La lucha de una Madre Búho...

By JahirTemple

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Bajo una tormentosa lluvia en medio de un oscuro bosque, una recién nacida Luz fue abandonada por su madre en... More

Cap. 1 - Abandonada
Cap. 2 - Hogar y familia
Cap. 3 - Aprendiendo a ser madre
Cap. 4 - Tía Lilith
Cap. 5 - ¡La primera palabra de Luz!
Cap. 6 - Celos y el primer cumpleaños
Cap. 7 - La primera "amiga" de Luz
Cap. 8 - ¿Por qué no me parezco a mamá?
Cap. 9 - ¡La buena bruja Luzura!
Cap. 10 - Terrores nocturnos en una noche de locos
Cap. 11 - Hechizo de Luz
Cap. 12 - Amity, la nueva aprendiz
Cap. 13 - Camila Noceda
Cap. 14 - ¡El primer encuentro con la rival de Luz!
Cap. 15 - Duelo cancelado
Anécdotas de la madre búho
Cap. 16 - Ocultar los sentimientos, mantener las apariencias
Cap. 17 - Enfermedades humanas, no de brujas
Cap. 18 - Ser una mejor madre
Cap. 19 - Cumpleaños número trece de Luz
Cap. 20 - La aterradora bestia búho
Cap. 21 - Siempre seré tu madre
Cap. 22 - Lilith, Luz, y la crisis de los cuarenta
Cap. 23 - Quiero mi propia vida
Cap. 24 - Eda, búho espía maga bruja rebelde adolescente
Cap. 25 - Día de la madre's
Cap. 26 - Mi tierna morena de lentes
Cap. 27 - Derroquemos al tirano
Cap. 28 - Abuela Gwendolyn
Cap. 29 - Azura lovers
Cap. 30 - Biblioteca humana
Cap. 31 - ¡Raine Whispers, aléjate de mi mami!
Cap. 32 - Amity vs Boscha... ¿vs Luz?
Cap. 34 - Friends in Azura's style (1/2)
Cap. 35 - Azura's Book Club (2/2)
Cap. 36 - Reencuentro
Cap. 37 - Envenenando a mi enemigo
Cap. 38 - Despierta, Luz
Cap. 39 - Lo siento, mi pequeña.
🎃Hallowen con Luz y mamá búho
Cap. 40 - Te extraño, mami.
Cap. 41 - Cambios y tiempo de luto
Cap. 42 - ¡Nerd enamorada, nerd enamorada!
Cap. 43 - Hospital humano
Cap. 44 - El otro lado de la historia
Cap. 45 - La triste chica basilisco
Cap. 46 - Encuentra un hogar para Vee (1/2)
Cap. 47 - Hey, mi pequeña búho (2/2)
Cap. 48 - Emperador Dorado es un nombre tonto
Cap. 49 - Beso no tan accidental
Cap. 50 - Luz, una señorita bruja casi adulta
Cap. 51 - Superación y hermanos, ¡muchos hermanos!
Cap. 52 - Investigaciones sobre criaturas no tan mágicas
Cap. 53 - Mi papá es cool, pero...
Cap. 54 - La peor cena de la historia
Cap. 55 - Una incomodidad antes que una verdad
Cap. 56 - La verdad siempre sale a la Luz
Cap. 57 - Dos almas en pena
Cap. 58 - El destino de Luz
Cap. 59 - Querida hermana, ¿me odias?
Cap. 60 - Resentimiento
Cap. 61 - Cicatriz
Cap. 62 - El diario del emperador
Cap. 63 - Juicio
IMPORTANTE LEER. Dibujo de mamá búho incluido 🦉

Cap. 33 - Mi amigo imaginario

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By JahirTemple

...Solo quiero irme a casa.

Ya era casi media noche, la visita semanal de Gwendolyn ha finalizado... por lo que nadie protegería Luz de la gran regañada que su madre está a punto de darle.

—AHHH... —bufó la menor en un gran bullicio, mientras se retorcía de dolor en el sofá y seguía abriendo bolsitas de dulces que sacaba de su largo cabello—. Mi pancita va a explotar.

—Haces que castigarte sea muy difícil, cariño. 

Eda masajeó su sien con pesadez. Ver a Luz echa una bolita en el sofá, mientras se queja en voz suave usando diminutivos adorables, es una de las tantas cosas que conmueven el corazón de Eda, a tal punto que la idea de castigarla y ser más estricta se va de diluyendo de a pocos.

—Pero es que... ¡Ugh! Te advertí no una, ni dos, ni tres...

—Más de cinco veces —añadió la menor entre susurros, preparando otro dulce a escondidas de su madre para llevárselo a la boca.

— ¡Te advertí que no comieras los dulces que trajo tu abuela! —exclamó, revolviendo con énfasis el cabello de la menor. Las bolsitas de dulce salieron disparadas por todos lados, y gracias a magia, King y Hooty, pudieron esconderlas antes que Luz se abalance contra el suelo para intentar comérselos.

— ¡Son deliciosos! —chilló la menor. Saliendo del sofá, persiguió a King por toda la sala para que le devuelva las golosinas.

—Rayos, ¿cómo es que las siguen fabricando? —cuestionó la bruja, mientras daba una rápida leída al empaque y las cosas que se usa para su preparación—. Creí recordar que los descontinuaron porque llegaban a causar adicción.

En una de esas que Luz corrió por su lado, Eda la tomó de su capucha de gatito con fuerza, para así levantarla en el aire con una mano. Sí, Eda es sumamente fuerte en comparación a Luz, quien aunque ha empezado hacer actividad física, ve inalcanzable conseguir sus mismos músculos.

—Muy bien niña, a la cama —habló más severa, lo que provocó que la niña tragara saliva por el inusual tono—. Mañana es sábado.

Aquellas palabras deshicieron los nervios de Luz, ya que solo significaba una cosa,

— ¡Día de flojera! —exclamó la menor, dando vueltas sobre su mismo eje mientras su madre seguía sosteniéndola de su capucha de gatito miau-miau.

—Error, ¡es día de limpieza! —corrigió la mayor, soltando el agarre para que la menor caiga de trasero al suelo—. Mañana me ayudarás a limpiar el sótano, el cobertizo y la torre.

— ¡¿Qué?! NoOo quieroOo —bufó sumamente aburrida.

Con el ánimo actual que carga, Luz no quiere saber nada del día de limpieza, más que todo porque su cuarto es un desastre y le da pereza limpiarlo una vez al mes. Jaló con fuerza la falda de su madre para captar su atención, la cual consiguió luego de desparramarse como una masita bajo sus pies.

—Solo quiero ir a mi cama, no importa si me llevas a rastras —comentó mullido. Su rostro contra el suelo no la dejaba articular bien.

—No me molestaría si no fuera porque podría dañar tus lentes —reprochó la bruja, dando un pasito sobre ella para no pisarla.

—Mi mami prefiere lastimar la cara de su hija que uno lentes... —Se reincorporó al instante—... Ouch.

— "Ouch" vas a comenzar a decir si en diez minutos no te encuentro en tu cama. —Eda dio una última advertencia. Usualmente bastaba palabras bonitas para que Luz haga caso enseguida, que esté de cargosa es algo nuevo.

— ¿Y me darás un premio si hago caso? —preguntó ansiosa comenzando a subir por las escaleras con dirección al baño. Luz veía justa y equitativa la propuesta; ella hace caso y su mamá la recompensa. Obviamente aquella idea solo funcionaría en la cabeza de una niña con más azúcar que sangre recorriendo por su cuerpo.

—Tu premio es que no te quitaré tu pergamino por una semana —reprochó Eda, resoplando como tetera hirviente al ver cómo Luz, después de que le diga eso, subía dando sonoros pisotones en los escalones de madera.

—Pfff... al final nunca cumples tu palabra —comentó la menor burlándose de ella, indirectamente por ser tan pasiva en los castigos; cosa que en serio, en serio muy en serio, molestó a Eda.

¡La estaba vacilando! Si la morena no es la misma imagen de Eda a su edad, es porque de plano no la había criado. Ahora entiende un poco mejor todo los reproches que su madre le daba. Cuando uno crece y tiene hijos, logra entender porque sus padres renegaban tanto con ellos.

Justo y tal como le dijo su mamá Gwen le dijo alguna vez: "Si sigues de malcriada y contestona, no tengo dudas en que tu hija, mi futura nieta, te hará lo mismo".

— ¡Mejor por dos semanas! 

A este paso, los buenos modales que inculcó en Luz se harían de lado y su comportamiento se descontrolaría. Una apresurada conclusión, sí; pero mejor prevenir que lamentar futuros encuentros con palabras más subidas de tonos cuando cumpla dieciséis años.

—Extraño la época donde era legal cortarles la lengua a las niñas malcriadas.

— "Ixtriño la ípuca", dijo la bruja aburrida —deletreó burlona, al punto de hasta ella misma sentirse un poco culpable por haberlo hecho sonar tan feo—. Ay...

"Lo siento", trató de decirle, pero las rojas mejillas de su madre que notó, no eran porque estuviera emocionada o avergonzada.

— ¡Estaré lista en cinco minutos! —gritó, yendo a encerrarse en el baño y refrescarse un poco para bajarle a su actitud; todo sea por no hacer enojar más a su madre.

Eda se recostó en la pared de las primeras gradas de las escaleras. Dejó escapar un pesado suspiro y contó hasta veinte para que el enojo abandonara su cuerpo. Aprovechando un poco la calma de los cinco minutos antes de darle las buenas noches a Luz, invocó un libro con un portada de herramientas; a simple vista, cualquier lo confundiría con un simple libro de carpintería, lo dejaría de lado y no se sumergiría en la lectura.

—Vamos libro, dime algo sobre niñas casi adolescentes —musitó, deshaciendo la ilusión del libro de carpintería, que en realidad era uno sobre el comportamiento de adolescentes humanos.

Tuvo que tomar una tacita caliente de agua con infusión de hierbas para relajarse y no delinear más expresiones de amargura en su rostro. ¿Arrugas? Eda jamás permitiría que la edad sea un impedimento para verse fabulosa.

— ¿No quieres que te narre un cuento? —preguntó Eda, terminando de apagar todas las velas de la habitación de Luz; la morena acababa recostarse en una cama inundada de peluches y sábanas suavecitas—. Cada que comes muchos dulce te vuelves sonámbula. 

Varias veces la ha encontrado en medio de los pasillos, o en su habitación, hablando sola contra la pared, causándole minis ataques cardíacos que el doctor papá de Willow sugiere evitar.

—Nop. Ya soy muy grande como para que mami me narre un cuento. —Eso decía solo para querer dar la imagen de "niña ruda"—. Pero por otro lado... no me siento muy cómoda esta noche —sugiriendo indirectamente, si puede acompañarla hasta que se duerma.

Más aparte que aún le dolía el estómago por tanto caramelo y tal vez necesite ayuda por si las náuseas la llegaban a superar.

—Ten, ahora tu comodidad ha subido diez puntos —respondió la bruja. 

Sobre la cabeza de Luz, Eda hizo aparecer una inmensa cantidad de peluches, suficientes para que su cama se transforme en la cosa más suave de las islas.

— ¿Alguna otra cosa más antes de irme?

—Uhhh... —balbuceó, frustrada que su madre no haya entendido su mensaje. Le daba mucha pena, considerando su edad, decírselo en voz alta.

"Mami, tengo miedo de la oscura noche. ¿Puedes dormir conmigo?", palabras que una buena bruja de su edad ya no debería andar mencionando cada vez que duerme sola y a altas horas de la noche.

—De hecho, sí —admitió Luz con algo de timidez. 

Se recostó en el respaldar de la cama, para quedar frente a frente con la bruja sentada en la orilla de su cama. Si no podía lograr que su madre la acompañe, por lo menos quería que le ayude a resolver una duda, para así tener una cosa menos de que preocuparse en sus pensamientos.

—Lo he meditado por varios días. Sigo preguntándome si la mamá de Amity en serio cree que tengo potencial de buena bruja. —El sueño de ser Luzura tal vez no suene tan descabellado después de todo.

Eda nunca vio con bueno ojos que su hija se relacionara con esa clase de gente. La nobleza de las islas. Por experiencia propia, y de su hermana, sabe que ellos pueden llegar a ser muy egoístas, narcisistas que solo se mueven para su conveniencia. Los perritos falderos del emperador era otro punto que le disgustaba. Ni qué hablar de ofrecer tu amistad, saldrías lastimada y te la escupirían de regreso, y de la peor forma posible.

Abandonándote a tu suerte en la peor etapa de tu vida solo es el ejemplo menos cruel.

No se lo dirá a Luz de esa forma tan directa. Por el momento, otorgará el beneficio de la duda a la hija de Alador Blight, ya que si se parece en lo más mínimo a su padre, sabe que puede llegar a ser una buena compañera con el tiempo; una que no tenga miedo en desobedecer las ley de Belos para tratar de hallar su propia felicidad. 

Lilith también habla maravillas de Amity, argumentando que ha madurado y esas cosas de la pubertad.

Sí, puede que haya tratado de golpear a su niña en el pasado, pero, demonios, ¿qué niña de las islas no ha tenido peleas a esa edad?

—Bueno... si tomamos en cuenta que esa Amity pertenece a la nobleza, y conociendo lo "especiales" que son a la hora de escoger amistades, te puedo asegurar que... sí —respondió Eda, aún no demasiado convencida que su Luz empiece a relacionarse con la hija de Blight. 

Muy aparte, le preocupa el hecho que mientras esté en su mansión, escuche algo acerca de sus planes contra Belos. Luz puede que no los comprenda, pero tal vez empiece a sospechar de algo.

—Supongo que su madre te invitó a su casa porque eres una de las mejores brujitas de tu grado en Hexside, y ve con buenos ojos la idea de emparejarte amistosamente con Amity.

Tomando en cuenta los malos ratos que ha compartido con la peliverde, hace meses esa opción hubiera sido inalcanzable, pero ahora que Odalia le ha ofrecido pasar el rato en su casa y enterarse que comparte similares gustos con Amity... tal vez puedan llegar a ser compañeras. No amigas, aún tienen varios tema pendientes que arreglar.

—Mami, ¿alguna vez tuviste amigos de clase alta?

Preguntó curiosa, ya que pocas veces sus propios temas personales pueden ser un punto de partida para que su madre le hable más de su emocionante pasado.

— ¿Raine? ¿Tu tía cuenta? —tanteó una corta respuesta, que en sí tendría mucho sentido—. No nacieron como gente de clase alta, pero con su propio esfuerzo se han ganado un "respetado" puesto.

—Quiero decir, cuando tenías mi edad —explicó la menor, semi erizando su cabello luego de que su madre mencionara a "Whispers"—. No me iré a dormir hasta que me lo cuentes todo; exagéralo si es necesario.

Eda encogió los hombros, dejando escapar un poco de tierna nostalgia en su suspiro. Más de quince años han pasado, y la idea de permanecer a su lado se disolviendo... así como el infinito amor que sentía hacia ella.

—Sí, amor. Cuando era una tierna polluelo... —comenzó a narrar la bruja.

—Como yo... —añadió Luz entre susurros, enterrando la parte inferior de su rostro entre sus sábanas.

—Tuve una amiga de clase alta... fin —"Corta", el adjetivo le queda pequeño a la historia de Eda.

— ¡¿Eso es todo!? —resopló Luz y Eda alzó los hombros. Le sacó la lengua, decepcionada de que su madre siga escondiendo tantos pasajes de su vida cuando era una tierna polluelo... como ella—. Qué historia tan fea contaste.

—Qué niña tan fea tengo —repitió la acción de la menor. Le sacó la lengua, para luego hacerle unas cuantas cosquillas hasta de nueva cuenta recostar su cabeza en la almohada—. Ahora a dormir.

La puerta entrecerrada era la única fuente de por donde se filtraba la poca iluminación de la habitación, y Luz no quiere que se cierre sin tener compañía al lado.

Llamaría a King, pero el demonio tiene miedo de lo que ella pueda hacer una vez entre modo sonámbulo. La última vez, Lilith tuvo que llevarlo al veterinario porque le arrancó un pedazo grande de pelo del vientre. La excusa de Luz era aún más inverosímil: soñó que ella era vendedora de frutas y que King era una fruta peluda.

—No puedo dormir —interrumpió Luz tomando la mano de su madre, antes de que salga de la habitación—. Mami, sabes que me pondo sensible después de comer dulces y me da miedo la oscuridad.

—Pero mira el lado bueno, podrás ver a tu amigo imaginario entre sueños. 

Guiñó un ojo. Eda simplemente piensa que ese tal amigo con el que Luz habla mientras duerme es producto de su imaginación. Y Luz no debería sentirse mal al respecto, ya que nunca le explicó que EN SERIO un ente se hacía pasar por su amigo imaginario.

—Adiositooo —Un segundo antes de dar el portazo, asomó su cabeza para dar un último mensaje, el cuál sería una mini venganza de su parte—. Por cierto...

—...Yo también te amo —adelantó la menor, formando un corazón con sus manitos y regalándole un guiño.

—De echo iba a decir "cuidado los demonios de ojos negros te coman".

Eda se mordió el labio para no caer en una masiva risa. Su sarcástico comentario fue suficiente para que el rostro de su niña pasara de felicidad a puro temor en tiempo récord.

—Pero sí, yo también te amo, mi linda hijita. —Dar un portazo fue el toque final para poner más lo pelos de punta a Luz.

Ahora sí, la habitación había sido tragada por la oscuridad, la ínfima cantidad de luz que se colaba, entraba por debajo de la puerta o luna que se filtraba por la ventana. Apenas y la morena podía ver sus propias manos.

—Ay... —chilló la menor al ver el montículo de ropa cercano a su cama, segura de que si parpadeaba se convertiría un demonio que se la comería—. Ay, no... ¿Será muy tarde para pedirle a mamá que me ayude a dormir? 

Un mejor plan, escapar de la habitación por la ventana y darse una vuelta entera para colarse por la de su madre.

Alocado, pero siendo la hija de una bruja que rompe ventanas cada que se veía comprometida en una situación vergonzosa... no es tan loco como suena. Aún con el miedo de parpadear y un demonio sombra la ataque, Luz sacó lentamente uno de sus pies de la sábana hasta parecerse en el frío suelo de madera.

— *Gasp* ¿Qué fue eso? —musitó escuchando diversos crujidos debajo de su cama—. Uh... seguro son ratas. 

Aunque esa idea fue descarta al instante que una mano saliera por debajo de cama, tomara con firmeza su pie para arrastrarla.

—Bueno... he tenido mejor noches, solo espero que la pesadilla no demore mucho. —comentó cansada, sobre todo molesta, dejándose llevar hasta desaparecer debajo de la cama.

Comer mucho dulces a veces también pueden darte feas pesadillas.

.

— ¿Cómo es que pudieron causar este efecto en Luz? —cuestionó la bruja cruzada de brazos, viendo con preocupación la bola de cristal frente ella. Sentada en su nido desde hace minutos, se puso a investigar un poco acerca de los caramelos mágicos que su abuela trajo para Luz.

Le mintió a la menor, pero era una mentirilla chiquita así que no se sintió tan mal por hacerlo. Los caramelos que ella comió, sí podían causar adicción, aunque los síntomas de estas demoraban varias semanas en manifestarse; todo lo contrario a lo sufrió Luz, siendo víctima del sabor a los pocos minutos.

—Entonces... la casi adicción de mi hija se dio mucho antes de lo normal porque... —Era humana, la única observación lógica que se le ocurrió.

Tal vez el metabolismo y estómago de los humanos nunca se podrá adaptar a los alimentos que una bruja consume con normalidad. A partir de ahora, su obligación será vigilar de cerca lo que Luz consume, olvidándose por completo de darle más propina de lo normal para que se compre cualquier chuchería en cualquier carrito de comida de camino a Hexside.

Lluvia hirviente, relámpagos y una cabaña de madera en medio del bosque, son solo algunas de las cosas que su madre describía vagamente cada vez que le narraba su primer encuentro.

—Mami... —balbuceó la morena, viendo fijamente la escena frente ella, donde su madre, uno años más joven y con el cabello naranja que tanto extrañaba, inspeccionaba con su bastón la cesta bajo el marco de una puerta.

Un nudo en la garganta impedía que expresara sus abrumantes emociones. Siempre que su madre le narraba la escena. Luz se lo imaginaba como algo mágico y sumamente especial, pero ahora que estaba viendo todo con sumo detalle; el moho de la cabaña, la peligrosa lluvia hirviente que caía como diluvio, supo que su madre hizo más que adoptarla, la salvó, porque ningún otra alma se preocuparía en ir a la zona más oculta del bosque por ella.

— ¿E-Esa soy yo de bebé? —cuestionó Luz entre tartamudeos.

Aunque quisiera, no se podía mover de su lugar por más que sea su sueño y debería tener el control. Los recuerdos en los que estaba presente son similares a una proyección. Es decir, Luz permanecía en la escena de la lluvia junto a su madre y su yo de bebé, pero sin moverse, solo era una simple espectadora que no podía evitar la caída de sus lágrimas.

—Santo Titán... 

Fueron sus últimas palabras antes de que su madre tomara a la bebé en brazos y todo su alrededor se diluyera hasta volverse un espacio vacío, mismo donde la oscuridad y soledad reinaban.

—Gracias, mami. Muchas gracias por quedarte conmigo... —susurró, deshaciéndose del dolor en su pecho que evitaba el tierno sollozo.

Unos minutos después, Luz se reincorporó de la impresión de verse a sí misma de bebé, siendo adoptada por su madre. Volteó su cabeza a todos los lados posibles, temerosa de que tal vez ese no sea un sueño como pensó en un principio.

— ¿Hola? Chico fantasma... demonio... amigo imaginario o lo que seas, ¿dónde me trajiste? —levantó su tono, esperando alguna respuesta, pero el eco fue lo único que se hizo presente—. Esto se parece a lo que mi profesora de fotografía me enseñó. Probablemente estoy en un espacio entre mis recuerdos y subconsciente —dedujo posando una mano en su mentón.

Tenía sentido: el espacio vacío y oscuro donde se encuentra representa su subconsciente, dormido al igual que su cuerpo físico; mientras que la escena de la lluvia junto a su madre que acababa de presenciar, representa algunos recuerdos ocultos, poco accesibles por su propia mente consciente.

Todo cuadraba bajo ese punto de vista. Seguramente se tropezó en su intento de querer salir por la ventana; resbaló para luego golpearse la cabeza, y se quedó dormida. Sumado a todos los dulces mágicos que comió y al amigo imaginario que seguramente esté gastándole una broma, a Luz no le sorprende haber quedado atrapada en un espacio hueco de su cerebro.

— ¡Hey, sé que me escuchas! Y está bien, lo admito, es una buena broma... también admito que pesar de llorar por ver la bonita escena mami y mi yo de bebé, me da un poco de miedo los espacios oscuros. ¿Ya me puedo ir? —cuestionó en voz alta, dando vueltas por el lugar con la esperanza que alguien la oiga y pueda sacarla. De lo contrario, se quedaría aburrida por más de ocho horas hasta que su cuerpo se despierte.

Sin recibir respuesta, se resignó a sentarse en posición fetal y hundir el rostro entre sus rodillas. La absoluta oscuridad generaba cierto temor en su corazón. La razón, malos recuerdos de cuando bestias nocturnas intentaron atacarla de noche, incluyendo la experiencia con la bestia búho.

Luz alzó la mirada, incrédula de ver como de la nada una gran puerta de madera apareció frente ella, en menos de un parpadeo.

—Supongo que mi cerebro puede tener puertas... —comentó sin darle muchas vueltas al asunto.

Confiada, la morena cruzó la puerta al instante, suponiendo en que el ente que la molestaba se aburrió de jugar y la dejaría dormir en paz.

Todo lo contrario.

—Aish... otro recuerdo.

Luz resopló. En serio creyó que se alejaría de un sueño. Volteó la mirada de la escena, no queriendo saber nada, pero cuando escuchó como la Eda del recuerdo le daba la bienvenida a un señor de gafas, puso toda su atención

—Oh... recuerdo esto, fue cuando Willow y su papá dentista se quedaron a dormir unos días en casa.

Ella guarda grande recuerdos de esos días, donde la diversión 24/7 con su amiga nunca acababa.

.

—Gracias una vez más, Edalyn... —agradeció el brujo de lentes, padre de Willow, recibiendo la taza de café que le ofreció mamá búho.

—No hay problema, doc —respondió Eda sentándose a su lado en el sofá, mientras su hija de cinco años jugaba en la cocina con Willow—. Sin embargo, tengo la duda de porqué fui tu primera opción. Quiero decir, la gente no suele pedirle ayuda a una bruja buscada por el aquelarre del emperador.

—Solo... 

Trató de continuar, pero las palabras indicadas simplemente no salían. Los últimos días para la familia Park fueron muy malo, más tomando en cuenta de que no contaban con familiares que puedan socorrerlos.

—Solo no quería que mi hija se preocupe por nuestra situación.

— ¿Exactamente por qué están pasando tú y tu esposo? —preguntó curiosa, recibiendo como respuesta una mirada incómoda del brujo—. Sé que puede ser difícil hablar del tema, pero creo que merezco estar al tanto si los alojaré un tiempo en mi casa.

El brujo jugueteaba nerviosamente con la taza entre sus manos. Antes de hablar, dirigió la mirada hacia la cocina. Su pequeña jugaba alegremente con Luz, ambas compartían risillas mientras terminaban su merienda. Esbozó una sonrisa y sus nervios bajaron considerablemente tras verla tan feliz al lado de su amiga.

—Edalyn —resopló con pesadez—, las cosas han ido mal. Nos juntamos con la gente equivocada y... Mi esposo perdió su empleo 

Sin mencionar que embargaron sus pertenencias, incluyendo también su consultorio de dentista.

—Ahora mismo, él está camino a la Mandíbula del titán para encontrar trabajo y... la simple verdad es que estamos quebrados. No podemos darnos el lujo de seguir pagando nuestro hogar por el momento, así que decidimos buscar un hospedaje donde Willow y yo... Oh, demonios.

—Comprendo —musitó Eda. 

Darle golpecitos en su espalda y algunos pañuelos fueron su solución para intentar calmarlo.

—Supongo que tomaron la decisión aprovechando que tu hija y mi Luz son buenas amigas.

—S-Sí. No queríamos que la felicidad de Willow se vea afectada por nuestros errores, así que pensamos "Hey, si ella piensa que está de vacaciones en la exótica Casa Búho junto a Luz, tal vez no se entere de nada" —dramatizó, rememorando la conversación que tuvo con su moreno esposo.

—Admiro la frialdad que tienen para mentirle a su hija —comentó burlona y con cierto tono que no le hizo nada gracia al brujo—. Broma cruel, lo siento. Viene con el paquete completo de chica mala.

— ¡Papi, papi! —Tomada de la mano con su amiga, Willow entró deprisa a la sala desde la cocina—. Luz quiere mostrarme el nido donde duerme.

—N-No es solo mío, también es de mi mami. Dormimos juntas porque me da miedo estar solita... —explicó la menor, sonrojándose levemente y cubriendo su rostro con su capa de niña buena tras haberse expuesto de forma vergonzosa frente a todos—. Mami, ¿podemos ir a tu habitación?

—Sí... ¿por qué no? —indicó Eda, adelantándose a los comentario del brujo—. De todas formas, mi nido será la cama de ambas durante los próximos días —explicó, y las amigas brincaron de felicidad por ello.

—Un momento, Edalyn. —El brujo la tomó del hombro—. No tienes que hacer eso, puedo dormir con Willow en el sofá para no incomodarte con Luz.

—De eso nada, señor —objetó la bruja, firme en la decisión de hacer lo mejor para las niñas—. Mi casa, mis reglas. Tú puedes dormir en el sofá, yo dormiré en una bolsa de dormir y ellas en mi nido.

— ¿S-Segura? —Eda asintió. Sin nada más que decir, le dio el visto bueno a su pequeña para que vaya junto a Luz—. Vayan niñas, p-pero no destruyan nada. —No tenían dinero para reemplazarlo.

Saltarinas, ambas niñas subieron por las escaleras, dejando solo a los mayores en el sofá de la sala.

—No mereces todo el odio del aquelarre, Eda. —Dejó escapar un pesado suspiro.

Por todo lo que ella ha hecho para que se sientan cómodos, con solo el hecho de aceptarlos en su hogar, Eda ha demostrado que no solo es la bruja más poderosa de las islas hirvientes... sino también una gran persona y excelente madre.

—Es el mundo donde nos ha tocado vivir, ¿qué puedo hacer al respecto? ¿Armar una revolución con mi hermana? —expresó con su típica risilla de cerdo—. Ahora descansa, por lo que me contaste toda tu semana fue un caos. Estaré en la cocina matando un par de calamares por si me necesitas.

—Gracias... .

No se cansaba de repetírselo, porque era la única forma en la que podía seguir expresando su infinita gratitud... eso y no cobrarle por las futuras visitas de Luz a su consultorio.

—Por cierto, Edalyn —interrumpió, segundos antes de que la bruja termine de ponerse el delantal y amarrarse el cabello en una coleta—, ¿no quieres que mañana te ayude en tu puesto de rarezas?

—Pienso de que la respuesta es obvia.

Eda tendrá las mejores intenciones del mundo; podrá dejar que la familia Park se quede un tiempo, darles espacio y sacrificar su nido para que Willow descanse a gusto, pero si rozaban el tema económico, la bruja peli naranja pedirá resultados suficientes; suficientes como para que ellos mismo pongan su propio pan en la mesa.

—Ou... —balbuceó la morena, momento antes de que el recuerdo, al igual que el primero, se diluyera a su alrededor hasta quedar en el mismo espacio vacío y oscuro—. Así que esos días increíbles que pasé con Willow a los cinco años... no fueron tan increíbles para todos

Aparte, Luz se preguntaba si los padres de su amiga llegaron a contarle la verdad.

— ¡Hey! ¿Por qué me enseñas todo esto? ¿Acaso tu misión es hacerme llorar? —Porque si ese era el caso, de cierta forma lo había logrado—. ¡Ugh! Quisiera encargarme de ti por mi cuenta, así demostraría que también puedo dominar magia negra y encantamientos oscuros, pero si sigues molestándome... 

Tendría que llamar su mamá para que lo exorcice fuera de su cabeza. Luz dio sonoros pisotones en el suelo, que meramente rebotaban en forma de eco en el vació lugar.

— ¿Hola...? —balbuceó extrañada, una vez uno de sus tantos pisotones no rebotaron en un eco—. ¿Me puedes oír?

—Sí, te escucho —respondió cortante, sin dirigirle la mirada. O en todo caso, esos dos puntos blancos que Luz suponía eran sus ojos.

— ¡Titán! —exclamó cayendo de trasero al suelo. La susurrante voz cerca su oído, hizo que un corrientazo pasara por toda su espalda. De las cosas que más le puso la piel de gallina en la vida.

Reincorporándose, Luz talló sus ojos con ahínco y dejó que su quijada cayera un poco, básicamente porque no creía lo que estaba viendo frente ella.

—Hola... nubecita —saludó temerosa, viéndolo de pies a cabeza, o esa era la idea, ya que la suave voz provenía de una pequeña nube oscura, que a duras penas era visible debido a la poca luz de su alrededor—. ¿E-Eres un demonio nube? King me habló mucho de ustedes.

No lo sé —respondió en el mismo tono, de voz suave, casi como si susurrara—. Somos iguales, tenemos una conexión especial.

— ¿Iguales en qué sentido?

No lo sé, Luz —susurró—. No lo sé...

—O-Okey... 

Luz comenzaba a tener un mejor concepto del ente frente suyo. Por la forma de nube que tiene, y que no se puede materializar en el plano físico, solo en su mente, puede descartar que no es un demonio como King o Hooty.

— ¿Entonces eres un fantasma bromista? Seguramente te metiste en mi mente para molestarme un rato.

Si lo era, su madre podría ayudarlo a descansar en paz, ya lo ha hecho antes cuando invocaba espíritus con ese tablero extraño de la sala.

Luz no recibió ninguna respuesta, la nube seguía inmóvil frente ella. Así que decidió seguir con la charla, con la esperanza de convencerlo para que se vaya.

— ¿Tienes un nombre? —cuestionó la morena, solo recibiendo otro susurro por parte del ente—. Oh... Philip; Philip Wider-¿lane? Perdón, es que como le dijiste en voz baja no llegué a escuchar bien. —Dejó escapar una risilla nerviosa—. Soy Luz Luz Clawthorne —extendió su mano derecha, solo para golpeársela al ser tan boba en querer saludar a una sombra/nube de puntos blancos como ojos.

—Lo sé —respondió.

— ¿De dónde eres? Por tu elegante apellido creo que puedes venir del Centro —dedujo la menor tomándose el mentón, consciente de que los refinados apellidos provengan de la zona con mayor apogeo económico de las islas, lugar donde nunca escucharás que alguien tenga dos nombres iguales... como Luz Luz—. ¿Pero qué haría un espíritu del centro en los bordes de las islas?

No lo sé —comentó en un suave tono—. Solo quiero a casa con mis padres.

—Oh... —Sintió un fuerte pinchazo en el pecho.

Si aquel chico fue separado de sus padres, y luego murió de tal manera que su alma en pena sigue deambulando por las islas... Bueno, es una historia suficiente para conmover el corazón de la menor. Ahora quiere ayudarlo a encontrar la paz, sería beneficioso para ambos al fin y al cabo; ella se libraría de él, y Philip se reuniría con su familia.

—Si me despiertas, llamaré a mamá para que te ayude... ella siempre sabe qué hacer. — Aunque primero la regañará por levantarla a media noche.

—Edalyn Clawthorne ya me está ayudando, solo faltas tú.

 ¿Yo?, fue la pregunta que se hizo la menor una vez volteara su mirada hacia atrás y se fijara que solo estaba ella presente.

—Esto me sacará canas —susurró, cansada de que el fantasma siga diciendo lo mismo sin darle explicaciones coherentes—. Bien, chico fantasmagórico, ¿qué debo hacer para sacarte de mi mente? —agravó su tono. Esta vez lo digo en serio, nada de la Luz buena onda.

—Cortar la conexión —explicó—. Alguien tiene que evitar que él siga controlando el corazón del titán, solo así puedo liberarme.

— ¿Uh? —Incredulidad, fue lo que se delineó en el rostro de Luz, ya que chocaba directamente con lo que le enseñaron alguna vez en la escuela—. Hasta donde sé el titán solo es... huesos y más huesos. Tenemos una parte de la costilla en nuestro patio, que King muerde ocasionalmente, tal vez si...

—Cuando llegue el momento adecuado, me darás tu bendición... y así podré irme —Sin que Luz se diera mucha cuenta, la sombra comenzó a alejarse un poco de ella. Ya un par de metros los separaban.

— ¿Te irás? ¡Genial! ¿Cuándo es ese momento adecuado y qué clase de bendición? —Luz se imaginaba algo como un beso, cosa que ella detestaría puesto los fantasmas o demonios no son su tipo.

—Más cerca de lo que tú crees...

— ¡Espera! —El fantasma frente ella desapareció entre la oscuridad; dejándola sobre todo, más que sorprendida, molesta—. ¡Espera, tus innecesarias y enigmáticas palabras no responden mi duda! —Pese a sus reclamos, ya no había más que hacer.

La nube autodenominada como Philip no volvería aparecer en su mente, a menos que vuelva a comer dulces o se golpee muy fuerte la cabeza. Ambas con las mismas probabilidades de suceder.

La habitación oscura donde estaba comenzó aclararse de a pocos. No había falta que Luz sea un genio para deducir lo que pasaría a continuación.

—Creo que es hora de levantarme...

—Despiertaaa, mi bebé casi adolescente —canturreó la bruja, dando pequeños toquecitos en los cachetes de una Luz que se movía débilmente entre sus sábanas, señal de que estaba a punto de levantarse.

— ¿Q-Qué? —balbuceó Luz entre bostezos, saliendo de la pila de esponjosos peluches sobre ella. Talló sus ojos con ahínco y levantó la mirada, visiblemente pesada, como denotaban las ojeras debajo los dos pelitos de sus pestañas inferiores—. ¿Mami Eda, por qué tu voz suena rara? —preguntó aún sin que su vista enfoque bien a la bruja frente suyo.

— ¿Tengo la voz rara? —cuestionó la bruja peli naranja, volteando donde su hermana.

—Déjala, siempre se levanta medio atolondrada. —Una segunda voz femenina fue lo que Luz escuchó, eso solo significaba una cosa.

— *Gasp* —Apresurada, tomó sus lentes al lado de su mesita de noche. Sorprendida de la visita, solo alcanzó a amarrarse a ella en un abrazo—. ¡Tía Lilith! —exclamó, llenando sus cachetes de besitos. No la ha visto en casi un mes, literalmente eso no pasaba desde que era una bebé—, pensé que nunca más te vería de nuevo. ¿Qué haces aquí tan temprano?

— ¿Bromeas?, nunca me perdería el día de limpieza mensual —Lo único que a Luz le gusta de ese pesado día de quehaceres—. Además, tomaremos mucho jugo de manzana para niños... y dialogaremos como señoritas sobre unos "temitas" —concluyó antes de salir de la habitación.

Eda sería su relevo, ella era la bruja quien la llamó en primer lugar y la más interesada en la charla después de todo,

—Siento que tía me quiere decir algo. —Entrecerró los ojos con sospecha—. ¿Mamá, pasa algo malo?

—Nooo... —rodó los ojos, nerviosa—. Digo, sí. Sí pasa algo, pero no es nada grave por el momento... creo.

Ahora Luz tenía toda su atención. Sentándose la orilla de la cama, comenzaría a explicarle brevemente el principal motivo por el cual citó a Lilith, su hermana es mucho más directa en este tipo de cosas.

—Escucha, amor, sé que estás entrando a la adolescencia; te crece vello en lugares vergonzosos, te cambia la voz, el flujo fértil es más intenso, tienes cambios de conducta... y creo que estoy siendo muy pasiva con eso último.

— ¿A qué te refieres? —preguntó Luz, aunque internamente ya sabía a dónde su madre quería llegar.

—Yo también fui joven y tuve mis roces con mamá Gwen. Já... recuerdo que una vez me castigó por negarme a comer mis vegetales, aparte que era muy desconsiderada y a veces cruel con algunas bromas que hacía en el cabello de mi hermana.

Dejarle un gran hueco en su cabello el día de la foto escolar solo era el menor de los males. Recién a los veinte años, Lilith se percató que traía goma de mascar en su cabello.

—A lo que quiero llegar, es que debes regular tu conducta y respetarme más como tu madre que como una amiga más. Cuando digo "no" es no. Cuando te advierto sobre algo, sabes, deberías escucharme y obedecer. Y cuando hablo de algo...

—No debo repetirlo a tus espaldas —complementó la idea entre susurros, rememorando el hecho de la noche anterior, donde se portó muy maleducada con ella mientras subía las escaleras—. L-Lo siento...

Pero consideraba que las disculpas habían llegado muy tarde. Tomando su sábana, volvió a cubrirse de pies a cabezas. El solo pensar lo mal que debió haberse sentido su madre con el comportamiento de anoche, fueron suficientes para que un leve sollozo se hiciera presente en ella.

—Soy una tonta... —susurró, viendo con preocupación cómo su madre la sacaba de la cama con un hechizo de levitación—. Seguro estás enfadada conmigo... y me odias.

— ¡Claro que no!

A veces, es normal portarse así con los padres, y parte de crecer es darte cuenta de los errores y malas actitudes que puedes llegar a tener.

—Jamás podría odiar a mi Luz Luz.

Aunque tampoco significaba que Luz pueda aprovecharse de su pasividad a la hora de poner mano dura, pero de ello hablarán luego junto a su hermana.

— ¿Segura? —Eda asintió, deshaciendo el hechizo de levitación para que Luz pueda abalanzarse hacia ella en un gran abrazo, que las tumbó a la suave cama llena de peluches.

—Cambiando de tema —comentó limpiando tiernamente algunas lagrimitas que amenazaban con resbalarse por las mejillas de Luz, siempre cuidando de no lastimarla con sus largas uñas—, cuando vine a verte en la madrugada, te encontré tirada boca abajo en medio del piso. ¿Soñaste algo interesante?

Todo fue tan confuso, que en cierta forma más que una obra de un ente paranormal, solo parecía un sueño loco provocado por la masiva cantidad de dulces ingeridos.

No lo sé. No recuerdo casi nada.

¡Curiosidades!

—La idea de original de la historia, era que el amigo imaginario de Luz sea el mismo titán, que se apiadó de ella por ser la forma de vida más débil de las islas cuando era una bebé... o más o menos por ahí iba la idea, ya que se me ocurrió otra cosa xd

—No daré muchos detalles de cómo es que Philip llegó ahí, solo diré que intentando volver al reino humano a través del corazón de titán, ocurrió un accidente que acabó con su vida, pero su espíritu quedó amarrado a las islas. No puede descansar en paz, a menos que alguien rompa la conexión entre el corazón del titán y quien lo controla.

— ¿Sabían que Emira también tiene el cabello verde? 👁👄👁️

¡Gracias por ver!

Dale estrellita si te está gustando. Y, si deseas, puedes seguirme para... no sé, llegar tal vez a los ¡800! owo

¡Nos vemos! :D

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