La lucha de una Madre Búho...

By JahirTemple

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Bajo una tormentosa lluvia en medio de un oscuro bosque, una recién nacida Luz fue abandonada por su madre en... More

Cap. 1 - Abandonada
Cap. 2 - Hogar y familia
Cap. 3 - Aprendiendo a ser madre
Cap. 4 - Tía Lilith
Cap. 5 - ¡La primera palabra de Luz!
Cap. 6 - Celos y el primer cumpleaños
Cap. 7 - La primera "amiga" de Luz
Cap. 8 - ¿Por qué no me parezco a mamá?
Cap. 9 - ¡La buena bruja Luzura!
Cap. 10 - Terrores nocturnos en una noche de locos
Cap. 11 - Hechizo de Luz
Cap. 12 - Amity, la nueva aprendiz
Cap. 13 - Camila Noceda
Cap. 14 - ¡El primer encuentro con la rival de Luz!
Cap. 15 - Duelo cancelado
Anécdotas de la madre búho
Cap. 16 - Ocultar los sentimientos, mantener las apariencias
Cap. 17 - Enfermedades humanas, no de brujas
Cap. 18 - Ser una mejor madre
Cap. 19 - Cumpleaños número trece de Luz
Cap. 20 - La aterradora bestia búho
Cap. 21 - Siempre seré tu madre
Cap. 22 - Lilith, Luz, y la crisis de los cuarenta
Cap. 23 - Quiero mi propia vida
Cap. 24 - Eda, búho espía maga bruja rebelde adolescente
Cap. 25 - Día de la madre's
Cap. 26 - Mi tierna morena de lentes
Cap. 27 - Derroquemos al tirano
Cap. 28 - Abuela Gwendolyn
Cap. 29 - Azura lovers
Cap. 30 - Biblioteca humana
Cap. 31 - ¡Raine Whispers, aléjate de mi mami!
Cap. 32 - Amity vs Boscha... ¿vs Luz?
Cap. 33 - Mi amigo imaginario
Cap. 34 - Friends in Azura's style (1/2)
Cap. 35 - Azura's Book Club (2/2)
Cap. 36 - Reencuentro
Cap. 37 - Envenenando a mi enemigo
Cap. 38 - Despierta, Luz
Cap. 39 - Lo siento, mi pequeña.
🎃Hallowen con Luz y mamá búho
Cap. 40 - Te extraño, mami.
Cap. 41 - Cambios y tiempo de luto
Cap. 42 - ¡Nerd enamorada, nerd enamorada!
Cap. 44 - El otro lado de la historia
Cap. 45 - La triste chica basilisco
Cap. 46 - Encuentra un hogar para Vee (1/2)
Cap. 47 - Hey, mi pequeña búho (2/2)
Cap. 48 - Emperador Dorado es un nombre tonto
Cap. 49 - Beso no tan accidental
Cap. 50 - Luz, una señorita bruja casi adulta
Cap. 51 - Superación y hermanos, ¡muchos hermanos!
Cap. 52 - Investigaciones sobre criaturas no tan mágicas
Cap. 53 - Mi papá es cool, pero...
Cap. 54 - La peor cena de la historia
Cap. 55 - Una incomodidad antes que una verdad
Cap. 56 - La verdad siempre sale a la Luz
Cap. 57 - Dos almas en pena
Cap. 58 - El destino de Luz
Cap. 59 - Querida hermana, ¿me odias?
Cap. 60 - Resentimiento
Cap. 61 - Cicatriz
Cap. 62 - El diario del emperador
Cap. 63 - Juicio
IMPORTANTE LEER. Dibujo de mamá búho incluido 🦉

Cap. 43 - Hospital humano

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By JahirTemple

Por fin, luego de casi 6 meses, llegamos a mi parte favorita de la historia TuT

Pregunta exprés, ¿cuál es su personaje favorito hasta ahora? o.o

Capítulo dedicado para PollitoConPapasuwu y Lazuli_drawner

Hace años.

—Oiga, déjenla tranquila —comentó Eda de fondo, preocupada que la morena chica frente suyo se haya metido en problemas. Aunque no era de su incumbencia, le incomodaría ver la escena si la llegaban a lastimar—. Sea lo que haya hecho la chica, no creo que sea legal llevársela a la fuerza... y sorpréndase que yo sepa del tema.

— ¡La búho! —interrumpió Camila, incrementando la fuerza del forcejeo para que los enfermeros que la guiaban hacia la salida dejen de lastimarla al hundir los dedos toscamente en sus brazos—. ¡Te lo dije! ¡No mentía! ¡Por favor suéltenme, debo seguir buscándola y ella me puede ayudar! ¡ELLA ME LO PROMETIÓ!

Un último grito desgarrador que revolvió el pecho de Eda. Lo sintió hasta el alma, de cierta forma entendiendo la causa de tal dolor en el corazón de la chica de lentes.

.

—Chicos, llamen al centro y ordenen la habitación antes de que Camila duerma —ordenó tranquila, devolviendo la mirada hacia la curiosa bruja—. Lamento que haya sido testigo de este raro momento, en serio.

— ¿A dónde se la llevan? —preguntó, viendo de reojo, por sobre el hombro de la doctora, cómo se llevaban de los brazos, casi a rastras, a la morena chica de lentes.

—A su habitación. Ella es residente de un complejo psiquiátrico cerca al museo. Usualmente le damos permiso para que venga a la biblioteca, pero... —Con este último suceso, sin contar que Camila casi a diario aprovecha su tiempo libre para escapar e ir a la cabaña sumergida en el bosque, tal vez deba considerar privarla del derecho a salir a pasear por un tiempo—. No importa. Siga con sus libros.

— ¿De acuerdo? —Eda entrecerró los ojos, sospechando sí de verdad la chica de ropa casual tenía la autoridad de llevarse a otra humana directamente al encierro. Pero ella no es de ahí; no juzga comportamientos humanos o interfiere en ellos.

Para los humanos, lo de los humanos. Brujas no permitidas.

Reino humano, unas semanas antes.

—Uggghhh... —bufó, tan fuerte que uno de sus oídos quedó tapado por el bullicio—. Titán... qué buen golpe me dí.

Su barbilla y pómulo almacenan las sensaciones del impacto, y fue más doloroso de lo que creyó, el morado teñido y la gasa curativa cubriendo su hinchada mejilla son un fácil indicio. Doble impacto contra la perilla oxidada de la cabaña y contra el suelo, lo que samaqueó sus sesos y la llevó a la inconsciencia.

—Espera... —Eda acarició su mentón, notando que traía una gasa con la que su herida sanaría rápidamente—. ¿Dónde estoy?

Cayó en cuenta de algo sorprendente. Alguien la curó, alguien la trajo a esa especie de habitación blanca con camilla de la que se acaba de reincorporar de un salto.

«Dulce sueños». Eda oyó una voz, inmediatamente irguiendo su postura y tensando el brazo derecho para invocar su bastón. Sin embargo, la chillona voz «No creo que tu bastón llegue a tu mano», le hizo recordar que todo era producto de su cabeza.

— ¡Tú! —exclamó, dando pequeños golpecitos en su frente.

«Yo...» respondió el rubio, adelantándose a lo que suponía comenzaría a preguntar. «No, niña. No tengo la menor idea dónde estamos, pero tengo mis sospechas».

— ¡Pues dilas! —bramó desesperada, más aún porque no sabe cómo llegó a lo que parece ser una sede del aquelarre de sanadores. O si es que siquiera está en las Islas Hirvientes.

«¿Recuerdas a las humanas que cuchicheaban cosas fuera de mi casa?»

—Sí... quise verlas más de cerca —rememoró la bruja, también recordando que fue Phillip el que le avisó de la cosa metálica que casi desgarra la piel de su tobillo—. Me distraje por esa estúpida trampa del suelo... y la cámara.

Alguien sabe de su existencia. No le molestaría el hecho, ya que de por sí a Eda le agrada ser el centro de atención; no obstante, el video seguramente captó los momentos donde ella llegó a través de un portal, usaba algo de magia para mover objetos y hablaba como loquita con una voz desconocida.

Luego se encargará de eso, lo primero es encontrar una ruta de escape. Discreta o no, a esta altura poco importaba. Usaría el portal en cualquier lado, dejaría que Phillip se vaya y ni bien llegue a casa, lo reducirá a leña para su chimenea.

«¿Cuál es tu plan?», preguntó, curioso de que Eda no haya notado algunos detalles a su alrededor, o de ella misma; relacionado con una delgada línea que tiene incrustada en su brazo izquierdo.

—Irme a mi casa —sentenció, hurgando en su larga melena para acceder a la única llave que la llevaría con su familia. Un segundo, tres; diez y nada. No se demora tanto ni cuando trata de sacar algún micro alfiler. Algo andaba mal—. No... No, no, no, no —refunfuñó en apagado tono, usando ahora las dos manos para acelerar su búsqueda.

Por último, llevó su cabello hacia adelante y dio pequeños saltitos, sacudiéndolo con sus manos, pero el acto resultó inútil. Su canoso cabello, que siempre usó como bolso improvisado, no cargaba con absolutamente nada.

—Tranquila, tranquila... —suspiró entrecortada, tratando de ganarse la calma, ya que a pesar de ser una situación apremiante, tenía un as bajo la manga para atraer lo único importante en ese contexto—. Usaré magia para atraer la llave. Pan comido.

«Hey», llamó el rubio, pero la bruja ni caso le hizo luego de entrecerrar los ojos y extender una mano a la altura de sus hombros.

Concentrada, imaginó la llave del portal siendo atraída hacia ella, cruzando varios peligros, sentiría el tacto del objeto en cualquier momento. Apretaría el botón, se desharía de Phillip y regresaría a su hogar. Con suerte, a medio camino se le ocurriría una buena excusa por desaparecerse un par de horas.

«Edalyn...»

—Cállate, necesito... —bufó, extendiendo ambas manos para dibujar un círculo que apresure el proceso. Fue grande su sorpresa cuando despegó los párpados. Se percató de una chocante realidad—. ¿Q-Qué?

«Eso trataba de explicarte», increpó el rubio.

— ¡Qué demonios me hiciste! —Su tono no fue de regaño, ya que su amargura al instante se convirtió en confusión, que no tardaría en ser de agobio. Los círculos que ella usó para hacer magia se extinguieron.

Era algo innatural, una bruja de su calibre jamás sufrió de tamaña falta de magia en su haber.

«Yo no hice nada, aunque si ya mencionaste a demonios...», un ave revoloteadora emitió un ulular dentro de la cabeza de Eda. El búho de la maldición yacía algo descontrolado, tanto que a Phillip actualmente se le es difícil domar. «Cómo no bebiste tu elixir a tiempo, el pequeño búho consumió toda tu magia para alimentarse. Mi presencia en ti hace que no te transformes, pero si sigues sin comer, o beber tu poción, no podré controlarlo por mucho tiempo».

—Mi elixir dices... —El hecho le pareció raro. Desde hace meses que Luz y la abuela Gwen hallaron un potenciador a la fórmula—. N-No es posible. Luz experimentó con los ingredientes hace tiempo. Ya no necesito beberlo a diario, con una vez a la semana estaría... Oh...

«No», agregó el rubio.

El tiempo inconsciente, cuando llegaron a la cabaña y después del golpe, fue mucho más largo de lo que hubiera imaginado. Luz, su hermana... Raine; Eda no posee la información de si salió con vida de las explosiones dentro del castillo, mucho menos qué pasó con su hija una vez que extirpó a Phillip de su mente.

El corazón se le hizo un nudo fortísimo que en cualquier momento explotaría su pecho de incertidumbre y miedo. ¿Cuánto tiempo pasó fuera de casa? Tal vez el suficiente como para que se muera de hambre o falta de agua; sin embargo, reconoce los tubos conectados en su brazo derecho. Suero, la razón del porque todavía no es un pálido tronco reseco debido a la falta de líquido; un monitor con varias líneas que median su pulsaciones, ahora nada estables por la deducción a la que acaba de llegar. Y si ella se acaba de levantar de una camilla, no tenía que ser una prodigio para saber dónde la habían llevado, seguramente confundiéndola con una vagabunda que vivía en la cabaña del bosque.

— ¿Buenos días? —llamó una chica, asomándose por la puerta. La bruja tensó sus largas orejas, que por seguridad cubrió con el cabello—. Señorita, qué gusto verla despierta. Me preocupé mucho cuando la encontramos en mal estado. Pensé que el suero no le haría mucho efecto porque... ya sabe. Oh, bueno, creo que no sabe. O sea que usted no sabe que yo sé, solo es que... —se trabó, nerviosa de interactuar tan de repente con la alta y pálida señora de largo cabello gris, ya que solo fue a apagar las luces.

— ¡Quién eres tú! —exclamó Eda, yendo súbitamente a samaquearla del cuello de su camiseta blanca—. ¡Tú me tienes cautiva!

—N-No. No —habló entrecortada, poniendo sus manos sobre las de ella para que deje de jalonearla bruscamente y lanzarle saliva por los chillidos—. Cálmese. Recién se levanta y es común entrar en un estado de shock por la falta de percepción en el tiempo y...

—Tiempo... —murmuró, ignorándola. Su cerebro por completo despertó, percatándose, al dar media vuelta, del reloj en la mesita aledaña a la camilla—. ¡Cuánto tiempo he estado aquí!

—Uh... —Ella se asustó por el repentino grito de Eda. Subió su vista al techo, entrecerrándola para hacer cálculos en el calendario, también guiándose de los datos recopilados en sus apuntes—. Son cuatro días, pero cómo estamos de noche, pronto se cumplirán cinco.

«Carajo», renegó el rubio, preocupado por la consecuente traba de sus planes. «A este paso jamás moriré en paz».

Tarde. Es muy tarde como para regresar a casa y dar explicaciones coherentes. Luz debe estar muerta del pánico y llena de desilusión porque su madre arruinó, nuevamente, el día más especial e icónico que tiene la familia Clawthorne.

«No le deseo a nadie tu particular suerte».

—Lléveme a la salida...  deme la llave —imploró agachando la cabeza, hecha un lío de no saber qué decir o hacer cuando su hija la abrace por desaparecer tantos días—. Tengo que regresar...

— ¿Llave? —La doctora arqueó una ceja—. Seguramente habla de todas las chucherías con las que te encontramos en la cabaña.

— ¡¿Chucherías?! —bufó, regresando a fijar su mirada en ella—. ¡Y dónde están esas chucherías! —exclamó, yendo más a una pregunta con urgente necesidad de respuesta.

—Cálmese, por favor, señorita Eda—pidió en bajo tono, puesto era muy tarde y no quería despertar a los demás residentes del complejo.

— ¿Cómo sabes mi nombre? —cuestionó, viéndola de pies a cabezas por si la reconocía de un viaje hace años al Reino Humano.

Un vago recuerdo cruzó su mente, solo que esa vez la chica humana vestía casual y tenía el cabello naranja, ahora es más corto y de tono azul.

—Edalyn Clawdor, ¿verdad? —pronunció con algo de dificultad, enseñándole la lista médica de recientes pacientes en la que figura—. Dios... no puedo creer que de verdad exista —murmuró sin que la escuche, reprochándose todas las veces que se le habló sobre la señora y su "magia", pero ella escépticamente las tachaba de delirios.

—Mi apellido está mal escrito —increpó, aprovechando para corregir su nombre con la pluma que asomaba del bolsillo del pecho de la doctora—. Literalmente tengo millones de preguntas. Empezando por... ¿cómo me conoce? ¿Cómo sabías que estaba en la cabaña? ¿Cómo y por qué me trajeron?

—El cómo la encontramos fue pura casualidad. Verá, tengo una paciente que casi a diario recorre esos lares del bosque, más en estas fechas—respondió a lo segundo, yendo sin acelerar la información—. Segundo, la llevamos a rastras hasta la calle, que es donde pedí una ambulancia. La vimos golpeada y deshidratada, lo mejor que pudimos hacer fue traerla aquí para que se recupere.

—Dice que su paciente va casi a diario a esa cabaña... —repitió Eda, enfatizando lo más importante en sus sospechas, mismas que Phillip implantó.

Nadie iría a esa cabaña porque sí. Existía un motivo, y sabe que ese motivo actualmente se denomina Luz Luz, la niña más linda de las Islas.

—Sí. Las razones son confidenciales.

—Pero supongo que las demás respuestas a mis preguntas no son confidenciales. Rápido que me hago vieja —exigió Eda.

—Creo que lo mejor es que usted me conteste. Así sus dudas se responderán con el paso de los minutos —sugirió, mostrándole una foto de su celular—. Señorita Clawthorne, ¿sabe quién es esta chica?

— ¿Es ella quién fue a la cabaña con usted? —cuestionó cruzada de brazos, antes de fijar su atención en el pergamino de la doctora.

"Sí la respuesta es positiva, inmediatamente Edalyn no querrá cooperar. Tengo que hacerlas pasar como diferentes personas... Oh, Dios, se me está pegando mucho", pensó nerviosa. La doctora sacó una conclusión apresurada. 

—Nooo... —mintió, rodando los ojos, por lo menos espera que Eda se lo crea hasta que acepte lo que le propondrá a continuación—. Es otra persona. R-Responda mi duda.

Eda simplemente se apresuró a mirar la foto del "pergamino" con detenimiento. Chica morena de lentes de montura roja. Siente que la vio por lo menos una vez en su vida, pero nuevamente al querer rebuscar en su mente, una especie de candado se le presentaba.

«Tal vez se te haga conocida por alguna actriz de tus novelas», comentó Phillip para que se apresure en responder.

—Siento que la conozco... —murmuró la bruja cerca al oído de la doctora. Más tarde analizará sus hipótesis.

—Significa que vamos por buen camino —chilló, sintiendo un punzón el pecho. Existía la esperanza para Camila después de tanto años, lo que consecuentemente ayudaría a revelar el misterio que envuelve la desaparición de una bebé 14 años en el pasado. Algo más que obvio para la doctora, teniendo en cuenta que tiene a Eda frente suyo—. ¿Usted recuerda... que prometió ayudarla con algo? A encontrar algo preciado, para ser más precisos.

—Uhhh... —Su mente actual se podría comparar a una bola de cristal con estática; ya sea por los golpes en la cabeza o que se transformó en una bestia búho por esas fechas donde posiblemente conoció a la chica—. Mis recuerdos presentan ciertos fallos.

«Mentirosa. Inconscientemente unes los puntos», burló.

Phillip, estando en la mente de Eda, es el primero en percatarse de la mentira que la doctora acaba de decir: La chica que la acompañó a la cabaña y la morena de la foto son la misma persona. Esperará a que la bruja primero lo digiera y se percate de ello, ya que por mientras solo está concentrada en regresar.

—Silencio, tonto —masculló—. ¡Ejem! Bien, lo entiendo. Me encontraron de casualidad porque una de sus pacientes pasa a diario por esa cabaña. Encontraron que me desmayé por unos golpes y me trajeron acá para tratarme, con el precio de haber quedado inconsciente unos días porque cierto búho estuvo comiéndose mi magia —concluyó, añadiéndole la explicación que Phillip le brindó sobre su condición. La doctora no tuvo tiempo de procesarlo—. Bonita historia, todavía no sé qué tenga que ver la chica de la foto que me mostró... aunque no importa. Desperté y esta pesadilla de permanecer lejos de mi familia llegará a su fin. Regrésame mis cosas, por favor, sobre todo si me ayuda a encontrar la llave que salió volando de mi cabello.

Eda exigió, importándole ya poco cómo es que ella sabe su nombre completo; la doctora simplemente se quedó sin expresión. La necesita por un tiempo más.

— ¿Y? —insistió la bruja con la palma extendida. La gacha vista de la doctora le daba mala espina—. Por lo menos deme la llave.

—Le devolveré sus cosas... pero primero ayúdeme con algo crucial.

Chantaje de un modo tan bajo; Eda no se traga la idea de que la chica frente suyo la quiera para algo sencillo. De lo contrario, se lo hubiera dicho sin tanto rodeo.

Confía en sus habilidades sin magia y no necesitaría de una humana. Ella sola puede encontrar la llave para regresar a casa.

—Si cree que me quedaré más tiempo en esta copia del aquelarre de sanación... está loca—sostuvo la bruja, apartando la vista con desinterés.

—Trabajo con gente loca, puede que yo también sea una —argumentó, haciendo sospechar más de su intenciones, ya que una regla básica antes de dar el remate es el de amenizar los tensos ambientes con ingeniosos comentarios—. Pero verá... no es una opción la que le estoy dando. Obligatoriamente debe ayudarme o de lo contrario...

Rápidamente, le hizo observar en su celular una grabación a color desde un ángulo superior dentro de una cabaña maltrecha de madera en pésimo estado. Sin previo aviso, la imagen se distorsionó, para dar paso a la aparición de Eda por medio de un portal que mágicamente se enrolló hasta una maleta que desapareció de la misma manera que apareció.

Con todo eso, la bruja dedujo correctamente la función de aquellas cámaras. Estuvo espiándola, el motivo y cómo fue que supo de su aparición tan exacta es todavía desconocido.

A no ser que...

—Sabes que soy... una bruja. —Las orejas puntiagudas hicieron "puf" y se asomaron de su cabello. Ya no había motivo para ocultarlas, aparte que le dolía mantenerlas torcidas.

—Mi paciente me lo dijo. Nunca le creí, pero las grabaciones que me hicieron llegar son... reveladoras.

—Quiere decir que las cámaras no son de usted —cuestionó Eda. La doctora, afectada por la inmoralidad del chantaje, asintió vagamente. No es su estilo espiar a chicas dentro de cabañas—. ¡Pfff! ¿Solo usarás ese video en mi contra para que te ayude? Gastas tu tiempo. Jamás regresaré a tu bobo reino, no importa que me quede sin chatarra para vender. 

— ¿Pero segura que puede volver sin esto? Por algo pone tanta atención para que se lo devuelva. —La pregunta fue punzante. Los sentidos de Eda se alertaron por la forma en cómo le dijo. Además de mostrarle la grabación, hizo un pequeño zoom en la mano de bruja, donde se visualizaba una llave café—. Si no coopera, subiré el video y jamás le devolveré la llave, que actualmente está siendo almacenada y procesada, junto con otros artículos, en un lugar lejano.

Lugar al que Eda no podría acceder bajo ningún concepto por no presentar documentación, sin mencionar que si cuelga el video en redes la haría ver sospechosa a ojo público por si trataba de averiguar la ubicación de sus pertenencias y robarlas.

Solo la doctora, autoridad máxima del establecimiento, puede ayudarle, presentando solicitudes para que le regresen todas las cosas que cayeron de su cabello.

—Eres una maldita serpiente aprovechada —gruñó amenazante, revelando sus colmillitos como si se tratara de una gata erizada.

La chica de bata lo sabe, y le asquea recurrir a tan baja oportunidad falta de ética profesional. Necesita a Eda, solo ella puede, probablemente, ayudar a que la mente de una morena chica pueda estabilizarse.

Si la doctora atacaba con una chantaje emocional, Eda también jugaría de la misma manera.

— ¿Mencioné que tengo una hija? Mi pobre bebé debe estar muerta del miedo. ¡Usted es la culpable de que una niña sea separada de su madre! —argumentó la bruja, pechando desdichada, ya que en cierto modo lo estaba, aparte de también morirse del miedo por no saber nada de Luz—. Piense lógicamente. Realice un bien mayor por esta madre... soltera.

Ya no está tan convencida que pueda auto-referirse de ese modo.

—Usted también piense que lo hace por un bien mayor. Tienes una hija que te espera en casa, lo entiendo, pero gozas de una familia que estoy segura velará por ella hasta que regreses —sostuvo, dando en el blanco.

Eda estaba totalmente segura de que su hermana daría lo mejor de sí para alejar todas las turbaciones que Luz llegara a sufrir; no obstante, Lilith en ese momento no puede ocuparse de su familia y las miles de cosas políticas que pasan alrededor del castillo y los aquelarres.

Le prometió que la asistirá una vez derroquen a Belos, juró jamás separarse de Luz... y un beso a Raine. Ahora en cautiverio, presa de un chantaje, sin magia y con rubio parlanchín que se mantuvo callado los últimos cinco minutos para no perderse detalle del drama... A Eda le es muy difícil mantener sus promesas en pie.

—En cambio... —continuó la doctora—...mi paciente no conserva nada ni a nadie, ni siquiera su propio psique le pertenece. Camila precisa de mucha ayuda, y tú se la puedes brindar al ser la única mujer con la que ella parece tener algunos minutos de lucidez.

—No, no, no —reprochó la bruja, exclamando negaciones que desmotivan a la doctora—. Usted no entiende nada. ¡Me urge ver a mi hija! ¿Hablo en idioma basilisco o qué rayos?

—Y yo necesito que usted me ayude —contraatacó, esta vez tomando una actitud soberbia—. Negarse no es opción... Fácilmente podemos darnos cuenta de quién lleva la ventaja.

— ¿Atrapar a una pobre madre de familia es su solución? —increpó, viéndose acorralada.

«Pienso que ella quiere tu ayuda... porque, ya sabes, magia», añadió el rubio como única justificación del cautiverio.

—No tengo magia actualmente. ¿Cómo siquiera ayudaré a arreglar la mente de esa mujer? —interrogó Eda.

—Déjeme decirle que mi primera opción fue usar sus... "poderes".

—Magia —corrigió molesta.

—Pero no me arriesgaré a que mi paciente se exponga a más métodos desconocidos. Tengas o no, por ahora no requiero de su magia —prosiguió la doctora—, simplemente solicito tu presencia. Camila, la paciente de la foto, te ve como alguien... extraordinaria, aparte que eres una especie de calmante para ella. Tuvieron contacto hace años, solo que no lo recuerdas. Siéntese, charle con Camila mientras yo la monitoreo y le administro ciertos tipos de medicamentos.

— ¿Qué? —Eda levantó ambas cejas, dejando escapar una risilla de incredulidad—. ¿Solo... quiere que me siente y dialogue con ella así sin más?

—Sí... —balbuceó—. Ya intenté miles de métodos, sin resultado. Algo tan poco ortodoxo como esto... Vale la pena el intento.

—Y una vez termine eso... ¿me dará mis cosas y me podré largar? —preguntó la bruja.

—Jamás vuelva si es que así lo desea —añadió la doctora—. Te daré la llave, borraré los videos y regresarás como una heroína para tu hija. Mija... —musitó con todo el dolor de su corazón.

Ya no lo puede negar, las coincidencias eran demasiadas y se asomaba una única respuesta viable, aunque poco creíble del paradero actual de la hija de Camila, 14 años después de que ella la abandonara.

¿Quién diría que brujas y portales a otras dimensiones existían? Camila fue tachada de inestable mental, más de lo que ya estaba. La señora de bata y lentes, encargada de la morena desde hace casi más de diez años, teme que la poca fe que tuvo en su paciente haya acelerado su putrefacción mental.

Miles de pastillas experimentales se le fueron suministradas; la morena no presentaba mejora, se escapaba al bosque o biblioteca, el ciclo se repetía. Coincidentemente, Eda siempre fue parte del corazón de Camila, que daba gritos al cielo, exigiendo su presencia para que la ayude a localizar a su bebé.

La doctora se sintió tan culpable... que recurrió a métodos poco éticos con tal de sanar, o recuperar, lo poco que queda de aquella tímida joven dominicana.

«No visualizo más opciones. Por fin te atraparon», admitió el rubio entre suspiros.

También le parece que le aplicaron una sucia jugada a Eda. Peor aún, empatiza con ella porque Luz es de las mayores afectadas; hermosa niña de aún más preciosa actitud que Phillip conoce muy bien al haber sido residente de su mente por varios años. De cierto modo, el cariño que le tiene se mantiene.

—Lo sé —resopló Eda, respondiéndole a Phillip, pero la doctora la siguió mirando extrañada—. Lo haré... tiene suerte que no tenga magia y esté muy débil para dar más pelea. ¿Dónde está la loquita? —Resignada, por lo menos espera no tardar más de una horas.

—Se llama Camila —increpó la doctora. No permitiría ese tipo de irrespetuosos tratos en su guardia—. Y no podremos verla hoy. Tuvo un... percance. La mandamos a dormir temprano en otra sede. Su recuperación tardará de dos a tres días.

— ¡¿No podré verla en todo ese tiempo?! —exclamó Eda, nuevamente sacudiéndola de los hombros.

Las cosas jamás pueden ser tan fáciles en su vida.

—Debí dejar un comentario ingenioso para que no se moleste... —susurró, ganándose una desaprobatoria mirada de Eda que enterraba las uñas en sus hombros de la doctora—. M-Me lastima...

—No puedo creer que estaré encerrada tanto tiempo aquí —bufó, soltando el agarre. Dando media vuelta, Eda comenzó a dar pisotones y golpes al aire que exponían toda su frustración.

—Si le hace sentir mejor, le aseguro que su hija comprenderá el compromiso que usted tiene...

—Tú no lo sabes... —masculló, enseñándole el dedo del medio groseramente—. No sabes nada de ella, o de mí... o de mi hogar. Oficialmente te odio y quiero romperte la nariz por robarte mis cosas.

Duras palabras llenas de rencor puro que atravesaron el alma de la doctora.

Obra de la magia, o ya sea el temor a lo ilógico que es tener enfrente a una alta elfa de otra dimensión, a sus ojos Eda era aterradora y muy dura una vez la conocían verdaderamente arruinada.

—Descanse... —despidió rápidamente, sin ánimos de verla a los ojos, para luego apagar las luces tanto de la habitación como del pasillo.

Eda no le teme a la oscuridad, se acostumbró luego de pasar miles de veces en sus pesadillas contra la bestia búho, pero esta ocasión se percibe muy diferente. No está en su nido, ni en su casa; mucho menos en su mundo o sus seres queridos duermen en habitaciones contiguas.

«¿Piensas en Luz?», preguntó, rompiendo el sepulcral silencio mientras la bruja se abalanzaba en la camilla, abrazaba una almohada y miraba el techo sin interés.

—Y en mis padres, mi hermana, y en mi... pareja —Todo pasó tan rápido desde las explosiones en el castillo, que ni se pudo enterar si Raine salió con todas sus extremidades—. King, Hooty, Owlbert... y mi Luz.

Su hija: permanente recordatorio de la angustia que ella debe estar sintiendo en su corazón. Eda simplemente no puede cerrar sus párpados. No obstante, de entre todo lo mínimamente bueno, la humana tiene razón.

La familia y amigos de Luz con seguridad la apoyan emocionalmente para que afronte las adversidades, pero igualmente teme que su espíritu se vea afectado. Luz es una niña lista... y muy sensible a este tipo de problemas.

«¿Quieres mi opinión de este desastre? Pienso que te tienen secuestrada».

—Somos dos, rubio —suspiró, aferrándose más a la suave textura de la almohada, siquiera de esa forma sentiría algo de calidez—. Siento que mi hermana o Luz me matarán...

¡ÚLTIMO CAPÍTULO DEL AÑO! Y no podíamos despedirlo de otra forma que con un dibujo de Lazuli_drawner

Luz Luz Clawthorne in fiestas de fin de años edition 🦉

Curiosidades:

—Eda todavía no reconoce bien a Camila. Nosotros como espectadores sabemos que ellas se conocieron, pero entre el contexto de los personajes, ellas se han visto unas tres veces en un lapso de 14 años.

Peor aún la memoria de Eda quedó en una laguna luego de volverse una bestia búho en el cumpleaños de su hija, lo cual hizo, aparte porque su prioridad ese año fue la mejora de Luz, olvidarse de Camila y la promesa que le hizo.

Obviamente la humana no lo olvidó. Regresó casi a diario a la biblioteca en su espera. Además de ir a la cabaña dónde cometió el peor error de su vida.

La próxima semana toca Always Together. Qué, por cierto, ya tiene el capítulo importante de trasfondo OwO

Y lo siento si se pone énfasis en algunas cosas del capítulo. Es que me emociona llegar hasta esta parte de la historia y quiero que todo sea completamente entendible asdfghjklñ

Recuerden que el Preguntas & Respuestas está abierto c:

¡Gracias por leer! Si les gusta la historia, pueden apoyarla con una estrellita o siguiéndome para no perderte de próximas actualizaciones <33. Si la comparten, OMG, sería el pibe más feliz de este lado del mundo xd

¡Nos vemos en un nuevo año! :DD

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