Quédense a leer las notas finales, por fas c:
Luzura: ¡Vengaré los sentimientos de mi amiga Willow! *Lanza su mejor ataque, un gran monstruo hecho de cientos de glifos de luz* Muere *El ataque da de lleno*
Fea Amity: Imposible *Explota*
Mami: ¡Eso estuvo increíble! *Le da galletas infinitas*
Tía Lilith: Tenías razón, Luz. No necesito una aprendiz cuando puedo enseñarte a ti cuando vayas a Hexside *Le entrega su propio bastón*
Luzura: ¡Genial! *La buena bruja había derrotado a su rival, se había ganado de nuevo a su tía y había hallado la poción para que su mami viva para siempre* Otro día en el trabajo
— ¿Amor? —llamó Eda a su concentrada retoña que escribía y dibujaba en su bloc de notas al lado de un estante de libros.
Estaba aliviada de encontrarla, puesto la menor se fue corriendo ni bien le propuso el duelo mágico a Amity para prepararse.
— ¡Mira, mami! —Luz puso el libro en la cara de la bruja, mostrándole el arte literario y de dibujo que acababa de realizar—. Hice una pequeña historia de cómo pienso patearle el trasero a esa Amity. ¡Dibujos incluidos!
—Oh... que lindo. —Con esfuerzo y dedicación, mucha, tal vez su hija se convierta en una gran artista—. Un segundo, ¿y quién te dio permiso de participar en esa pelea? ¿Yo? ¿No, verdad? Porqué mamá te prohíbe participar. Nos vamos a casa.
—P-Pero a ti te gustan los duelos de brujas. —Y Luz no contemplaba decepcionar a su madre en el primer duelo de brujas de su vida.
A Eda le daba gracia ver cómo dos niños se peleaban entre, sí; pero lo que no le daba gracia es que su niña estuviera involucrada en esas peleas de proporciones donde los niños salían lastimados.
—Además, tía Lilith me dio permiso —excusó Luz, señalando a la bruja que acaba de llegar.
— ¡¿Qué tú qué?! —Eda fue de frente a reclamarle a su hermana, por alentar a su hija participar en una peligrosa práctica de magia.
— ¡Es falso! —reprochó Lilith la mentira, regalándole una seria mirada que Luz evitó cubriéndose el rostro—. No le dí ningún permiso. Hablaré con Amity, porque según ella, Luz, tú le dijiste que...
Luz asintió, temerosa de ser regañada por llegar a ser tan imprudente con sus palabras.
—Oh, no... —Si su sobrina aceptó el duelo de brujas, por descarte hizo un "hechizo de juramento eterno"—. Edalyn, sabes que mi labor no es ser pájaro de malagüero pero nuestra niña tendrá que luchar si no queremos consecuencias.
Hace 10 minutos.
— ¡¿Luz?! —llamó desesperada buscando a su hija, poco le importaba los reclamos de los lectores—. Donde pudo meterse ese niña.
Eda estaba sumamente preocupada. Ni bien ella le reclamó a Amity y metió la idea de un duelo de brujas, aprovechó sus glifos de luz para aturdir a su familia y escapar junto a Amity para seguramente iniciar con la pelea.
—Esa niña... ¡más le vale no haber iniciado a pelear! ¡Titán! —Frustrada, Eda pateó una pequeña pila de libros que ocasionó un efecto dominó que terminó derribando unos estantes—. Oh...
—Reza con que Luz y mi aprendiz no estén bajo todo ese desastre. —Asustada, Lilith comenzó a excavar para socorrer a las personas enterradas entre los libros.
—No siento su presencia aquí... —Eda no sabe si llamarlo una especie de sexto sentido, pero desde hace ya un par de años comenzó a sentir algunas corazonadas cuando su pequeña corre peligro—. Separémonos. Grita si la encuentras.
— ¿Sigues recordando que estamos en una biblioteca? —reprochó Lilith, viendo de reojo a la pequeña multitud formada detrás de ellas—. Esto es muy vergonzoso.
Lilith no estaba tan acostumbrada a ser el centro de atención. Después de todo, solo la era la reservada y tímida secretaria/tutora de niños del aquelarre.
— ¡¿Alguno tiene problema que suba mi tono para tratar de encontrar a mi hija?! —Amenazadora, se acercó al pequeño grupo de lectores que murmuraban cosas en torno al caótico comportamiento de Eda, pero ni bien la bruja los encaró, estos se hicieron bolita y negaron cualquier problema que tuvieran con ella—. Eso pensé...
—No puedo creer que seamos hermanas... —Aunque agradece que haya salido a defenderla de esos charlatanes
Mientras tanto.
— ¡Acepto el duelo de brujas! —Amity se había llevado a la morena a un sucio cuarto secreto detrás de un estante de lleno de libros de romance para pubertos—. Extiende tu mano —ordenó.
Luz admiraba y respetaba mucho los duelos. Siempre soñó con estar en uno y dedicarle la victoria a su madre y tía que, visualizaba, la apoyarían desde las gradas.
— ¿Qué haces? —preguntó, viendo como la peli marrón le daba un apretón y formaba un círculo mágico alrededor de ellas.
—Un hechizo de juramento eterno —sentenció con un serio rostro, que Luz intentó copiar para parecer más intimidante. Pero solo logró ser la niña más tierna de las islas.
—Di tu parte del trato —ordenó, desviando la mirada con un leve rubor por ver a la morena tratando de ponerse tiernamente seria—. ¡Rápido, dí lo que quieres que yo haga si pierdo contigo!
No quería que su amiga Lilith las encuentre, ya que seguramente se negaría a que su asombrosa aprendiz cayera tan bajo y aceptara un duelo con una niña bruja que hace rara magia con papelitos.
—O-Okay. Si tú pierdes... ¡te volverás una niña menos seria, te disculparás con Willow! Y leerás la saga de libros de "La buena bruja Azura" —concluyó Luz.
Una vez que obligue a la peli marrón a recuperar su amistad con Willow, no veía con malos ojos la idea de volverla su "amiga de libros". Hasta podrían tener un club secreto de lectura como los que comparte con su tía
—Y si tú pierdes... —Vio de reojo el folleto sobre información para inscribirse en Hexside que Luz tenía entre manos. No se le podía ocurrir mejor castigo—. Nunca podrás volver a poner un pie Hexside.
—Yo no estudio en Hexside.
— ¡Entonces no volverás a aprender sobre la magia!
Sin pensarlo muy bien, yendo de cabeza al peligro, Luz aceptó las condiciones del trato. El círculo alrededor de ellas se deshizo, formando un brillo en la mano de cada una. Juramento en curso.
—La primera en caer al piso pierde. Te veo afuera en una hora... media bruja. —Amity salió del lugar, dejando a una pensativa morena que ahora no sabe si fue sensato lo que acaba de hacer.
—Probablemente todo salga bien —balbuceó, dándose ánimo por ya no haber vuelta atrás. Era momento de que Luzura entre en acción e idee una estrategia para ganar—. ¡Hora de escribir una historia sobre mi victoria!
.
— ¿Sientes eso? —preguntó Eda a su hermana al percibir una ligera fluctuación en el orden del universal gracias a su sexto sentido materno—. Mi niña me necesita.
Guiando a Lilith, fue en dirección al lugar de donde proviene la rara sensación, su antiguo chatarrero oculto de la biblioteca.
10 minutos después. O sea, en la actualidad.
—Pues te lo prohíbo. —Eda seguía en negativa que su hija participe en tan peligroso acto—. La mocosa de tu aprendiz no puede impedir que mi bebé...
— ¡No soy una bebé! —exclamó Luz de fondo, ya que la idea de que su madre la vea como una indefensa bebé empezaba a cansarla, tomando en cuenta que ella quiere ser grande y fuerte para protegerla de los hombres malos.
Sintió el leve malestar de su hija, así que modificó un poco la oración.
—Esa mocosa no puede impedir que mi tierna niña con cara y corazón de bebé estudie en Hexside. ¡Literalmente hace media hora le acabo de prometer que estudiaría ahí!
— ¿Espera qué? —interrogó, volteando hacia Luz que simplemente asintió alegremente.
La noticia agarró de sorpresa a una Lilith que pensaba usar su poder de "nueva amiga" de Amity para convencerla de cancelar el duelo y deshacer el juramento.
—Linda, ¿eso es cierto? Irás a la escuela... —preguntó nuevamente, recibiendo esta vez asentimientos con saltitos incluidos.
—Quiero decir, pensaba en inscribirla... solo pensaba —corrigió Eda, en vano. La pícara mirada de sus familiares le hicieron entender que no le creyeron nadita—. Luego lo discutimos. Tenemos que obligar a tu aprendiz a cancelar el duelo.
—Para eso debemos que encontrarla —indicó Lilith.
A diferencia de Luz, quien esperó afuerita del cuarto secreto como una niña buena, Amity fugó de la escena, entrenar y planear estrategias que usaría contra su rival.
Dio un vistazo a su sobrina. Ese tierno terrón de azúcar no tendría la más mínima oportunidad contra el abrumador poder mágico que Amity concentraba en su ser. Luz era muy inocente, débil, en casi todos los aspectos, tanto físicos como psicológicos debido a su naturaleza humana que su madre a puesto tanto énfasis en ocultar. Amity, por otro lado, es dedicada en todo lo que hace, y lo hace bien, aparte de que su espíritu competitivo le brinda un plus a los avanzados conjuros que domina.
—No se preocupen mis amadas señoritas brujas —comentó la morena, tratando de calmar al par de brujas que fueron a abrazarla—. Barreré el piso con ella... Luego iremos por helado.
—Hora de sacar a la madre interior que llevo.
Antes de que Eda dé un discurso sobre el valor de saber perder a veces, que lo importante es participar, y esas cosas que viene predeterminadas en cada madre del mundo, de reojo captó la figura de Amity un par de metros más adelante.
— ¡Ahí está! ¡Rápido, Lilith! —Jaló a su hermana para ir donde la niña, dejando sola a su hija mientras tanto.
—O-Okey... entonces seguiré con mis dibujos, digo, con mi estrategia —comentó Luz, dirigiendo otra vez su atención a los coloridos trazos que, por alguna razón, habían desaparecido—. Odio a las brujas invisibles —masculló, comprendiendo el engaño en el que su madre y tía cayeron.
— ¿Se te perdió algo? —La Blight engañó al par Clawthorne con una ilusión para quedarse a solas con Luz e intimidarla un poco antes del duelo—. Owww... ¡Qué lindo dibujo! —exclamó con un sarcástico tono que hirió a la morena.
— ¡Tú! —chilló Luz, apuntándola con sus crayones—. Voy a hacerte comer tie... E-Espera, ¡por favor no los...!
Muy tarde, la brujita redujo a cenizas los dibujos y pequeña historia que creó en menos de diez minutos. Dolió en el alma, jamás nadie fue tan cruel con ella, al mismo tiempo que menosprecio su trabajo, hirió su corazón.
—El trabajo de mi vida... —murmuró, apretando la parte baja de su polera en un intento de contener las negativas emocione y no parecer alguien patética frente su rival
—Ya veo porque tu madre quiere cancelar nuestro duelo de brujas. —Malvadamente, Amity sopló las cenizas de los dibujos directo al rostro de Luz, que solo pudo tratar de cubrirse el rostro con sus manitos—. Eres una tonta y débil bruja sin talento.
— ¡C-Cállate! —La ceniza entró en sus ojos, causándole una irritación que incrementaba sus inmensas ganas de caer en llanto.
—Llorona y muy frágil. —Amity intensificó su burla, dándole algunos malintencionados piques en su torso que le provocaban ardor—. Además de que no puedes hacer magia como alguien normal, bicho raro.
—Y-Yo... —sollozó, evitando verla a los ojos.
Luz puede hablar mucho sobre matar, golpear, robar; cosas que aprendió de King, aun así, ella es una persona muy pacifista con un noble corazón de oro. Pero esa bruja malvada empezaba a colmar su paciencia
—Tú y tu madre, a pesar de su evidente diferencia física, son iguales-Mismo comportamiento, mismos gestos, misma forma de expresarse. Dos gotas de agua —enumeró Amity—. Un par de bichos raros nada propios de llevar el alto el apellido Clawthorne como la señorita Lilith.
Luz no resistió más, comenzando a emitir un leve sollozo que demostraba que las duras palabras de Amity poco a poco hacían añicos sus sentimientos y generaban desdicha en su corazón.
— ¿La bebé no va a parar de llorar? —burlona, imitó los quejidos de la morena—. Sniff, sniff... solo falta que llames a tu madre.
—Mami Eda... —susurró inconscientemente, forzando más motivos para que Amity se burle.
— ¿Mami? —Era una palabra tan cursi y de bebés, perfecta con la que ella podría seguir mofándose—. ¡Pues tu "mami" es una tonta que solo cría brujas consentidas, mimadas y...!
Luz tuvo suficiente. Cansada de seguir soportándola, la empujó con todas sus fuerzas, al punto que Amity cayó de espaldas al suelo, quedando un poco aturdida por el repentino impacto.
—Auchi —gimoteó de dolor, fijando nuevamente su mirada en Luz.
El duelo de bruja acabó antes haber empezado
—Puedes decirme todo lo que tú quieras, insultarme si quieres, pero no te metas... ¡con mi mamá!
— ¿Luz?
Las hermanas escucharon el chillido de la menor que resonó por los pasillos, alertándose tras no encontrar el rastro de Amity.
— ¡Estúpida, niña tonta! —bramó Amity. No le devolvió el empujón. El coraje que la envolvió provocaría que fuera más lejos.
Con su dedo, dibujó un círculo que envolvió toda su mano de un lodo color morado. Para Luz fue de las cosas más geniales que haya visto en su vida, y eso que ha visto muchas cosas, pero para su madre, que corría para socorrerla, no significaba nada bueno.
La peli marrón se acercaba lentamente a una morena que retrocedía con temor al ver cómo su rival alzaba su brazo, dispuesta a golpearla con el impulso adicional de tener la fuerza de un abominable. Amity la acorraló, y no tenía más glifos de luz en su cabello. La humana tensó músculos y preparó su cuerpo para el impacto. cerrando sus ojos y cubriéndose con sus bracitos mientras imploraba mentalmente por alguien que fuera a socorrerla.
Sin embargo, pasado el tiempo estimado, el impacto esperado nunca llegó. Era eso o Luz pensaba que ya estaba en el cielo de las brujas.
—Eso me dolió un poco... —gimoteó la bruja, sobándose la espalda. Eda llegó justo a tiempo, cubriendo la pequeña integridad de hija al recibir ella el impacto en su lugar—. ¿Te encuentras bien, mi Luz?
— ¡Amity! —regañó Lilith, llegando lo más rápido que pudo a la escena.
Podrá amar a su sobrina como a nada en el mundo, pero no podía dejar de lado las responsabilidades que tenía en el cuidado de su aprendiz.
— ¿Qué pasó? —Lilith la envolvió en un abrazo, lo que obligó a Amity a deshacer su puño cubierto de baba de abominación.
—L-Lilith, ella me... —Amity intentó excusarse, pero no le serviría de nada si todas fueron testigos de sus actos—. Tenemos un duelo de brujas...
—Pues yo digo que cancelar ese dichoso duelo —sentenció Eda, tomando bruscamente a su hija de la mano para guiarla a la salida.
— ¡No! ¡Debo recuperar el honor de mi amiga! —insistió Luz, escapando forzosamente del agarre de su madre.
—Luz, vamos a casa. El duelo se cancela —comentó entre dientes. Su paciencia comenzaba a acabarse. No soportaría más tonterías de luchas que pongan en riesgo la integridad de la persona que más ama en el universo.
—Pero... —Amity era la bruja menos indicada para dirigirse a la dama búho en estos momentos—. ¡Tengo que vencerla en un duelo!
— ¡CAN-CE-LA-DO! —exclamó a todo pulmón, intimidando a una pequeña Amity que veía como los ojos furiosos de la bruja le quemaban la frente, literalmente, gracias a un hechizo, mientras ella trataba de defenderse detrás de Lilith.
Sin su intervención, Eda preveía que el daño provocado a su pequeña hubiera sido fatal, ya que Amity, al no saber la verdadera naturaleza de Luz, atacaría con toda la fuerza que sus conjuros y anatomía le permitieran.
—Lilith, llévatela antes de que olvide que estoy tratando con una insolente niña —sentenció Eda.
La mayor asintió sorprendida, y algo temerosa, por escuchar cómo indirectamente amenazó a una niña.
—Lilith... —Tomó tímida la mano de su mentora tras tremenda llamada de atención por parte de Eda. Se sentía rara, por alguna razón que no sabía explicar—Quiero ir a casa
—Seguro... —comentó Lilith, regalándole una tierna sonrisa a la menor—. Querida Amity, primero guarda tus cosas en tu mochila. Ahora voy.
Una vez aseguró que su aprendiz no sufrió daños, puso toda su atención a la niña más importante de su vida.
Amity no era tonta. Sabía que Lilith prefería la compañía y prestaba más atención a la débil morena con la que casi barre el piso. "¿Alguien tan insignificante y poco resaltante puede ser muy amado?", aquella pregunta chocaban directamente con las enseñanzas y estilo que sus padres, su madre sobre todo, le inculcaron.
Sí una bruja es fuerte, es amada. Si una bruja es débil, es ignorada. Simple.
Entonces, ¿por qué Lilith amaba más al bicho raro que a ella? Amity no tenía una respuesta clara para eso, ¿tal vez por qué son familia? No lo cree, ya que si ese fuera el caso, ella sería la brujita más amada de su casa.
— ¡No es justo! —A pesar de casi salir lastimada, Luz seguía de terca en continuar con la pelea—. Mami, ella me dijo cosas muy feas. ¡Te insultó y luego te golpeó! Yo no puedo permitirlo o...
—Luz, por favor entiéndeme... —suspiró, firmemente tomándola de los hombros. Eda se arrodilló a su altura, para transmitirle su mensaje con la mayor claridad posible y que el tema quede zanjado—. Desde el primero momento que llegaste a mi vida, he intentado por todos los medios posibles mantenerte fuera de peligro. Pasé noches sin dormir, vigilando que no te secuestraran cuando eras bebé. Peleé con docenas de brujos que quisieron atraparte. En momentos de escases, no comí para darte a ti un plato de comida. Antes era mucho más fácil porque no te separabas de mí. Estás creciendo, lo sé. Necesitas desarrollarte como bruja... pero si me vienes con esto, ¡un duelo de brujas al que sabes no estás preparada! Mi deber siempre será cuidarte y amarte, así que no te pondré en riesgo por una absurda contienda. T-Te amo al infinito con todo mi corazón...
Las palabras las superaron. Agachó su mirada y su voz se tornó temblorosa. No quería que su hija la viera así de débil.
—No soportaría si algo malo te llega a pasar algún día... No lo soportaría, Luz. ¿Me entiendes?
La menor limpió tiernamente las lágrimas que caían por las mejillas de su madre. Odiaba verla de esa forma por su culpa, tenía que empezar a ser más consciente de sus actos si quería ver radiantes a su madre y tía; las dos brujas más importantes de su vida.
—Yo también te amo hasta el infinito —susurró Luz, regalando besitos en el cachete de la bruja. Era su turno de demostrarle su incondicional cariño a forma de disculpas—. Déjame cuidar de ti también, mami. Creceré y seré una gran bruja. Nunca te abandonaré. Lo mismo para ti, tía Lilith.
—Mami... —susurró Amity, antes de tomar sus cosas y salir corriendo de la escena sin que mentora se diera cuenta. Tenía mucho por lo que reflexionar al llegar a casa.
—Hermana, ¿acaso estás llorando? —preguntó Eda, regresando a su burlona actitud.
—N-No —mintió, ya que la sombra diluida bajo sus ojos, su empapado pañuelo y sus constantes sollozos mostraban lo contrario. La escena le llegó al corazón, similar a la vez que conoció a su sobrina por primera vez—. S-Sí...
Luego de que las boten de la biblioteca por todo el escándalo armado.
—Así se siente ser una rebelde, "Lilith Clawthorne y su rara sobrina están vetadas indefinidamente" Genial... —leyó el cartela gigantesco que apareció en la puerta exterior de la biblioteca. Ahora tendría que buscar un nuevo lugar donde entrenar a Amity.
—Vamos por helado para celebrar que tía Lilith es una bruja del aquelarre de chicas malas. Mami, saca la camiseta.
—Esa es una genial idea. —De su cabello, Eda le hizo alcanzar una camiseta con el nombre del aquelarre y un dibujo de ella junto con Luz en poses geniales.
—Supongo que soy feliz de pertenecer al mismo grupo que mi familia. —Lilith dio un pesado suspiro, para luego proceder a vestirse con la prenda entregada—. Siento que me olvido de algo.
—Si te olvidaste no debe ser algo importante —canturreó Luz dando pequeños y alegres saltitos—. ¿Vamos a ver películas en casa de tía Lilith?
—Mi casa... —Ahora que lo analiza, su hogar puede ser un lugar más cómodo para que Amity aprenda y desarrolle su magia—. ¡Mierda, me olvidé de Amity!
—Esa bruja fea. —Luz fingió náuseas tras escuchar el nombre de aquella bruja malvada insulta madres.
—Estoy en casa... —saludó Amity con pesadez.
Abrió lentamente la gigantesca puerta, esperando recibir el eco de la solitaria mansión como única respuesta; pero, para su sorpresa, alguien si se había preocupado por su tardanza. Ella pensaba que todo se encontraban en la nueva presentación de ilusiones en la que sus hermanos brillaban habitualmente.
— ¡Amity! —Una alta y esbelta figura prendió las luces del salón, yendo a saludarla—. Niña, me tenías muy preocupada.
—Perdón. Pensé que llegarían tarde por estar en la presentación de Edric y Emira, así que le pedí a la señorita Lilith que me enseñara un nuevo hechizo poderoso... mami —interrumpió así misma, cubriéndose la boca al instante, avergonzada de repetir las mismas infantiles palabras de la morena.
"Mami", la agarró desprevenida.
—Recuerda querida, tienes que ser más formal a la hora de hablar o... —Internamente se cuestionó si debía permitir ese lenguaje. Era tan tierno y lleno de amor, pero no. Mantuvo su firmeza muy a su pesar—. Olvídalo. Vamos a cenar y luego te leo un cuento para dormir.
— ¿E-En serio? —preguntó la menor, sorprendida que su madre se ofreciera a realizar aquel acto. Desinteresado no, ya que sospechaba su madre lo dijo sin pensar al seguir vitoreando internamente el espectáculo que ofrecieron sus hermanos—. O-Okay. Cenaré, pero ¿puedo dormir contigo y padre?
La petición escapó de sus labios. Amity al instante volvió a cubrirse la boca.
Sumado a la felicidad por la presentación de su mayores hijos, Amity se había portado tan bien estas últimas semanas. Sacando excelentes notas en los cursos de verano, siendo la mejor anotadora del equipo de Grugby, portándose tan obediente y cortando lazos, muy a su pesar, con Willow.
Consentirla suena a una recompensa adecuada.
—Solo por esta noche.
Final del arco infantil (1era parte de la historia)
Gracias por llegar hasta aquí <3 Espero que les haya gustado
La próxima actualización no será un capítulo en sí, si no que será un especial llamado "El diario de la señorita búho" Donde contaré anécdotas de como Luz chiquita, siendo un torbellino de dulzura y travesuras.
OJO:
—Este especial contará como es que Luz descubrió el hechizo de hielo y cómo fue su examen de ingreso a Hexside. ¡No se lo pierdan! :D
—Estos especiales se harán cada vez que Luz entre en una nueva etapa de su vida. Ya se darán un idea de cuantos habrá jsjs
—Habrá un salto temporal de 3 años, por lo que las edades quedarían así
Luz, Amity, Willow (13) Boscha (12) Gus (11) Edric (15) Emira (15, pero 2 minutos mayor que su hermano xd)
Eda (39) Lilith (41) Camila (33)
— ¡Dejen sus preguntas acerca de la historia! Gustosamente las responderé en las notas del siguiente capítulo :3
¡Gracias por leer! ¿Me podrías dejar una estrellita si te está gustando? Un follow tampoco es mucho pedir e.e
Con respecto al debut de Odalia...
—Vaya, vaya. Malévolo cucarachón se nos puso sentimental