Patrick
Trabajar era lo único que podía hacer para mantener mi mente ocupada. Irme de Escocia para España, fue la mejor decisión, no podía aguantar el amor que profesaban Duncan y Mushka. Se me partía el corazón y era lo menos que podía hacer después de la que la había cagado como un profesional. La culpa era otro sentimiento que me carcomía todos los días.
Era tarde cuando salí de la oficina, hacia calor ya que estábamos a inicios de mayo y las temperaturas superaban los treinta grados. Afloje la corbata un poco y me saque el saco, buscando las llaves del auto.
-Dame todo lo que tengas y nada malo te pasara.
Mi mente trabajaba a mil por hora, entre lo cansado que estaba no me había dado cuenta que me habían seguido.
-¿Que quieres?
Le pregunte, dándome vuelta, pero el hombre me golpeo con algo duro en la frente, sorprendiéndome y dejándome tonto.
- Vas a hacer todo lo que te diga, empezando por tirar ese cuchillo al piso y patearlo lejos o te juro por mi madre que te vuelo las cejas.
La visión se me volvió nublosa, pero podía deducir que por la voz era una mujer y estaba armada ¡que carajos! Quise decirle que se fuera pero la oscuridad me envolvió.
Clara
Acababa de salir de trabajar de mi último turno del día de la confitería. Estaba muy cansada y me dolía todo el cuerpo. Hoy había sido un día ajetreado y apenas había podía tomar agua, de la cantidad de trabajo que había.
Cuando estaba por subirme a mi bebe, un Chevy coupe modelo sesenta rojo, que adoraba, escuche un gemido lastimero.
Mierda, clarita no lo hagas, no vayas por ahí.
Pero no pude, busque en el bolso mi revolver y me dirigí hacia el callejón de donde había venido el ruido. Un hombre gigante estaba arrodillado agarrándose la cabeza, hasta que se desmayo de un golpe seco y otro que era la mitad de su tamaño le apuntaba con un cuchillo con miedo a que no lo hubiera golpeado tan fuerte.
Me acerque y dije con voz firme y segura- vas a hacer todo lo que te diga, empezando por tirar ese cuchillo al piso y patearlo lejos o te juro por mi madre que te vuelo las cejas.
El ladrón me miro boquiabierto hasta que vio el arma y se rio- por favor eres solo una mujer y puedo apostarte que no sabes ni como usarla preciosa.
Un sentimiento conocido se apodero de mí y le sonreí segura de lo que estaba por hacer.
- ¡Vamos adelante! , ¡Pruébame y verás!
El ladrón se empezó a poner nervioso sus movimientos pasaron a ser mas torpes, cuando vio que no titubeaba al agarrar mi arma.
-No tengo toda la noche -espete, mirando la hora.
Me miro de arriba abajo y me sonrió con suficiencia, mostrándome que le faltaban varios dientes ¡que asco!
-Adelante preciosa, sigo pensando que jamás me dispararías-dijo burlándose.
-¡Como tú quieras!- dije tranquila y la saque el seguro al arma.
Cuando escucho el clic que hizo mi juguete se estremeció y cuando le apunte de lo mas segura a las bolas y dije divertida - Esta bien, yo te di una opción y tu tomaste la equivocada.
Su semblante cambio - ¡Santa mierda puta!-chillo.
Y así salió corriendo como el cobarde que era. Cuando estuve segura de que no iba a volver aparecer me acerque al gigante que estaba inconsciente en el piso.
Su pelo era rubio y cortado al estilo militar. Nariz recta, pómulos marcados y una boca, ¡dios su boca! ¡Basta Clara! No estas aquí para comértelo con la mirada, sino para ayudarlo.
Le toque el hombro y lo moví -¿estas bien? -pregunte pero nada paso.
Lo toque de vuelta, esta vez un poco mas fuerte y un gemido lastimero salió de su boca, pero así y todo ni se movió- suspire-¡Iba a ser una noche larga!
Acá les dejo el primer capitulo de siempre te encontrare , espero que les guste . dejen sus votos y comentarios! Besos