El instituto acabó sin más y regresé a casa corriendo porque sabía que allí me estaría esperando Loki-kun. Estaba realmente feliz porque por primera vez podía contarle todo lo que había hecho esos días. Cómo me sentía al ir a clase y tener amigas por primera vez. Quería contarle todo: cómo eran los profesores, cómo era el instituto. También me gustaría poder hablarle de Gray pero no creo que fuera buena idea decirle que el espíritu de un chico de clase estaba viviendo conmigo desde hacía varios días. Aunque fuera un espíritu seguía siendo un chico y ya podía imaginarme la cara de Loki-kun al decírselo.
Doblé la esquina que daba a mi casa y vi su coche aparcado justo enfrente. Sonreí y corrí hacia la puerta. Al abrirla me giré buscando a Gray y vi que se había quedado atrás.
-¿Qué ocurre? – pregunté cerrando la verja de nuevo y hablando en voz baja.
-Hoy me quedaré aquí. No quiero interrumpir vuestro encuentro romántico -. se reía, pero su sonrisa denotaba soledad, mientras se daba la vuelta y empezaba a caminar hacia la oscuridad del atardecer. Enfadada salí detrás de él, levanté mi cartera y le golpeé en la cabeza, o eso hubiera pasado si no fuera un espíritu ya que lo atravesó -Hey, eso hubiera dolido -. dijo mientras se tocaba la cabeza con su mano derecha.
Estaba tan enfadada con él que no me salían las palabras...
-Tú... idiota... - mi corazón y mi respiración se aceleraron - ¿Encuentro romántico? De que me estás hablando, Loki-kun y yo no somos así, además ésta también es tu casa hasta que te mejores y no pienso dejarte solo esta noche. Así que deja de pensar tonterías y cruza inmediatamente esa puerta.
Mi voz denotaba tanto enfado que me pareció como Gray aceptaba asustado.
-Tadaima~ -. entré al recibidor pero no vi a nadie. Solo había un gran silencio que fue interrumpido de repente por un fuerte ruido de platos al romperse y unos fuertes pasos que se aproximaban a la puerta.
-¡Lucy sal de casa, rápido!- me gritó Gray pero mis piernas no me respondían. Algo venía corriendo hacia mí y no sabía que era. Cerré los ojos.
-¡¡LUUCYY-CHAAAN!!
Esa voz, pensé. Abrí los ojos y allí estaba Loki-kun corriendo hacia mí. Asustada me quité de su camino y chocó contra la puerta. El golpe fue bastante fuerte.
-¡Loki-kun lo siento! Me habías asustado y... ¿Loki-kun? ¡Oyeee, responde! – estaba inconsciente en el suelo de la entrada. Miré a Gray que me miraba a su vez con cara de "¿Qué diablos pasa aquí?".
Cuando Loki-kun despertó estaba tumbado en el sofá con una bolsa de hielo en la cabeza mientras que Gray andaba de un lado para otro nervioso.
-Lucy-chan... eso ha dolido -. susurro Loki-kun mientras se quitaba la bolsa de hielo de la cabeza y se incorporaba sonriendo.
-Lo siento, me asustaste. ¿Te encuentras bien? ¿Estás mareado?
Loki-kun sonrió y acercó sus labios a mi oído.
- Sigues tan guapa como siempre, princesa -. me tocó el pelo con su mano y luego la cara. Sus manos eran cálidas y sin pensar cerré los ojos y coloqué mi mano sobre la suya. Sonreí. Nos quedamos así durante unos segundos.
- Bien, será mejor que termine de hacer la cena. Si tu padre se entera de que no hago bien mi trabajo se enfadará conmigo -. Loki-kun se levantó y riéndose se fue a la cocina.
Me levanté, aún sonriendo, y me encontré de frente con Gray y me di cuenta de que sus ojos reflejaban la más inmensa oscuridad. Intenté decirle algo pero no pude... me temblaban los labios y no sabía que decirle. Él tampoco habló. Se quedó el resto de la cena callado sentado en un rincón del salón.
-¿Y bien? ¿Cómo te va en el instituto? ¿Has conseguido hacer amigas? – me preguntó Loki-kun mientras cenábamos.
-Estoy muy feliz de haber entrado en ese instituto. La gente es muy simpática y me han ayudada adaptarme muy bien. Además los profesores son todos muy simpáticos, incluso mi tutor Gildarts-sensei, a pesar de su aspecto desaliñado y que a veces da miedo es muy amable. Es el padre de una compañera de la clase de al lado, Cana.
-Me alegro muchísimo, Lucy-. sonrió y yo con él. Miré de reojo al rincón donde estaba sentado Gray pero él solo miraba el cielo oscuro a través de la ventana –Cuéntame más cosas.
¿Más cosas? Me quedé unos segundos dubitativa. Había tanto que contarle que no sabía por dónde empezar y eso me hacía ponerme nerviosa.
- ¿Y los chicos? ¿Hay alguno que te guste?
Me atraganté. ¿A qué venía esa pregunta? Y sobre todo delante de Gray... ¿Qué debería de responder? Miré de reojo hacia donde se encontraba Gray pero éste no se había inmutado ante la pregunta de Loki-kun. Tenía los ojos clavados en la luna y su mente estaba muy lejos de aquel lugar. ¿En qué o quién estaría pensando? Mi corazón no dejaba de saltar. Quería acercarme a él y hablar. Desde que Gray se había venido a vivir conmigo era la primera noche que no conversábamos juntos y eso me ponía realmente triste.
-¡Ajá! Esa mirada vidriosa y tus manos temblorosas son la señal de que sí, hay un chico en tus pensamientos. Venga, cuéntame más. Quiero saber quién es: su nombre, grupo sanguíneo, en qué trabajan sus padres, si es buen estudiante-
-¡Déjalo ya! – le grité al ver cómo se sacaba una libreta de los pantalones y empezaba a garabatear cosas - ¿Por qué siempre tienes que hacer eso? No hay ningún chico ¿Vale?
Loki-kun me miró fijamente y yo desvié la mirada. No podía mantener el contacto visual. Se daría cuenta rápidamente que era mentira.
-Perdona, solo estaba de broma. Estoy muy contento de que me cuentes cosas del instituto. Nunca antes hemos podido tener este tipo de conversaciones.
Y ahora va y se pone triste. Maldito seas...
-Sí algún día me gusta alguien te lo contaré.- vi como sus ojos se iluminaban de felicidad – pero hoy no es ese día así que venga, vete a darte una ducha y a dormir. Has estado muy ocupado estos días y estarás cansado.
-No, estoy perfectamente bien. Quiero pasarme la noche en vela hablando a tu lado, princesa. Si quieres puedo dormir conti-
¡Plaf! Le acababa de estampar un cojín en toda la cara. LO agarré por el cuello de la camisa y lo llevé hasta el cuarto de baño. ¡Este maldito Loki-kun! ¿En qué está pensando para decir todas esas tonterías delante de Gray? ¡¡Jooooo!! Espera, ¡Gray!
Corrí hacia el salón pero no le veía por ninguna parte. ¿Se habría ido? Miré hacia el techo. Quizás estaría en mi habitación. Suspiré molesta, no por él sino por Loki-kun aunque tampoco podía enfadarme con él ya que él no sabía que Gray estaba delante de sus narices. Respiré hondo varias veces y volví al salón a recoger los platos intentando estar lo más tranquila posible. Terminé de recoger y me dirigí hacia la cocina. Mi mente no dejaba de dar vueltas a la expresión de Gray cuando llegamos a casa. Mientras estuvimos con Natsu su sonrisa era radiante pero ahora... Me dolía el pecho. Quería llorar...
-¿Te encuentras bien?
Me giré tan rápidamente que uno de los vasos se escurrió de mi mano estrellándose contra el suelo. Asustada corrí a coger un trapo para recoger los cristales. No podía mirar a Gray a la cara, estaba realmente nerviosa. Él se agachó a mi lado vigilando de que no me cortase con ningún cristal.
-No te preocupes, estoy bien -. de mi voz salió una risa nerviosa y me llevé un mechón de pelo detrás de la oreja.
-Lucy... -la voz de Gray era muy débil pero cada vez que pronunciaba mi nombre me hacía sentir especial. Tanto que el estómago que hormigueaba. Levanté la mirada y me encontré reflejada en la suya. Esos ojos llenos de oscuridad y tristeza me engullían. Me absorbían y yo dejaba que lo hicieran. Quería estar dentro de ellos, ver por qué tanta tristeza y entenderla. Encontrar una solución para que su hermosa sonrisa regresasen de nuevo y fuera solo para mí.
Bajé la mirada de sus ojos para llegar hasta sus labios. Mis oídos solo escuchaban mi respiración que se iba haciendo cada vez más acelerada. Mis mejillas se tornaban coloradas pero me daba igual. Tenía delante de mí a la persona a la que quería salvar. Rescatar de las garras de la muerte y traerla de nuevo a la vida. Quería abrazarle, susurrarle que todo saldría bien pero ni yo misma sabía si eso pasaría o no. Sin darme cuenta, entorné mis ojos y me incliné hacia él. Gray también había entendido mis señales y se inclinaba a su vez hacia mí. Estábamos tan cerca el uno del otro...
-¡¡¡LUCY-CHAN!! ¿Estás bien? – Loki -kun llegó corriendo a la cocina y me vio ahí, de rodillas, inclinándome hacia delante con los ojos cerrados...- ¿Qué haces? – abrí los ojos rápidamente y miré hacia arriba. ¡¡No le había oído correr hacia la cocina!! Avergonzada me levanté corriendo y le di la espalda. Tenía toda la cara colorada y me respiración estaba acelerada. Miré de reojo y solo vi a Loki-kun, Gray había vuelto a desaparecer dejándome allí sola. – Lucy-chan, si tienes algún problema siempre puedes hablar conmigo - sentí como Loki-kun posaba sus cálidas manos en mis hombros y me sentí más relajada pero no eran esas manos las que yo quería sentir, no era esa calidez la que yo quería que me abrazase.
Me giré rápidamente y con la mejor de mis sonrisas que podía mostrar en ese momento le dije:
-Lo sé pero estoy bien -. sonreí, pero sabía que Loki-kun se daría cuenta de que estaba fingiendo. Aparté sus manos y miré hacia abajo...- ¡¡¡¡AHHHHHHHH!! ¡¡TAPATE TAPATE!!! ¡¡¡USA UNA TOALLA, IDIOTA!!!!
Me tapé la cara con las manos y vi como Loki-kun salía corriendo hacia el cuarto de baño pidiéndome perdón a gritos por el pasillo y lo único que podía hacer yo era reírme aunque esa risa finalmente acabó en llanto. Me senté en el salón de la cocina con la cabeza entre mis rodillas llorando silenciosamente. No quería que ni Gray ni Loki-kun me oyeran y, por fortuna, ninguno apareció para consolarme.
Pasaron unos diez minutos cuando, escuché a lo lejos, la melodía de mi móvil. No me moví. Volvió a sonar de nuevo y escuché la voz de Loki-kun diciéndome que me llamaban al móvil. Suspiré, me levanté y me limpié la cara. Entré en la salita, cogí el móvil y salí de nuevo. No podía mirar a Loki-kun a la cara, no quería que él supiera que había llorado; aunque él tampoco quería mirarme ya que se tapaba la cara con el periódico porque seguía avergonzado.
Descolgué.
-¿Sí, quién es?- pregunté.
-¿Hola? ¿Lucy? Soy Natsu. Perdona que te llame a estas horas pero tengo un favor que pedirte.
-Claro dime, ¿En qué puedo ayudarte? – subí las escaleras dirección a mi cuarto.
-Quería que mañana domingo me acompañases al hospital a ver a Gray -. me paré en seco a mitad de las escaleras. El corazón volvía a palpitar con fuerza otra vez - ¿Lucy? ¿Estás ahí?
-Emm sí sí, perdona, es que me has cogido por sorpresa. ¿Por qué quieres que vaya contigo? ¿Gray está bien? – pregunté asustada.
-Tranquila, está bien. Solo pensé que quizás te gustaría conocerle en persona, ya sabes poder verle en carne y hueso. He pensado que a Gray también le podría venir bien verse. Sé que es doloroso para él pero seguro que le es más fácil si tú estás a su lado. Así que, ¿Qué opinas?
¿Verle en persona? ¿Poder coger su mano, sentir su calor y escuchar su respiración? Un rayo de electricidad recorrió mi cuerpo entero.
-¡Iré! ¡Iré! – escuché la risa de Natsu por el otro lado del teléfono y me dijo que nos encontraríamos en la estación a las 12, después me dijo que no le contase nada a Gray que él se lo comentaría mañana cuando nos viéramos. Colgamos.
No podía creerlo. Nunca había pensado en ir al hospital a verle, no sentía que fuera necesario porque ya lo tenía a mi lado todos los días, pero el poder verlo con su cuerpo físico era totalmente distinto. Abrí la puerta de mi cuarto con una gran sonrisa iluminando mi rostro.
-Te veo contenta -. sonrió Gray. Al verle, allí de pie en el balcón, me paralicé – Te escuché hablar al otro lado de la puerta, lo siento no era mi intención espiarte - bajó la cabeza y empezó a andar dirección a la puerta.
-No espera -. se detuvo a mi lado y me miró. Pum pum, otra vez mi corazón. Sentí que mi cara se sonrojaba porque en ese momento mi cabeza se llenó de imágenes de lo que había pasado en la cocina un rato atrás. Bajé la cabeza y me senté en la cama – Me ha llamado Natsu, quiere que quedemos mañana con él para pasar el domingo. ¿Qué te parece?
Se quedó callado mirándome y me daba la sensación de que sabía que le estaba mintiendo. Cerró los ojos, se encogió de hombros y sonriendo contestó que "Porque no". Sonreí mientras empezaba a mirar que ropa podía ponerme y preguntarle que le parecía mejor. Creo que actúe de esa manera porque no quería quedarme en silencio con él... No sabía que decir con respecto a lo que hubiera pasado hace unos momentos, aunque los dos sabíamos perfectamente que nunca hubiera pasado nada. Era técnicamente imposible. Quería que se relajase conmigo, y sobre todo, que no se enterase de que mañana íbamos a verlo al hospital.
Maldito Natsu, siempre metiéndome en problemas.