La lucha de una Madre Búho...

By JahirTemple

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Bajo una tormentosa lluvia en medio de un oscuro bosque, una recién nacida Luz fue abandonada por su madre en... More

Cap. 1 - Abandonada
Cap. 2 - Hogar y familia
Cap. 3 - Aprendiendo a ser madre
Cap. 4 - Tía Lilith
Cap. 5 - ¡La primera palabra de Luz!
Cap. 6 - Celos y el primer cumpleaños
Cap. 7 - La primera "amiga" de Luz
Cap. 8 - ¿Por qué no me parezco a mamá?
Cap. 9 - ¡La buena bruja Luzura!
Cap. 10 - Terrores nocturnos en una noche de locos
Cap. 11 - Hechizo de Luz
Cap. 12 - Amity, la nueva aprendiz
Cap. 13 - Camila Noceda
Cap. 14 - ¡El primer encuentro con la rival de Luz!
Cap. 15 - Duelo cancelado
Anécdotas de la madre búho
Cap. 16 - Ocultar los sentimientos, mantener las apariencias
Cap. 17 - Enfermedades humanas, no de brujas
Cap. 18 - Ser una mejor madre
Cap. 19 - Cumpleaños número trece de Luz
Cap. 20 - La aterradora bestia búho
Cap. 21 - Siempre seré tu madre
Cap. 22 - Lilith, Luz, y la crisis de los cuarenta
Cap. 23 - Quiero mi propia vida
Cap. 24 - Eda, búho espía maga bruja rebelde adolescente
Cap. 25 - Día de la madre's
Cap. 26 - Mi tierna morena de lentes
Cap. 27 - Derroquemos al tirano
Cap. 28 - Abuela Gwendolyn
Cap. 29 - Azura lovers
Cap. 31 - ¡Raine Whispers, aléjate de mi mami!
Cap. 32 - Amity vs Boscha... ¿vs Luz?
Cap. 33 - Mi amigo imaginario
Cap. 34 - Friends in Azura's style (1/2)
Cap. 35 - Azura's Book Club (2/2)
Cap. 36 - Reencuentro
Cap. 37 - Envenenando a mi enemigo
Cap. 38 - Despierta, Luz
Cap. 39 - Lo siento, mi pequeña.
🎃Hallowen con Luz y mamá búho
Cap. 40 - Te extraño, mami.
Cap. 41 - Cambios y tiempo de luto
Cap. 42 - ¡Nerd enamorada, nerd enamorada!
Cap. 43 - Hospital humano
Cap. 44 - El otro lado de la historia
Cap. 45 - La triste chica basilisco
Cap. 46 - Encuentra un hogar para Vee (1/2)
Cap. 47 - Hey, mi pequeña búho (2/2)
Cap. 48 - Emperador Dorado es un nombre tonto
Cap. 49 - Beso no tan accidental
Cap. 50 - Luz, una señorita bruja casi adulta
Cap. 51 - Superación y hermanos, ¡muchos hermanos!
Cap. 52 - Investigaciones sobre criaturas no tan mágicas
Cap. 53 - Mi papá es cool, pero...
Cap. 54 - La peor cena de la historia
Cap. 55 - Una incomodidad antes que una verdad
Cap. 56 - La verdad siempre sale a la Luz
Cap. 57 - Dos almas en pena
Cap. 58 - El destino de Luz
Cap. 59 - Querida hermana, ¿me odias?
Cap. 60 - Resentimiento
Cap. 61 - Cicatriz
Cap. 62 - El diario del emperador
Cap. 63 - Juicio
IMPORTANTE LEER. Dibujo de mamá búho incluido 🦉

Cap. 30 - Biblioteca humana

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By JahirTemple

—M-Mami —gimoteó Luz de dolor, apretándose con intensidad la parte baja de su abdomen que yacía cubierta de varias toallas calientes—, me duele mucho.

Sus sonrojadas mejillas se manchaban de algunas lágrimas, producto del punzante dolor y alta sensibilidad en la piel que recibía todo su pequeño cuerpo. Eda trataba de mantenerse firme a su lado, tomándola de la mano y preparando un par bolsas mágicas con agua caliente, aunque no podía evitar que sus ojos se cristalicen en señal de completa empatía. 

Ella sentía con claridad cada dolor del cuerpo de su hija y le desgarraba verla así, retorciéndose de dolor clamando porque su madre la salve.

La menor parecía haberse acostumbrado a la idea que hasta sus periodos de bruja eran raros. Dolores leves en la parte baja de su abdomen, granos, y cambios de humor; sí, era horrible, pero nada que algunas pociones, hechizos y toallas calientes no pudieran resolver. Por un tiempo le fue bien. Tomó varias medidas ingeniosas junto a su madre, quién nunca se separaba de ella y llamaba a Hexside para justificar las faltas por si los dolores la superaban.

No está de más decir que también ha sido la parte más vergonzoso de su vida, para ambas, por razones que ninguna de las dos quiere volver a recordar.

Algún día Luz se infiltrará al salón de fotografías cuando nadie la vea y se quitará los recuerdos.

—Desearía crear una poción lo suficientemente buena que neutralice los síntomas —comentó Luz entre murmullos, harta de sentirse como una dinamita con la mecha prendida que explotaría en cualquier momento. Indirectamente, su comentario prendió un foco en la cabeza de su madre.

"¿Existirá cura o algo remotamente parecido?", Eda se lo cuestionó unos segundos antes que de nueva cuenta Luz volviera a chillar.

—Ven, acércate. No soporto verte así. —Eda pidió amablemente su mano, ayudándola a sentarse en la orilla de su cama.

—N-No, mami —interrumpió Luz, tratando de poner su mejor cara para intentar engañarla y que el dolor no era para tanto. Obviamente no funcionó—. Este "flujo fértil de magia" es el peor de todos... es una sensación horrible.

Y no quería que a su madre también se vea perjudicada.

—Por favor <,Luz, no insistas. Si una chica mala no puede superar algo sola, es normal y práctico pedir ayuda. 

Le resultó un tierno gesto que Luz se preocupara por ella, pero si el dolor era tan fuerte como lo describía, mamá búho debía brindarle completo apoyo, aun eso signifique sacrificar su propia salud.

—Sabes que haría lo que fuera por ti.

Juntó su frente con la de Luz, susurrando con esperanza las palabras de un poderoso hechizo que su hermana, Lilith, le enseño hace algunos años, luego que Luz chocara con un árbol por maniobrar a Owlbert sin supervisión. Resultado, un hueso roto que sanó en la mitad del tiempo determinado gracias al hechizo que dividía la carga.

—Con este hechizo establecido, que el dolor sea compartido —susurró, para luego regalar un tierno beso en la frente de su niña.

Si ambas ya eran unas chicas radiantes, el hechizo las hizo un par de estrellas que brillaban con intensidad, literalmente. Algunos hechizo tienen raras formas de presumir su funcionamiento.

Una vez dejaron de brillar en un aura conjunta, madre e hija se miraron directo a los ojos, sintiendo claramente como su cuerpo empezaba a manifestar los cambios; para bien, en caso de Luz.

—Rayos, no exagerabas esta vez —comentó la bruja tratando de poner su mejor cara, aguantándose todo el masivo y punzante dolor que se acrecentaba de pocos en su vientre—. ¿M-Mejor?

No recibió una respuesta con palabras, el gesto que Luz le regaló definió todo para ella.

—Gracias... —susurró aliviada, por fin pudiendo moverse lo suficientemente bien como para darle un abrazo—. Te amo, mamá.

—Y yo a ti. —regresó el abrazo, que raramente duró cinco segundos menos de los habitual; diez segundo—. Ahora descansa, recuerda que tu abuela Gwen vendrá pronto y te cuidará mientras estoy fuera.

—También amo a la abuela... —dijo Luz, dejando escapar un suspiro—, pero tía Lilith es la que siempre me cuida cuando sales. La extraño un poco y me preguntaba sí...

—Shhh —siseó la bruja dirigiéndose hacia la puerta. Desde hace semanas evade el tema que ella tiene con su hermana. 

Luz la comienza a extrañar, mucho, pero Lilith no puede hacer nada más que llamarla de vez en cuando para que Luz confirme que no había muerto.

—En estos momentos no soy tu madre, soy un fragmento de tu gran imaginación. Y, como tal, te ordeno que vayas a dormir.

—Creo que no debo discutir contra mi subconsciente. 

Luz le siguió el juego y su madre salió de la habitación, dejándola aburrida, con un dolor que si bien disminuyó, seguía lo suficientemente molesto e interfería en su sueño

—Mejor dialogo con mi amigo imaginario para matar el rato.

—Ugh —bufó Eda de dolor, caminando lentamente por los pasillos hasta llegar a cocina. 

Misión: una copa de sangre de manzana que la ayudaría a relajarse.

— ¿Cómo viven las mujeres humanas con este sufrimiento? Ni parir bebés duele tanto.

No es que ella sepa de ello, solo trataba de distraer su mente con sus usuales y sarcásticos comentarios.

Lentamente bajó a la cocina, dispuesta a tomarse una añeja copa de vino, sangre de manzana para adultos, cuando de pronto el escandaloso búho de su puerta hizo que sus todos sus sentidos y cabello se erizaran tal cual un gato. "¡GA'HOOT!", gritó Hooty a todo volumen, avisando que la esperada vista llegó.

La copa de vino deberá esperar.

—Gracias por cuidar a la problemática de Luz esta noche, mamá —saludó Eda, entregándole al instante una pequeña cesta llena con libros y un botiquín de primeros auxilios por si las cosas sin su presencia escalaban a algún desastre, cosa que no le sorprendería.

—Creo que armas mucho escándalo para solo unas horas, ¿qué problemas puede traerme tan maravillosa ni...? —Gwen ni pudo sentar con comodidad en sofá y ya las cosas auguraban puros problemas.

— ¡ODIO MIS PESTAÑAS, SOLO TENGO DOS DEBAJO DE MIS OJOS! —chilló Luz con tanta fuerza y frustración que se escuchó desde su cuarto en el segundo piso hasta la sala. Mal momento para que los malhumorados, y adorables, berrinches se manifestaran.

—Mamá... —Eda apretó su puño con firmeza. Cada vez menos le convencía la idea de dejar a Luz con una bruja que apenas conecta con ella y no sabe con exactitud su verdadera naturaleza humana.

Tal vez Gwen le invite algo o le dé un medicamente para el dolor nocivo, y las cosas escalarían a un mega-desastre.

Su madre, luego de que Eda la considerar mucho tiempo muerta en sentido emocional, intenta arreglar las cosas con ellas. Mamá búho no quiere negarse a abrazar su buena voluntad. Y si a partir de ahora Gwen se haría cargo de Luz con regularidad, debido a la no disponibilidad de Lilith, tendrá que empezar a confiar en ella... confiarle un gran secreto.

—Tendremos una rápida charla sobre lo que significa cuidar de Luz. Y no te preocupes por sus quejidos, comerá algo de helado y caerá en coma.

—Los periodos anormales del flujo fértil de magia pueden llegar a ser muy peligrosos, Edalyn —concluyó Gwen, preocupada al rememorar algunas malas experiencias de amigas con el proceso biológico natural más importante de las brujas—, puedo llevarla al centro de sanadores. La pobre niña no puede retorcerse de dolor toda su vida.

—Tranquila, según lo que leí el dolor se le pasará cuando se haga vieja —comentó Eda con desinterés, terminando de ojear uno de los tantos libros de adolescencia humana—. Aunque si existiera una cura o modo de temporal de calmar los dolores... —susurró.

—Cariño, los flujos fértiles de magia son parte de nosotras, debemos aprender a vivir con ellos.

De todas maneras, ¿quién no quisiera dormir todo el día? 

—Aunque debo admitir que nunca escuché de un irregular flujo que te causé dolores, cambios de humor y granos, es como si...

—Luz no es una bruja... —confesó. Eda encontró el contexto indicado para soltar la revelación

Si no puede confiar en su propia madre para un secreto tan importante, de nada serviría que intente abrir su corazón con ella.

—P-Pero los humanos tienen orejas redondas, mi bisabuela me contaba sobre ellos...

—Es una humana... ahí que no tiene magia—aclaró Eda con un tono más serio—. Ella no tiene flujo fértil de magia como nosotras, sino una variante humana muy, pero muy... jodida.

—Por el amor al titán... —La etiqueta de mala abuela que ella misma se colocó le quedó pequeña, ¿cómo no se le había ocurrido pensar en esa posibilidad antes?

"Mamá, tengo una hija y se llama Luz", las palabras de Eda, en ese entonces, le parecieron de las más comunes. Una hija es una bendición del titán después de todo, pero Gwen seguía tan enfocada en curar a su hija de la maldición que nunca, se avergüenza de ello, nunca preguntó de dónde rayos salió la niña. Sí, después de tiempo Eda le explicó, por mensaje de texto, que era adoptada, pero eso no justificaba que la magia en la menor luciera por su ausencia. No era una bruja, sino una humana... una bendición a la que se apena haber ignorado tantos años.

—Si le hubieras prestado atención a Luz cuando era pequeña, te habrías enterado por cuenta propia. Ahora que te interesa saber de ella y vas a cuidarla con regularidad... ya sabes. —Tenía que decírselo, no vaya a darle algo tóxico o usar fuerza excesiva con ella.

— ¿Y-Y por qué sus orejitas son normales? —cuestionó la mayor.

—Ilusiones permanentes... Me tomó mucho trabajo, y admito que el resultado es increíble —aclaró Eda, ante la duda de su madre porque las orejas de Luz no eran redondas como las de cualquier humano—. Luz dijo que le ayudaría a sentirse más segura, y, bueno, ¿cómo negarme a su carita de bebé?

Dibujó un círculo en el aire para invocar su pergamino, donde tenía grabados varios videos en los que Luz trataba de quitarse la ilusiones, sin éxito, cosa que la emocionaba ya que podría salir sin el temor que alguien descubriera o se burlara de sus raras orejitas.

— ¿E-Ella lo sabe?

—Obviamente no, tampoco planeo decírselo —negó Eda guardando el pergamino en su cabello—. Ella es feliz de esta forma, siendo una miembro exclusiva del exclusivo aquelarre de chicas malas. Por cierto, ya mandé a hacer tu camiseta.

Aparte, a estas alturas le sería imposible tocas el tema frente ella. Le ha mentido y llenado la mente de ideas sobre que será una la bruja más poderosa de todas, así como ella, a pesar de todos los defectos humanos que derivan en su nula capacidad de enfrentar a otros usuarios mágicos, relegándola a la escala más baja de poder.

Eda se levantó de su asiento y le entregó un pequeño diario donde especifica con suma claridad las cosas que Luz puede y no puede digerir, incluyendo pociones. También aclara que debe controlar un poco su fuerza, cualquier abrazo fácilmente podría sofocar a la niña.

—Mamá, me dirás lo que piensas otro día... ya debo irme.

—Oh, cierto. Tienes que traer pilas de objetos valiosos para Lilith —comentó Gwen guiñándole el ojo, ya notificada de la fachada encubierta de "negocio"—. Descuida, Luz está en buenas manos y me aseguraré de no darle nada que su estómago humano no pueda digerir.

Eda escondía el elixir de emergencia en su cabello y le daba un rápido itinerario a los artículos del kit de emergencia que se debe usar por si los dolores de Luz empeoran, cuando de pronto Gwen la tomó de los cachetes para que su mirada enfoque con la de ella. Mamá búho lo hecho cientos de veces con su polluelo, tal experiencia maternal le hizo reconoce al instante la sensación de "mamá a punto de darte un tedioso monólogo".

—Edalyn, sé que dé a pocos hemos ido retomando la confianza perdida de tanto años. Eres una buena mujer que sabe y hace lo mejor para Luz, una niña que tu madre, la boba Gwendolyn Clawthorne, ha ignorado por tanto años —suspiró con pesadez—. No me convence del todo quedarme callada, considerando que todo esto puede escalar a problemas mayores en su vida diaria, pero mantendré la esperanza que algún día le cuentes la verdad... por voluntad propia.

—No soy una bruja que cambie mucho de opinión... 

Eda dudó uno segundos, ya que en sus propias palabras dio a entender que era irrelevante confesarle a Luz su verdadera naturaleza, por lo que no tampoco habría problema en decirlo.

No encontrando más palabras adecuadas para expresarse, dio media vuelta y desde la puerta principal le dedicó unas últimas palabras a su madre.

—Cuida bien de todos en casa —señaló antes de tomar vuelo.

— ¿Debo cuidar de alguien más? —En medio de su pregunta, unas pequeña garritas jalaron de su larga falda

— ¿T-También puedo llamarte abuelita? —cuestionó King sosteniendo su peluche de conejo, entre algunos murmullos de vergüenza.

Gwen no se pudo negar ante tanta ternura desprendida. Por la cara, acabó ganando un nieto más.

Una pequeña bolsa de lagarto por aquí, una pequeña pantalla plana de forma rectangular que sirve como espejo por allá; robos menores que Eda podía efectuar sin levantar sospechas gracias a su magia. Ya no podía dejar a cargo a Owlbert de traer tanta basura como antes, el pobre taliamigo apenas y podía traer basura para uno días, y mamá Eda necesitaba un botín jugoso que cubra la demanda de mantener a una niña, un demonio, una casa y el "negocio" que se trae con su hermana.

Fueron varios viajes de ida y vuelta por la ciudad. Aprovechando la noche y cielo nublado, era difícil que notaran su presencia cuando volaba. Robó en raras tiendas de artefactos eléctricos, en botes de basura de centros comerciales... y se comió un helado. 

La alumbrada ciudad captaba su atención, al igual que cierto recinto por el que ocasionalmente pasaba de lado. El viejo edificio lleno de libros y conocimientos la llamaba a entrar, la curiosidad le picaba, aparte que sería bueno saber si se estrenó otro tomo de Azura para el cumpleaños de Luz.

A través de los años y las experiencias maternales, aprendió que la mayoría de las veces es bueno seguir tus instintos. Sentía cierta nostalgia por la biblioteca y una tremenda curiosidad de recorrer los pasillos. Los diversos sentimientos que apretaban su pecho podían hacerle sentir con claridad que tenía una labor olvidado allí, que había olvidado algo muy importante atrás.

"¿Habré hecho algo malo la última vez que estuvo en el reino humano?" No lo recuerda, ya que cada pensamiento referente a la biblioteca se distorsionada producto de la maldición que la atacó el pasado cumpleaños de Luz. 

Solo recuerda irse, recoger un libro de Azura y luego despertar en su nido, al lado de Lilith y su hija, quienes la miraban con temor, tras tener un encuentro poco agradable con la bestia que mantiene encerrada.

Recordatorio: beber el elixir de emergencia que guardaba en su cabello.

—Listo, creo que con esto basta. 

En total, la bruja recolectó más de cinco sacos llenos de objetos humanos, suficientes para un rato de ventas. Miró la hora que marcaba en su pergamino, le sobraba una hora del tiempo estimado que ella prometió estar fuera de casa.

—Sabes, la noche es joven y confío que mi madre y Luz aún no queman la casa. Me gustaría ir un rato a la biblioteca, siento... una rara sensación de algo muy importante que dejé atrás. —Y con el tiempo a su favor, no sería mala idea ir.

El adorable búho en su hombro, Owlbert, se acercó a ella, golpeándola tiernamente con sus alas para notificarle que no se encontraba tan de acuerdo en ir, pero Eda confundió el gesto y lo tomó entre sus mano para rascarle la pancita con sus largas uñas.

—Además, estoy segura de que la biblioteca tiene una sección prohibida donde posiblemente guarden el siguiente tomo de Azura y encuentre soluciones para la cosa vergonzosa del sangrado en las partes íntimas de Luz.

No perdía nada intentándolo. Sería algo simple, entrar, averiguar y salir. Su taliamigo la miró con cierta preocupación y, en su idioma donde el ulular es el canal de comunicación, trató de hacerla cambiar de opinión. El búho, siendo un ser de magia más receptivo a las emociones, percibió una mala vibra cada vez que pasaban cerca la biblioteca. Intentó advertirle a su bruja, pero ella se mantenía tan metida en la idea de ir que sería imposible hacerla cambiar de opinión.

—Uuu, uuu. Hoot, uuu —graznó Owlbert con las plumas erizadas, temerosa de que la bruja lo arrastre aquel lugar donde claramente no se sentía cómodo.

— ¿Debería tener cuidado? Patrañas, las bibliotecas son lugares aburridos y el único peligro es cortarte con papel —respondió a las quejas de su taliamigo.

—Hoooot. Uuu, uuuuhh.

—No siento ninguna mala vibra. Apuesto que son cosas tuyas.

—Uuuh.

— ¡Hey! Cuida ese pico, jovencito, recuerda que también soy tu madre. 

También la de King, Hooty y Luz al mismo tiempo. Dejó escapar una pequeña risilla sarcástica al rememorar cómo es que su madre pensaba en su adolescencia que ella jamás le daría nietos.

—Si dices otra palabrota, te pondré un sombrero de la vergüenza hecho a tu medida.

Owlbert la miró temor y sus alas temblorosas cubrieron su pico. No quería ser castigado otra vez bajo el crimen de "responder a tu madre" a pesar de tener buenos argumentos contra ella y presentirle que la biblioteca traía vibras negativas que sentía desde el pico hasta la punta de sus plumas. Eda le dio algunas vueltas en su bastón para engancharlo y ocultarlo con un hechizo. 

A la vieja escuela, iría caminando por la parte iluminada de la ciudad, aprovechando el tiempo a solas y agradable brisa para pensar un poco de todo, aunque más enfocándose en la rara sensación que tiene cada vez que piensa en la biblioteca.

Al entrar, lo primero que hizo, siguiendo el modelo de la Islas Hirvientes, fue ir a la recepción donde sacaría un permiso especial para ir a la parte prohibida del lugar. Intentó de todo para que la joven recepcionista confesara la ubicación donde guardaban los libros más turbios jamás escritos, pero, pese a todos sus coquetos intentos, la joven bibliotecaria no tenía la menor idea de lo que Eda le exigía, dándole la indicación que si quería leer algo turbio, vaya a ciertas páginas web desde las computadoras.

La bruja se dio por vencida, y antes de caminar sin rumbo por los pasillos, le regaló una mirada llena de sospecha. Le creerá la inexistencia de una zona prohibida... solo por esta vez.

—Veamos, coquetear con la bibliotecaria no me sirvió. ¿Estaré perdiendo mi toque? —Se cuestionó, caminando si dirección por los pasillos—. Bueno... ¿ahora qué?

Tampoco sintió o recordó algo sumamente importante al poner un pie dentro de la biblioteca, como si las raras sensaciones que sentía solo eran cosas de cansada mente. Lo único que le quedaba era buscar novedades de un posible nuevo libro de Azura y podría irse.

Sin mirar mucho por donde iba, más allá de las portadas de algunos libros de los estantes, y resignándose a no poder encontrar soluciones rápidas para la menstruación de su hija, chocó con la espalda de una chica, a la que tumbó al suelo debido su fuerza natural de bruja.

—C-Carajo... ¡¿acaso no se fija por dónde va?! —increpó la morena, adolorida de la caída. Alzó la mirada para ver quien fue la torpe que la tumbó al suelo, quedándose embobada y con un ligero rubor en el rostro. 

Aquellos ojos color ámbar, maquillaje y extravagante joyería se le hacía muy familiar...

—L-Lo siento. —Eda se disculpó al instante, ayudándola a reincorporarse—. Mi cabezota está en otro lado y no me fijé por donde... ¡Oye!, eres una mujer huma... digo, eres una mujer adulta, ¿verdad? 

La pobre morena a penas y asintió con la cabeza, mareada e incómoda de tratar con una señora tan escandalosa y confianzuda como Eda.

— ¡Qué casualidad, yo también lo soy! Así que, siendo mujeres adultas, podemos hablar de temas de mujeres... adultas, ¿cierto?

—E-Eso creo —murmuró apenada de que aquella señora pálida haya tomado confianza con ella en tan pocos segundos, la suficiente como para que Eda rodee unos de sus brazos alrededor de su cuello.

— ¡Genial! —exclamó Eda de emoción. Una humana en edad fértil tal vez sea la llave para encontrar una posible cura a los dolores de su niña—. Quisiera ayuda; una que la mocosa creída de la bibliotecaria no me brindó.

—Esa mocosa creída es mi amiga.

—Una muy linda por cierto. —No quería empezar a pelear con la mujer que podría ser su ayuda—. Le explico, mi hija tiene casi trece años. Es la niña más tierna de mundo y la amo tanto que le prometí hallar una cura para su sangrado... 

La morena frente ella la miró con una mueca de extrañeza. Regresó un poco en sus palabras, avergonzada de balbucear tanto de las cosas buenas de su hija.

—Mi hija tiene monstruación y quisiera que me ayudes a encontrar libros que contengan una posible cura para el sangrado.

— ¿Qué? —cuestionó Camila, dejando escapar una pequeña risilla acompañada de una onomatopeya similar a la de un cerdito—. Amiga, ¡eres muuuy optimista! ¿Segura que no confundes cosas y tu niña tiene un desgarro? 

— ¿A qué te refieres? —Eda trató de preguntarle por el motivo de su risa, pero la morena volvió a burlarse. Avergonzada, lo mejor sería hacer caso al consejo de su taliamigo y volver a casa—. ¡Solo quiero una saber si lo de mija puede tener solución! ¿Me va ayudar o...?

—Mija... —susurró la morena, interrumpiendo su estado de burla para pasar a uno de preocupación al instante, donde su respiración comenzaba a descontrolarse, sus manos temblaban—. Camila Noceda de veinte años... ¿Cómo te llamas? 

Aún con la mirada clavada en el rostro de la bruja, extendió su mano para saludarla.

—Eda. —Se presentó la bruja de forma seca, negándose a recibir el gesto de una señorita que acaba de burlarse de ella.

A Edalyn se le hizo extraño el repentino cambio de actitud, y aún más las ganas de empujarla se incrementaron cuando Camila la tomó de los cachetes.

— ¡Hey, loca, no me toque! —increpó la bruja alzando levemente su tono.

—Edalyn —murmuró—, ¿me recuerdas?

La morena trató de acercarse más al rostro de Eda, pero ella se negó empujándola con algo de fuerza contra uno estante, del que cayeron varios libros, acto que llamó la atención de un par de personas que peinaban la biblioteca para hallar a la particular morena.

¡Camila! —exclamó una señora alta vestida con una bata, cabello oscuro y tacones, llegando de prisa a la escena seguida de unos jóvenes con ropas celestes parecidas a las del aquelarre de sanación—. Por el amor de dios, Camila. Me suspenderán si no respetas tus horarios de salida. O peor aún, revocarán mi supervisión de tu caso y ahí sí, créeme que ningún otro doctor tendrá tanta paciencia contigo.

Rápidamente, tomó a morena del brazo para evitar que se escapara. Camila ya no quería volver, no después que se encontrara con la mujer que alguna vez le prometió ayudarla.

—Chicos, llévensela —ordenó, y el par enfermeros obedecieron al instante, agarrando de cada brazo a la morena—. Al llegar, date una ducha, cena y mira algo en la televisión. Hablaremos de sus horarios de salida luego que te den tus medicinas.

— ¡N-NO! —bramó la morena hecha una furia tratando de ir donde la doctora y aferrársele, suplicando que se muestre más comprensiva con ella y le crea de una vez por todas— ¡No dejaré que me lleven! ¡Ya no quiero regresar!

Una vez que la primera lágrima se resbaló, el resto la siguió como un torrente que cayó directo al suelo.

—Oiga, déjenla tranquila —comentó Eda de fondo, preocupada que la morena se haya metido en problemas. Aunque no eran de su incumbencia, no se podía quedar quieta si la llegaban a lastimar—. Sea lo que haya hecho la chica, no creo que sea legal llevársela a la fuerza... y sorpréndase que yo sepa del tema.

— ¡La búho! —interrumpió Camila, incrementando la fuerza del forcejeo para que los enfermeros que la guiaban hacia la salida dejen de lastimarla al hundir los dedos toscamente en sus brazos—. ¡Te lo dije! ¡No mentía! ¡Por favor suéltenme, debo seguir buscándola y ella me puede ayudar! ¡ELLA...ELLA ME LO PROMETIÓ!

Un último grito desgarrador que revolvió el pecho de Eda. Lo sintió hasta el alma, de cierta forma entendiendo la causa de tal dolor en su corazón.

Un año atrás.

24 de diciembre, casi medianoche.

—Soy... una chica mala que usa sus habilidades para mantener mi pellejo y el de mi familia. —comentó Eda de forma coqueta, haciendo algunos malabares con su bastón para presumir su ser a la chica de lentes y moño que estaba a su lado—. Tengo algunos trucos guardados que podría usar para ayudarte.

— ¿Cómo los pilares de hielo que creaste? —Pilares que la bruja creó para salvarla de morir atropellada.

—Sip, y tengo más de donde salieron esos.

Hecho el acto de salvarla, y después de empatizar con ella por horas al conocer la historia de cómo la separaron de su hija, Eda le confesó sobre sus poderes, no yendo más allá y evitando mencionar a su hogar en las Islas Hirvientes.

—Chica, acabas de hacer explotar mi mundo. Acaso eres... ¡¿Eres dios en forma de señora pálida que se autodenomina como una búho?! —cuestionó Camila, jalándose algunos desalineados mechones que no estaban amarrados a su moño.

.

—Te puedo ayudar a encontrarla, Camila... —calmó Eda en compañía de un cálido abrazo, que neutralizó el frío de aquella solitaria calle donde estaban.

—T-Tú me puedes... mija... 

Después de tanto años, por fin una pequeña ventana de esperanza se abría frente a ella.

"Gracias...", quiso vocalizar la morena, pero el sollozo que invadió su pecho se lo negaba. Escondió su rostro en el pecho de la bruja. Debido a la marcada diferencia de estaturas, la empapó un poco con algunas gotitas, cosa que lejos de incomodar a Eda, le alivió para que dejara salir su sufrimiento.

—Recuerda, volveré pasado mañana a la misma hora, espérame en la biblioteca, en la sección de libros de fantasía para adolescentes y yo... —Un agudo dolor en la parte alta de su espalda la tumbó al suelo, interrumpiendo la conversación que tenía con la morena—. C-Camila, aléjate por favor.

— ¿Q-Qué sucede? —cuestionó preocupada, sirviendo como apoyo para que bruja se reincorpore.

 El largo cabello de la bruja cubría su rostro, pero Camila con el rabillo del ojo alcanzó a ver algunas plumas que salían de las mejillas de Eda.

—Uhhh... ¿es normal que te vuelvas una especie de paloma? —No recibió respuesta por parte de la bruja; en cambio, esta bufó de ira, escondiendo las grises plumas que se manifestaban en sus brazos.

— ¡Me tengo que ir! —exclamó Eda, separándola de ella unos metros con ayuda de un hechizo.

Ya no había tiempo de llegar a la cabaña, lugar seguro donde puede invocar su portal; para su suerte, las calles se encontraban completamente desiertas y confiaba que la morena guarde el secreto hasta que la vuelva a ver pasado mañana, tal y como se lo prometió.

Eda extrajo de su cabello una pequeña llave, la cual al presionarla hizo aparecer una pequeña maleta que se desdobló un par de veces hasta tomar la forma de una gran puerta de madera. A duras penas se arrastró para cruzar al otro lado antes de sucumbir por completo a la maldición.

Camila se reincorporó muy tarde del gran empujón que le propinó Eda. Ella no llegó a visualizar cómo la excéntrica señora, con la que acaba de compartir horas de búsqueda, se transformó en una iracunda bestia emplumada de ojos negros y letales garras.

— ¡RAAAWR! —Fue lo que la morena alcanzó a escuchar antes que la puerta se cerrara y desapareciera frente a sus ojos.

Aún sorprendida por los raros hechos que Eda logró gracias a su magia, Camila giró violentamente su cabeza a todas las direcciones. Sus temblorosas manos pellizcaron sus mejillas, confirmando que los usuales medicamentos que le daban con regularidad no la estaban provocando alucinaciones.

Había esperanza después de tantos años. Su corazón se aceleró ante la idea de que aquella señora autodenominada como búho podía ayudarla en su meta de reunirse con la niña que no supo cuidar una vez todo el mundo le dio la espalda... ni siquiera se dignó en ponerle un nombre.

Cuando Eda despertó se encontraba echada en un nido, llena de plumas y con la ropa sucia, siendo custodiada por una agotada Lilith y su hija; la niña traía un gran vendaje en el brazo que cubría el gran corte producto del descontrolado ataque en su forma de bestia búho. 

La cabeza le daba vueltas y apenas recordaba su visita al mundo humano, podría hasta negarlo, pero el libro de Azura que traía con ella era la prueba definitiva de su estadía por horas.

"¿Qué hice? ¿Habré lastimado a alguien?", fueron unas de las tantas dudas que invadían su mente. "Biblioteca...", tiene sentido que haya estado ahí por el libro de Azura. "Chica...", recuerda la figura de una mujer morena que le ayudó en su búsqueda. "Luz...", la pequeña de ojos llorosos frente ella tenía miedo de acercársele. Nada de lo otro importa. El reino humano no importa. Primero debe ocuparse de solucionar las cosas con Luz, ya luego tendrá tiempo para pensar en lo que pasó cuando las primeras plumas salieron de su cuerpo.

"Búho... una señora búho", fueron las últimas palabras que pronunció Camila antes de que los sedantes hicieran efecto en su cuerpo y la mandaran a descansar un rato. Nadie le creyó una vez volvió a su habitación, ¿quién lo haría? Ser amiga de una señora pálida que invoca pilares de hielo, vuela, y le salen plumas sonaba como algo sacado de la mente más loca de aquel hospital.

No se olvidó de la promesa que le hizo la bruja, regresó cada día a la misma hora, en el mismo lugar... con la esperanza de que aparezca y la ayude, tal y como ella se lo prometió.

Así es, aprendí a usar guiones y puntos ❤️... creo x"d

Curiosidades:

—Como humana, hay algunas cosas en la vida diaria de Luz que pueden generar problemas en su organismo, pero al creer que es una bruja las hace de todas maneras.

—Después de transformarse en la bestia búho, algunas lagunas mentales se crean en la mente de Eda, además de que olvida todo el día anterior después de volver a la normalidad. Olvidó a Camila por completo. Hondaremos más del tema en los próximos capítulos, este es un pequeño adelanto.

Raine sí estará en la historia, ayudará a Lilith y Eda al ver que alguien se le adelantaron en sus planes contra Belos.

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Nueva historia en progreso <3

¡Nos vemos! :D

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