BANG ll: Explosion of love.

iherebelieber द्वारा

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TERCER LUGAR CATEGORÍA ACCIÓN EN LOS #BIEBERAWARDS2016 No leer esta historia si no has leído la primera tempo... अधिक

«Prologo»
«Introducción»
«Prefacio»
«¿Aún piensas en él?»
«En la cárcel»
«Malditamente encerrados»
«Noche de alcohol»
«Segunda oportunidad»
«Sao vicente, Cabo verde»
«Blake Desmond»
«Caída»
«Feliz cumpleaños, Blake.»
«Compras y malas noticias»
«Problemas»
«Sólo tú y yo»
«Adrenalina, y vecinos raros»
«Charlie Everson» (Parte uno)
«Charlie Everson» (Parte dos)
«Plan seductivo»
«Engaño»
«Así es el amor»
«Disculpas»
«Tengo miedo»
«A comenzar de nuevo»
«Cassy»
«Dinero y explosión»
«No otra vez»
«Oscuridad»
«Todo estará bien»
«Ideas, sobornos y abogados»
«Juicio»
«Sensaciones»
«Sólo amor»
«¡Olvide su cumpleaños!»
«Adelantos»
«Accidente»
«Isaac»
«Locuras»
«Nervios»
«Gemidos, viaje, suciedad y narices rotas»
«Planificación»
«Cásate conmigo»
«Si»
«Matricidio y nuevos jefes.»
«Deja vu»
«Despedida»
«Huida»
«¿Celoso?»
«Golpes y anuncios de compromiso»
«Hoteles, trajes, y vestidos.»
«Preparativos, dieta, y más preparativos»
«Ciudad del pecado»
«Impedimentos matrimoniales»
«Locura en Las Vegas»
«Locamente casados»
«Sorpresas y más sorpresas»
«Pequeños cambios»
«Amenazas»
«Peligro»
«Familia»
«Los Dean»
«Rusos y Australianos»
«Espionaje»
«Vergüenza»
«Estamos listos»
«El trabajo de nuestras vidas»
«Uno menos»
«¡Diablos!»
«Año nuevo»
«Bebé Bieber»
«Cuidado»

«Decisiones»

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iherebelieber द्वारा

Siete.

Tres años después de conocerlo, Adam aún me seguía pareciendo guapo como el primer día que lo vi. Miré aburridamente la televisión. Las chicas, me hacían bullying, amabas estaban cocinando y francamente necesitaba que Damon me acompañara para no sentirme totalmente inútil. Justin, Adam y Damon estaban en el patio fumando cigarrillos, y hablando de cosas uhm, inapropiadas. Los miré desde el sofá y suspiré. Hoy por la mañana había recibido una llamada de Zoey, y me había dolido el estómago al escucharla hablar de Mark. Dios, era un monstro. ¿Cómo podía haberle hecho eso? Entonces me fije en Justin. La forma en que sus manos se movían mientras hablaba. El cigarrillo entre sus dedos. Sus labios, la forma en que expulsaba el humo. Su sonrisa. Su rostro. Como sus ojos se iluminaban cuando tenía una idea. Eso me hacía derretir. 

Ya era tarde, me había enamorado de nuevo de él. Tragué. No, lo que pasaba, era que jamás se me había quitado lo que sentía por él. Ni después de todo el tiempo que pasó, ni después de estar con Mark. Mark se merecía a una chica mucho mejor que yo. Alguien que lo quisiera de verdad. Alguien que lo mirara como si fuera su mundo, o como si fuera el mejor hombre del planeta. Y yo, no era esa chica.Intentaba no caer en Justin. Parte de mi sabía que no debía involucrarme de nuevo. ¿Pero que iba a hacer? Había aceptado escapar con él.Había dejado a mi mejor amiga, a Mark, a mi hermano y a mi madre. Había dado a toda mi familia por él, y aunque sabía que no estaba bien mentirles a todos ellos, no me arrepentía.Pero tampoco podía decirle a Justin que lo quería. Me sentía entre la espada y la pared. Él era peligroso, él era... justo la clase de chico con el que tus padres no quieren que tengas una relación jamás. Tiró el cigarrillo al suelo, y lo apagó. Me concentré en la televisión, sabiendo que él había notado como le miraba todo este rato, porque sonrió. Sonrió, y no era por el tema de conversación que tenía con los dos guapos hombres a su lado. Fui a la cocina, donde en una silla había dejado un delgado sweater de color gris. Me lo puse y me abracé a mí misma. 

 —¿Por qué Leah no cocina? —Preguntó Adam acercándose junto con los chicos. 

Lo miré con la boca abierta.

—Ah, Adam. Sonaste tan machista. —Le reprochó Megan. Solté una carcajada.

—Porque no sé cocinar. —Contesté. Adam levantó las cejas.

—Vaya.

—Yo le debo enseñar. —Dijo Justin con una sonrisa sexy en sus labios. Lo miré y negué con la cabeza sonriendo.

—¿No? —Preguntó. Negué aun sonriendo. Los demás nos miraban expectantes.—Bueno, entonces cuando nos casemos cocinaré yo y tu saldrás a trabajar—Dijo satisfecho.

—Ajá. —Asentí y me levanté para ir a la habitación. Los chicos rompieron en risas y Justin me siguió. 

Me senté en la cama. Justin miró por el pasillo, y cerró la puerta. Me tiré hacia atrás y desbloquee mi celular para concentrarme en ello e ignorar que él había subido conmigo. De pronto me sentía sonrojada, muy sonrojada. Justin se sentó a mi lado. Sin decir nada, y había que estaba pensando en algo, porque él no callaba por mucho tiempo.

—Quiero preguntarte algo muy directamente. —Dijo mirándome. Aparte mi vista del celular, y me corrí más en la cama, quedando sentada contra la pared, justo en el centro.

—¿Es sobre sexo? —Él soltó una carcajada.

—¿Por qué escapaste conmigo si tu rechazo me llega alto, y claro?

Me mordí el labio. 

¿Lo rechazaba? Dios, solo intentaba no quererlo como lo quise, otra vez. Me sentía tan nerviosa, tan dudosa sobre lo que quería responder. ¿Debía serle sincera? 

—No quieres nada conmigo, y en parte es entendible. —Se levantó, pasándose una mano por el cabello y luego por el rostro. 

—Pero lo que no entiendo, es porque escapaste hasta acá, y dejaste tu perfecta vida para se supone, venir conmigo. —Me miró y se colocó la mano en la cadera. 

Solo trague, sin dejar de mirarlo. Su rostro estaba serio, y podía notar como hacia un poco de presión con su mandíbula.

—¿Vas a responder, Leah? Callé de nuevo. ¿Qué podía decirle? ¿Qué tenía miedo? 

—Parte de mi...—Tragué. —Parte de mi tiene miedo. Y eso es lo que me frena. 

Hable con dificultad. Él se sorprendió un poco ante mis palabras. Se veía confundido, y un poco desesperado. Algo así como exaltado y serio. Me miraba como si estuviera loca.

—¿De qué tienes miedo? —Preguntó desde su lugar. Oh su manera de hablar. Su cuerpo. Era tan seguro de sí mismo que me sorprendía. Y me encantaba.

—De volver a pasar por lo que pasamos cuando yo tenía dieciocho.

Me miró totalmente descolocado. Se frotó los brazos, en un intento de brindarse calor y suspiró abatido.

—Eso ya pasó. Leah, supéralo. Crecimos, cambiamos. En california te dije que esta era mi segunda oportunidad y que no la perdería, pero no puedo hacer mucho si tu actitud es así. Demonios. Tú me conoces. No haría esto por ninguna otra persona.

—¿Qué intentas decir?

Él soltó una maldición.

Que aún sigo enamorado de ti. Maldición. —Se llevó las manos a la cabeza y me dio la espalda. Mi boca se abrió. Y no sé, mi interior explotó en mil pedazos. Demonios, ninguno de los podía negar la tensión sexual que había entre nosotros. O el hecho de que nos gustáramos mucho. O el poco cariño que yo pensé que existía. 

—Esto es tan... vergonzoso. —Dijo. Sonreí sin decir nada. El aún me daba la espalda.

—¿Por qué?

—Porque soy un idiota. Mírate. ¿Por qué estarías con alguien como yo? Tú puedes tenerlo todo. Y mira... mira como hasta terminado conmigo.

—También digo enamorada de ti. —Dije sintiendo mis mejillas arder. 

Esto era la verdad. Lo quería, y debía empezar a superar que lo que pasó en el pasado quedó allí y no se volvería a repetir porque volviera a estar con él aunque los problemas vinieran empaquetados con él.Se giró rápidamente. Sus ojos tenían un brillo que no había visto antes. Se mordió el labio, y yo me levanté. Caminé hasta él, y reposé mis manos en su nuca, acariciando levemente su cabello. Nuestros ojos se conectaron. Y me sentía... Oh. Me sentía tan bien así. Era como si todo lo raro ya hubiera pasado y volviéramos a lo nuestro. Su respiración era ligeramente agitada, suave, y con aroma a humo de cigarrillo mezclado con menta. Me lamí los labios, y miré los suyos. Estábamos, tan cerca pero a la vez tan lejos. Se mordió su labio inferior y jadee al verlo. Este chico iba a matarme. 

Comenzaba a pensar, y a sentir cosas completamente irracionales y me sorprendió el poder que tenía al estar junto a él. Tal vez no estaba totalmente consiente, pero estaba suficientemente segura de saber cuándo alguien causaba efectos fuertes en mí, y no me importaba. Lo único que me importaba era el hecho de que seguíamos malditamente cerca, sin el mayor contacto físico que los dos anhelábamos. Me estaba volviendo loca. Si el no me besaba pronto, iba a volverme loca. 

—Dios Leah, dime que no estoy loco. 

Tragué saliva, sorprendiéndome por estar pensando casi lo mismo.

—Dime que puedo besarte.

Oh, si que podía hacerlo.

—Puedes besar...

Ni si quiera terminé la oración antes de que sus labios estuvieran sobre los míos. Con una lentitud esquicita, torturante... el me besó. Una de sus manos estaba en mi nuca, haciendo que realmente su boca se apoderada de la mia. Su otra mano estaba en mi cadera, acercándome a su cuerpo cuanto podía. Acaricié suavemente el cabello que estaba detrás, en su nuca, como lo había hecho anteriormente y me concentré por primera vez en mucho tiempo, en la sensación que envolvía a un beso de alguien que te gustaba con locura. Nos separamos cuando el oxígeno comenzó a hacer falta entre nosotros. 

Dios el beso termino demasiado pronto. Un gemido de decepción se escapó de mi garganta y el sonrió. Me atrajo hasta que nuestros cuerpo encajaban entre si de una manera que no lo habíamos hecho antes.

—Así está mejor. —dijo. Me alzó de puntillas y me besó nuevamente. Comparado con nuestro lento, y suave beso anterior, este era más salvaje. Más pasional, con más adrenalina con más confianza y con más fuerza. Caliente como leña al fuego. Una de sus manos se cerró en mi cuello, presionando suavemente en mi clavícula. La otra bailo el cabello de mi hombro hasta donde terminaba cerca de mis caderas, y luego acarició mi brazo de arriba abajo. Me perdí en la sensación de él contra mí. De el roce de su lengua con la mía, los pequeños pinchazos que sentía por toda mi piel. Mis manos descansaban en sus caderas, y deseaba explorar. Corrí mis manos hasta que estuvieron sobre su marcado abdomen, entre nosotros. 

En mi movimiento, sus labios se apretaron más duros contra los míos, y su lengua, empujó más duro. Deslicé mis manos, sintiendo las curvas de cuerpo bajo la tela de la camisa que usaba. Cuando llegué a su pecho, la mano que acariciaba mi brazo bajó rápidamente a mi cadera tirando de ella hacia delante, de modo que mi estómago se apretó contra él. Podía sentir la forma en que el calor emanaba en mis poros, y la temperatura comenzaba a subir en la habitación. Luego, su beso se volvió más duro y rápido, hambriento. Seguí su ejemplo, devolviéndoselo con toda la intensidad que podía. Dejé una de mis manos sobre su pecho, y la otra envuelta alrededor de su cuello, levantándome más allá de las puntillas que podía con los tacones que usaba, haciendo que mis caderas se alinearan mejor con las suyas. Justin rompió el beso, y exhalo temblorosamente contra mis labios. El color miel brillante que sus labios tenían siempre había sido sustituido casi por completo por sus pupilas negras. Colocó una mano en mi barbilla, y su pulgar tiró de mi labio inferior lentamente. Se quedó mirándome por largos, eternos segundos, solo estudiándome.

—Eres preciosa.

Bajé mis tacones totalmente al suelo. Me daba vergüenza mirarlo a los ojos. Creo que, en el antiguo tiempo en que estuvimos juntos nunca nos habíamos besado así. O tal vez, no lo recordaba. Pero el beso había sido magnifico.

—No tenías que preguntar si podías besarme. —Aún estábamos tentativamente cerca.

—No quería que me golpearas. —Dijo con una pequeña sonrisa.

—No iba a golpearte. —Le susurré riendo.

—Uhm. —Me apretó contra él, su aliento chocaba contra el mío. —Es mejor prevenir que lamentar. Además, mi rostro es muy bello para ser golpeado.

—Estoy de acuerdo con eso. —Susurré robándole un beso pequeño. Él sonrió contra mis labios, y me dio rápidos y cortos besos repetitivamente. Nos hizo recostarnos en la cama, y me abrazó, haciéndome descansar mi cabeza en su cálido pecho.

—No quiero acelerar las cosas—dije—. Sé que... que me puedes respetar, pero quiero ir despacio. Necesito ir despacio.

—Amor, no entiendo que quieres decir con eso.

Amor. Él me llamó amor. Me mordí el labio para evitar besarlo en ese mismo instante.

—Quiero que volvamos a empezar—aclaré.

—Oh, claro. Yo también quiero eso.

—Quiero hacer esto por etapas.

—¿Etapas?

—Si. Mira, esto es la etapa uno. Volver a besarnos, volver a abrazarnos. Y que vuelvas a llamarme muñeca—Él soltó una carcajada. 

Parecía divertido ante la situación. Me senté en la cama, y él se incorporó también. Se sentó con la espalda apoyada en el respaldar. Me tomó la mano, y me hizo sentarme a horcajadas encima de él. 

—Así que etapas —Sonrió sexymente y me sonrojé un poco. El me examinó con una sonrisa en el rostro. 

—¿En cuál etapa estamos? —Levantó sus cejas. Sonreí con sensualidad, y me acerqué a su odio para responder. Mis labios rozaron su lóbulo.

—Ya lo sabrás. —Sus manos, que estaban en mis caderas se apretaron y su respiración se volvió irregular. Era bueno saber que le afectaba mi cercanía. Podía jugar con eso.

—Eres jodidamente mala. —Sonreí. —Muy muy mala.

Me mordí el labio para no reír. Observé como su atención se iba a esa zona, y ya sabía que significaba esa mirada. Megan nos llamó a cenar. Y sonreí aún más. Si, definitivamente iba a jugar. Antes de que pudiera besarme otra vez, me salté al otro lado de la cama, dejando sus piernas y me levanté yendo hasta la puerta. Él me miró confundido.

—Perdón—Hice un puchero. —Terminamos la primera etapa.

Salí justo en el momento en que sentía su carcajada estridente, y bajé corriendo las escaleras para llegar al comedor. Todos estaban sentados en sus respectivos lugares y quedaban solo dos puestos por llenar. Me senté al lado de Damon, y a mi otro lado, se sentó Justin. Había decidido sentarme a la derecha de Damon, porque el puesto que estaba mi lado, donde Justin se había sentado, era la izquierda de donde estaba sentado Adam y me sentía nerviosa. Si, muy tonta.En la cena solo hablamos de tonterías. Damon y yo recogimos los platos y Adam limpió los restos de la mesa. Entonces, nos hicieron sentarnos a todos de nuevo. Bueno, ellos se sentaron y nosotras para curiosear, nos quedamos en los sofás, cerca de ellos escuchándolo todo.

—Pienso que lo mejor que podemos hacer después del atraco es irnos a Italia. Megan y yo tenemos una casa en Milán. Barrios ricos.

 Megan nos miró a mi y a Kendall y nos hizo una seña para que nos levantáramos.

—¿Adam?

—¿Si? —Adam clavó su sexy vista en ella.

—¿Qué ocurre?

—Megan no...

—Dime. —Megan se cruzó de brazos, adoptando una postura dominante y los chicos la molestaron. Bueno, en realidad molestaron a Adam.

—Como te controlan, eh. —Le dijo Damon riendo.

—Cállate Damon. —Le espetó Kendall.

—Y Leah con Justin solo se miran—Suspiró Adam—Si. Son la mejor pareja que hay en este lugar.

Me sonrojé. Justin y yo no éramos nada. Bueno, debíamos conversar más sobre las etapas y lo que ocurriría después de esto.

—No cambies el tema, Lawrence. 

—Ya. —Adam rodó los ojos. —¿Les vamos a decir?

—Justin ven. —Le llamé suavemente. Adam me miró sonriendo y negó con la cabeza. Justin se me acerco, y salimos por la gran puerta de vidrio que daba al patio.

—¿Qué van a hacer? —Tragué. Él sonrió.

—Uhm, ¿enserio quieres saber muñeca? —Pregunto como si nada.

—¿Pretendes que no sepa lo que pasa? —Dije cruzándome de brazos.

—Bueno—Rodó los ojos sonriendo. —Adam lo va a explicar, tranquila.

Jaló de mi mano y nos fuimos dentro, otra vez. Adam se levantó.

—Vamos a asaltar la casa del tipo más rico de la isla. Pero necesitamos un poco de tiempo. —Sonrío.

—Fases. —Murmuró Justin apoyando sus manos en la mesa.

—Exacto Bieber. Y en menos de cinco días, tendremos un botín de diez millones de dólares. 

—¿Dólares? —Dije mirándolo.

—El maneja dinero americano. —Me respondió Adam. —Es lo más común y fácil. Ya sabes, belleza. El dinero de tu país se ocupa y se cambia en todo el mundo.

Me negué a sonrojarme cuando él me llamó belleza, aún más estando su esposa así. Sabía que no iba en un tono sensual, o con una expectativa. El me veía como una niña. Y Dios, cuanto se notaba que adoraba a Megan. Ellos... eran simplemente perfectos. El me veía como se ve a una hermana pequeña. Asentí ligeramente.

—¿Dónde está el dinero? —Preguntó Megan abrazando por el cuello a su esposo, que estaba sentado a la izquierda de Justin, que estaba en la cabecera de la mesa.

—Lo tiene distribuido en tres mansiones en las colinas de oro. Ya sabes, típico narco. —Respondió Justin. 

—¿Cómo es que saben todo eso? —Dije con una pequeña risa. Los tres me miraron sonriendo. Con un rostro de Cariño, mira con quienes estás hablando. Negué con la cabeza.

—Entonces, ¿Cuándo lo haremos? —Damon levanto sus cejas, y se froto las manos, ansioso.

—No, la pregunta es cómo lo hacemos. Tenemos el objetivo. Una caja fuerte en la primera mansión de las colinas de oro. Pero ¿cómo? —Dijo Justin mirando a Adam.

—Espera, ya se nos ocurrirá algo. No puede ser tan difícil.

—Supimos que el hijo llegaría dentro de dos días, ¿no? Usémoslo. Un conducto para estar más cerca. —Dijo Damon.

Oh. Esas tres malditas miradas. Fue como una cegación que les duro dos minutos. Sus rostros se iluminaron como si hubieran tenido los tres la misma idea, la misma grandiosa idea. Los tres me miraron como si fuera la luz al final del túnel. Y eso, me asusto.

—Leah. —Dijo Adam en un susurro. Miro a los demás. Justin pareció salir de su trance.

—No... no. No la meteremos en esto.

—¿Justin? —Murmuré sintiéndome observada en exceso.

—Es perfecta. —Dijo Adam intentando convencerlo.

—No dejaré que se acerque a un desconocido. —Dijo Justin con el ceño fruncido.

—Solo serán amigos.

—¡Están locos si creen que enviaré a mi novia a hacerse amiga del hijo de un narco! Ni amigos ni puta mierda. —Dijo levantándose. Algo me dio en el pecho cuando el me llamo su novia.

—¡Vamos Justin! —Adam también se levantó. —Leah encajaría totalmente. Tan solo mírala.

Los miré yo; con el ceño fruncido y cruce mis pies. Los tres me observaron. Estaba usando unos leggins oscuros, una camiseta blanca, tacones altos, y negros, y un sweater delgado de color gris. Mi cabello estaba en las puntas, como era naturalmente, y estas estaban de color rosa pálido. Justin se pasó una mano por el rostro, y me miró.

—¿Qué pasa? —Susurré mirándolos.

—Eres perfecta para encajar en un lugar de ricos. —Contestó Damon. Fruncí el ceño.

—¿Por qué yo? ¿Por qué no Megan o Kendall?

—Porque eres guapa, estás acostumbrada a esas cosas, y tienes la edad perfecta. Megan también podría hacerlo. Pero no se llevara bien con un chico de veintidós, teniendo veintisiete. Y Kendall no creo que tenga la personalidad para hacerlo. —Dijo Adam. 

Kendall se sonrojo y negó con la cabeza.

—¿Ves?

—Megan se lleva bien con Justin. —Tragué.

—Cariño. —Me dijo Megan tocándome el hombro—Adam se refiere a otras formas de llevarse bien. 

—¡¿Los oíste?!—Exclamó Justin mirándome. —¡No irás!

Evite reír en la situación en que nos encontrábamos.

—¿Qué tengo que hacer?

—¡Leah! —Gritó Justin.

—Solo acercársele. Hacerle creer que te interesa. Cuando ya te lleve a su casa tendremos todo en nuestras manos. —Adam sonrió. —Mañana hablaremos de esto mejor. ¿Aceptas?

—Bueno, supongo que sí.

—Oh Leah, vamos a tener una larga conversación sobre esto. —Amenazó Justin. 

Sonreí, estaba serio, y estresado. Algo irritado. Me estaba llamando Leah y no muñeca.

—Bien. —Adam sonrió, levantándose. —Estoy muerto de sueño. Iré a dormir. Mañana planificaremos esto.

—No planificaré ni una mierda contigo. —Dijo Justin con los brazos cruzados. Adam abatió sus brazos en una forma de cansancio.

—Vamos Justin. Serán un poco más de dos millones por cada pareja y luego nos vamos de este lugar. Piénsalo. 

Suspiré y salí al patio. Kendall se instaló en el sofá a ver películas con Damon y Megan, y Justin subió. Adam salió unos segundos después con un cigarrillo entre sus labios sin encender y tan guapo como siempre. 

—No pensé que aceptarías. —Me dijo sentándose junto a mí. Me dio un leve empujoncito amistoso con su hombro y sonreí.

—Lo hago por él.

—Lo sé. —Contestó. 

—¿Lo quieres?

—Si. —Suspiré. Prendió el cigarrillo y suspiró.

—Es que, se notan un poco distantes. —Dijo dándole la primera calada a su cigarrillo.

—Podría decirse que... estamos recuperando lo que tuvimos. 

—¿Qué? —Frunció el ceño. Sonreí mirando al frente.

—No veía a Justin hace... recientemente cumplidos, tres años. —Sus ojos se abrieron.

—Pero...—Lo interrumpí.

—Entonces de repente él salió de la cárcel, —tragué—Y fue a buscarme a California y yo... Dios.

Adam sonrío.

—Él te adora Leah. Eres buena para él. A veces... a veces nosotros necesitamos alguien que nos frene. Megan es mi freno. Es... mi estabilidad. Es como mi respiración. Tú eres lo mismo, y más para él.

—No creo que sea tan así. —Lo miré a los ojos.

—Créeme. A veces el dicho de que todos los hombres son iguales tiene sentido. Sé y entiendo lo que él siente y piensa. Son jóvenes Leah. Conocí a Megan... probablemente siendo dos años mayores que ustedes. Y entiendo lo que pasa. 

—¿Entiendes? —Murmuré.

—Si. No estás completamente segura de sí estar con Justin es la mejor decisión que puedes tomar. Lo veo en ti. Pero lo quieres. —Suspiró.

—Deje muchas cosas por él y no me arrepiento. ¿Está eso bien?

—Por su puesto. A veces hay que seguir al instinto. O al corazón. Bah. No lo sé Leah, no soy un psicólogo, soy un criminal—Se rió. —Pero dándomelas de psicólogo, te aconsejo que subas y hables todo lo que debes hablar con él. Avanzar, para que puedas sentirte segura.

Lo abracé unos segundos.

—Gracias Adam.

Él se quedó sentado allí, sonriendo y fumando lo que le quedaba de cigarrillo.

—De nada belleza. —Me guiño un ojo. Subí a la habitación. Justin estaba boca abajo en la cama, y sin camiseta. Solo Jeans, su trasero y su espalda se veían condenadamente sexys. La puerta que daba a la terraza hasta abierta, haciendo que una suave y tibia brisa llenara nuestra habitación. Me mordí el labio y me senté en la cama. 

—Justin. —Lo llamé. El gimió y se giró, ahora quedando de espaldas.

—Tenemos que hablar. 

  _________________________________________________

La cosa se va a ir poniendo mejor, lo prometo. El próximo capitulo supongo que les gustará.

Una pregunta;

¿Que tal estuvo el beso?1313

espero que alguien me responda, ah. O tal vez muera ignorada. ¿Les gustó el capitulo? ¿Porque? Respondame en los comentarios. Poco a poco todo se volverá más interesante. Volverán algunos personajes y aparecerán otros. Y muchos secretos van a venirse por delante.

No olviden darle a la estrellita y comentar. Las quiero. 

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