BANG ll: Explosion of love.

By iherebelieber

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TERCER LUGAR CATEGORÍA ACCIÓN EN LOS #BIEBERAWARDS2016 No leer esta historia si no has leído la primera tempo... More

«Prologo»
«Introducción»
«Prefacio»
«¿Aún piensas en él?»
«En la cárcel»
«Malditamente encerrados»
«Noche de alcohol»
«Segunda oportunidad»
«Sao vicente, Cabo verde»
«Decisiones»
«Blake Desmond»
«Caída»
«Feliz cumpleaños, Blake.»
«Compras y malas noticias»
«Problemas»
«Sólo tú y yo»
«Adrenalina, y vecinos raros»
«Charlie Everson» (Parte uno)
«Charlie Everson» (Parte dos)
«Plan seductivo»
«Engaño»
«Así es el amor»
«Disculpas»
«Tengo miedo»
«A comenzar de nuevo»
«Cassy»
«Dinero y explosión»
«No otra vez»
«Oscuridad»
«Todo estará bien»
«Ideas, sobornos y abogados»
«Juicio»
«Sensaciones»
«Sólo amor»
«¡Olvide su cumpleaños!»
«Adelantos»
«Accidente»
«Isaac»
«Locuras»
«Gemidos, viaje, suciedad y narices rotas»
«Planificación»
«Cásate conmigo»
«Si»
«Matricidio y nuevos jefes.»
«Deja vu»
«Despedida»
«Huida»
«¿Celoso?»
«Golpes y anuncios de compromiso»
«Hoteles, trajes, y vestidos.»
«Preparativos, dieta, y más preparativos»
«Ciudad del pecado»
«Impedimentos matrimoniales»
«Locura en Las Vegas»
«Locamente casados»
«Sorpresas y más sorpresas»
«Pequeños cambios»
«Amenazas»
«Peligro»
«Familia»
«Los Dean»
«Rusos y Australianos»
«Espionaje»
«Vergüenza»
«Estamos listos»
«El trabajo de nuestras vidas»
«Uno menos»
«¡Diablos!»
«Año nuevo»
«Bebé Bieber»
«Cuidado»

«Nervios»

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By iherebelieber


Hola, antes de empezar con el capitulo quería decir que lamento no subir tan seguido como dije cuando salí de vacaciones, pero fue porque se me habían ido todas las ideas para poder como ''enlazar'' todo lo que se venía. Lo otro es que el fanfic ha bajado mucho los votos, los leídos y los comentarios a causa de esto y eso me pone triste:( Hago esto porque es lo que me gusta pero de todas maneras esas ayuditas hacen biennnn♥, intenten hacerlo, no cuesta nada ldkf, ya ahora si el capitulo!


Capitulo treinta y siete.


—Esta comida cambiará tu vida. —sonrió. —Lo prometo.

Me reí.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Las papas y las malteadas de aquí con maravillosas. —sonrió otra vez. Su teléfono sonó y lo sacó de su chaqueta para revisar el mensaje. Lo mire expectante. Lo guardo de nuevo y me miró.

—Isaac. —dijo.

Entonces la chica llego con nuestro pedido, y lo colocó sobre la mesa. Bebí un poco de mí malteada, y él me sonrió.

—¿Qué tal? —preguntó.

De pronto su cara cambio drásticamente. Se colocó su sombrero negro un poco más abajo, y apoyo el codo en la mesa para así tapar ligeramente su rostro. Suspiré. Conocía esa cara, tenía un problema.

—Debemos irnos. —maldijo. Lo miré con el ceño fruncido algo preocupada. Siempre pasaba lo mismo. Y como ya dije, conocía esa cara. Esa mueca, era la que ponía cuando sabía que alguien le quería dar una paliza.

—¡Hey! ¡Tú! —dijo uno de los tipos. —¡Hillwood!

—Mierda Leah, vámonos. —Se levantó con rapidez y tiró de mi mano pasando a llevar todo lo demás. Agarre mi bolso y comenzamos a correr.

—¡Deben pagar eso! —gritó la chica que nos atendió. Abrimos la puerta y salimos corriendo. Los hombres salieron por detrás de nosotros. Justin soltó otra maldición y empezó a avanzar más rápido. Ya era de noche y la oscuridad nos facilitaba la escapada un poco. Nos metimos en un callejón con ellos aun siguiéndonos. Justin avanzó por una serie de calles, hasta llegar a un callejón sin salida.

—Justin...

—Tranquila, aquí estamos bien.

Suspiró y entonces noté que había una puerta ahí. Justin se acercó y toco cinco veces seguidas. Abrieron un pequeño compartimiento por donde casi solo podías ver los ojos de una persona, y en efecto, un par de ojos oscuros aparecieron allí.

Justin se acercó y unos segundos después abrieron la puerta. Era un lugar oscuro, a penas iluminado por pequeñas bombillas de color blanco, lo que hacían más frio y aterrador el lugar. Justin no soltó mi mano en ningún momento, y avanzó hasta el final por un pasillo con una serie de puertas en cada lado. Ya casi en el final, había una escalera, Justin subió y llegamos a algo otro pasillo. Este estaba más iluminado, y seguía teniendo puertas por todos lados. Justin estaba por abrir la puerta cuando lo detuve.

—Isaac está ahí dentro, ¿cierto?

Lamió sus labios un segundo y asintió.

—No quiero entrar ahí. —susurré. Suspiró y asintió de nuevo.

—Vale, quédate aquí. Salgo en cinco minutos.

Justin abrió y cerró la puerta, perdiéndose allí dentro. Tome una respiración y pegue mi oído a la puerta.

—¿Spencer?

—¡Justin! —exclamó un hombre. Luego de eso escuché un par de risas, y luego la voz se Isaac.

—Sería una sorpresa, pero estás aquí antes de lo esperado. ¿Qué ocurre?

—Nada solo... me encontré con unos tipos y corrí. ¿No hay nada para hoy? —preguntó Justin.

—Pues no. Podría decir que tienes esta noche libre, —casi podía sentir la sonrisa de Isaac diciendo esas palabras—¿Un trago, Justin?

—No.

—¿Y qué tal has estado?

—Bien. —Dijo Justin respondiéndole a la voz que no conocía—¿Qué haces aquí?

—Va a correr—respondió Isaac por el desconocido. —¿Te apuntas?

Me imaginaba el rostro de Justin, dudando y conteniéndose por aceptar. Hace bastante que no se metía en otras cosas. Estábamos en Footscray únicamente por el trato que él y Damon tenían con Isaac, y además de esto, no habíamos hecho otras cosas.

Mordí mi labio.

—Vamos Justin. —lo alentó el desconocido.

—Está bien.

Suspiré y seguí escuchando.

—No lo pierdas, eh. —dijo Isaac riéndose.

—Por supuesto que no. —contestó Justin.

Entonces oí los pasos y me alejé de la puerta. El primero en salir fue un chico alto, delgado y de cabello cobrizo. Era bastante guapo a decir verdad. Tenía un aire a rebelde y peligroso al mismo tiempo. Usaba una camiseta blanca rasgada, y pantalones negros. Sus brazos, su clavícula y al parecer parte de su pecho y su cuello estaban totalmente tatuados. Tenía una perforación en el labio y dos expansiones gigantes en las orejas. Masticaba chicle, e hizo un globo que se reventó en su boca mientras me observaba de arriba abajo.

Me sentí expuesta ante su mirada.

Era como cuando Justin solía mirarme en el internado, sin conocerme aún. Cuando desvié la mirada, él sonrió burlonamente.

—¿Cómo estás belleza?

—Está conmigo. —respondió Justin saliendo con un par de llaves de auto en su mano derecha. Pasó su brazo por mi cintura, atrayéndome a él.

—Lo intenté—dijo el chico encogiéndose de hombros. Estiro su mano derecha totalmente tatuada y me miró.

—Llámame Spencer—me guiñó un ojo bajo la mirada de Justin. —Pero bueno, si no te gusta mi nombre puedes llamarme como quieras.

—Spencer. —le llamó Justin—No me hagas golpearte.

Spencer se rió.

—Tranquilo amigo. ¿Cómo te llamas?

—Leah. —respondí.

—¿Y tu apellido?

—Collins.

—Leah Collins... lindo—asintió. —Muy lindo.

—Ya, basta. —dijo Justin pegándole un puñetazo en el estómago. Spencer se rió y le devolvió el golpe.

—Aclárame algo, ¿Es tu novia? ¿O..? —Justin lo calló antes de que dijera algo como: puta, chica para pasar el rato, zorra, o algo por el estilo.

—Si. Es mi novia. Así que mantén tus manos, tu boca, y tus comentarios alejados de ella.

Spencer se rió. Su risa era varonil. La voz que tenía se parecía bastante a la de Justin.

—Vale, vale. Si es tu novia está intocable. Pero eso no quita que me parezcas hermosa. —dijo mirándome.

—Yo eh...—hice un ademán con las manos. —No me van eso de las expansiones.

Justin se rió.

—Puedo quitármelas. —Spencer me guiñó el ojo. Mi novio negó con la cabeza, y entrelazó nuestros dedos.

—Vámonos.

—Te gustan los tatuajes, ¿eh? —dijo observando mi cintura, un poco más arriba cerca de la costilla donde tenía el mismo tatuaje que Justin. Y luego lo miró a él, sus brazos, y todo.

Sonreí.

—Algo. —contesté.

—Vale en eso estamos bien entonces. —sonrió. Justin rodó los ojos.

—¿Cuántos años tienes? —preguntó ahora.

—Deja de agobiarla. —dijo Justin mientras bajábamos.

—Veintidós. —respondí.

—Yo tengo veintitrés. —dijo el sonriendo. Sonreí sin mostrar los dientes. Spencer y Justin siguieron hablando de cosas triviales, ya en el primer piso y frio iluminado pasillo entramos por una puerta. Del otro lado, se escuchaba música a todo volumen, y mucha gente.

Justin prendió una luz y entonces miré todos los autos que estaban en frente. Autos de carreras. Justin miró y apretó un botón de la alarma en el juego de llaves. Un auto azul prendió sus luces y emitió el sonido indicando que sus puertas se habían abierto.

Justin me dio una sonrisa. Su rostro se iluminó por completo y no pude evitar sonreírle de vuelta. Spencer hizo lo mismo y avanzó hasta un auto de color verde.

—Como en los viejos tiempos Drew. —le dijo cerrando la puerta con una sonrisa.

Justin soltó una carcajada y me agarró de la mano para ir hasta el auto. Me subí de copiloto y me coloqué el cinturón de seguridad. Una puerta por detrás de todo se abrió y entonces los dos autos salieron. Spencer avanzó antes que nosotros y aceleró al máximo. Justin sonrió e hizo lo mismo. Bajé un poco la ventana para que el aire entrara.

Y entonces, Bang.

Un ruido ensordecedor nos llegó como una ola. Fijé mi vista a la derecha, Justin no dejaba de acelerar. Sonrió, y entonces vi como el humo se esparcía por el aire a mucha distancia donde estábamos. Y entonces otro ruido, y otro, y otro.

—¿Qué es eso? —pregunté algo asustada.

—Explosiones. —respondió Justin con una media sonrisa.

—¿Por qué?

—La policía tiene que mantenerse ocupada, muñeca.

Entonces un último ruido, seguido por la sirena del camión de bomberos, y luego probablemente se venían los policías. Fue cuando lo entendí. Nosotros nos íbamos del otro lado de los ruidos, y del fuego. Hacia las carreras.

La policía se mantenía ocupada con la serie de explosiones de un lado de Footscray, mientras la otra mitad estaba en las corriendo. Nos alejamos a una velocidad impresionante. La idea de mantener a la autoridad ocupada era realmente inteligente, en verdad.

—¿Lista? —preguntó él con una sonrisa. No siempre lo veía con ese brillo en los ojos, o esa sonrisa feliz y completamente iluminada. Y aunque no me gustara admitirlo, esto era lo que lo hacía feliz.

La velocidad, el peligro, lo ilegal.

—Si. —respondí.

Nos demoramos un par de segundos más. Entonces vi un montón de luces, música y gente.

Mucha gente.

Me mordí el labio, y miré como Spencer se estacionaba a unos metros. Se bajó y al instante fue rodeado por un montón de chicas otros hombres comenzaron a acercarse y saludarlo. Justin bajó, y rodeo el auto para abrir mi puerta. Me ofreció su mano y la tomé. Me apegó a su cuerpo y cerró la puerta sonriendo. También comenzaron a rodearnos, Justin saludaba a todo el mundo con una sonrisa. Y yo a él.

Como le gustaba ser el centro de atención.

Lo disfrutaba.

Y le gustaba tenerme allí.

Le gustaba lucir su auto, y a su novia. Eso estaba claro. Su mano estaba aferrada a mi cadera con posesividad, y miraba asesinamente a quién se atreviera posar su mirada en mí.

—¿Dónde estuviste el último tiempo Bieber? —preguntó un tipo. Justin paró de bajar su mano hasta mi trasero y se abrazó con el chico.

—En Sydney. —sonrió Justin. —¿Qué tal?

El chico silbó.

—Déjame decir que tienes dos bellezas. —sonrió.

—¡Y que bellezas! —comentó otro. Justin se lamió los labios y me acercó de nuevo a él. Su mano me causaba escalofríos, estaba usando un top corto, que quedaba casi, casi al borde de la falda dejando ver una pequeña parte de mi abdomen. Mi falda era a la cintura, y era un conjunto muy lindo como para usarlo en este lugar. Todas las chicas andaban con poco, o nada de ropa. Los vestidos de estas eran tan cortos que se les veía el trasero. Y apenas usaban un trocito de tela como ropa interior.

—¿A que si? —dijo con una sonrisa egocéntrica.

Me acerqué a su oído, y sonreí.

—Deja de lucirme como si fuera un objeto. —le dije con voz amenazante. Él sonrió y me colocó por delante, ahora dejando sus dos manos en mi cintura. Me besó con pasión, invadiendo mi boca con su exquisita lengua, y terminó dándome un montón de pequeños besitos.

—No te luzco como si fueras un objeto. Te luzco como mi novia, y llamas la atención porque eres la chica más hermosa que hay en este lugar.

Pasé mis manos por su pecho y sonreí.

Minutos después, me encontraba apoyada en un pilar. Justin avanzó con su auto hasta mi y bajó la ventana.

—¿Estás segura de que no te subirás? —preguntó preocupado.

—Si. —suspiré. Luego le di una media sonrisa. —Ve y gana.

—Lo haré. —Me tiró un beso. —Te cuidado, y no hables con nadie.

Asentí y entonces el avanzo un poco más, para posicionarse en la línea de partida. Sonreí y me mordí el labio, nerviosa.

Una chica con poca ropa se colocó en medio, con dos banderas blancas. Se agachó lentamente dado una vista de sus pechos, y luego levantó las manos, con las banderas. Justin y los otros cinco competidores aceleraron al máximo, haciendo volar el cabello de la chica. Sonreí, entonces todos comenzaron a hablar, y a esperar, para luego ponerse del otro lado y ver como llegaban.

De pronto sentí un aliento cerca de mi cuello seguido por un:

—Hola Leah.

Me sobre salté y gire al instante, encontrándome con Damon. Este me dio una sonrisa y me abrazo por los hombros.

—¿Justin está corriendo? —Asentí. —Nadie te ha molestado, ¿cierto?

—No, —me reí—¿Dónde está Kendall?

—Se quedó en el departamento, se sentía algo mal, el periodo o algo así. Recibí un mensaje de Justin y por eso vine.

Asentí.

—Venga, vamos para el lado de allá para ver quién gana.

Con su brazo aún alrededor de mi hombros avanzamos hasta el otro extremo, y nos apoyamos en un gran pilar de concreto, del edifico abandonado. Damon y yo nos pusimos cómodamente a conversar. Entonces vi que el auto de Justin pasó rápidamente, siendo el primero en llegar. Al instante todos rodearon su auto y abrieron la puerta. Los demás llegaron también, Spencer como segundo.

Rápidamente se formó un círculo y todos los competidores comenzaron a pasarle una serie de billetes a Justin.

—¡La policía! ¡Viene la policía!

—Mierda. —dijo Damon. —Vámonos Leah.

Justin miró hacia todos lados, buscándome. Sus ojos se conectaron con los míos, y entonces vio a Damon lo miró durante un segundo, y Damon le hizo una seña. Entonces supo que estaría bien. Se subió a su auto, y aceleró.

Damon tomó mi muñeca y me hizo correr hasta su auto. Traía uno negro, y ni idea de donde fue que lo sacó. Lo abrió y me subí con rapidez. Los autos de la policía llegaron y comenzaron a acelerar. Damon aceleró y se perdió rápidamente en las calles.

Dio una mirada por el retrovisor y sonrió.

—Así es como se hace.

Me reí un poco y lo miré. Mientras conducía su mandíbula estaba algo apretada, pero sus ojos brillaban con diversión. Estábamos por el centro de Footscray conduciendo a un ritmo algo más normal cuando el teléfono de Damon sonó. Era Justin.

—Hola cariño. —le dije.

Muñeca, —suspiró. —¿Dónde están?

—Uhm, vamos por el centro. ¿Por qué?

Dile a Damon que te deje en la calle del centro comercial, en la esquina del restaurant. —dijo, —te recogeré allí, ¿bien?

—Bien.

Nos vemos muñeca. Te amo.

Cortó y le pasé el celular a Damon.

—¿Qué quería?

—Quiere que me dejes en la siguiente calle, me buscará allí.

—Vale.

Avanzamos una cuadra más por la gran avenida y Damon encendió las luces intermitentes para poder bajarme. Le besé la mejilla y le revolví el cabello cuando vi a Justin aparcado en la calle que intersectaba la de nosotros.

—¿Vas a casa? —pregunté quitándome el cinturón.

—Si, Kendall estuvo bastante tiempo sola. Dile a Justin que es un bastardo porque me hizo ir solo para correr de la policía. —se rió.

—Le diré. —reí. —Nos vemos después Damon.

—Adiós pequeña.

Cerré la puerta, y corrí hasta el auto de Justin para meterme en el copiloto. Lo besé en cuando lo tuve cerca y acaricié su mejilla. Él sonrió y giró la llave.

—El cinturón. —dijo. Era gracioso, me lo exigía, y yo se lo tenía que exigir a él. De lo contrario no lo usaba mucho. Cuando estuve lista arranó.

—¿Hacia dónde vamos?

—Al lago. —respondió. —Necesito relajarme un rato.

Minutos después estábamos sentados en la orilla. Él estaba por detrás de mí, y yo entre sus piernas, recostada en su pecho. Podía oír claramente los latidos de su corazón. Subí mi mano derecha y acaricié su cabello con lentitud mientras él me abrazaba más y enterraba su rostro en mi cuello.

—¿Qué ocurre? —pregunté.

—Recibí una llamada del hermano de Ashton—murmuró. Me giré un poco, quedando de lado. Subí mi mano por su hombro, y la dejé allí. Usualmente, cuando estábamos así, no podía apartar mis manos de su cuerpo.

—¿Que le pasó? —murmuré.

—Él... él está en la cárcel. Su juicio fue ayer. No sé qué mierda hizo Leah. Pero su hermano estaba desesperado—me miró a los ojos—No puedo dejarlo ahí.

—Dios...—suspiré.

Ashton era tan... joder, es que era Ashton. Era tan adorable, tan hombre y tan niño a la vez. Le tenía un cariño inmenso. Y sabía que Justin también aunque todos lo creyeran un dolor en culo, porque en cierta manera lo era. Justin miró el agua, aun pensativo.

—¿Qué piensas hacer?

—Pues ayudarlo, supongo. —susurró. —Veré que puedo hacer.

—Justin...—llamé su atención. —¿Qué más pasa?

—Nada, ¿Por qué?

—Estás raro. —dije algo avergonzada. —Desde hace unos días. Te noto algo nervioso.

—Uhm no...—murmuró, y ahí lo note. Estaba ese no sé qué, que me aseguraba que algo estaba pasando.

—Puedes contarme lo que sea, Justin. Lo sabes. No me iré. No hay nada que puedas hacer para sacarme de tu lado.

Él sonrió, acercándose a mis labios.

—¿Ah sí?

—Sí, seré un piojo. —comenté haciéndolo reír.

Justin's POV.

Me reí y no pude contener las ganas de besarla de nuevo. Era tan tan hermosa, que cada día me preguntaba qué es lo que hacía conmigo. A veces me preguntaba que hacía yo para merecerla, porque claramente no tenía que tenerla conmigo. Por su bien, y por el mío.

Pero era egoísta, y jamás la dejaría ir de no ser ella quién me lo pidiera.

—Faltan tres días para tu cumpleaños. —sonrió acariciando mi cabello.

—Estoy viejo. —comenté.

Dentro de tres días, tal como había dicho ella, cumpliría veintitrés.

—¿Qué quieres que te regale? —preguntó sin dejar de acariciarme cerré los ojos, y algo me dio en el estómago.

—Pues a ti. —respondí.

—¿A mi?

—Si—dije besando la punta de su nariz. Me sentía muy muy nervioso.

—Sigues nervioso. —dijo. ¿Cómo diablos podía conocerme tanto? Tragué.

—Por Ashton, eso es todo.

—Bien—suspiró. Pero no se quedaría tranquila, y lo sabía. Pero faltaban tres días. Estaba ocultando esto hace casi tres semanas y por fin llegaría el día mi cumpleaños.

Lo que también me tenía preocupado era Ashton, y como lo haría para irme de aquí. Dejaría a Isaac, otra vez dos semanas antes de completar nuestro trago, lo que requeriría que saliera del país para que no me encontrara. Llamaría a Cassandra, para irnos con ella en donde sea que estuviera.

Entretuve a Leah un rato más ahí, y nos fuimos más o menos a las doce a casa. Para entonces, ya había tomado una decisión. Llamé a Damon cuando Leah entró a nuestro baño para tomar una ducha. Me senté en el sofá y lo miré.

—¿Qué ocurre?

—Ashton va a ir a la cárcel. —dije pasándome la mano por el cabello.

—Joder. —soltó Damon. —¿Cómo supiste?

—Su hermano me llamó. Hay... hay que sacarlo Damon. —murmuré.

—¿Qué? Ay, Justin. Maldición se trata de Ashton. ¡Es un dolor en el culo!

—Lo sé—reí. —Pero vamos, tú le debías una a su hermano.

Damon rodó los ojos.

—Bien, entonces, ¿Qué haremos?

—Empacar esta noche e irnos a Sydney mañana por la mañana.

—¿Y que con Isaac?

Me pasé una mano por el rostro.

—No lo sé. —suspiré.

—Oye y...—él se mordió el labio. —¿Estás listo para tu cumpleaños?

Sonreí sin mostrar los dientes, con algo de cansancio.

—Si Damon. —lo miré. —La amo.

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