Nubes de tormenta [LCS #2]

By Ineskyblue

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Unos meses después del día que lo cambió todo, los chicos intentan volver a sentirse fuertes. Para ninguno es... More

Epígrafe y Booktrailer
Capítulo 1: Lejos
Capítulo 2: Intenciones ocultas
Capítulo 3: Ocultos
Capítulo 4: Independiente
Capítulo 5: Fingir
Capítulo 6: La canción
Capítulo 7: Hermético
Capítulo 8: Amigos
Capítulo 9: Reencuentro
Capítulo 10: Shots
Capítulo 11: Pertenecer
Capítulo 12: Dudas
Capítulo 13: Un mal día
Capítulo 14: Espacio
Capítulo 15: Nube
Capítulo 16: Adiós
Capítulo 17: Okay
Capítulo 18: Diferentes pero reales
Capítulo 19: Opciones
Capítulo 20: Estar mejor
Capítulo 21: Esperar
Capítulo 22: Inseguro
Capítulo 23: Cambios
Capítulo 24: Besties
Capítulo 25: Ella
Capítulo 26: Mejor
Capítulo 27: Nostalgia y caos
Capítulo 28: No puedo
Capítulo 29: Terco
Capítulo 31: Paz
Capítulo 32: Sin constelaciones
Capítulo 33: Un beso
Capítulo 34: Siempre
Capítulo 35: Respaldo
Capítulo 36: Lo correcto
Capítulo 37: Colores verdaderos
Capítulo 38: Superhéroes
Capítulo 39: Dos opciones
Capítulo 40: En casa
Capítulo 41: Aventura
Capítulo 42: Declaraciones
Capítulo 43: Orgullo
Epílogo
Nota
Especial Navidad ★

Capítulo 30: Por ti

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By Ineskyblue

ALANNA

"Lo importante no es lo rota que estés, sino qué harás para repararte"

Sus palabras no dejan de resonar en mi cabeza. ¿Qué haré? No lo sé...

La idea de quedarme aquí es la única que quiero concebir, aunque todo se esté volviendo más difícil de lo que pensé, aunque todo esté en caos ahora, sé que lo quiero, y no me voy a rendir.

Extraño a mi mamá, extraño tener quién me abrace cuando tengo miedo. Esto de verme obligada a crecer sin estar lista está acabando con toda mi estabilidad emocional.

Mis sentimientos están tan mezclados... por un lado siento soledad, nostalgia, desamparo. Por el otro siento ira, odio y rencor. Nada es positivo, excepto el sentimiento de fe en mí misma, ese que me dice que sí, estoy en un mal momento, pero sabré cómo salir incluso más fuerte de él.

Me dolió la situación de Aimée, fue un momento de mierda, pero comparado con otros problemas que tengo, fue una niñería.

Inconscientemente la hice sentir insegura, las coincidencias no ayudaron y su reacción no fue la mejor. No la voy a juzgar, tal vez yo hubiera reaccionado igual, o tal vez no, pero yo sé que ella es una buena persona.

Elai dice que todos han sufrido, supongo que todas las personas en el mundo cargamos con una historia, a la mía la mantengo en secreto, por el bien de todos.

Pero si esa historia dolorosa que carga Aimée, la hizo sentir atacada de alguna forma y la puso a la defensiva contra la persona equivocada, yo no tengo nada que perdonar.

Sé cómo se siente ser vulnerable, sé cómo se siente la guerra contra una misma, sé cómo se siente el miedo de lastimar a los que amas.

Y aunque tengo claro todo eso, soy una persona con algunos conflictos con mi ego. Por eso dejo pasar los días, para pensar, para ponerme en su lugar y entenderla, porque si hablo sin haber procesado mi empatía, probablemente me ponga a la defensiva también.

—Seguro piensas que estoy loca, o algo así —le digo a Santiago, al que para mi puta suerte me acabo de cruzar en el ascensor cuando planeaba evitarlo eternamente.

—No, de hecho... suelo dibujar a todas las personas que conozco, y eso no significa nada. Solo que a veces se encuentra inspiración dónde menos piensas.

Siento que de algún modo solo lo dice para que no me sienta mal, pero es bonito de su parte.

—Lamento si... les traje problemas. Yo no sabía sobre ustedes, y la verdad es que como no tuve padre suelo apegarme estúpidamente a cualquier persona que me haga sentir segura. Tú cuidaste de mí en un par de ocasiones complicadas, pero tengo claro que solo estabas siendo amable.

Tal vez estoy hablando un poco rápido, pero es que la situación es demasiado incómoda y pretendo que acabe rápido.

—Aunque no estemos juntos ella es el amor de mi vida —responde, en tono reflexivo—. Si se comportó así es porque el último tiempo estuve siendo bastante inútil dándole seguridad. Lamento si hice algo que dio un mensaje equivocado, pero yo solo quiero ser tu amigo.

Que la defienda aun cuando se notaba molesto con ella me parece la cosa más tierna del mundo. La quiere, y ella lo quiere a él, eso me parece suficiente como para no querer estar en medio.

Respeto el amor, y me gusta cuidar la autoestima de otras chicas. Ojalá lo hubiera sabido, podría haberle evitado las inseguridades.

—No hiciste nada, no te preocupes.

—¿Hablaron? —curiosea.

—No.

Su gesto cambia para mostrarse un poco decepcionado, así que me veo en la obligación de aclarar el motivo.

—Lo intentó, me ha llamado y también me ha dejado mensajes. La estoy evitando, tengo un carácter horrible y no quiero decirle cosas feas —asumo con sinceridad—. La entiendo, entiendo su reacción, pero mi ego a veces me domina así que prefiero que todo se calme dentro de mí antes de hablar con ella.

—Entiendo eso... —murmura, y de inmediato cambia de tema—: ¿A dónde vas? ¿Quieres que te lleve?

—No, gracias. Solo voy a la papelería que queda en la otra calle, necesito unos pinceles que... —me detengo al notar que estoy dando explicaciones innecesarias que de seguro no le interesan—. Nada, no importa, está cerca.

—¿Nos olvidamos de absolutamente todo y fingimos que nada pasó? —propone estirando su mano hacia mí, para sellar el trato— ¿Amigos?

—Amigos —acepto, lo suficientemente agradecida por la primera pregunta cómo para darle una sonrisa.

En cuanto se sube a su auto y se va, me dispongo a ir por mis pinceles, pero justo Laura sale del edificio también y me hace una seña para que la espere.

—¿Vas a la tienda? —pregunta pasando su brazo muy amistosamente por mi hombro.

Ella no ha mencionado absolutamente nada sobre mi problema con Aimée, supongo que eligió mantenerse neutral en el asunto y le agradezco por eso.

—A la papelería —la corrijo mientras comenzamos a caminar.

—Aidan me pidió que lo acompañe a la grabación mañana, y le dije que sí, aunque no estoy muy segura.

—¿Por qué?

—Porque somos amigos, no pienses otra cosa, yo sé que él te gusta y...

Me río de inmediato, y ella entrecierra los ojos.

—No, no me gusta. La cita fue un fiasco, muy incómoda para los dos, creo que no hay ni un poquito de química —aclaro, siendo muy sincera—. Nunca te tomes las cosas en serio cuando digo que alguien me gusta, ahora estoy hablando con tres chicas y dos chicos a diario, todos me gustan, nada es real.

—Solía ser así, luego me enamoré y valió mierda todo —suspira con nostalgia.

—Además, te pregunté por qué no estás segura de ir, no por qué te invitó Aidan.

—Ah, es que mi relación con los chicos está... conflictiva.

—¿Con quién? —no sé si estoy distraída o ella no había mencionado nada, tal vez ambos.

—Elai, sobre todo. Pero Leandro también.

—¿Se llevan mal? —me sorprendo, se me hace rara la idea de que Elai se lleve mal con alguien.

—Hubo... ¿cómo decirlo? Un extraño triángulo allí, mucho... drama de por medio. Idas y venidas, peleas, discusiones...

—No me darás el chisme completo, ¿Verdad? —adivino, teniendo en cuenta que está siendo muy aleatoria con la información.

—Es que me duele hablar de eso.

—¿Tenemos que odiar a alguien?

—No, gran parte de la responsabilidad fue mía.

—No engañaste a nadie conmigo, ¿verdad? —me preocupo rápidamente.

Eso sería terrible, pero no podría explicarle a ella el por qué.

—¡No! —se ríe exageradamente— Pero hablemos de otra cosa, ¿tú irás? Si no, no creo que yo vaya. Aidan estará grabando y me voy a aburrir sola.

—Elai me invitó, aunque no sé bien por qué.

—Porque es amable, considerado y le gusta hacer amigos, no le des demasiadas vueltas —simplifica, y estoy segura de que está en lo cierto.

—Probablemente vaya, me vendrá bien despejar la mente. Aunque antes de eso debería hablar con Aimée, no quiero invadir su espacio si todo está mal entre nosotras.

—Estuvo mal contigo, no puede reclamarte en ningún aspecto —asume muy tranquilamente—. Pero deberían hablar, porque ella quiere irse de la casa y entonces... me gusta vivir contigo, somos un buen equipo, pero no voy a dejarla sola y... no quiero estar en medio, las dos son mis amigas.

—No tienen que irse, ya hablaré con ella, ¿sí? —acepto con un resoplido— A menos que me dejes a Venus, entonces puedes irte tranquila.

Ella se ríe y me da un empujón en forma de reclamo.

—¿Qué harías sin mí? No tendrías quien te mire el culo cada vez que te volteas.

—Acosadora —entrecierro los ojos de forma acusatoria y vuelvo a reírme.

Tenemos permiso para miradas lascivas, ambas lo sabemos. Y aunque no ha vuelto a pasar nada entre nosotras, si lo hiciera, seguiríamos siendo amigas como si nada.

—Yo no... —balbucea de forma errante— No soy muy abierta, ni muy demostrativa, pero me gusta que seas mi amiga.

Si ella no estuviera en malos términos con Elai, creería que le dijo lo que hablamos. No sé por qué me está diciendo esto, pero me alegro de que lo haga, me hacía falta.

—También me gusta, tal vez yo solo... estoy precipitando las cosas y necesitamos más tiempo para conocernos bien.

—Tú tampoco eres abierta —cuestiona—. Solo sé que eres sagitario y le huyes a los hombres, la mayoría de las veces sé lo que piensas, pero no lo que sientes.

—Te prometo que lo intentaré —acepto su crítica, porque tiene razón.

—También yo —sonríe y quita su brazo de mi hombro—. Voy a la tienda de la otra cuadra, nos cruzamos para volver.

—Va, pero no te tardes mucho —acepto desviando mi camino hacia la calle de la papelería.

Le regreso la sonrisa, pero solo dura unos cinco segundos más luego de que se aleja, porque un auto se detiene justo a mi lado.

—Mierda —murmuro cuando comprendo que reconozco el auto, y él está otra vez aquí.

Mi estómago se siente como una roca, pero en cuanto me pide que suba solo me sale obedecer.

—Pensé que había sido claro —dice de forma distante con la mirada fija en el camino—. Estoy siendo amable contigo, si no obedeces me obligas a dejar la gentileza, ¿quieres eso?

—Hi- hice todo lo que me dijiste, yo... no...

—Sigues aquí.

—Sí, pero es porque no tengo otro sitio, no le dije nada, ni le diré...

—No me puedo arriesgar —voltea su cuerpo hacia mí y siento el mío paralizarse.

—N- no se lo dije —balbuceo—. No sé lo diré, ni siquiera hablamos.

Estira su mano hacia mi rostro y pasa su pulgar por mi barbilla, quiero llorar, pero ni siquiera eso puedo.

—Por favor... no —suplico intentando alejarme—. Haré lo que me digas, pero no me toques...

—Te estoy vigilando, y si me entero de que abres tu bonita boca, me olvidaré de la amabilidad —amenaza, justo cuando el auto se detiene en un semáforo—. Es la última advertencia, ahora baja y no quiero escándalos.

Abro la puerta lo más rápido que puedo y me bajo del maldito auto.

Mi cerebro va a colapsar, y aún consciente de que estoy en peligro no quiero dejar la ciudad.

¿Valdrá la pena después de todo? Hasta hace unos días hubiera jurado que no, pero entonces en medio del caos, él me dijo que siguiera luchando.

Tal vez esté un poco loca, y sea bastante conspiranoica, pero lo sentí como una señal.

Lo quiero, y no quiero alejarme. Tengo miedo pero no me importa, no sé si estoy siendo inconsciente o valiente.

Mis ojos húmedos me permiten ver poco, estoy a unas calles de casa y necesito llegar, pero no está siendo fácil. Me duele el pecho, me tiemblan las manos, me torturan los recuerdos y los traumas.

Ni siquiera sé cómo logro llegar, y como si el destino quisiera darme una señal incluso más clara de que no debo rendirme, apenas cruzo la puerta hacia el hall, lo veo a él.

—¿Estás bien? ¿Qué pasó? —se preocupa de inmediato en cuanto ve mis ojos.

Ojalá pudiera decirte...

Tal vez sea una decisión estúpida e impulsiva, tal vez no estoy midiendo el peligro al que me enfrento, pero necesito tanto que me abrace...

¿Cómo pueden ser sus brazos mi lugar seguro, cuando jamás me ha abrazado? ¿Por qué estoy tan aferrada a algo que ni siquiera tengo?

Sería más fácil irme, volver al pueblo e intentar empezar de nuevo.

Estiro mis brazos hacia él y los envuelvo en su cintura para acurrucarme en su pecho, él reacciona de inmediato abrazándome también, aunque no entiende mucho, está dispuesto a estar para mí, una casi desconocida.

—Si solo quieres un abrazo, aquí estoy, pero si pasa algo más... Necesito que me lo digas —pide muy tiernamente apartándose un poco para ver mi rostro.

—No puedo hablar —murmuro sorbiendo por la nariz.

—Estoy empezando a preocuparme, tal vez no confías mucho en mí, pero quiero ayudar... ¿Alguien te está haciendo daño?

¿Cómo no voy a confiar? Sí estoy aquí gracias a ti, si la idea de que seas mi familia me sostuvo cuando no me quedaba nada...

—Lo siento —Me alejo del todo, rompiendo cualquier contacto físico—. No pasa nada, solo... lo siento.

—Ey... —levanta mi rostro desde el mentón para verme a los ojos— Dijimos que no más mentiras.

—Lo sé, no estoy mintiendo, solo no puedo hablar... —me disculpo apenada.

Desearía poder decírtelo todo sin ponernos en peligro a los dos. Desearía que sepas que estoy aquí por ti, que desde que te vi en la televisión hablando mierda sobre el padre que compartimos, supe que no eras como él, supe que estaría a salvo contigo, que ya no estaría sola...

Pero tengo que conformarme con un abrazo que no sientes, que solo me das porque eres un sol y te preocupas por todos.

Ahora te tengo aquí y no puedo decírtelo, ¿Cómo sería? Tal vez...

Hola, Elai. Soy Alanna, y soy tu hermana.

_________

Hola Pollitos🐣

*se retira lentamente* 

Los quiero, nos vemos pronto :) 

Besos, mil besitos 

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