Solo tarde nueve días :)
¿Enserio?, ¿Acaso el supermercado es el lugar oficial para que se reúnan todas las personas que más me han hecho daño en la vida? Porque, por Dios, si así van a ser las cosas, mi rostro terminara en el muro de las personas que tienen prohibido el paso por la cantidad de peleas que causo en este lugar.
No, pienso. No harás de esto un escándalo.
Isabela y su grupo de amigas se ríen. A algunas las conozco, a otras no. Después de todo, ya han pasado casi tres años. La observo. Isabela luce igual que antes. Su cabello lacio cae como una obscura cascada sobre sus hombros y espalda, finalizando con sus puntas azules. Su piel es tan pálida, recordándome que siempre me pregunte cómo es eso posible si vivimos cerca de una playa. Su oreja derecha está llena de piercings, al igual que sus muñecas pero de brazaletes obscuros. Lleva puesta ropa obscura, como todas las veces que la he visto. Su apariencia es un poco exótica, pero es hermosa. Siempre ha sido hermosa. La última vez que la vi fue hace tres meses en el centro comercial. En esa ocasión me acompañaban mis amigas, quienes insistieron en la idea de pasar por delante de ella para observar su reacción. Por supuesto, yo me negué a escucharlas ya que me parecía una idea completamente absurda e inmadura.
Desearía que mis amigas estuvieran aquí ahora.
-¿Encantadora?- Isabela pregunta –Creo que "Carismática" me define más, pero aun así gracias por el cumplido.
-Creo que "Zorra" te define aún más- murmuro.
-¿Disculpa?- ella me pregunta, desafiante.
-Oh, nada- sonrío y tomo mi celular de la caja, lugar donde el chico lo dejo –Solo pensaba en lo poco que me importa lo que acabas de decir, pero de todas manera gracias por la inútil información- me volteo y recargo mi manos sobre el carrito de compras. Miro sobre mi hombro –Ahora, si me disculpas, tengo mejores cosas que hacer.
Comienzo a empujar el carrito, alejándome de Isabela y sus amigas. Una sonrisa triunfante en rostro. Pero después las escucho hablar.
-¿Dejaras que te hable así?- pregunta una de ellas –Podríamos...
-No- contesta Isabela de inmediato –Deja que se vaya. Me da lástima, la verdad. Siempre ha huido de sus problemas.
Mi sonrisa desaparece.
*Flashback*
-¡Perfecto!- me alaga Andy, sonriendo -Lo haces genial, princesa. ¿Estas segura que es tu primera vez?
Me enderezo y sonrío con nerviosismo.
-Mis primos tienen una mesa de billar en su casa. Solo los vi jugar una vez que fueron sus amigos.
Andrew alza una ceja, de pronto serio. Dylan suelta una carcajada.
-Mala respuesta, nena- él dice, divertido.
-¿Cuántas malditas veces tengo que decirte que no la llames nena, Dyl?- gruñe mi novio. Voltea y me mira -¿Así que te gusta estar con los amigos de tus primos?
-Uh, no- contesto, de pronto nerviosa. No quiero que peleemos, de nuevo –Mi hermana también estaba ahí, eh, y mis otras primas.
Cole, quien se encuentra sentado sobre uno de los bancos de la barra, suspira como si estuviera agotado de siempre escuchar las mismas discusiones. Lo sé porque yo también lo estoy.
-Por favor, simplemente déjala terminar el juego- él pide sin ninguna inflexión de voz, como siempre.
Andy lo fulmina con la mirada. Isabela, quien dejo de mirar con desinterés a su celular, bufa con fastidio.
-Lo sé, Andy- dice. Mis labios se unen y forman una fina línea. Ella sabe que solo yo lo llamo de esa manera –Le das mucha importancia. Mejor terminemos con esto y vayamos a Nightmare. ¡Prometiste bailar conmigo!
¿Qué?
Alzo ambas cejas.
-¿Tu hiciste que?- pregunto, incrédula.
Andy rueda los ojos.
-Por favor, ______. Isabela es mi mejor amiga.
-Sí, Andy, lo sé- contesto –Pero no creo justo que tú te enojes por cualquier chico que se me acerca y yo no pueda hacer lo mismo.
Isabela se ríe.
-¿Qué sucede, _____?- pregunta -¿Acaso tienes miedo de que te lo quite?
Frunzo el ceño y al parecer eso solo la hace sonreír más.
-No.
-Perfecto- ella contesta y abrasa mi novio por la cintura. Andrew se tensa al instante, incomodo con la situación –Entonces no tienes por qué tener celos de mí, ¿verdad, Andy?
Mis manos se cierran alrededor del taco de billar, fuerte.
-No- él contesta –Por supuesto que no.
-Como sea- murmuro y miro hacia otro lado.
Duele verlos tan cerca y saber que no puedo hacer nada para evitarlo.
-Entonces, ¿iremos a Nightmare o no?- pregunta Dylan, impaciente.
-Controla las ansias - le dice Cole y podría jurar que una sonrisa lucha por ser descubierta, sin embargo él la suprime, como siempre –No querrás llegar tan ebrio a casa, ¿verdad? Nuestra madre te hará pedazos.
-Cállate- su hermano gruñe –Talvez sino le chismearas todo lo que hago, no lo haría.
-No tengo que hacerlo. Ella no está ciega, Dylan.
-Cállense los dos- ordena Andy –Vamos a Nightmare antes de que su madre los mande a dormir.
Los gemelos lo fulminan con la mirada.
-Eh... ¿Andy?- lo llamo y el alza una ceja en mi dirección. Puedo sentir mis mejillas arder –No quiero ir a ese lugar; me da... miedo.
Todos, a excepción de Cole, se ríen y eso solo me hace sentir mucho más avergonzada que antes.
-¡Oh, por Dios!- exclama Isabela –Tienes una bebe como novia, Andrew.
Él rueda los ojos pero aun sonríe.
-Vamos, princesa- él dice –Es solo un club.
-Sí, pero...
-Por favor, Andy- Isabela rueda los ojos –Mejor ve y déjala a su casa. De todos modos no encaja en Nightmare.
No me dolió tanto su comentario, ya que no es la primera vez que me dice algo parecido.
-No la dejare en su maldita casa. Ira con nosotros- Andrew frunce el ceño.
Ella ignora por completo el comentario de él.
-O mejor aún. ¿Por qué no la llevas a la casa de su abuela?- ella se ríe -Me has dicho que ella adora ir ahí. ¡Podrían ponerse a leer la biblia juntas!
Todo mi cuerpo se tensa.
Andrew carraspea.
-Eh, Isa- él dice, incomodo –Su abuela murió hace un mes. Creo habértelo dicho.
Isabela cubre su boca con ambas manos de manera dramática.
-Upps.
Esta sonriendo detrás de sus manos. Puedo verlo.
-No- digo con la voz temblorosa –Esta bien. Yo... saldré un momento.
Camino con la cabeza gacha hasta la salida del bar.
Nadie me detiene. Nadie me pregunta como estoy. Nadie hace nada.
-No aguanta nada- escucho a Isabela decir a lo lejos.
*Flashback*
Todas se ríen de mí. Mis manos se cierran alrededor del volante del carrito de compras.
No importa, pienso. Ya no importa.
Camino hasta llegar a mi auto. Subo la compra. Entro a mi auto.
-Sí importa- digo.
Y entonces lloro. Golpeo el volante, fuerte. Tanto que hasta dolió. Gimo y sobo el área afectada.
Ella siempre gana, pienso. Siempre.
Siempre me hería y Andrew nunca la detenía. Creo que es la persona que más me ha hecho daño en el mundo. La detesto. La odio. Mucho. Demasiado. Desearía que... Dios, no. Nunca le deseare el mal a nadie. Incluso aunque la odie tanto. Nunca lo hare.
Yo no soy así.
Después de un minuto más de lágrimas, enciendo el auto y conduzco hasta llegar a casa, la cual esta vacía. Suspiro. Mi madre probablemente llegara en algunos minutos. No me puede ver de esta manera. Subo a mi habitación y lavo mi rostro. Escucho a alguien entrar y al bajar descubro que es mi madre.
-¿Por qué esa cara larga?- me pregunta.
Me encojo de hombros.
-Solo estoy cansada.
-¿Segura?- pregunta –No estarás así por lo de esta noche, ¿verdad?
-De hecho, si- miento porque sé que seguirá insistiendo con el tema y no quiero hablar sobre lo sucedido.
Mi madre sonríe despreocupadamente.
-No te preocupes. Nadie te hará daño mientras yo esté aquí- Ya lo hicieron, pienso –Ahora, deja que me ponga algo más cómodo y después me ayudas a cocinar. Tenemos mucho por hacer.
***
Paso mis dedos por el borde de mi vestido. Sí. Un vestido. Mi madre me obligo a usar un vestido para cenar con los Malik. Y lo peor de todo no es el largo (el cual es muy corto para mi gusto), sino el color. O debería de decir: los colores. En mi vida había usado un atuendo con tantos colores y de flores. Sí. Flores. El vestido es suelto de la cintura hasta cinco centímetros por debajo de mi trasero, sin mangas y con cortes triangulares a los costados de mi cintura, los cuales dejan al expuesto un poco de piel. Ah, también me obligo a usar tacones de color beige. Este tipo de atuendos son los que mi madre me obliga a usar para ir a eventos, lo cual ha sucedido muy seguido desde que mi padre se fue.
-Deja de mover tanto las piernas; parece que quieres ir al baño- me regaña mi madre.
-Lo siento... estoy algo nerviosa- respondo, avergonzada.
Mi madre hace un gesto con la mano, como restándole importancia.
-Todo saldrá de maravilla, ya verás.
Esta noche usa un vestido rojo vino de cuello redondo y sin mangas que es suelto de la cintura hasta las rodillas. Sus labios solo tienen algo de brillo, lo cual la hace ver algo joven y natural.
-¿Qué?- pregunta al darse cuenta de que no la he dejado de mirar -¿Me veo mal?
-No. No, te vez hermosa, mama- admito.
Ella sonríe, solo que esta sonrisa no llega a sus ojos.
-Me gustaría que tu padre estuviera aquí- ella dice, algo nostálgica –El quería conocer a tu novio, ¿sabes?
-No. Es. Mi. Novio- dije, pero sonreía.
Mi madre se ríe.
-Eso dices ahora, pero ya verás que...
Guarda silencio, de hecho, ambas lo hacemos al escuchar que alguien toca la puerta de entrada.
-Que empiece la función- murmuro.
Mi madre me lanza una mirada amenazadora, como si me retara a decir algo parecido pero con los invitados adelante. Ambas llegamos a la puerta y no es hasta entonces que por fin pienso en lo que pasara en unos segundos.
Conoceré a los padres de Zayn.
OH. POR. DIOS.
CONOCERE A SUS PADRES.
Contengo la respiración, nerviosa. Entonces mi madre abre la puerta por completo y... y...
Frunzo el ceño.
-¿Zayn?- pregunto, confundida -¿Dónde están tus padres?
Frente a mí se encuentran Zayn y sus hermanitas. Solo ellos.
-No pudieron venir- él dice, apenado –Lo lamento.
-Pero...
Me callo, con dolor, al sentir el codo de mi madre chocar contra mis costillas de una forma no tan elegante.
-_____, no seas grosera- ella me regaña –Estoy segura de que Zayn nos explicara lo sucedido una vez que los hagamos pasar, ¿no crees?
Siento mi cara arder.
-¡Lo siento! Claro, pasen, pasen.
Zayn y sus hermanas pasan. Safaa me abraza casi al instante en el que entran. No puedo evitar sonreír cuando se trata de ella.
-Hola, hermosa- la saludo.
-Pareces una princesa- ella dice.
-Gracias- rio –Tu pareces una reina.
Waliyha se acerca, después de haber saludado a mi madre, y me besa la mejilla. Ambas hermanas usan vestidos sencillos. Lucen adorables.
-Estas muy roja- ella observa.
-Waliyha- la regaña Zayn.
Zayn lleva puesto unos pantalones negros y una camisa formal de color azul marino de botones, las mangas están dobladas sobre los codos. Es lo más formal que lo he visto lucir hasta ahora. Luce muy, muy guapo.
-Pasen al living en lo que comenzamos a servir, por favor- les pide mi madre.
-¿Necesitan ayuda?- pregunta Zayn caballerosamente.
-Oh, que educado- mi madre dice, encantada –No se preocupen, _____ lo hará.
Sonrío falsamente para ocultar mi desacuerdo. Desde que mi madre llego no ha parado de darme órdenes. Incluso llegue a sentirme como su asistente. Zayn sonríe, divertido, al darse cuenta de mi estado. Ellos hacen lo que mi madre les pide, al igual que yo. Una vez que entramos a la cocina, ella cierra la puerta para que nadie nos escuche.
-Que mal que no hayan podido venir, ¿no crees?
-Por favor, no los agobies con preguntas- suplico.
Mi madre levanta ambas cejas.
-Si mal lo recuerdo, tú fuiste la primera que lo hizo- ella me recuerda.
-¡No los agobié!- susurro para que no nos escuchen –Solo pregunte lo obvio.
-Bueno, pero intenta no hacerlo cuando ni siquiera han entrado a la casa- replica.
Tomamos las bandejas de comida y salimos de la cocina. Zayn se encuentra en mi sofá favorito, ya que es el único que es individual, sus hermanas comparten un sofá. Ambas observan a Zayn al mismo tiempo que se susurran cosas. Zayn parece estar ausente, con el peso de sus brazos sobre sus piernas y los ojos fijos en la mesa central del living. Tuve aclarar mi garganta para que reaccionara. Sus ojos buscan los míos y al encontrarse, creo percibir, por un breve segundo, una profunda tristeza en ellos. Entonces me sonríe y me digo a mi misma que probablemente todo fue obra de mi imaginación.
-¿Cenaremos sushi?- la alegre y emocionada voz de Safaa me saca de mis pensamientos.
-¿Te gusta?- le pregunta mi madre con una pequeña sonrisa.
-Nunca lo ha probado- Zayn contesta.
-Bueno,- yo digo –cenaríamos mi deliciosa lasaña si alguien no hubiera cometido el error de enseñarle a mi madre como preparar sushi.
-______- mi madre pronuncia mi nombre tan lenta y tenebrosamente que al instante me arrepiento de haber abierto la boca.
-Quiero decir,- corrijo apresuradamente –el sushi es bueno, deberían probarlo.
Safaa y Waliyha elijen sabiamente no reírse, sin embargo eso no evita que sonrían de forman divertida. Zayn parece estar muy distraído como para prestar atención a lo que hablamos.
-Por favor, siéntense- pide mi madre y ellos obedecen.
Colocamos las bandejas de sushi sobre la mesa y tomamos asiento. Mi madre se toma su tiempo explicando los ingredientes de los tres diferentes rollos que preparamos y después todos comenzamos a servirnos. Zayn le sirve a Safaa uno de cada uno para que deduzca ella misma cual es el que más le gusta.
-Entonces,- yo digo -¿Por qué no pudieron venir sus padres?
Lo pregunte de forma plural para que cualquiera de los tres se sintiera con la libertad de responder. A parte, aunque no me gustara admitirlo, supongo que esa era la única manera en la que Zayn no lograría inventar una mentira. Y al parecer mi plan funciono.
-Fueron a la junta de padres de familia de mi colegio- Waliyha responde.
-¡Oh, por supuesto!- mi madre exclama con voz dramáticamente agobiada –Esas reuniones siempre toman mucho de tu tiempo.
-Si- interviene Zayn, mirándome –En realidad, ellos si querían venir.
Algo me dice que esto lo dice solo para tranquilizarme a mí, no a mi madre.
-Recuerdo esas juntas- digo –Mis padres duraban varias horas en ellas.
-______ me había mencionado que su hermana mayor, Emma, fue al mismo colegio que al que ahora van mis hermanas- Zayn comenta.
-Si- mi madre asiente –Y _____ también hubiera ido ahí de no ser porque jamás le agrado la idea de progresar.
Frunzo el ceño.
-¿Progresar significa dejar a mis amigos y entrar a un lugar en donde lo único que importa es sobresalir ante los demás por gusto?- pregunto –No, gracias. Yo paso.
Mi madre me fulmina con la mirada por unos breves segundos, ya que supongo que no es educado envolver a los invitados con nuestros problemas personales, sin embargo en estos momentos poco me interesa. Ella empezó.
-¿Qué tiene de malo mi colegio?- pregunta Safaa con tristeza, atrayendo la atención de todos en la mesa.
Oh, maldición.
-¡No lo quise decir de esa manera!- exclamo –Quiero decir, en los tiempos de mi hermana así era, pero es obvio que las cosas han cambiado, digo, solo mírate; ¡Eres toda una dama!
Safaa sonríe con orgullo.
-Soy una reina- me corrige y todos reímos nerviosos, suavizando el ambiente.
-Por supuesto, eres una reina, Safaa.
Antes de que ellos llegaran, habíamos dejado vasos con agua en cada uno de los asientos. Y aun así, mi madre había dejado sobre la mesa una botella de su mejor vino; el cual ha comenzado a servir en la copa de cristal frente a ella.
-¿Puedo tomar vino?- pregunta Waliyha de repente.
"¡No!" contesta Zayn al mismo tiempo que mi madre dice tranquilamente "Por supuesto", para que al final yo exclame "¡MADRE!".
-Mi hermana no beberá vino- Zayn dice con seriedad e incredulidad.
-Por supuesto que lo hará- lo contradice mi madre.
-No. No lo hará- digo yo, horrorizada -¿Perdiste la cabeza, madre? ¡Es solo una niña!
-Waliyha beberá vino- ella dice con firmeza y después sonríe y agrega –Pero solo vino para los de su edad.
-¿Qué?- la nombrada pregunta, extrañada.
Mi madre se disculpa antes de levantarse y caminar hacia la cocina. Zayn me mira de forma interrogativa y yo solo me encojo de hombros con la misma expresión confundida que la de él. Al minuto mi madre regresa con una sonrisa increíblemente divertida y con sus manos detrás de ella. Se acerca a Waliyha y entonces nos muestra lo que esconde.
Una botella de jugo de uva.
Todos estamos muy sorprendidos como para decir algo, claro, ha excepción de Safaa, quien grita "¡Yo también quiero!". Mi madre le sonríe antes de servir dentro de las copas de vidrio de las niñas, las cuales se suponen que eran solo de decoración. Cuando se vuelve a sentar, nos observa a Zayn y a mí. Frunce el ceño.
-No habrán pensado que les daría vino real, ¿verdad?- pregunta. Nadie contesta -¡Por Dios, es menor de edad! Jamás haría algo como eso.
Zayn es el primero en hablar.
-En serio lo lamento- el parece sorpresivamente avergonzado. Jamás lo había visto así, ni siquiera conmigo –No quería ser grosero, solo...
-No. No, está bien- mi madre le dice –Tu actuaste de la manera correcta.
Después de decir aquello, sus ojos se encuentran con los míos. Y entonces se lo que ellos me quieren decir: Pero tu no.
-Solo pensé que sería agradable no ser el único adulto de la noche- ella se explica.
-¿Hoy soy un adulto?- pregunta Safaa con la inocencia que su edad le otorga.
-Hoy todos somos adultos- mi madre corrige mientras sonríe, dándole una sorbo a su copa de vino.
***
-No- digo –No fue una cena en plan "hey mama, él es mi novio", de hecho, fue algo más como "hey mama, ellos son los vecinos".
-Entonces... estoy confundido- Harry dice -¿Son novios o no?
-Es tu amigo, tú deberías de saberlo- me burlo.
-Eres mi mejor amiga, tú deberías de decirme- él replica.
-Uh, bien- acepto –Te diré lo que se; redoble de tambores, por favor.
-No soy Josh.
-¿Quieres que te diga o no?
Harry rueda los ojos y de mala gana golpea las palmas de sus manos contra sus piernas de manera rítmica.
-Bien, esto es lo que se:- hago una pausa dramática -Nada.
Harry se detiene en seco y frunce el ceño.
-Que basura- se queja –Esa no es una respuesta.
-Es la única que tengo- me encojo de hombros.
-¿Enserio no sabes lo que son?- el pregunta, incrédulo.
-Mira, obviamente no somos solo amigos; somos más que eso, pero sin llegar a ser novios.
-¿Amigos con beneficios?- pregunta, horrorizado.
-¡¿Qué?!- exclamo –¡NO! ¡Por Dios, Harry! Por eso no te lo quería explicar; jamás lo entenderías.
-¿Entender que?- el pregunta -¿Aun no tienen sexo?
-No, por supuesto que no- contesto.
-Entonces aun eres virgen- él dice.
Puedo sentir como mis mejillas arden tanto que alguien podría incluso freír tocino sobre ellas. Durante las últimas semanas, Harry se ha empeñado en averiguar si yo sigo siendo virgen o no. Todo empezó por que tuve la estúpida idea de preguntarle con cuantas chicas se había acostado (a lo cual no me supo responder, ya que no es tan obsesionado como para llevar la cuenta). Al principio pensé en decir la verdad, la cual es un gigantesco "SI, AUN SOY VIRGEN", sin embargo lo pensé con mucho más detenimiento y llegue a la conclusión de que si lo confesaba, lo más probable es que me moleste o me haga sentir incomoda al respecto, ya que el suele ser de esa manera.
-¿Por qué te interesa tanto saberlo?- pregunto –Aparte, ¿cómo cambiamos de tema tan rápido?
-Tengo mis técnicas- Harry sonríe de esa manera que te hace creer que no eres nadie junto a él.
-Tus técnicas no sirven- digo –Oye, por cierto, quería contarte algo... Hoy escuche una conversación que probablemente no debí escuchar, pero que me fue imposible no hacerlo.
-Mierda, creo ya te pase al lado obscuro- él se ríe -¿A quién escuchaste hablar?
-No era una plática común y corriente- intente explicar –Era más como una discusión.
-¿A si?- él no parece tan interesado -¿De quién?
-¿Prometes no enfadarte?- pregunto y con eso capto su completa atención.
Harry frunce el ceño.
-¿Qué hiciste?, ¿Por qué piensas que me enfadare, ____?
-Porque te escuche discutir con Marifer- contesto con vergüenza.
Y no parece enfadado, sino sorprendido. Y luego asustado. Es más, sino fuera porque la lámpara que está cerca de él es lo suficientemente blanca como para hacerlo ver muy pálido, creería que mi respuesta fue la verdadera culpable de ese tono de piel.
-¿Escu... tu... que... - su voz es muy aguda. Se aclara la garganta y de forma dubitativa pregunta: -¿Qué... escuchaste?
-No mucho, en realidad- admito –Solo el final de la discusión.
-¿Qué escuchaste?- vuelve a preguntar, pero esta vez con impaciencia.
-Tú le pediste un favor, pero ella no quiso ayudarte por la forma en la que siempre la tratas.
-¿Escuchaste que favor era?- pregunta al instante con seriedad.
-No- contesto y al hacerlo puedo ver una expresión de completo alivio cruzar por su rostro -¿Qué le pediste?
-No deberías escuchar conversaciones ajenas- él dice.
Ruedo los ojos.
-Hace un minuto casi me premias por hacerlo- le recuerdo –Por favor, dime que le pediste.
-No es de tu incumbencia, ______.
-¿Que no lo es?- inquiero, incrédula –Ambos son mis amigos, por supuesto que es de mi incumbencia.
-No lo es, ____- él dice, molesto –Y por favor, deja de preguntar.
-¿Por qué?- pregunto.
-Porque es un asunto mío y de Marifer- él recalca su nombre –Nada más.
La forma en la que lo dice que demuestra la seriedad del asunto. Él me está ocultando algo.
-¿Te gusta Marifer?- pregunto de repente.
Harry parpadea varias veces, claramente sorprendido.
-¿Qué?
-Me escuchaste.
-No sé de qué hablas...
-Es por eso que siempre la molestas, ¿verdad?- pregunto –Te gusta.
Harry frunce el ceño con una expresión confundida.
-¿Qué?
-Siempre la apodas o le haces bromas- le recuerdo –He leído suficientes novelas como para saber que esos son los primeros síntomas de enamoramiento en la mayoría de los chicos.
-¿Qué?
-¡Por Dios, te gusta Marifer!
Por un momento, Harry estuvo tan mudo y sorprendido que no parecía el mismo. Sobre todo porque él siempre tiene una manera de salirse con la suya, pero en esta ocasión parece como si todo lo que yo digo se lo tomara con tanta sorpresa que primero necesita analizarlo para poder responder sin parecer inseguro de sí mismo.
-¿Cómo cambiamos tan rápido de tema?- él dice finalmente.
Frunzo el ceño.
-Oh, no. No cambiaras de tema, no cuando...
-¿Cuándo qué?, ¿Cuándo me has dado las razones más ridículas que he escuchado jamás en la vida?
-¡No son ridículas!- exclamo, ofendida.
-Si lo son.
-Por Dios- gruño –Solo admite que te gusta. Sabes que es cierto.
-No lo hare.
-Bien- intentar convencerlo de algo es como intentar detener la lluvia con las manos. Imposible –Por lo menos dime qué favor le pediste.
-No.
-¡Ugh!- paso mis manos por mi rostro y cabello en un acto de frustración. Y entonces, en ese preciso momento, recuerdo que yo ya tengo una pista de lo que posiblemente discutían -¿Sabes?, no me interesa. De todas formas, yo ya sé cuál es ese favor.
Harry frunce el ceño.
-¿No se supone que me habías dicho todo lo que sabes?- pregunta.
-No- me reí –Tú no me quieres decir lo que sabes, así que no tengo razones para decirte lo que yo sé.
Sonrío triunfante. Pensando que posiblemente me salí con la mía. Estamos en silencio por casi un minuto. Mirándonos. Harry sonríe con suficiencia.
-No lo sabes- él dice con seguridad.
Mi sonrisa desaparece.
-Eso crees tú- respondo, irritada.
Antes de que él diga algo más, termino la video llamada y apago mi portátil de mala gana.
Sé que fui infantil, pero detesto que me oculten las cosas.
Holuuu, ¿cómo están?
¿Vieron? Tarde solo nueve días. Estoy pensando en escribir varios capítulos y subir uno cada semana para así no hacerlas esperar. Porque si de algo estoy completamente segura es que cuando entre de nuevo a clases apenas y tendré tiempo para mi misma, ya que este es mi ultimo año de preparatoria antes de entrar a la universidad. Y solo Dios sabe que si salgo viva para cuando eso ocurra sera solo por obra de un milagro.
Como sea, lamento si este cap es aburrido, el próximo traerá lo bueno, lo juro. Sobretodo para las que shippean (no se como se escribe) a Harry y Mafer.