traidores y si no quieres correr la misma suerte más vale que me obedezcas y te alejes de ella.

– ¡Preferiría mil veces compartir una celda con Mai, que seguir al lado de alguien tan despreciable como tú!

– ¡CALLÁTE! – Azula arrojó vapor de su nariz. No podía creer que sus dos amigas la hubieran traicionado – ¡Muy bien! Será como quieras. ¡Guardias, encierren a estas dos en un calabozo!

Azula estaba histérica, pero al darse cuenta que prisioneros y soldados la observaban hizo un esfuerzo por controlarse. Respiró profundamente y se preparó para lanzar un relámpago.'

– ¡No lo hagas! – exclamó Katara. Mai había arriesgado su vida por proteger a Zuko y ahora ella lo único que podía hacer era suplicar. Poniéndose de rodillas imploró por la vida de Zuko – ¡No lo hagas, por favor!

Azula simplemente sonrió con satisfacción. Ignorando las suplicas de Katara, se colocó en el borde de la nave. Preparó el relámpago y lo dirigió a un barril de gelatina explosiva que se encontraba en la entrada principal. El resultado fue inmediato. La explosión activó los otros barriles que detonaron en secuencia, causando que todo el edificio se viniera abajo y levantara una inmensa nube de polvo y humo.

Cuando el polvo se disipó, pudieron observar que el edificio se había desplomado por completo.

– ¡No! – gimió Katara. Su llanto fue sofocado por las carcajadas de Azula, que saboreaba su victoria.

– Siempre fui un prodigio, pero hoy me he convertido en la leyenda más grande en toda la historia de mi país – los ojos de Azula centelleaban con un perverso brillo – Mi padre estará muy complacido conmigo, porque yo he sido la única que logró capturar al avatar, a sus amigos, a todos los líderes rebeldes y por supuesto, al traidor de mi hermano – Azula suspiró – ¡Timonel!, diríjase a la Roca Hirviente – con una sonrisa de satisfacción por el'mayor triunfo de su vida, se dirigió a su camarote.

En cambio, Katara estaba deshecha. Aún de rodillas, seguía llorando por la muerte de Zuko.

– ¡Todo está perdido! – gimió – ¡ya no hay esperanza!

Entonces la gigantesca nave voladora dio la vuelta y emprendió la marcha. Seguida por cinco naves más. Ahora, sin ninguna esperanza, el avatar, sus amigos y todos los prisioneros eran conducidos hacia La Roca Hirviente, la prisión más segura de la Nación del Fuego..

Continuará...

Notas:

Ya vieron que Zuko no fue el traidor.

Muchas gracias por sus reviews. Por favor sigan escribiendo. Acepto sus comentarios buenos y malos. Sus observaciones me ayudan mucho para seguir escribiendo y mejorar.

El próximo capítulo se titulará: "La Roca Hirviente".

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