BANG ll: Explosion of love.

By iherebelieber

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TERCER LUGAR CATEGORÍA ACCIÓN EN LOS #BIEBERAWARDS2016 No leer esta historia si no has leído la primera tempo... More

«Prologo»
«Introducción»
«Prefacio»
«¿Aún piensas en él?»
«En la cárcel»
«Malditamente encerrados»
«Noche de alcohol»
«Segunda oportunidad»
«Decisiones»
«Blake Desmond»
«Caída»
«Feliz cumpleaños, Blake.»
«Compras y malas noticias»
«Problemas»
«Sólo tú y yo»
«Adrenalina, y vecinos raros»
«Charlie Everson» (Parte uno)
«Charlie Everson» (Parte dos)
«Plan seductivo»
«Engaño»
«Así es el amor»
«Disculpas»
«Tengo miedo»
«A comenzar de nuevo»
«Cassy»
«Dinero y explosión»
«No otra vez»
«Oscuridad»
«Todo estará bien»
«Ideas, sobornos y abogados»
«Juicio»
«Sensaciones»
«Sólo amor»
«¡Olvide su cumpleaños!»
«Adelantos»
«Accidente»
«Isaac»
«Locuras»
«Nervios»
«Gemidos, viaje, suciedad y narices rotas»
«Planificación»
«Cásate conmigo»
«Si»
«Matricidio y nuevos jefes.»
«Deja vu»
«Despedida»
«Huida»
«¿Celoso?»
«Golpes y anuncios de compromiso»
«Hoteles, trajes, y vestidos.»
«Preparativos, dieta, y más preparativos»
«Ciudad del pecado»
«Impedimentos matrimoniales»
«Locura en Las Vegas»
«Locamente casados»
«Sorpresas y más sorpresas»
«Pequeños cambios»
«Amenazas»
«Peligro»
«Familia»
«Los Dean»
«Rusos y Australianos»
«Espionaje»
«Vergüenza»
«Estamos listos»
«El trabajo de nuestras vidas»
«Uno menos»
«¡Diablos!»
«Año nuevo»
«Bebé Bieber»
«Cuidado»

«Sao vicente, Cabo verde»

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By iherebelieber

Seis.

Había visitado a mamá por la mañana. Anoche, las cosas habían estado un poco candentes en... todo sentido. Zoey se había enojado cuando le dije y luego había llorado a mares. Liam no parecía creérselo, y Sara, hoy por la mañana cuando salí del departamento, me había susurrado que esto era correcto si mi corazón lo deseaba. Me había deseado buena suerte, y me había dicho que me esperaría feliz si regresaba volver.

Con respecto a Mark... no me había despedido físicamente de él. Sabía que hoy no tenía clases, porque Liam tampoco las tenía. Por lo que supuse que él estaría en su departamento, durmiendo.

A las ocho de la mañana, antes de ir a la casa de mi madre, había ido al departamento de Mark, y le había tirado una carta por la hendidura de debajo de la puerta. Había escrito que debíamos darnos un tiempo. Que me iba para pensar, y despejarme un poco y no sabía cuándo volvería. También había agregado que lo quería demasiado, que seguía siendo importante para mí y que lo llamaría cuando pudiera. Miré a mí alrededor. Ya habíamos dejado las maletas en la cinta y estábamos los cuatro sentados esperando a que llamaran nuestro vuelo.

Pensé en Zoey. Anoche, no quería soltarme. Había sido muy difícil decirme que me iba y francamente, no tenía que razones dar. Así que insistía en el querer cambiar de aire, y darme tiempo para mí. Ella ya había estado bastante afectada por mi decisión sobre la universidad, y agregando el viaje pensó que quería alejarme de ella hace mucho tiempo.

Y lo peor, es que todos creían que esto era planeado, cuando mi decisión sobre no asistir más a la universidad y tomar las clases mediante formación online solo había sido una coincidencia con la llegada de Justin aquí.

Ahora lo miré. Era tan perfecto. Tan él. Tan Justin. Él sonrió, consciente de que lo miraba y solté una risa.

—¿Tengo algo en la cara? —Se tocó con el pulgar una mejilla, y con el resto de los dedos la otra, bajando suavemente hasta su mentón, y colocando una cara malditamente sensual.

—No. —Sonreí sin mostrar los dientes.

Él levantó uno de sus brazos, y me apretó contra él mientras besaba mi cabeza.

—Pasajeros del vuelo united con destino a Isla de Sal, Cabo verde. Por favor abordar en la puerta nueve. —La voz detrás del parlante repitió eso tres veces y nosotros nos levantamos.

—¿No que íbamos a Sao Vicente? —Preguntó Kendall.

—Si. Pero La Isla de Sal, en Cabo verde en la única que tiene aeropuerto internacional. —Le dijo Damon tomándole la mano. —Desde allí debemos tomar otro avión, local, para llegar a Sao Vicente.

—¿Cómo lo haremos con el idioma? —Fruncí el ceño. Según lo que decían los chicos, allí se hablaba portugués.

—Você é linda—Dijo Justin mirándome. Lo mire confundida, sin saber qué diablos me había dicho. Él se acercó, y su boca llego a mi oído.

—He dicho que eres hermosa. —Me susurró. Me sonrojé y mire hacia el lado. 

Lo mejor era quedarme callada. Pasamos por la seguridad sin dificultad alguna, y eso me alivio. Tenía los pelos de punta luego de ver las identificaciones, y los pasaportes de Justin y Damon. El de Justin decía Christian, el de Damon Richard. Cuando los vi, sentí que iba a morir de tanto reír. Ir a las Islas de Cabo Verde me emocionaba. Era un lugar turístico, no tan conocido como debería ser, y según lo que había visto en internet, completamente hermoso.

Cabo verde, eran una serie de Islas a un costado de África. Específicamente, nosotros iríamos a Sao Vicente, la segunda ciudad más poblada de todo el complejo de preciosas islas. Pasamos por otro control, donde una coqueta, y zorra azafata nos verificó el boleto de avión. La diferencia de horario, eran casi siete horas aproximadamente, tomando en cuenta la zona horaria de Los Ángeles.El tiempo pasó. Luego de un largo viaje, donde por cierto decidí sentarme con Kendall y no con Justin por miedo a quedarme dormida en su hombro o abrazarlo o incluso llegar a besarlo, habíamos llegado por fin a la Isla de Sal en Cabo Verde. Eran las seis y media de la tarde en este lugar, y el vuelo local demoraría dos horas en llegar a Sao Vicente. Comencé a pensar en que me daba cierto miedo la decisión que había tomado, aunque ya era tarde para arrepentirse necesitaba hablar con Kendall al respecto. Mantenía una distancia con Justin porque a pesar de que pronto el hielo se derretiría, necesitaba controlar un poco la situación. 

La situación de quererle, me refiero. Tomamos un vuelo. Y un cuarto para las diez de la noche, en horario local, estábamos llegando a la casa donde nos quedaríamos.Era preciosa. Cerca de la playa. Todo por dentro era de color blanco mezclado con tonos cafés. Todo aquí parecía sacado de una película, parecía sacado del verano.Los chicos encendieron las luces. Todo estaba completamente limpio. Miré a Kendall y le hice una seña para que me acompañara a mirar todo el lugar. Nos pasemos por toda la casa. Tenía cuatro habitaciones, una cocina gigante, y cuarto de baño en cada habitación. Probablemente, el lugar no era lo mejor del mundo, ni tampoco Sao Vicente. Pero era precioso, y me conformaba con estar con... uhm, Justin, y los chicos aquí. Kendall y yo salimos a mirar por un lindo balcón que tenía una de las habitaciones. La del lado, tenía una terraza gigante, del que parecía el cuarto principal de la casa. Corrí hacia allá y salí a la terraza gigante. El mar se apreciaba desde aquí, y a pesar de la hora, la brisa era perfecta. La temperatura era perfecta. Pequeñas olas azotaban hasta llegar a la orilla, y luego volver. Las luces, y las otras pequeñas y pintorescas casas de toda la isla le daban un toque mágico a la vista. Las palmeras de la playa, la arena, y los pocos autos que circulaban. La terraza era perfecta. Tenía muebles de mimbre con asientos de color blanco. Una linda mesa de centro de cristal oscuro, y unas plantas. La baranda tenía pequeñas lucecitas encendidas, como las luces que uno usa para navidad, pero sin color alguno. Ese lugar era perfecto. Me senté en uno de los muebles de mimbre individuales y disfrute de la noche, y la brisa. Mi celular comenzó a sonar en el bolsillo de mi pantalón. Solté una maldición. Era mamá. Le hice una mueca a Kendall. Ya le había dicho lo que debía decir si mamá pedía hablar con ella. Oh, y claro que lo haría. 

—Hola mamá. —Dije fingiendo estar completamente feliz.No me malinterpreten. Lo estaba, pero no tanto como para hablar como una idiota.

¡Leah! —Exclamó ella—¿Dónde estás? ¿Cómo estás? ¡¿Ya llegaste?!

—Mamá. —Le llamé para que se callara. —Una pregunta a la vez.

Ella se rio.

¿Ya llegaste?

—Sí, estoy en Cabo verde. —Sonreí. —Estoy con Kendall, en un hotel. —Mentí.

Oh. —se emocionó. —¿Cómo han llegado? ¿Es lindo por allá?

—Llegamos bien. —Respondí levantándome, para apoyarme en el barandal.

—Todo es maravilloso mamá.

Kendal me sonrió y se me acercó.

¿Puedo hablar con Kendall? —Me preguntó. Asentí como si ella pudiera verme, y luego dije que si, percatándome de mi error. Kendall me sonrió, y me dijo que me relajara. Tomó el teléfono.

—¡Hola señora Monroe! —Exclamó. —Oh si. Muy muy bien. —Rió. 

—Ah, no se preocupe. Estaremos bien. Mañana saldremos a conocer. Por su puesto. Aún no lo tenemos claro, pero supongo que algún país en Europa. Claro. Oh yo también. Bien, fue un gusto hablar con usted. —Rió de nuevo. —Gracias, Adiós.

Me pasó de nuevo el teléfono.

Leah. —Dijo mamá.

—¿Si?

Mark está destruido.

—¿Qué? —Dije abriendo mis ojos. Un nudo se posó, no en mi garganta, si no en mi estómago.

No puede... uhm, está realmente afectado por que te fuiste así como así.

—Mamá... Dios. —Suspiré. 

—Es solo...

¿Qué pasa, amor? —Me dijo dulcemente.

—Necesitaba salir de ahí mamá. No quería estar ahí. Estar en este lugar con Kendall es lo mejor que puedo hacer por ahora.

Kendall me susurró que bajaría, y asentí. 


Justin's POV. 

Subí para buscar a Leah ya que Kendall bajó a la cocina. Era tarde, y francamente necesitábamos con urgencia ir a un supermercado. Si es que había alguno en este lugar. Encontré a Leah en la terraza del dormitorio principal, apoyada ligeramente en el barandal, y hablando por teléfono. 

—Necesitaba salir de ahí mamá. No quería estar ahí. Estar en este lugar con Kendall es lo mejor que puedo hacer por ahora.

Me quedé apoyado en el marco de la puerta que daba a la terraza, sin que ella me notara aún.

—No podía seguir con él mamá. —Murmuró. —No le quiero. No le quiero como él quiere que yo lo haga. No podía seguir dañando a Mark.

Mi corazón dio un vuelco. Estaba hablando de Mark. Me mordí la mejilla por dentro, para no soltar una maldición por la emoción. Sonreí entonces, inconscientemente. Posé mi vista en su trasero. Joder, que trasero.

—Dile que lo siento... no. Mejor no le digas nada. No le digas que hablaste conmigo. No le digas donde estoy. 

Hizo una pausa, y sonrió levemente.

—Mándale saludos a Liam, y a Zoey. —Murmuró. —Y a John. Perfecto. Adiós mamá. También te amo.

Ella se giró, ahora consiente que estaba admirando su culo.

—Mirar descaradamente el trasero de una mujer, y escuchar conversaciones no es de un caballero. —Me dijo seria, pero intentando reprimir una sonrisa. Lo notaba por como las comisuras de sus labios forzaban curvarse hacia arriba, aunque intentaba retenerlas.

—¿Y si no soy un caballero?

—Ahí entonces, hay un serio problema. —Contestó. Sonreí y me acerque un poco.

—Hay que ir al supermercado. No hay que mierda comer. 

Ella rio.

—¿En esta isla hay supermercados? —Preguntó. Me encogí de hombros. 

—Pues espero que sí. 

—Justin debemos conseguir un...—Damon entró a la habitación y nos miró pícaramente.

—¿Qué? —Pregunté.

—debemos conseguir un auto. —Levantó sus cejas. 

—Y ya sabes a lo que me refiero.

—¿Van a robar uno? —Dijo Leah frunciendo el ceño. Damon, soltó una carcajada sin poder evitarlo.

—No cariño. —Dijo sonriendo aún. —Hay que apostar para eso. Iremos a un bar, y apostaremos el jodido dinero que no tenemos.

—¿Hoy? —Dije. Él negó.

—Supongo que mañana.

—Necesitamos comida.

—Hay un pequeño negocio unas calles más arriba. Iré con Kendall a mirar. —Lo solucionó. 

Asentí sin mirar a Leah. Sabía que cuando Damon saliera por esa puerta se avecinaría una discusión. Tal vez.Me giré a mirarla con los ojos entrecerrados. Teníamos tanto que hablar. Actuaba fríamente, pero en el fondo estaba seguro de que me quería, aunque fuera un poco. De otra manera, no hubiera escapado conmigo a cientos de kilómetros donde lo podía tener todo. Dinero, un novio perfecto, una mejor amiga perfecta, universidad... Maldición. ¿Y sus estudios? Abrí mis ojos. 

—¿Leah...?—Tragué.

—¿Mhm? —Dijo mirando hacia el lado. Ah, la había pillado. Le ponía nerviosa mi mirada.

—¿Qué harás con la universidad?

—Llámalo destino, brujería, telepatía, o simple coincidencia. Pero cuando estabas en mi auto esperándome, salía de la universidad porque había decidido no asistir más. —La interrumpí.

—¿Qué? Demonios Leah. Eres una genio, ¿Por qué no vas a estudiar? —La reprendí.

—No dejaré de estudiar. —Se cruzó de brazos. —Había decidió continuar con la carrera mediante clases online, Y cosas por el estilo. Y mi jefe de carrera lo aceptó. —Suspiró. 

—Bueno, después de un tierno soborno por parte de John aceptó.

No pude evitar reír. Haciéndola reír también. 

—¿Cuándo tendrás una cita conmigo? —Le pregunté. 

—Cuando te dignes a pedirme que salga contigo. —Me besó la mejilla en un impulso. Luego sonreí sin mostrar los dientes. Muriéndome por besarla y descongelar sus sentimientos. Era tan rara. Ahora, justo ahora, me costaba entender su manera de querer. Pero sé que lo hacía. Me repetí a mí mismo que había elegido escapar conmigo. 

—Me gustas Leah. 

—Lo sé. —Dijo sonriendo. —Tú también me gustas.

Sonreí y negué con la cabeza. Era tan egocéntrica, tan diva. Tan... centro. Y eso me encantaba. Era como una Barbie. Como una muñeca cobrada en vida. Me acerqué a ella, con intenciones de robarle un beso. Tan solo un miserable, encantador, y jodido beso. Pero se corrió, haciendo que mi boca chocara con su mejilla.

—Aún no, Justin.

—¿Ah no? —Le pregunté levantando las cejas y tomándola por la cintura.

—¿Dónde voy a dormir?

—Conmigo. —La apreté contra mí, y sentí como jadeo. Sonreí, y me incliné para besar su frente. 

Aunque me gustara besar todo su cuerpo, justo ahora quería besar sus labios. Y lo único que conseguía era su mejilla y su cabeza.

—No quiero dormir contigo. —Dijo apartándome. La miré totalmente indignado. ¿Quién no querría dormir conmigo? Ella, genio.

—Uhm... ¿te conté la historia? —Levanté mis cejas.

—¿Qué historia? —Dijo ella.

—De lo que pasó aquí, claro. —Le dije misteriosamente. 

—¿Cómo? —Frunció el ceño.

—Esto fue un cementerio. —Mentí. 

—Hace mucho tiempo. Y a veces ocurren cosas extrañas, ya sabes. Bueno,—Dije negando con la cabeza. —Entonces movamos tus cosas a la habitación del fondo.Comencé a caminar.

—¡No no! —Exclamó tomándome del brazo. Y sonreí antes de girarme.

—Eres un maldito mentiroso. —Se acercó a mí. —Pero conseguiste que durmiera contigo.

—Siempre consigo lo que quiero. —Le susurré sonriendo.

—Oh, créeme que yo también lo hago. —Me miró desafiante, sonriendo. 

Sonreí también, y le robé un pequeño beso. No, ni si quiera fue un beso. Tan solo rocé mis labios con los de ella un milisegundo. Negó con la cabeza sonriendo, y salió a la terraza.

Leah's POV. 

Por la mañana Justin y yo salimos a recorrer el centro. Kendall y Damon había tenido sexo por montón y cuando nosotros decidimos salir ellos ni si quiera se habían despertado aun. El día estaba soleado, un poco caluroso sin excederse. Un clima perfecto. Miré todo completamente maravillada. Las casas eran preciosas, humiles, y pintorescas. Las calles estaban limpias, y la gente caminaba feliz.Justin estaba usando lentes de sol, y una camisa de jeans con la que se veía totalmente apuesto. Sus lentes eran negros, tanto el marco como los lentes, y con ellos se veía sensual. Miré nuestros dedos entrelazados, y me sonrojé.Esto se sentía tan bien. Caminar con él, en un lugar donde nadie nos conocía, donde nadie nos juzgaba. Ser libre de todo. Ser libre con él.Era como empezar de nuevo y era lo que me encantaba. Anoche él no había tenido intensión alguna de acostarse conmigo. Y daba gracias por eso. Bueno, no es como si totalmente se alejara de mí, pero mantenía su distancia porque sabía que era difícil para mí volver a estar con él luego de todo lo que había pasado e intentaba mantenerse al margen y no presionarme. Solo besó mi mejilla, mi frente, y me abrazó durante toda la noche.Parte de mí, sabía que esto no era nada nuevo. Volver a encariñarme con él era como un disparo al corazón. Sabía que pronto, volvería a demostrar que estaba enamorada de él y no me tomaría mucho tiempo en volver a estar completamente en sus brazos. Cedía, poco a poco y tenía miedo del momento en cuanto terminara de ceder. Oh Dios, eso sí que sería una explosión.Llegamos hasta una linda feria de artesanías cerca de la playa. Decidimos caminar por ahí y darle un vistazo a todo. Caminábamos sonriéndonos, Justin tirando chistes malos, y riéndonos de la gente. Oh si, éramos muy malos. 

—¡Mira! —Dije apuntando. Una chica, se estaba tiñendo las puntas del cabello de color celeste. Y ella era rubia. Una mujer de color se lo teñía y estaban en el pequeño puesto donde todo era de color blanco.

—Justin. —Puse cara de cachorrito sin hogar y le miré. Apreté ligeramente su brazo.

—¿Qué? —Miró hacia el lado.

—¿Puedo hacerme eso? —Pregunté sonriendo. Luego entendí, que era una mujer adulta –casi– y una mujer libre, por lo que no necesitaba su permiso. Y tampoco necesitaba su permiso si estuviéramos juntos.

—¿Qué? —Frunció el ceño. 

—No quiero que te pintes el cabello.

—Oh vamos. No necesito tu permiso para hacerlo. Solo quería un comentario. —Le sonreí.

—No quiero una novia con el pelo azul. —Respondió mirando horrorizado a la chica

—No me lo teñiré azul. Será rosa. Y solo las puntas.

—Leah...

—Vamos, acompáñame. —Tiré de su mano, y llegué hasta el lugar sonriéndole. Otra mujer, muy parecida a la que le teñía el cabello a la otra chica, me sonrió.

—¿Qué busca, señorita?

—Quiero pintarme las puntas del cabello rosa. —Le dije. Justin bufó detrás de mí. 

La señora se rio, y sospeché que era porque mi portugués era jodidamente horrendo. O tal vez por la cara de Justin. Pero me daba igual. ¡Iba a pintarme las puntas del maldito cabello! Tomé haciendo del otro lado del puestecito, y ella me peinó. Luego dijo algo de lo que no le entendí nada. Miré a Justin.

—Dice que el color es temporal. —Me informó. Sonreí aún más. Ella comenzó su trabajo. Me colocó algo como una capa para no manchar mi ropa, y una toalla por detrás de eso. Tiró todo mi cabello hacia atrás y lo separó por secciones. Estaba nerviosa. Mamá jamás me hubiera dejado hacer eso, y menos en una feria. Tiñó aproximadamente seis o siete centímetros de cabello. Mi cabello seguía siendo largo, tal y como lo usaba a los diecisiete. Un poco más debajo de los pechos. 

—¿Estás segura? —Me preguntó Justin, que estaba cruzado de brazos mirándome.

—Bueno, ya no puedo arrepentirme. —Le dije riendo. 

—¿Qué harás si en una hora más no lo quieres?

—Lo cortaré. —Dije como si nada. Él bufó de nuevo.

—Me gusta tu cabello. No lo cortes.

—Entonces dejémoslo rosa. —Contesté sonriendo.

 Estaba muy feliz. Justin no tanto, pero el maldito cabello era mío y no de él. Habían tatuajes suyos que no tenía ni puta idea de porque se los había hecho, y no eran de mi agrado, pero nunca se lo había dicho directamente ni le aconsejaba que se sacara la piel para no tener que observarlos.La mujer terminó el trabajo como veinte minutos después de empezar. Dijo que con los lavados se iría saliendo poco a poco. Saqué dinero de mi billetera aunque Justin había insistido en pagar algo que ni si quiera era de su agrado. Le metí mi dinero a su bolsillo porque estaba reclamando demasiado. Pasamos a un pequeño supermercado y compramos comida para el almuerzo. 

Hoy por la noche, llegarían Adam y Megan.Y ya tenía algunas ideas de porqué.Las palabras dinero, discreción y golpe habían estado presentes en una conversación telefónica que había oído y eso no era nada bueno.Para mí, claro.Volvimos a casa tres horas después. Kendall estaba en la cocina, y Damon en el living, mirando la única televisión que teníamos en toda la casa. Si, no vivíamos en las mejores condiciones, pero teníamos camas, ropa, ahora comida, y desde ayer manteníamos el lugar limpio. Y esperaba que siguiera así. No era muy buena dueña de casa, digamos que a mí en la cocina se me quemaba hasta el hielo y en el aseo uhm, no tenía una comunicaciones muy especial con el polvo.

—¡Te pintaste las puntas el cabello! —Exclamó Kendall.

—¡Si! —Exclamé. 

—Si...—Dijo Justin con tono aburrido. Sonreí. Era como un niño pequeño al que le negaron comprarle un dulce.

—Es genial. ¿Dónde lo hiciste?

—Justin y yo fuimos a una feria. —Contesté dejando una de las bolsas en la encimera de la cocina. Justin nos rodeó y se lavó las manos.

—¿Necesitas ayuda? —Preguntó Kendall.

—Claro. —Contestó Justin con una media sonrisa. Me fui a sentar con Damon. 

En cuanto a cocina, él era mi par. Kendall y Justin sabían cocinar, y Justin lo hacía jodidamente bien. En cuanto a Damon, el comería tierra de no ser por Justin. A Kendall también le gustaba, y se le daba bien. Me pregunté que hizo Damon en el tiempo en que Justin estuvo en la cárcel, y se separó de Kendall. Y eso me llevo a otro tema. Debía hablar con Justin sobre muchas cosas. 

Esa misma noche, los chicos decidieron ir a un bar. Sin dinero suficiente. Sin auto. Solo nosotros, unas cuantas monedas para pagar no más de cuatro tragos, y nuestros pies para correr.Encontramos un bar que se parecía mucho al hitnight, donde iban los chicos en Australia. Era totalmente igual.Miré a Justin jugar póker. Se veía tan joven entre los demás. Tan... sensual. Tan peligroso a la vez. Sus tatuajes le daban un aire malo, atrayente, excitante. Sus labios rosados me hacían querer ir allí y morderlos. Usaba una camisa blanca, que traspasaba a su piel, mostrando algunos tatuajes de su pecho. En su mano derecha, un cigarrillo encendido, y en su cabeza, uno de esos sombreros negros, clásicos, que le gustaba usar y le quedaba jodidamente bien. A su lado, como siempre estaba Damon. Francamente, esos dos parecían encajar en cualquier lugar. Kendall estaba a mi lado. Ella tomaba de un vaso que no sabía que era, y yo simplemente tenía en mis manos una botella de agua. Usaba Jeans oscuros, una chaqueta negra de cuero, y botas negras con unos centímetros de tacón que bueno, no le hacían daño a nadie. Caminé hasta donde estaba Justin sentado, y lo abracé por detrás, colocando mis manos en su cuello, y viendo sus cartas. Pegué mi mejilla izquierda a la suya, sonriendo. A un lado de la mesa había una pequeña montañita de cuatro fajos de dinero, unos anillos, una cadena, y un iPhone. Me di cuenta de que Justin escondía tres cartas que probablemente le harían ganar. Sonreí y besé su mejilla.

—Eres el mejor. —Le susurré en el oído. Él me miró con una sonrisa, y sin decir nada siguió concentrado en su juego. Cinco minutos después, lanzó una de las cartas que tenía literalmente bajo la manga. Damon suspiró y luego de lanzarle una mirada a Justin tiró sus cartas sobre la mesa.

—Me retiro. —Los otros bufaron. 

—Ya debo irme.Los demás hombres no dijeron nada, y Justin solo miro en frente, presionando a quien le tocaba. Damon se levantó y miró la mesa. Luego se me acercó. Ahora, estaba a casi un metro de Justin, solo observándolo.

—Justin va a ganar. —Me susurró riendo. Sonreí, y seguí observándolo. Efectivamente, cinco minutos después el sonrió tiró sus cartas y ganó.

—Muchas gracias. —Les guiñó un ojo a todos los presentes, y tomó el dinero, las joyas, y el celular. Entonces, una de las cartas que estaban literalmente bajo su manga, se cayó.

—¡Hiciste trampa! —Le gritó uno de los tipos que estaban allí, mirándolo con odio. Usaba una camisa a cuadrillé de color blancas con líneas negras. Bigote, y los demás vestían parecido a él. Justin se giró rápidamente y me tiró del brazo.

—Hay que salir de aquí, ahora. —Me dijo con los dientes apretados.

—¡Vuelve aquí! —Le gritó uno de sus compañeros de juego.

—¡Corre! 

Justin, Damon, Kendall y yo salimos corriendo del lugar con los tipos detrás de nosotros. Dios, jamás había corrido tanto, ni si quiera en clases de ed. Física. Bajamos por las escaleras del bar, ya que habíamos estado en un segundo piso.

—¡Cuidado! —Exclamó Damon corriendo a la gente, para que pudiéramos pasar. Salimos del bar a duras penas, y seguimos corriendo calle arriba. Los hombres, salieron del bar también, y nos lanzaron una serie de improperios desde ahí.Nos metimos a un callejón, y comenzamos a reír.

—Oh joder. —Dijo Damon respirando, y secándose las lágrimas de la risa.

—Hace mucho tiempo que no hacía algo así. —Suspiró Justin. 

—Leah, creo que tendrás que empezar a usar zapatillas. —Me aconsejó Kendall recobrando el aliento. Le sonreí y asentí. Justin saco los billetes del bolsillo, y comenzó a contarlos.

—Vamos a hacer esto más seguido. —Dijo Damon. Kendall se asomó a mirar.

—Ya no están. —Informó. Rompí a reír de nuevo sin poder evitarlo.

—¿De qué ríes? —Pregunto Justin acercándose a mí con una sonrisa.

—No sé, de todo. De correr, del dinero. De la cara del tipo. —Me encogí de hombros. Él sonrió conmigo y negó con la cabeza. El teléfono de Damon, comenzó a sonar. Él se alejó un poco y contesto. Justin lo miro con interés. Segundos después se nos acercó con una gigantesca sonrisa en su rostro.

—Adam y Megan vinieron. Están en la casa.

_________________________

DIOS, HOY POR LA MAÑANA ME DI CUENTA DE QUE EL CAPITULOSE PUBLICO ASÍ JODIDAMENTE ASQUEROSOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.

Acabo de arreglarlo, lo edité y ahora se ve mejor. Mil disculpas a los que tuvieron que leerlo mal. Espero que esto se actualice y puedan leerlo como lo acabo de editar.

Admito que este no es el mejor capitulo pero que me costo bastante hacerlo porque no venia ninguna idea a mi. Ya supere la etapa de desinspiración, (Dios ¿eso es una palabra? kfjg) y avancé así que el otro capitulo es mucho mejor. ¡No olviden comentar y darle a la estrellita! Las quiero♥. Besos.

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