Uno para el otro (Levi Ackerm...

Cristillumibu द्वारा

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Temporada 1: Terminada Temporada 2: En marcha Intenta no morir en un mundo en donde un movimiento en falso si... अधिक

I Experience
II Star
III Control
IV Hurt
V Mission
VI Smile
VII Energy
VIII Daring
IX Child
X Dream
XI Free
XII Disaster
XIII Folder
XIV Truths
XV Doubts
XVI Torture
XVII Barn
XVIII Fear
XIX Limbo
XX Poisoning
XXI Blue
XXII Letter
XXIII Black tea
XXIV Green
XXV Trees
XXVI Souls
XXVII Destiny
XXVIII Motivation
XXIX Progress
XXX Promise
XXXI Hypothetical
XXXII Fire
XXXIII Welcome
XXXIV Inferno
XXXV Opportunity
XXXVII Worthy
XXXVIII Impulse
XXXIX Conviction
XL She
XLI Melancholia
XLII Traitor
XLIII Rage
Epílogo
Segunda temportada
I Alive
II Old Friends
III War
IV Past
V Cruelty
VI Warmth

XXXVI Mist

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Cristillumibu द्वारा

Respiro agitadamente por la boca al no alzar lo suficiente los pies y tropezar a la hora de llegar a la zona superior del muro, donde personas con el uniforme y equipamiento conversan con serios rostros.

—Cuidado...—. Eren me sostiene de la axila, incorporándome como si de una muñeca de trapo se tratase. Río con nerviosismo, dándole las gracias.

Desde que me senté en la carretilla de camino a los muros, dejando los escombros y cadáveres titánicos humeantes, la bilis ha ido subiendo del estómago al esófago, adquiriendo un malestar progresivo.

—No sabes el alivio que inundó mi pecho cuando te vi, hecha mierda, pero te vi—. Golpeo el hombro de mi amigo, quien habla con atrevimiento hacia mi persona. Mikasa mantiene su postura a unos pasos, echando una mirada de análisis a nuestro alrededor, Armin, sin embargo, mantiene una conversación con Hange y uno de sus subordinados a lo lejos.

—No creas que te veías muy lindo en el juicio, presa de las patadas del capitán—. Le devuelvo, recordando los sucesos pasados. Él jadea de indignación como respuesta, dándome el título de vencedora.

—... ¿pero estás genuinamente bien? —. La cercanía de nuestros cuerpos, a unos centímetros y la intensa luz del sol solo revelan mis facciones agotadas y contraídas en tensión ante los malos augurios que veo venir. —Estás pálida—. Alza una ceja, cuestionándome.

Aunque mi misiva no llega, pues un escalofrío me recorre toda la espina dorsal, provocando el entumecimiento de las piernas temblorosas, no insiste anre mi silencio.

—¿Está el capitán y nadie me dijo? —. Pregunté al aire, viéndolo en la lejanía, con las manos sujetas en su cadera y dirigiéndose a unos soldados, quienes reciben las órdenes en aprobación.

Sus cabellos azabaches caen con movimiento por el viento sobre su frente, sin lastimar lo recta de la nariz y los ojos agudos.

No me ha visto o, por lo menos, no ha dado señales de ello, aún cuando estoy en su mirada periférica.

—Oh, si—. Un leve sobresalto me embarga al olvidar la presencia del castaño a mi lado, quien se acaricia la nuca, suspirando. —La tensión que se apoderó del ambiente cuando no aceptó la negativa del comandante Erwin al unirse al carruaje. La tensión era tanta que se podía cortar con las cuchillas por lo denso—. Sonrío por la situación que se me viene a la mente, pero no dura mucho al recordar la lesión del capitán.

Mas tarde a la conversación se une Armin, provocando el acercamiento de Mikasa al círculo, donde ambos hombres comparten sus ideas.

Sintiéndome algo desplazada al no tener nada que agregar, retrocedo, pateando algunas piedras solitarias.

Espero que Nix haya sobrevivido al desastre. No pude percatarme de su bienestar ante el sobresalto y rápidos movimientos de la legión.

—Tachibana, Hey—. Un joven alto de cortos cabellos me habla, tocándome el hombro por la espalda, me asusto por el repentino toque, más lo encaro. —El capitán Levi te llama—. Sonríe con cortesía, señalándome con la barbilla hacia mi derecha, donde está él, ajustando su uniforme con algunos repuestos en una caja, comparándolos a la vista.

Asiento, agradeciendo y desapareciendo de su vista con rapidez.

Mis pies se mueven, saltando las vías que sirven para el desplazamiento y que amenazan con una caída magistral.

—Capitán—. Saludo, alzando una de mis manos.

Endereza su espalda, incorporándose con una lentitud que es suficiente señal para que mi corazón pierda un ritmo controlado y natural, esto intensificándose cuando sus ojos grises se centran en mi y mi descuidado aspecto.

El ceño se le frunce, otorgándole una pequeña línea de expresión entre las cejas.

—Estás sucia—. Se acerca a paso cauteloso, mediando la distancia prudencial, sin embargo, aquella distancia es cortada cuando se atreve a palmear la tela que cubre mis brazos, desprendiendo de ella una capa de polvo. —¿Tienes heridas? —. La blanca camisa que ahora es entre gris y café no tiene una importante marca de sangre en ella, aunque de todos modos Levi es exigente.

Le muestro las palmas de las manos, rotándolas para mostrar también el dorso, revelando algunos raspones donde la piel se encuentra rojiza.

—Estas son, afortunadamente, las únicas heridas preocupantes—. Son las únicas que he visto, pues sé a la perfección que varios hematomas se irán formando a lo largo de los días.

—Bien, perfecto—. Sus ojos no se apartan de mis dedos. En su pecho veo movimientos irregulares, escuchando suspiros entrecortados, tan bajos que al principio se los atribuyo al sin parangón viento insistente.

—¿Pasa algo? —. Me atrevo a preguntar, ansiosa. El cabello negro brillante no me deja ver sus ojos, ni la mayoría de facciones, por lo que la incertidumbre me es servida.

—S-Solo...—. Por fin, para mi alivio, alza la mirada, donde la guerra entre mis orbes y los suyos comienza, y no sé que es lo que le transmito o si le transmito algo, pero aquellos ojos hacen que un torbellino de emociones se instale en mi corazón, al punto que tantos sentimientos que me expresan me agobian. —...me alegra saber que estás en una pieza—. Lo sabía, me lo transmitió, pero la sorpresa se apodera de mi al ser mis oídos testigos de sus palabras.

El nudo se me forma en la garganta, y sé que una contestación es lo correcto, una correspondencia, sin embargo, me veo incapaz de formar palabras coherentes, sumiéndonos en un silencio donde las voces ajenas a nuestro alrededor se difuminan y solo el sonar de la naturaleza revolotean como mariposas.

Acorto los duros centímetros de distancia y cuelo mis brazos bajo sus axilas, tocando su espalda con los dígitos. Primero empuño, arrugando un poco su chaqueta por la fuerza, pero luego solo caricias por sus escápulas quedan en un delicado tacto.

Atrevida y jugando con la reacción, reposo la mandíbula en su hombro. Finas hebras oscuras hacen cosquillas en mi nariz, llegando así el aroma a limpieza característico.

—No he olvidado nuestra promesa, Levi—. Susurro, cerrando los ojos para sentir como las manos ajenas hallan lugar entre la cintura y la cadera. —No he olvidado nada, lo tengo y tendré presente cada vez que esté en un sitio amenazador—. Continúo.

Pocas veces he sentido el calor de un abrazo, uno sincero al menos, por ello me cuesta en demasía traducir lo que se intenta expresar, pero si me obligaran a decir lo que en ese entonces me pareció, fue la más pura complicidad, donde dos almas dispuestas a compensar y a avanzar con el otro se entrelazan.

—Y-Yo también, Tachibana, yo también—. Sus palabras son amortiguadas por mi corta melena, y ahí es donde sé que ambos estamos sumergidos en nuestra burbuja, donde no existe nada más que el "nosotros"

Sin embargo, no somos ajenos a la cruda verdad, al exterior y nuestras misiones personales, por lo que mas temprano que tarde nuestro abrazo se deshace, dejando una estela del tacto que quedará hasta que se vuelva a repetir.

(...)

—¡La dura Tachibana! —. El golpe para nada medido que me da Connie en la espalda me hace perder el equilibrio, apenas consiguiendo estabilizarme a tiempo.

Golpeo su mandíbula con la palma, aprovechando la brecha de altura, obteniendo un quejido lastimero de parte de mi nuevo amigo.

—Vuelves a decirme así y a agredirme y tendrás una visita del hada de los dientes, ¿me escuchas? —. Chasqueo la lengua manteniendo una imagen intimidante, más, pocos segundos tardo en desmoronar toda la careta y soltar una leve sonrisa.

—No tenía esa imagen de ti, (T/N), pensaba que eras más una roca—. Connie sonríe, retomando su característica personalidad con el grupo luego de sobarse el área lastimada. Sasha asiente energéticamente.

—Gracias por tus palabras—. Rodo los ojos, suspirando. El viento acaricia mi rostro, dándole frescor y llevándose los malos recuerdos.

—Hey, que no lo digo en malas, te hemos conocido mejor y eres una buena persona. Parecías muda cuando se trataba de relacionarte con alguien fuera del circulo llamado Eren, Mikasa y Armin—. Alza las manos en rendición, acto que golpeteo con mis dedos, bajándolas. —Todos pensábamos que (T/N) era una supremacista, pero ahora sabemos que, luego de una larga terapia de Shock, es una reformada ardillita rechoncha y linda, a que si—. Su dedo índice y pulgar presiona una de mis mejillas, estirándola.

Shon uños ñiños—. Unas risotadas se escapan de los labios de Connie y Sasha se une ante, seguramente, las muecas que estoy haciendo gracias al rapado, que ha pasado de tratar mis mofletes a alzar, bajar y juntar mis cejas.

No habría tolerado tales imbecilidades ni mucho menos jugueteos molestos, pero luego de todo lo ocurrido, de lo tenso que significa para toda la legión integrar la existencia de otro humano cambiante, me presto para ser la víctima con tal de alivianar nuestro alrededor.

Sasha siempre ha sido quien más relación ha tenido de todos aquí con las chicas, tanto con Christa como con Ymir, por ello fui testigo como su rostro se contrajo en una mueca de sorpresa y angustia cuando las noticias se esparcieron como virus.

Sonrío, sin embargo, la presión en el pecho me hace recaer en una sensación de incomodidad, de peligro aparente, como si un depredador estuviese con sus ojos sanguinarios sobre mí, listo para saltar y enterrarme sus garras sedientas de dolor.

Dejo atrás un "(T/N), ¿pasa algo?" de Sasha en el momento justo unos momentos antes en que el grito de Reiner, llamándome, es traído por el aire a nuestros oídos.

Intento no mostrarme contrariada a la mención, con el nombre de Eren acoplado, despidiéndome con Connie y Sasha, quienes han dejado de reír para inhalar el tenso ambiente.

—¿Qué tal? —. Alzo la mano, en falsa despreocupación, saludando al fornido rubio y alto amigo a su lado, como un apéndice de tal cuerpo. Eren llega a mi mismo tiempo, dando una sonrisa que flaquea en angustia, y es que parece que el tiempo se ha detenido en malos augurios, a mi percepción los soldados a nuestro alrededor han dejado de existir para dejar solo una línea blanquecina que nos ilumina en fuego amenazante.

Reiner inhala, absorbiendo todo el oxígeno que sus pulmones pueden tolerar. No es imperceptible a mis ojos como Bertolt lo fulmina tenso, con los puños apretados en nerviosismo.

—...—. Con Eren nos damos una leve mirada, queriendo y o intentando no comprender lo que se viene— Hace cinco años destruimos la muralla María y, por consecuente, le dimos un golpe a la humanidad—. La sangre se me hiela y los huesos se me paralizan, abrazados por los músculos, igual de afectados con el frío.

—C-Creo que te estás volviendo loco—. Carcajeo sin gracia, dirigiendo ambas palmas en el pecho de Reiner, intentando detener sus palabras. A pesar de mi tacto invasivo, no reacciona, dispuesto a soltar la lengua.

—Yo soy el titán blindado, chicos, y Bertolt el titán colosal—. Mis manos tiemblan, agarrando con fuerza la camisa hasta que pierden la tempestad y dejo caer los brazos a los costados de mis caderas, flácidos.

—¿Qué locuras estás diciendo, Reiner? —. Contención es lo que intenta dar Eren cuando me agarra del hombro y me tira hacia atrás, justo a sus espaldas, procurando protegerme con su cuerpo. Bertolt hace lo propio con su amigo luego de soltar tales palabras, solo que él con intención de hacer razonar una vez por todas a Reiner, aunque tal acción poco sirve.

—Nuestro objetivo principal en ese entonces no era más que hacer que la humanidad pereciera por completo...— Cuenta, con mirada perdida más allá del verde campo que se vislumbra debajo de las murallas... ¿será posible que...? —... Pero ya no es necesario, no lo es ahora—. La tranquilidad congelada provoca que mi piel se erice en escalofríos. — Eren, (T/N) ...—. La respiración se me corta ante mi mención, dándole mas motivos a mi moreno amigo a fungir de una barrera, cosa que agradezco al verme perpleja. —Deberían conocer, saber que... si ustedes vienen con nosotros a casa, el objetivo de destruir la muralla se desvanece, ¿entienden? —. Muevo los dedos de los pies dentro de las botas, al igual que los de la mano, intentando recobrar el sentido de todos mis sentidos.

—Espera...—. Las palabras de Eren alterado hacen mella en mi psique e impulsando las ganas de hacer actuar mis articulaciones, prepararlas para lo que se viene. —... no entiendo nada—.

—Por el bien de la humanidad que tanto aman, les estoy pidiendo que vengan con nosotros—. Su voz plana, carecida de emoción es solo el antecedente que va en serio, que no se trata de un abroma ni de un tema que podamos esquivar. —Sé que es repentido, dios sabe que lo es, pero es menester que decidan ahora, no hay otra oportunidad, no tenemos otra oportunidad—. Escucho el jadeo de Eren, tan sorprendido que yo. —Vengan a conocer nuestro hogar—. Señala con su mano a un asustado Bertolt, incrédulo.

—¿Por qué yo? —. La voz de ultratumba que sale de mis cuerdas vocales es desconocida para mí, pero entendible a los oídos de Reiner, quien, sereno, dirige su atención hacia mi contrariado rostro —Y-Yo no... digo, soy una soldado—. Titubeo en mi frase.

—Lo siento, siento que no comprendas bien la situación, y que tampoco el tiempo esté a nuestro favor como para sentarnos a charlar detenidamente al respecto, aclarando el tema, pero...—. El grito desafiante de Eren corta toda charla.

—¿En serio piensas que vamos a aceptar una estupidez así? —. La distancia es cortada por él, empujado por la furia en sus venas marcadas.

El corazón me late con rapidez y por mi sangre corre la información de precaución.

Reiner, al escuchar los balbuceos fúricos de Eren, cambia radicalmente la expresión de su rostro, clavando su mirada en mis ojos estupefactos.

—Estás cubierta de mentiras, tantas que te terminarán ahogando. Te juro que en nuestro hogar la verdad te será revelada, ningún sicario vendrá a por tu cabeza y podrás vivir en paz, en un bello futuro, mejor que el que se vive aquí—. Intento encontrar mentiras en su parafraseo, pero sinceridad es lo que llega a mi entendimiento, una sinceridad que intenta caer como miel en el asunto.

Siento, por primera vez, como si el reflejo de mi misma en un futuro se parase ante mí, con el cabello largo y con numerosas hebras blanquecinas, con nuevas arrugas y ojos cansados pero gustosos me devolviesen la mirada, incitándome a dar el brazo a torcer, a asentir y seguir como fiel siervo.

Pero...

¿Por qué tengo que creer en alguien que ha mentido tantos años a sus amigos y compañeros? ¿Por qué tengo que seguir a un asesino? ¿Por qué tengo que creer que lo que tanto llaman hogar no es un infierno?

¿Vale la pena arriesgar a perder todo lo que tengo ahora con la tentativa de conseguir la verdad?

No, no lo vale.

"Dejar el pasado atrás"

Mi familia muerta es mi pasado, los retratos dibujados, los recuerdos impuestos en sueños y el sufrimiento que una vez azotó mi cuerpo lo son, y aunque estos afecten mi presente no san más que una sombra que enfrentaré.

—Ya veo...Tienen razón—. Reiner ríe sin gracia, retorciendo mis intestinos. —¿En qué estoy pensando? —. Dos personas distintas, el que ahora habla y el que alguna vez fungió de madre para sus compañeros y amigos, sobreprotector y dispuesto a otorgar palabras de aliento. —Me volví loco de verdad—. El mal sabor de boca, otorgado quizás por morder con demasiada fuerza el interior de las mejillas, me hacen retroceder con fuerza, llevándome conmigo a Eren al ser éste apresado por la capa.

—Vámonos—. Digo, no solamente para mi amigo, si no también para ellos, sin la valentía de enfrentarlos a la cara en realidad.

Dirijo mi mirada hacia donde todos yacen en quietud, Armin, Hange, Moblit, todos mueven sus labios, pero ningún sonido llega a mis oídos. Veo donde ambos azabaches miran la escena en una atención siniestra, debatiéndose en el momento oportuno para saltar. Han sentido el peligro latente, cosa que me sirve de un balde de agua fría porque eso quiere decir que mis malas impresiones no son solo fantasía.

—Le atribuyo eso a que hemos pasado demasiado tiempo aquí, tres años rodeado de idiotas—. Escucho, tirando el agarre que mantengo en la tela de mi compañero, hasta que mis dedos se tornan blancos por la presión, fallando estrepitosamente, pues mas que unos pobres pasos no logro sacarlo del diámetro de acción. —Éramos unos niños que poco sabían de la vida, pero no los culpo... —. No logro comprender si se refiere a nosotros o a su supuesto hogar. —Si nunca hubiera conocido a esa gente yo no me hubiera convertido en el infeliz que soy ahora—. Aunque está a mis espaldas, oigo como la rabia pura lo consume. El silencio retumba, tenso como humo ahogador. Giro mi rostro sobre mi hombro, justo en el momento en que Reiner, de un movimiento brusco, se deshace de la tela que cubría la herida de su antebrazo. —No sé que es lo que sucederá a continuación, pero si sé que es lo que tengo que hacer —. El vapor que desprende de la marca de enorme dentadura detiene toda acción que podría hacer, quedándome estática y solo dispuesta a recibir la verdad. —Tengo que demostrar el guerrero que soy—.

—¿Lo hacemos ahora? —. El jadeo de Bert apenas cae en mi rango de comprensión.

—Sí—. Responde el rubio, en tenue penumbra. —Lo mostraremos ahora—. Camina hacia nosotros, decidido y como un depredador.

Mi atención flaquea y el dolor me despierta en niebla.

Un brazo presiona mi hombro y me lanza hacia atrás con fuerza, cayendo de bruces al pavimento de pecho, llevándome conmigo a Eren que, todavía preso de mi agarre, no tiene otra escapatoria.

Una cabellera azabache vuela sobre nosotros, y el rayo es tal que ignoro el dolor de mi nariz sangrante por el golpe para ver como Mikasa corta el brazo de Reiner a una velocidad espantosa, para después dirigir sus cuchillas a Bertolt.

Cierro los ojos con fuerza, en un choque de realidad.

Hace algunas horas estaba conversando con ellos, en el mismo espacio físico, dispuesta a fallecer a su lado como compañera, ahora, son los enemigos de la humanidad.

Lo segundo que presencio es como Levi me agarra brusco de la tela de mi espalda y de un jalón me pone de pie. Su semblante, en una expuesta serena furia, se encuentra mirando la escena a mis espaldas, atento.

Abro los ojos, sorprendida, solo para recibir un empujón que intenta alejarme del campo de los sucesos, pero la parálisis de mis miembros inferiores hace que de unas grandes zancadas para encontrar el equilibrio para luego quedarme varada.

—¡Corran! —. Alguien grita y de verdad lo intento, pero nada parece reaccionar.

Reiner empuja a Mikasa hacia afuera de la superficie del muro, hacia una caída libre que solo es retenida por el característico sonido del equipo tridimensional impregnándose en la muralla. Levi salta, empuñando sus cuchillas en contra de un agotado Reiner.

Mi atención se desvanece cuando siento los pasos de mis compañeros corriendo hacia donde Eren y yo, Eren igual de afectado e incapaz de reaccionar.

Armin grita y Sasha me mueve con brusquedad, intentando sacarme de mi ensoñación.

Quiero que todo se acabe, quiero que todo se detenga.

¿Si hubiésemos aceptado esto estuviese pasando?

Finalmente, en una señal silenciosa y en un desastre que se avecinaba, Reiner y Bertholt se unen en un aviso, dejando solo una explosión y una blancura que tiñe el espacio y tiempo.

Mis pies se desprenden del piso, ya no sintiendo un agarre sobre mi cuerpo. La libertad solo es sometida por mi cabeza, que da vueltas hasta que distingo un golpe, presión y calor recorriendo toda mi existencia.

Fuera de un pitido rompedor de tímpanos, nada se oye.

No me quejo, no lloro, sintiendo todo, pero a la vez nada.



Luego de varias semanas se pruebas, estoy aquí, he vuelto con todo. Esta semana tengo mi único examen y ya estaría lista para mis semanitas de vacaciones, por lo que eso indica relajación y tiempo para los hobbies.

Y respecto a este capítulo, me gustó, o sea, no es uno de mis favoritos, pero me agradó como quedó, y es que desde aquí vamos en refalín a la segunda temporada de esta historia.

Como dije, cambié la historia, quedando en que Levi está en todo lo sucedido, aun con la lesión. Quise hacerlo así para poder hacer más amena la narración y avance de la historia, espero que no les moleste.

En fin, espero actualizar rápido y muchas gracias por los comentarios, los leo todos, aunque no responda, que c sepa, soy una infiltrada. 

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