La lucha de una Madre Búho...

Da JahirTemple

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Bajo una tormentosa lluvia en medio de un oscuro bosque, una recién nacida Luz fue abandonada por su madre en... Altro

Cap. 1 - Abandonada
Cap. 2 - Hogar y familia
Cap. 3 - Aprendiendo a ser madre
Cap. 4 - Tía Lilith
Cap. 5 - ¡La primera palabra de Luz!
Cap. 6 - Celos y el primer cumpleaños
Cap. 7 - La primera "amiga" de Luz
Cap. 9 - ¡La buena bruja Luzura!
Cap. 10 - Terrores nocturnos en una noche de locos
Cap. 11 - Hechizo de Luz
Cap. 12 - Amity, la nueva aprendiz
Cap. 13 - Camila Noceda
Cap. 14 - ¡El primer encuentro con la rival de Luz!
Cap. 15 - Duelo cancelado
Anécdotas de la madre búho
Cap. 16 - Ocultar los sentimientos, mantener las apariencias
Cap. 17 - Enfermedades humanas, no de brujas
Cap. 18 - Ser una mejor madre
Cap. 19 - Cumpleaños número trece de Luz
Cap. 20 - La aterradora bestia búho
Cap. 21 - Siempre seré tu madre
Cap. 22 - Lilith, Luz, y la crisis de los cuarenta
Cap. 23 - Quiero mi propia vida
Cap. 24 - Eda, búho espía maga bruja rebelde adolescente
Cap. 25 - Día de la madre's
Cap. 26 - Mi tierna morena de lentes
Cap. 27 - Derroquemos al tirano
Cap. 28 - Abuela Gwendolyn
Cap. 29 - Azura lovers
Cap. 30 - Biblioteca humana
Cap. 31 - ¡Raine Whispers, aléjate de mi mami!
Cap. 32 - Amity vs Boscha... ¿vs Luz?
Cap. 33 - Mi amigo imaginario
Cap. 34 - Friends in Azura's style (1/2)
Cap. 35 - Azura's Book Club (2/2)
Cap. 36 - Reencuentro
Cap. 37 - Envenenando a mi enemigo
Cap. 38 - Despierta, Luz
Cap. 39 - Lo siento, mi pequeña.
🎃Hallowen con Luz y mamá búho
Cap. 40 - Te extraño, mami.
Cap. 41 - Cambios y tiempo de luto
Cap. 42 - ¡Nerd enamorada, nerd enamorada!
Cap. 43 - Hospital humano
Cap. 44 - El otro lado de la historia
Cap. 45 - La triste chica basilisco
Cap. 46 - Encuentra un hogar para Vee (1/2)
Cap. 47 - Hey, mi pequeña búho (2/2)
Cap. 48 - Emperador Dorado es un nombre tonto
Cap. 49 - Beso no tan accidental
Cap. 50 - Luz, una señorita bruja casi adulta
Cap. 51 - Superación y hermanos, ¡muchos hermanos!
Cap. 52 - Investigaciones sobre criaturas no tan mágicas
Cap. 53 - Mi papá es cool, pero...
Cap. 54 - La peor cena de la historia
Cap. 55 - Una incomodidad antes que una verdad
Cap. 56 - La verdad siempre sale a la Luz
Cap. 57 - Dos almas en pena
Cap. 58 - El destino de Luz
Cap. 59 - Querida hermana, ¿me odias?
Cap. 60 - Resentimiento
Cap. 61 - Cicatriz
Cap. 62 - El diario del emperador
Cap. 63 - Juicio
IMPORTANTE LEER. Dibujo de mamá búho incluido 🦉

Cap. 8 - ¿Por qué no me parezco a mamá?

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Da JahirTemple

—Mami, ¿puedo dormir en casa de Willow esta noche? —preguntó tímidamente Luz, al mismo tiempo que tenía el pergamino pegado a su oreja.

—No —respondió la mayor, sin tomarle mucha atención por estar ocupada con una nueva receta para la cena.

—Intenta otra vez —se escuchó una vocecita del otro lado de la llamada.

—Okey, Willow —Nuevamente, Luz se armó de valor, aun sabiendo que a su mamá no le gustaba qué le repitan las cosas—. Mami, mami, mami. Mami, ¿puedo dormir en casa de Willow esta noche?

—No —sentenció en automático.

—Tengo una mejor idea. —Una vez más, ambas amigas comenzaron a cuchichear otro plan.

Veinte segundos después.

— ¡Mami, mami, mami, mami, mami, mami! —exclamó si calma, jalando la falda de su madre para que le tomen atención—. Mami, mami... ¡Mami!

Mentalmente, Eda contó hasta diez antes de contestarle.

— ¿Qué deseas, hija?

— ¿Puedo dormir en casa de Willow esta noche? —insistió la menor por tercera vez, pero esta vez tenía un as bajo la manga—. Con la condición de que...

—No —respondió negativamente por tercera vez. 

La paciencia era una virtud que Eda nunca tuvo, pero tuvo que aprender a la fuerza.

—Lo siento, Willow. Mami Eda no quiere. —Luz salió de la cocina con un deprimido andar, que no pasó desapercibida por la mayor—. Disfruta de la pijamada con tu amiga...

—Para la próxima, ¿puedo ir a tu casa junto con Amity? —preguntó la brujita de las plantas.

—Uhmmm... —Luz chaqueó la lengua. Su mamá era muy protectora y cariñosa con ella, no quería ser avergonzada frente a la amiga de su amiga—. Noup. Adiós, Willow.

—Oh... Adiós, Luz.

Pesadamente, Luz clickeó para cortar la llamada.

—Rayos... —Luz resopló, aguantando las ganas de derretirse en el sofá por negativa de su madre.

Cubrió el rostro con un cojín, realmente pensó que esta vez lograría salir de casa para estar con su mejor, y única, amiga.

—Luz... —Eda llegó a la sala, arrodillándose para plantarle un besito en la mejilla a su niña—. Perdón, pero dejarte sola en una casa desconocida no me aspira confianza alguna.

En parte era eso, aunque su principal temor era que la ilusión de las orejas puntiagudas, que conjuraba en Luz cada vez que salían, no durara lo suficiente como para pasar una noche en casa de Willow.

— ¡Pero es casa de Willow! ¡Quiero pasar tiempo con ella! —Alzó levemente su tono de voz. Las únicas veces que pueden verse, son cuando su mamá la lleva a la zona de juegos cada dos días, y solo por una hora—. Además... era mi oportunidad para hacer otra amiga ¿Por qué no podemos salir? No hacemos nada malo, tú eres una bruja que todo el mundo quiere.

Luz misma era testigo de ello. Su madre cambió respecto los primeros roces de conciencia que recuerda de ella. Se había vuelto el alma carismática del mercado y plaza. Gracias a ello, el negocio iba bien, Eda ya no necesitaba tanto de la ayuda económica de Lilith como antes. No obstante, la tía cuervo usualmente era insistente en apoyarlas con los estudios de Luz.

—Todos te quieren... excepto los guardias malos —expresó molesta, apretando sus puños de solo pensar las veces que aquellos hombres vinieron a intimidarlas.

—Es complicado... —Las mismas palabras que Luz se cansa de escuchar—. Lo entenderás cuando crezcas.

— ¡Cumpliré ocho años en unos meses! ¡Soy una niña grande! —Infló el pecho y se paró de puntitas, en un intento de llegar, por lo menos, al ombligo de su alta mamá.

—Entonces... cómo niña grande tal vez puedas alcanzar esto.

Con un hechizo, Eda arrebató la manta que Luz permanentemente usa como capa, amarrándola en la parte más alta de su bastón para que la pequeña intente alcanzarla con saltitos.

— ¡Mi mantita! —chilló, viendo como su madre usaba lo que más quiere en el mundo como una bandera de azul claro—. ¡Mami, devuélvemela! ¡Está bien, no soy tan grande! 

Algunas lagrimitas no tardaron en caer por sus mejillas. Sumado al hecho de su agitado respirar, Eda dio por hecho, rápidamente, que a Luz no le gustó la broma.

—Ay... —Siente que se excedió un poco, sabiendo lo apegada que Luz era a esa manta que tejió para ella—. L-Lo siento, amor. Era una broma.

—P-Pero a mí me gustan esas bromas. —La oración tomaba tiempo, las entrecortadas palabras productos del sollozo no la dejaban pronunciar fluidamente—. N-No me gustan porque me hacen sentir d-débil *Sniff*. Yo quiero ser fuerte para protegerte de los hombres malos que te persiguen.

El corazón de Eda no podría derretirse más ante tanta ternura.

—Mi vida... —Poco importándole la objetividad, ninguna niña podría ser tan dulce como su pequeña—. Te comería a besos si no fuera ilegal.

— ¿Es ilegal? —preguntó Luz, dejando que su madre limpie su rostro con un pañuelo.

—No si nadie nos ve. —culminó de limpiar sus mocos, para comenzó a darle pequeño besitos en sus mejillas. 

La pequeña chillaba con una inmensa felicidad producto del cariño y las cosquillas.

— ¡Hoot, hoot! —El búho dio un portazo, interrumpiéndolas—. ¿Adivinen que anciana de pelo azul está llegando en su bastón?

— ¡Tía Lilith! —exclamaron al unísono.

—Gracias, hermana, por cuidar de Luz mientras estoy fuera... en el mundo humano —susurró lo último.

—No hay problema, siempre amaré pasar tiempo con mi sobrina. —Y a Luz le encantaba pasar tiempo con Lilith, ya que siempre le narraba sobre la magia y una escuela a la cual quisiera algún día asistir—. ¿Lista para pasar una tarde de chicas, pequeña?

—No soy... —Luz hizo una leve pausa, recordando el reciente incidente con su mantita—. Rayos, tienen razón, soy muy pequeña.

En parte era verdad, pero que Eda y Lilith sean altas y usen tacones tampoco ayudaba

—Ya crecerás... eso espero —murmuró Lilith. Dejó a Luz en el sofá y tomó a Eda de la mano—. ¿Tienes un segundo? —Eda sintió; el par se adentró en la cocina mientras King jugaba con Luz en la sala—. ¿Pensaste en lo que te dije?

—Uhmmm... No —respondió Eda como si se tratara de un juego, cosa que molestó a la mayor—. Bueno, si lo pensé, pero no me siento cómoda con la idea. Además, no sabemos si Luz puede hacer magia.

— ¡Para eso está Hexside!

La escuela de magia más famosa de las islas. El alma mater de las grandes brujas, a excepción de Eda, que en sus últimos grados de estudios se volvió una autodidacta.

—Puede empezar con algo básico, como hacer pociones o criar grifos bebé —propuso Lilith.

—Primero déjame ver que encuentro acerca de la anatomía humana y su conexión con la magia.

Eda, con todo el dolor de su corazón, era realista con algunos casos. Puede que en algún momento ella no esté para protegerla a su Luz, si las cosas salían mal con el aquelarre del emperador, así que enseñarle magia era esencial. Lilith lo sabía también, y su idea de ponerla en Hexside le parecía la mejor opción por varios factores.

—Mami, ¿ya te vas? —preguntó la pequeña, asomándose por el marco que daba a la cocina.

—Así es. —Con un hechizo, atrajo a la bebé hacia ella y le dio un besito de despedida en el cachete—. Recuerda, no hagas enojar a tu tía o le saldrán más arrugas.

—Pero eso solo sale a la gente vieja —comentó Luz inocentemente.

— ¿Cuántos años crees que tiene la tía Lilith? Te daré una pista, más de un tercio de siglo—susurró burlonamente, con la intención que su hermana la escuchara—. Guau... Tantos años y ni un be...

— ¡Edalyn! —reprochó sumamente avergonzada, empujándola hasta la puerta para no darle la oportunidad de mencionar que aún no ha dado su primer beso.

— ¡Adiositooo! —gritó Eda antes de cruzar por la puerta.

—Odio cuando se pone en ese plan de molestosa... —Sintió que algo jalaba su falda.

— ¿Me puedes leer una historia? —preguntó Luz tímidamente.

—Está bien, ¿quiere que te lea "El buen amigo Otabin"? —El libro de menores por excelencia en las islas.

—Mamá me lo lee todas las noches. —Le encantaba el libro, pero quería que su mamá mantenga la exclusividad.

— ¿"Historia del demonio más dulce del mundo"? —barajeó otra opción que Luz negó con la cabeza. Eda tenía el estante de libros muy desordenado, podías encontrar libros de demonios y magia negra al lado de libros para repostería infantil—. ¡Ugh, Edalyn! Pero para robar si eres buena.

—Tía, ¿me puedes dar un poco de agua? —Estaba sudando mucho, pero aun así, no se quitaría su capa. La hacía sentir como una bruja poderosa.

—Claro. —Dejó de lado la gran pila de libros y se dirigió a la cocina por el pedido de la menor—. Uhmmm... ¿Qué tenemos aquí? 

Debajo de una taza a medio tomar, encontró un gran y colorido libro.

—Ese es el portavasos favorito de mami Eda.

—Este portavasos se titula, "La buena bruja Azura" —enseñó la portada de una bruja morena de cabello verde junto con una anciana con vestido color rojo.

— ¡Se parecen a mami y a mí! —chilló de emoción—. Seguro es la historia de una mamá bruja con su hija bruja.

—No lo creo, cariño. Las chicas son muy distintas físicamente —comentó sin pensar muy bien sus palabras—. Oh, guau... tiene un complejo trasfondo.

Mientras la mayor le daba una rápida leída al libro, Luz entendió lo que su tía dijo. Tenía razón, ambas mujeres en la portada eran muy distintas como para ser madre e hija.

Agarró unas de sus orejas, y la comparó con las de la morena bruja en la portada... eran iguales, pero muy diferentes a las de su tía u otra bruja que ella haya conocido, ya sea en la calles o en las novelas que su miraban en la bola de cristal.

—Tía, ¿por qué no nos parecemos tú y yo? —A la mayor se le cayó el libro tras tan repentina pregunta.

—Eso es fácil, porque no soy tu mamá, soy tu tía. Y aunque la biología diga que...

—Pero tampoco me parezco a mamá —interrumpió la pequeña—, ¿por qué? ¿Eso es algo malo? O, ¿yo soy una niña mala?

Si una excusa no funcionaba, tal vez sí lo haría una buena distracción.

— ¡Mira, es hora de tu merienda! —señaló al gran reloj encima de la chimenea—. ¿Quieres un vaso de leche deslactosada?

—Pero no debo tomar leche antes de la cena. —Su mamá siempre le dijo que eso le provocaría pesadillas o dolores estomacales.

—Estarás bien; además, habrá galletas. —Un chantaje servirían definitivamente para disuadir el tema.

— ¡Galletas! —La cuarta cosa que Luz más ama en el mundo.

Pasaron veinte minutos desde la pregunta de Luz. Para que se olvide del parentesco con su madre, tuvo que servirle leche con galletas, sin mencionar que distraerla con un programa infantil en la bola de cristal.

Lilith estaba segura qué se había librado de una incómoda situación; sin embargo, no contaba con...

—Soy muy distinta a mamá —balbuceó Luz al aire de la nada. El azúcar de las galletas reactivó sus neuronas.

Ahora no tenía manera de evitar el tema, Luz no se callaría hasta recibir una respuesta.

—Ella es muy alta, tiene cabello naranja, piel muy blanca... orejas puntiagudas —enumeraba con sus pequeñas manitos llenas de migajas—. Mami es muy bonita... y yo soy muy fea. Tal vez por eso no quiere que salga, porque asustaría a todo el mundo con mi fealdad...

—No vuelvas a decir eso —regañó Lilith jalando uno de sus cachetes como forma de advertencia—. Esos no son pensamientos sanos de tu parte, jovencita.

—Pero... pero eso es lo que yo pienso. Yo y mis feas orejas.

Tenía los ojos llorosos, y una entrecortada respiración al mismo tiempo que se cubría tímidamente el rostro con su capa-manta de niña buena. El tacto y calor le hacía sentir como si su mamá la abrazara.

—Querida... —No soportó ver a la menor en ese estado, así que la sentó en su regazo para limpiar su lágrimas mientras encendía su modo maternal—. A ver... tienes un lindo cabello marrón. —Con ayuda de un hechizo, peinó el cabello de la menor—. Lindos ojitos color chocolates, un hermoso y acanelado tono de piel... y unas hermosas orejitas

Con otro hechizo, invocó un espejo, y cambió la forma de sus orejas hasta hacerlas iguales a las de Luz.

— ¿Lo ves? A mí me gustaría tener unas orejas como las tuyas, Luz.

— ¿De verdad?

Luz infló tiernamente sus cachetes, agradecida y apenada por las bonitas palabras de su tía.

—Recuerda, eres muy bonita. Lamentablemente no puedes salir libremente porque... —Lo mismo que siempre le repetían—. Lo siento. Entenderás mejor las cosas cuando crezcas.

—Oh... 

Tras esas palabras, Luz se comenzó a sentir un poco mejor con respecto a lo que la hacía diferente con los demás, pero aún tenía una duda que daba vueltas en su cabeza.

— ¡Un momento! Eso no responde mi pregunta de porque no me parezco a ma... —De la nada, un inmenso sueño comenzó a invadirla—. Estoy muy cansada...

— ¿Quieres dormir, Luz? —La menor a duras penas y pudo asentir con su cabeza antes de caer rendida boca abajo en el sofá—. Lo siento... pero no soy la indicada para decirte la verdad.

Hechizo de sueño, infalible para situaciones incómodas.

Eda en el mundo humano.

Más de dos horas de búsqueda en la biblioteca, Eda a duras penas encontró cinco libros de magia humana, poco ortodoxos o serio, pero de magia al y al cabo. Pudo retirarse, pero sentía que su misión no estaría completa sin hallar libros de anatomía humana, aunque era un lugar tan grande que encontrarlos se le complicaba.

— ¡Hey, yo te conozco! —exclamó. Eda agarró el primer libro que vio de la sección fantasía por la que pasaba—. La secuela de mi portavasos favorito, pero... creo que debo dejar de usarlo como tal y llevarlo a nuestra biblioteca. Hpmg. Puede ser también un regalo para fomentarle más lectura a mi niña

— ¿Niña? —interrogó alguien detrás de ella—. ¿Has visto una niña?

— ¡Oye! —Con ayuda de su bastón, golpeó a la extraña, tumbándola al suelo tras semejante susto—. Rayos... Lo siento. —Eda ofreció su mano para ayudarla a reincorporarse—. Eso te pasa por asustarme. No soy una sorda anciana para que me grites. 

Su edad apenas sobrepasaba de treinta años.

—Oh... Fue mi error —disculpó la morena, señorita de lentes y desordenado cabello.

— ¿Se te apetece algo? —preguntó, confundida por la actitud y vestimenta de la morena frente a ella—. ¿Por qué andas en esos trapos?

—Soy estudiante de enfermería. Solo he venido por un libro de anatomía.

Justo lo que la bruja buscaba.

— ¿Por casualidad me puedes decir dónde encontrar uno de esos? —La morena asintió, entregándole un papelito con el número de la sección a donde debía ir—. Gracias, lin...

—Escuché que tenías una niña —interrumpió con un gran pesar.

—Uhmmm... sí. 

La chica sujetó su brazo, forzando un fuerte agarre del que aunque podía liberarse con un hechizo, Eda no deseaba levantar sospechas o lastimar accidentalmente a la humana.

—Yo también fui madre en algún punto, pero... alguien me separó de ella —contó entre pausas. El agarre que ella tenía en Eda se aligeró, suficiente como para que la bruja zafara sin lastimarla.

—Oh... —Esas palabras la conmovieron hasta lo más profundo de su corazón—. Lamento... Lamento escuchar eso. Si alguien llegara arrebatarme a mi niña... 

—Mija... —susurró, para posteriormente dar un pesado suspiro—. Estoy segura que le hubiera encantado la saga de libros que tienes en tu mano—. De su mochila, sacó la continuación, el segundo tomo donde en la portada resaltaba el título de "La buena bruja Azura Vol.2" —. Ten, podrías usar esta copia como nuevo portavasos.

—Hey, gracias. No es el libro que te pedí, pero me servirá. 

Eda aceptó gustosamente, a pesar de no hallarle otra utilidad que volverlo leña para su chimenea.

— ¡Mami, volviste! —exclamó la pequeña, corriendo con sus brazos extendidos hacia la puerta con ojo que apareció frente a ella.

—No le digas que comiste galletas —susurró Lilith con temor, Luz guiñó un ojo en señal de complicidad.

—Mi cielo, ¿te portaste bien? —preguntó Eda, cargando a la menor.

—Sí, y tía Lilith me dio galletas. —Todo el mundo se quedó callado unos segundos; Lilith sobre todo quería desaparecer—. Ahora me duele la pancita. Espera un momento... Ups. 

—Ay... Luego te revisaré. Ve a lavarte los dientes, debo hablar seriamente con tu tía. 

Luz asintió alegremente, yendo a la escaleras con dirección al baño.

—Edalyn... —Debía decir lo que vivió con la menor, aparte de excusarse con el tema de las galletas.

— ¿Por qué le diste galletas antes de la cena? Sabes muy bien que eso le da dolor de estómago —interrogó Eda súper confundida, su hermana nunca cometería una equivocación tan básica.

—Entré en pánico. Me estuvo preguntando acerca de nuestro parecido —explicó Lilith.

—Claro que ustedes no se parecen, no eres su mamá.

—Tú tampoco —expresó, para ligera molestia de su hermanita—. O sea, biológicamente hablando.

—Ya entendí. 

Eda se olía a donde llegaría la conversación, y no le gustaba.

—El punto es que... no debes seguir con esto. A esta edad puede que asimile mejor el hecho de que es una humana y NO una bruja.

Les seré sincero... escribir e imaginarme a Luz bebé me da mil años de vida <3

Me olvidé mencionar las edades al inicio de la historia

Camila: 20
Eda: 26
Lilith: 28

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