Jane Salvatore

By SoneaMJ

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Damon y Stefan pensaban ser los únicos Salvatore. Pero, una vieja aventura de Giuseppe dejo a una adorable n... More

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Nadine sonrío al ver al hombre con el que había estado saliendo después de la muerte de Giuseppe Salvatore.

-¿Y entonces? ¿Nadie sabe lo que paso con Giuseppe? –pregunto el hombre, viendo a Nadine.

-Dicen que un vampiro acabo con su vida, es una lástima... Giuseppe murió siempre peleando por que los vampiros salvajes murieran. –contó Nadine, con mortificación. –Y murió en garras de alguno de ellos.

-¿No lo encontraron?

-No. –dijo Nadine. –Durante la noche de seguro debió de haberse escapado alguno, pero sin rastros... ese día fue todo un desastre, inclusive tampoco encontraron los cuerpos de los hijos de Giuseppe, Damon y Stefan... si no en estos momentos tendría el honor de hablar con un hombre Salvatore.

-¿Tus hijos murieron? –cuestiono.

-No, mis hijos no murieron. –se apresuró a decir Nadine. –Giuseppe mantuvo una relación antes de mí, con Lillian Salvatore... y fueron sus dos primeros hijos los que murieron en la batalla.

Él hombre asintió.

-Me hubiera gustado conocer a alguno de sus hijos, para tener el honor de hablar con un Salvatore, Giuseppe ha sido un gran beneficio para terminar con los vampiros, sus hechos estarán siempre en nuestras memorias, señora Nadine. –dijo.

Nadine sonrío.

-Si me disculpa, aún hay una hija de Giuseppe que puede recibir su agradecimiento. –interrumpió. -¡Jane, cariño! ¿Puedes bajar un momento?

Él vampiro sonrío, y se escucharon unos leves pasos aproximarse y bajar las escaleras.

-Ven aquí cariño. –dijo Nadine, y una pequeña niña de 10 años se aproximó a su madre. –Ella es mi hija, Jane... hija de Giuseppe Salvatore. –la presento, y la niña sonrío levemente, mientras que su madre tomaba su mano. –Jane, él es Davos, un amigo de mamá.

Davos sonrío, ante la linda escena de una madre e hija.

*

Damon volvió a hacer una mueca de dolor, mientras que Elena revisaba su herida.

-Quédate quieto, Damon. –dijo Elena, regañándolo.

-No puedo, me duele. –dijo testarudamente. –Es decir, han pasado días y sigo teniendo un maldito moretón en mi cara.

-Nadie te manda a ponerte en el camino de Jane. –dijo Stefan, enfocado en unos papeles viejos.

-Me golpeo porque creyó que era el tal Davos que está buscándola, ni siquiera le hice nada. –dijo el chico, de mala gana.

-Aquí esta. –dijo Stefan. –El título de propiedad de una casa al lado del lago. –dijo al leer el papel. -¿Recuerdas ese tiempo de mala economía que tuvimos porque nuestro padre decía no tener dinero?

Damon asintió.

-Fue en las mismas fechas en las que compro esa casa, la cual nunca vimos porque seguramente allí tenía a la madre de Jane y a Jane viviendo. –dijo, dando a conocer sus hipótesis.

Damon rodó los ojos.

-Busca algo más comprometedor que una casa en el lago, Stefan. –dijo, una vez que Elena dejo de revisar su herida.

-¿Por qué no simplemente van y le preguntan a Jane, y listo? –pregunto Caroline, fastidiada.

-Por qué no sabemos dónde buscarla y por qué no se ha molestado en aparecerse en días. –dijo Stefan.

-Debe de estar ocupada salvando su vida, ¿no crees? –pregunto Jeremy, mientras jugaba videojuegos. –Digo, tiene a un ejército de cazadores de vampiros buscándola.

-Por Dios, Jane puede con un ejército de cazadores, la hubieras visto, es una master de los golpes. –dijo Damon.

-Eso es algo más importante, si los cazadores son como ella de fuertes y rápidos, van a ser un problema si saben que podríamos ser sus medios hermanos. –dijo Stefan.

-Lo que no va a pasar, porque no es nuestra media hermana. –dijo Damon, obvio.

-Damon. –le llamo Stefan, severamente. –Tanto puede que no lo sea, tanto puede que si lo sea...

-No, Stefan, no lo digas. –se negó Damon.

-Y si, si lo es, tenemos que ayudarla a escapar de los cazadores de vampiros.

-¡No! No lo dijiste. –volvió a decir Damon, al mirar a su hermano. Stefan le alzo una ceja. -¿Tienes idea de los problemas que vamos a echarnos encima si queremos ayudarla?

-Sí, sé que podemos morir o algo por el estilo... pero si es verdad que es hija de Giuseppe, no vamos a quedarnos sentados y ver como muere en manos del tal Davos. –dijo Stefan.

Damon hizo una mueca, resignado.

*

Las espadas de Jane y Connor chocaron, creando un fuerte eco del golpe en el bosque donde estaban entrenando.

-Demasiado lenta, Salvatore. –dijo Connor al girar rápidamente y casi encajarle la espada en la pierna a Jane, pero ella se movió.

Contraataco, y las espadas volvieron a chocar, creando eco nuevamente. Jane alcanzo a moverse rápido, y atravesar su pie en el camino de Connor, haciendo que este cayera.

-Demasiado honesto, O'Connel. –dijo la chica, y Connor suspiro, dejándose caer al suelo y tomar un suspiro.

-Eres una maldita tramposa. –dijo, mirando al cielo, Jane lo apunto con la espada y Connor sonrío.

Jane se sentó encima de él aun manteniendo la espada cerca del cuello de Connor.

-Y así, bang, muere el cazador de vampiros más fuerte de la historia a manos de una simple chica de 143 años. –dijo, mirándolo, Connor la miro a los ojos, y de un segundo a otro se movió, dejando a Jane en el suelo ahora con su espada cerca de su rostro.

-Te falta mucho para eso, cariño. –dijo, aun mirándola.

La atracción entre Jane y Connor siempre fue impresionante, desde el día en que se conocieron, hasta ahora, pero nunca terminaba por suceder nada entre ellos, como en ese momento en que iban a besarse, y los Salvatore aparecieron para arruinarlo.

-Lindos tortolitos, deberían de dejar eso para otro día. –dijo Damon, apareciendo entre los árboles.

Jane rodó los ojos, y Connor se puso de pie.

-Damon. –dijo Connor al verlo, sosteniendo su espada en sobre su hombro. –Lindo golpe en... tu rostro.

-Si claro, gracias por eso. –dijo Damon al ver a Jane, quién se puso de pie y se apoyó en el suelo con su espada.

-Fue un accidente. –dijo Jane. –Aparte, eso te sacas por meterte en los asuntos que no te llaman, como hace dos segundos, idiota. –termino por decir.

-Hey, somos hermanos ficticios por dos horas, ¿y ya estás diciéndome idiota? –pregunto Damon con ironía.

-Exacto, ¿acaso no es increíble nuestra relación? –pregunto Jane, con el mismo tono de ironía.

-Solo venimos a hablar. –dijo Stefan. –Eso es todo, lamentamos interrumpir su... -dijo al ver las espadas.

-Las peleas de espadas solían ser un gran entretenimiento muchos años de que nacieras Stefan, maravillosas épocas, mujeres desnudas, vino tinto, sangre, guerras... -dijo Connor. –Matarías por estar en una.

-De hecho, no me gustaría estar en una. –respondió Stefan.

Connor miró a Damon.

-Connor... -empezó a decir Jane.

-Yo sí quiero tener una. –dijo Damon.

-A eso le llamo diversión. –dijo Connor. –Empieza a caerme bien tu hermano. –miro a Jane.

Jane se acercó hasta con Damon.

-Va a romperte el trasero, ¿sabías? –le pregunto y le dio la espada.

-Claro que no, estás hablando con Damon Salvatore. –respondió arrogantemente, al tomar la espada.

-Connor, se amable, es un idiota y no sabe cómo hacerlo. –dijo Jane, y Connor asintió.

-¿Quisieras dejar de subestimarme, niñita? –pregunto Damon al verla.

Jane rodó los ojos, al caminar hasta al lado de Stefan. Damon se puso frente a Connor.

-¿Listo? –pregunto Connor sonriente.

-Sí, claro... solo empieza. –dijo Damon.

Connor fue el primero en querer atacar y Damon parecía comenzar bastante bien. Jane se cruzó de brazos al lado de Stefan, mientras que veían como Connor y Damon peleaban.

-¿Corre peligro? –pregunto Stefan, sobre Damon.

-No, Connor es peligroso pero no va a matarlo, quizás solo este algo cansado y tenga algunas heridas cuando terminen. –respondió Jane. –Pero supongo que no están aquí para aprender a usar una espada, ¿cierto?

-Solo quiero algunas respuestas. –dijo Stefan. –Primero que nada, y sin ofenderte, quiero alguna prueba de que eres mi media hermana.

Jane lo miro.

-Créeme, si fuera una farsante tratando de buscar una familia, elegiría a alguien más amable que Giuseppe Salvatore como padre. –dijo Jane. –Y creo que sabes a lo que me refiero.

Stefan la miro.

-Giuseppe era un monstruo, que contrato a mi madre como empleada de servicio cuando tú tenías 5 años aproximadamente, pero no solo mí madre limpiaba tu casa, sino que satisfacía sus enfermos deseos carnales por que Lillian estaba muy ocupada lidiando con sus dos maravillosos hijos. –explico brevemente. –Cuando mi madre quedo embarazada la hecho de la gran casa donde vivía con su familia, sin mencionar los golpes que le dio por pensar siquiera en querer enredarlo con un bebe.

Jane hizo una mueca.

-Mi madre se mantuvo con mis abuelos hasta su padre enfermo, y necesito dinero, por eso volvió a Giuseppe años después pidiéndole algo de misecordia, porque estábamos muriéndonos de hambre. –dijo, con un tono amargo y vacío. –Giuseppe se apiado de nosotras porque dijo que mi madre le había dado la niña que Lillian jamás pudo, pero nunca creí que fuera mejor pedir limosna en la calle que tener que vivir bajo las reglas de Giuseppe.

-¿Él te hizo algo, alguna vez? –pregunto Stefan, creyendo que su padre solo fue cruel con ellos por ser hombres y sus hijos.

-Lo conociste Stefan, no creo que valga la pena revivir la violencia del pasado. –respondió Jane. –Solía descargar la frustración que sentía por ser un fracaso con su otro familia con nosotras... y a veces mi madre me defendía, pero eventualmente tu madre no puede estar siempre para ayudarte.

Jane frunció el ceño.

-Durante años estuve deseando que mi madre simplemente no hubiera dicho nada, y ser solo Jane, sin apellido, que una Salvatore. –dijo al verlo. –Así que si quieres creerme, o no, vendría dándome lo mismo.

-Jane, en verdad quiero creerte, pero una historia de violencia infantil no va a servirme mucho. –dijo al verla, y Jane suspiro.

-Está bien, conseguiré una maldita prueba. –dijo la chica irritada. –Pero supongo que no solo estas aquí por eso, Stefan, ¿Qué es lo que quieres?

-Ayudarte. –dijo el chico, ya sin prestar atención a la pelea entre Damon y Connor.

Jane río.

-¿En que podrías ayudarme? –pregunto burlona.

-Damon me dijo sobre los vampiros. –dijo. –Necesitan ayuda, ustedes solo son dos y ellos son demasiados.

Jane lo miró.

-Stefan, no van a jugar a los héroes en esto... aparte de que serían totalmente inútiles y mediocres contra un cazador con entrenamiento totalmente avanzado, y que probablemente morirían en el intento... No los quiero dentro de esto. –dijo la chica, al volver la vista a la pelea.

-Entiendo que te preocupes por nosotros, pero hemos pasado por cosas peores. –respondió Stefan.

Jane rodó los ojos.

-No es preocupación, Stefan. –dijo. –No los busque en siglo y medio por que no quería tener nada que ver con ustedes, ¿Qué te hace pensar que quiero jugar a los hermanos ahora?

Stefan iba a responder, pero Jane lo empujo fuertemente a un lado, haciendo que cayera sobre Damon. Cuando Stefan volvió a alzar la vista, vio a Jane peleando con un vampiro que iba vistiendo de negro.

Un cazador.

Jane lo pateo en el estómago fuertemente, haciendo que cayera al suelo, y allí Connor uso la espada para cortar su cabeza.

-¿Escuchas alguno más? –pregunto Connor a Jane.

-No por ahora, pero ellos nunca vienen solos... deben de venir en camino. –dijo Jane.

-Tenemos que irnos. –musito Connor, mirando entre los árboles.

Pero una flecha cayó a un lado de Damon y Stefan.

-Están cerca. –musito Jane.

-Tenemos dos opciones, la primera es escapar, y la segunda es enfrentarlos. –dijo Connor.

Jane miró a Stefan y Damon.

-Dame la espada, Damon. –le pidió, Damon le lanzo la espada, y Jane la atrapo al instante. –Quédense atrás y no intenten nada, o van a perder la cabeza, ¿queda claro?

Sin esperar respuesta se giró, mirando al frente. Ambos estaban tensos, esperando a los cazadores llegaran. A lo lejos se escuchó como una trompeta, y Connor y Jane intercambiaron miradas.

-Es Davos. –dijo Jane, alarmada y miro a Connor. –Tienes que irte, ahora.

-Jane... -empezó a decir.

-Yo lo distraeré. –dijo. –Rápido, vete.

Connor la miro por última, y dejo la espada caer al suelo, luego desapareció rápidamente, tan rápido que ni siquiera lo vieron moverse.

Damon y Stefan se pusieron de pie, detrás de Jane, mientras que a lo lejos vieron a un gran grupo de vampiros vestidos de negro acercarse. Rápidamente aparecieron cerca, y vieron a un hombre que iba escoltado por demás vampiros.

-Jane, mi querida Jane. –dijo el hombre.

-Davos. –musito Jane.

-Un gusto volver a verte, después de tanto tiempo. –dijo al momento en que otro vampiro le dio una espada.

Parecía buscar problemas.



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