BANG ll: Explosion of love.

By iherebelieber

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TERCER LUGAR CATEGORÍA ACCIÓN EN LOS #BIEBERAWARDS2016 No leer esta historia si no has leído la primera tempo... More

«Prologo»
«Introducción»
«Prefacio»
«¿Aún piensas en él?»
«En la cárcel»
«Malditamente encerrados»
«Noche de alcohol»
«Segunda oportunidad»
«Sao vicente, Cabo verde»
«Decisiones»
«Blake Desmond»
«Caída»
«Feliz cumpleaños, Blake.»
«Compras y malas noticias»
«Problemas»
«Sólo tú y yo»
«Adrenalina, y vecinos raros»
«Charlie Everson» (Parte uno)
«Charlie Everson» (Parte dos)
«Plan seductivo»
«Engaño»
«Así es el amor»
«Disculpas»
«Tengo miedo»
«A comenzar de nuevo»
«Cassy»
«Dinero y explosión»
«No otra vez»
«Todo estará bien»
«Ideas, sobornos y abogados»
«Juicio»
«Sensaciones»
«Sólo amor»
«¡Olvide su cumpleaños!»
«Adelantos»
«Accidente»
«Isaac»
«Locuras»
«Nervios»
«Gemidos, viaje, suciedad y narices rotas»
«Planificación»
«Cásate conmigo»
«Si»
«Matricidio y nuevos jefes.»
«Deja vu»
«Despedida»
«Huida»
«¿Celoso?»
«Golpes y anuncios de compromiso»
«Hoteles, trajes, y vestidos.»
«Preparativos, dieta, y más preparativos»
«Ciudad del pecado»
«Impedimentos matrimoniales»
«Locura en Las Vegas»
«Locamente casados»
«Sorpresas y más sorpresas»
«Pequeños cambios»
«Amenazas»
«Peligro»
«Familia»
«Los Dean»
«Rusos y Australianos»
«Espionaje»
«Vergüenza»
«Estamos listos»
«El trabajo de nuestras vidas»
«Uno menos»
«¡Diablos!»
«Año nuevo»
«Bebé Bieber»
«Cuidado»

«Oscuridad»

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By iherebelieber

Capitulo veintiséis.

Justin's POV.

Solté una maldición por enésima vez desde que estaba en este puto coche. Aun me dolía un poco la cabeza, pero no se comparaba con el dolor que había sentido hace minutos atrás cuando me desperté.

Y me estaba desesperando. Estaba encerrado en el maletero de un –repito- puto coche. Con mis manos y mis pies atados, además de tener una cinta en mi boca, lo que lo hacía peor.

Y con Leah a mi lado. Intentaba darle el máximo espacio posible. Me costaba respirar y me estaba mareando. Era claustrofóbico, y el bastardo de Dominic lo sabía.

Porque él también lo era.

La fobia se había desarrollado luego de quedar encerrados en un ascensor durante horas junto a nuestra ebria madre. Nos habíamos pasado casi toda una mañana encerrados. Y para cuando nos sacaron, eran las tres de la tarde.

Leah aún no despertaba y me temía que le hubieran dado algo más fuerte que a mí para ponerla inconsciente. Me prometí a mí mismo que hoy terminaría la mierda con Dominic costara lo que costara. Luego de eso sacaría a Leah de aquí, e intentaría tener con ella una vida algo más tranquila. Aquí dentro no podía ver nada. Calculaba que llevaba media hora despierto. Y no sabía cuánto inconsciente.

Mi cerebro estaba seco. Durante la última maldita media hora había solo estado pensando en cómo sacarnos de aquí a ambos. Habían quitado nuestros teléfonos y el poco dinero que tenía en los bolsillos, junto con mi billetera.

Iba a deshacerme de Dominic con mis propias manos. Era lo mejor.

Seguimos avanzando, mientras yo seguía exprimiéndome el cerebro pensando en cómo sacarnos de aquí, uhm, con vida.

El auto donde íbamos frenó de golpe, haciéndome golpear mi espalda contra la pequeña pared de los asientos. El cuerpo de Leah se sacudió en su lugar, para quedas de espaldas y encogida de nuevo, aún inconsciente. Dominic junto a uno de los hombres abrieron el maletero del coche, cegándome durante un segundo con la luz del foco blanco de la calle.

El hombre iba a tomar a Leah en sus brazos, pero Dominic le colocó el dorso de la mano por delante.

—Déjala. A mi cuñada me la llevo yo. —Me guiñó un ojo, y me sonrió burlonamente, haciendo que la sangre me hirviera. Entonces la tomó en sus brazos. Leah estaba atada también pero solo de sus manos. Su boca también estaba cubierta por la cinta. Cuando Dominic la tomó su cabello se fue hacia atrás, y su espalda se arqueo, dejando los pechos de ella muy cerca de su cara.

Él sonrió otra vez.

—Qué lindo. —comentó.

Entonces comenzó a caminar. Yo aún estaba dentro. El tipo que antes iba a tomar a Leah me tiró de la camisa, como arrastrándome. Me desató los pies, y tiró de mí de nuevo, para sacarme de ahí.

Me lanzó con fuerza contra el pavimento, cerrando el maletero del auto. Mis codos impidieron que mi rostro chocara de lleno contra el piso. Me levantó por la camisa, obligándome a caminar a su lado. Entonces el auto donde había estado, -calculaba- la ultima hora, arrancó.

Entramos a una especia de bodega. El interior estaba sucio, y algo oscuro. Lucía en realidad como un depósito. Me colocaron sentado en el suelo, apoyado contra un pilar, y me amarraron allí con esposas y una cadena. Mis esposas estaban unidas a la cadena, haciéndome rodear el pilar. A Leah le hicieron lo mismo, en el pilar próximo, en frente de mí. Desde aquí podría verla a la perfección y estaba temiendo que Dominic quisiera torturarla especialmente para que yo lo viera.

Cuando terminaron de asegurarla allá y quitarle la cinta de su boca, los hombres salieron de mi capo de visión, y Dominic se me acercó. Una pequeña luz en el techo iluminaba un poco, justamente el lugar donde yo estaba sentado. El techo era jodidamente alto, y sin poder evitarlo solté una maldición. Solo había una puerta.

Sin ventanas, sin ductos. Solo una maldita salida. Entre tanto pensar y maldecir estaba de rodillas al lado del pilar.

Dominic me sonrió. Sumido en los pensamientos sobre como escapar de aquí, no había notado que se había agachado a mi altura.

—¿Pensando en cómo escapar, hermanito? —La palabra me causo repulsión. No éramos hermanos probablemente lo único que compartíamos era alguna que otra característica, pero más que nada, una característica referente a ella. Tampoco es como si yo tuviera el gran parecido a Isaiah. Pero Dominic si se parecía a su padre, físicamente hablando. Tal vez también psicológicamente. Tal vez su padre le había heredado inestabilidad psicológica. Sí, eso tenía que haber sido. La puta no estaba tan jodida de la cabeza. De lo contrario, lo estaría yo también.

—Leah se ha demorado en despertar un poco, eh. —sonrió. —Parece que le ha clavado fuerte. Y también sé de otra cosa que le podría clavar.

Tomé impulso desde mi garganta, y le escupí en la cara. Sin pensarlo dos veces, me golpeo en el estómago. Haciendo que me encogiera, aun estando de rodillas. La cadena bajó, junto con mis manos y cerré mis ojos con fuerza. Cuando lo miré, recibí un puñetazo en mi mandíbula, cerca de mi labio. El sabor a sangre llego a mi boca, mezclándose con saliva.

Así que dije; ¿Por qué no?

Y le escupí de nuevo, ahora, con sangre.

—¡Eres un maldito bastardo! —exclamó levantándose para tomar un paño que se encontraba cerca, por encima de una mesa y limpiándose el rostro. Me largué a reír sarcásticamente.

—Mira quién habla. —le dije. Era gracioso que me llamara bastardo cuando él también había nacido fuera de un matrimonio.

—¿Dominic?

Una suave voz que reconocería en cualquier lugar inundó el ambiente. Y no era la de Leah. Entre las sombras, pude notar su cabello. Rojizo como siempre había sido. Como una nube. Cundo la luz le llegó a su rostro, pude saber con certeza, de que era Emily.

Ella sonrió mirándome. Luego miró a Dominic y le paso las manos por sus hombros, a la vez que el envolvía las suyas en su cintura. Luego de un apasionado, fogoso, y asqueroso beso que para mala suerte de mi estómago tuve que presenciar, ella volvió a sonreír. Esta vez, una sonrisa malvada. Y ahora, miraba a Leah que todavía yacía inconsciente atada al otro lado. La cabellera rubia de Leah se venía hacia adelante, debido a que todo su cuerpo se venía hacia adelante. Ella estaba amarrada por la cintura. Con una cuerda que le daba varias vueltas a su cuerpo y al pilar de concreto.

—A él. —Dominic me apuntó. Entonces rápidamente, uno de los hombres que lo acompañaban, me golpeo con algo duro en la cabeza.

Leah's POV.

Mi cabeza me dio vueltas al segundo en que abrí mis ojos. Estos me confirmaron que, lo que por un momento creí que era un sueño estaba siendo una realidad. Me desesperé cuando noté que no podía mover mis manos. Llevé mi vista a ellas. Estaban amarradas con cuerda forrada en plástico en mi regazo. Tragué. Fijé mi vista en frente.

Ahí estaba Justin.

Una felicidad plena me invadió, pero se erradicó cuando noté que él estaba inconsciente. Gemí. No sabía qué hora era, ni en donde estábamos. La cabeza me retumbaba como cuando tocas un tambor y el ver a Justin así me descolocaba por completo. Miré a mi derecha. Yo estaba completamente sentada en la oscuridad. A Justin lo iluminaba una tenue luz amarilla, que dejaba partes de su cuerpo, y zonas de su rostro aún sin iluminar.

A mi derecha, había más luz. El resto, era solo oscuridad.

Noté esa nube de cabello rojizo y supe al instante de quién se trataba. Emily estaba apoyada en el hombro de Dominic, dándonos la espalda mientras hablaban con tres hombres más. Cuando me fijé en Justin él estaba abriendo sus ojos. Miles de preguntas se me vinieron a la cabeza, pero Dominic se levantó junto a Emily evitando que lograra pensar un poco más.

—Ya era tiempo de que ambos estuvieran despiertos. —Sonrió él, extendiendo sus brazos.

—Oh, Leah. —La vista de Emily se clavó en mí. —Al fin podemos vernos.

Se acercó con lentitud hacia mí.

—No te atrevas a ponerle un dedo encima. —Amenazó Justin desde el otro lado. Emily carcajeo, y se siguió acercando. Al paso tomo una silla, y se colocó al lado de mí. Usaba unos tacones altos, que resonaban con cada paso que daba, dándome ganas de retorcerme en mi lugar. Finalmente, no uso la silla, porque se colocó de cunclillas a mi lado. Tragué cuando tocó mi pelo con suavidad.

No paraba de acariciarme, y ya tenía ganas de llorar.

—Míralo Leah...—susurró. —Aunque esa luz este sobre él, no es suficiente.

—No sé a qué te refieres. —contesté débil. Miré a Justin la tenue luz amarilla del techo le llegaba a penas al rostro, ocultando parte de él entre las sombras.

—Ese chico, que tienes en frente, está rodeado de oscuridad. Donde vaya. Incluso bajo el sol, la oscuridad de encapsula a su alrededor. Y son pocas personas las que notan eso.

—Leah no la escuches. Sólo te hablará tonterías. —Justin subió el tono de voz desde su lugar. Dominic sacó un arma de detrás de sí, y le apuntó.

—Yo que tú, no hablaría.

Justin calló, y miró a Dominic con la mirada más cargada de odio, que había visto pasar por sus ojos alguna vez. Emily, por su parte, empezó a acariciarme el pelo de nuevo.

—Eso quieras o no te gusta Leah. —susurró. —Eso... atrae, de una forma espectacular. Es algo singularmente extraño, y excitante. Una persona cualquiera no puede percibirlo. Solo ven en el a un chico que tomó malas decisiones. No son capaces de ver más allá de su nariz. Pero para una persona como tú, y como yo, ese tipo de hombre resulta ser lo más emocionante.

Tragué.

—A las chicas nos gusta el peligro, ¿eh? —habló. —La mayoría de las chicas quieren al chico malo con una chaqueta de cuero, un cigarrillo y una moto. Un chico sexy, y valiente, sin miedo a nada. Un chico agresivo y mal hablado. Básicamente, un chico como él.

—¿A qué viene todo esto Emily? —Dijo Justin desde allá. Dominic lo miró.

—Nada, Justin. —dijo simplemente. —Sólo quería, intentar sofocar esas dudas que ella tiene sobre su atracción hacia ti.

Emily se dirigió a mí.

—¿Por qué lo elegiste Leah? Tenías al chico lindo. A... ¿Cómo se llamaba? Ah, Mark. Un chico dulce, apuesto, rodeado de amor y calidez y con una perfecta y encantadora sonrisa en su rostro todo el tiempo. Todo lo contrario a Justin, que es un idiota la mayor parte del tiempo. Bueno, supongo que contigo ha cambiado eso. Justin es todo lo contrario a Mark, Leah. Está rodeado, insisto, por los demonios junto a esa oscuridad fría, misteriosa, e inquietante. O tal vez es que él es solo así. Lo cual suele ser excitante. ¿Por qué Leah?

—¿Y Dominic, Emily? —dije armándome de valor. —¿Por qué él?

Emily sonrió. ¿Cómo podía saber de Mark?

—Porque es peor. —susurró cerca de mi oído.

Lo siguiente fue rápido. Dominic se aburrió de la charla que mantuvo Emily conmigo, y le ordenó a los tipos que nos sacaran de allí. Me desataron, y sentí una fuerte puntada en mi estómago al levantarme. Nos llevaron hacia donde estuvieron sentados ellos, y luego, por un pasillo del cual no me había percatado. Y a juzgar por la mirada de Justin, él tampoco lo había hecho. Nos pusieron al final, en una habitación sucia, oscura, y que olía mal.

Y tenía miedo. Si algo le pasaba a Justin, era mi fin. Pero no podía rendirme así como así. Lo ayudaría como fuera y saldríamos de esto, como siempre lográbamos salir de todos. Nos sentaron en el centro de la habitación, apoyados en la espalda del otro. Y nos unieron con esas malditas cuerdas de plástico.

Los minutos pasaron. Todos habían desaparecido ya y no lograba entender porque mierda nos tenían aquí si no era para torturarnos, o degollarnos y tirarnos al rio. Tal vez planeaban pegarnos un tiro en la cabeza cuando menos lo esperáramos. Me sentía tan tonta por no comprender nada. Tampoco sabía a qué había venido esa pequeña conversación en susurros no tan susurros que Emily me había dado. ¿Oscuridad? Sí, él estaba rodeado de ella. Lo tenía claro hace mucho tiempo. Luego de verlo hacer cosas que jamás creí que vería de primera mano, lo había tenido claro.

Luego de conocerlo.

Luego de que, en nuestra primera cita, Dominic de hecho, le disparara al vidrio trasero de su auto. Luego de que Marcus y Kendall me dijeran que él era peligroso, y que los rumores dentro del internado de que él que no se metía en nada bueno, tenían algo de verdad.

Había resultado, que todo lo que escuché alguna vez de él era cierto. Lo que más me enorgullecía era haberlo hecho... cambiar, si es que se le podía decir así. De alguna manera él había dejado de ligarse a cada chica estando conmigo, porque cuando tenía a alguna ''favorita'' dentro del internado, igualmente se ligaba a todas las demás.

De todos modos no me apetecía recordar lo que Justin había sido, ni reconocer lo que ahora era. Dentro de todas estas cosas, ni si quiera el más inocente sale ileso. Tal vez porque nadie era inocente. El inocente se acaba convirtiendo en alguien que de todos modos, queda manchado con la oscuridad que a todos los que he conocido durante mi noviazgo con Justin tanto este como el anterior los rodea también.

—Leah tenemos que salir de aquí. —me dijo él. Lo miré como pude. Si me doblaba más, me dolían las muñecas, el duro plástico me estaba provocando heridas, y estaba manchando mi lado de la cuerda con algo de sangre. Tragué, y asentí.

—Muñeca, aun no pienso en nada, pero saldremos. —susurró. —lo prometo.

No me gustaba que el prometiera cosas así. Una vez Liam me prometió que al subirme parada de un columpio no me caería, y acabe por casi quebrarme el brazo izquierdo. Y lo peor, ¡es que fue el izquierdo! Y podía seguir yendo a clases con normalidad, porque podía escribir con el otro brazo. Negué con la cabeza, era muy tonta. Tal vez, debería estar asustada, como en las películas. Pero extrañamente estaba riéndome internamente de un accidente pasado. Tal vez mi falta de miedo se debía a que Justin estaba conmigo. Porque si estuviera sola, estaría llorando y chillando como una loca. Probablemente muriendo deshidratada por botar tanta lagrima. De todos modos, volviendo al tema de la promesa, me daba miedo que él prometiera cosas que finalmente no se podrían cumplir.

La puerta se abrió, sacándome de mi cabeza. Alejando mis estúpidos pensamientos. Dominic y Emily entraron. Antes de que alguien pudiera hablar, el teléfono que Dominic traía en sus manos comenzó a sonar. Y lo reconocí, era el teléfono de Justin.

—Oh, mira quién te llama.

Al instante se me vino a la cabeza Damon. Era el único que Justin permitía tener siempre junto a él. Sus otros amigos no eran... la verdad es que, la única persona que conocía como su amigo era Damon. Los demás eran solo ocasionales, o simplemente, conocidos. Dominic sonrió, y deslizó su dedo por la pantalla para contestar la llamada. Lo colocó en altavoz, y nos miró. Damon habló al instante.

¿Dónde estás cabrón? —Oí su risa—Joder, que no te veo de hace media hora. ¿Justin?

—Justin no puede hablar en este momento. —La voz de Dominic era tan fría, que un escalofrió me recorrió todo el cuerpo. Desde mi cabeza a la punta de mis pies.

¿Quién es? ¿Por qué tienes su teléfono?

—Yo creí que me conocías, Damon. —Emily y él se echaron a reír. —Justin, Leah, Emily y yo solo estamos pasando un grato momento juntos.

¿Dominic? —Damon se tomó unos segundos—¡Te mataré maldito bastardo!

—¿Sabes Damon? Eres muy oportuno. Justo estaba pensando en llamarte. Me enteré del robo en Barcelona.

—¿Qué mierda quieres Dominic? —murmuró cansadamente Justin.

—Dinero.

¿Qué? Que mierda Dominic. Suéltalos ahora o llamaré a la policía. —Amenazó Damon. Dominic soltó una carcajada.

—Es gracioso que quieras pedirle ayuda al enemigo.

El enemigo eres tú.

—Oh no no. —Dominic negó con su cabeza—Mira Damon, no quiero tener más cargos por asesinato.

Me estremecí al escuchar ese ''Más''

—Así que reunirás todo lo que tomaron ayer, y entonces soltaré a este par sin un rasguño. ¿Vale?

No confió en ti. Déjame hablar con Justin.

—Ya lo oíste.

Damon soltó una maldición.

¿Dónde te paso el dinero? A todo esto, ¿Por qué quieres dinero? ¿Porque mierda no lo consigues tú mismo?

—Creo que todos hemos tenido este plan en mente alguna vez; comenzar de cero Applewhite. Irme a otro lugar, olvidar y renovarme. Así que, tienes media hora. Si en ese tiempo no tienes el dinero en la esquina del parque que está en el centro de esta ciudad, olvídate que ver otra vez a tus increíbles amigos, ¿bien? Porque me encargaré de volarles la cabeza.

Damon se quedó en silencio unos segundos.

Tendré tu maldito dinero.

Entonces cortó.

—¿Es enserio? —preguntó Justin en voz baja. —No te creo ni mierda.

Emily lo miró.

—¿Porqué?

—¡Porque ustedes dos están locos maldición! —gritó él. Y de alguna manera, estaba en lo cierto.

—Quiero proponerte algo, Justin. —Dijo Dominic inclinándose hacia él. —Cuando Damon me pase el dinero desaparezco de tu vida. ¿Vale? No me verás nunca más. No sabrás de mí, y yo no sabré de ti. Seremos unos completos desconocidos para entonces. De verdad quiero alejarme de todo. Y lo haré con Emily.

Algo en sus ojos me hacía pensar que tal vez, sólo tal vez, él estaba hablando verdaderamente enserio. Tal vez Emily era su loca otra mitad. Tal vez Dominic enserio la amaba. A este punto, la verdad es que me cuestionaba si es que él tenía la capacidad de amar.

Pero la mirada que se posaba en su rostro cuando la veía era distinta a la que usaba para mirarnos a nosotros. El hielo desaparecía de sus ojos, y la idea de que la quisiera tan apasionadamente no me parecía tan loca.

—No te creo. —murmuró Justin.

Dominic suspiró.

—No lo hagas.

Él y Emily se dieron media vuelta y salieron del lugar. Justin se removió en ese momento.

—Mira Leah, —murmuró. —Vamos a salir de aquí, pero necesito que me ayudes.

Asentí. Ahora tenía muchas ganas de llorar. ¿Y si Damon no llegaba? Dios, ni si quiera se juntarían en este asqueroso lugar.

—Amor, mírame. —susurró. Fijé mi vista en él, y su mirada dura se suavizó.

—No llores—dijo en voz baja. Asentí, mordiéndome el labio. Era muy tonta. Lo menos que él necesitaba ahora era que yo me pusiera a llorar como una bebita. Justin suspiró.

—La cuerda es plástica. Y esa luz, debe estar caliente. Debemos movernos hasta allá y hacer que se derrita.

—Tengo las muñecas heridas. —me quejé. Justin entonces giró su cuello como pudo parar mirar nuestras manos detrás de nuestras espaldas. Sus ojos se abrieron un poquito más y soltó una maldición.

—¿Te duele mucho Leah? —preguntó. Me encogí de hombros.

—Sólo aguanta un poquito. ¿Bien? Nos quitaremos esto.

Nos pusimos de acuerdo para avanzar como pudiéramos hasta la lámpara que estaba por encima de la mesa. Los únicos dos objetos en la habitación además de nosotros que, en esta situación parecíamos unos sucios muñecos de trapo. Nos colocamos sobre nuestras rodillas e intentamos subir los brazos. Justin soltó un par de maldiciones y me hizo recostarme en el piso. Ambos quedamos como, acostados enredosamente ahí. Justin subió su pie, y botó la lámpara con cuidado de no darle un gran golpe a la ampolleta que quedaba totalmente expuesta. Corrió esta hasta el borde de la mesa aún con su zapatilla y con un cuidado extremo y me hizo ponerme sobre mis rodillas de nuevo. Entonces subimos nuestras manos y tuve que contener el grito que rogaba salir de mi garganta debido al extremo dolor que sentía en mis muñecas.

El plástico entonces, comenzó a derretirse. Cada roce de las cuerdas forradas era un martirio. Dolía como el infierno.

—Aguanta un poco más muñeca. —susurró Justin. Él también tenía una mueca en su rostro. También le dolía, pero no tenía sangre en sus muñecas como yo.

Entonces el plástico llegó al punto en que termino de derretirse, para dejarnos separados por fin. Justin se llevó su mano izquierda a la boca y mordió la cuerda hasta romperla, ya que había quedado un circulo a su alrededor. Yo hice lo mismo, con cuidado de volver a rozar las heridas.

Nos levantamos, y él tomó mis manos con extrema delicadeza. Soltó una maldición, y miró a nuestro alrededor buscando algo con desesperación. Miró su camisa, y con fuerza, arranco un pedazo que volvió a dividir en dos. Amarró la suave tela contra mis muñecas, y de alguna forma, me alivió que la herida se rozara con esa tela y no con la suciedad ni otras cosas que podía pasar a llevar.

Justin tomó la punta de mis dedos y tiró de mí hacia la puerta. Colocó su oído ahí, y frunció el ceño.

—Están hablando alguna mierda sobre el caribe.

Suspiré y me quedé ahí, con la yema de mis dedos entremedio de los suyos. Aún estaba asustada. Pero me ponía a pensar en que tal vez la situación podía ser peor, y no estaba viviendo lo peor. Justin siguió escuchando. Y cuando los ruidos cesaron poco a poco, decidió tirar la puerta abajo. La patió dos veces, y a la tercera, esta cayó, causando un fuerte ruido. Nos quedamos ahí con una mueca esperando a que Dominic y los tipos vinieran pero nada ocurrió. Justin avanzó lentamente, colocándome detrás de su cuerpo, y teniendo cuidado de todo. Avanzamos por el oscuro pasillo de antes hasta llegar al lugar donde anteriormente estuvimos sentados y amarrados a los pilares. No había nadie allí.

En una mesa estaban nuestros teléfonos, Justin los tomó, y me hizo guardar el mío en el bolsillo de mi pantalón. Logramos salir de ahí con cuidado. Cuando miramos hacia afuera, el panorama era oscuridad.

Oscuridad, silencio, y una mierda.

No había nadie.

—Debe haber ido a...

De una serie de árboles juntos a un lado de la desierta calle, Dominic salió tirando de la mano de Emily, seguido por dos hombres. El siguiente, se asomó con el rostro pálido por el lado de nosotros, en la puerta de la gran bodega donde nos tenían.

Dominic sacó un arma por detrás de su espalda, y le disparó justo en el centro del brazo al hombre que estaba a un metro de nosotros.

—¡Te dije que los vigilarás! —le gritó. El tipo cayó hacia atrás gritando de dolor. Los otros dos hombres corrieron hasta nosotros y nos tomaron del brazo. Dominic los miró con furia guardando su arma.

—Métanlos al auto y tápenles la boca. Iremos a buscar el maldito dinero.

¿Ya había pasado media hora? Dios, no podía ser. Dominic miró su reloj. Creí entonces que tal vez, solo habían pasado unos veinte minutos y estábamos justo en la hora para irnos y llegar puntuales al encuentro con Damon. Uno de los hombres, que no era muy mayor que yo que digamos, unos veinticuatro, o veinticinco años como máximo, me tiró con fuerza adentro del asiento trasero de uno de los autos que estaban allí. Luego metió a Justin por el otro lado, y junto al otro hombre recogieron al que Dominic hirió con una bala en el brazo.

Amarraron su herida, y lo metieron dentro de la bodega, para luego cerrar la puerta. Cerré mis ojos, con dolor. Ese hombre probablemente, estaría muy cerca de la muerte solo, allí dentro. Dominic y Emily se subieron al auto que estaba estacionado por delante de nosotros, y los tipos terminaron por subirse de copiloto, y conductor en nuestro auto.

Me sentía tan perdida. No tenía ni idea de que hora era, o si Dominic iba a deshacerse de mí. Pasara lo que pasara, arriesgaría mi vida por Justin. Comenzamos a avanzar. El hecho de estar en una ciudad desconocida, en medio de la noche, me aterraba. Mi único confort era Justin.

Luego de un par de minutos llegamos al gran parque donde se supone, estaría Damon con una cantidad de dinero considerable. Sabía que de alguna forma, ellos sentirían ese dinero pero lo más importante era que Justin y yo saliéramos vivos de esta mierda.

A juzgar por las intenciones de Dominic, sus sentimientos de resentido, y otras acciones, no ponía en duda de que era capaz de matarnos.

Esperamos durante cinco minutos, ya que logre ver la hora en mi celular. Justin miraba hacia todos lados, y a los tipos. Se sentía desesperado porque no sabía cómo escapar y yo lo sabía. Los tipos recibieron una llamada de Dominic que se estacionó unos metros más adelante, y se bajaron del auto. Abrieron la parte de atrás, y segundos después me estaban amarrando un saco con olor a tierra a la cabeza.

Aún podía respirar, pero me sentía aprisionada como la mierda. Tenía el maldito saco en la cabeza, la boca con una cinta en ella y sospechaba que cuando bajáramos atarían mis manos de nuevo y el dolor de las muñecas volvería a intensificarse.

Así fue.

Chillé como pude con la cinta cuando ellos amarraron mis manos. Dolía mucho maldición. Nos hicieron caminar a ciegas, hasta que por lo que, percibí, entramos al parque. Dominic y Emily caminaban adelante de nosotros mientras sus hombres nos empujaban. Temía tropezarme con mis tacones e irme de boca al piso. Gracias al cielo, eso no sucedió. Temía también que, sin que yo me diera cuenta, de repente me plantaran un balazo en la sien.

Seguimos caminando hasta que me apretón con fuerza el cuello, y el brazo derecho, haciéndome parar. Aún podía sentir la presencia del tipo detrás de mí. Cerré mis ojos sintiendo miedo. Los abrí. Lo único que podía distinguir desde dentro del saco, era la amarillenta luz de un faro. Dominic murmuró algo que no logré entender y nos sacaron con rapidez los sacos, dejándome respirar mejor.

Damon estaba en frente de Dominic. Ashton estaba a su lado, y sospechaba que cerca, estaba Cassandra y Kendall. Mirando a mí alrededor pude distinguir que en la calle de mi lado derecho, estaba el gigante Jeep de Cassandra estacionado. A penas podía diferenciarse entre la oscuridad. Damon traía dos bolsos, y Ashton dos más. Ambos se veían amenazantes, oscuros. Demonios.

Dominic los apuntó con su pistola.

—Quiero que tiren sus armas.

Damon rodó los ojos, y como si estuviera planeado él y Ashton lanzaron los bolsos al suelo, y tiraron las armas escondidas por detrás de su espalda hacia el frente, haciendo que cayeran cerca de los pies de los hombres de Dominic. Estos las tomaron, y las apartaron.

Dominic hizo una seña y sus hombres recogieron los bolsos.

—Espero que no sea dinero falso, Applewhite. De lo contrario me desharé de ellos con un solo tiro. —Dijo señalándonos con la cabeza. Damon negó.

—Es real. —contestó con seguridad.

Y oh, eso esperaba. La verdad es que no me sorprenderían si llenaran los bolsos con dinero falso, era muy ellos.

—Emily esperame en el auto. —Murmuró Dominic. Emily asintió y lo besó castamente en los labios. Acarició su rostro, y se fue acompañada del tercer tipo hasta los autos estacionados a mi izquierda. El hombre se subió en el auto azul, y Emily en el copiloto del auto negro.

Los otros dos hombres de Dominic tomaron el dinero, y comenzaron a revisarlo con rapidez. Luego de un rato, asintieron y cerraron los bolsos. Nos empujaron con fuerza hacia Damon. Como aún estaba atada, caí, en los brazos de mi mejor amigo. Él me envolvió al instante. Y me acarició el cabello.

—¿Estás bien Leah? —susurró. Asentí, y el rápidamente me desató. Ashton desató las muñecas de Justin y este al instante me abrazó y besó el cabello. Me abrazó con fuerza.

Dominic nos miró desde la distancia de un metro que nos separaba. Suspiró, y guardó su arma en el bolsillo.

Y cuando se giró para irse, los dos autos estacionados a la izquierda, volaron en mil pedazos. Justin me abrazó y se tiró al piso justo al mismo tiempo en que lo hacía Damon, Ashton, y Dominic también.

Justin colocó su cuerpo arqueado, dejándome debajo, cubriéndome por completo con su anatomía.

Los autos se quebraron como un cristal cayendo contra el piso. Causando un sonido retumbante en todo el lugar, en mis oídos, en mí pecho, en mi cabeza. La luz naranja iluminó probablemente un par de cuadras. Olía horrible. A gasolina, a humo, y demás.

Lo peor es que era la segunda vez que presenciaba una explosión en los últimos tres días. Aún en el piso miré hacia el lado derecho. Cassandra y Kendall miraban la escena conmocionadas. Entonces caí en cuenta, de lo que en realidad había pasado.

Emily estaba dentro del auto.

Emily había explotado en cientos, y cientos de pedazos también. Justo con ese hombre. Miré las llamas. Los restos se consumían junto a ellas. El fuego pronto se seguiría propagando. Todo pasó tan rápido. Tan inesperado. Nos levantamos con rapidez. Dominic ya estaba de pie. Los dos hombres que quedaron miraban el fuego en estado de shock. Cassandra y Kendall llegaron pronto hasta nosotros. El espectáculo era impresionante. El calor, el fuego. El dolor. Aún no salía del shock. Emily.

Demonios, Emily.

Dominic yacía sin moverse. Sin parpadear. No dejaba de mirar el fuego. Sus piernas estaban rígidas y sus brazos colgaban al lado de su cuerpo. Los focos de la cuadra se habían apagado al milisegundo debido al fuego en los cables de conexión. Pronto el fuego pasaría a un árbol, y del árbol a otro, y así por todo el parque, y peor, tal vez a las casas cerca.

Cuando el ruido de los focos también rompiéndose llenó el brutal silencio luego del incidente, hice lo que todos menos esperaban que hiciera. Me solté del agarre de Justin, y avancé hasta donde estaba Dominic. Él no me miró. Su mirada reflejaba dolor, frustración, y montón de sinónimos de la palabra miseria y tristeza. Toqué su brazo con suavidad.

Su verde mirada se posó en la mía.

Entonces lo abracé.

Envolví mis brazos alrededor de su cuello con fuerza. Mientras el subía los suyos rozando mis costillas y uniéndose en mi espalda. Lo apreté con fuerza. Si, probablemente estaba loca. Pero su novia había en verdad muerto en frente de sus ojos. Si a Justin le pasara algo así, no importaría quién me abrazara. Sólo... lo necesitaría. Y él lo necesitaba en este momento. Independientemente de cómo era su persona. Deje de lado todo. Su odio hacia Justin y hacia mí, sus locos planes. Su trato contra nosotros, y sólo lo abracé, brindándole apoyo y compañía porque era lo que necesitaba en ese momento, más que nada en el mundo.

Dominic me abrazó con fuerza también. Aferrándose a mi cuerpo como si fuera esperanza, tal vez, salvación. Como si fuera lo único que tuviera y se le estuviera yendo por entremedio de los dedos. Entonces sollozó. Sus piernas le fallaron, y cayó al suelo, aun llorando. Caí junto a él. Mis manos aún me dolían como el demonio, pero hasta que él no decidiera dejar de abrazarme, no lo haría yo tampoco. Tenía que ponerme en su posición. Esto ya no se trataba de venganza, ni odio. Sólo... dolor.

Cuando miré hacia atrás, vi a los chicos conmocionados, y Justin mirando con furia a su hermano.

Ya. Tal vez, no era su hermano. Sino su hermanastro. Pero compartían a su madre, lo que les hacía un lazo efectivo. Ambos llevaban parte de la misma sangre dentro de sus cuerpos. Dominic escondió su rostro para que los demás no lo vieran llorar. Mientras yo acaricié su espalda. Era mejor no decir nada. Sólo... acompañarlo. Había cerrado los ojos.

Cuándo los abrí, Justin avanzaba enojado hasta nosotros.

—¡Suéltala! —gruñó.

Dominic levantó su rostro, y le dio una intensa mirada para luego dejar de abrazarme. Me levanté al instante, y le tendí una mano para que se levantara. No es como si pudiera levantarlo, pero él la tomó de todos modos impulsándose con su otra mano para levantarse. Miró a Justin con algunas lágrimas aun recorriendo su rostro.

—Leah vámonos. —murmuró más suave para mí.

Su tono estuvo bien. Si me hubiera gritado, gruñido, o algo por el estilo me hubiera enojado. Aun así sólo lo miré. Me acerqué con delicadeza a él unos segundos después. Toqué su brazo con ternura.

—Hay que llevarlo con nosotros. —susurré. Damon se nos acercó. Kendall se agarraba de su brazo con fuerza, y asustada. Y cuando miré a Cassandra... uf. Ella estaba desmayada en los brazos de Ashton. Fue una imagen que jamás creí ver.

Cassandra siendo vulnerable. Demonios, había sido una noche llena de sorpresas. Su hermana explotando y volviéndose una bomba de fuego junto a otro hombre y dos autos. Y también Dominic volviéndose vulnerable.

Justin abrió sus ojos.

—¡¿Qué?! ¡¿Estás loca Leah? —gimió mientras subía su tono de voz por la incredulidad.

—Tal vez. —le susurré.

—¡Él te secuestro! —gritó. —¡Tres malditas veces!

Conté hasta tres.

—¿Quieres que te las recuerde? —se pasó una mano por el cabello. —En el baile, luego en el verano, ¡y hoy! ¡Hace unas malditas horas!

Cerré mis ojos suspirando. Damon acarició mi brazo en un intento por calmarme también.

—Lo sé, Justin. —murmuré.

—¡No muñeca! —exclamó. —Parece que no lo sabes. Porque quieres llevarlo con nosotros luego de todo lo que nos quiso hacer.

—Si. —respondí levantando aún más mi cabeza.

Justin miró a Damon y después a Ashton totalmente exaltado.

—¡Al parecer soy el único jodidamente consiente de todo lo que nos quiso hacer este maldito bastardo! —dijo apuntándolo. Dominic miró hacia el lado. Suspiré. Justin también estaba en estado de shock, y aunque él me lo negara si yo le llegara a preguntar, él también estaba afectado por la verdadera muerte de Emily.

La sirena proveniente de un camión de bomberos me sobresalto.

—Tenemos que salir de aquí. —dijo Damon. Él, junto a Kendall tomaron los bolsos con el dinero reunido para que Dominic nos liberara, y comenzaron caminar con Ashton hacia el auto. Miré a Justin con suplica rebalsando de mis ojos. El suspiro, y tiró de mi hacia él, abrazándome.

—Te amo Leah. —susurró. —Siento ese arrebato. No estoy bien.

Subí mi rostro, para casi rozarlo con el suyo. Acaricie su barbilla con mi nariz tiernamente. Y lo miré.

—Por favor. —susurró. —Ponte en su situación.

Justin miró a Dominic durante unos segundos y luego a mí, suspirando.

—Joder muñeca. ¿Qué haces en mi vida? —preguntó en un susurro. Su rostro aún estaba jodidamente cerca del mío, y me encantaba así. Aunque no era el momento para eso. Lo miré confundida, sin saber a qué se refería con sus palabras.

—¿Eh?

—Eres demasiado buena. —gimió y me besó. —Demasiado para mí.

Lo abracé con fuerza enterrando mi rostro en su cuello.

—Vamos Justin. —le dije cerca del oído. El resopló, y miró a Dominic.

—Intenta alguna mierda y me valdrá todo, ¿sí? Te dispararé en la cabeza sin importarme que pase después. Vámonos.

_____________________________

Es un capitulo extremadamente largo.

Se me están yendo un poco las ideas. Ósea tengo muchas, pero no es el momento para integrarlas... no aún. Es justo por eso que el capitulo tiene casi 6000 palabras. No sé cuando vuelva a subir. De todos modos, no olviden comentar y votar. Me hacen muy feliz. Nos leemos pronto, supongo.

Espero que les haya gustado. Después de todo,  era hora de que Emily desapareciera en verdad.


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