BANG ll: Explosion of love.

By iherebelieber

470K 26.8K 5K

TERCER LUGAR CATEGORÍA ACCIÓN EN LOS #BIEBERAWARDS2016 No leer esta historia si no has leído la primera tempo... More

«Prologo»
«Introducción»
«Prefacio»
«¿Aún piensas en él?»
«En la cárcel»
«Malditamente encerrados»
«Noche de alcohol»
«Segunda oportunidad»
«Sao vicente, Cabo verde»
«Decisiones»
«Caída»
«Feliz cumpleaños, Blake.»
«Compras y malas noticias»
«Problemas»
«Sólo tú y yo»
«Adrenalina, y vecinos raros»
«Charlie Everson» (Parte uno)
«Charlie Everson» (Parte dos)
«Plan seductivo»
«Engaño»
«Así es el amor»
«Disculpas»
«Tengo miedo»
«A comenzar de nuevo»
«Cassy»
«Dinero y explosión»
«No otra vez»
«Oscuridad»
«Todo estará bien»
«Ideas, sobornos y abogados»
«Juicio»
«Sensaciones»
«Sólo amor»
«¡Olvide su cumpleaños!»
«Adelantos»
«Accidente»
«Isaac»
«Locuras»
«Nervios»
«Gemidos, viaje, suciedad y narices rotas»
«Planificación»
«Cásate conmigo»
«Si»
«Matricidio y nuevos jefes.»
«Deja vu»
«Despedida»
«Huida»
«¿Celoso?»
«Golpes y anuncios de compromiso»
«Hoteles, trajes, y vestidos.»
«Preparativos, dieta, y más preparativos»
«Ciudad del pecado»
«Impedimentos matrimoniales»
«Locura en Las Vegas»
«Locamente casados»
«Sorpresas y más sorpresas»
«Pequeños cambios»
«Amenazas»
«Peligro»
«Familia»
«Los Dean»
«Rusos y Australianos»
«Espionaje»
«Vergüenza»
«Estamos listos»
«El trabajo de nuestras vidas»
«Uno menos»
«¡Diablos!»
«Año nuevo»
«Bebé Bieber»
«Cuidado»

«Blake Desmond»

9.3K 434 47
By iherebelieber

Ocho.

El plan se dividiría en tres etapas.

-Conocer a Blake Desmond.

-Entrar en su casa.

-Robarle a su padre.

Blake Desmond era mi objetivo. Técnicamente, iba a hacerme su amiga para que los chicos pudieran robarle a su padre, Richad Desmond, el tipo más rico de toda la isla. Y un narcotraficante, por cierto.Blake Desmond probablemente era el chico más mimado del mundo. Los chicos ya habían conseguidos fotos de él y de toda su familia. Planos de sus casas dentro de la isla, y solo faltaba el contacto con él. Mi contacto. Ahora, estaba encerrada en un auto con Adam y Justin y Kendall dentro. Damon y Megan estaban consiguiendo más información. 

 —¿Tienes lo que vas a hacer, cierto? —Me preguntó Adam mirando como Blake Desmond se bajaba de su deportivo azul, después de estacionarlo a tres autos de nosotros, frente a la playa. 

—Si. —Sonreí. —Hola, soy Leah y me haré tu amiga para que mis amigos le roben a tu padre. ¿Puedo ir a tu casa? 

Kendall rompió a reir, y Adam con Justin rodaron los ojos. Justin me tomo el rostro entre sus manos. Ambos estábamos sentados atrás, Adam se conductor y Ken a su lado, en el copiloto. 

—Muñeca, para empezar, ahora te llamas Jessica.

—Que nombre tan feo. —Dije riendo.

—¿No que tu tía se llama Jessica? —Me dijo Kendall.

—Sí, pero que sea mi tía no quita que su nombre sea feo. —Contesté. No me malinterpreten, adoraba a la tia Jess. Pero encontraba que Leah, era mucho más lindo que Jessica. Claramente este par de criminales no me dejarían echarlo a perder asi que se habían encargado de todo.

—Leah, concéntrate. —Me llamó Justin.

—Que. —Dije seria.

—Te llamas Jessica, y tu amiga Rebecca. —Dijo echándole un vistazo a Kendall. —Son turistas, y quieren que les enseñen la ciudad.

—Oh, gran conversación. —Comento Kendall.

—Coquetea si es necesario. —Me alentó Adam. Justin lo miró indignadamente.

—¿Qué? ¡No! Muñeca, tu no coquetearas con nadie.

—Kendall tu lígate a uno de sus amigos. —Intervino Adam de nuevo. Justin le pegó un manotazo en la cabeza.

—Cállate.

—Ah, si supieras lo que ha hecho Megan para ayudarme.

—Leah no es Megan. —Contestó Justin frustrado.

—Por suerte que no. —Se rió Adam.

—¿Saben? Kendall y yo ya deberíamos andar por ahí, para pillarlo. —Les reclamé.

—Bien vayan. Las mantendremos vigiladas. 

Ambas asentimos, y Kendall abrió su puerta. Justin me dio un pequeño beso en los labios y baje del auto. Kendall y yo nos fuimos del brazo. Blake, estaba sentado entre la arena, y una pequeña escalera de madera que ocupaban los turistas para bajar. El día estaba nublado pero sin embargo cálido. Tenía una botella de agua a su lado, y conversaba con su amigo que se fumaba un cigarrillo. Tenía que esperar a que se levantara, y chocaría con él, o algo asi. Kendall y yo nos sentamos unos metros más acá. En mi cuello, colgaba una cámara, como cualquier turista. Mi estúpido plan de chocar con el no funciono. Ya que el bastardo jamás se levantó de allí. Reía y reía junto a su amigo. Que por cierto parecía una chimenea de tanto botar humo. Bufé, y decidí que iría por un helado e intentaría cosa. Kendall y yo caminamos un poco más, pasando por detrás de ellos, -ya que nos daban la espalda- y compramos dos helado de bolita doble. Al pasar de vuelta, nos fuimos muy cerca de ellos, y boté una de mis bolas de helado en su hombro. Él se giró al instante. 

—¡Dios! —Exclamé. —Lo siento mucho iba distraída y...

Me agaché, y saque de mi cartera un pañuelo. Blake tenía ojos de color azul profundo. Probablemente, un poco más azules que los míos. Su piel era blanca, no como un muerto pero clara para como la tenían todos en la isla, y su cabello era tan oscuro que hacia resaltar más sus ojos. 

—No te preocupes. —Dijo recibiendo mi pañuelo. Le sonreí y me quedé mirándolo fijamente.

—¿Cómo te llamas? —Pregunté directamente. Oh dios, mi portugués era un asco, y se me pasaban acentos que revelaban que era americana.

—Soy Blake. No eres de aquí, ¿cierto? ¿Cómo te llamas? —Dijo limpiándose aún el hombro.

—Soy Le... Jessica. Soy Jessica. —Le sonreí. —Y no, solo estoy de vacaciones.

—¿Americana, no? —Preguntó sonriendo también. Tenía una sonrisa bastante encantadora.

—Pues si.

—Oh. ¿De que parte? —Dijo ahora en mi idioma. Suspiré y sonreí. Ya no debía hablar portugués y eso me alegraba. Las palabras me confundían mucho.

—California. —Tomé la mano de Kendall. —Ella es mi amiga, Rebecca.

—Es un gusto Rebecca. —Le estrechó la mano, y le dio a su amigo una mirada fugaz. 

—Él es Aaron. —Su amigo, igual de guapo que él, nos sonrió.

—Bueno yo...—Comencé a decir.

—Te invito a un helado. —Me tomó la mano con toda la confianza del mundo, haciéndose el galán.

—¿Un helado?

—Si. ¿No te gusta? Has botado el tuyo. Venga, vamos por otro.

Miré a Kendall totalmente desconcertada. Esto había sido fácil.

—Claro. 


Justin's POV. 

—¿De qué mierda hablan tanto? —Dije mirando a Blake, y su amigo. Leah y Kendall estaban a unos metros de ellos, esperando –o eso creo– la oportunidad de hablarles por coincidencia.

—No lo sé. Supongo de la mierda de la que hablamos tú y yo también. Chicas, sexo, dinero. —Respondió Adam, ambos soltamos una carcajada. 

—Su amigo no para de fumar.

—Si te fijas, Blake se parece un poco a Damon. —Dijo Adam ladeando la cabeza.—Los ojos... el cabello. Si, son hermanos perdidos.

—Tal vez estemos planeando robarle al padre de Damon. —Dijo Adam carcajeándose. Reí junto a él, y noté que Leah y Kendall no estaban sentadas donde estaban hace unos segundos.

—Oye, las chicas no estás. —Dije serio.

—Mierda. 

—Ah, ahí vienen. 

Desaparecen, y vienen con un helado. De repente quise ser una chica y hacer el trabajo de Leah, y de paso tomar helado. Reí ante mi pensamiento, y me dije a mi mismo que era un hombre. Un jodido hombre.

—¡Leah le tiró el helado! —Exclamó Adam riendo como loco. —Oh, ella si que tiene buenas ideas.

Sonreí. Sí, eso se merecía el bastardo por acercarse a mi novia. Bueno, ya. Él no se estaba acercando a Leah. Más bien, ella a él pero con un fin beneficioso para todos aunque me costara aceptarlo. Y bueno, Leah no era mi novia pero pronto lo seria. De nuevo.

—Es muy inteligente. —Alagó Adam.

—Oh no. Maldición Adam, tiene esa sonrisa que usa para coquetear. Le dije que no coqueteara. —Rodé los ojos.

—Déjala hacer su trabajo. Te dará igual que coqueteara cuando tengas dos millones de dólares para ti en unos días.

—Están hablando. —Suspiré.

—Ese es el objetivo, amigo. —Dijo suspirando también. Blake y Leah intercambiaron algunas palabras con sonrisas en sus rostros. 

Dios, era tan linda. Tan señorita. Tan coqueta. Eso me hacía morir, y sospechaba que Blake estaba muriendo en este mismo instante. Ella soltó una risa y el la miró pícaramente. Oh, si no paraba de mirarla así mandaría todo al diablo y lo ahorcaría ahí mismo. Miraba la puerta del lado de copiloto, porque me había cambiado cuando las chicas salieron, y la manilla de esta me hacía burlas. Adam puso el seguro. 

—Ni se te ocurra salir del maldito auto. —Me amenazó. Rodé los ojos, y bufé mirándolo desde lejos. 

Ellos se alejaron, y Leah dio una rápida mirada hacia acá, sin ver bien si es que la estábamos observando. Se giro y le sonrió a Blake, para entonces comenzar a caminar del lado opuesto hacia donde nos encontrábamos. 


Leah's POV. 

Blake era coqueto, simpático, y había tomado rápida confianza conmigo. Me llamaba Jess, y me hablaba sobre cosas que me hacían reir. 

—¿Y estás solo con Rebecca? —Me preguntó. Miré rápidamente a Kendall, quien se había hecho muy amiga de Aaron.

—Justo ahora sí. Pero vine con ella y unos amigos. Decidimos cambiar un poco los aires. Y me tomé un descanso de la universidad.

—¿Eso se puede hacer? —Se rió el.

—Si tus padres pagan una pequeña montaña de dinero si. —Dije riendo. Él me miro sonriendo.

—Oh, nos entendemos. Niña rica. —Me guiño un ojo. —Eso me gusta.

—¿Qué tenga dinero? —Le pregunté.

—Bueno, me gusta tu ropa, que por cierto se nota que es de marcas exclusivas. Me gusta tu acento, y tu personalidad Jess. Y me gusta entenderte.

—Oh, también noto tu ropa. —Le dije dándole un pequeño empujoncito. El rio. Y miro a la tipa de los helados.

—Cuatro helados. —Le dijo. —¿De qué lo quieres Jess?

—Chocolate y Fresas. —Contesté. Él le preguntó a Aaron, a Kendall y luego pidió el que sería para él. Cuando ya estuvimos listos decidimos caminar por la orilla de la playa.

—¿De dónde eres? Tu portugués no es tan horrible como el mío. —Le dije.

—Soy de aquí, Jess—Me sonrió. —Nací y crecí aquí. Pero ahora venía llegando de Londres.

—Vaya, ¿también te tomaste un tiempo?

—Ojala pudiera. No. —Sonrió. —Me encargue de unas cosas de mi padre allá. Él está un poco enfermo y necesitaba que alguien fuera por él.

—Oh. Lo siento mucho. —Se encogió de hombros.

—No es nada. ¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno. —Dije sin mentirle. —¿Y tú?

—Veintidos. —Dijo sin dejar de sonreír. 

Oh dios, si, el tipo era guapo. ¿Pero no se le acalambraba la boca de tanto hacerlo? En general, los hombres inconscientemente buscan a las chicas que sonríen, y tienen bella sonrisa. Pero las chicas en cambio, nos excita cuando un hombre es serio. Bueno, no totalmente serio. Pero los hombres serios son guapos. Siempre y cuando no tengan el ceño fruncido, claro. Pero eso ya no sería estar serio y...

—... así podrías venir.

—Disculpa, ¿Qué? —Dije volviendo a la realidad.

—Dije que cumplo veintitrés el viernes y me harán una fiesta. ¿Qué te parece venir?

—Claro. —Acepté.

Pasé un tiempo más con Blake, Kendall y su amigo. A simple vista no parecía tan malo ser el hijo de un narcotraficante. Así como tampoco se ve tan malo tener algo con un criminal. Blake me había invitado a salir con él mañana. Me había preguntado si me gustaba tomar fotos. Le había dicho que si, porque anteriormente me había comentado que a él le gustaba. En realidad, no era una especialista. La cámara que colgaba de mi cuello pertenecía Justin. Que siempre le estaba sacando fotos a todo, y cuando éramos novios, le gustaba tomar fotos, particularmente de mí.Y eso haríamos con Blake. Me había invitado a sacar fotos con él mañana por la mañana. Intercambiamos números de teléfonos, y se ofreció a llevarme. Claramente negué. Luego de que él se fuera, Kendall y yo fuimos al auto. 

—Eso fue fácil. —Dijo Kendall metiéndose atrás conmigo, Justin estaba adelante con Adam.

—¿Cómo les fue?, Las vimos bastante felices. —Comentó Adam encendiendo el auto.

—El chico es un lanzado. Fue muy fácil hablar con él. Me invito a salir mañana, y a su fiesta de cumpleaños el viernes. —Les dije con una sonrisa. Orgullosa de mi misma. La cara de Adam se ilumino a través del espejo.

—¿La oíste Bieber? Ya lo tenemos. El viernes, en su fiesta de cumpleaños. 

—Ajá. —Dijo Justin mirando por la ventana. Estaba sentada justo detrás de él, asi que lo abracé, con el asiento en medio como pude, y besé su mejilla. Él sonrió.

—Así que... ¿te invito a salir? —Dijo él, mirándome.

—Si—Asentí levemente.

—Bien... supongo que está bien. —Trató de conversarse a si mismo. 

—Mientras el bastardo mantenga sus manos alejadas de ti esta todo jodidamente bien.

—Justin. —Le dije riendo. 


Adam ofreció que esta noche fuéramos a comer fuera de casa. Como Adam le gustaba lo caro, el dinero, y lo elegante, había llamado para tener una reservación en uno de los restaurantes más elegantes de la ciudad. Había obligado a Damon y a Justin a vestirse un poco más formales. Yo estaba usando un lindo vestido color cereza. Mis zapatos eran blancos, y en el cabello, en efecto usaba un cintillo del mismo color. Mi cabello seguía de color rosa claro y estaba liso ahora. Justin me tomó de la mano para entrar al restaurant, y esperar unos segundos a que nos indicaran en que mesa estaríamos. Justin se veía bastante guapo. No usaba traje, pero si una linda chaqueta combinada con pantalones oscuros que lo hacían verse un poco más elegante. Ya dentro, tome asiento a su lado. Tomaron nuestras órdenes, y cuando llegaron, Adam brindó. 

—Un brindis por nuestro gran trabajo. —Guiño un ojo y levantó su copa de champaña con una sonrisa. Como yo no iba a beber, por el simple hecho de que me dolía un poco la cabeza, iba a conducir de vuelta yo. Era gracioso como nos acomodábamos en el auto, porque éramos seis. Por suerte el auto de Adam era bastante amplio. 

—Salud. —Dijimos todos. Tomé un poco de agua, y entonces comenzamos a comer. Durante el postre, los chicos comenzaron a hablar de ciertas cosas sobre lo que faltaba hacer. Justin colocó su mano en mi pierna, y me sobresalte al sentir la calidez de su mano contra mi muslo desnudo. Que me hiciera eso era malditamente sexy. Sensual. Completamente caliente. 

Suspiré y bebí un poco de agua. Su mano se movió lentamente por toda mi pierna mientras seguía hablando con Adam como si nada sucediera. Poco a poco, su mano avanzó lenta y torturantemente hacia la cara interna de mis muslos. Junté mis piernas con más fuerza y lo vi sonreír entre su conversación con su mejor amigo. Tragué, sonrojándome. Kendall estaba hablándome, ajena a lo que me pasaba, sin embargo no podía prestarle atención a nada de lo que decía. Toda mi concentración estaba en la mano, ahora más entremedio de mis piernas. Tomé agua de nuevo. Ni si quiera había probado mi pequeño pastel de chocolate.

—¿Por qué no pruebas el postre, muñeca? —Dijo Justin mirándome. 

Tomó la pequeña cuchara, y cortó en lo que me pareció una eternidad, un pequeño pedazo de pastel de chocolate. Me lo acercó, y con una sonrisa sensual hizo un gesto para que abriera la boca. Lo hice, y el metió suavemente la cuchara, con sus ojos clavados en mis labios. El color miel de ellos se había ido, siendo sustituidos por sus pupilas, negras, dilatadas. 

—Delicioso—Susurré a penas. Supuse que nadie más aparte de él me había escuchado. Con mucha suerte, lo hice yo. Kendall conversaba con su novio, y Megan con Adam. ¿Y yo? Bueno, yo disfrutaba de como el chico que me gusta me acariciaba la pierna y me daba con la cara más sexy del mundo, pastel de chocolate. Me dio otra cucharada, con los labios entre abiertos. Luego, con su dedo índice y el del medio sacó un poco de la crema de arriba. Probó un poco con su lengua, para después llevar sus dedos a su boca y humedecerlos sensualmente. La invitación estaba hecha. Quería probar esos labios de nuevo y con ese pensamiento, me envicié. Su mano fue a parar de nuevo a mi pierna, haciéndome sonrojar. Los chicos estaban demasiado metidos en sus conversaciones como para notar lo que me pasaba. La fuerte, y poderosa mano de Justin se situó de nuevo. Coloqué mis manos sobre la mesa. Me obligó a separar las piernas nuevamente, ahora sus dedos estaban cerca, oh, malditamente cerca de mi centro. Me tocó por encima de la tela de mi ropa interior, y jadee. Era un toque tan suave. Tan poderoso. Bebí agua. Lo único que podía hacer era beber agua. Estábamos en un restaurant Dios mío. 

—Justin. —Susurré.

—Shh. —Me calló. Su mano izquierda seguía proporcionándome leves caricias y de repente, presionó.

—Ah.

—Silencio, muñeca. —Dijo es voz baja. Su voz era ligeramente ronca. Se acercó a mi oído, y bajo para darme un pequeño beso en el cuello con una sonrisa de por medio.

—¿Te cuento un secreto?

—Si—Suspiré.

—Pero no le digas a nadie. —Seguía susurrando. Sobre mi piel. Su aliento cálido contra el lóbulo de mi oreja me causaba espasmos que intentaba guardar.

—Dime. —Le susurré.

—Estoy desesperado por hacerte el amor.

Jadee sin por evitarlo. De repente quitó su mano, y la subió para abrazarme, atraerme hacia él y besarme la frente. Nos separamos un segundo después de que el beso que me dio en la frente acabara. Suspiré, y me levanté para ir al tocador. Susurré la palabra ''permiso'' Y me fui totalmente sonrojada. Entre al baño sonrojada. Me puse un poco de agua en el rostro. En las mejillas. Mis ojos tenían un brillo inusual y excéntrico. Sus palabras habían retumbado en mi cabeza. Y es que yo me moría porque él me hiciera el amor. En el real sentido de la palabra. Amor. No sexo, amor.

Tomé una respiración, y me acomodé el cintillo de plástico blanco. Despejé mi cara de los pequeños mechones que se habían escapado durante la cena, atrapándolos bien con el cintillo. Tiré mi cabello hacia atrás. Y suspiré. Me miré una vez más al espejo. Mi labial aún duraba, y mis mejillas estaban sonrojadas, pero no tanto como antes. Un pequeño rubor natural. Mis ojos conservaban el azul de siempre y agradecía no tenerlos negros como se habían vuelto los de Justin durante la cena. Salí del tocador. Iba sumida en mis pensamientos, tan tan envuelta que no me di cuenta de cómo choqué contra el duro pecho de alguien.

Levanté la vista, y me sorprendí.

—Blake. —Dije abriendo un poco mis labios.

—Jess. —Él me sonrió y me obligue a hacerlo de vuelta. Recordé las palabras de Adam. ''Hay que fraternizar con el objetivo, cautivar al enemigo''.

—¿Qué haces aquí? —Pregunté estúpidamente.

—Vine a cenar con mis padres, mi hermano, mis tíos y Aaron. Acabamos de llegar—Agradecí a Dios el hecho de que Blake no pudo ver lo que Justin me hizo. Aunque no estaba segura de si alguien lo noto, seguía siendo vergonzoso. —¿Dónde estás sentada?

—Uhm, allá. Esos son mis amigos.

—Oh, está Rebecca. —Sonrió, y llamo su atención agitando la mano levemente. Justin, Damon, Adam y Megan se le quedaron mirando como lobos a un pedazo de carne. Se giraron lentamente, y volvieron a sus respectivas conversaciones.

—Vaya, parecen... simpáticos.

—Lo son. Cuando los conozcas te caerán bien.

—Que gran coincidencia. Cuando terminara la cena planeaba enviarte un mensaje. O llamarte—Me sonrió.

—Bueno, lo espero con ansias. —Le conteste coqueta por fuera y bufando en mi interior.

—¿Va lo de mañana, no?

—Por su puesto. No me lo perdería por nada—Reí. —Debo ir a terminar mi postre, Blake.

—Te gustan mucho los postres, ¿no? —Diablos. ¿Eso fue en doble sentido? Decidí mirarlo sin entender.

—Me refiero al helado y todo eso. —Rió, y me obligué a reír también.

—Supongo. —Me encogí de hombros—Mis amigos me esperan. Nos vemos mañana, Blake.

Él se inclinó y besó mi mejilla lentamente. Dios, solo me gustaba cuando Justin hacia eso. Uh, y si Adam lo hiciera... bueno, dudo que eso me llegara a molestar. ¡Ya, basta! Es casado. Me dije a mi misma. Negué con la cabeza y l e sonreí a Blake después de mi guerra interna.

—Nos vemos, Jess. Por cierto, te ves hermosa. —Me alagó. Solo le dirigí un asentimiento con una media sonrisa y caminé hasta la mesa.

—¿Podrían haber sido más obvios? —Les dije a todos cuando llegue.

—¿Por qué? —Preguntó Damon. Lo fulminé con la mirada.

—Porque se le quedaron mirando como un león miraría a un ciervo.

—Solo míralo—Justin rodo los ojos. —De verdad se parece a Bambi.

Adam soltó una carcajada.

—Machote. —Lo provocó.

—Vayamos, por favor—Supliqué.

—Sí, ya es tarde. —Musitó Adam.

Adam llamó al mozo que nos atendió y le pidió la cuenta. Y después de una ardua, y pequeña discusión con Justin y Damon pagó. Llegamos a la casa bastante tarde. Eran aproximadamente las once y media. Luego de colocarme el pijama y lavarme los dientes amarré mi cabello en una desordenada coleta mientras salía a la terraza del cuarto que compartía con Justin. Adoraba el clima aquí. Era completamente tropical, por lo que salía con un simple pijama de short y polera de tirantes como si nada afuera, y no me moria de frio.

Me senté en uno de los muebles, los cuales eran de mimbre negro con acolchados de color blanco. Miré en dirección hacia la playa. Todo era tan perfecto aquí. La gente, esta casa. Los chicos. No tenía mayores preocupaciones más que tomar la computadora a cierta hora específica y estudiar un poco. Justin salió y me sonrió.

Traía una botella de tequila, otra de vodka y dos cervezas en lata. De pronto, me pregunté de donde mierda había sacado eso.

—A que te emborrachas antes que yo. —Dijo dejándolo todo en la mesa de cristal del centro.

—No jugaré a eso. —Reí. —Sabes cómo emborracharme.

—pero si me emborracho primero no va a contar. Vamos, solo unos tragos. Iré por lo que falta.

El desapareció de nuevo. Estaba usando un pantalón de buzo, de color gris y no traía camiseta. Se veía tan sexy así. Suspiré y miré el mar. El volvió unos segundos después con cuatro vasos. Dos grandes, y otros dos más pequeños. Un potecito con sal, y un plato con limones cortados.

—Dios. ¿Por qué quieres emborracharme Justin? —Él se hecho a reír.

—No es que quiera que te embriagues. La idea solo se me ocurrió, y todos están o teniendo sexo o durmiendo. —Se encogió de hombros. —Nadie se dará cuenta de esto.

—Estás loco.

—Si, tal vez. —Dijo sentándose en el mueble de enfrente. Tomó la botella de tequila, y sirvió en los vasos más pequeños.

—Vamos; sal, tequila y adentro. —Me dijo sonriendo—Luego los limones.

Me guiñó un ojo y tomó uno de los vasos pequeños. Sonreí suspirando y tomé el otro. Nos echamos un poco de sal en el dorso de la mano y a la cuenta de tres la chupé con la lengua. Tomé el vaso al seco, y rápidamente mordí el limón para pasar el ardor. Oh dios, esto quemaba. Quemaba mucho. Y era adictivo.

Justin se rió.

—¿Un segundo? —Alzó la botella, y me sonrió. Asentí ligeramente y volvió a llenar los vasos.

—Hace mucho que no tomaba esto. —Dijo cerrando la botella.

—Vas a hacer que engorde. El alcohol suma horribles calorías.

—Estás perfecta así. Vamos, adentro. —Me alentó.

Cinco 'tequilazos' después, estaba algo mareada. Justin y yo hablábamos sobre aquella vez que salimos por la noche a recorrer Sydney, -una de las tantas veces que lo hicimos- y nos colamos a un concierto. Ahora el estaba sentado a mi lado. Y su cercanía, al parecer me marea aún más. No. Me abrumaba un poco. Su lengua salía segundos para lamer sus labios y así seguir hablándome. Aún seguía enviciada con mi pensamiento de la cena. Las escenas volvieron a mi. Su mano en mi pierna, la sensación de estar quemándome. El hormigueo que me había producido su toque.

—Creo que esto deberíamos juntarlo con jugo para no hacerlo tan fuerte. —Aconsejó mirando la botella de vodka, aún intacta. De la de tequila, quedaba probablemente para unos cuatro vasos más. Él se levantó, un poco desorientado al principio, pero se le pasó enseguida. Yo en cambio, estaba viendo todo triple. No resistía al alcohol. Justin en cambio, si. Mucho más que yo, claro. Además de que era hombre.

Probablemente el necesitaría tomarse todo lo que teníamos en la mesa completamente solo para sentirse como yo me sentía en estos momentos. Extrañamente, no quería parar.

Él volvió, con una botella de jugo de naranja. La dejó encima de la mesa, y cuando se acomodó tomamos lo que quedaba de tequila.

—Me siento... no debería hacer esto. —Dije sonrojada.

—¿Qué cosa muñeca? —Preguntó.

—Esto, beber. Soy una señorita. Una chica. Las chicas no hacen esto. Si mamá me viera...—coloco su dedo índice en mi boca y sonrió.

—Tu madre no está aquí muñeca.

—Dios, pero de todos modos. Y tú. Es horrible que me veas tomando así como así. Qué vergüenza, probablemente cambies toda tú perspectiva de m...—El me callo de nuevo. Sus manos tomaron mi rostro, y me miró.

—Muñeca, creo que cuando bebes hablas de más. —Dijo sonriendo. —Y lo otro... creo que tienes que saber que nada ni nadie podría cambiar lo que siento, o lo que pienso de ti. ¿Entendido?

Asentí ligeramente.

—Esto quedará entre nosotros. Nadie sabrá que estamos bebiendo como unos jodidos camioneros. —Me eché a reír ante sus palabras. Oh.

Entonces el abrió la botella de vodka. Suspiré. Sentía aroma a alcohol por todas partes. Bueno, era más el olor de tequila mezclado con el sensual aroma de Justin y combinado con mi dulce perfume. El sirvió un poco de vodka sin jugo, para comenzar.

—A la cuenta de tres todo. ¿Bueno?

—Ya. —Asentí.

Contamos hasta tres, y lo bebí. Joder, esto no era vodka... esto era aún más fuerte. Jodidamente fuerte. Y se había sentido como un terremoto.

—¡Que es esto! —Exclamé.

—Vodka. —Respondió como su nada, con la voz algo ronca.

—No... ya he probado el vodka antes y no es como esto. Esto es aún más fuerte. Quema. Quema mucho. —Él rio.

—Es porque este es vodka ruso.

Ah, ahí estaba la diferencia.

Justin lo mezcló con un poco de jugo, ya que me estaba mareando demasiado.

—Justin estoy mareada. —Le dije torpemente.

—No bebas más.

—A la mierda. —Le dije tomándome otro vaso. Si seguía así, iba a explotar, estaba segura.

Cerré mis ojos y entonces recordé sus palabras del restaurant. Resonaron en mi cabeza como un eco de placer que tuvo efecto inmediato. Justin y yo nos miramos. Probablemente un minuto. Tal vez una hora. No sé. Se nos podría estar pasando la vida pero yo solo me concentraba en lo arduo de su mirada. Una de sus manos bajó a mi cintura y me llevo suavemente hasta a él. La otra, me sujeto de la nuca y me acercó a sus labios.

Dios.

Sus labios.

Sus suaves, preciosos, esquicitos labios.

Nos besamos con desesperación, y urgencia. Como si el aire no existiera en ese momento y lo único que nos pudiera mantener con vida era la lujuria y la pasión que había en ese beso. Me enloquecía la manera en que el me besaba, él sabía a tragos, a alcohol y a Justin. Y en ese instante, me parecía lo más delicioso que había probado alguna vez.

Di un respingo cuando su mano se paseó por debajo de mi corta polera de tirantes, y acarició mi piel, lentamente, hasta ahuecar mi seno derecho con la palma de su mano y trazar rítmicamente con el pulgar alrededor de mi pezón endurecido. Gemí ante eso, haciendo que nos separáramos a penas un milisegundo.

—Si—Suspiró él sobre mis labios. —Realmente me muero por hacerte el amor.

—Nada te lo impide—Le susurré.

—No me tientes muñeca. Estás ebria. No me quedo solo con los besos. Estoy a punto de tomarte en mis brazos, tumbarte en esa cama y encerrarnos en la habitación para hacerte mía una y otra vez. Tenerte allí solo para mí. Y estar yo, solo para ti.

—Hazlo—Gemí en un susurro. —Mato porque lo hagas.

Justin gimió.

—Te necesito.

—¿Es normal que te desee así Leah? —Respiró, apenas alejándose de mi—Dime, ¿el normal que te desee de una forma casi inhumana? Estoy ansioso por hacer esto.

Iba a responder, pero él no dejo que lo hiciera. Se apoderó de nuevo de mis labios. Un beso pequeño, que pronto se volvió nuevamente en algo más fuerte. Sentí su desesperación –junto a la mía–cuando él me empujó hacia atrás, haciéndome recostarme levemente en el sofá.

Juré que su pantalón, a pesar de ser expandible, iba a romperse. Y eso me ponía. Me ponía muchísimo. Su erección chocaba contra la tela, y a su vez con mi vientre, empujando y exigiendo liberación. Justo ahora, quería que se bajara los pantalones y me lo hiciera allí mismo. No me importaba estar en la terraza. No me importaba que alguien nos viera. No nos importaba que los demás estuvieran aquí al lado.

Solo quería que se hundiera en mi cuerpo y quería que se uniera a mí si quiera un segundo. Quería...

Mi celular mató el jodido momento. Él se separó un poco, mirando el aparato con un odio profundo en sus ojos. Lo atraje a mí, para besarlo.

—Ignóralo.

El asintió con cautela, y atrape sus labios con míos de nuevo. El celular paró de sonar, para volver a timbrar por segunda vez. Así pasó, dos veces más.

—Demonios—Soltó Justin abatido, separándose a regañadientes de mí y mirando la mesa de centro, donde estaba mi celular. Se pasó una mano por el pelo y se levantó, dejándome espacio para hacerlo yo también ya que había estado encima de mí, con su cuerpo cubriendo el mío. Tomé el teléfono sintiéndome mareada por el brusco movimiento que hice al sentarme y estar ebria al mismo tiempo.

—¿Si? —Dije contestando. No podía ocultar mi nerviosismo, e intentaba regular los latidos de mi corazón, y mi respiración, tal y como lo hacia Justin a no más de un metro de mí.

¿Cómo estás preciosa? Soy Blake.

—Ah...—Me pasé una mano por la frente, hacia atrás tirando mi cabello, —Blake.

Suenas decepcionada.

—No, no. Es solo... estaba por dormirme—Mentí. Justin oculto su sonrisa.

Lo siento, pensé que...

—Está bien. ¿Qué ocurre? —Pregunté levantándome y yendo hacia el barandal.

Quería decirte que me gustaría pasar a buscarte mañana. ¿En que hotel te estás quedando?

—Uhm... mira, yo no...—Justin me miró con interés. —Veámonos en la playa. ¿Si? Donde me conociste hoy.

Si está bien para ti...—Lo corté.

—Lo está.

Bien, entonces nos vemos. Lo espero con ansias. —Sentí como sonreía. —Nos vemos, Jess.

—Nos vemos, Blake.

Corté la llamada con un suspiro, y maldiciendo a Blake por lo bajo. Miré a Justin, sintiéndome con total deseo aún en mi interior. Él soltó aire.

—Es oficial. Odio a bambi.

__________________________________________

Supongo que todas odian a bambi:(.

Aquí vengo con mis preguntas; ¿Que les pareció el capitulo? ¿Porque? Ah. Respondanme en los comentariosssssssssssssss, los del capitulo anterior me hicieron muy muy feliz:(♥. No olviden darle a la estrellita y comentar. Me demoraré unos días en subir el próximo ya que no estaré en mi casa. Las quiero, besos.

Continue Reading

You'll Also Like

239K 10.7K 50
Esto será un One Shot de Rapidos y Furiosos 🚘 Los pedidos son abiertos, e intentaré hacer todos los que me pidan... estos son algunos de los perpsne...
30.3K 1.8K 11
Hiroki un estudiante de segundaria el tenia un sueño y era proteger a todos sus seres queridos, perotodo eso se vino eso abajo por culpa de un estudi...
106K 11K 23
Otra vez...otra vez fui asesinado, ¿cuántas veces mori? creo que fueron tres... supongo que la tercera es la vencida, siendo honestos llegue más lejo...