Aquella mañana, en el Gran Comedor reinaba una atmósfera animada y alegre. Y todos los alumnos nos encontrábamos más bulliciosos de lo habitual. Todo se debía a que despues del desayuno iríamos al pueblo de Hogsmeade.
Hacía un frío tremendo, la nieve que había comenzado a caer durante la noche se había intensificado, y ahora formaba una gruesa capa que lo volvía todo blanco y frío.
A pesar de que en el Gran Comedor no se sentía tanto el frío, me había puesto ya mi abrigo, la bufanda de Gryffindor, y tenía preparado en el bolsillo un par de guantes.
Todos habíamos desayunado más deprisa que lo normal, y un momento despues nos dirigíamos ya a Hogsmeade.
-En serio Lily, ¿no podrías haber elegido otro día para estudiar Pociones? -dijo Alice en tono de reproche, mientras nos adentrábamos ya en el pueblo.
-¿Y qué tiene que quiera estudiar hoy? -dije yo, cuidando de no carme en la resbaladiza pista de hielo en que se había convertido la calle.
-Sabes como es Lily, Alice. A mi no me sorprende. Y apuesto a que ya se lo sabe todo. -dijo Anny, que iba a mi lado.
Sonreí. -Ya quedé con Severus, y leer un par de veces más no me vendría nada mal. -les dije.
-Ese Severus no me cae bien, no sé... pero se junta con esas personas.... ¿has oído que al salir de Hogwarts se volverán mortífagos? -dijo Alice, en tono sombrío.
-Sí, algo he oído. -dije- pero no creo que Severus haga algo así, no llegaría a ese extremo. -afirmé con seguridad.
-Si tú lo dices...
Les prometí a mis amigas que antes de ir junto a Severus primero las acompañaría a Las Tres Escobas, allí seguro era cálido y nos tomaríamos unas reconfortantes cervezas de mantequilla.
Estábamos cerca ya del local de la señora Rosmerta, podía divisar su bar, que como todo allí, estaba blanco, cubierto de nieve, que por cierto, había menguado un poco, ahora caía como una finísima lluvia helada.
Llegamos a Las Tres Escobas, y como era de esperarse, la mayoría de los estudiantes se habían refugiado allí.
La guapa señora Rosmerta nos preguntó amablemente qué queríamos de tomar, pedimos tres cervezas de mantequilla.
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Despues de haber tomado mi cerveza de mantequilla, les dije a Anny y Alice que ya me iba al lago, que era donde vería a Severus.
-¿Al lago? -dijo Anny, atragantándose con un sorbo de su cerveza.
-Así es- dije levantándome y poniendo nuevamente mis guantes, que al entrar en el bar me los había quitado.
-¿No pudieron haber elegido un lugar un poco más cálido para estar? -dijo Alice.
Rodé los ojos. -Ese es el punto, que casi nadie estará junto al lago hoy, por el frío, y será el lugar perfecto para estudiar. -dije aplastando mi roja cabellera para colocar mi gorro de lana.- y ya me voy, Severus ha de estar esperándome. -añadí dirigiendome hacia la salida.
-Bueno. ¡Me avisas si no te congelas! -escuché gritar a Anny.
Puse los ojos en blanco. Son unas exageradas, pensé, saliendo afuera. Y al sentir el aire gélido azotar mi rostro, pensé que no eran tan exageradas, despues de todo.
Al doblar una esquina, vi a Potter y sus amigos. ¡No podías tener mejor suerte, Lily! -me dije con sarcasmo.
Tenía que pasar junto a ellos, y no había forma de que pasara desapercibida. Así que avancé hacia ellos, decidida a ignorarlos.
Potter, Sirius y Peter estaban examinando entretenidamente lo que creí que eran unos artículos de broma, de Zonko, y un poco más apartado de ellos estaba Remus, apoyado contra la pared de la tienda.
A él no podía ignorarlo al pasar, me caía bien y ademas era imposible fingir que no lo veía, pues estaba junto a la calle.
-Hola, Remus. -dije al pasar junto a él.
-Hola, Lily. -dijo él sonriendo.
Le devolví la sonrisa. Y retomé la caminata a buen ritmo, con las manos en los bolsillos de mi abrigo.
Me concentré lo más posible en la calle, consciente de que pasaba cerca de ellos, y no me sorprendí cuando lo escuché hablarme, tal vez se debía a que estaba muy acostumbrada a que Potter me molestara.
-¿No piensas saludarnos, Evans.? -dijo en voz alta. Podía escuchar a Sirius reírse por lo bajo.
No caigas en sus provocaciones, Lily. Me dije cerrando fuertemente los ojos por un momento.
-¿O acaso somos invisibles, chicos? -preguntó con ironía.
-Yo te veo perfectamente, amigo. -dijo Sirius en respuesta.
-¿y entonces por qué la señorita Evans no se detiene a saludarnos? -insistió Potter.
Me detuve, -¿será porque no te soporto, Potter? -dije con fastidio. Y me abofeteé mentalmente, al escucharlo reírse. Había caído en sus provocaciones.
Bien Lily, muy bien. Pensé sarcásticamente.
Vi que Potter sonreía de lado, se veía tan herm.... ¡horrible!, se veía horrible. Me puse colorada, producto de lo que acababa de pasar por mi mente.
¡Qué te pasa, Lily! .
Me giré y caminé. Y un momento despues Potter estaba caminando a mi lado.
-¿Sabes qué, Evans? -preguntó.
-Qué- gruñí.
-Que pienso que sólo finges que no me soportas.
-¿Qué te hace pensar eso, Potter?
-Una serie de reacciones tuyas, ¿y sabes qué más, Evans? -volvió a preguntar, ahora mirándome, con esos ojos color avellana que tenía.
-Qué? -dije, también mirándole.
-Que te gusto, Evans. -dijo al momento en que doblábamos otra esquina.
Reí sonoramente.
-Jajaja.. sabía que llegaríamos a lo mismo, y no me equivoqué.
-¿Qué es lo que te parece tan gracioso? -dijo mirándome con ceño, pero claramente divertido.
-Me parece gracioso que te empeñes en creer que me gustas, jamás me fijaría en ti. -dije con la mayor seguridad de la que fui capaz en ese momento.
-jaja, ahora el que me río soy yo, Evans. Eso ni tú te lo crees. -dijo sonriendo de oreja a oreja.
-Precisamente eso es lo que no soporto de ti, Potter. Tu arrogancia y el pensar que el mundo gira solamente alrededor de ti.
-¿Eso es lo que crees?. -dijo deteniendose y haciendo que yo también me detenga, pues me sostuvo los brazos con sus manos y se puso al frente mío. -si me dieras la oportunidad de demostrarte cómo soy realmente, cambiarías de opinión. -dijo acercándose a mi.
-¿En serio? , y según tu; ¿cómo eres realmente?. -dije sin apartar la mirada de sus ojos.
-Yo... -comenzó a decir, pero parecía haberse quedado sin palabras.
-Lo sabía. -dije dándole un pequeño empujón para apartarlo. -no sabes qué decir. Eres un arrogante, Potter. Y no hay forma de desmentir eso.
Se le volvió a dibujar en su rostro la típica sonrisa de lado.
-Pero aún así, Evans. Te traigo loca. -dijo acercándose más y más, hasta quedar bastante cerca, peligrosamente cerca.
Traté de apartarlo, pero mis intentos fueron vanos. De un momento a otro me encontraba entre sus brazos.
-Apártate, Potter. -dije forcejeando para zafarme
Siguió sonriendo de esa forma que volvía loca a cualquiera, quiero decir, a cualquiera menos a mí, obviamente...
Para mi gran alivio, me soltó.
-Menos mal, Potter. Estaba a punto de sacar mi varita y hechizarte. -dije.
Soltó una sonora carcajada
-No, no serías capaz. -dijo mirándome a los ojos.
-Atrévete a ponerme a prueba. -dije rotundamente.
Me dispuse a seguir mi camino, pero apenas di medio paso cuando choqué contra lo que parecía una barrera invisible, traté de atravezar con mis manos lo que en circunstancias normales sería el aire, pero para mi sorpresa y preocupación, pude palpar algo que se sentía suave y tibio al tacto, pero lo más preocupante: algo impenetrable.
Me giré bruscamente.
-¡POTTER! -grité enfadada.
-Creo que estamos atrapados, Evans.
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GRACIAS POR LEER! ¿Qué pasará entre estos dos ahora que se han quedado atrapados juntos "misteriosamente"?, o no tan misteriosamente... ¿cómo creen ustedes que se quedaron atrapados?.
¿Fue James? ¿O fue alguien más?...
Lo sabremos en el próximo capítulo. Xd, Bye! ·♡·