El clan del viento - Estrella...

By IrisBoo20

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Nada es imposible cuando el enemigo es ambicioso y despiadado. Hay muchos lugares donde sepultar a una reina... More

Continuamos
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Epílogo
La Legión del Fénix

Capítulo 7

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By IrisBoo20

Silas

Muy pocas veces a lo largo de mi vida me habían dejado paralizado, y esta había sido una de ellas. Mi cerebro tenía que rebatir esa idea, las pruebas estaban ahí, pero algo me decía que Tress no mentía. ¿De qué le serviría hacerlo?

—Eso no es posible. —Se me adelantó Kalos. —La gran convergencia hizo algo con las gemelas rojas. Algún tipo de olas solares o algo así las volvió negras. —Esa es la teoría más extendida, la que parecía más plausible según los datos de que se disponía. Al menos era la que todo rojo aseguraba que era lo que había ocurrido.

—¿Entonces cómo es posible que aquí exista un árbol negro desde antes que lo ocurrido con las gemelas rojas? —Sus ojos nos observaban a ambos con cierto aire de superioridad. Una idea efímera golpeó mi saturada mente. 277 años, habían pasado solo 265 desde que las gemelas rojas se volvieron negras.

—¿Ese era el problema que te enviaron a solucionar? —Miré directamente a Emmé buscando su respuesta.

—La perforadora encontró una cueva en su camino, cayó dentro partiendo la estructura de la máquina. Pero el auténtico problema fue el derrame del combustible que provocó eso.

—La cueva era donde se encontraba el kupai de este planeta. —deduje. Era así siempre. Los árboles parecían germinar en un lugar protegido, con calor, algo de luz y un flujo de agua que ayudaba a su crecimiento. Algunas de esas cuevas acababan colapsando con el tiempo, pero el árbol persistía.

—Correcto. El barrenador me dijo que vio luz en el árbol, una luz azulada. Pero al poco de empezar a extenderse el vertido de combustible sobre las aguas colindantes al árbol, este empezó a oscurecerse rápidamente, muriendo.

—Y eso era lo que yo estaba investigando, las oscuras tretas de Pholion para explotar planetas bajo la protección de la ley kupai. Había seres humanos en este planeta, un árbol, y aún así, lo mantuvieron oculto al resto de la galaxia para seguir explotando los recursos de walkonita. Para ellos el dinero siempre ha estado por encima de la ley, y como habéis comprobado, también por encima de las personas. —Silenciar a todos los que podían desvelar su secreto, enviándolos a un planeta contaminado, era una buna manera de quitarse de en medio ese problema. Incluso diría que casi poético.

—¿Solo yo pienso que es demasiada coincidencia? —Me giré hacia Kalos, porque no entendía lo que él parecía haber descubierto.

—¿A qué te refieres? —Pregunté.

—¿No es evidente? Un verde tratando de meter la mano en un asunto de los azules. Y qué casualidad, la reina azul acaba de caer en este planeta, convertido en una prisión por una empresa de tipos verdes. —Recordé lo que dijo Nomi sobre un arma ancestral usada por un guerrero verde en el kupai azul, que fue la que hirió a Nydia y a Rider. Alcé la cabeza hacia Kalos, él había visto algo que a mí se me había escapado.

—Demasiadas coincidencias. —Convine con él.

—Un momento, dijiste que la que había llegado con vosotros es una reina blanca, la primera reina blanca con una piedra de ese color. —Inquirió contrariado Emmé.

—No eres el único que tiene historias interesantes. —Miré a Tress al decirlo, y ella sonrió impaciente.

—Seguro que es algo jugoso. Odio estar aquí encerrada sin entrarme de cosas tan suculentas como la que sé que me he perdido. —No se imaginaba la de sucesos transcendentes que habían ocurrido en apenas unos meses. Para una periodista como ella, en busca de la noticia, seguro que habría deseado vivir todo lo que iba a narrarle.

—Nydia es heredera de sangre de Amon Pumisse, por lo que fue coronada como reina Azul. —Expliqué de forma concisa. Tampoco era importe que ellos conociesen toda la historia.

—Una doble corona. —susurró Emmé.

—Nunca me cayó bien Essus Olisse. —confirmó con contundencia Tress.

—No sé cual de las historias es mejor, la vuestra o la nuestra. —Dijo Emmé con voz un poco más alta que el susurro anterior.

Uno de los aldeanos habló al otro lado de la lona que hacía de puerta, tenía el tono de alguien que pedía permiso, algo que le dio Emmé. Una joven entró en la choza. Su mirada pasó por encima de nosotros con más rudeza de la que debería, algo que no me pasó desapercibido. Después de intercambiar unas palabras con Emmé, este asintió y se volvió hacia nosotros para traducir.

—Han encontrado la otra cápsula salvavidas, pero ya era tarde. Los soldados del valle se la estaban llevando. —Eso no era suficiente para mí.

—¿Y Nydia? —Tenía la esperanza de que ella pudiese reunirse con nosotros, pero intuía que no sería así.

—Me gustaría decirte que no está con ellos, pero nuestros espías han informado de que una mujer desconocida ha llegado al valle escoltada. —Apreté mis puños con impotencia.

—Tenemos que ir a reunirnos con ella. —Me puse en pie con la intención de preparar una expedición e ir en su busca. Kalos ya estaba a mi lado dispuesto para la marcha, lo veía en sus ojos. Pero ni Tres ni Emmé nos siguieron, ellos se quedaron sentados.

—Siento decepcionarte, pero si está en sus manos, es demasiado tarde. —Antes de que pudiese negar eso, Kalos se me adelantó.

—Voy a ir en su busca, y nada ni nadie podrá impedírmelo. —Emmé alzó una mirada triste hacia nosotros.

—Salvo los soldados cuando van de recolección o de caza, nadie sale del valle, y mucho menos una mujer. —Aquella puntualización me puso en alerta.

—¿Qué quieres decir? —le exigí que se explicara.

—Esperaba no tener que decírtelo, de verdad. Nuestros exploradores están alerta y son más rápidos que ellos, pero...

—¿Pero? —le apremió Kalos.

—Una vez que cazan a su presa, ya no la sueltan. Hemos perdido a muchos intentando recuperar a aquellos que nos robaron, pero todo ha sido inútil. Son más fuertes, mejor adiestrados, tienen armas y ningún escrúpulo.

—Me da igual si debo ir solo. Le prometí a mi amigo que cuidaría de su mujer, y es lo que pienso hacer, aunque me cueste la vida. No voy a abandonarla. —Estaba con Kalos, así que asentí firmemente ante sus palabras.

—Nos gustaría contar con tu ayuda, pero no renunciaremos si no la tenemos. —Emmé suspiró pesadamente.

—No seré yo quién os lo impida. Al menos pasad aquí la noche. Les diré a los aldeanos que os suministren todo aquello que podáis necesitar. —Emmé dijo algo a la joven que nos había traído la noticia, y que había presenciado la escena sin moverse de allí. Aunque estaba seguro de que no nos había entendido una sola palabra.

Ella dijo algo, que pareció sorprender a Emmé.

—¿Qué ha dicho? —Kalos la conservaba de una manera extraña, como si hubiese visto algo en su expresión, quizás un gesto conocido.

—Ha dicho que si vais a matar demonios, ella ira encantada con vosotros.

—¿Demonios? —pregunté.

—Verás, el concepto que tienen de nosotros es que somos seres celestiales, dioses o algo así. No he podido corregirles, porque no es fácil hacerles entender que solo vivimos mucho más tiempo que ellos sin envejecer. Para ellos somos seres inmortales, ya que ellas van muriendo y nosotros no. Además, caímos del cielo.

—Entiendo. Ellos son demonios porque son malvados. —Emmé torció la boca.

—No exactamente. —Tress le golpeó en el brazo.

—No seas condescendiente, Emmé. No te deben nada —ella giró hacia nosotros su rostro para empezar con la explicación—. Son demonios no solo por su actitud destructiva. Para ellos nuestras gemas de luz son como nuestros corazones, y saben que las suyas están negras, por lo que piensan que sus corazones están igualmente negros. Y la verdad, no están tan desencaminados. Son crueles, egoístas y sanguinarios. Más o menos cada diez años salen de caza en para reabastecer el contingente de esclavos que realizan las tareas pesadas y monótonas dentro del valle, además de que abusan constantemente de las mujeres para satisfacer su depravado placer. —Escuchar eso me hizo tener más ganas de ir en busca de Nydia, y estoy seguro de que a Kalos le pasaba lo mismo.

—Entonces no podemos demorarnos mucho, tenemos que ir a rescatarla. —Emmé hizo un extraño ruido con los labios antes de hablar.

—Con tu reina tenemos algo más de tiempo. A los esclavos no les importa maltratarlos, porque saben que son débiles y su odio vive tan poco como ellos. ¿Qué son 30 años para alguien como nosotros? Aunque ellos estén envejeciendo más deprisa, todavía seguirán viviendo mucho más que un esclavo. Pero una bendecida... Con ella tendrán más tacto, porque si despiertan su odio, tendrá mucho tiempo para vengarse.

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